18.12.2005












“TAN BARATO SE PAGA UNA MUERTE”

La otra cara de la tragedia
de Coimbra y Gral. Paz

El conductor que atropelló a Silvana Paulet, fugó del lugar sin prestarle asistencia, y pretendió que su chofer se responsabilizara del accidente, anuncia que impulsará una fundación para ayudar a quienes “han sufrido situaciones” como la suya. Los padres de Silvana recuerdan cómo vivieron aquellos momentos, y sus sentimientos ante las actitudes y manifestaciones públicas del causante de la muerte de la adolescente.

EN PERSPECTIVA:
Martes 10.02.04, 08.50


EMILIANO COTELO:
En el amanecer del 24 de noviembre de 2002 cambió para siempre la historia de toda una familia. Aquella madrugada una chica de 16 años murió atropellada por el Mercedes Benz SLK del empresario futbolístico Pablo Bentancur, en el cruce de Coimbra y General Paz. A 150 kilómetros por hora el auto se llevó la vida de Silvana ante la mirada incrédula de su hermana Jeanette y sus respectivos novios. Con un detalle: el contratista nunca detuvo su marcha, se escapó del lugar y hasta llegó a negar su responsabilidad intentando, en una primera instancia, inculpar a su chofer.

Finalmente, Bentancur fue procesado con prisión por un delito de homicidio culposo con omisión de asistencia en reiteración real. Después de nueve meses de reclusión en el Comcar, Bentancur recuperó su libertad el año pasado y ayer, en una nota publicada en el suplemento deportivo de Últimas Noticias, contó entre otras cosas cómo fueron sus días desde aquella fatídica mañana. Por ejemplo, dijo que sentía la necesidad de crear una fundación para ayudar a las personas que pasaran por situaciones como la de él.

Justamente, el tono de las declaraciones de Bentancur, el hecho de que las referencias fueran sólo a su propia experiencia, nos hicieron preguntarnos si no era el momento de escuchar a la otra parte de esta historia. Si sería factible una entrevista con Alba Furtado y Ruben Paulet, los padres de Silvana. Hablamos con ellos, estuvieron de acuerdo en realizar esta entrevista, y están con nosotros esta mañana.

Por supuesto que, como hemos conversado con ustedes ayer y ahora antes de salir al aire, la intención de esta charla no tiene nada de sensacionalismo ni de morbo; simplemente nos da la sensación de que este lado de una tragedia como la que les tocó vivir a ustedes no siempre se conoce. Y, como en este caso en particular se escuchó la voz de Bentancur, nos parecía bueno que la audiencia tuviera de primera mano la experiencia que les ha tocado vivir a ustedes.

Ustedes leyeron entero el reportaje de Últimas Noticias de ayer ¿Qué sensaciones les dejó?

RUBEN PAULET:
La sensación de ver una sola parte, una sola visión de las cosas y nada más. Un poco el mal de la sociedad “Veo yo mi punto y lo demás vale”. Nosotros tenemos una forma de pensar por la que englobamos todas las partes habidas y por haber, y nos parece un poco escaso lo que plantea.

EC - De alguna manera esas declaraciones ¿los movieron a ustedes, los empujaron a hablar, a hacer conocer públicamente su visión de estos hechos, de estos meses?

RP - Claro. Siempre es bueno (es un poco la filosofía de esta casa) que se vea más de una cara de las cosas. Siempre para la gente que tiene la posibilidad de moverse en los medios las posibilidad de hablar son mayores; nosotros, que somos parte del público de El Espectador, estamos un poco limitados y a veces hasta podemos sentirnos dejados de lado. Nosotros estamos muy lejos de estar buscando protagonismo, revanchismo, ni cosas que se parezcan, pero oír a la otra parte es muy bueno. Atrás siempre queda un dolor muy grande, un vacío enorme, un no saber qué hacer, un cambio de rumbo en que uno no sabe para dónde va en su propia vida... Son muchísimas cosas muy dolorosas que uno va cargando y las va a llevar por siempre dentro de uno y no hay manera de repararlo ¿verdad?

EC - Alba ¿quiere agregar algo a lo que decía Ruben?

ALBA FURTADO:
Un poco es lo que plantea Ruben, que es una tragedia terrible las que nos toca vivir; estoy muy de acuerdo con lo que tu planteás y te agradezco enormemente que la audiencia pueda escuchar a la otra parte porque por lo general no ocurre eso. Nosotros mismos como parte de la sociedad escuchamos otro tipo de accidentes, otro tipo de cosas, siempre escuchamos el noticiero y esas cosas, pero no el dolor o lo que pueda sentir, o cómo está viviendo la familia la pérdida o la tragedia que haya sido, y es una oportunidad para que la gente sepa en parte cómo lo vivimos nosotros de este lado.

EC - Desde que Bentancur atropelló a su hija se habló mucho de esa esquina, de General Paz y Coimbra, de la necesidad imperiosa de colocar semáforos; se discutió mucho también sobre la conducta de este empresario aquel día, se discutió sobre qué pena debía aplicarle la Justicia; cuando fue liberado hubo una sorpresa por el escaso tiempo que terminó pasando en prisión, pero hasta ahora se había hablado poco de ustedes. ¿Pueden contarnos entonces cómo fueron para ustedes estos meses? ¿Cómo les pegó esta tragedia?

AF - Es difícil transmitir a la audiencia lo que uno lleva por dentro; quizás a veces las palabras no transmiten lo que uno quisiera que la gente sintiera, aunque el dolor y todo esto no se lo deseamos a nadie, ni a nuestro peor enemigo, que gracias a Dios no lo tenemos.

Para nosotros el 24 de noviembre fue el peor día de nuestra vida, porque Silvana salió a bailar, festejando el aniversario de novio con Andrés, y no regresó. En el momento era un no entender, no se acepta... Cualquier madre que me esté escuchando que haya perdido su hijo, o padre, sabe perfectamente que no acepta, no entiende, no le entra; es impotencia, es decir: “No, a mí no, a mí no me puede pasar. ¿Por qué, para qué? No entiendo”. Pero la realidad dura estaba ahí: Silvana tendida en la calle, toda quebrada, toda rota. Y también se mezcla... Yo lo viví de una manera muy particular porque no fue un accidente cualquiera. Yo no me pierdo los informativos, y no después de este accidente sino que siempre fui así, siempre trato de estar al tanto de lo que sucede, y no fue un accidente cualquiera. Había involucrados cinco adolescentes ahí, como Jeanette, sus novios y una amiga más que presenciaron todo. Todo el dramatismo total del accidente.

EC - Silvana tuvo la mala suerte de haberse adelantado a su hermana y a los novios.

AF - No, fue al revés; está mal, en el diario inclusive muestran una foto, un dibujito, y no fue así. Andrés y Mauro, los novios de las chiquilinas, cruzaron primero; ellos vieron que no venía nada. Y, conociendo a Silvana y a todo el grupo, sé que Silvana miró y no venía nada; si no ella no hubiese cruzado. Lo que pasa es que, a la velocidad que venía, y en ese repechito (lo hemos probado nosotros en coche y dale a 60 para ver si hay algo en la esquina, no le des más porque no ves nada)... Entonces, yo tenía que estar entera en ese momento, por eso lo viví de una manera... Lo único en lo que pensé fue en mis hijos, decía yo, porque eran todos.

EC - Todo el grupo que vivió ese accidente: eran todos hijos.

AF - Todo el grupo; en ese momento eran mis hijos. Por un momento, vi a Silvana ahí, entendí que no estaba, eso fue lo primero, que no estaba. Que se había ido, que había partido, que mi hija no estaba más. Entonces, cuando giro veo a todo ese grupo de adolescentes en un ataque de histeria, a algunos ya les habían dado medicación... fue una cosa terrible. Entonces, para mí, ahí Silvana pasó como a un segundo término por unos instantes para poder socorrer a los otros, para que ellos entendieran que mamá estaba y que estaba todo bien, y tratar de contenerlos.

EC - ¿Cuánto tiempo después llegaste al lugar?

AF - Creo que me demoré, entre que... Te cuento, para que la audiencia sepa, que en ese instante en que me llamaron por teléfono... ¿Viste esas situaciones a veces en que no cobraste o te pasó algún problema, no tenías un peso en el bolsillo y con tarjeta no podés subir al ómnibus? Bueno, no podía ir porque no tenía en qué trasladarme.

El médico le dio la defunción a las 7 de la mañana; para mí, por todo lo que se habló, fue 6.30, yo habré llegado 6.45, algo así; en el borbollón no recuerdo exactamente, la Coronaria se había ido. Fue terrible, y a partir de ahí fue un vacío y una impotencia con respecto a esta persona; “No entiendo”, una desesperación total, impotencia, más que nada.

EC - Alba y Ruben, los padres de Silvana, están divorciados ¿desde hace 10 años?

AF - Sí.

EC - O sea que vivieron esta experiencia cada uno por su lado ¿cómo fue Ruben?

RP - Yo lo viví aparte, totalmente. Nosotros estamos divorciados hace siete años, no diez, pero el tema de nuestras hijas siempre lo manejamos como uno solo. Las cosas entre nosotros son un tema y nuestras hijas siempre fueron intocables, siempre las hemos tratado como mellizas; se llevaban 14 meses de diferencia, tratamos de ser equitativos en todo.

Yo me desperté ese día con presentimientos, increíblemente, además este tema vino con muchas “casualidades” que desembocaron en esto. Me llamaron por teléfono diciendo “Te van a ir a buscar, hubo un accidente”, en ese momento no entendía pero sabía que Silvana ya no estaba, lo sentía: no era un accidente que tuviera la pierna fracturada o cualquier otra pequeñez, lo sentí muy dentro mío. Llegué al lugar y no quise ver, no me lo permitían pero tampoco quise ver porque no lo iba a soportar; me bastaba con el panorama y con el escenario que se había formado, era terrible y también los chicos del círculo de amistad de mis hijas siempre fueron un hijo más, si mis hijas los adoptaron como amigos para mí eran hijos también; en eso coincidimos con Alba plenamente. La impotencia, el dolor terrible, indescriptible... Si uno no sabe dónde está el alma, le puedo asegurar que con un dolor así sabe dónde está el alma, la encuentra estrujada y destruida absolutamente. El consuelo de tener otra hija es a medias, porque una pérdida de ese tipo no se recupera, no se recupera por más dinero o cosas que puedan haber de por medio.

***

EC - Alba tiene 41 años y ¿su ocupación es?

AF - En este momento estoy trabajando en el turismo, tenemos un transporte donde trabajamos haciendo traslados, esas cosas.

EC - Ruben tiene 45 y se dedica...

RP - 46. Trabajo en el área de electrodomésticos, hago service de grandes electrodomésticos, electricidad también.

EC - Estábamos conociendo cómo fue para ustedes esta historia a partir del momento en que se enteraron de la muerte de Silvana, o mejor dicho, de que algo le había ocurrido. Me llamó la atención que Alba contara recién que más de una vez han ido a ese cruce y que han tratado de examinar las particularidades que tiene, ...

AF - ...con el repecho, la escasa visibilidad, los coches cómo van. Y me he detenido también a observar a la gente que pasa, inclusive estando los inspectores de tránsito ahí, he estado observando y la gente no respeta.

EC - Pero qué es: ¿una especie de obsesión? ¿Cómo definimos eso?

AF - No, no; ahora... Te imaginarás que nosotros, si bien siempre fuimos cuidadosos con el tránsito y más estando arriba de un coche, ahora hay cosas que te llaman más la atención que antes. Entonces, observás mucho las infracciones, si bien no estamos exentos de cometer nosotros una infracción de tránsito, es como que las observamos más, las vemos. A veces estás esperando en el semáforo para pasar y los autos cruzan.

EC - Ruben, ¿tu también has vuelto más de una vez?

RP - Yo trabajo en la calle. Los cinco primeros días que empecé a trabajar después de todo eso, cuatro días pasé por ese cruce apretando los dientes, el quinto días estuve ahí a media cuadra, ando en bicicleta, en moto, en auto, en camioneta, conozco todo el panorama, soy peatón, y lo que dice Alba es así, es terrible: nadie respeta nada. Incluso las madres que van con cochecitos con su bebito, primero bajan el cochecito y después bajan ellas, en un cruce peligroso; eso lo veo permanentemente.

EC - Ahora el cruce tiene semáforo, de eso vamos a hablar más tarde, pero para terminar con la vida familiar de ustedes en estos meses, como ya mencionamos, la otra hija de ustedes, Jeannette, estaba con Silvana en el momento que fue atropellada, estaban los novios de ambas. ¿Cómo le afectó a ella aquel trauma?

AF - Jeannette está viviendo conmigo; hijas de padres separados, han vivido conmigo. Es una chiquilina muy fuerte, tiene mucho coraje y mucha fuerza, pero es un ser humano, es una niña y está terriblemente afectada; toda su vida se ha visto afectada. Yo ayer comentaba con la producción del programa que, si bien todas las edades son difíciles, es muy difícil para un adolescente, cuando estás con las ilusiones (como estaba Silvana, hacía casi cuatro años que estaba de novia, eran novios de la infancia pero novios al fin), y las ilusiones de un futuro, de casarse, de sus hijos, de la vida, del trabajo, de estudiar y ser alguien en la vida... Eso queda todo truncado, porque ante la impotencia de que viene cualquiera y te pasa por arriba es como el adolescente dice “La vida es una porquería. ¿Para qué? No quiero vivir más, no quiero estudiar, no me importa nada, me deprimo”. Y vos le hablás y ella te dice “Pero si igual te vas a morir”. Quedaron destrozados.

EC - ¿Ha tenido tratamiento psicológico?

AF - Sí, todos hemos tenido.

EC - ¿Han llegado en algún momento a pensar en prohibirle a Jeannette salir de noche?

RP - No, en absoluto. Desde el primer momento en que se pudo retomar una vida normal, como si nada hubiera pasado: acelerar el proceso de asimilación de esto porque es doloroso; es como una enfermedad, uno quisiera sacárselo de encima lo antes posible. Un tratamiento a full desde el primer momento, nada de desvalorizar las cosas pero asumirlas con entereza.

AF - Claro, con valentía. Siempre las educamos en que ellas tenían que tener confianza en sí mismas y obviamente cuidarse. Te digo una anécdota, justo ayer encuentro una carta de Silvana cuando era pequeña, tendría 11 años, y en esa carta ella protesta porque yo no la dejaba salir mucho. Ella le escribía a un amigo invisible y le decía “Mi mamá no me deja salir de la puerta, pero ¿qué me va pasar si voy a la vuelta, o qué me va a pasar si voy a la plaza?”.

Como toda madre los cuidamos pero también les damos la libertad y la confianza y siempre se las dimos a las dos por igual, porque si te va a suceder algo te va a suceder adentro de tu casa también; creo un poco en ese destino que nos toca vivir a cada ser humano. Pero claro, ya no es lo mismo. Silvana salía, retornaba, las íbamos a buscar, dependía del caso, pero hoy Jeanette sale y nuestro corazón queda torcido, no sé cómo explicarte, nuestra alma en un hilo.

EC - Normal, normal, la vida no vuelve a ser en su caso pero, ¿cuánto tiempo dirían que les llevó retomar el ritmo del día a día más o menos normal, cuánto duró la etapa más dura?

RP - Tenemos una filosofía de vida un poquito distinta a mucha gente. Yo traté de hacerlo inmediatamente, mecánicamente; mi rutina mecánica era la de todos los días. Aunque por dentro funcionaba distinto, por fuera traté de ser siempre el mismo y volver a una rutina normal. Ese proceso tiene un principio pero no se sabe cuándo es el fin.

EC - ¿En el caso de Alba?

AF - En mi caso traté de seguir mi vida normal, pero no fue normal. Perdí el trabajo, porque... ¿Qué es lo que te pasa? No querés nada que te haga recordar a tu hija, y entonces retornar a mi trabajo, retornar a los lugares donde ella incluso ella me acompañaba (siempre éramos uno todos)... no quería bajo ningún concepto estar en esos lugares porque era muy doloroso.

EC - ¿Perdiste el trabajo?

AF - Perdí el trabajo sí. En resumen, trabajé muchísimo tiempo en la confección, fabricando ropa de niños, y después, por cosas de la vida terminé trabajando en una casa de familia, donde esa familia pasó a ser parte de mi familia. Entonces, era un trabajo y a la vez parte de mi familia; cuando sucedió el accidente yo estaba en eso y a la vez con el proyecto de trabajar en el turismo y sucedió todo. También estábamos proyectando un viaje; Jeanette, Silvana, Luis, mi actual esposo, y yo, viajábamos todos a Machu Pichu, a Perú. Estábamos con muchos proyectos, con muchas cosas para seguir, y a ese trabajo no volví porque era muy doloroso. Seguí mi vida normal, haciendo cosas, moviéndome, tratando de sanarme, pero particularmente yo, creo que en ningún momento evité hablar del tema, porque para mí hablar del tema es sanarme, lo siento así. Es muy personal lo mío, pero si yo hablo del tema me sano, si yo evado todo, viene alguien, me toca y yo estallo.

EC - En estos meses a ustedes les tocó tener que enfrentar también la investigación policial y el trámite en la Justicia Penal. ¿Cómo les resultó esto?

AF - De mi parte (como estamos separados cada uno hace sus cosas), yo siempre he tratado de estar al tanto de todo, de ir a hablar con la fiscal y desde un comienzo yo dije que confiaba muchísimo en la Justicia, porque si no confiamos en la Justicia ¿que nos espera?

EC - ¿Quedaron conformes con las actuaciones policiales, judiciales?

AF - No, no, no, no. Para nada, porque se nos había dicho que como mínimo se le tenía que dar ocho años a este señor.

EC - ¿Quién les manejó esa duración de pena?

AF - El juez Hakenbruch y la fiscal Telechea. La fiscal era la que se comunicaba con nosotros porque era la que nos defendía y me dijo que la pena que ella pediría era de ocho años como mínimo. Pero que no dependía de ella, sino del juez y de la Corte y todas esas cosas. Yo de leyes no conozco, no soy abogada, estoy muy limitada en si se manejó bien o mal, pero...

EC - ¿Ruben?

RP - En cuanto a la actuación policial, quiero agradecer a la gente de la comisaría de Gianattassio, que sinceramente.....

AF - Bueno, sí; ese es otro tema.

RP - ... manejaron las cosa con mucha calidad humana y en ese aspecto quiero un reconocimiento para ellos. En cuanto a la Justicia creo que se manejó con lo que la Justicia tiene. He estado meditando un poco en cuanto a la Justicia en general y me parece que tiene demasiados peros, porque parece que si yo apuñalo una persona es una pena y si la atropello es otra, sin embargo, la vida es una sola. ¿Desde qué punto de vista están tomadas las leyes y las penas? No desde el punto de vista del valor primario vida; nunca me ha terminado de cerrar. Además, siempre hay una salida para todas las cosas, la sociedad nuestra no valoriza la vida como algo fundamental, lo más valioso...

AF - Lo principal.

RP - Claro, no es así.

EC - En este caso se tipificó homicidio culposo ¿verdad?

RP - Claro. Yo no sé si las penas, porque no conozco nada de leyes tampoco, si están correctas o no. Supuestamente están todas correctas ¿no? Ahora, ¿y los peros? Muchos peros. ¿Los agravantes no pesan?

EC - ¿Cuáles?

RP - Nosotros decimos que hubo un accidente pero lo grave fue lo posterior al accidente, la forma en que se manejó esta persona, y la forma cómo se manejaron las cosas después. No es posible que sea tan barata la vida, que sea tan caro vivir dignamente y tan barato pagar una muerte. No hablo de dinero en este aspecto, hablo de valores.

EC – Con “como se manejó después” ¿te refieres al hecho de que no asistieron a la víctima...

AF - No la asistieron: se fueron.

EC - ...dejó el auto abandonado, procuró que se responsabilizara su chofer, ese tipo de cosas?

AF - Sí.

RP - Es claro. Creo que hasta no haberla asistido, hasta ahí tal vez lo puedo entender porque creo que ante un choque emocional de esos uno nunca sabe cómo actúa. Pero todo lo demás fue premeditado. Lavar el vehículo en lugar ajeno, todas cosas así: borrar las cosas de alguna manera. Eso fue premeditado; eso tiene mucho peso, eso es el valor de una puñalada. O sea, desde mi percepción de las cosas, desde mis valores, creo que la sociedad no maneja esos valores. Así están también las cosas ¿no?

***

EC - ¿Qué sintieron cuando supieron que, a los nueve meses de prisión, había obtenido la libertad provisional?

AF – Nos quedamos sin palabras; “No puede ser, no puede ser, no puede ser”... Telechea nos avisó que nos preparáramos... Todos nos avisaban: “Prepárense que sale”.

Como el mundo es pequeño, nosotros estamos enterados de todo por todos lados. Tengo sobrinos militares, familiares policías, en el Comcar, en los coraceros, por todos lados, y estábamos informados de todo. Así como él también podría estar informado de nosotros porque el mundo es pequeño, nosotros de él. Entonces todo el mundo nos decía “Miren que va a salir” y ya sabíamos un mes antes que salía los fines de semana, salía una hora al mediodía o por día, cosas así, estando en los Coraceros (que lo llevaron para ahí). Y después nos avisaron: “Miren que va a salir en tal fecha”. Uno dice: “No, hay esperanzas de que las cosas no sean así”, pero ya te la ves venir por cómo está... lo que comentaba Ruben.

EC – Ahora: curiosamente, hasta ayer no le habían visto la cara a Pablo Bentancur, Ruben, por lo menos nunca le había visto la cara.

RP - No, jamás le había visto la cara.

AF - Yo sí, porque seguía los pasos de todo. Y, las cosas de la vida, ... Lo digo en público, porque a veces no prestamos atención a las cosas, pero a veces tenemos que estar sensibles a lo humano y nos enteramos de todo. Enseguida que parte Silvana, que fallece, o muere, como quieran llamarlo, yo tengo un sueño donde veo a este señor, lo conozco y cuando me despierto digo “Pucha, todavía...”; Mal, y lo dejo de lado. Pero estuve con él, hablé con él en el sueño, y al tiempo me traen un diario en donde estaba su foto; casi me desmayo, era él: lo conocí en sueños, lo conocí en foto.

EC - Pero ustedes nunca trataron con él. ¿No hubo conversaciones con él?

AF – No, no, no.

RP - No.

EC - Hasta este momento por lo menos.

AF - No.

RP – Jamás. Ni nos interesa, tampoco. Yo estuve en su casa haciendo servicios, tampoco lo conocí en ese momento. No me interesa hablar con él.

AF - En un momento le dije a los abogados de él que iba a hablar con él, que en algún momento hablaríamos.

***

EC - Esta entrevista se disparó por la que publica ayer Últimas Noticias con Bentancur, titulada “Tengo que convivir con ese dolor el resto de mi vida”. Bentancur dice que está pensando crear una fundación “para que no le pase a otras personas lo que me pasó a mí. No solamente fue el accidente sino que también tuvo todo el después”, dice Bentancur. “Sé que tengo buenos amigos y junto a ellos crearemos esta fundación para prevenir o ayudar a las personas que pasen por el momento que tuve que pasar yo hace poco tiempo”. ¿Qué pensaron cuando leyeron esto?

AF - Yo no lo leí; me llamaron para avisarme de la fundación; me dijeron fundación. Cuando me dijo eso dije “Bárbaro; todo lo que se pueda hacer por los demás está perfecto”, pensé que la fundación se dedicaría a niños, a muchas cosas, pero cuando fui a comprar el diario y leí, me sorprendió mucho y no lo entiendo. Si bien comprendo, nosotros como padres, fuimos asistidos y nos llama siempre el grupo Renacer, que es una fundación de padres que perdieron a sus hijos, me imagino que podría haber una fundación para lo otro, pero es algo extraño porque no a todo el mundo le ocurre lo que le pasó a este señor.

EC - ¿Qué quieres decir?

AF - Hay pocas personas a las que les ocurre lo que le pasó a este señor; atropellar a una persona, capaz que hay mucha gente, que sin querer... pero en el caso específico de él que es un empresario, en las condiciones en que se dio todo (ya todo el mundo lo conoce, no quiero estar hablando siempre de lo mismo), el caso de él es único. Sé que hay muchos casos similares. Es muy profundo el tema porque toca la moral, la conducta de vida, toca todo.

RP - Como decía ella, todo lo que sea aporte bienvenido sea, yo lo apoyo también. Habría que ver el enfoque que se le puede dar a todo esto. Si no parte de la infancia, de la más primaria infancia en adelante la educación en valores humanos, todo lo demás que sean métodos sean para conducirse en la vida o para lo que fuera, no va a servir. El tema está en los valores humanos, porque uno conduce en la calle como se conduce en la vida; camina, habla y dice y se viste y actúa como uno es. Ese es el tema. No es un método que pueda estar escrito, codificado: “Usted debe comportarse de esa manera”: está por dentro de uno, no en los libros. Tiene que crecer uno como persona. Por eso nuestra sociedad está así, tan revuelta.

AF - Una fundación... Yo enseguida voy a los niños, porque los niños son los futuros choferes, son los futuros hombres o mujeres, entonces a ellos es a quienes hay que volcar toda la enseñanza, los principios.

RP – Y además creo que los hijos son los que mejor educan a los padres, porque muchas veces uno llega a la casa y el hijo le dice algo que realmente a uno le llega. Las cosas más tontas a veces son profundas.

EC - Ustedes están hablando de otra fundación, no es esa la idea que está detrás de la entrevista de Pablo Bentancur ayer. Él se refiere en distintas ocasiones, aunque no termina de pasarlo en limpio, a quienes pasan por la prisión a partir de una experiencia como la de él. “Hay gente mucho más necesitada que yo, aquellos con los que conviví allí dentro”, dijo.

AF - Pienso que esa persona necesita, todos necesitamos ayuda. Ni que hablar psicológicamente, a veces hasta psiquiátricamente. Por supuesto que todos los presos, hablamos de todas las cárceles del mundo, y si no los asisten es difícil que el ser humano se recomponga y se recupere, por lo que sea, no sólo por un accidente. La persona que entra a la cárcel necesita tratamiento.

EC - Ese es todo un tema en Uruguay. Las cárceles que no rehabilitan, como teóricamente deberían. Pero retomando lo que decían recién, sobre cómo debería cambiar la conducta de los uruguayos al conducir, me gustaría que nos detuviéramos en ¿para qué puede haber “servido” (entre comillas; tengo clarísimo que esto que estoy diciendo es brutal) la muerte de Silvana? Los vecinos de Coimbra y General Paz venían reclamando la colocación de semáforos desde hacía mucho tiempo, ese cruce había sido escenario de numerosos accidentes, incluso con muertos y heridos, y finalmente la muerte de Silvana fue la gota que colmó el vaso y un convenio entre el Banco de Seguros y la Intendencia permitió que, unos cuantos meses después, los semáforos fueran instalados. ¿Eso les produjo alguna satisfacción?

RP - Fueron los números que mandaron para la colocación de semáforos ahí: es más barato poner un semáforo en una esquina que pagar todos los daños colaterales que pueda haber. Eso seguramente estuvo en un escritorio, hicieron números y dijeron “Nos conviene poner un semáforo porque si no esto nos va a salir más caro”. Yo lo sentí desde ese punto de vista y no como una reparación que la sociedad hace ante un hecho de es tipo.

EC - Alba ¿lo mismo?

AF - Sí; sobre el semáforo, sí.

EC - Cuando se inauguraron los semáforos, en el acto en el que estaba presente el intendente de Montevideo, Alba, estuviste también...

AF - Yo estuve presente.

EC - ... hablaste con el intendente...

AF - Y con el inspector de tránsito también.

EC – ...y reclamaste a las autoridades municipales determinadas medidas. ¿Cuáles son esas medidas? Porque me imagino que siguen vigentes.

AF - Sí. Yo le decía al intendente que sabía que era un tema muy grande. Primero sacarle la libreta a las personas y que nunca más se las den, una persona como este señor no puede conducir, salvo que se recupere y hay que estudiarlo muy bien.

EC - Es un buen punto que queda para investigar ¿qué pasa con la libreta de conductor de Pablo Bentancur?

AF - Le pedí si no había una forma de exigir un poco más cuando se entregan las libretas. Las libretas se entregan “truchas”, como se dice: se paga y se entregan. Hay gente que te dice “Mirá que vas a tal lado y te la dan”; no sé si es tan real como eso porque yo no la voy a sacar así. Le dije que están faltando cosas al examen para tener la libreta, por ejemplo, el estado psicológico de la persona que está pidiendo la libreta, el estado emocional en que vive, si toma, si fuma o si se droga, fundamental, porque ninguna persona que tome o fume (porque se fuman drogas también), que tengan problemas psiquiátricos... Sin embargo hay de todo. Yo conozco muchísima gente, y veo cosas que no se entiende; personas que ya no ven y están manejando...

EC - ¿Tuvo algún eco ese planteo?

AF - Hasta ahora no, que yo sepa no. Tendría que ir a investigar a las personas que están sacando la libreta qué les preguntan ...

EC - No, pensaba que tal vez pudiera haber habido alguna otra instancias de diálogo con las autoridades del municipio.

AF – No, no. Se iba a poner en campaña todo eso, pero es una burocracia tan grande que... no sé. Ojalá podamos seguir tratando este tema y que se logre. Lo que pasa que todo este tema de la libreta termina en cómo sos. En cómo soy yo como ser humano, si sé querer a alguien, si soy humana. Porque hay un dicho según el cual en los peores momentos es donde vos demostrás lo que sos. En el peor momento de tu vida vos demostrás lo que realmente sos.

RP - Creo que las penas de tránsito que hay actualmente son todas recaudatorias; ninguna conduce a nada, simplemente es un efecto recaudatorio. Creo que las faltas de tránsito deberían ser acumulativas hasta llegar a un punto de quitarle la licencia de conductor a cualquier persona. Yo trabajo en la calle y veo barbaridades en conductores profesionales; creo que debe haber un seguimiento psicológico, a la vez de renovar una licencia tiene que haber un chequeo a fondo, actualización de muchas cosas, de reflejos... Profundizar mucho más el manejo en la calle porque un vehículo, así sea una moto, una bicicleta, de ahí para arriba es un arma potencial.

***

EC – Llega una pregunta desde la audiencia: si ustedes le están planteando a Bentancur una demanda en el plano de la justicia civil, algún tipo de compensación.

AF – Pusimos todo en manos de un abogado que fue el que hizo todo, en un momento muy difícil, porque en el momento que sucede todo... Si hoy estamos quebrados, en ese momento no sabíamos ni quiénes éramos. No nos interesaban algunas cosas, estábamos en otra. El abogado hizo todas las transacciones, los arreglos, se manejó con lo que la sociedad paga por una muerte, nada, empezando que no hay con qué pagar una vida, ni que me dé el oro del mundo, ni que me dé todo lo que me dé, paga lo que es mi hija.

EC - ¿Por qué iniciaron ese trámite entonces?

AF - En ese momento, para mí, fue un desborde total de cosas. Primero que yo ni sabía que esas cosas existían, estaba fuera de ... Quizás erróneamente yo nunca me detuve a analizar que un ser humano perdía un hijo y todo lo que involucraba, porque eso es lo que nos pasa a toda la sociedad; quizás hay excepciones, pero nunca nos detenemos a ver qué está sucediendo. Por ejemplo, a ti te pasa algo y yo digo: “¡Uy, pobre, le pasó tal cosa!”. Pero no me detengo a ver qué hay atrás, si hubo un abogado, si hubo esto o aquello, “¿Qué te pasó, cómo lo viviste?”, a nadie le importa nada. Y en ese caso yo no estaba informada de nada; de leyes nada, de lo que había que hacer menos... Yo estaba llorando sobre el cajón de mi hija y me cayeron abogados del cielo: era un acoso total de todos lados, “Hace esto”, “Hace lo otro”, “Poné para acá”, “...para allá”... Al final apareció alguien de mi familia y me dijo “Hay una persona que se va a encargar de esto, corré a todo el mundo”, porque nos estaban enloqueciendo. En esa circunstancia, llorando arriba de Silvana, ocurre que se hacen esos arreglos.

EC - ¿Entonces no están muy convencidos?

RP - No. Yo desde un primer momento no quería saber nada con ningún tipo de demanda de dinero porque, lo pienso hasta el día de hoy y lo voy a pensar siempre, es cambiar mi hija por basura. Todo el oro del mundo es basura ante una vida y más la de una hija y en la circunstancia que se dio. No me interesa, no nos interesa hacer nada.

AF - Lo que queda claro es que es la única forma que él tenía de reparar el daño, porque no tiene otra forma. Él tenía que cumplir en parte, aunque sea pagar el entierro de Silvana, mínimo. Eso le corresponde por ley, quiera o no, no está en nosotros que nos guste o no, es la ley.

EC - ¿Esa instancia ya culminó?

AF - Sí.

RP – Ya está laudado, sí.

AF - Eso, cualquier persona que quiera saber se dirige a la ley, investiga lo que se le paga a cualquier persona por una muerte y se va a quedar sorprendido lo que vale una vida.

EC - ¿Tu puedes marcar el número?

AF - No quisiera. A las personas que les interese que se molesten.

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Transcripción: María Eugenia Lima
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Caterina Notargiovanni

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