18.12.2005












FISCAL DETALLÓ GRAN PARTE DE LAS ACTUACIONES

Fiscal: “gracias a Dios es un solo sujeto y no una banda internacional”

Según el fiscal que entendió en el secuestro de Valentina Simon, Luis Bajac, la alarma que generaron estos 20 días de cautiverio se puede ir diluyendo. “Ahora gracias a Dios se sabe que hay un sujeto único y no una banda internacional”, afirmó. Bajak informó que el 30 de diciembre la Policía ya había interrogado al ahora procesado y que una llamada que realizó por error a la casa de sus padres fue clave en su identificación como sospechoso. Elogiando la actuación policial, el fiscal destacó “la enorme tarea de seguimiento de datos y de pequeñas huellitas” que realizaron los investigadores.

EN PERSPECTIVA
Viernes 09.01.04 - Hora 7.40.

JOSÉ IRAZÁBAL:
La atención informativa por estas horas está centrada en este secuestro que terminó develándose. Afortunadamente la víctima, la joven de 15 años, fue liberada. En la jornada de ayer la novedad fue el procesamiento del secuestrador.

ALFREDO DANTE:
Así es, el escribano doctor Juan Carlos Marizcurrena fue procesado con prisión por el delito de secuestro. Seguramente ya en esta jornada será trasladado al Comcar.

JI - Vamos a dialogar con el fiscal del caso, Luis Bajac.

Doctor, cuéntenos cuál fue su participación en este procesamiento de la jornada de ayer.

LUIS BAJAC:
Casualmente cuando ocurrió el secuestro, el 18 de diciembre, yo también estaba de turno surrogando a la titular. Las primeras indagatorias fueron muy sencillas porque no se tenían muchos elementos, salvo un testigo presencial y ocasional que fue el que aportó todo lo que la prensa manejó en su momento.

Durante toda la evolución de las negociaciones la Fiscalía más que nada estuvo a la espera de las investigaciones que se iban haciendo a nivel policial, pero no tenía actuación principal, simplemente esperaba los acontecimientos. Fue pasando un par de semanas.

JI - Cuando a usted lo llamaron, ¿ya estaba detenido este hombre?

LB - El día 7, cuando se precipitan los acontecimientos, que él libera a la chica y va a la Jefatura, me avisan y estamos a disposición para lo que el señor juez, que es el que toma inmediatamente las actuaciones, precisara. Efectivamente hubo que concurrir hasta el domicilio donde estaba Valentina para las primeras declaraciones. Luego se hicieron las tareas de la tarde, las diligencias. La parte judicial es muy simple; todo lo importante lo hizo la Policía en la parte de inteligencia, toda la enorme tarea de seguimiento de datos, de pequeñas huellitas –no dactilares sino pistas– que habían aparecido. Las fueron rastreando, cruzando información y fueron cercando al hombre. A mi juicio lo que más incidió fue que se encontró cercado, a fuerza de atar indicios la Policía estaba cada vez más cerca.

Nuestra tarea ayer fue interrogarlo, participar de los interrogatorios que hacía el juez, escuchar a todos los testigos que estuvieron, a los involucrados, de vuelta al testigo principal, a la chica, a los familiares directos de ella. Una vez armado todo el expediente, el Juzgado lo pasa en vista al fiscal para que dictamine si hay elementos de convicción suficientes como para imputar un delito. Los había y entonces cumplimos nuestro deber, fallar el delito.

JI - ¿No se pidió una pericia psiquiátrica de este hombre?

LB - No, no se pidió porque a simple vista se nota que no tiene problemas mentales. Eso se plantea en un caso donde hay duda acerca de la salud mental de una persona, pero en este caso no había ninguna, es una persona extremadamente inteligente, profesional por dos carreras universitarias. No hay motivos para sospechar que tenga algún problema mental.

JI - Usted participó ayer en toda esa jornada de toma de testimonio; cuando el hombre llega a la justicia, ante usted y el juez, ya había asumido que era el responsable del secuestro.

LB - Exactamente. El sujeto prestó colaboración, confesó ampliamente, colaboró con la justicia; eso hay que destacarlo. Hubo un cambio enorme de actitud entre lo que hizo originariamente y mientras la mantuvo en cautiverio, hasta cuando considera que ya no podía soportar la presión. Es eso el cambio: la liberó, se entregó y colaboró. Perfectamente podría haber hecho muchas otras cosas al revés para obstaculizar la justicia y no las hizo.

JI -¿Qué elementos probatorios tienen usted y el juez Balcaldi respecto a que esta persona efectivamente actuó sola?

LB - Los reconocimientos son claros respecto a que se trata de la persona que el día 18 de diciembre realizó el operativo. En ningún momento el testigo ni la chica hablaron de dos personas, hablaron de una sola; incluso relatan todo como fue, primero el atropellamiento a la moto, el forcejeo, cómo la introdujo, el uso de la picana para inmovilizarla, que no se defendiera. En todo ese tipo de operativo el testigo y la víctima dijeron que era uno solo y no había rastros de que hubiera otra persona, ni siquiera como seguimiento o vigilando de cerca. Cuando ella cuenta cómo fue el cautiverio sigue siendo una sola persona, aunque le hizo creer que la estaban vigilando dos personas arriba, que no fuera a gritar o a hacerse la viva porque esas dos personas quedaban en su custodia. Con eso la amedrentó. También hizo llamadas ex profeso a Argentina varias veces para hacer creer que era una organización o que había gente importante detrás, que era una banda, para despistar y para que le creyeran lo que estaba pidiendo y le cumplieran el rescate.

JI - Se han tejido varias interrogantes a propósito de este caso; una de ellas es cómo logró esta persona bajar a la joven de la camioneta en plena Punta Carretas sin que nadie la viera.

LB - El testimonio de ambos coincide: llegaron al lugar, ella iba atrás, paró la camioneta de cola, como para que fuera muy pequeño el trayecto, el pedacito de vereda. Lo mismo hizo a la salida, cuando la fue a sacar: puso la camioneta de cola. Ojo: la sacó en una camioneta distinta. La llevó en la Fiorino y la sacó en una 4x4. El trayecto por la vereda era pequeñísimo; además quizás no había vecinos, y si los hubiera habido, que además lo conocían, habrían pensado que no había nadie.

JI - Hay algunos trascendidos en el sentido de que una mujer habría denunciado a la Policía que vio a otra persona que no era Marizcurrena ingresando a la casa donde estaba recluida Valentina. ¿La justicia estuvo enterada del testimonio de esta mujer?

LB - No; yo no lo escuché ni lo tengo en las declaraciones.

***

JI - Hay otro punto que no queda claro: si este hombre conocía o no a la familia de Valentina, si había tenido o no una relación de negocios con alguno de sus familiares. Ayer el jefe de Policía de Montevideo nos decía que sí, que había tenido algún tipo de negocio con la familia.

LB - El conocimiento no es porque fuera el abogado de la familia ni la conociera personalmente; en absoluto, no conocía a nadie. Lo único es que en una negociación que se hizo en el año 2002 participó como profesional escribano actuando por la otra parte. Estaba la familia de Valentina por un lado y otras personas por otro, él era el abogado de una de esas personas. Como la negociación era importante en materia de dinero dijo: “Oh, se ve que esta gente tiene un poder adquisitivo porque está haciendo este negocio”. Entonces empezó a averiguar vía Internet, por la guía de teléfonos y todos los medios posibles de qué familia se trataba, qué clase de posibilidades había y seleccionó la posibilidad de hacer el secuestro. La pensó durante muchos meses; compró la camioneta ex profeso, compró un celular ex profeso para hacer el operativo sin dejar rastros. No había conocimiento de la familia, simplemente fue eso, que en esa negociación en la que él casualmente tuvo actuación profesional por la otra parte sospechó: si esta gente hace esta clase de negocios se le podría pedir en un futuro algo. Y siguió los pasos, desde julio estuvo siguiendo a la muchacha.

JI - Él dice que la vigilaba a la salida de su casa, que la seguía en el trayecto.

LB - Sí, la seguía hasta el colegio; incluso hizo una especie de ensayo del operativo para que ya estuviera todo probado cuando se hiciera realidad.

JI - ¿Qué tipo de ensayo?

LB - Iba con la camioneta, la veía pasar y la seguía; tomaba el tiempo con el reloj para ver si iba siempre a la misma hora. El día del hecho Valentina demoró unos minutos, cinco diez minutos, pero finalmente salió.

JI - Hablando del día del secuestro, aparece hoy en el diario El Observador un trozo textual de la declaración de este hombre ayer; tuvo mucha suerte, primero por cómo operó y después por otros incidentes que tuvo cuando ya tenía a la joven Valentina dentro de la camioneta, ¿no?

LB - Sí, tuvo suerte porque era uno solo. Era impensable que hiciera ese operativo una persona sola, pero lo hizo. El riesgo es muy grande, cualquier otro hubiera dicho: vamos a ir dos o tres, por las dudas de que la chiquilina se resista.

JI - ¿Cuál fue el relato que hizo del momento del secuestro exactamente?

LB - Que se le estaba cumpliendo todo como lo había ensayado varias veces; efectivamente fue unos minutos más tarde de las 8 menos 20, esta vez la botija salió menos 10. La vio venir y la encerró con un poco de violencia, porque la tira de la moto al suelo, la lastima incluso en una pierna; hasta ahí estaba todo planeado. Como inmediatamente le pone una picana en el pescuezo y la botija siente el impacto no opone más resistencia, incluso pide “por favor, no me maten”. No sabía lo que era, lo que pasaba. Eso fue lo que hizo que no se resistiera más, se resistió lo que pudo, forcejeó, todo, pero le volvió a dar otro pinchazo, entonces se asustó y quedó quieta.

JI - Hubo descargas eléctricas.

LB - Sí, él tenía una picana eléctrica, justamente para atemorizar.

JI - Él cuenta que luego para en Malvín y le venda los ojos a la chica.

LB - No sé exactamente a qué altura del trayecto, pero lo hizo enseguida, al poco trayecto ya le puso una cinta plástica en la boca, en los ojos, para que no oyera. Como estaba atemorizada, tenía miedo de que la fuera a matar, no se rebeló, porque tenía miedo.

JI - En algún momento dice que quedó como encerrado dentro de la camioneta con ella porque la Fiorino no tenía pestillo del lado de adentro. Un vecino de unos 80 años habría visto esa situación y él le dijo que se trataba de un accidente.

LB - Sí; el vecino es el testigo principal que vio todo, porque vio todo y se acercó a ver qué pasaba, a preguntar. La puerta no tenía pestillo pero estaba trancada. Sale afuera y le dice: “¿Qué está haciendo acá? No se meta. Problema nuestro”. El vecino dice: “Yo pensé que era un problema entre novios, un problema de pareja”, y ahí lo dejó.

JI - La pena mínima de este delito es de seis años, con un máximo de 12. ¿En qué medida incide el arrepentimiento del profesional y que la haya tratado en definitiva bien, al menos en cuanto a comida y al esparcimiento que le trató de dar a la joven?

LB - En la etapa oportuna, que es mucho más adelante, se van a evaluar las agravantes y las atenuantes. Es evidente que haber desistido del hecho, haber confesado ampliamente lo que hizo, haber colaborado con la justicia, son atenuantes importantes. También tenemos agravantes: hay una premeditación, la tuvo 20 días, no sólo tres; o sea que le causó un daño, si no físico necesariamente, psíquico ni que hablar porque tener a una persona 20 días en ese lugar es inhumano. Esas agravantes y atenuantes se evalúan después, pero al solo efecto de disminuir o subir la pena.

JI - ¿Qué impresión le causó a usted personalmente ayer este hombre?

LB - Hay que llevar el tema a los motivos, porque con una persona del nivel de él y de la posición de él no se piensa que pueda suceder. Los motivos que dio fueron apremios económicos. Decía que veía que en Argentina era muy fácil, que a cada rato sucedía, entonces se tiró a hacerlo. Si honestamente ese es el verdadero motivo no lo vamos a saber por ahora, yo no puedo leer la mente humana, pero eso fue lo que dijo: Apremios económicos. Y nos contó la deuda que dijo que tenía; será verdad, será mentira, no tengo por qué averiguarlo. Yo tengo que juzgar, o mejor dicho dictaminar sobre el hecho que hizo, no sobre por qué lo hizo. Ahí está: apremios económicos. Lo lamentable es que hay una familia, él tiene una familia constituida, en fin, con criaturas y todo… Las consecuencias para la familia son terribles.

JI - Por las características del caso se convierte en un hecho policial histórico, ¿verdad?

LB - Creo que la alarma pública es máxima, porque puede haber delitos con homicidios que causen una gran alarma, pero esta modalidad que en Uruguay hacía muchísimos años que no se veía es lo más destacable. Por suerte, gracias a la labor policial, se pudo desentrañar rápidamente; si él se entrega es porque estaba prácticamente cercado. Yo no lo puedo decir al aire, pero había tres elementos que apuntaban directamente a él y cuando la Policía consiguió el último, el lunes 5, cuando se develó el último dato, se unieron los tres y ya estaba el autor con nombre y apellido. Él se enteró de eso, porque cuando lo fueron a buscar no estaba en la casa, le dejaron la citación, pero ya se dio cuenta de que estaba todo perdido. La labor policial ha sido muy importante, el apoyo a la familia, el seguimiento del caso. Era el primer caso en Uruguay con esta característica, no se sabía qué había atrás; ahora gracias a Dios se sabe que hay un sujeto único y no una banda internacional. Pueden quedarse tranquilos los ciudadanos que la modalidad no ha venido aquí. Eso es lo más valioso. Esa alarma pública por suerte se va a poder diluir.

JI - Hay un elemento que por lo menos en lo personal me llama la atención: si estaba el cerco cerrado en torno a este hombre y él sabía que lo estaban siguiendo, incluso se había allanado la casa de sus padres el día anterior, podía haber tomado otra resolución, pudo haberse enloquecido y haber cometido una barbaridad y no se podía haber evitado, pero termina liberando a la chica.

LB - Sí, pero él no sabía exactamente lo que tenía la Policía. En el primer momento, ignorando cuáles eran exactamente los elementos de juicio que tenía, pensó que podía aclarar la cosa. Ya el 30 de diciembre había estado en interrogatorios y zafó, pero él no sabía cuáles eran las nuevas pruebas que se habían reunido, que eran muy importantes, incluso ayer mostraban el papelito que había dentro de la camioneta, que salió en la tele; cuando se juntaron los indicios…

JI - Sí, es un pedacito de papel que aparece en la camioneta –parece de película pero es así– con la última parte del apellido de este hombre.

LB - Exacto y como ya había indicios que vinculaban un apellido a ese tema, empezaron a atar cabos y dijeron: qué casualidad, había una llamada de celular a una familia con el mismo apellido; finalmente encontraron otro elemento más, entonces…

JI - Usted dijo que “zafó el 30 de diciembre”. ¿Él ya había sido interrogado el 30 de diciembre?

LB - Había estado, pero era una cosa muy genérica, porque del celular desde el que se hacían las llamadas había entrado una llamada a la familia con el apellido de él; fue una llamada que hizo por error a su familia, entonces como el celular estaba siendo buscado dijeron: “¡Qué raro, este celular llamando a esta familia! ¿A ver qué tiene que ver esta familia?”. Ése fue uno de los errores. Ayer no recuerdo si el jefe de Policía de Montevideo o el ministro hablaba de que hubo gran trabajo policial, pero también errores del sujeto; ese fue uno de los errores. Luego, sumando todo el rompecabezas se logró detectar y armar el rompecabezas. El otro fue el papel en la camioneta; ése es un error infantil. Podría haber sido un error ocasional traído por el viento, pero qué casualidad que tenía un recibo de una compra con su apellido.

JI - El juez permitió ayer a los medios de prensa ingresar al lugar donde estuvo secuestrada Valentina, usted también estuvo ahí; ¿qué sensación le dejó? Por lo que se ve era un lugar muy precario.

LB - Sí, pero él lo acondicionó todo, durante esos meses en que estuvo planeando lo acondicionó todo, preparó el colchón, preparó los sujetadores de las cadenas, fue acondicionando todo con tiempo, porque lo planeó muchos meses. Se ve que la desesperación, el motivo que él aducía, lo hizo programar todo de manera de ir planeando. Ya le dije que hizo el seguimiento de la chica varias veces, el simulacro del operativo varias veces, sin hacerlo exactamente; es terrible. Por eso es que no hay que ir a buscar la salud mental, no hay indicio de problema mental.

JI - El sótano donde estaba es un lugar donde no cabe una persona parada, como se ve en las fotos hoy y ayer en las imágenes de televisión, de 1,5 metro de altura, con muy mala ventilación, por ejemplo.

LB - Sí, pero es lo que él tenía para completar su operativo.

JI - Tenía luz eléctrica.

LB - Había puesto hacía un mes la luz; él preparó el lugar, lo acondicionó ex profeso para eso. Fue una tarea que le llevó su tiempo. Ya le digo, si no hubiera sido por esos errores, más el seguimiento constante y dedicado de todo el equipo de la Policía, podía haber terminado de otra manera. Yo les decía a los padres: “terminaron con felicidad, porque en el abanico de posibilidades ustedes están en las mejores: rescatan sana y salva a la chiquilina, con felicidad no le tocó un pelo; la pasó mal, por supuesto, pero hay otros casos peores y otros que termina como el que incluso se está averiguando todavía de ese chiquilín desaparecido. Esto terminó con felicidad.

JI - Se dice hoy en algún diario que en ese allanamiento que se hace el día antes en la casa donde vivía este hombre había armas. Ayer le preguntábamos al jefe de Policía y nos decía que este hombre no utilizó ningún tipo de armas.

LB - No, no utilizó armas, dice que tenía armas pero no las usó; que incluso usó chaleco antibalas por si tenía algún problema de mayor calibre, pero no utilizó las armas para nada, no las exhibió para nada. Las tenía.

JI - ¿Él portaba armas?, por ejemplo cuando iba a ver a Valentina en ese lugar donde la tenía encerrada ¿llevaba armas?

LB - Nada dijo; dijo que las tenía, que eran de él, pero que no las utilizó para nada.

JI - Eso fue requisado todo por la Policía.

LB - Sí, sí, todo, el chaleco antibalas, todo.


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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe

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