18.12.2005














Inesperada respuesta social a la Teletón

El Centro Nacional de Rehabilitación para personas con discapacidades de origen neurológico, óseo, muscular y hematológico, que afecta a unos 28.000 niños, dio un importante paso para su concreción con una transmisión especial que duplicó las previsiones y recaudó unos 400 mil dólares. La Teletón desde afuera y desde adentro: Rosario Castellanos y Erika Hoffmann.



EN PERSPECTIVA
Lunes 01.12.03, 07.36.

EMILIANO COTELO:
Si buscamos noticias destacadas de este fin de semana, es difícil encontrar alguna más destacada que la Teletón; lo que informó, lo que recaudó, la actitud de la gente. Un fenómeno social particularmente interesante.

Rosario Castellanos estuvo siguiendo de cerca este acontecimiento, en especial en las últimas horas de la transmisión.

ROSARIO CASTELLANOS:
Sobre las nueve de la noche tuve la necesidad de llegar hasta el Canal 10, donde se había instalado el centro desde donde se emitía el programa. Pero decía que sentí esa necesidad porque, a lo largo del día, tuve la sensación de asistir a un fenómeno que, como lo estabas indicando, era diferente en varios aspectos.

Me pareció que el final iba a corresponder a aquello que a todos nos debe haber sorprendido gratamente. En primer lugar porque el programa se había desarrollado poniendo al desnudo, y haciéndolo muy bien, un tema del que no todos tenemos plena conciencia: la necesidad de rehabilitación, en especial pediátrica, que estuvo tan bien documentada a lo largo del programa.

Pero además, el resultado. Porque no digo que lo haya visto durante las 24 horas, pero tuve la televisión prendida prácticamente las 24 horas, incluso cuando salía de casa, por la necesidad de saber si se lograba el objetivo que se habían impuesto. Sobre todo cuando a mediados de la tarde del sábado estaban ocurriendo otras actividades que llamaban mucho la atención de la gente, convocándola fuera de sus casas, y los conductores se dieron cuenta de que el ritmo de las donaciones se había detenido.

EC - Las contribuciones podían llegar a través de los locales de Abitab, al propio canal, telefónicamente, acercarse a los móviles instalados a ese efecto.

RC - Así es, pero en determinado momento pareció que el ritmo se había perdido. Y cuando comenzaron a apretar el acelerador, en lo que me pareció una excelente conducción de quienes estuvieron al frente de esto desde estudios y también en exteriores (Humberto de Vargas, Ignacio Alvarez, Petinatti, Victoria, el Piñe, Noelia Campos...), provocaron lo que luego fue esa avalancha final de donaciones para superar con creces, duplicar el pronóstico más optimista que habían efectuado según me dijo después el doctor Amílcar Cagnoli: soñaban con cinco millones y lograron duplicarlos.

Me dije que eso se iba a notar, allá me fui al canal, y allá me encontré con Erika. Fue fantástico haber estado.

EC - Erika Hoffman, de la producción de En Perspectiva. ¿Qué tareas desarrollaste durante la Teletón?

EH - Fui a hacer una especie de asistencia de piso en los estudios de Canal 10. Había dos estudios que alternaban entre la conducción y los grupos musicales, y fui a dar una mano en la parte de la transmisión.

EC - ¿Cómo la viviste desde adentro?

EH - Fue una sensación muy rara, que osciló entre... Estaban los niños, muy excitados porque era su día, se sentían estrellas; los padres en esa situación y en una actitud muy emotiva, que cuando terminó la transmisión nos venían a abrazar, nos decían "Este es el sueño de nuestras vidas: tener un lugar donde nuestros hijos se rehabiliten"; y por otro lado todos nosotros, que no dejábamos de sorprendernos con cada testimonio que aparecía, que nos quebramos de la emoción varias veces durante la transmisión... Se vivía un ambiente realmente muy fuerte. La gente llegaba de afuera y nos decía "Todo Montevideo está mirando la Teletón". Pero después, con el chico de Rivera, se sumó todo el interior.

Me pareció que éramos un país en serio.

EC - Rosario: llegaste entonces sobre el final al canal, y viste lo mismo que vimos todos a través de la pantalla pero allí, en directo. ¿Qué sensaciones agregaste, qué tuvo de particular tu punto de vista?

RC - Realmente, lo que estaba contando Erika se notó aún en los más profesionales: los que estaban allí estaban tan comprometidos con el objetivo que, algunos ante cámaras y otros cuando se apagó la lucecita, se les vio verdaderamente conmovidos; que aquel compromiso que veíamos al aire fue porque les había llegado el objetivo que se había propuesto la Teletón, de tal manera que seguramente los llevó a hacer las cosas mejor que nunca. Y eso se vivió: yo que venía de afuera con la sensación de que iba a ocurrir, lo vi allí: la alegría por un lado, la emoción por otro, el sentimiento muy a flor de piel en todos los que habían participado... Eso se sintió en el aire: en las actitudes, en el ambiente que había. Fue realmente muy grato. Creo que algo que decía Ignacio Álvarez tiene que ver con los resultados: en qué medida cuando se cree en los objetivos (todos, los que trabajaron para eso y del otro lado del televisor, convencidos de lo que estaban haciendo) se logra los mejores resultados y un nivel de adhesiones mucho mayor que otras causas por las cuales otros están peleando.

EC - Es todo un tema para la reflexión. En un país que está saturado de impuestos, donde la presión fiscal es altísima -y no porque lo digan los especialistas sino porque así lo siente y lo manifiesta de manera permanente la gente- esa gente de todos modos no tuvo inconveniente en poner de su bolsillo en 24 horas una cifra cercana a los 400 mil dólares. Una cifra que se puede decir que se va a superar incluso, que quedó corta, porque se sigue recaudando en los locales Abitab durante todo este mes de diciembre, pero por otro lado hubo una cantidad de contribuciones que no fueron en dinero sino en especies, y van a terminar convirtiéndose en dinero en los próximos días, en las próximas semanas. Esa gente que está harta de impuestos, que no quiere pagar más, acá metió la mano en el bolsillo y puso todo este dinero, cuando pocos días antes había puesto algo del orden de ese dinero (creo que fueron unos 100 mil dólares) en el Mc Día Feliz, en ese caso para colaborar con la Fundación Peluffo - Giggens.

RC - Eso ocurrió hace apenas 10 días, y precisamente el doctor Cagnoli nos decía que cuando pensaban en esos cinco millones tenían presente la cercanía de esa fecha.

Las dos cosas son muy ilustrativas de lo que se es capaz cuando se persiguen objetivos creíbles.

EC - ¿Ibas por ese lado con tus impresiones, Erika?

EH - Absolutamente. Y quería agregar la emoción de la gente en el estudio, sobre todos los niños y sus familias, con cada una de las donaciones que iban apareciendo. De pronto se anunciaba "un anónimo donó 7.500 dólares", y ellos lo vivían como algo que los atravesaba: "Nos vamos acercando a la meta". Yo estuvo en varias ocasiones con Nicole, la Niña Teletón, que nos decía "Estoy segura de que vamos a llegar a los 10.000. Es mi objetivo, lo quiero lograr"... Estaba también la familia Cagnoli, muy comprometida con ellos, y era una cosa como de partido de fútbol.

EC - Creo realmente que vale la pena hincarle el diente a esta experiencia, desde el punto de vista del comportamiento de la población, de la sociedad. Da para bastante y creo que con estos apuntes apenas si estamos entrando en lo que debería ser un análisis más profundo.

Pero también vale la pena meternos en el fondo de la cuestión, y por ello vamos a hablar con dos de los varios impulsores de este proyecto: con el doctor Amílcar Cagnoli, médico traumatólogo, y con la doctora Laura de Castelet, médica fisiatra, dos de los profesionales que han estado desde hace tiempo soñando y proyectando este Centro Nacional de Rehabilitación en el que se piensa atender a los niños y jóvenes con alguna discapacidad física de origen neurológico, traumatológico, ortopédico, reumatológico y hematológico, una población que se calcula en el orden de 28.000 niños. Es un fenómeno que no todos conocemos en su alcance, en lo que implica. La Teletón permitió acercarse a esa realidad, y ahora creo que vale la pena saber cómo se ha estado trabajando silenciosamente desde hace tiempo, ahora ya de manera pública, para enfrentar carencias muy serias que el tratamiento de estas patologías venía arrastrando en Uruguay históricamente. El año próximo, si todo marcha bien, podría estar inaugurado el Centro y ese sería un cambio revolucionario para este sector de nuestra sociedad.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón

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