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MIENTRAS ESPERAN EL DINERO DURANTE TRES AÑOS, LOS PROYECTOS DEJAN DE SER INNOVADORES, LOS EQUIPOS SE DESARTICULAN...
Por falta de recursos, se complica investigación en ciencia y tecnología
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Ingeniero Rafael Canetti y doctor Rafael Radi. Mientras la Unión Europea destina 2% de su producto bruto a este rubro, Uruguay dedica menos recursos que Haití: 0,25%. Los fondos han sido recortados en el Presupuesto Nacional (en algunos casos hasta 60%), y lo que se mantuvo tampoco se está entregando. Hay proyectos aprobados desde 2001 que no se están ejecutando, que recibieron fondos para equipamiento pero no para sueldos: se dispone de equipos pero no de los científicos para que investiguen. Los mensajes del Poder Ejecutivo son contradictorios.
EN PERSPECTIVA
Lunes 17.11.03, 08.50.
EMILIANO COTELO:
Vamos a ocuparnos de uno de esos círculos viciosos que caracterizan a Uruguay
Para afirmar un desarrollo sustentable, un país como el nuestro debe invertir en ciencia y tecnología. Nunca hemos invertido suficiente, pero además, cuando la recaudación se complica la investigación en ciencia y tecnología es de lo primero que recortamos en el Presupuesto Nacional. Y no sólo eso: después ni siquiera se libera el dinero de esos rubros recortados.
Casualmente eso es lo que está pasando hoy, con atrasos de uno y dos años que implican que algunos programas estén lisa y llanamente paralizados. La comunidad científica uruguaya está muy preocupada y viene realizando gestiones a distintos niveles.
Nos acompañan esta mañana Rafael Canetti, ingeniero en Electrónica, profesor grado 5 y jefe del Departamento de Control y Electrónica Industrial, en el Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, y Rafael Radi, doctor en Biología y en Medicina, investigador grado 5 en las Áreas de Biología y Química del Pedeciba, que desempeña sus actividades en el Laboratorio de Oncología Básica del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Ambos son miembros de la delegación de la Universidad de la República al Consejo Nacional de Ciencia, Innovación y Tecnología (Conicyt).
¿De qué hablamos cuando hablamos de investigación en ciencia y tecnología?
RAFAEL CANETTI:
Hablamos de actividades de estudio en profundidad a diversos niveles, desde investigación en fundamentos, estudio en los elementos más básicos de las disciplinas, hasta la investigación más aplicada a ejemplos concretos, ya sea problemas de salud, de la producción, sean problemas de matemática como problemas electrónicos.
EC - ¿Podemos mostrar algunos ejemplos específicos, tanto de investigación en ciencia básica como de cuestiones más directamente relacionadas con la producción, por ejemplo?
RC - Se me ocurren algunos ejemplos muy variados; a Rafael Radi se le van a ocurrir muchos otros. Desde el estudio de problemas de sistemas dinámicos, problemas teóricos, ergodicidad, problemas de billares, problemas de caos, como son los que estudian matemáticos del Instituto de Matemática y Estadística Rafael Laguardia , hasta problemas vinculados, por ejemplo, a la producción de energía, como son los que estudian en Mecánica de los Fluidos, en Ingeniería Eléctrica, en la Facultad de Ingeniería; recordar estudios que se han hecho en el país vinculados a la mejora de la eficiencia de la producción de energía eléctrica en represas hidroeléctricas.
EC - Más en general, ¿cuál es la utilidad de este tipo de investigación para un país como Uruguay?
RC - No puede haber una visión mecanicista e inmediatista en esto. El efecto de la investigación es multivariado y se expresa en niveles muy distintos, incluso algunos inimaginables o por lo menos que a uno no se le ocurren en una primera instancia.
La investigación es necesaria para muchas cosas. En primer lugar para poder abordar con solvencia problemas de interés nacional, pero también para poder mantener la calidad de los recursos humanos que actúan en la educación, por ejemplo.
EC - ¿Cómo es esto?
RC - Por ejemplo, una universidad no se define como un mero transmisor de conocimiento; en una universidad uno puede tener cursos, es una actividad cotidiana, pero tiene que tener generación de conocimientos. Si no hay generación de conocimientos, lo que se transmite es letra muerta en un papel, sin vida, sin riqueza. Lo que caracteriza a una universidad es, al mismo tiempo que la transmisión del conocimiento, la producción del mismo y el estudio de problemas de interés nacional. La existencia de recursos humanos altamente calificados es uno de los pilares más importantes en el sistema educativo, ya sea en universidades o en enseñanza secundaria. Para lograr eso uno tiene que tener también una pirámide de producción de esos recursos humanos, la cual tiene que contar con productores de conocimiento.
EC - Hasta ahora ha estado hablando básicamente Canetti; Rafael Radi, ¿cuál es la relación entre investigación en ciencia y tecnología y el desarrollo?
RAFAEL RADI:
El desarrollo se puede plantear en términos de desarrollo humano, social, económico. Si circunscribimos la discusión al área salud, que es en la que nos manejamos nosotros, lo que a la población le interesa es tener médicos y personal de la salud en general solventes, actualizados, con capacidad de resolver problemas complejos. En ese sentido, desde la Facultad y desde los proyectos de investigación que se desarrollan, se cumple con un doble objetivo: por un lado la producción del conocimiento científico que permite la profundización y el estudio de problemas relacionados con el proceso salud - enfermedad que logran que estos profesionales estén más cerca del conocimiento de frontera, y por otro lado en la enseñanza del pre y el posgrado y en las tesis doctorales de los jóvenes médicos, logramos a través de estas herramientas profesionales un nivel de capacitación más allá de lo que podría dar una enseñanza ortodoxa de la medicina, sin laboratorios de investigación detrás.
Para dar el ejemplo de la salud, la salud consume el 11 por ciento del PBI. Hay un acuerdo a nivel internacional, con el cual el país está en déficit. La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que por lo menos el 2 por ciento del gasto total de un país en salud debe ser reinvertido en investigación y desarrollo para que el sistema de autopiense, se retroalimente y permita llegar a lo que se denomina eficiencia en salud, es decir la utilización óptima de los recursos de que se dispone con los mejores resultados. En eso el país está en déficit.
EC - Ustedes deben haber escuchado esta pregunta mil veces, pero ya que estamos situando el tema viene bien plantearla una vez más. Más de un oyente puede pensar: en un país con recursos escasos como el nuestro capaz que la investigación es un lujo; podemos basarnos en la investigación que se hace fuera de fronteras; seguramente habrá mayores recursos, más dinero en países del hemisferio norte para trabajar en estas áreas; compremos conocimiento en el exterior.
¿Qué responden ustedes a ese tipo de opiniones?
RR - Esa posición ha surgido incluso de algunos estratos del poder político en años anteriores. Es una posición absolutamente peligrosa, que consolida la dependencia no sólo económica sino cultural del país, porque la falta de desarrollo de recursos humanos altamente calificados impide decidir bien qué tecnologías nuevas se incorporan al país, impide el desarrollo eficiente de un sistema. Uno podría imaginarse que uno de los componentes de las grandes ineficiencias del sistema de salud en Uruguay –al menos es una de las hipótesis que manejamos desde la Facultad– es la aún poca e incipiente intervención de la investigación científica y tecnológica en el área.
Uno podría plantearse un escenario donde un porcentaje importante de los recursos que se están utilizando no está utilizado con la máxima eficiencia porque se carece de una metodología de trabajo y de protocolos de investigación que permitan una auditoría permanente del sistema. Esto está bien estudiado por la OMS, y es así que ésta define ese porcentaje de por lo menos un 2 por ciento del gasto neto en salud retroalimentando al sistema para que se autopiense y desarrolle sus productos y tecnologías. Ya no se trata de un tema de comprar la tecnología sino de cómo se hace para comprarla y aplicarla. Si no tenemos esos recursos endógenos eso no se compra, por lo tanto vamos a tener, y tenemos muchas veces, una cantidad de equipamiento mal usado, poco usado, ineficientemente usado.
EC - Más allá de que, ya que estamos en el terreno de la medicina, supongo que hay problemas específicamente uruguayos, quizás incluso enfermedades que requieren un estudio particular aquí en nuestro país.
RR - Sin duda; de hecho el Laboratorio de Oncología Básica y Biología Molecular, donde nos desempeñamos, que funciona desde 1990, congrega un grupo importante de investigadores que ataca problemas que tienen que ver con las bases fundamentales del desarrollo de patologías degenerativas, entre ellas el cáncer, y en el hospital universitario hay distintos grupos que trabajan a través de la investigación oncológica –de muy nivel, por cierto– que es una de las causas de muerte más importantes en el país.
Hay un polo de desarrollo muy importante de investigación de lo cardiovascular; las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte y hay un excelente nivel, o al menos una excelente base para el estudio en profundidad de estos problemas, como también en el área neurodegenerativa, que es otro de los problemas que enfrenta una población que envejece, como la uruguaya. Tanto el Instituto Clemente Estable con toda el Área de Neurobiología, como el Instituto de Neurología de la Facultad, ofrecen posibilidades para un desarrollo muy intenso de estas áreas de investigación médica que son, además, las que se están en curso en los países en desarrollo.
***
EC - ¿Cómo estamos en Uruguay en estos rubros en nuestro país en comparación con el contexto internacional?
RC - Muy mal. A nivel internacional, por ejemplo la Unión Europea hoy está en el eje del 2 por ciento de su PBI para inversiones en investigación y desarrollo, con una proyección y una decisión para la próxima década de llegar al 3 por ciento. En la región, los casos más exitosos son Brasil y en cierta forma Argentina, que se acercan al 0,8 o 0,9 por ciento, y Uruguay está prácticamente después de Haití en la cota inferior, en la zona del 0,2 a 0,25 por ciento del PBI.
EC - 0,2 por ciento del PBI.
RC - Exactamente; esos son los números. Las hipótesis optimistas hablan de 0,3 por ciento y las menos optimistas 0,2 por ciento; nosotros hablamos de 0,25 por ciento del PBI.
Me permito citar un documento que acaba de suscribir y firmar Uruguay los días 22 y 23 de setiembre de este año en la reunión preparatoria de la Cumbre Iberoamericana de los Jefes de Estado y de Gobierno que acaba de transcurrir. En el documento, firmado por los ministros de Ciencia y Tecnología de Iberoamérica en Madrid, entre ellos por nuestro ministro de Educación y Cultura, se plantea como objetivo necesario y deseable –en el punto 2 de la resolución– aumentar la inversión en ciencia, tecnología e innovación en nuestros países en el orden del 0,1 por ciento del PBI por año para que, como mínimo, nuestros países alcancen el 1 por ciento del PBI.
EC - Está claro que nos encontramos en una situación desventajosa en comparación no sólo con los países desarrollados, sino incluso los de nuestra propia región. Pero lo que ustedes vienen a plantear hoy ni siquiera es ese número, ni siquiera es la preocupación por ese número. Ustedes vienen a informar que esos números tampoco se están cumpliendo, que esas cifras no están disponibles efectivamente para los trabajos de investigación. Vamos a ver por qué.
En un rápido resumen, ¿cuáles son los instrumentos de apoyo que tiene hoy la investigación científica, que están pasando por las dificultades que son el tema de esta charla?
RC - Básicamente los fondos concursables para apoyo a la investigación científica y tecnológica.
EC - ¿Qué son los fondos concursables?
RC - Son fondos que el país se ha dado, después de largos trabajos, de manera que los distintos grupos puedan solicitar apoyo para realizar sus trabajos de investigación, para lo cual compiten, concursan en calidad entre sí. Esos fondos son muy restrictivos, muy limitados, como es de imaginar; algunos tienen un porcentaje de rechazo del orden del 80 por ciento, a veces más, simplemente por el hecho de que la demanda es mucho mayor de los proyectos que pueden apoyar.
EC - ¿Algún ejemplo de uno de esos fondos?
RC - Los fondos que actualmente están disponibles son: el Fondo Clemente Estable (FCE), que es resultado de una ley; el Fondo Nacional de Investigadores (FNI); y el Programa de Desarrollo Tecnológico (PDT), financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con contrapartida nacional.
Esos tres fondos concursables tienen instrumentos distintos para distintos tipos de investigación: el FNI es un estímulo a los investigadores; el FCE es un fondo concursable de proyectos de investigación; y el PDT tiene distintos componentes, uno de becas, uno de proyectos de investigación en áreas de oportunidad para el país y uno de investigación fundamental.
El problema es que esos fondos no sólo han sido recortados debido a la crisis del país, sufriendo los recortes de todo el Presupuesto Nacional –recortes que en algunos casos llegan al 60 por ciento–, sino que además lo poco que se había mantenido, que no había sido recortado, no se está pagando.
EC - Vamos por partes. ¿De dónde vienen los dineros para estos fondos?
RC - Los dineros son de distinto origen. El PDT tiene dos componentes, tiene un aporte del BID, que obviamente después es deuda nacional, y una contrapartida nacional; el FCE es parte del Presupuesto Nacional, es el resultado de una ley; y el FNI también es parte del Presupuesto Nacional, resultado de una ley.
EC - En los tres ejemplos que estamos comentando, la parte que corresponde a aportes de Rentas Generales del Estado uruguayo tuvo que ser recortada hace poco tiempo, en medio de las serias dificultades por las que ha estado atravesando la economía del país. Ustedes hablaban de recortes ¿de qué orden?
RC - En algunos casos del 60 por ciento.
EC - ¿En cuánto dinero han quedado esos fondos en teoría? Es bueno hablar no sólo de porcentajes sino de cifras absolutas. ¿Cuánta terminaba siendo la plata que había para estos fondos?
RR - Antes de los recortes en el entorno de los 3 millones de dólares; estamos desde la segunda parte de 2001 a la fecha. No parece una cifra demasiado excesiva, colegas nuestros muchas veces nos preguntan si no le erramos en algún cero cuando les decimos cuánto es.
EC - Estamos hablando de que para dos años el dinero era 3 millones de dólares.
RR - Era.
EC – Pero se recortó.
RR - Exactamente. De acuerdo a los datos que tenemos ahora, provistos por el propio Ministerio de Educación y Cultura, estamos en la zona de 1,3 o 1,4 millones de dólares para todo el sistema. Por supuesto que estamos hablando de cifras de subsistencia mínima, estamos en el límite inferior de la línea de pobreza, por decirlo de alguna forma. El sistema científico y tecnológico uruguayo básicamente está en default.
EC - El problema es que esa última cifra que ustedes manejaron tampoco se está ejecutando.
RR - Tampoco. Quisiera leer una nota que le manda el doctor Leonardo Guzmán al ministro de Economía y Finanzas (puedo hacerlo porque fue repartida en una sesión del Conicyt): “Resulta abochornante que debido al atraso en implementarlos no se hayan iniciado aún proyectos que datan del año 2001”. Esto está fechado en Montevideo, el 3 de setiembre de 2003, firmado por el ministro de Educación y Cultura y dirigido al ministro de Economía y Finanzas.
No entendemos muy bien cuál es la interna, no es un tema nuestro; sabemos que excepto aquellos grupos que contamos con financiación internacional –que afortunadamente es el caso casualmente de Canetti y el nuestro–, el resto de los grupos de investigación del país está paralizado porque desde la segunda parte de 2001 no hay desembolsos. No hay forma de hacer funcionar los equipos de investigación, con todas las consecuencias que ello tiene para el país.
EC - Eso iba a preguntarles, porque estamos concentrando la atención en estos fondos concursables. ¿Es el único problema en cuanto a recursos para investigación en ciencia y tecnología, o aparecen carencias también en otros lados de los presupuestos en este rubro?
RC - Hay carencias básicas; las más importantes seguramente se refieren al pobre financiamiento de las instituciones que hacen investigación y desarrollo. En este país no son muchas –la Universidad de la República, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, institutos vinculados a distintos ministerios, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias–, tienen diversas realidades, pero aquellas que reciben sus fondos fundamentalmente de Rentas Generales, del Presupuesto Nacional, tienen un problema de financiamiento serio, cuyo exponente más importante son los salarios. El grueso de los investigadores es gente que ha estudiado grado, posgrado, que ha competido por la posición que ocupa, pero principalmente cada uno, dos, cuatro o cinco años, dependiendo del cargo que ocupa, es juzgado por la actividad que ha realizado y en función de eso se decide la renovación de su cargo o no. Uno está permanentemente sometido a un juicio sobre la actividad que desarrolla, lo cual nos parece muy bien.
EC - Esos investigadores, con ese régimen de trabajo y ese tipo de formación que usted describe, terminan teniendo, ¿retribuciones de qué orden?
RC - De entre 6.000 y 15.000 pesos, dependiendo del tipo de cargo. Como se dará cuenta, no se corresponden la formación y el tipo de exigencia con las remuneraciones que reciben. Esta es una cosa de base, el mal financiamiento de las instituciones de educación y de las instituciones que hacen investigación; a esto se agrega que los escasos apoyos que había…
EC - De eso estamos hablando: los fondos concursables, que son refuerzos para esa tarea de investigación, están pasando por este otro tipo de inconvenientes.
RC - Ese tipo de apoyos básicamente tiende a resolver problemas como aquella clase de equipamientos menores –porque los fondos tampoco son muy importantes–, pero necesarios, imprescindibles para hacer la investigación, el gasto de fungibles necesarios y los salarios de ayudantes o colaboradores que se incorporen, sabiendo que esta es la vía principal por la cual nuevos jóvenes se incorporan a la investigación, se van formando y desarrollan su actividad inicial.
***
EC - ¿Qué consecuencias implica para la investigación en ciencia y tecnología en nuestro país el hecho de que estos fondos concursables tengan los atrasos que hoy tienen, a partir de cifras ya recortadas? Recordemos los números; ¿cuánto dinero era para el período 2001-2003?
RR - Antes de los recortes estábamos en el entorno de los 3 millones de dólares.
EC - ¿Con los recortes?
RR - Un poco menos de 1,5 millones.
EC - ¿Cuánto ha estado disponible efectivamente?
RR - Eso es lo que se adeuda a la fecha.
EC - ¿Qué impacto tiene esto en ese tipo de proyectos de investigación relacionados con los fondos concursables?
RR - En primer lugar quiero hacer notar que cuando uno plantea un proyecto de investigación (para un concurso se plantean 250 preproyectos y se terminan financiando 15, con un proceso de competencia muy fuerte con evaluación internacional), esos 15 que ganaron han planteado una propuesta innovadora, original, de frontera de conocimiento. Este proceso de plantear el proyecto, su evaluación y adjudicación consume de nueve meses a un año. El equipo ganó, un año después de haber tenido la idea inicial tiene la posibilidad de empezar a ejecutar esas ideas originales. Pero las ideas originales lo son durante un tiempo, es muy difícil sostener originalidad en forma perpetua, porque hay muchos otros equipos en muchas otras partes del mundo que también tienen buenas ideas, por lo tanto el hecho de la originalidad es una ventana en el tiempo. Esa ventana en el tiempo, si un proyecto se financia en 2001 y en 2003 todavía ni siquiera se empezó a ejecutar la originalidad seguramente ya se fue, el equipo se está desarmando, se desarmó, y eventualmente si esos fondos en algún momento llegan, el grupo de investigación, lo que quede de él, hará alguna cosa, pero seguramente no la que dijo que iba a hacer hace tres años; y tampoco hay forma de evaluarlo. Se distorsiona absolutamente todo.
EC - Es una consecuencia particularmente gráfica; ¿podemos llevarla a un ejemplo concreto?
RC - Se me ocurre un investigador que tengo en la oficina al lado de donde yo trabajo. Esta persona presentó un proyecto de investigación en performance de redes de comunicación de comunicación de datos en áreas que se uno se imagina como Internet, etcétera, comunicación de datos entre computadoras, un proyecto que a mí me resultó muy interesante porque combina el trabajo de gente del área de las telecomunicaciones, de teoría de información, y matemáticos, trabajando sobre problemas de actualidad muy importantes en los cuales tener know-how en el país es crucial. Cuando se escribió el proyecto, que debe haber sido por el año 2001, se presentó al FCE, fue aprobado para financiamiento, es decir que ganó el concurso, y al día de hoy estas personas no han podido empezar su trabajo. Uno se pregunta cosas como las que se planteaba Radi recién: qué pasa con la originalidad del proyecto, ¿vale la pena o no empezar el trabajo?
Pero pasan cosas mucho peores todavía. Estas personas, al haber ganado un proyecto no pueden presentarse a otros fondos concursables porque supuestamente ya tienen financiamiento para su actividad de investigación, por lo tanto se les impide presentarse a otras fuentes de financiamiento. El equipo de jóvenes que se iban a incorporar a este trabajo, jóvenes matemáticos que se van a formar en problemas de matemática aplicada, bastante interesantes, a nuestra realidad, habrán tenido que tomar decisiones sobre sus vidas, la gente no puede esperar uno, dos, tres años en stand-by a ver qué va a pasar con su actividad de investigación; supongo que se habrán reorientado hacia otras cosas. Entonces, dos o tres años después, ¿vale la pena iniciar el proyecto de investigación? ¿Cómo se miden las consecuencias de no haber empezado? Además del mensaje negativo que se trasmite a la comunidad científica, en especial a los jóvenes que ven que eso no es una perspectiva de vida.
EC - ¿Otras consecuencias de esta parálisis debida a la falta de recursos que tienen que venir de Rentas Generales?
RR - Nombraría dos más. Por un lado yo planteaba que la Unión Europea, por ejemplo, y Estados Unidos también y Japón también, pero la Unión Económica en particular que son los números más actuales, se plantea un crecimiento en la inversión en investigación y desarrollo en los próximos 10 años; ya tienen hasta el número de científicos que van a necesitar importar, ese número existe, son varios cientos de miles.
Por un lado tenemos las fuerzas centrífugas nuestras que expulsan a nuestros mejores jóvenes investigadores, y las fuerzas centrípetas desde el primer mundo que los van a captar, y en particular están muy interesadas en la formación de la gente de la región, por motivos culturales, de formación; es excelente tener un investigador joven uruguayo o argentino. Entonces tenemos un doble problema: nosotros que no los retenemos, y el primer mundo que ávidamente los capta y ya sabe cuántos van a necesitar. Eso es dramático.
Debo decir que se plantea que a nivel del primer mundo el 1 por ciento de la población activa trabaja en investigación, y que alrededor de 4 o 5 por ciento tiene que ver o está en relación con las áreas tecnológicas. En Uruguay, si uno extrapola esos números, deberíamos tener 15.000 investigadores y 60.000 personas vinculadas a sectores tecnológicos; estamos por lo menos un orden de magnitud más abajo, se calcula que el número de investigadores uruguayos full-time no es muy superior a 1.200. Faltan muchos investigadores y ni siquiera tenemos capacidad de captar los pocos que tenemos. Ese es un primer elemento.
El segundo elemento es la obsolescencia del equipamiento. La última vez que se compró equipamiento importante, multiuso y multiinstitucional en el país fue en los años 1999-2000, con los últimos dineros del Conicyt - BID I, entonces la plataforma de infraestructura más importante y pesada de las nuevas tecnologías está obsoleta por tres años, lo que también hace a la posibilidad de hacer investigación de frontera.
EC - Estamos hablando de 1,5 millón de dólares. Ese es el reclamo.
RC – Piso, piso, piso.
RR - Sí, ese es el reclamo, de la línea de los marginales de la investigación científica en América Latina.
EC - ¿No hay manera de que esto se desbloquee? ¿Qué ha pasado con las gestiones que ustedes han hecho ante el Parlamento, ante el Poder Ejecutivo?
RC - Recibimos mensajes muy contradictorios. Por un lado todo el mundo afirma que la ciencia y la tecnología son cruciales para encarar el futuro, pero por otro lado las cosas no se hacen, los dineros no aparecen, las acciones no se toman. Todos los miembros de las delegaciones que actúan dentro del Conicyt se manifiestan abiertamente por la existencia de estos fondos y su promoción, incluso por la existencia de políticas de Estado en este sentido. Sin embargo los resultados no aparecen. El ministro de Educación asegura que se van a liberar y se abren todos los fondos para investigación en ciencia y tecnología, pero las señales que da el Poder Ejecutivo son muy negativas, porque los fondos no aparecen. Es una situación un poco difícil, un tanto maquiavélica, porque por un lado todo el mundo afirma la necesidad del desarrollo científico y tecnológico, pero por otro se apuesta al peor de los atrasos.
EC - La última pregunta… Me cuesta hacerla, porque si estamos hablando de 1,5 millón de dólares es una pregunta un poco rara; pero los oyentes pueden pensar: ¿no hay otras fuentes de financiamiento, no tiene sentido pensar en que estas actividades se financien por fuera del Estado?
RR - Esas fuentes a nivel nacional son prácticamente inexistentes; a nivel internacional existen algunas, algunos grupos nacionales tienen apoyo, ya sea de fundaciones estadounidenses, europeas o japonesas, pero ahí estamos hablando de los cinco, seis, siete grupos más importantes del país, porque son fondos absolutamente restrictivos, muy difíciles de ganar, que compiten contra todo el resto del mundo. No son una solución consistente y además muchas de las agencias financiadoras internacionales exigen la contrapartida local. Por ejemplo, algo que no podemos lograr de financiación externa es construcción, infraestructura; se supone que eso tiene que darlo el propio país, que muestre interés. Hay algunas posibilidades de fondos internacionales, y con eso funcionan algunos de los grupos que hoy siguen funcionando en el país, pero en todos los países hay fondos nacionales que forman parte del presupuesto, y de hecho tenemos dos leyes nacionales votadas que no se están concretando en la práctica.
RC - Pongo un ejemplo. El PDT tiene una parte importante de fondos aportados por el BID; hay proyectos que se han aprobado y en principio han recibido dinero para gastos de equipamiento, pero no reciben el dinero para sueldos porque eso viene con la contrapartida nacional, que no se está aportando. Por lo tanto los proyectos no se pueden ejecutar; tienen dinero para comprar equipos, pero no para contratar jóvenes investigadores.
EC - Ustedes se han reunido ya con comisiones del Parlamento, con dirigentes políticos, han tenido diálogo con el ministro de Educación y Cultura que en primera instancia es el responsable de estos fondos; a su vez el doctor Guzmán traslada la inquietud, incluso el malestar al ministro de Economía y Finanzas... ¿Cómo siguen ahora los contactos? ¿Van a ir al ministro, al presidente de la República?
RR - Un grupo de científicos se reunió en la Facultad de Medicina hace diez días, elaboraron una nota que se está firmando para elevarla a la autoridad máxima del Poder Ejecutivo, el doctor Jorge Batlle; y por otra parte esa nota también se va a entregar a la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado. Nuestras gestiones están en ese sentido, entendemos que hay actores del sistema político que están sensibilizados. Es hasta ahí que podemos actuar. Estamos alertando y en definitiva será una responsabilidad de todos si esto colapsa y se derrumba.
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Carta de la Delegación de la Universidad de la República al Consejo Nacional de Ciencia, Innovación y Tecnología (CONICYT) a la Comunidad Científica de la Universidad de la República.
Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la República
El Nobel de Medicina 1998 y su relación con los científicos uruguayos. Entrevista con el doctor Rafael Radi. (21.10.98)
Ciclo Ciencia y Tecnología en Uruguay, coordinado por el investigador Ramón Méndez Galain
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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