18.12.2005












RD CAFÉ, UN LUGAR PARA PASAR “LOS MALOS VIAJES” O BUSCAR INFORMACIÓN SOBRE ADICCIONES

Drogas: “Negar la realidad condena a la población a padecerla”

Punta del Este tiene un café especial: el “RD Café”. Un espacio gratuito y anónimo para la atención de personas excedidas en el consumo de drogas y alcohol. No hay condenas ni represión. Sólo un espacio donde “dejarse caer” para reponerse junto a especialistas. La doctora Raquel Peyraube explicó que se busca evitar las consecuencias que provocan las adicciones en los consumidores y en su entorno. “En general reducción de daños se asocia con la resignación y está muy lejos de serlo. De hecho, son las estrategias que han logrado modificar más la realidad”.

EN PERSPECTIVA
Lunes 12.01.04 - Hora 8.50.


JOSÉ IRAZÁBAL:
Este fin de semana se inauguró en Punta del Este "RD Café". Ustedes se preguntarán qué tiene esto de particular. Este emprendimiento es una especie de boliche nocturno, pero con un fin muy especial: recibir durante las 24 horas a jóvenes excedidos en el consumo de drogas o alcohol.

¿Cuál es el objetivo de este emprendimiento? Atenuar los efectos nocivos de estas conductas en un ambiente acogedor, con atención de médicos y personal preparado especialmente para enfrentar este tipo de situaciones.

"El primer centro abierto de reducción de daños en el uso de drogas". Toda una novedad que nos trae esta temporada, llevada adelante por el "Grupo de Cavia", una organización no gubernamental que desde hace más de 10 años trabaja en esta área en nuestro país.

Vamos a conocer los detalles de este emprendimiento en diálogo con la doctora Raquel Peyraube, directora técnica del Grupo de Cavia.

Raquel, ¿qué es el Grupo de Cavia?

RAQUEL PEYRAUBE:
El Grupo de Cavia es una sociedad civil sin fines de lucro que tiene como misión mejorar la vida y la calidad de vida de los usuarios de drogas y su entorno familiar y social. Lo hace a través del cumplimiento de sus objetivos, que son la creación de distintos tipos de programas adecuados a dar respuestas a las distintas situaciones que derivan del uso problemático de drogas. La institución tiene programas de tratamiento en lo clásico, lo conocido -aunque nuestros tratamientos no son clásicos-, para cesar en el consumo, tratamientos de abstinencia, que por otra parte no exigen la abstinencia como condición de ingreso para el tratamiento; tratamientos de reducción de daño para aquellas personas que no se encuentran preparadas para dejar de consumir pero que quieren recibir apoyo para su mejor inserción social, para intentar controlar su consumo, etcétera.

Otra área de desarrollo es la que motiva esta nota, los programas de respuesta sociosanitaria al uso problemático de drogas desde la perspectiva de reducción de daños, fundamentalmente los llamados programas de atención pública y educación pública. Tal vez ustedes conozcan uno, que es "Conductor solidario", uno de nuestros programas de educación pública que ya cumplió su añito el 22 de diciembre. Son programas de impacto masivo que intentan modificar la cultura de consumo, sus conductas y las consecuencias no deseadas.

JI - Estamos hablando de una organización que apunta no sólo al tema de las adicciones, sino también a los accidentes de tránsito, a la violencia, también enfermedades de trasmisión sexual están dentro del marco de trabajo del Grupo de Cavia.

RP - Exactamente, porque son algunas de las consecuencias no deseadas; el mal uso de las sustancias deviene en esas consecuencias.

JI - ¿Cómo se crea esta organización?

RP - En 1987 empecé a trabajar en esta temática, al otro día de recibirme. Cuando la descubrí dije: "Esto es lo que quiero hacer". Estuve trabajando algunos años en el Hospital de Clínicas, en el Departamento de Toxicología, donde funcionó y funciona hasta el presente la primera policlínica que intentó dar respuesta a esta problemática. Pero entendí que el ámbito de la Universidad no tenía las condiciones para el desarrollo del conocimiento, y mi intención era -como me enseñaron en Facultad- intentar construir el conocimiento. Entonces con gente que estuvo afín y creyó en la propuesta fundé la sociedad civil sin fines de lucro y de ahí en más empezó el desarrollo de sus distintos programas. Me acompaña gente muy valiosa desde entonces, entre ellos algunos integrantes de la actual policlínica del Hospital de Clínicas, como la doctora Del’Aqua por ejemplo.

JI - Después vamos a ver cómo se financian, cómo se pone en marcha este tipo de campañas sobre temas tan importantes pero que a veces parecen inabarcables. Pero volvamos sobre el emprendimiento puntual que motiva esta nota, que es la apertura de RD Café el viernes pasado en Punta del Este. Ustedes arrancan de un punto filosófico muy interesante, que es reconocer que el consumo de drogas es una realidad, porque muchas veces no se parte de ese punto.

RP - No, se niega la realidad y se compite con ella. Y al negarla se condena a la población a padecerla. Es lo que pasó durante mucho tiempo con la salud sexual, se negaba el inicio temprano de las relaciones sexuales, entonces no se informaba a adolescentes sobre el uso de medidas anticonceptivas y de prevención de las enfermedades de trasmisión sexual. Es exactamente igual. Nos gusten o no -y en esto no va, como actores públicos, nuestra opinión personal- las drogas vinieron para quedarse, algunas están desde siempre y han sido clandestinizadas y transformadas en ilegales. La cocaína, el clorhidrato de cocaína se vendía en las farmacias como gotas oftálmicas, como anestésico oftálmico. Las drogas vinieron para quedarse, no importa si a nosotros nos parece bien o no que se consuman, eso va a ocurrir igual, y desde nuestra posición de trabajo social y sanitario nuestra misión es tratar de que aquellas personas que de una manera u otra han elegido consumir sustancias no enfermen en el intento o puedan evitar las consecuencias para sí y para terceros, porque quien maneja bajo los efectos del alcohol puede tener consecuencias no solamente sobre sí mismo: "Yo hago lo que quiero porque es mi vida"; es tu vida pero el Estado paga esos gastos y además es la vida de los que atraviesan la calle, como pasó en más de una oportunidad. Asumimos esa realidad y tratamos de borrar las estigmatizaciones. RD Café es una muestra más de estas cuestiones.

JI - Hay quienes pueden preguntar si esta organización no podría apuntar sus esfuerzos a prevenir el consumo, y no a aceptar esto. ¿No es una especie de resignación ante el fenómeno?

RP - Una de las cosas que quiero aclarar es la palabra resignación, porque en general reducción de daños se asocia con la resignación y está muy lejos de serlo. De hecho, son las estrategias que según los indicadores han logrado modificar más la realidad hasta el presente. Ninguna medida preventiva, de prevención primaria al presente ha logrado cambiar guarismos como lo hizo la reducción de daños. De hecho el 90 por ciento de los usuarios de drogas no se encuentra preparado para dejar de consumir y en general más del 90 por ciento se encuentra fuera del sistema de salud. En los países donde la reducción de daños es una política pública el 87 por ciento de los usuarios está dentro de la red sanitaria, atendiendo su uso problemático de drogas.

JI - Usted nombraba la cocaína, pero al pasar también mencionó el alcohol.

RP - Por supuesto, la raya legal no es la que determina los problemas de salud, en este país mueren tres personas por día a causa del consumo de tabaco y alcohol. No hay otra sustancia que tenga esta epidemiología. Nosotros no abordamos las temáticas según los aspectos legales; obviamente los tenemos en cuenta, lo que significa una droga ilegal desde nuestra cultura y las consecuencias de marginalidad; no obstante, no desde la propuesta sanitaria.

Pero también tenemos programas de atención primaria; de hecho dos liceos a los cuales felicitamos públicamente, los liceos 14 y 5, ganaron el concurso de proyectos en Memfod -el fondo de financiamiento para programas sociales desde los centros educativos- con nuestra propuesta de prevención primaria. Tenemos programas de prevención primaria para centros educativos; educación formal y no formal, porque hay muchos centros que hacen educación no formal; de modo que también trabajamos con prevención primaria.

***

JI - ¿Cómo definiría usted a RD Café?

RP - Es lo que se llama en este tipo de trabajos un “drop-in”, o sea un lugar donde uno se deja caer. Es el estilo de consulta más frecuente y que le queda más a mano al usuario, por eso es una de nuestras acciones orientadas a ampliar la cantidad de usuarios que acceden al sistema de salud. (A los consumidores) no les hace mucha gracia pedir una hora, ir... entonces se dejan caer en ese momento que creen que pueden hacerlo.

Desde el punto de vista formal, en su estructura, es una especie de centro de acogida, como a veces lo llaman también, donde hay un equipo integrado por tres miembros: un médico especializado en drogodependencia y reanimación de sobredosis, o sea para atender las consecuencias urgentes; un técnico del área psicosocial, puede ser un psicólogo o un educador, también especializado en la temática; y un joven usuario de sustancias que está capacitado, entrenado por nuestro programa de reanimación y sobredosis –reconocido por la Presidencia de la República, por la Junta Nacional de Drogas (JND), que ha llevado adelante otro emprendimiento que ustedes conocerán porque En Perspectiva le dio mucho lugar, que fue la Caja de Pandora, la revista de reducción de daños escrita por usuarios.

Este equipo está allí las 24 horas. El local está ambientado como si fuera un café, de hecho de afuera parece un café en el que hay mesitas muy coquetas. Pero en vez de bebidas alcohólicas, etcétera, hay una amplia folletería orientada a atender exactamente lo que usted describía: las consecuencias no deseadas de prácticas sexuales no protegidas –VIH-SIDA, hepatitis C, todas las enfermedades de trasmisión sexual–; los accidentes de tránsito, está nuestra folletería sobre Conductor solidario y estamos haciendo nueva folletería con la JND, que también va a ser distribuida allí; y se pueden encontrar preservativos. Pensamos que en general un joven destina el dinero que tiene muchas veces a comprar cerveza u otras sustancias y llegado el momento no tiene un preservativo. Hasta que cambiemos esa cabeza y como parte del funcionamiento de ese cambio le damos los preservativos. No pueden no tener sexo protegido porque no pueden acceder a un preservativo. Hay personas que directamente no pueden acceder a pagar 30 pesos, mucha gente anda a pie, en bicicleta, no puede acceder a comprar preservativos. Frente a una epidemia tan importante como la de la hepatitis C y el SIDA, la población no puede no tener preservativos. Entonces, distribuimos gratuitamente preservativos.

Aquellas personas que llegan bajo el efecto de las sustancias, que tienen un mal viaje, un mal efecto, a las que la sustancia no les hizo efecto, sea por el corte, sea porque se excedieron, porque no estaban anímicamente preparadas para consumir esa sustancia, vienen y las ayudamos a salir de esa situación preferentemente con medidas que en general son de continentación y de hidratación vía oral, por ejemplo con cremas frías para la protección gástrica, antes que agregar más sustancia. Salvo estricta necesidad, a no ser que haya un riesgo real o una angustia muy importante vinculada al miedo que a veces dan esas consecuencias, no utilizamos medicamentos.

JI - Surgen muchísimas preguntas del relato que usted nos está haciendo de cómo funciona RD Café. Usted dice que ir es una iniciativa de ese joven que está en ese momento drogado o alcoholizado. También depende mucho de las personas que lo rodeen.

RP - Por supuesto; de hecho, una de las dificultades es que como ha habido un cambio de valores muy importante, no en el sentido que se lo suele decir: los jóvenes no pueden decirle a su amigo: “No conduzcas”, so riesgo de dejar de ser querido o tenido en cuenta como amigo. “¿Cómo hago para decírselo? Va a pensar que soy un ortiba, que no soy valiente…” Nosotros invitamos a que los amigos no le permitan manejar o a que lo traigan a este lugar, que funciona como lo que en la cultura tecno se llama un chill out, un lugar de relajación, de bajar. Hay sofás, tenemos colchones en la planta alta donde la persona puede quedarse a descansar para no tomar su vehículo y volver a su casa. Al otro día incluso podemos hacer lo que se llama un sistema de drive-service: lo llevamos nosotros a su casa, para evitar que se mate o mate a alguien manejando. En general lo que nos pasó en La fiesta final fue que los propios compañeros los traían y preferían venir a nuestro centro a ir a la Cruz Roja, porque está ambientado para la cultura juvenil, no es una carpa blanca con una cruz roja. Es un lugar con los colores de nuestro logo, decorado en esos términos, con mesas redondas, y además no tiene esa estigmatización desde afuera de “eso es un centro para usuarios de drogas”. Toda persona que pase por la calle puede entrar a pedir información, se distribuyen las guías de la Presidencia, por ejemplo.

JI - Vamos a poner un ejemplo de un joven que se drogó o tomó demasiado alcohol y termina allí, en RD Café. ¿Qué pasa en los primeros momentos? ¿Se toman datos?

RP - No, dos cosas importantes para que sepa la población: lo primero es que hemos hecho un acuerdo con la Policía –porque tenemos un centro abierto para esto, por eso no queremos identificarlo solamente con el tema de alcohol y drogas ilegales–, es un lugar donde puede entrar cualquiera, es una garantía de anonimato, cualquier persona puede estar entrando, no necesariamente un usuario de sustancia, hasta por error, creyendo que es un café. Y lo hacemos también, si la persona entra y pide un café, no se lo vamos a cobrar, simplemente se le puede pedir que a voluntad ponga algo, porque es un servicio gratuito, absolutamente gratuito. Pero si se va a pedir, dado que esas sustancias –el agua, la Coca-Cola, etcétera– son para quienes las necesitan porque están bajo efectos de sustancias, quien quiera consumirlas puede poner algo en nuestra caja a voluntad, nada más que en esas condiciones.

JI - Usted dice que no se pide ningún tipo de dato.

RP - No; la primera cuestión es que no es vigilado por la Policía, es un acuerdo formal y la Policía está encantada de que tengamos este centro, dicen que es una función que ellos no saben ni pueden cumplir, y tenemos un respaldo importante, al extremo de que a la inauguración eligieron ir sin uniforme para no asociar el centro con medidas policiales, fueron a saludarnos el día de la inauguración. Por un lado no se vigila el centro y por otro es absolutamente anónimo. Por un tema estadístico y para que las autoridades competentes, que nos han apoyado, tengan la evaluación de lo que hacemos, sí registramos cuántas personas por día entran, qué es lo que más se pide, qué es lo que más se precisa, qué es lo que la gente quiere saber, en qué condiciones llegan las personas, qué es lo que se requeriría desarrollar en la opinión de los propios interesados. Se llena un formulario anónimo en el que se pone “persona de sexo masculino, de tal edad, pide preservativos”. Ese es el único registro que se lleva.

JI - ¿No hay dispuesto un seguimiento de esa persona? Seguimiento en el sentido de intentar ayudarla…

RP - De ver qué pasa; un monitoreo de la situación. Una de las condiciones para poder tener éxito es no presionar. En ese encuentro el diálogo es diferente del que se hace habitualmente: “Ya viste lo que te pasó”, “Está mal”; ese no es el estilo de orientación que un usuario de sustancias que ya se siente bastante criminalizado va a recibir. A partir de cómo dialogamos con ellos y las medidas que les para protegerse, en general vuelven. De todas maneras la persona se va con una recomendación; cuando la vienen a buscar sus familiares también se hace una intervención orientándolos en qué hacer y qué no hacer para promover que ese joven pida ayuda cuando pueda hacerlo.

JI - Pero debe haber muchos que ni siquiera quieren que la familia conozca esta situación.

RP - En la medida en que venga por sus medios, esa no es nuestra función. Yo entiendo que en la cabeza clásica se diga: “¿Cómo? ¿Ni siquiera fueron capaces de llamar a los padres?”. Yo sé que establecida una relación dialogante con el usuario, muchas veces hasta empieza un tratamiento y trae a sus padres. Es al revés, a veces cuando los traen los padres no quieren venir, entonces hacen un tratamiento y al tiempo viene el joven. Tenemos muchos jóvenes que han encarado autónomamente su tratamiento y que los padres se enteran al final. Respetamos el derecho a la privacidad de las personas mayores de edad, y de los menores de edad también; me refiero a que siendo mayores de edad las personas pueden elegir no informar a su familia porque son responsables legales de sus vidas.

JI - ¿Qué experiencias internacionales hay en este tipo de emprendimientos y por qué se elige Punta del Este?

RP - Es una aspiración que teníamos desde hacía muchos años, quienes conocen nuestro trabajo saben que desde hacía mucho tiempo queríamos hacer un centro de acogida abierto, un drop-in en Montevideo para todo tipo de población. Tendría que haber varios. No hay en nuestro país otro centro con características similares. ¿Por qué se eligió Punta del Este? Primero, porque hace tiempo que nos lo pide la gente, es una necesidad; desde que las personas nos manifestaron la necesidad al Grupo de Cavia de que hubiera un programa serio de tratamiento –en febrero cumplimos un año de estar instalados fijos– hemos observado las consecuencias, como los autos que se estrellan aquí en la rambla frente a mi ventana a la salida de ir a bailar, y la prostitución homo y heterosexual vinculada al uso de drogas desde edades adolescentes. Esos fenómenos aumentan en temporada estival. Para nosotros esto está incluido dentro la seguridad en esta perspectiva de reducción de daños, dentro de los conceptos de seguridad ciudadana, no desde un punto de vista únicamente represivo, sino desde la seguridad sociosanitaria.

Al turista tenemos que ofrecerle garantías en cuanto a que si en su país es usuario, aquí tiene un lugar donde recibir orientación, donde su síndrome de abstinencia podría ser atendido, donde recibir apoyo y medidas de prevención o preservativos; y para la población local, que suele engancharse en esta cosa en la cultura fiestera, de desborde y después queda todo el año con la misma situación. Vemos que hay muchos accidentes, lo reconozcan o no las autoridades locales, pueden prender o no la sirena con el pretexto que quieran, pero ocurre y nosotros lo vemos. A la salida de ir a bailar sabemos que muchos de ellos son violentados por los sistemas de seguridad y dejados tirados en la calle porque son menores que están bajo efectos de sustancias. No queremos que ocurra eso y también queremos atender los intereses de los empresarios y los hoteleros, que están bastante preocupados por esto; yo daba conferencias y resultaba que siempre encontraba a alguien de hoteles que me planteaba esta preocupación de cómo acompañar a sus pasajeros que llegan embriagados, colerosos, etcétera.

Entonces creamos este proyecto, que tiene un aspecto que todavía no hemos mencionado, que quizás es el más interesante. En ese sentido queremos agradecerle al señor presidente de Antel, señor Gabriel Gurméndez, porque nos ha asignado un 0800 que estamos hoy en condiciones de dar a conocer: 0800-0404, que funciona para el departamento de Maldonado como experiencia piloto, con la atención de personal de Cavia capacitado, así como de algunos técnicos de la Junta –porque nosotros siempre hacemos emprendimientos mixtos que articulan el emprendimiento privado; el tercer sector, las ONG; y el Estado, lo público, autoridades del Ejecutivo nacional o local–. En realidad en esta oportunidad el Ejecutivo local está ausente; no es que no se lo haya incluido en el planteo del proyecto, eligió estar ausente.

Los dueños de centros nocturnos a los que estamos visitando y ofreciéndoles este servicio gratuito podrán llamar a este 0800 y les daremos orientación telefónica de qué hacer y qué no hacer, es una línea gratuita para la asistencia en crisis; un privado también puede llamar, un joven que no sabe qué hacer con su amigo. Nuestra idea fue concretada porque en el momento del llamado, mientras una persona orientaba telefónicamente sobre qué hacer y qué no, el médico con una persona más entrenada en estas situaciones iba hasta el local a hacer el rescate. Lo vamos a hacer; lamentablemente esto implica disponer de un vehículo y de todo lo que es el mantenimiento en términos de combustible para hacer estos desplazamientos. ¿Por qué privado? ¿Por qué no se llama al 911? Porque a una empresa, un centro nocturno o un hotel no le hace gracia –así lo entienden para sus pasajeros y el resto de sus clientes– tener un patrullero en la puerta o una ambulancia atendiendo a una persona que está bajo efectos de sustancias en una situación crítica. Nosotros vamos de particular, atendemos a la persona, si es necesario la llevamos a un centro de asistencia y si no, atendemos en nuestro propio local las intoxicaciones leves y moderadas; las otras las coordinamos con otros centros de urgencia.

JI - RD Café está ubicado en la calle 24.

RP - 24 esquina 27 de Punta del Este. La idea era que fueran dos centros, el otro iba a estar en La Barra, ya teníamos elegido el local, era un local muy accesible para todos los que van y vienen de La Barra y los demás balnearios que siguen hacia el este. El problema es que no hay recursos, la falta de recursos no nos permitió hacer toda la propuesta. Por eso además arrancó tarde, iba a empezar el 15 de diciembre y recién pudimos inaugurar el viernes 9. Pero es la realidad, la aceptamos tal como se nos presenta y tratamos de modificarla. Lamentablemente no se puede desarrollar todo el proyecto tal como lo habíamos propuesto, que incluía la capacitación de la Policía antes de empezar la temporada, el centro abierto las 24 horas, el 0800 con la información y orientación y además la atención en el propio lugar donde se encuentra la persona, convocados por quien llame al 0800. Cavia siempre hizo las cosas así, porque queremos modificar la realidad, lo hacemos con lo que tenemos; luego demostrar que la intención es hacer y cómo, va reclutando voluntades.

En ese sentido sabemos que quienes estuvieron en la inauguración, a quienes les agradecemos, como el señor ministro de Turismo, doctor Juan Pedro Bordaberry, han quedado bien impresionados con esta propuesta, como el señor presidente de Antel y el doctor Leonardo Costa, que es nuestro asociado natural, a quien estamos profundamente agradecidos por haber abierto este espacio, que era un agujero, un vacío en el tipo de intervenciones, por haberlas legitimado y respaldarnos; de hecho lo hace produciendo los materiales que estamos elaborando junto con sus técnicos para dar información y apoyando materialmente esta propuesta. Tenemos nuestro más profundo reconocimiento por la población, porque se atiende su necesidad, y por nuestra institución por el reconocimiento de nuestro saber hacer. Lo mismo a Pluna; nosotros decíamos ¿cómo hacemos cuando vienen y vomitan? Entonces se me ocurrió que las bolsitas de avión podían ser útiles, y Pluna no demoró 24 horas en proporcionarnos esas bolsitas. Así como también hay actores privados que nos están apoyando, como quien hizo el toldo de RD Café, a quien agradecemos, el señor Carlos Llova, por su desinterés y actitud solidaria. Con él decíamos: ser solidario no es dar lo que me sobra, es compartir contigo lo que yo necesito y tengo. El albañil que vino a hacer los trabajos, además de donar parte del precio de su jornal, dona a Cavia a partir de este emprendimiento un jornal por mes para el mantenimiento. Esto es lo que convoca la reducción de daños: solidaridad, porque es profundamente respetuosa de los derechos humanos y de la privacidad de las personas, es un concepto de ciudadanía: tengo derecho pero tengo responsabilidad frente a mi decisión. Todos participan, no estigmatiza a nadie y suma voluntades. Esperamos poder demostrar su validez con las intervenciones.

JI - ¿Cómo funcionó en el fin de semana? ¿Cuántos jóvenes ingresaron al café?

RP - El 0800 todavía no estaba funcionando y no hemos podido hacer la difusión, porque dolorosamente no hubo un solo miembro de la prensa en la inauguración; era mucho más importante hacer la antesala de Giordano, etcétera. Trabajamos con todos, todos nos conocen, les enviamos dossiers, les explicamos a todos qué autoridades iban a estar; curiosamente estaban el ministro de Turismo, el jefe de Policía, el jefe del Estado Mayor de la Policía de Maldonado, el prosecretario de la Presidencia y el presidente de Antel, pero no había un solo periodista. Entonces la difusión fue pésima.

Fue muy poca la concurrencia. Entra mucha gente a preguntar qué es. Ahora empezamos todo un sistema de trabajo que se llama outreach, de calle, que consiste en ir a los distintos lugares a avisar que se puede ir. Sabemos que la instalación lleva un tiempo, es algo así como un divertime si podés, tienen que poder confiar en que no los vamos a defraudar, tienen que saber quiénes somos; la gente dice: “Vos abrís y se te va a llenar de gente”. No, esto lleva un tiempo de mutuo coqueteo, de mandar sondas explorer, de ver cómo te trata la gente para que el usuario se deje caer, para que pueda confiar en nosotros.

JI - ¿Se consume mucha droga hoy en Uruguay, en especial en Punta del Este ahora en temporada?

RP - Sí, el consumo de drogas legales aumentó, los propios centros y los propios usuarios de drogas ilícitas están impactados por el uso del alcohol por parte de menores, nos lo dicen. El agua en un boliche nocturno, en una matinée, sale 70 pesos y la cerveza sale 40, eso es una franca actitud de instigación al consumo; y la entrada sale 60. Yo les pedí a las autoridades desde agosto que esto se previera y convocamos a varias marcas de agua, pero ninguna ha dado muestras de interesarse por esta situación, pese a que todo el mundo dice que es un problema. Tendría que haber dispensadores gratuitos de agua para que los jóvenes no tengan que pagar 70 pesos; el agua es más cara que la entrada.

JI - Hay legislación nacional que prohíbe vender bebidas alcohólicas a menores.

RP - Todos sabemos que ocurre, pero si se vende o no no es área de nuestra competencia; lo que sabemos es que a esos jóvenes de alguna manera el alcohol les llega a las manos; lo habrá comprado un mayor o no, sabemos que lo compran ellos, pero el hecho es que el agua es más cara que la cerveza. Hay muchísimo uso de drogas legales, y en cuanto a las ilegales, todos sabemos que la cultura veraniega está asociada con y ocurre un incremento del uso de éxtasis. En la fiesta que se hizo en El Jagüel fue gente presa porque tenía encima unas cuantas dosis; por lo que informó el jefe de Policía, a pesar de la imprecisión de nuestra ley, la cantidad que era más que suficiente para ser considerada para uso personal, entonces hubo gente que fue llevada detenida.

JI - Es una droga sintética que se ha venido imponiendo.

RP - Sí; sabemos que la cantidad de dosis que ingresan año tras año, verano tras verano de éxtasis al país va en aumento. Ese es un dato de la realidad. Al Grupo de Cavia no le compete criticar o decir si es mejor o peor, son todas cuestiones derivadas de la ilegalidad de la sustancia.

JI - ¿Qué efectos tiene esa sustancia y cómo la pueden tratar ustedes?

RP - Es una de las medidas de reducción de daños más importantes en el verano, hace tiempo que estamos difundiéndolas por una FM local que nos apoyó todo el año, que nos dio un espacio gratuito de prevención. El éxtasis es una anfetamina modificada, por lo tanto como toda anfetamina es una droga estimulante, pero tiene la característica de que además modifica las percepciones y por eso se llama la droga del amor, es una droga social porque invita a cierto encuentro, fundamentalmente erotizado, con el otro. Entonces así como la marihuana se asocia a la cultura del reaggae, la cultura rastafari y la cocaína fundamentalmente a la cultura del rock and roll –en grandes lineamientos, no son chacras fijas–, el éxtasis se asocia a la cultura tecno. Por eso todas las fiestas raves tienen un chill out, y de hecho nosotros funcionamos como un chill out. ¿Qué es un chill out? “Chill” es enfriar en inglés, es un lugar que está fuera de la fiesta, pero al lado, con música del mismo tipo –se llama música chill, música baja, relajante–, donde la persona toma agua, se hidrata, se enfría.

Uno de los efectos no deseados del éxtasis es que aumenta el metabolismo como todas las anfetaminas, pero aumenta particularmente la temperatura y es uno de sus riesgos más graves, que puede llegar a la convulsión por hipertermia y muerte neuronal por la fiebre, fiebre muy alta producto del aumento del metabolismo, de la deshidratación, por eso tienen que estar tomando agua y salen a refrescarse a cada rato. Se agrava porque dicen “te vino fiebre”, y te dan una aspirina; si hay alguna sustancia que debe evitarse asociar al éxtasis es la aspirina, porque agrava el efecto: nunca dar aspirina en el intento de bajar la fiebre. Hay que poner a la persona debajo de una ducha. Es lo que hacemos: tenemos un baño en el local donde pueden pegarse una ducha; además les ponemos en axilas e ingles, donde las arterias de grueso calibre están muy cerca de la superficie del cuerpo, paños o mojados con agua con hielo y alcohol, no lo toman sino que lo mezclan con agua y mojan el paño porque el alcohol hace que baje más la temperatura y dure ese frío más rato. Recomendamos poner paños en las axilas y la ingle mojados en agua con alcohol para bajarles la temperatura, alcohol absoluto, alcohol 95.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe

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