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TRES CINCO AÑOS, EL CRIMEN SIGUE SIN RESOLVERSE COMPLETAMENTE
El padre de Andrés Trigo ratificó su denuncia contra el juez Colmenero
El padre de Andrés Trigo, Walter, acusó al juez Carlos Colmenero de favorecer a los asesinos de su hijo. Desde hace cinco años el crimen de Andrés espera ser resuelto y en varias oportunidades funcionarios policiales y judiciales han entorpecido la causa. En cambio, el mayor impulso para averiguar la verdad ha sido la determinación de la Familia Trigo. “Tengo que llegar al final para que mi hijo y nuestra familia puedan descansar en paz”, afirmó Walter. “Vamos a tratar de aclarar el crimen mientras tengamos sangre en las venas”, confirmó.
EN PERSPECTIVA
Martes 13.01.04 - Hora 08.50.
JOSÉ IRAZÁBAL:
Hace más de cinco años de la muerte del joven Andrés Trigo en el departamento de Colonia y el caso sigue sin esclarecerse. Además en estos días el tema vuelve a la agenda a partir de una serie de denuncias sobre supuestas irregularidades en las actuaciones del juez Carlos Colmenero.
Según distintas fuentes, entre ellas varias del Ministerio del Interior, el juez de Carmelo habría entorpecido la investigación, que ni siquiera está a su cargo, encubriendo –esta es una de las denuncias más graves– a los autores del crimen.
Por ejemplo, el comisario inspector Roberto de los Santos declaró a la revista Caras y Caretas que el “quietismo” de Colmenero “afectó el curso de la investigación”. Él dice que la investigación no está perdida, pero que se dieron muchos pasos para atrás con esa situación.
Esta información despertó la reacción de una de las personas que han estado más activas en todo este proceso: el padre de Andrés –Walter Trigo– con quien estamos en contacto esta mañana.
Trigo, ¿cuál es la primera reflexión que le surge cuando mira hacia atrás, ve que hace más de cinco años del asesinato de Andrés y el caso aún sigue sin esclarecerse completamente?
WALTER TRIGO:
Sí, este caso ha tenido múltiples facetas. En un primer momento las cosas se hicieron mal, hace cinco años y medio, no se llamó a la Policía Técnica de Montevideo, cosa fundamental en un caso como este. Enseguida se levantó la camioneta donde apareció Andrés y todos los efectos, la camioneta al otro día se lavó en la comisaría de la zona. No se hacía nada, el jefe de Policía de aquel momento, el mal recordado para nosotros Pintos Funes siempre decía que estaba en completa oscuridad, no quería llamar a Homicidios de Montevideo. Al final yo me presenté ante él y le dije que si no la llamaba me iba a presentar yo, entonces contra su voluntad la llamó, y trabajó muy bien, estuvo como un año viniendo y al final presentó al juzgado todos los involucrados en el caso. Pero parece que no se consiguieron las pruebas necesarias y no se procesó a nadie.
JI - ¿Cuánto tiempo después de la muerte de Andrés llega la Policía de Montevideo a investigar?
WT - Un mes después.
JI - Estamos ubicados en setiembre de 1998.
WT - El jefe de Policía de aquel momento hizo declaraciones contra Andrés; se estila mucho en Argentina cuando se quiere o no se puede aclarar un crimen atacar a la víctima, eso fue lo que hizo este señor. Acá en Colonia se levantó más de 2.000 firmas –estamos hablando de una ciudad de 20.000 habitantes– y se consiguió destituir al jefe de Policía.
JI - Estamos hablando de Pintos Funes.
WT - Sí, lo cambiaron. Esa fue una de las facetas del caso, por eso para nosotros siempre ha sido complicado. Después pasó el tiempo, pusieron otro tipo de investigaciones, que no nos conformaba; tanto es así que el caso estuvo tres años, no voy a decir parado, pero prácticamente sin hacer nada importante en él. Hace un año y pico me reuní con el jefe de Policía, el señor Bernal, excelente persona, que está acá en Colonia desde hace bastante tiempo, y le expliqué mis dudas sobre el equipo de investigación. Me preguntó qué me parecía, yo le nombré un comisario de mi confianza, se puso en comunicación con Montevideo y el ministro Stirling mandó a Roberto de los Santos, gran persona también, que está trabajando en el caso. Tenemos mucha confianza, nos comunicamos, yo estoy informado de todo lo que hacen.
JI - Le pido volver sobre aquellos primeros días de labor policial, después de que Andrés apareció asesinado en una camioneta.
WT - Sí, en la camioneta de reparto de supergás.
JI - Eso fue el 17 de agosto de 1998. ¿Por qué cree que en aquel momento se hicieron esas cosas tan…? Por lo menos a uno que está alejado de ese tipo de cosas le parece increíble que en una investigación de un asesinato se lave la camioneta en la que fue muerta la persona.
WT - Es increíble que no se haya llamado a la Policía Técnica. Le explico por qué, dicho por este mismo jefe de Policía, Bernal. Una de las cosas que les enseñan en la Escuela de Policía es no tocar el lugar del hecho, cercarlo inmediatamente. Eso no se hizo, andaba gente tocando la camioneta por todos lados. Yo recuerdo que a uno de los comisarios que estaban en ese momento le dije: “Decime una cosa, ¿cómo puede ser que esta gente –yo en la desesperación– ande tocando la camioneta y las huellas que puede haber ahí?”. ¿Sabe qué me contestó? “No, con el rocío que hay, huellas no debe haber”. Y no se llamó a la Policía Técnica, que es una de las cosas principales, porque en Colonia hay Policía Técnica, pero todo tiene su capacidad o sus aparatos especiales para hacer investigaciones. Acá no los hay. Después del asesinato de Andrés hubo en el correr del tiempo dos o tres asesinatos y en todos se llamó a la Policía Técnica y todos se aclararon.
JI - ¿Por qué cree que en aquel momento no se hizo lo mismo con este caso?
WT - Cuando se termine de aclarar el caso lo vamos a ver. Es muy probable que algún funcionario policial tenga algo que ver en el crimen; lo veremos después, sobre la marcha. A partir de la muerte de Andrés, al mes de la muerte de Andrés, hicimos una marcha acá en Colonia, una marcha de 20 cuadras.
JI - “La marcha del silencio” se le llamó.
WT - La marcha del silencio, que terminó en la puerta del juzgado, donde yo leí una proclama. A esa marcha fueron 5.000 personas, así que fíjese si Andrés era una persona querida en Colonia, aparte su trabajo era andar casa por casa repartiendo garrafas de supergás. Después de esa marcha siguieron otras, en 52 meses hicimos 52 marchas, sin fallar ni un 17 de cada mes.
JI - Cada mes ustedes salían a las calles de Colonia acompañados por gran parte de la gente de Colonia.
WT - Siempre acompañados por la gente de Colonia, muchos nos apoyaban. Hasta el 17 de diciembre de 2002; ahí fue la última marcha porque el 22 se procesó con prisión –está acá en la cárcel de Piedra de los Indios– a la ex novia de Andrés, para nosotros la instigadora y planeadora del crimen.
JI - Estamos hablando del procesamiento de Karina Fernanda Carro Torres, en calidad de coautora del delito de homicidio muy especialmente agravado. En aquel entonces los responsables de la investigación dijeron que con este paso se abría el camino a la verdad.
WT - Es así. Ahí suspendimos las marchas. Pensamos que no había más necesidad de seguir molestando y convocando a la gente a más marchas porque las cosas iban por buen camino. Seguía siendo así, en entrevistas en la televisión y en las radios yo decía que el equipo estaba trabajando en forma excelente y que más acá o más allá todo lo íbamos a ver. Iba así, hasta hace un mes y pico cuando pasaron estos acontecimientos que todos quisiéramos que no hubieran sucedido.
JI - ¿Cuál era la relación de Andrés con esta mujer?
WT - Hacía como un año que tenían amores y relaciones. Ella era mayor que él, Andrés tenía 18 años y ella 24. Creo que tres meses antes de la muerte Andrés la había dejado. Esta mujer nunca concibió que podía pasar algo así, venía hasta de madrugada a casa a buscarlo, comentó muchas veces en casa que si no era de ella no iba a ser de nadie; aparentemente cumplió su cometido. Hay muchas cosas especiales en esta señora, trabajaba en un almacén de mañana y cobraba 1.300 pesos por mes, pero desde que Andrés la dejó apareció con un auto bastante nuevo, un Fiat Uno, que en aquel momento le costó 9.500 dólares y lo compró al contado. Ella dice que lo compró con sus ahorros, lo cual a todos nos resulta bastante difícil de creer, porque si ganaba 1.300 pesos por mes tenía que trabajar algunos años para poder llegar a juntar ese dinero. Por eso digo que la cosa puede venir enredada por otro lado, por algo que Andrés se pueda haber enterado, tal vez de dónde ella sacaba el dinero. Eso todavía no está totalmente descubierto.
***
JI - Usted me decía que la ex novia de Andrés fue quien supuestamente instigó el asesinato, pero detrás aparecen otras personas, los autores materiales de la muerte.
WT - Llegar donde está ahora el caso ha resultado bastante duro, tuvimos que cambiar a un jefe de Policía después de levantar firmas; eso no es fácil. Por intermedio del fiscal de Corte, Oscar Peri Valdez, con quien tengo muy buena relación, conseguimos cambiar también a la fiscal de Colonia, porque consideramos que no hacía las cosas como se debía; sigue aquí en Colonia, pero en el caso de Andrés trabaja el fiscal de San José, que lo está haciendo en forma excelente. Es otro de los cambios que conseguimos que se hiciera. También tuvimos que cambiar al equipo de investigaciones que estuvo prácticamente tres años sin hacer nada en el crimen aquí en Colonia.
JI - Eso habla de una actitud de la familia, de un seguimiento de la investigación por parte de ustedes muy particular.
WT - Tiene que ser así.
JI - Discúlpeme: no tendría que ser así; en realidad tendrían que funcionar bien tanto la parte policial como la judicial, que usted decía que no estaban funcionando bien.
WT - Claro. No solamente eso, desde un primer momento yo hice mis investigaciones y todavía hoy las sigo haciendo. Yo he ido a la cárcel a hablar con presos de cualquier calaña, he hablado con los principales involucrados en el caso de Andrés; he hecho mis investigaciones como si fuera un detective, pero no porque me crea más que nadie, sino porque me creo en la necesidad de hacer algo de eso porque yo tengo que llegar al final para que mi hijo y nuestra familia puedan descansar en paz. Mi señora ya fue operada de úlcera perforada y estuvo hace poco internada por una enfermedad nerviosa en una clínica de Montevideo. Ahora anda bastante mejor, gracias a Dios.
Ha sido una lucha todo esto, pero que consideramos seguir el tiempo que sea necesario porque tenemos que llegar al final del crimen para que la gente crea en la justicia. Nosotros también creemos en la justicia, a veces hay algunos entorpecimientos, como los que usted nombró, pero pensamos que vamos a salir adelante y que por más piedras que nos pongan en el camino el crimen de Andrés se va a terminar aclarando.
JI - Sigamos con el repaso cronológico que veníamos haciendo. A primera vista parecería que hubo un punto de quiebre en el curso de esta investigación desde el momento en que el comisario inspector De los Santos viaja a Montevideo, a cargo de una unidad especial creada por el propio ministro Guillermo Stirling, para esclarecer unos 20 homicidios que se vieron impunes. Entre esos homicidios impunes estaba el de Andrés. ¿Allí realmente hubo un quiebre en la investigación?
WT - Sí, ahí se empezó a trabajar como se debía. El comisario Adolfo Hernández, de aquí de Colonia, que yo recomendé, también trabajó en forma excelente, poniendo ganas y fuerza en el asunto. Despacito y con cautela se llegó hasta el mes de diciembre del año pasado, ya con este equipo investigando el crimen de Andrés, cuando se logró aclarar el caso del narcotraficante muerto en Carmelo Lilo Martínez. Aclarado ese crimen había tres cuartos del crimen de nuestro hijo aclarado.
JI - Supuestamente estaban relacionados los dos crímenes.
WT - Los crímenes no; los autores de los crímenes. Terminando con el crimen de Lilo Martínez, encarcelando a los involucrados, ya teníamos el crimen de Andrés casi resuelto. Pero como usted decía, eso no sucedió por las irregularidades del juez de Carmelo.
JI - Ahí está, entramos de lleno a lo que ha disparado esta nota: la aparición en el caso del juez Colmenero. ¿Cómo aparece este juez en una causa que no está en sus manos? La causa de su hijo ha estado en manos del juez Siri.
WT - Exactamente, con quien tenemos muy buena relación. A fines de noviembre viene el comisario De los Santos junto con Hernández y me dicen: “Mirá que tenemos en la mesa de Colmenero todo el crimen de Lilo Martínez aclarado. Como vos bien sabés, con eso tenemos casi solucionado el de Andrés. Pero este hombre hace bastante tiempo que tiene toda la solución, las carpetas arriba de la mesa, pero no hace absolutamente nada”. Entonces me fui a Montevideo, a la Suprema Corte de Justicia y le pedí a la secretaria para hablar con el doctor Parga; ella me dijo que si no era abogado no me iba a atender porque él atendía solamente a abogados…
JI - Estamos hablando del presidente de la Suprema Corte de Justicia.
WT - Sí. Le dije: “Dígale que si él me atiende puede ayudar a aclarar dos crímenes”. Al rato vino, habló con la secretaria y me llamó: “Trigo, pase, que quiero hablar con usted”. Le expliqué cómo era el asunto, los motivos de mi visita, le dije que el juez Colmenero tenía sobre su escritorio todo el crimen de Lilo Martínez resuelto, pero no tomaba ninguna resolución. También le dije que uno de los criminales, IPB, mantenía una profunda relación con Colmenero.
JI - IPB son las iniciales de esta persona.
WT - De uno de los asesinos. Le dije que mantenía una profunda relación con el juez Colmenero, le expliqué que tan era así que el juez Siri, de Colonia, cuando citó a IPB a Colonia –IPB tenía una buena relación con el juez Siri porque aparentemente estaba colaborando para ayudar a resolver el crimen de Andrés, lo cual era una forma de mantener una buena relación para que estuviera en su domicilio y todo lo demás–, IPB no se presenta, va con la señora y se presenta en Carmelo ante el juez Colmenero. Después de que se va IPB del juzgado de Carmelo, el juez Colmenero llama al juez Siri para decirle que este señor se presentó allá. Siri le pregunta: “¿Por qué no me lo detuviste para que yo lo mandara a buscar?”, “Ah, no”, no sé qué. Para que vea la relación que hay, que no es mentira ni invento.
JI - En la entrevista que le hacen en la revista Caras y Caretas al comisario inspector Roberto de los Santos, nombrado por el Ministerio del Interior para investigar una serie de crímenes que no han sido aclarados, entre ellos el de Andrés, le preguntan sobre la relación del juez Colmenero con esta persona que supuestamente es uno de los asesinos, el periodista le pregunta: “¿Qué elementos tiene usted para sostener que existía una relación fluida entre el juez y el principal sospechoso de los asesinatos?” Él contesta: “Yo mantuve una conversación telefónica con Colmenero en la que él me planteó que lo conocía, que ya lo había procesado y que tenía cierto poder de persuasión sobre el sospechoso”. “¿Podría tratarse de un informante del juez?”, le pregunta el periodista y contesta: “No lo sé, no llegué a ese punto. Los directores de la cárcel de Piedra de los Indios nos informaron que mientras el sospechoso estaba procesado era convocado entre dos y tres veces semanales al despacho del juez Colmenero; luego pasamos de la sorpresa al estupor: la investigación traspasó las fronteras y tuvimos que ir a Paraguay a interrogar un delincuente uruguayo, Mario Soria, que se encontraba vinculado a este grupo de delincuentes actuantes en el departamento de Colonia. Para nuestra sorpresa, Mario Soria ya sabía que íbamos a ir a indagarlo. Se trata de una cárcel que está a 80 quilómetros de Asunción, completamente aislada, ni siquiera existe locomoción pública que conduzca al lugar. El mismo Soria nos dijo que no recibía visitas de nadie, extremo que comprobamos en el libro de visitas; el recluido nos dijo que sólo había recibido la visita de su esposa y que ésta lo había alertado de que posiblemente la Policía viajara desde Uruguay para interrogarlo”. Allí aparece esta declaración que hace el comisario inspector Roberto de los Santos, que también plantea dudas sobre la actuación que ha tenido Colmenero en este caso.
WT - Es así. Pero cuando Píriz Brum estuvo preso en la cárcel de Piedra de los Indios, el juez Colmenero también lo iba a visitar; por eso digo que había una relación profunda entre estas dos personas.
Entonces le digo al doctor Parga lo que sucede y él me pide que consiga el número de expediente y se lo pase inmediatamente. Llego a Colonia, lo llamo por teléfono, le paso el número de expediente y él me dice: “Estoy cortando con usted y llamando a Colmenero”. Así lo hizo, aparentemente, porque sabíamos que para el lunes 8 de diciembre Colmenero había citado a los involucrados en el crimen. Pero da la casualidad de que el juez Colmenero no se presenta en el juzgado, sale de licencia, se va a Estados Unidos, a Nueva York o a Miami, no me acuerdo, y deja al juez subrogante, que no sabía nada del asunto. Cuando llevan a los detenidos al juzgado no había nadie que los interrogara y el asunto termina ahí.
Ese mismo día, el lunes 8 de diciembre, los dos principales sospechosos del crimen de Lilo Martínez, y tal vez involucrados en el crimen de Andrés, que están localizados con sus domicilios y teléfonos en Montevideo –como le dije, fueron citados al juzgado de Colonia, estaban en buena relación–, desaparecen de sus domicilios y muy posiblemente también desaparecen del país.
JI - Esas dos personas estaban aquí en Montevideo.
WT - Sí, sí, se conocían los domicilios de ellos, se sabía todo. Desaparecen de sus domicilios y del país. A los pocos días me entero de eso por intermedio de De los Santos y el comisario Hernández. Después me llama el doctor Parga por intermedio de la secretaria y me manda decir que ya había llamado a Carmelo y que todo estaba marchando bien. Entonces le pido que me pase con el doctor Parga porque tengo algo importante que decirle, me pasa, y le comento esto que les dije a ustedes, que citó a las personas, que él no estaba, que salió de licencia, que se fue a Estados Unidos y que desaparecieron los dos principales involucrados de sus domicilios y del país. Y el doctor Parga me dice –textuales palabras–: “Entonces este hombre –por el juez Colmenero– me engrupió”. Eso es lo que ha sucedido, que ha entorpecido bastante la investigación del caso, como dice el comisario De los Santos.
JI - El Ministerio del Interior formalizará una denuncia ante la Suprema Corte de Justicia para que el máximo órgano del Poder Judicial investigue al juez Colmenero y determine si entorpeció una investigación relacionada con estos dos homicidios ocurridos años atrás en Colonia.
WT - ¿Va a hacer una denuncia el Ministerio del Interior?
JI - Exactamente, ésta es la información que se ha brindado en las últimas horas.
WT - Yo lo que hago es relatar los hechos tal como son, con todo detalle; no sé qué relación puede haber. Yo quiero que la gente se entere de qué fue lo que pasó y que cada cual tome su propia determinación o lo interprete a su manera.
***
JI - En la nota que le hacen en Caras y Caretas al comisario inspector Roberto de los Santos dice también que “al no haberse obrado a tiempo –algo de lo que responsabiliza al juez Colmenero– perdimos el tren y se comprometieron los recursos que el Estado invirtió en el asunto. Mi preocupación es que este fenómeno no se repita; esta investigación, si bien no está arruinada, está seriamente comprometida”.
WT - Es así, nosotros pensábamos que en poco tiempo íbamos a tener todo resuelto. Como le digo, yo estaba muy bien informado por el nuevo equipo y por la parte policial, por los comisarios De los Santos y Hernández, el fiscal Cancela, de San José, el juez Siri y el jefe de Policía Bernal, a quienes desde aquí aprovecho para felicitar por el trabajo que están haciendo en forma excelente, como se debe hacer. Como ustedes ya saben, las cosas no fueron como queríamos, tal es así que nos preocupó muchísimo esta determinación del juez de Carmelo que nos complicó la vida a todos, estábamos muy esperanzados de que pronto íbamos a terminar de aclarar el caso, pero ahora está, como dijo De los Santos, bastante comprometido.
JI - Volvemos al principio de la conversación, como que se cierra nuevamente en la misma pregunta. Se ha hablado mucho de los móviles que estarían detrás de la muerte de su hijo, se ha dicho que Andrés habría manejado información sobre vinculaciones de su ex novia en el mundo de la droga. Al día de hoy, con toda la información que usted tiene después de cinco años de seguimiento del caso, ¿qué se puede decir sobre las causas del asesinato?
WT - Las causas de la muerte de Andrés para nosotros están bastante claras. La organizadora de todo esto fue la ex novia, de eso no nos queda ninguna duda porque para procesar a esta señora se tuvo que comprobar que incurrió en una cantidad de mentiras, incluso dijo que la noche del crimen no había salido de la casa y tenemos más de diez testigos que la vieron en diferentes lados donde estaba Andrés. La instigadora de la muerte fue la ex novia. Los motivos: como les dije hoy, ella se compró un auto que no se podría haber comprado con lo que ganaba; ahí está la interrogante. Pero no olvidamos que aparentemente estaba muy enamorada de Andrés, en más de una oportunidad dijo en nuestra casa que si no era de ella él no iba a ser de nadie, a mi hija le dijo que si no era de ella igual lo mataba. Nosotros pensamos que el asunto viene por ese lado.
De todos modos, para que esto sucediera tiene que haber contratado a gente muy especial, como me dice el comisario Bernal, un trabajo de esos no es para cualquiera. Justo, es a esta gente a la que esperábamos que se detuviera y que ahora no está en el país, porque es lo que está acostumbrada a hacer. IPB es de lo peor: asesino, narcotraficante y todo lo que usted pueda pensar. Vivían juntos en ese tiempo, en el año del crimen de Andrés, en Carmelo en una chacra, junto con el famoso Mario Soria, el que está preso en Paraguay; ahí tenían su lugar de trabajo. Esa gente por pocos dólares hace lo que cualquier persona le pide.
JI - Usted está diciendo que fue un crimen por encargo.
WT - Por supuesto que fue por encargo. No olvidemos que hay cintas grabadas de varios involucrados en el caso donde dicen que la ex novia de Andrés ofreció 5.000 dólares a varias personas para que lo mataran. No olvidemos que uno de los intermediarios era Mario Hernández, este ex policía que se radicó en Argentina, del cual se pidieron dos extradiciones que la jueza De Cubría negó, ése fue uno de los involucrados que estuvo ofreciendo dinero de parte de la novia para matar a Andrés. La cosa es por ahí, tendríamos que haber detenido a estas personas que ahora no están acá. Pensamos que ahí estaba la aclaración del crimen de Andrés.
Ojo que esto no está terminado ni mucho menos. Yo sé, por el comisario Hernández y el comisario De los Santos, que están trabajando en otras cosas y tienen otras posibilidades, pero eso es algo que hay que mantener en secreto.
JI - Se lo nota a usted con mucha entereza cuando habla del caso; supongo que el proceso no ha sido nada sencillo, que toda esta investigación no ha sido nada sencilla para la familia…
WT - No, no; como le dije, mi señora está operada y atacada de los nervios –gracias a Dios ahora está mejor–; todos sabemos –más nosotros– que lo peor que le puede pasar a una persona es perder un hijo. Eso fue lo que nos sucedió a nosotros. Por él ya no podemos hacer más nada, pero vamos a seguir haciendo esto, tratar de aclarar el crimen, mientras tengamos sangre en las venas. Eso es lo que va a seguir pasando. Por suerte tenemos buena relación con el equipo, con todos; siempre nos comunicamos y sabemos que más acá o más allá vamos a salir adelante.
JI - También tienen el respaldo y el cariño de muchísima gente en Colonia que los ha acompañado en 51 marchas y que le ha estado aportando la solidaridad y el apoyo a la familia.
WT - Es así. Después de eso nos hemos dado cuenta de lo que es la gente, cómo nos apoya, cómo nos quiere. Estamos eternamente agradecidos porque estamos seguros de que muchas de las cosas se han conseguido por las marchas que toda la gente de Colonia nos ayudó a hacer y que si es necesario algún día volveremos a hacer.
Notas anteriores
Caso Andrés Trigo: tras los avances en la investigación, la familia abre un compás de espera. Entrevista con Graciela Fontes, madre de Andrés. Viernes 17 de enero de 2003.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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