|
El comienzo de año electoral. Las varias incógnitas coloradas
Análisis político a cargo de Oscar A. Bottinelli, director de Factum
EN PERSPECTIVA
Viernes 06.02.04, 08.10
EMILIANO COTELO:
Finalizamos hoy un ciclo de análisis que, desde enero, el politólogo Oscar A. Botinelli, director de Factum, destinó a examinar el comienzo del año electoral. El mes pasado abordó la competencia entre los partidos, la interna presidencial del Partido Nacional y la interna entre sectores del Encuentro Progresista - Frente Amplio. Llega el turno hoy al Partido Colorado, y el título es “El comienzo de año electoral, las varias incógnitas coloradas”.
OSCAR BOTINELLI:
Hay un término que se usaba en México, “el destape”. Era en la época del hegemónico Partido Revolucionario Institucional cuando el presidente saliente anunciaba quien iba a ser su sucesor. El Partido Colorado está en una etapa en que lo primero que importa es lo que podemos llamar “el destape”, es decir si Julio María Sanguinetti anuncia que va a ser candidato o si Sanguinetti, el sanguinettismo y el Foro Batllista caminan a través de un sucesor, para lo cual los nombres en danza son los del ministro del Interior, Guillermo Stirling, y el del vicepresidente de la República, Luis Hierro López.
Esa es una primer gran incógnita, y una segunda tiene que ver con la candidatura de la Lista 15.
Sobre la primera incógnita pesan argumentos para un lado y para el otro. Para un lado, el argumento de que hoy la potencialidad que ha exhibido Sanguinetti con la intención de voto del Partido Colorado que se ve en las encuestas, con el resultado del referéndum sobre la ley de asociación de Ancap, notoriamente no es la potencialidad que tuvo en 1994, ni en 1984; que está afectada, que es otro escenario electoral.
El otro problema es que la historia en el mundo es que los liderazgos se recambian en forma natural. Un recambio es exitoso cuando surge en forma natural un nuevo líder que pasa a desplazar al otro, o cuando un líder se retira y, con el tiempo –y ahí hay un tiempo de maduración— surge otro líder político.
Cuando se intenta sustituir a los líderes como una decisión cupular, en general no funciona. Hasta ahora lo que aparentemente viene funcionando es el retiro de Aznar y su sucesión por Mariano Rajoy, que según las encuestas de ahora va camino a ganar la Presidencia del gobierno español en el próximo mes de marzo. Pero no le fue así al Partido Socialista Obrero Español (Psoe), cuando se retiró Felipe González y la sucesión indicada por Felipe, Joaquín Almunia, no logró mantener los niveles de adhesión y el Psoe tuvo una muy fuerte derrota en las urnas.
En Uruguay, cuando los presidentes se vieron obligados a buscar un sucesor en la candidatura, porque la Constitución les impide la reelección, no anduvo. Le pasó a Sanguinetti dos veces y le pasó a Lacalle. La primera vez, Sanguinetti buscó como sucesor a Tarigo y no logró imponerse en el Batllismo Unido, derrotado el 28 de mayo del 89 por Jorge Batlle. Cuando Lacalle no pudo ser candidato e indicó a Juan Andrés Ramírez como sucesor, su candidato Ramírez perdió con el desafiante interno Alberto Volonté. Cuando Sanguinetti nuevamente fue presidente y al fin de su mandato su sector eligió a Luis Hierro López, éste fue vencido por Jorge Batlle. Es decir que no ha sido muy saludable la experiencia de que con un candidato, con un sucesor, con un vicario -como se dice técnicamente-, el liderazgo pueda transmitir todo su peso. En el caso actual, además, al no haber ningún impedimento constitucional ya se estaría hablando no sólo de transmitir su peso sino de superar el peso del líder.
Esta es la historia de los recambios en el Uruguay y en el mundo de candidaturas vicarias o de intentos de recambio de liderazgos que no son producto de un surgimiento natural.
Por otro lado, aparece la conveniencia o necesidad de caras nuevas, la conveniencia o necesidad de reposicionar a los partidos con un recambio. En esta dualidad, de cuánto es necesario el recambio y qué réditos da, y cuán riesgoso son los recambios, está la decisión de Julio María Sanguinetti que, más allá de todo lo que influyen sus allegados, de todo lo que influye la dirigencia del Foro Batllista, en última instancia termina siendo una decisión muy personal, una decisión duramente solitaria que tiene que tomar. Y en esa decisión, el acierto o el error de presentarse o retirarse –cualquiera de las dos decisiones puede ser un acierto y cualquiera de las dos un error— está en juego la suerte no sólo del Foro Batllista sino también del Partido Colorado.
***
EC – Decías que el Partido Colorado presenta hoy entonces dos grandes incógnitas: la primera, si Sanguinetti va a ser candidato o va a nombrar un sucesor, en el Foro Batllista. La segunda, qué candidatura tendrá la lista 15.
OAB - La actitud de Atchugarry da para todo un análisis en si mismo, pero desde el punto de vista de lo que estamos hablando en este momento, la otra incógnita es qué pasa con la Lista 15: si el retiro anunciado por Alejandro Atchugarry se mantiene; si es un retiro parcial, para la candidatura presidencial, pero sigue en carrera política; o si es un retiro total. Y, si se retira Atchugarry de la candidatura presidencial, quién es el candidato quincista.
Veamos cómo arranca al comienzo del año la competencia en el Partido Colorado. Observamos que, planteando un escenario que no es del todo real... Y esto hay que aclararlo, porque lo real es que va a ver un candidato del Foro y otro de la 15, y otros candidatos, llamémosles, desafiantes al establishment del partido: habrá un candidato del Foro que será Sanguinetti, será Stirling, o será Hierro López, un candidato de la 15, que sería Alejandro Atchugarry o uno nuevo a decidir, y luego hay desafiantes: está Ope Pasquet, que no necesariamente postule una candidatura propia, pero puede hacerlo; están Manuel Flores Silva y Ricardo Lombardo que ya han lanzados sus respectivas candidaturas; está Alberto Iglesias de la Unión Colorada y Batllista.
Pero cuando encuestamos, el escenario es un poco más complicado porque aparecen Sanguinetti, Hierro, Stirling, Atchugarry y los otros candidatos. Hasta que no esté la grilla de partida, se testean todos los candidatos que hay en la vuelta, aunque se hace a veces el juego de simplificar las opciones. En este escenario que incluye a todos, Julio María Sanguinetti se ha movido entre el 40 y el 50% de la intención de voto colorada; y si “se saca de la Troya” a Hierro López y a Stirling, porque si se presenta Sanguinetti ellos dos no van a estar, entonces Sanguinetti ya está claramente en el 50 o superando el 50%.
Atchugarry apareció muy tarde, recién hacia fines del año 2002 empieza a registrar intención de voto en la encuesta, y llegó a noviembre superando el 20%. Y en un mano a mano Sanguinetti - Atchugarry ya estaría dando por encima del 30%, pero todavía queda muy clara una ventaja de Sanguinetti sobre Atchugarry. Estando Sanguinetti y Atchugarry en la cancha, es decir en ese escenario que no es real porque incorporamos también a Hierro López y a Stirling, tanto el vicepresidente como el ministro del Interior oscilan entre el 10 y el 15%. Otros nombres de la Lista 15 por ahora aparecen en niveles muy bajos de intención de voto.
Sobre los demás candidatos y los demás grupos, digamos contestatarios del establishment, el Batllismo Abierto que lidera Ope Pasquet, el grupo de Manuel Flores Silva, el de Ricardo Lombardo, no están teniendo una fuerte presencia en las encuestas; todavía es esporádica, no han tenido una aparición demasiado fuerte. Lombardo ha tenido entradas y salidas intermitentes y recién hacía fin de año anuncia nuevamente que estaría en el ruedo. Flores Silva aparece en la campaña del referéndum y aparece fuerte en la noche del 7 de diciembre y recién se instala en el escenario. Lo mismo pasa con Ope Pasquet: recién aparece su grupo, su nombre con un lanzamiento en las últimas semanas, y por lo tanto hay que esperar que estas candidaturas, estos sectores, estas propuestas estén fuertes en el escenario para ver qué rendimiento tienen. Lo mismo puede decirse de Alberto Iglesias, que hace muy poco abandonó la Presidencia del Banco de Seguros, y que recoge un viejo sector como la Unión Colorada y Batllista.
Puede quedar todo en los niveles actuales, los candidatos pueden tener un despegue, y eso no se puede ver hasta que no tengan otro nivel de presencia, porque los demás nombres sí tienen clara presencia en la cancha: son un vicepresidente de la República, un ministro del Interior, alguien que fue dos veces ex presidente de la República y un hombre rutilante como el senador Alejandro Atchugarry.
Este es el escenario que aparece al comenzar el año electoral con dos grandes incógnitas. Es un escenario inicialmente muy favorable a Sanguinetti dentro del Partido Colorado. Habría que ver qué pasa de aquí a junio y hay que ver que también si en las elecciones internas al ser abiertas (y esto puede influir) votan sólo los colorados, todos los colorados o algunos de los colorados, o –y esto puede influir— votan algunos colorados y algunos no colorados. Entonces, además de las incógnitas sobre la candidatura presidencial, todo esto crea muchas incógnitas sobre y dentro del Partido Colorado.
--------------------------------
Edición: Jorge García Ramón
recomendar esta
nota
|
|