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TRAS EL ASESINATO DE UN CONDUCTOR DE UCOT
El transporte busca soluciones a la inseguridad
Varios barrios denominados “zonas rojas” están sin transporte colectivo después de la rapiña y asesinato de un conductor de UCOT en la tarde del sábado. Una situación compleja a la que, sin éxito, se le ha buscado solución. Nuevamente se habla de transbordos, máquinas expendedoras de boletos y otras alternativas, según explicó Juan Enrique Cami, presidente de UCOT.
EN PERSPECTIVA
Martes 13.01.04 - Hora 7.35.
JOSÉ IRAZÁBAL:
Es impresionante la foto de tapa del diario El País de la movilización de ayer de los trabajadores del transporte colectivo en Montevideo. La foto está tomada frente a Casa de Gobierno, con una caravana impresionante de ómnibus.
ALFREDO DANTE:
Está tomada desde Casa de Gobierno, seguramente desde el quinto o sexto piso del Edificio Libertad; se ve la rotonda que está frente a Presidencia de la República adornada por la caravana de ómnibus que en ese momento se hacía presente para reclamar medidas de seguridad.
JI - Un tema que lamentablemente se ha instalado en estas últimas horas en Montevideo, el de la seguridad en el transporte. Decenas de ómnibus recorrieron ayer en caravana las calles de Montevideo acompañando los restos de Antonio Javier Silvera, el trabajador de 40 años que fue asesinado en una rapiña el sábado en la tarde.
AD - Un hecho que ameritó, además de esta movilización, una vez más reuniones de carácter urgente entre el gremio del sector, la Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte (Unott), junto a la Policía y autoridades de la Intendencia Municipal de Montevideo para empezar a barajar de vuelta las alternativas de control de seguridad, sobre todo para los recorridos que pasan por las zonas rojas de la capital.
JI - Exactamente. No es un tema nuevo, todos los años, cada poco tiempo, estamos asistiendo lamentablemente a un hecho de estas características, en este caso con la muerte de un trabajador, pero en otros se ha saldado con choferes o guardas heridos de bala.
Vamos a dialogar con Juan Enrique Cami, presidente de la empresa de transporte UCOT.
Cami, estamos hablando de una empresa que está pasando por un momento muy difícil a raíz de la muerte de uno de sus trabajadores el sábado.
JUAN ENRIQUE CAMI:
En este momento, un poco tomando palabras que hace minutos usted expresaba, esto no es un tema de una empresa, acá hay dolor, solidaridad de todo el sistema de transporte, desazón de los propios montevideanos y uruguayos. Usted hablaba de la inmensa manifestación; creo que hay mucha gente más que hubiera querido plegarse a esta caravana, que hubiera querido llegar al Edificio Libertad a escuchar mínimamente una respuesta que los que estuvimos allí presentes no tuvimos. Nadie había en Casa de Gobierno. Esto ocurrió un 10 de enero que va a pasar a la posteridad; otros 10 de enero lloraremos esta situación, la recordaremos, pero lo que vamos a encontrar tristemente es que en busca de estas respuestas y de un apoyo de una calidez que alguien nos tenía que haber tendido, la ciudadanía toda se va a encontrar con otra desazón en espera de otro hecho como éste. ¿Adónde vamos? ¿Dónde para esto?
JI - ¿Qué esperaban los trabajadores del transporte colectivo de Montevideo al parar ayer esa impresionante caravana frente a Casa de Gobierno?
JEC - El trabajador todo y no hablo únicamente de los trabajadores que estamos agremiados en los distintos sindicatos, en la propia Unott, pienso que hasta el trabajador que no está afiliado, insisto, el montevideano, lo único que quiere, que pide, es soluciones a todo esto. Pedimos hace una buena cantidad de años mesas de trabajo para buscar soluciones, todos queremos participar en torno a encontrarle una solución a esto.
JI - Se han creado comisiones especiales para analizar el tema de la seguridad en el transporte.
JEC - Sí, pero ¿sabe qué ocurre? Si usted transita Montevideo sabe que todo rápidamente se diluye. Hoy nosotros nos ufanamos en decir que hay menores infractores, infanto juveniles, delincuentes; pero eso no está porque sí nomás. Antes hablábamos de las zonas periféricas de la ciudad, hoy Montevideo ya carece de zonas periféricas, hoy ya se ha hermanado con los dos departamentos limítrofes, la ciudad toda se sigue extendiendo, gente del norte baja a esta zona buscando algún horizonte que no existe. Capitales extranjeros vienen y se van. El uruguayo lo único que hace es emigrar, cada quien va al aeropuerto de Carrasco vive un velorio más, una muerte más de un uruguayo que se va y sabemos que no retorna. Creo que lo que todo el uruguayo, el montevideano pide es que se busquen soluciones, que se den otras garantías, mínimamente que se abran expectativas laborales, que resurja la industria; tal vez sea muy fácil expresarlo con la bronca que hoy tengo, pero creo, insisto, en el sí se puede. Creo que hay que tener un poquito de amor por esa bandera que siempre tenemos flameando, tan orgullosa. De esto tenemos que salir, no puede ser que nos entreguemos y pensar que cuando alguien vierta una solución el resultado pueda surgir dentro de 40 años. Yo me resisto a eso.
JI - Volvamos sobre la situación que se está dando con el tema de la seguridad, más allá del planteo que usted hace en líneas más generales sobre la situación del país en sí. Es un tema que además está afectando a vecinos de determinados barrios, de esos barrios que son señalados muchas veces como zonas rojas o zonas peligrosas.
JEC - Toca todos los barrios.
JI - Pero hay algunos barrios que por la situación que se dio el sábado hoy están sin transporte, por lo menos algunas unidades no están ingresando. Decíamos antes que se ha trabajado varias veces, cada vez que estamos ante un hecho de estas características o similares, en comisiones de seguridad que se reúnen periódicamente; usted decía que se van diluyendo muchos de los planteos. ¿Por qué se diluyen? ¿No se llega a soluciones, no se plantean cosas concretas?
JEC - Ayer participando de una asamblea de socios, tratando de aquietar un poco estos ánimos, verdaderamente estamos más que exaltados todos, se proponía no ingresar nunca más a estas zonas, por lo conflictivo que es y la inseguridad que hay.
JI - Eso planteaban algunos socios.
JEC - Creo que en suma es la voluntad popular, la voluntad general. Quien sabe que ciertas zonas, pasando determinado punto de la ciudad, ingresamos en esas mal llamadas zonas rojas, en las que nadie nos asiste. ¿Quién entra ahí? ¿Quién es el valiente que dice “Tengo mi familia que me espera, pero voy a ingresar igual”? Después me pregunto, ¿quiénes nos atrevemos a decir “A esa gente vamos a restarle asistencia, restarle el servicio”? Hay una enorme cantidad de trabajadores de la misma talla que yo, gente que trabaja en diversos rubros que tiene la enorme necesidad de que la transportemos. ¿Entonces por qué dejarla en ese desamparo?
JI - ¿Cómo se salda eso?
JEC - Cómo comienza esto y dónde termina. Cómo va terminando uno ya lo ve: hay una vida sin vida, hay hijos que en el proceso de su vida van a contar de qué manera murió su padre, una compañera sin compañero y dos veteranos sin un hijo. Insisto: una vida sin vida. Pero también miro para el otro lado: hay menores internados, con riesgo de no disfrutar su vida y también me pregunto por qué, por qué son infractores, y por qué le restamos un transporte a esa gente, que en definitiva es nuestro sostén. Es muy complejo.
JI - ¿Qué van a hacer ustedes con las líneas 328, 396 y 405?
JEC - Desde ayer ya se empezó a trabajar. Hubo por lo menos insinuaciones de reuniones; esto está todo muy caliente, van a surgir otras reuniones más, trataremos de trabajar en conjunto con las cooperativas afiliadas a Tupci, que es la entidad que nos agrupa a las entidades cooperativas, vamos a trabajar en torno a eso junto con la empresa Cutcsa y no necesariamente en lo que atañe al transporte urbano; extenderemos más las posibilidades y necesidades.
JI - Por ahí aparece una fórmula, una propuesta que tomó fuerza, de instalar servicios con recorridos zonales para que las líneas troncales hagan una especie de trasbordo en los límites donde comienzan esas zonas más conflictivas. De esta forma utilizando un solo boleto la gente podría ingresar en un segundo ómnibus y el ómnibus original en el que se subió volvería con la recaudación.
JEC - No sé sinceramente quién vertió esa posibilidad. Hay que hacer el ejercicio de ella, hay que practicarla para buscar las viabilidades. Creo que fue apresurado o venturoso tirar una posibilidad sin estudio previo; probablemente sea la definitiva, pero yo me pregunto, ¿quién maneja esa línea local? No es fácil disponer algo en torno a una mesa. El miedo es atroz, algún socio tendrá que hacer ese trabajo, tal vez sea yo el que tenga que hacer eso. Es muy complejo. Acá parecería que tenemos prurito de hablar de ciertas cosas o tirar determinados términos. Hay una idea feroz, avasalladora, de querer implementar tecnología arriba del bus, poner la famosa maquinita, pretendiendo que con ella y sacando el dinero de arriba del ómnibus poder solucionar algo. Mañana vendrán raptos de ómnibus. Esto se puede corregir, veo que hoy no se está pagando, no hay voluntad de pagarlo. Probablemente trasbordando estas líneas haya una solución. No quiero que esto redunde en un mal servicio a los perdedores de siempre, que son los pobladores que hoy están en esas zonas, que si se quiere están atrapados y son rehenes de toda esta situación.
JI - Usted dice que hay voluntad de poner tecnología encima del ómnibus para solucionar por este lado el tema de la violencia. ¿A qué se refiere?
JEC - Es una vieja propuesta que está desde los años 80 y pico, viejos proyectos de reestructura. El tema es que uno tiene que ver los alcances y las proyecciones, las repercusiones que pueda tener. Hablo pura y necesariamente de repercusiones básicamente laborales.
JI - ¿Quién impulsa esos proyectos?
JEC - La Intendencia y distintos organismos. Hemos tratado este tema de la tecnología hasta en comisiones con Jefatura de Policía, con compañeros trabajadores agremiados. Pero si bien es un tema que incansablemente se ha tocado, no vemos que sea una solución. Creo que tenemos que seguir trabajando en torno a eso.
JI - Volvamos al tema de la seguridad en el transporte en determinadas zonas de Montevideo, en estas zonas consideradas rojas o más violentas; ¿cuántos robos sufren ustedes al mes en esos barrios?
JEC - Tengo un histórico –no lo tengo ahora al alcance de la mano–, a diario por cierto que registramos todos estos faltantes que tenemos y aunque parezca irónico en los últimos meses de trabajo eran menores los hechos que se estaban dando en estas zonas. A veces uno insiste en llamarlas zonas rojas o zonas carenciadas –lo mal llamado carenciado–, siempre pensamos que los hechos están ahí, pero los robos nuestros son absolutamente en toda la ciudad, desde Piedras Blancas, Buceo, zona Centro; Punta Carretas últimamente es una de las zonas donde más robos sufrimos. No hay una zona. Aproximadamente tres años atrás un ómnibus de una cooperativa hermana, COETC, fue secuestrado, robado todo su pasaje, casi a plena luz del día. No hay límite, cualquier ciudadano montevideano que decide poner rejas en su casa no es un ciudadano que viva en una zona roja, lo hace en cualquier punto de Montevideo y vive preso y atrapado en su finca, lo cual es una elección por demás atroz.
JI - Una de las preguntas que nos han hecho incluso algunos oyentes –y que nos hacemos nosotros– es: de esto que sucedió el sábado, la muerte del trabajador de la empresa UCOT; se dice que esta persona iba armada, que incluso logró disparar a los que lo atacaron. ¿Los trabajadores van armados?
JEC - No, no. Es evidente que yo me niego a trabajar al estilo farwest. El día que yo pueda aprobar que mis socios trabajen con un revólver en la cintura ya sería el caos final, no tenía razón mi dirigencia, ahí ya habremos perdido todo el rumbo. Sé por las noticias que ha cundido eso, esa información según la cual el socio portaba un arma, pero a esa pregunta contesto con otra pregunta: no sé si es ésa la solución, sé que distintos transportistas, desde algún camionero repartiendo algún producto alimenticio o lo que fuere, hasta el propio transporte de pasajeros, buscan tal vez en esa arma, en un arma que en definitiva por efecto espejo nos termina matando a nosotros, un aliado, una compañía que más o menos diluya esa situación. Y no es solución, a la vista está.
JI - Mucha gente intenta preservar su seguridad personal.
JEC - Por eso se lo decía anteriormente: ¿es justo que en mi vivienda tenga que fortificarme y poner rejas? ¿Es justo que un complejo de viviendas tenga que poner un guardia contratado, un 222, coraceros, lo que se les quiera llamar, porque la calma no existe? No es un tema de la mal llamada zona roja, en este país no hay menores infractores, no hay zonas carenciadas. Yo me siento padre de todo eso porque he sido en cierta forma, como ciudadano uruguayo, generador de todas esas situaciones; usted también, quien nos escucha también, todos somos generadores de esto, entonces hoy estamos buscando respuestas.
JI - Volviendo al tema del transporte en los próximos días, usted decía que no tenía claro que esa idea de hacer una especie de trasbordo en determinadas zonas sea la salida…
JEC - No, no: me sumo a la solución, por favor; me sumo a eso, e insisto: Juan Cami siempre, desde todo mi paso por el transporte, siempre he tratado y va a estar siempre en mi mayor intención colaborar y a la convocatoria que sea estaré presente. Sencillamente digo –y reitero lo antedicho– que avasallando no vamos a llegar, con soluciones rápidas y en caliente no creo que encontremos la solución.
JI - Dos últimas preguntas. Una es si concretamente los trabajadores de la empresa UCOT tienen algún tipo de cursos o de preparación en cuanto a atravesar este tipo de situaciones violentas que prácticamente se están dando a diario en Montevideo. La otra pregunta es qué pasa concretamente en el caso de la familia del trabajador que falleció el sábado, si hay algún tipo de asistencia por parte de la empresa.
JEC - Empiezo por la última porque creo que es más importante, la familia. Es evidente, históricamente en UCOT, por una cuestión de principios, por un sentido cooperario, por un sentido de humanidad, nadie va a quedar tirado, nadie queda desafectado de esta situación. Es más, el propio padre de Arturo Silvera es parte integrante de esta sociedad Ucot, es socio nuestro, es un socio antiguo; lo es también el resto de la familia y van a tener toda la solidaridad nuestra. Los propios procesos de otros compañeros que nos han dejado por fallecimiento han asumido o han adoptado su participación social familiares. Esto lo digo en lo laboral, pero después en lo afectivo, en lo económico, Ucot no estila dar la espalda, acá caminamos juntos de la mano y tratando de en el ámbito que sea, con la herramienta que tengamos, desde lo jurídico, en el área psicológica, en lo humano, en el abrazo del amigo, en la fraternidad, tratamos de estar siempre ahí. Eso realmente es cierto porque es un fin que perseguimos.
Y en cuanto a la preparación que tiene cualquier socio, es de estilo nuestro que todo aspirante a socio desde su ingreso… tenemos un equipo psicológico –creo que somos de las pocas empresas que tenemos este estilo de procesar las cosas–, nuestro departamento jurídico. En fin, pasa por una serie de trámites para poder hacerle variadas evaluaciones y entender que la persona realmente pueda consustanciarse con nuestros pedidos y nuestro sentido cooperario. Una vez que ingresa es asesorada o instruida en cómo realizar las funciones. Este año 2003 el conjunto de los socios hemos asistido a variados cursos, tanto en seguridad industrial brindados por el Banco de Seguros, de manejo defensivo. En fin, tratamos de estar siempre formando al socio. Ante cualquier inconveniente que surja en la unidad damos un apoyo pleno y permanente, psicológico. Es una tarea por demás estresante, esta función que hacía el socio y compañero Arturo Silvera es una tarea sobreestresante, una tarea de doble función, como es el conductor-cobrador, una función que… no sé si alguien me podrá dar una respuesta, ¿por qué hoy todavía la seguimos haciendo? Una función que está realizando una persona sola, algo que a mi entender atenta contra la raza humana, el hecho de estar realizando esa función por demás estresante, manejar pasajeros, vidas, tener que conducir mirando para adelante, atender las puertas, dar el cambio, cortar un boleto, múltiples tareas. No entiendo cómo todavía aceptamos que un ser humano las realice. Todo por el vil dinero. Insisto: ¿cuál es la solución?
Pido perdón a usted y a la audiencia, este momento de bronca, una enorme bronca, créamelo. No tengo una respuesta para usted y para la ciudadanía; menos para mi sociedad. No sé cómo salir de esto. Quiero poner el corazón, pero por sobre todo la razón; para mí es también mi obligación buscar una salida. Enteramente a la orden.
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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