11.12.2003












BID ORGANIZA EN MONTEVIDEO UN COLOQUIO SOBRE EL TEMA

Ética y responsabilidad social,
dos valores centrales para el desarrollo

“Es necesario volver a relacionar la ética con la economía”. Con esa premisa, el BID organizará el coloquio “La agenda ética pendiente en América Latina” la próxima semana en la Universidad de la República. El doctor Bernando Kliksberg, que dirige esta área dentro del organismo, dijo que el objetivo es que exista “una consistencia entre la justicia, la solidaridad, el derecho de niños a desarrollarse plenamente y el funcionamiento de las instituciones económicas”.

En perspectiva

EN PERSPECTIVA
Miércoles 10.12.03, 08.50.

EMILIANO COTELO:
Tendrá lugar el jueves y el viernes de la semana próxima en Montevideo un coloquio singular. Por el tema, por quiénes son sus organizadores, por los nombres que vendrán desarrollar sus ponencias.

El título es "La Agenda Ética Pendiente de América Latina", y lo organizan el BID, la Universidad de la República, la Universidad Católica, la Asociación Nacional de ONG, el CLAEH y Uruguay Transparente.

Les proponemos averiguar hoy de qué se trata, en entrevista con uno de sus principales organizadores, Bernardo Kliksberg, argentino, doctor en Economía, licenciado en Sociología, doctor en Ciencias Administrativas, que dirige en el BID la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo. ¿Qué es la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo?

BERNARDO KLIKSBERG:
Es una respuesta a una demanda muy profunda de las sociedades latinoamericanas. Según lo indican las encuestas y todo tipo de formas de expresión, las sociedades latinoamericanas tienen una sed de ética, quieren una discusión que se ha perdido en América Latina, sobre las relaciones entre ética y economía, que se vuelva a discutir los grandes temas éticos que han quedado postergados, marginados.

Cuando estamos hablando de grandes temas éticos (esto va a ser el centro de esta reunión, por eso se llama “La agenda ética pendiente en América Latina”: no es un invento sino que responde a esta sed de ética de las sociedades latinoamericanas) estamos hablando de temas que tienen que ver, como uno de ellos, con la corrupción, desde ya un tema que tiene que ser abordado hasta las últimas consecuencias. Es absolutamente inadmisible que en un continente con tanta pobreza, con tantas dificultades esté presente este mal. Pero hay otros temas éticos, mucho más importantes, quizás.

EC - ¿Cuáles?

BK - La idea de que la economía en sí misma debería estar orientada por valores éticos; debería haber una consistencia entre valores éticos como la justicia, la solidaridad, el derecho de los niños a desarrollarse plenamente, el derecho de los jóvenes, la protección de las familias –en los que todos creen en América Latina— y el funcionamiento real de las instituciones económicas. Esta relación entre la ética y la economía está planteada en el texto bíblico, está muy claro: la propuesta es que la economía debería estar al servicio de los valores éticos. Y está planteado por los más prominentes pensadores económicos de la historia: modernamente, el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, que preside el comité asesor de nuestra Iniciativa de Ética, se ganó el premio trabajando sobre este tema fundamental. Se ha perdido en América Latina. Este enfoque tan economicista, tan estrecho, tan cerrado del desarrollo, que nos ha acompañado muchos años, ha excluido discutir, como si fueran dos mundos separados.

La reunión va a tratar de reconstruir estas relaciones y de aterrizarlas en planos muy concretos. Cuando volvemos a discutir de ética aparecen temas muy concretos, como la responsabilidad ética de cada uno de los actores sociales. Esto significa temas como la responsabilidad social de la empresa privada, las responsabilidades sociales de las políticas públicas, el voluntariado... Una agenda muy amplia de temas que pueden enriquecer totalmente el debate en América Latina.

¿Por qué la opinión pública tiene sed de ética? Esta es la octava reunión que hacemos en un año en diferentes países de América Latina. Es una iniciativa inspirada visionariamente por el presidente del BID, Enrique Iglesias. A estas reuniones han acudido 20.000 líderes latinoamericanos de organizaciones de todos lados, porque la gente siente que la economía tal como ha estado funcionando, no cierra, como se dice popularmente. América Latina, siendo un continente potencialmente tan rico, tiene el 50 por ciento de su población por debajo de la pobreza, actualmente tiene el 60 por ciento de los niños por debajo de la pobreza, tiene estos niveles tan formidables de exclusión social; Argentina, por ejemplo, el vecino, un país que es la quinta potencia en producción de alimentos del mundo, tiene el 20 por ciento de los chicos desnutridos, tiene el 30 por ciento de los jóvenes fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo. Si la economía no logra satisfacer las necesidades fundamentales de niños, jóvenes, proteger a las familias –hay un gran proceso de destrucción de familia bajo la pauperización en América Latina–, algo muy importante no cierra.

***

EC - Usted decía que hay una sed de ética en América Latina, y mencionaba algunos de los problemas más visibles en esa materia: la corrupción a nivel político, fraudes y estafas en grandes corporaciones, o las políticas económicas sin rostro humano. ¿Desde cuándo al BID, al Banco Interamericano de Desarrollo, le preocupa esta cuestión?

BK - Mostrando que hay una sed de ética, para esta reunión ya se han inscripto 1.500 participantes de 36 países; la reunión es abierta (jueves 18 y viernes 19, en la Universidad de la República; todavía se pueden inscribir). Van a llegar delegaciones de toda América Latina y de China, la India, Inglaterra, Suecia, Holanda, Canadá, Estados Unidos, etcétera; personalidades muy prominentes, vamos a tener a la primera experta anticorrupción, quizás, del mundo, la jueza francesa Eva Joly, y la ministra de Desarrollo Social de Argentina Alicia Kirchner, la ministra de Educación de Paraguay, diputados de Brasil, el obispo Casaretto, presidente de Cáritas Argentina, la mayor institución de lucha contra la pobreza de la sociedad civil de ese país, etcétera.

Esta reunión es promovida por el BID y por el gobierno noruego; usted me preguntó por qué ambos. El gobierno de Noruega es entre 180 países el número uno del mundo en la tabla de desarrollo humano de las Naciones Unidas en los últimos tres años, o sea es el país con mejor desarrollo humano del planeta Tierra. Cuando se analiza esa sociedad, similar a Finlandia, Suecia, Dinamarca, lo que llamamos el modelo nórdico, que son los países más exitosos del mundo, los que tienen los niveles más altos de desarrollo económico y humano actualmente, y los que tienen menos corrupción, los líderes en las tablas de transparencia internacional, se descubre que ellos basan buena parte de su desarrollo en un altísimo perfil ético, son sociedades donde la ética ha pasado a formar parte de la cultura. En Finlandia, por ejemplo, que es el número uno en anticorrupción, un corrupto, además de la sanción legal, que no hay impunidad, etcétera, sería automáticamente sancionado por la sociedad, sería excluido por su familia, por su círculo social, es una conducta intolerable.

Del mismo modo creen en un valor ético que es el igualitarismo, como lo llaman, creen en la equidad por principio; que una sociedad no debe tener grandes distancias sociales, hacen todo lo posible para que eso sea así, y la distancia entre los más ricos y los más pobres es de tres a uno, son inmensas clases medias, etcétera, una sociedad con muchísima igualdad de oportunidades. No son ideales, tienen sus problemas, pero son sociedades muy evolucionadas. Cultivan la ética del sistema educativo todos los días.

El BID por inspiración de su presidente, un visionario que, como sabemos, es el latinoamericano más distinguido históricamente en las últimas décadas. Y ha respondido a esta demanda de nuestras sociedades. Nuestras sociedades no son nuevas en esto, en América Latina la esta cultura cristiana, judía, las civilizaciones indígenas, todas tienen un bagaje ético riquísimo; están pidiendo que esto vuelva a formar parte de la acción diaria.

EC - La pregunta es por qué el BID se ocupa directamente de estas cuestiones, por qué crea esta IICSED.

BK - Respondiendo a esta fenomenal demanda social. Según la última encuesta Latinobarómetro, que mide lo que piensan los latinoamericanos en 18 países, la gente dice que su opción política decisiva, definitiva, es la democracia; la gente no quiere saber de ninguna cosa que no sea la democracia. Pero dice que quiere una democracia de mejor calidad. Y cuando se le pregunta por los motivos de su insatisfacción, todos tienen que ver con este tema de que la ética vuelva a presidir las actividades.

EC - Si entiendo bien, hay en el BID por un lado la convicción de que existe una relación fuerte entre ética y desarrollo, pero además hay, supongo, algo de autocrítica sobre el tipo de modelos que se respaldaron en el pasado reciente, por ejemplo en nuestro continente.

BK - Toda América Latina en este momento está reelaborando su concepción del desarrollo para buscar una concepción de desarrollo mucho más integrada. Ahí aparecen temas como los que van a ser el eje de esta reunión; junto a los temas normales (una economía tiene que ser estable, crecer, tener progresos tecnológico, ser competitiva), aparece la importancia del capital humano y el capital social. El capital humano: es imprescindible que la gente tenga oportunidades de salud, de educación, de nutrición; y el capital social: es un nuevo nombre que denomina cosas que habían quedado olvidadas en la economía, y tiene que ver con qué está pasando con la confianza, el nivel de conciencia cívica, la capacidad de hacer cosas en conjunto, de asociatividad, y los valores éticos.

Esta reunión va a ser muy práctica, porque la ética no llueve: hay que cultivarla en la educación, en los medios, en la familia; el punto central va a ser incorporar la formación en ética y en capital social a las universidades de América Latina. Vamos a tener representadas a más de 120 universidades de toda América Latina; por eso se hace en la Universidad de la República en asociación con la Universidad Católica, con el CLAEH, las principales organizaciones educativas de Uruguay. Vamos a tener universidades de todo el continente trabajando, están trabajando en eso desde que nació la iniciativa, sobre cómo educar a las nuevas generaciones de economistas, de gerentes, de profesionales de profesiones clave, desde una formación de compromiso ético y de servicio, yo diría de compromiso desde los valores bíblicos con la sociedad.

EC - Usted ha escrito en algunos de sus artículos sobre el escándalo Enron y, junto con otros analistas, se ha preguntado de qué tipo de escuelas de negocios salieron los gerentes, los managers de esas empresas, de ese tipo de empresas, que incurrieron en ese tipo de prácticas. ¿Va por ahí esa preocupación por el tema educativo?

BK - La sociedad estadounidense ha reaccionado como lo hace ejemplarmente frente a Enron; todos están en los tribunales, algunos ya casi en prisión, han reforzado las leyes. Ese grupo de altísimos ejecutivos robó a millones de millones de personas y casi destruye la confianza en el sistema financiero, pero en la sociedad estadounidense eso no ha quedado ahí, hay ahora un gran debate sobre qué está fallando –no fue el único caso, después hubo otros que lo fueron sucediendo, otras corporaciones, en lo que hoy se llama corrupción corporativa– cuando esta gente, formada en algunas de las mejores escuelas de formación gerencial, comete barbaridades de este orden. El debate se está orientando –porque hay que trabajar en el vacío ético que se creó, que permitió esto– hacia la educación. Hay una reacción inmediata, las principales escuelas gerenciales están fortaleciendo totalmente la enseñanza de la ética, incluso algunas de ellas están implantando el “juramento hipocrático de los gerentes”, otras están implantando prácticas comunitarias de los estudiantes de los altos cursos de gerencia para que haya una garantía a través de la acción, etcétera. Hay un gran debate sobre que hay que educar; en mi humilde opinión, debe venir desde la educación básica, no solamente en el nivel más alto.

En el marco de esta iniciativa con muchísimos actores de América Latina, como un modesto catalizador de esfuerzos, estamos impulsando proyectos para enseñar valores éticos en la educación básica, reforzar el mensaje de los valores éticos en la educación básica, enseñarlos en las universidades, y movilizar fuerzas que nos pueden ayudar mucho, como el voluntariado. En los países desarrollados más evolucionados los voluntarios producen del 5 al 10 por ciento del producto bruto nacional en bienes y servicios sociales, tienen todo el apoyo de las políticas públicas, de la sociedad. En América Latina hay un gigantesco potencial de voluntariado, pero no tiene apoyos de ningún tipo. El voluntariado puede ser importantísimo: en la crisis argentina, tan grave, Cáritas está protegiendo a 3 millones de personas en base a 150 mil voluntarios; la Amia, las redes de solidaridad cumplieron un papel fundamental. Voy a lo siguiente: nosotros fortalecemos el voluntariado, no para reemplazar la política pública, que es decisiva, el Estado en una sociedad democrática tiene la obligación de asegurar salud, educación y trabajos a todos sus ciudadanos, pero el voluntariado puede complementar la política pública muy fuertemente.

Si fortalecemos la posibilidad del voluntariado –va a ser uno de los ejes de la reunión, incluso vamos a hablar del voluntariado en las universidades, ver cómo los estudiantes pueden voluntarizarse para servir a grandes causas de interés público– estamos enviando un mensaje; el mensaje del corrupto es: “Todo para mí, no me importan los demás, no me importa lo que suceda con las futuras generaciones, con el país”, el mensaje del egoísmo exacerbado. Ese egoísmo exacerbado ha florecido porque hay un vacío ético; el mensaje del voluntariado es: “Yo soy responsable, me importan los demás, me importa el país”, es un mensaje bíblico: “Ama al prójimo como a ti mismo”, es el mensaje de la responsabilidad compartida.

La Iniciativa está tratando de desarrollar un tema fundamental como que se fortalezca la responsabilidad social empresarial, un gran tema de nuestro tiempo. Hoy en los países desarrollados hay casi una revolución sobre esto, una opinión ciudadana cada vez más activa, una sociedad civil cada vez más movilizada está exigiendo a las empresas privadas que tengan un alto perfil ético, y lo mide, cuando se habla de alto perfil ético se les está pidiendo que sean responsables con los consumidores, que tengan buen trato con sus empleados, que se comporten muy bien con el medio ambiente, que cumplan escrupulosamente con las reglas éticas y jurídicas en sus inversiones en los países en desarrollo.

Esto está resumido en que se les pide que sean buenos ciudadanos, ciudadanos ejemplares. Y se mide: si no lo hacen bien empiezan a aparecer en forma voluntaria castigos e incentivos; por ejemplo Bélgica aprobó la ley de la etiqueta social por la cual los productos de empresas con altos estándares éticos pueden llevar una etiqueta para que los consumidores en el mercado los elijan sobre otros. Las encuestas dicen que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos de empresas éticas. Hay un gran camino para recorrer en América Latina con políticas públicas con rostro humano, con empresas comprometidas, con responsabilidad social, con fortalecimiento del voluntariado. Todos esos grandes temas van a ser tratados en esta reunión.

***

EC - Quedó una respuesta pendiente a una pregunta que yo le formulaba al pasar hace unos minutos: el hecho de que el BID tenga ahora esta agencia que usted encabeza, el hecho de que promueva este tipo de debates sobre ética y desarrollo, sobre capital social, ¿en qué medida implica una revisión de sus propios criterios de años anteriores? Cuando usted hablaba, por ejemplo, de los problemas de corrupción en países de América Latina, o de políticas económicas sin rostro humano, no podía dejar de pensarse en algunos de los lineamientos principales de la administración Menem en la República Argentina. ¿Cómo se ve el BID a sí mismo en relación con estas cuestiones? ¿En qué medida hay una autocrítica, en qué medida hay una introducción de criterios nuevos para el apoyo a políticas de aquí en adelante?

BK - Hay un debate mundial que encabeza su santidad Juan Pablo II, el papa, quien ha lanzado un llamamiento mundial para el nuevo milenio para recuperar una economía orientada por la ética. Esto lo dice casi textualmente: es necesario volver a relacionar la ética con la economía, y dice en términos más globales que la globalización está llena de oportunidades, pero que está llena de riesgos si no tiene un código ético, que debe haber un código ético que la oriente. Hay un gran debate cuando un mundo con tantas potencialidades tiene la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza y cerca de 800 millones de personas con hambre. América Latina es un continente que tiene riquezas infinitas, materias primas estratégicas, fuentes de energía baratas, todo tipo de posibilidades, y tiene niveles de pobreza intolerables. Hoy sabemos científicamente que esa pobreza está muy ligada a la desigualdad, América Latina es la región más desigual de todo el planeta. El tema de la igualdad es un tema práctico y al mismo tiempo estructuralmente un tema ético; si no se atiende el tema de democratizar las oportunidades a través de la democracia, de más educación, de más salud, de más oportunidades, reducir las desigualdades, claramente es como usted mencionó el caso de Argentina, en los años 90 la sociedad se polarizó muy fuertemente. Hay insuficiencias muy grandes. Entonces hay un debate muy grande, si no se reconstruye toda una economía con un perfil más humano las dificultades van a ser muy serias.

Le doy un ejemplo práctico, muy contemporáneo. El presidente Lula, de Brasil, ha dicho desde el primer día de su mandato, respondiendo a la voluntad ciudadana, que el tema central va a ser terminar con el hambre, que no puede ser que un país que es la novena potencia industrial del mundo tenga 44 millones de personas con insuficiencias alimentarias, por debajo de la línea de pobreza extrema, y ha repetido últimamente que quiere transformar al hambre de un problema de carácter médico, nutricional, de salud pública, en un problema ético: que toda la sociedad brasileña entienda que no se puede seguir con estos niveles de hambre, que esto debe ser prioridad total. Ha convocado a toda la sociedad, el capital social es asociar los esfuerzos de toda la sociedad. Y la sociedad ha respondido magníficamente, hay 100 empresas privadas que se han enrolado en el Programa Hambre Cero.

EC - La pregunta estaba centrada en el BID: en qué medida esto implica que el BID se revisa a sí mismo.

BK – Las presencias anunciadas indican un interés importante, genuino, de todas estas presencias, de toda esta fuerza puesta en esta reunión, de que la ética y el capital social sean parte fundamental.

Le contesto en forma muy directa: por iniciativa del presidente Iglesias en este momento se está desarrollando una actividad; al mismo tiempo que el BID está promoviendo activamente que se discutan estos temas, hacia adentro de la institución estamos desarrollando talleres en conjunto, asociados con todas las regiones operativas, con especialistas que diseñan los proyectos de desarrollo sobre cómo introducir en esos proyectos las ideas de ética y capital social en forma aplicada totalmente.

En última instancia se está recogiendo los llamados fundamentales –yo soy profundamente creyente– que vienen de los textos bíblicos. La sabiduría bíblica enhebró para todo el género humano los 10 mandamientos; esos mandamientos tienen más vigencia que nunca, ya hace 3.500 años el texto bíblico dice “No robarás”, o sea que sanciona la corrupción, y muy duramente. Un periodista estadounidense frente al escándalo Enron, este grupo de ejecutivos con PhD robando atrozmente, con enormes fortunas personales y haciendo esto, dijo algo muy interesante: ellos sabían perfectamente lo que son los 10 mandamientos, era gente de muy alta educación, pero creyeron que en realidad no son 10 mandamientos sino 10 sugerencias. Hoy tenemos que recuperar que la ética no es una sugerencia. La ética es una forma de vivir.

Esta reunión va a estar presidida personalmente por Enrique Iglesias, el inspirador de toda la iniciativa, y a esta gran cantidad de personalidades se le van a sumar otras como Enrique García, presidente de la Comisión Andina de Fomento, personalidades muy prominentes de América Latina de todos los ámbitos, y de otros continentes; va a venir especialmente el secretario de Estado de Relaciones Internacionales de Noruega, Olav Kjørven. Están todos invitados, deben solicitar información en la Universidad de la República. Vamos a tratar de pensar entre todos en crear esta economía con ética y con rostro humano.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón

 

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