18.12.2005












EN DOS AÑOS, LOS URUGUAYOS COMPRARÁN Y TRIBUTARÁN FUERA DEL PAÍS

Intercameral Automotriz insiste en reclamar una rebaja impositiva

Ernesto Soler y Miguel del Castillo, integrantes de la gremial, destacan que la extrema caída de las ventas implica una pérdida similar de recaudación. Una rebaja transitoria del Imesi coincidió con un aumento de las ventas casi al doble respecto a los nueve meses anteriores, y al regresar al nivel impositivo previo el mercado está “prácticamente quieto”. Al aumentar las ventas por la rebaja del Imesi, aumenta la recaudación por IVA y Cofis.

EN PERSPECTIVA
Jueves 29.01.04, 09.06.


JOSÉ IRAZÁBAL:
Las ventas de autos cero quilómetro en el 2003 fueron las más bajas de los últimos 20 años. Esto podría interpretarse como una manifestación más de la crisis económica que atravesó el país, sin embargo la industria automotriz ha insistido en resaltar otros factores, en particular la carga impositiva que soporta el sector. Una señal en este sentido fue la fuerte mejora en las ventas durante el último trimestre del año pasado, cuando se redujo transitoriamente a la mitad el Imesi a los autos a nafta de hasta 1.600 centímetros cúbicos. Los industriales del sector pretenden que la medida se vuelva a aplicar este año.

Para conocer sus razones vamos a conversar con Ernesto Soler y Miguel del Castillo, presidente e integrante respectivamente de la Intercameral Automotriz (IA).

JI - ¿Podemos explicar qué es la IA?

ERNESTO SOLER:
La IA es la conjunción de cuatro cámaras existentes en Uruguay que agrupan o representan a todas las marcas de autos y vehículos utilitarios que se comercializan en el país. Son cuatro gremiales: Adeam, que nuclea a las firmas que importan autos del Mercosur; Ciau, que nuclea a las empresas que tienen actividad industrial en el país; está Cadiva, la gremial de las empresas que importan automóviles de terceros países; y la Cámara Automotriz, que tiene participación en ambas, o sea autos de la región y de fuera de la región. Esas cuatro gremiales decidieron unificarse en una sola institución, que es la IA, donde tienen cabida las distintas orientaciones de cada una.

JI - Decíamos que 2003 fue el peor año en venta de autos cero quilómetro, si tomamos en cuenta las últimas dos décadas. ¿Es así?

MIGUEL DEL CASTILLO:
Exactamente, digamos que arribamos a fin de año con cifras de catástrofe. Le digo nada más que entregamos 4.337 autos, cuando todos los medios publicitaron que en 1998, que fue el año pico, arribamos a los 36.000 a 37.000 vehículos.

JI - Es una caída muy pronunciada.

M del C - Una caída muy pronunciada; hacía años que venía decreciendo el mercado he hizo crisis, muy lamentablemente para todos nosotros, el año pasado.

JI - ¿Qué factores explican este fenómeno?

ES - En primer lugar hay un factor general de la actividad económica conocido por todos: los años 2002 y 2003 fueron muy duros para todos los sectores económicos del país. En el caso del automóvil, como es un bien durable, duradero, requiere una decisión mayor, requiere una cierta cuota de financiación hoy inexistente y es un bien que condiciona a quien toma la decisión de comprar uno o de cambiarlo, condiciona sus ingresos porque debe pagar durante un período de tiempo razonablemente largo, de 18, 24 o 36 meses, por lo tanto son decisiones que en momentos de crisis o de inseguridad laboral la gente no quiere o se niega a tomar.

Si juntamos todos esos factores, la recesión económica por un lado, la falta de financiación por otro y la inseguridad laboral, es muy lógico que el sector automotriz haya tenido una reducción de 85-89 por ciento con respecto a años normales. Si tomamos los últimos 10 años, de 1994 a 2003, el total nos da un promedio anual de 21.000 autos; si se vendieron 215 mil en 10 años, la media es de 21.000 por año. Hoy estamos vendiendo 4.300, quiere decir que estamos en un 20 por ciento de la media de 10 años, lo cual es un elemento muy representativo porque tomar 10 años de la historia de cualquier sector de actividad es tomar un promedio, y si estamos en un 20 por ciento de ese promedio, los oyentes y ustedes podrán imaginarse cuál es la situación de las empresas que se dedican a esa actividad.

JI - ¿Qué pasó con los precios de los autos en estos dos años?

M del C - El mercado uruguayo es muy sensible al precio; el precio se compone fundamentalmente del precio del exterior, FOB, el precio de cesión de las terminales y todos los tributos que gravan su internación y comercialización.

JI - ¿Qué porcentaje de autos viene de afuera del país?

M del C - ¿De afuera del país?

JI – Sí: no fabricados en Uruguay.

M del C - Lamentablemente en Uruguay hoy se fabrica un mínimo porcentaje, la gran mayoría viene del exterior. Yo estoy aludiendo ahora a la composición del precio. Los importadores presionamos los precios a la baja para ver si podemos introducir los vehículos en el mercado; para eso hemos bajado muchísimo el margen de contribución y el nivel de comisión que se le da a la red de concesionarios.

No obstante todo eso, y el esfuerzo y las pérdidas que hemos tenido tanto las terminales como los concesionarios –han sido pérdidas muy cuantiosas en los últimos dos o tres años–, el mercado no ha reaccionado, fundamentalmente por la gran tributación que tienen los vehículos. Toda nuestra discusión o todo lo que le planteamos al gobierno es sentarnos alrededor de una mesa a dialogar respecto de la tributación del sector automotor, que es prácticamente el doble que en Argentina o Brasil.

JI - Hacía la diferencia entre los vehículos que se arman acá y los que vienen de afuera por el tema de los impuestos que se pagan a la hora de introducirlos al país. Vayamos al tema del central según el planteo de ustedes, que es el tributario. ¿Cómo es eso?

ES - Antes quisiera hacer una aclaración. Uruguay ha suscrito el PAM, el Protocolo Automotriz Mercosur, por el cual los autos provenientes de la región van a quedar prácticamente con 0 recargo o arancel de importación 0. Actualmente hay un cupo o una cuota de autos, 6.000 de Argentina y 4.000 de Brasil, que entran exentos de todo arancel. Si en el mercado se vendieron 4.300 autos y hay un cupo de 10.000 de la región exentos de arancel, quiere decir que ningún auto de la región tributó arancel.

JI - ¿En Uruguay se está armando algo?

ES - En este momento no se está armando automóviles: sólo camiones ligeros y pesados. Ese es el nivel de actividad de las empresas industriales.

JI – Dice el documento que ha presentado la Intercameral que en Uruguay se considera al automóvil como un bien de lujo.

ES - Nosotros hicimos un estudio a través de la consultora Tea, a partir del cual se estableció que el automóvil tiene el mismo nivel de imposición que el alcohol y el tabaco, así que está considerado como un elemento que puede perjudicar la salud.

JI - Si uno toma en cuenta el precio de la nafta, la patente, el seguro, el mantenimiento y el precio del dólar, no parece tan raro que se considere al auto como un bien de lujo.

ES - En Uruguay por una razón de comodidad fiscal se piensa siempre en el automóvil y todo lo que lo rodea como elementos de recaudación. El auto en sí mismo tiene un 50 por ciento de impuestos en el precio, pero la patente es un impuesto muy alto, el seguro es caro por los impuestos, los combustibles son caros por los impuestos y todo lo que está en el entorno del automóvil; como es un bien muy identificable porque tiene un número de padrón y de matrícula y puede ser trazable y seguible en el tiempo, eso hace que se haya recurrido a él para recaudar, pero llega un momento en que tiene todos sus elementos con una carga tributaria tan importante que el consumidor se niega o rechaza pagar, como quedó demostrado con la rebaja del Imesi que se produjo en los meses de octubre, noviembre y diciembre. En los primeros nueve meses del año se vendieron menos de 2.000 unidades y en los últimos tres meses, en octubre, noviembre y diciembre, se vendió igual cantidad de unidades que en los nueve meses anteriores, pero con una composición radicalmente distinta: mientras que en los nueve primeros meses los automóviles diesel eran el 75 por ciento de la elección del comprador, en los tres meses finales del año el público comprador optó por los autos nafta en la misma proporción que por los diesel.

Frente a una reducción de impuestos se da una inmediata respuesta del comprador que opta por el vehículo a nafta, un vehículo que paga menos impuestos, lo cual apareja cuatro consecuencias, a nuestro criterio: un mayor nivel de actividad económica, un mayor nivel de recaudación fiscal, un alineamiento de los compradores con la matriz energética que el país está definiendo y por último algo extremadamente importante a nuestro criterio, una alineación con los compromisos que Uruguay ha suscrito con los demás países del Mercosur para febrero del año 2006, cuando va a haber libre circulación de vehículos y un uruguayo podrá comprar un auto en Argentina o Brasil con una tributación que es el 50 por ciento de la uruguaya. Ahí nos vamos a enfrentar a la siguiente situación: yo uruguayo voy a poder comprar un auto en Argentina o Brasil, voy a circular aquí y Argentina o Brasil se van a llevar la tributación.

JI - ¿Qué tratamiento impositivo hay en otros países de la región?

M del C - Los datos que tenemos, que fueron recabados por Tea, indican que en Argentina se tributa por todo concepto un promedio de 28 por ciento, en Brasil un promedio de 26 por ciento y si estuviéramos fuera de la región, en el mundo, en Estados Unidos se tributa un 6 por ciento y en Europa un 8 por ciento. Existe en nuestro país un impuesto que es el que mediante decreto el gobierno minimizó a la mitad en los vehículos a nafta, que es el Imesi, que es el más gravoso de todos, que llega en los diesel al 47 por ciento y en los vehículos nafta de pasajeros a 27 por ciento.

JI - Cuando un ciudadano común y corriente compra un auto está pagando eso de impuestos.

M del C - Está pagando eso de impuestos, hay una transferencia a través de los impuestos al Estado, que es más de la mitad del valor del vehículo.

JI - ¿Qué pasó con esa rebaja del Imesi de 50 por ciento?, ¿cuánto menos pagaba, cuánto le abarató esa rebaja al ciudadano que tomó la decisión de comprar un auto en ese momento?

M del C - Le bajó un promedio de 10-12 por ciento. Todas las terminales, todos los importadores de inmediato modificamos los precios, y eso fue lo que produjo la demanda durante los tres meses.

JI - Eso fue por tres meses.

M del C - Exacto, solamente por tres meses. El 22 de diciembre tuvimos una entrevista con el subsecretario de de Economía, el contador Alvaro Rossa, en la cual le solicitamos que revieran la medida y reconsideraran la posibilidad de prorrogar el decreto. Consideramos que en ese caso mantendríamos el nivel de demanda, lo cual beneficiaría primero que nada al Estado: reactivaría el mercado, el nivel de actividad sería superior y la recaudación fiscal sería muy superior, como se comprobó.

JI - ¿Qué pasó en esas conversaciones con el gobierno?

ES - Expusimos los números que estamos exponiendo acá, fuimos atendidos el 18 de diciembre y el 21-22 se nos contestó que no a todas las ponencias que hacíamos. Hicimos las mismas ponencias que estamos haciendo acá y se nos contestó que no. Nosotros quisiéramos conocer las razones del no porque, como sector privado, como empleadores, como tributarios de impuestos, como empresarios, asumimos riesgos y responsabilidades pero queremos conocer cuáles son las líneas que el gobierno va a desarrollar para nuestra actividad en el futuro, porque en definitiva vamos a tener que proyectarnos de acuerdo a ellas.

***

JI - El ministro de Economía dijo que el repunte de ventas que se dio fue por la reactivación económica, no por la rebaja del impuesto.

ES - Nosotros somos gente racional: esperamos al 31 de diciembre y con las cifras de todo el año hicimos un pequeño estudio que arroja lo siguiente. Si tomamos las cifras de los primeros nueve meses como cifras promedio y las de los últimos tres meses durante los cuales se produjo la rebaja del impuesto, tenemos lo siguiente: los automóviles que no estuvieron afectados por la rebaja impositiva tuvieron un incremento en los últimos tres meses de 102 por ciento y los automóviles que estuvieron afectados por la rebaja impositiva tuvieron un incremento del 464 por ciento; quiere decir que unos crecieron 102 por ciento y los comprendidos en la rebaja de impuestos 464 por ciento. Ahí es adonde queremos apuntar, porque si el Imesi se redujo 50 por ciento, el 362 por ciento de incremento frente al resto de los autos, aunque sea al 50 por ciento, igual da para la recaudación impositiva un incremento 180 por ciento; es decir que frente al resto del mercado o a los autos no comprendidos en la rebaja del impuesto, tenemos un incremento de 80-82 por ciento. Eso está referido estrictamente al Imesi, porque en el IVA y el Cofis que también tributan los automóviles, el incremento real fue de 364 por ciento.

JI - Puede haber un impacto psicológico también, cuando a la gente se le dice: “Tal producto va a tener una rebaja del 10, del 15 por ciento” –por ejemplo el fenómeno de los shoppings asumiendo el IVA durante las fiestas–, puede volcarse, no sé si masivamente, pero a tomar la decisión de comprar un automóvil. Pero esto puede ser pasajero, después de que esa rebaja quede implementada se puede volver a las cifras anteriores, o sea al mercado prácticamente quieto. ¿Qué lectura hacen de eso?

M del C - Efectivamente, dentro de unos días vamos a tener las cifras de enero; estamos evaluando que enero ha sido un mes absolutamente quieto. Nuestro razonamiento es que hay una conciencia general de que somos un país caro, fundamentalmente por la diversidad, la cantidad y la importancia de los impuestos que pagamos. Como usted dijo, hay un gran componente psicológico; Juan Pueblo cuando sabe que se abate un impuesto es más demandante porque piensa que está haciendo un negocio, pero de alguna manera está demostrando que está aburrido de pagar tantos impuestos.

JI - ¿Puede darse un acercamiento con el gobierno que pueda llevar a implementar una medida similar a la del cierre del año pasado?

ES - Vamos a poner una cuota de humor; hay un sticker que dice “Fumar es perjudicial para la salud”, otro que dice “Evite el exceso de alcohol”; en Uruguay faltaría uno que dijera “Use poco los autos”. Para que eso no pase, porque no queremos ser un país del décimo mundo, tenemos que rever toda la carga impositiva del sector automotor, darle una racionalidad que hoy no tiene y fundamentalmente alinearnos con el futuro de los compromisos que el país ha signado con sus socios del Mercosur, porque febrero de 2006 es mañana, para que no pase lo que yo señalaba –que en el año 2006 un uruguayo compre un automóvil en Concordia, en el Chuy o en Buenos Aires pagando una cantidad menor de impuestos–, porque nos vamos a quedar sin actividad las empresas uruguayas y sin recaudación el Estado uruguayo. Eso no debe pasar, debemos prepararnos para febrero de 2006 de una manera adecuada, racional, programada.

JI - Del Castillo, ¿usted hace la misma lectura?, ¿cree que se trata de una cuestión de diálogo, de buscar caminos con el gobierno?

M del C - Obviamente, estamos absolutamente de acuerdo. En nuestra área y en todas las áreas una de las obligaciones del gobierno debería ser tratar de consensuar con los actores del mercado. No fue el 18 o el 22 de diciembre que empezamos a pedir una entrevista: estamos hablando de esto hace aproximadamente 15 meses o más; lo conversamos incluso con el exministro Bensión, continuamos con Atchugarry; lamentablemente no tuvimos oportunidad de entrevistarnos con el economista Alfie, quien delegó en el subsecretario. Sería ya no de buen gusto sino incluso una obligación del gobierno, no sólo atendernos a nosotros en la medida de sus posibilidades y de sus compromisos –que deben ser muchos–, sino a los representantes de todas las áreas, porque todos queremos un Uruguay que vaya para adelante. No digo que vayamos a insertarnos en el primer mundo, pero tenemos conciencia y seguimos trabajando incluso a pérdida porque queremos progresar, queremos ser un país mejor. Pienso que el gobierno está en eso y nosotros también, entonces coincidimos, pero no coincidimos en los procedimientos. De una vez por todas tenemos que sentarnos: si hay razones suficientes que rebatan nuestros argumentos vamos a aceptarlas, pero lo menos que podemos pedir es que nos escuchen, no queremos sentarnos alrededor de la mesa a tomar café –eso sería recibirnos–, nosotros –y otras áreas– queremos que nos atiendan.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Caterina Notargiovanni

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