18.12.2005












UNA URUGUAYA EN UNA DE LAS ZONAS MAS "CALIENTES" DEL MUNDO

Un día en la Franja de Gaza

Es una zona de guerra donde los niños, como en cualquier parte, corren sonrientes tras un helado. Un lugar donde el heladero disfruta de esas sonrisas. Donde la gente trabaja, vive y muere. Y, algunos, matan. Donde los hermanos de la autora del último atentado terrorista suicida no sienten orgullo y Nafez Azzam, uno de los jefes de la Yihad Islámica, asegura que la paz con el Estado de Israel es imposible. La corresponsal Ana Jerozolimski recorrió una zona de la Franja de Gaza.

EN PERSPECTIVA
Jueves 22.01.04 - Hora 9.03.

JOSÉ IRAZÁBAL:
El conflicto instalado en Oriente Medio entre israelíes y palestinos es noticia permanentemente en los medios de comunicación de todo el mundo. Día tras días se suceden los atentados suicidas palestinos y las represalias israelíes sobre los territorios de Gaza y Cisjordania.

Sin embargo, un hecho novedoso conmovió a la opinión pública internacional hace pocos días: el primer atentado suicida del grupo Hamas a cargo de una mujer, una joven de 21 años de edad.

Hoy les proponemos conversar con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimski, que el martes estuvo personalmente en la zona de Gaza, en pleno territorio palestino. Entre otras actividades, Ana se entrevistó con los hermanos de Rim Salah al-Raishi, la joven suicida palestina, y con algunas figuras del escenario político palestino.

Para conocer detalles de estos contactos y de su frustrada entrevista con el líder máximo del movimiento Hamas, estamos en contacto esta mañana con Ana Jerozolimski.

Ana, ¿cuán complicado es hoy en día para un periodista israelí atravesar las fronteras e ingresar, por ejemplo, en la franja de Gaza?

ANA JEROZOLIMSKI:
Yo entro a la franja de Gaza o a Cisjordania, territorio palestino, con el carnet de prensa. Hay trámites para hacer del lado israelí, por supuesto, y hay un trámite un poco menos burocrático del lado palestino. Presentándome como lo que soy, representante de medios internacionales, no hay problema en pasar para hacer la cobertura. Esto no quita cierto nerviosismo por estar en una zona de conflicto.

En el caso concreto de Gaza, la noche antes, el lunes de noche, cuando se nos confirmó que íbamos a tener esa entrevista luego frustrada y otros contactos importantes para la cobertura periodística que queríamos hacer del lado palestino, reconozco que pasé momentos en los que me sentía bastante nerviosa. Por un lado quería como periodista ir al otro lado y también tenía cierto nerviosismo al saber que entraba en unos días especialmente difíciles, especialmente tensos, del lado palestino. Aunque los acompañantes que venían conmigo y las personas que yo iba a entrevistar no saben mi condición de judía radicada en Israel; creo que mi cobertura periodística no tiene nada que ver con esto, pero aparte tu sola identidad puede ser un problema en una entrevista con gente de diferentes partes del espectro palestino, no todos tienen la mente abierta –eso puede pasar en cualquier lado–. Reconozco que además estaba el nerviosismo, especialmente con el tema de la entrevista planeada en ese momento con Ahmed Yassin, de que justo pudiera haber un operativo en el que se le intentara dar muerte cuando yo estaba entrevistándolo. Justo la noche antes, pocos minutos después de que se me confirmara por parte de estos contactos con Hamas a través de terceros que iba a poder entrevistar a Yassin en su casa, en el barrio Sabra, en la ciudad de Gaza, el comandante en jefe del ejército israelí en una entrevista en los programas de televisión dijo que todos los jeques de los grupos terroristas de Hamas y Yihad Islámica –que son los que cometen más atentados en medio de civiles israelíes– son de hecho blanco potencial de ataques de operativos selectivos. Y yo decía: sólo me falta, después de conseguir la entrevista, que decidan matarlo cuando yo esté sentada entrevistándolo.

JI - Te toca entrar a la franja de Gaza por un puesto por donde a su vez pasan muchos palestinos para ir a trabajar en Israel.

AJ - Así es. Ese fue el escenario del atentado al que te referías hace unos minutos, el primer atentado suicida cometido por una mujer en nombre de Hamas, que fue un atentado conjunto de Hamas y los batallones Mártires de Al-Aksa, brazo armado de Al Fatah. Es el puesto de Erez, sin duda el área de contacto entre el territorio de la franja de Gaza y el Estado de Israel. Hay varias secciones por donde pasamos nosotros los periodistas, vi algunos miembros de organizaciones humanitarias y algunos diplomáticos, hay otra sección por la que pasan los obreros mismos. Es un punto muy simbólico; de eso hablaban especialmente fuentes israelíes hace unos días al criticar la actitud de los grupos extremistas. Más allá del hecho mismo de la perpetración del atentado que la semana pasada cobró la vida de tres soldados y un civil israelí y dejó a más de 10 heridos, hacían hincapié en el hecho de que se eligió como escenario del atentado un lugar por el cual pueden pasar trabajadores palestinos de Gaza a Israel y volver a casa con dinero para mantener a su familia.

Acabo de volver hace pocos minutos de una entrevista en la parte sur de la franja de Gaza con un mayor hispanoparlante del ejército de nombre Abis Ram, que decía que era justo la zona por donde los palestinos pueden pasar, cruzar, trabajar y hacen justo atentados que empeoran la situación. Este oficial decía que los grupos radicales tienen interés en que empeore la situación para que la situación de conflicto general no pueda avanzar.

JI - ¿Cómo definís el clima que se vive en Gaza? ¿Con qué te encontraste?

AJ - Como suele pasar, algo similar del lado israelí y del lado palestino, aunque no son situaciones idénticas, cuando uno lee los titulares que nosotros mismos hacemos –es nuestra profesión–, cuando uno lee de afuera artículos sobre lo que está pasando en Israel y en la franja de Gaza, en la zona de conflicto, tiene la idea de que las bombas andan estallando todo el día y que no puede haber ningún atisbo de normalidad. Pero cuando entrás en los territorios que son zona de guerra puede captar la normalidad de la vida diaria más allá de los titulares de la prensa.

Esperamos que la semana que viene podamos compartir un informe de lo que fue ese viaje a Gaza, porque las voces hablan por sí solas. Cuando estábamos haciendo tiempo esperando la hora de la entrevista con el jeque Yassin, después de estar un rato parados en una esquina para tratar de hablar con Rashid Abusbad, el jefe de los servicios de seguridad palestinos en Gaza, que habla buen inglés –yo ya lo entrevisté una vez y es bueno para entrevistar–, no conseguimos la entrevista y nos sentamos a tomar un café. Encontramos un lugar bastante grande donde no había un alma, pero a los pocos minutos de estar allí se llenó el lugar en forma impresionante de niños que salían de una escuela cercana de nombre Zeitoun. Yo salté porque sabía que Zeitoun es el nombre del barrio de la mujer suicida de Hamas, pero no estábamos en Zeitoun todavía, sólo la escuela se llamaba así. Era una cantidad de niños varones y después salió una cantidad grande de niñas que entraron al lugar porque allí también vendían helados. Se abalanzaban para pedir y yo le pregunté a una niña un poco en árabe –no quería ser irrespetuosa y arruinar el idioma-, qué gustos prefería... Los niños con la sonrisa que tienen en todo el mundo decían vainilla, chocolate... El dueño, que parece que trajo de Alemania un sistema especial de fabricación de helados– los miraba muy sonriente y le dije: “Parece que está disfrutando su trabajo”. Y me dijo: “Siempre disfruto verles la sonrisa”.

Los niños cuando veían el micrófono se tiraban encima, todos querían ver algo, todos pedían que les sacara fotos, les pedí que cantaran una canción que supieran de la escuela… De repente me di cuenta de que en el grupo que se me había acercado eran todos varones y les pregunté si eran de una escuela sólo de varones, dijeron que sí y les pregunté si hay muchos problemas sin niñas y algunos decían: “Yo no puedo más sin niñas”. Otro decía: “Yo prefiero sin niñas, no las aguanto”... Esa normalidad de los niños de 11, 12 años y más grandecitos. Había movimiento en la calle de hombres de negocios que entraban y salían de sus diferentes locales.

JI - Entremos en algunos de los hechos que te tocó protagonizar, que deben haber sido muy fuertes, como concurrir a la casa de esta mujer que se inmoló hace unos días en el puesto fronterizo y poder dialogar con los hermanos. ¿Con qué te encontraste?

AJ - Vi a cuatro de sus hermanos; si mal no recuerdo me dijeron que en total eran seis varones y cuatro mujeres, incluyendo a Rim Salah al-Raishi, la que murió también matando en el atentado, ella era la octava de la familia. Yo hablé con cuatro de los hermanos, el que más hablaba era Jed, de 25 años. También estaban Amin e Iak, de 23 y 19 años. El padre murió hace seis años de una enfermedad, la madre no estaba allí; ellos no querían que sacara fotos ni que grabara, por lo tanto me limité a anotar, porque tenía que respetar su pedido, estaba en su casa.

El resumen con que me fui está basado en declaraciones concretas que podés atribuir a determinada cita de quien habló contigo, pero también en una sensación general, ya sea el ambiente. Recordemos que en el video que ella dejó dice que siempre había soñado con hacer una acción militar –es un atentado, por supuesto, pero ellos no utilizan la palabra–, inclusive con ser la primera mujer suicida, cosa que no se dio. Yo les preguntaba a sus hermanos si ellos sabían algo de antemano y Jed me dijo que ellos nunca habían hablado con ella de eso porque ella jamás había mencionado el tema en las reuniones familiares, que lo dijo sólo en el video. Además cuando les comenté que el jeque Yassin había hablado con orgullo de lo que había pasado y dijo que era la primera mujer de los batallones armados de Hamas y les pregunté si ellos también creían que eso era motivo de orgullo. El hermano mayor se sonrió un poco como diciendo “sabía que iba a llegar la pregunta” y prefirió no contestar. Creo que si hubiera estado realmente orgulloso no hubiera tenido problemas en decirlo.

Yo fui con un señor palestino que habla español, que estudió en España, un ingeniero aeronáutico que está sin trabajo porque el aeropuerto de Gaza está cerrado y él consiguió el contacto con Hamas a través de un primo que también estaba presente. Yo me di cuenta, por la forma en que se bajó del coche, que él mismo debe estar vinculado directamente, no digo como miembro de Hamas, pero casi por ahí. Él le decía algunas cosas en árabe, parte de las cuales yo entendía; me di cuenta de que él intervenía, hablaba rápido en las preguntas más delicadas porque se había dado cuenta de que yo algo entendía.

***

JI - Decías que los hermanos no quisieron contestar a la pregunta de si se sentían orgullosos por la decisión que había tomado su hermana.

AJ - Les comentaba que contrariamente al gran orgullo que reflejó Yassin, yo no pondría las manos en el fuego asegurando que ella realmente quería protagonizar ese atentado. En la prensa israelí salió una información de fuentes de seguridad diciendo que la habían obligado a cometer el atentado para limpiar el honor de su familia porque había tenido un romance extramatrimonial; que inclusive el amante era de Hamas, él la había reclutado y que su esposo mismo la había llevado hasta el puesto de Erez. Tomo con pinzas cualquier información que haya de un lado –sea cual sea ese lado– y del otro, no hay modo muy exacto de confirmarlo ya que son fuentes de inteligencia.

Quería hacer una referencia al tema, pero tampoco podía ser irrespetuosa con los hermanos, que en definitiva estaban de duelo, entonces opté por un camino intermedio y le dije a Jed, el hermano mayor, que según fuentes israelíes ella había cometido el ataque porque había problemas en la pareja, algo medio intermedio, si él sabía lo que pasaba iba a entender a qué me refería; yo no quería ser atrevida, estando en su casa, con algo tan delicado. Él aseguró que ella estaba feliz en su matrimonio, pero lo que me hizo pensar que había gato encerrado fue que cuando le pregunté por los chiquitos –era madre de dos hijos; aquí se destacó el tema de que era la primera mujer de Hamas y la primera madre que lo hacía, con una niña de tres años y un chiquito de un año y medio–, para mi sorpresa el tío de los niños, Jed, dijo: “No sabemos, creo que están con un hermano del esposo, no los vemos desde lo que pasó”.

- ¿Cómo no los ven? ¿No saben dónde están?
- El vínculo que nos unía era mi hermana y si ella no está ya no hay nada.

Me fui con la sensación de que algo pasaba; si es verdad esa información de fuentes israelíes de que había habido un romance, todas esas cosas telenovelescas, no puedo decirlo, pero esa familia no estaba feliz y radiante por el atentado o la acción que había cometido su hermana.

Cuando le preguntamos en qué familia nació Rim para tener el perfil, si era una familia activa políticamente, que había apoyado el proceso de paz o que estaba con Hamas, para tener una idea del ambiente en el que ella había crecido, Jed me dijo nuevamente: “Nosotros somos una familia de la casa al trabajo, del trabajo a la casa, nunca nos metimos en política”. Mencioné antes a este hombre que contactó a través del otro palestino que hablaba español, que estoy segura de que estaba muy vinculado a Hamas porque entraba y salía de la casa de Yassin sin problemas, que intervenía diciendo algunas cosas en ciertas preguntas más delicadas. Pienso que Jed no habría tenido problemas en hablar de resistencia, de oposición, el término que quisiera usar estando él, pero destacó que prefería no meterse en política y yo no estaba ni siquiera grabando. En resumen, me quedé con la sensación de que felicidad por ese atentado que ella supuestamente tanto había soñado en cometer no había; no descarté esa versión de Israel de que haya sido obligada a cometer el atentado.

JI - Otra entrevista que pudiste concretar fue con Nafez Azzam, uno de los jefes de la Yihad Islámica, un personaje que se autodefine como una figura netamente política de la organización.

AJ - Así es, esa es su definición. Yo digo –lo comentamos con Emiliano más de una vez– que acá hay también guerra de palabras, porque se usan términos muy diferentes de los dos lados. A menudo los diferentes miembros de Hamas y el Yihad Islámico –lo hizo Azzam también– dicen que son líderes políticos; para Israel todos son jefes terroristas, no hay distinción, lo dijo explícitamente el jefe del Ejército en la entrevista que mencioné, no hay diferencia entre el liderazgo político y el liderazgo armado o militar como le llaman los palestinos. Si bien hay oficialmente una diferencia entre lo que los palestinos llaman las Brigadas de Jerusalén, que es el brazo armado del Yihad Islámico, en Israel sostienen que están todos involucrados en lo mismo, o al menos que si no conocen la acción de antemano es todo parte de una misma estructura.

Para ir a ver Azzam tuve que –me recomendaron, no era una orden; del mismo modo que con Yassin– cubrirme un poco la cabeza, fui con un pañuelo negro que me quedaba muy elegante, porque es una persona religiosa, fundamentalista.

Su mensaje era muy claro y espeluznante. En un momento pensaba: “¿Cómo actuaría si supiera que yo soy judía y estoy sentada acá?” Dijo que la paz con Israel como Estado es imposible porque considera como territorio ocupado no sólo Cisjordania y Gaza, sino todo lo que constituye el territorio soberano del Estado de Israel. Cuando habla de ocupación sin ningún problema se refiere a todo. Dice que todo lo que es el actual territorio del Estado de Israel es tierra sagrada islámica que debe volver a manos musulmanas. “Si ahora no podemos derrotar a Israel, que sea en cinco, diez, cincuenta o cien años”, pero hacer la paz con el Estado de Israel como Estado es inaceptable, imposible; de ahí deriva su determinación de que los atentados deben seguir. Para él no hay distinción entre hacer atentados contra soldados en la franja de Gaza o contra civiles en ómnibus en Jerusalén. En ese sentido fue interesante en la entrevista que hice con el mayor del ejército de una unidad de combate en la franja de Gaza, que él mismo decía: “Yo tengo que combatir si vienen palestinos armados a atacarme en una base, pero yo distingo entre un ataque a nosotros, soldados armados, y cuando van a una pizzería a volar con una bomba en medio de Jerusalén”.

JI - No me gustaría perderme la anécdota de lo que tuviste que hacer para poder entrevistar al líder máximo del movimiento Hamas, entrevista que finalmente no se pudo concretar.

AJ - Espero que se pueda concretar la semana próxima, si no lo matan antes; eso políticamente sería un tema muy problemático, aunque Israel lo considera un blanco legítimo, no porque haya anunciado con orgullo el atentado, sino porque hay información de inteligencia que sostiene categóricamente que él mismo da órdenes. Estoy segura de que un atentado de Hamas con una mujer hacía imperiosa la autorización del propio Ahmed Yassin; no sé si Azzam se hubiera atrevido a mandar a una mujer cuando Yassin había hablado contra el uso de mujeres en ataques suicidas.

Fue una maquinaria bastante compleja, con bastante nerviosismo de por medio; nerviosismo por el temor periodístico de que no se aprobara la entrevista y nerviosismo cuando se aprobó, porque como decía antes estando en una zona de conflicto no sé qué podía pasar con cualquier grupo radical que pudiera aparecer o si algún elemento decidía: “Hoy vamos a secuestrar una periodista”. Hablando del ambiente, hablé con una persona –no quiero publicar su nombre– para tratar de llegar a los contactos y le dije: “Por favor, quiero entrar con alguien de confianza porque no quiero ser la primera periodista que Hamas secuestre”, y él me dijo en tono de broma –suerte que mi esposo no escuchó porque no me hubiese dejado ir–: “No se preocupe, Hamas no secuestra, directamente mata”. Por eso digo que mejor no publico su nombre. Eso hablando del ambiente que me acompañaba al llegar.

Llegué a la puerta misma de la casa de Yassin, muy colorida la pared, con dibujos e inscripciones muy ordenadas, llenas de colores, inscripciones con respecto a Hamas. Este hombre que yo digo que está muy vinculado a Hamas entraba y salía con sus guardaespaldas con bastante facilidad, pero como oíamos de fondo –los oía yo personalmente– los motores, no sé si de un avión o de un avión no piloteado de información, de ésos que filman o fotografían para sacar datos de dónde está el jefe para hacerlo sentirse seguido, eso ponía muy nerviosa a la gente de Hamas, por lo cual en cierto momento nos dijeron: “Mejor nos vamos” y finalmente se canceló. Sinceramente pensaba: qué cambia que esté yo dentro o no, si tratan de matarlo o no, no va a verse influido por el hecho de que alguien esté entrevistándolo. Pero la entrevista quedó cancelada por ahora, espero que se pueda concretar la semana próxima.

JI - ¿Qué evaluación final hacés de esta presencia en la franja de Gaza?

AJ - En un conflicto como éste es muy importante estar de los dos lados. Yo vivo del lado israelí, conozco muy bien la situación, y la conozco no menos bien del lado palestino, aunque ir a los territorios directamente, estar todo el día allí, hablar con mucha gente es otra cosa. Salí preocupada por todo lo que se refiere a las expectativas de que haya una solución pronta. Hay mucho odio de fondo, no en todos hay la autocrítica necesaria para comprender que no depende todo de que Israel salga de los territorios, que no empezó todo con la ocupación israelí en Cisjordania y la franja de Gaza.

Quizás sea necesario que haya más gente como el doctor Haider Abdel Shafi –con quien tuve la primera entrevista ese día–, un médico que está por cumplir 85 años, que fue jefe de la delegación palestina a la conferencia de paz en Madrid, que independientemente de sus numerosas críticas a Israel decía: “No tenemos Estado Palestino todavía porque no nos organizamos, por nuestra culpa”. Dijo que fue un error rechazar la resolución de partición de Naciones Unidas en 1947 que proponía un Estado judío y un Estado árabe. Su autocrítica lo llevaba a decir que hay muchas cosas para cambiar antes de que los palestinos estén prontos realmente para hacer funcionar en forma efectiva su Estado, para cuando eventualmente termine el conflicto con Israel.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe

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