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EL ESTADO MAS RICO Y POBLADO DE EEUU, LA QUINTA ECONOMÍA DEL MUNDO
California y un gobernador “de película”
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Politólogo Fernando López Alves: La consciencia imperial crece entre la población de EEUU. Sin embargo, la ciudadanía presta menos atención a los temas nacionales, y prefiere involucrarse en los asuntos internos de cada estado. En California, la decepción con el ex gobernador demócrata y un vacío en filas republicanas generaron espacio para que Arnold Schwarzenegger llegara al poder. Un "outsider", sin experiencia política, con el desafío de tejer alianzas con los demócratas que dominan el Congreso californiano.
EN PERSPECTIVA
Martes 18.11.03, 09.00.
EMILIANO COTELO:
En Estados Unidos, California tiene desde ayer un nuevo gobernador. El estado más rico del país tiene ahora un gobernador “de película”: un inmigrante austríaco, casado con una integrante del clan Kennedy, actor, empresario, multimillonario; un perfecto “outsider” del sistema político estadounidense. Estoy hablando de Arnold Schwarzenegger o “Terminator”.
¿Cómo llegó a gobernador? ¿Qué significa su triunfo en el actual panorama político de Estados Unidos? Vamos a averiguarlo en diálogo con Fernando López Alvez, politólogo uruguayo, nuestro corresponsal en Estados Unidos, que desde hace 25 años está radicado en ese país pero que ha pasado buena parte de ese tiempo, sin ir más lejos los últimos meses, en California justamente. No sólo eso; hace pocos días Fernando se entrevistó mano a mano con Schwarzenegger, en un encuentro del que trajo información que vale la pena compartir.
Aprovechando que estás en Montevideo me pareció muy oportuno en esta fecha en que Schwarzenegger se estrena como gobernador, tener tu testimonio personal, tus impresiones de primera mano.
Contanos dos o tres titulares. ¿Qué sensación te dejó Schwarzenegger?
FERNANDO LÓPEZ ALVES:
Contrariamente a lo que da su imagen en cuanto a carrera artística, como actor, etcétera, es una persona muy simpática, muy afable, diría que en cierto sentido si uno lo encuentra en la calle –y se olvida del físico– lo consideraría una persona bonachona, de buen humor, nada de mal carácter o temperamento; todo lo contrario.
EC - No es alguien que en cualquier momento puede fastidiarse y pegarte un buen golpe.
FLA - Espero que no. En la entrevista, por lo menos, en la hora y algo que tuvimos, no me pareció así.
EC - ¿Es un tipo inteligente?
FLA - Es un tipo astuto, que sabe dónde están sus intereses definitivamente, que ha invertido muy inteligentemente en el mercado de valores en un tiempo en que éste estaba muy mal. Sin embargo, invirtió muy bien.
EC - ¿Sabe de economía?
FLA - Sabe de economía.
EC - ¿Sabe de negociación?
FLA - De negociación política no mucho; de negociación, comercial sí.
EC - ¿Puede desempeñarse en política en un cargo tan relevante como gobernador del estado de California?
FLA - Eso depende mucho de la coalición que lo rodee.
EC - Pero ¿es un hombre flexible?
FLA - Sí, es un hombre flexible. De hecho lo que ha jugado en su campaña ha sido su flexibilidad; ha jugado más bien una carta de outsider, de una persona que está por encima de lo político o que incluso es apolítica, a pesar de una filiación con el Partido Republicano que menciona como una cosa accidental, como que hubiera podido postularse para gobernador independientemente del Partido Republicano. No lo creo así, pero él lo hace sonar como accidental.
Mucha gente considera que como es exitoso en los negocios –la vieja historia– puede ser exitoso como gobernador de California en una época en la cual el gobierno de California tiene un déficit enorme, el más grande de su historia.
Es una persona simpática en nuestros términos; sí un poco limitado en cuanto a entender las diferencias ideológicas entre los diferentes grupos políticos. Ahí está su limitación; hay un poco de limitación en cuanto a conocimiento de la historia del país, particularmente de la historia de California, algo que va a tener que solucionar en los próximos meses. Hay una falta de conciencia de cuál es el sentimiento del ciudadano promedio de California.
***
EC - Ubiquemos el contexto en el que se produjo el triunfo de Schwarzenegger en las elecciones para gobernador de California. Empecemos por algo mucho más general que tú nos comentabas estos días, fuera de micrófonos. Tú percibes que se está dando un cambio cultural en la sociedad estadounidense.
FLA - Claro, es un cambio cultural muy significativo que tiene que ver con lo siguiente. Desde América Latina, Asia, África, etcétera, siempre se vio a Estados Unidos como un imperio, eso es historia vieja. Pero en realidad un imperio que no estaba muy bien definido, estaba difuso y que no existía desde el punto de vista de los estadounidenses. Los estadounidenses nunca vieron a su país como un imperio.
El cambio cultural del que hablamos es que hay un vuelco hacia esa imagen imperial de Estados Unidos dentro de Estados Unidos por parte de la gran mayoría de la población.
EC - Tú dices que la población de Estados Unidos se asume como parte de un imperio.
FLA - Está empezando a asumirse así. No tengo un dato concreto, una encuesta de cuál es el porcentaje de la población, pero tengo datos concretos de que a nivel del liderazgo en el sector privado y en el sector público hay una conciencia cada vez mayor de que el área geográfica de Estados Unidos para administrar se ha expandido al globo y que la responsabilidad de lo que pasa en muchos lugares es de ellos, así como las culpas y los costos. Hay una especie de conciencia imperial naciente en este país, que no la tenía y que era ideológicamente contrario a tenerla.
EC - Eso no necesariamente implica que se comparta la política que el presidente Bush y su administración están siguiendo en esta materia.
FLA - Correcto, no significa que se comparta esa política. Hay un bombardeo en el discurso público, sobre todo partiendo de la Casa Blanca, que nos dice todos los días que la imposición de la democracia en el mundo es una de las metas mayores de la seguridad, que Estados Unidos tiene responsabilidades como árbitro en la política internacional, etcétera. Es un discurso de corte imperial en el sentido más lato de la palabra; podemos acotar connotaciones negativas o positivas la palabra imperial, pero de cualquier manera es la idea de que Estados Unidos no es un país, va más allá de ser país y es un árbitro de lo que pasa en el mundo. Eso sale de la Casa Blanca y ha filtrado a los niveles medios de la población y a la clase dirigente.
No era así en la época de Clinton. Clinton hablaba de un mundo que Estados Unidos tenía el papel de ordenarlo, pero hablaba tanto de los aliados como de Estados Unidos; había, por supuesto, una política imperial, pero no se hablaba así. La Casa Blanca ha cambiado el discurso en los últimos años, con los atentados de setiembre y las guerras que hemos tenido; ya hace 15, 20 años que Estados Unidos está en guerra con alguien, constantemente.
EC - ¿Qué impacto tiene ese cambio cultural en la actividad cívica de los estadounidenses?
FLA - Uno de los primeros impactos que estamos midiendo –tengo algunos datos interesantes– señalan que hay un vuelco más hacia lo local, hacia el interés por los asuntos locales y a participar más en las elecciones de las autoridades locales.
EC - ¿A qué te refieres cuando dices “local”?
FLA - Me refiero a los consejos ciudadanos, a las intendencias como las llamamos en Uruguay, a la elección de los jueces, incluso a la elección de gobernadores –que últimamente han sido mucho más votadas que en el pasado–, a “milagros” como el plebiscito que puso a Schwarzenegger en el poder en California.
EC - ¿Cuál es la relación entre una cosa y la otra; por qué esa conciencia imperial tiene como consecuencia un mayor interés, una mayor participación de los ciudadanos en los asuntos más cercanos, en los gobiernos más pequeños a los que están relacionados?
FLA - Siempre habíamos visto –hay una tendencia histórica en Estados Unidos– que hay una muy baja participación del votante, pero sobre todo había una tendencia histórica a creer que los asuntos del gobierno federal son un poco más lejanos que los asuntos de los gobiernos del estado miembro, como California, Texas, etcétera. Siempre hubo una tendencia en ese sentido, pero cuando venía la elección presidencial, la elección de gobernadores y de jueces tú veías que la diferencia no era tan notoria entre el porcentaje de gente que participaba en una y otra.
EC - ¿En qué orden estaba?
FLA - Para la elección de la presidencia del gobierno federal, del presidente de la Nación, había una participación alta, de un 18-20 por ciento de los votantes.
EC - Es impresionante que eso sea “alto”. ¿Y en las elecciones locales?
FLA - En las elecciones locales se daba un 14 por ciento; y los jueces tenían un poquito menos. La que tenía menos era la gente que se sienta en los consejos locales, de la intendencia local.
EC - Tú dices que se está dando un cambio; ¿en cuánto está hoy el porcentaje de participación en esas votaciones locales?
FLA - Por primera vez hemos visto que hay gente que se postula y hace una campaña bastante agresiva en cuanto a esos puestos de las intendencias pequeñas, de las municipalidades pequeñas. Allí estamos hablando de un 22-23 por ciento de participación en los últimos cuatro años, más o menos. La elección presidencial sigue más o menos igual, aunque la última estuvo un poquito más alta.
EC - ¿Cómo se interpreta esa tendencia?
FLA - Pensamos –no soy el único– que tiene que ver un poco con que el votante común no entiende, o entiende pero no le importa, o entiende pero no lo digiere, el asunto del panorama internacional que parecería ser el destino de su país. Hay una reacción a pensar que el destino del país se juega en lo internacional, y el votante empezó a demostrar que lo que le interesa es el destino del país jugado en lo local. Esa tendencia es clara en las encuestas, los votantes dicen: “¿A mí qué me importa lo que pasa en Irak? Lo único que me interesa es que matan a 15 soldados por día; pero en el fondo lo que le pase al país no me importa; no me pregunte qué voto con respecto a estas cosas, no las entiendo muy bien”. Esto pasó con la intervención de Estados Unidos en Somalia; lo de Afganistán fue algo diferente porque se creía que realmente se estaba buscando a Bin Laden y Al Qaeda, y hubo un poco más de participación porque había un poco más de interés. Pero a esta altura pienso que en general, por las encuestas que tenemos –hay una encuesta Gallup de hace unos ocho, nueve días–hay un desinterés cada vez más grande por lo internacional, un decirle al gobierno: “No nos interesa más lo que pasa ahí, deja de gastar dinero en esto”...
EC - En cambio hay un interés por participar en otros niveles de gobierno en los que se cree que sí se puede incidir.
FLA - Claro.
EC - Esto abarca en particular a las gobernaciones de los estados. Tú incluyes en este fenómeno la moda de los impeachment.
FLA - Sí, exactamente.
EC - Aclaremos qué es el impeachment, porque es lo que acaba de ocurrir en California.
FLA - Es lo que acaba de ocurrir en California con el gobernador Gray Davies, que era anterior al que asumió ayer, Schwarzenegger.
EC - ¿Cómo funciona ese instrumento?
FLA - 14 estados de la Unión lo tienen en su Constitución, es un instrumento por el cual tú juntas un determinado número de firmas que varía de estado a estado, en el estado de California es muy bajo, son 312 firmas.
EC - ¡312 firmas! para un estado… ¿qué población tiene California?
FLA - En este momento la cifra oficial es de 53 millones; yo digo siempre 55 porque…
EC - Así que con 300 firmas basta para poner en marcha un mecanismo de remoción del gobernador…
FLA - Sí.
EC - …que consiste en someter a votación su permanencia.
FLA - Claro. El mecanismo es que con esas 312 firmas se puede proponer a la Corte de Justicia que haya un llamado de aprobación o no aprobación de esa iniciativa. Luego viene el llamado a la población, para el que necesitas más de 3.000 y pico de firmas, ahí sí se hace el impeachment, que es remover al gobernador que está en función, como en un plebiscito, sacarlo de su cargo y ya proponer un sustituto; en el mismo mecanismo del impeachment está sacar al gobernador vigente y proponer un sustituto; esos sustitutos son los que compiten a nivel electoral.
EC - ¿Se había utilizado ese instrumento antes?
FLA – No. Es la primera vez en la historia de los estados que tienen este mecanismo. Hay rumores de que en New Mexico quieren hacer lo mismo y hay todo un temor de que sea un mecanismo utilizado ahora sí por otros estados que no están satisfechos con el gobernador que tienen. Por un lado es muy lindo porque es el asunto de la democracia directa, los que están muy entusiasmados le llaman democracia directa y es verdad, es el poder de pueblo de decidir si la conducción del asunto del Estado va para el lado que ellos quieren o no. Pero por otro lado está el gasto que esto implica y la inestabilidad que le da al poder.
EC - El gasto que esto implica… Te refieres al propio costo de las campañas.
FLA - Claro, al costo de las campañas y al costo de tener que sustituir al gobierno en el medio de un período que ya se había fijado, con un presupuesto determinado y con una especie de mecanismo determinado de reemplazo de cuatro, cinco años; toda esa planificación se derrumba porque viene un nuevo gobernador que puede cambiar todo y puede hacerlo por otro término que también puede ser incierto en cuanto a que pueda quedarse en el poder todo su período.
EC - Schwarzenegger gastó 80 millones de dólares en su campaña para las elecciones internas republicanas. ¿Qué te parece?
***
EC – Hablabas de esta tendencia de los estadounidenses a participar más en los asuntos locales, y en ese contexto incluías este impeachment que terminó sacando al gobernador Davies y colocando en su lugar a Schwarzenegger. ¿Qué pasaba en Californa; por qué el descontento con la gestión de Davies?
FLA – Aquí hay varios elementos. Uno es la personalidad de Davies: es un hombre muy tímido, muy callado, una personalidad muy apagada… Por un lado tiene que ver con eso, una especie de decepción y una campaña que hizo Schwarzenegger de energía, de terminación (por lo de “terminator” y por su determinación)... Por un lado tiene que ver con eso, y los críticos han enfocado en eso.
Pero creo que la mayor razón de este impeachment y de su éxito tiene que ver con dos cosas: una Gray Davies heredó una California que todavía tenía un poco de recursos económicos; cuando llegó al poder no había superávit en el tesoro del estado pero sí recursos importantes. Y los gastó donde dijo que iba a gastarlos: en la educación, aumentó el número de maestros en las escuelas, trató de pagarla a los seguros médicos para que bajaran un poco las primas a los asociados, habló con la industria farmacéutica para una rebaja en los precios de los medicamentos de primera necesidad, etcétera, y le dio mucho dinero a estas cosas.
Pero de repente aparece la crisis de la energía, aparece la crisis de Enron, aparece la crisis de la industria de la computación, un par de años malos de cosecha en California. Eso se inunda en medio de un mar de caos, donde el gobernador se presenta con 87.000 millones de dólares de déficit. A esa altura todavía las cosas estaban mal pero no terrible, pero la única manera de compensar era subir algunos impuestos –había dicho que no los iba a subir–, entre ellos el impuesto a la gasolina y la patente de autos. Eso fue terrible porque en California cada familia tiene dos autos, por lo menos, o tres. Eso empezó una especie de descontento, de desazón y una campaña muy bien hecha por parte de quienes estaban a favor del plebiscito, que llevó al milagro de que hubiera un repudio general a la administración de Davies, que era un gobernador liberal de izquierda.
Se lo reemplaza por Arnold que es un liberal de derecha. Liberal en el sentido en que se usa en Estados Unidos, quiere decir un poquito más a la izquierda que la derecha del Partido Republicano; está en el medio, tirando a la izquierda del Partido Republicano.
EC - ¿Cómo gana Schwarzenegger, con qué ingredientes básicos en su perfil?
FLA - Un ingrediente es el dinero de la campaña, por supuesto. Como decíamos antes, Schwarzenegger es una persona muy exitosa en los negocios, ha amasado una fortuna extraordinaria, está metido en tres o cuatro negocios de mucha valía, no solamente como productor de cine y director en un par de ocasiones, sino que tiene cadenas de restoranes, cadenas de clubes nocturnos, está metido en el asunto de las cosechas californianas, tiene grandes participaciones en la agroindustria. Eso le ha dado una gran solvencia como para poder gastar 80 millones en su campaña.
Por otro lado tiene apoyo dentro del Partido Republicano. Él buscaba una campaña independiente, pero el Partido Republicano le ofreció un espacio porque está en crisis, una crisis de liderazgo bastante grande. El Partido Demócrata también, pero el Republicano tiene una sensación de crisis y de vacío mucho más grande. Le ofreció un espacio apoyado por Charlton Heston, también actor, una persona muy conservadora, del lado de la derecha - derecha del Partido Republicano. Estuvo el apoyo de algunos legisladores muy importantes de California del lado republicano. Y se hizo una campaña con oponentes dentro del Partido Republicano; las campañas para la nominación del partido son abiertas, donde el público vota también; pero los oponentes no eran tales, de hecho el rumor fue que se crearon dos oponentes artificiales simplemente para que Arnold tuviera una oposición; oponentes que él mismo subvencionó para poder ganar la campaña.
Arnold Schwarzenegger llegó a hacer un pacto con el Partido Republicano: él conserva cierta independencia como candidato independiente y sigue la línea del partido en dos o tres cosas. Una de ellas, por supuesto, es en el apoyo al Congreso Nacional, el apoyo republicano; otra cosa es la ayuda que el partido había prometido a la industria de la energía, a no tocarla, a no sacarle dinero, tratar de levantarla otra vez; es un viejo pacto de los republicanos en California.
En el tema de la economía, Arnold hizo un pacto con bastante libertad de su parte; tiene que tener libertad porque tiene un Congreso en contra: el californiano es un Congreso demócrata. En ese tono fue que hicimos esta entrevista en la que participé.
EC - ¿En qué carácter ibas tú a esta reunión?
FLA - Nos reunimos un grupo de demócratas y republicanos –como tú sabes, yo he trabajado mucho tiempo para el partido de la oposición, para el gobernador que se fue, que echaron [risas]; no estaba trabajando en este momento muy intensamente en esto, pero me invitó a esta reunión, que era para establecer las bases de un acuerdo entre el equipo de Schwarzenegger y el equipo demócrata en asuntos de educación en el estado de California. Participé en esa reunión, por supuesto, pero del tema educación se derivó toda una gama de otros asuntos importantes para el estado, como la economía.
EC - Porque el principal desafío de Schwarzenegger es pactar con esa mayoría demócrata que domina el Congreso de California.
FLA - Exactamente, es el mayor desafío. Y la mayoría demócrata que domina el Congreso de California sabe –creo que ahí Arnold puede tener una esperanza de poder salir adelante con algún plan de reconstrucción– que el estado tiene que salir adelante con un plan de reconstrucción profundo económico y una reforma impositiva. Los demócratas lo saben. Por lo menos en el rubro educación, que es el que nos interesaba a nosotros –el papel de la Universidad de California dentro del estado, que es muy importante–, y por lo menos en ese rubro se llegó a algún acuerdo con el nuevo gobernador.
EC - Pero las conversaciones todavía no finalizaron.
FLA - Por supuesto que no. El gran desafío del nuevo gobernador en estos próximos meses es consolidar una coalición sólida con demócratas para poder ir adelante con lo que quiere hacer. Lo que quiere hacer es un poco descabellado en algunas cosas, un poco razonable en otras; como todos los gobernadores nuevos quiere cambiar todo inmediatamente cuando llega al gobierno. Creo que no lo va a poder hacer. Pero pienso que un plan y un acuerdo sí va a lograr, porque de otra manera sería un caos para todo el mundo y un precio electoral muy grande incluso para los demócratas.
EC - Estamos hablando de un estado con un peso enorme en la economía mundial, se lo ha colocado en un ranking teórico como el quinto Estado del mundo en producto; la quinta economía del mundo. Estamos hablando de un estado de Estados Unidos que tiene un producto de 1,4 billones de dólares –billones con la acepción uruguaya: millón de millones–; son números que ni ponemos aterrizar, ni poner arriba del papel, cuesta imaginarlos. Ése es el producto del estado de California, al frente de ese estado está Schwarzenegger.
FLA - Sí, en este momento es el gobernador más poderoso de la Unión, el que tiene más peso, simplemente por el peso económico del estado de California. Te digo más: es verdad que está colocado como la quinta economía del mundo, pero se sabe (por lo menos los economistas me lo dicen) que si el estado de -California, la proyección que se tiene para los próximos 10 años de la economía de ese estado se concreta, se ponen las cosas bien y van para donde deben ir, estaremos hablando de la tercera economía mundial. Eso es todavía un poquito más inimaginable, que un estado pueda ser la tercera economía mundial. Está atrás de Japón; la vieja meta económica del estado de California (tiene ya unos 10 años) es colocarse atrás de Japón, como economía. Eso es decir algo en el contexto internacional.
EC - Schwarzenegger tiene 56 años, acaba de asumir ayer como gobernador, pero después de esto, ¿qué viene, cuál es el futuro de su carrera política?
FLA - Hay un problema con Arnold; debo decir que su ascensión es otra excepción a lo político porque es el primer gobernador extranjero que existe.
EC - Es el segundo actor, porque el primero fue Ronald Reagan.
FLA - Exactamente; de quien se esfuerza por diferenciarse. Es el primer gobernador extranjero. El día que ganó la elección aparecieron austríacos en la televisión hablando, se fue a la aldea donde nació, un gran honor para ellos allá, qué sé yo. Es un precedente importante en Estados Unidos, un país que cada vez tiene más inmigrantes, sabemos por ejemplo que más o menos un 30 por ciento de quienes viven en el área de Los Angeles son inmigrantes nacidos fuera de Estados Unidos, y en el centro de Los Angeles, lo que se llama el distrito, debe haber 45 por ciento de nacidos fuera. Es una cifra solamente comparable a la de Buenos Aires en 1890, donde un 52 por ciento de la población había nacido fuera de Argentina y de la provincia de Buenos Aires. Estamos en ese paralelo histórico; la ciudad de Los Angeles, San Francisco lo mismo, aunque un poquito menos, 38 por ciento de la gente residente dentro de la ciudad es nacido fuera, sobre todo en Asia. Que un inmigrante, no nacido en el país llegue a ser gobernador del estado más importante es un precedente bastante interesante, considerando que para encontrar la última figura política de Estados Unidos nacida fuera tenemos que remontarnos al siglo XIX, cuando era un poco más común. Y hubo dos, nada más.
EC - ¿Y el futuro de Schwarzenegger?
FLA - Creo que el futuro de Arnold en su carrera política es muy limitado, podría ser reelecto gobernador, podría llegar a senador –no creo que le interese ser miembro del Congreso–; cargos más altos no puede porque es nacido fuera. Siendo extranjero tiene esa limitación; incluso va a ser difícil que llegue a ser senador.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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