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RECUPERAR LA CONFIANZA, LA SOLIDARIDAD Y LA ESPERANZA
Ope Pasquet, precandidato para renovar al P. Colorado
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No es cambiar de candidatos sino hacer funcionar a sus órganos democráticos, en lugar de resolver en el círculo del líder. Sanguinetti y Batlle fomentan la cultura del silencio y el verticalismo. El Partido no dio señales cuando sus integrantes fueron cuestionados; el Batllismo no se explica sin la solidaridad pero no la practica por falta de dinero que se derrocha; la que fue una sociedad orgullosa hoy vive en el bajón. Definir qué se quiere y qué no, y a partir de esos valores estructurar un programa.
EN PERSPECTIVA
Jueves 04.03.04, 09.07.
EMILIANO COTELO:
Mientras se aguarda qué hacen el Foro Batllista y la Lista 15, ayer se confirmó que el doctor Ope Pasquet será precandidato presidencial por su nuevo sector político, el Batllismo Abierto.
Conviene repasar la trayectoria de Pasquet antes de revisar sus planteos y su posicionamiento dentro de la interna colorada. Comencemos por la edad: nació el 10 de enero de 1956, o sea que tiene 48 años; está casado, tiene dos hijas; es abogado graduado en la Universidad de la República; dedicado al ejercicio liberal de la profesión.
OPE PASQUET:
Exactamente.
EC - En cuanto a la actividad política, Ope comienza en la dictadura, en 1979, como columnista en el diario El Día.
OP - Sí…
EC - Era una actividad periodístico-política.
OP - Efectivamente, era el ámbito en el que se podía decir algo.
EC - Estamos hablando del suplemento La Semana de El Día.
OP - En el suplemento La Semana y ocasionalmente en el propio diario El Día.
EC - ¿Con firma o sin firma?
OP - Con firma. En 1979 se cumplían 50 años de la muerte de Batlle y Ordóñez; El Día convocó a concurso con motivo de esa fecha, presenté un trabajo que fue uno de los premiados, me invitaron a escribir y a partir de ahí siguió la cosa.
EC - Se incorpora después al semanario Opinar, que fundó y dirigió el doctor Enrique Tarigo. Opinar nace en 1980, y Ope empieza a escribir allí…
OP - ...en 1981.
EC - Y en cuanto a la militancia partidaria, sus primeros pasos son justamente en Libertad y Cambio, junto a Tarigo.
OP – Sí; mis primeros pasos como ciudadano en ejercicio de la ciudadanía. De chico, cuando no podía votar, militaba como un entusiasta en la lista 315 del doctor Amílcar Vasconcellos ...pero eso fue en 1971, hace muchísimo tiempo.
EC - Pero la primera candidatura es en el año 1982, para la Convención del partido en la elección interna…
OP - Exactamente, en la lista ACE de Libertad y Cambio.
EC - …para las primeras elecciones internas de los partidos, todavía en plena dictadura. En 1984, cuando Sanguinetti es electo presidente, Pasquet accede a la Cámara de Diputados por la lista 85, de Libertad y Cambio.
Y en esa primera Presidencia de Sanguinetti es nombrado subsecretario de Relaciones Exteriores; año 1988, cuando el canciller era Luis Barrios Tassano.
Pero a partir de 1990 abandona la actividad política.
OP - No exactamente; yo no fui reelecto en 1989, pero en 1990 fui reelecto como miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Colorado, y permanecí en el ejercicio de esa función hasta 1995.
EC - Yo quería decir que abandona la actividad política pública.
OP - El cargo público.
EC - De acuerdo, es la manera más precisa de decirlo. Mientras tanto se mantiene, sí, en la actividad periodística.
OP - Sí, señor.
EC - Por ejemplo, codirigió el semanario Sobretodo.
OP - Exactamente, entre los años 1991 y 1994, junto a otros amigos como Miguel Manzi o Hugo Granucci.
EC - Y también fue codirector de El Día en su etapa como semanario…
OP - En el año 2000.
EC - …que duró poco tiempo.
OP - Exactamente. Mal año para lanzar un medio de prensa.
EC - ¿Por qué recién ahora vuelve formalmente a la política, vuelve integrando un grupo, nada menos que siendo candidato presidencial? ¿Qué pasó entre 1990 y este momento?
OP - Insisto: en 1990 no me fui para mi casa, seguí trabajando; editábamos un semanario, Sobretodo, que era un semanario político, de prédica política; fuimos a las elecciones de 1994 con la lista 85, yo no formé parte de la lista 2000 en ese año, que fue el de su lanzamiento; optamos por permanecer en la independencia política aún en ese momento, en el auge del doctor Sanguinetti, y mantuvimos nuestro semanario, que para mí es un episodio inolvidable no solamente por los recuerdos que atesoro, sino porque cuando voy a pagar cada mes la deuda que quedó con el BPS lo recuerdo una vez más. Son las secuelas de la actividad política que no abandoné en 1990, sino que seguí, con la onerosidad consiguiente, en todos esos años.
EC - Una curiosidad: ¿cuándo termina de pagar esa deuda?
OP - Saqué la cuenta el otro día; me queda la cuarta parte, tal vez un par de años más.
EC - Bien. Pero este desafío es completamente diferente, tiene otra envergadura, ¿no?
OP - Lo que pasa es que –retomo la continuidad– en el año 2001 nos empezamos a reunir con algunos amigos, preocupados como estábamos todos en aquel momento ya por lo que veíamos como la parálisis del Partido Colorado, y empezamos a desarrollar análisis y comentarios en ese sentido, divulgamos ese año un documento que se llamaba “Apuntes para un análisis largamente postergado”.
El grupo se fue agrandando, fuimos expresando otras opiniones en el mismo sentido y al final del camino, ya con el año electoral a la vista, el corolario lógico de todo lo que habíamos venido haciendo era de alguna manera una propuesta electoral que expresara en términos políticos todo eso. No se trataba de quedarse en el comentario crítico, sino de tratar de realizar lo que estábamos diciendo que debía hacerse.
Yo pensaba, francamente –y la enorme mayoría de los miembros del grupo también–, que el candidato natural para expresar un anhelo de renovación en el Partido Colorado era Alejandro Atchugarry, después de su gestión en el ministerio. Más allá de su pertenencia notoria a la Lista 15, veíamos que había adquirido un prestigio propio que lo separaba de su grupo de origen y que podía ser perfectamente el abanderado de un gran movimiento de renovación que incluyera distintas agrupaciones, distintas vertientes del Partido Colorado.
EC - Por esa razón hasta ahora se había mantenido a la expectativa.
OP - Mantuvimos la expectativa, pero luego Alejandro, por razones que respeto (repito: respeto de todo corazón), dijo “Yo no participo”, como lo sabemos. Entonces nos quedaba la alternativa de irnos para casa o dar el paso siguiente, que era decir “Entonces participamos con listas propias en la elección interna del Partido Colorado”. Y optamos por esto último. Nadie nos podrá decir oportunistas porque la situación no puede ser más complicada en términos electorales para el Partido Colorado, pero nos pareció que eso era lo que había que hacer y aquí estamos.
EC – “La situación no podía ser más complicada para el Partido Colorado”. ¿Cuál es la visión que ustedes tienen de cómo se presenta este año 2004 para el partido?
OP - No hay que hacer mucha teoría, basta con ver las encuestas: nos están dando una intención de voto inferior al 10 por ciento. Yo digo que eso es electoralmente una situación complicada, pero creo que si hacemos las cosas que hay que hacer podemos revertir este panorama y disputar con chance la elección nacional.
EC - Vamos por partes. ¿Por qué entienden ustedes, en el BA, que el Partido Colorado enfrenta en este año electoral este panorama tan difícil?
OP - Creo que hay un doble orden de razones, como los dos ejes de un sistema de coordenadas: por un lado las dificultades notorias que ha sufrido el país en estos años; una crisis, una recesión con efectos tan profundos como quizás no hayamos conocido acaso en 100 años (no voy a hacer la lista de los males que nos han afligido, es conocida); y para enfrentar ese fenómeno no hemos tenido un partido activo, dinámico, respaldando al gobierno o corrigiéndolo cuando hubiera que hacerlo, sino que hemos tenido la agudización de un fenómeno que viene desde hace muchos años, que es una parálisis partidaria, absoluta parálisis, que a nuestro juicio responde al tipo de liderazgo que han venido ejerciendo durante décadas los doctores Batlle y Sanguinetti.
EC - ¿Cuál es el análisis que ustedes hacen de ese liderazgo?
OP - Es un liderazgo personal y vertical que prescinde de las instituciones partidarias. Acá se moviliza al partido como maquinaria electoral pocos meses antes de una elección y luego se lo desactiva, de manera que no interfiera con la gestión de gobierno y ni siquiera con la gestión opositora, porque cuando fue gobierno el Partido Nacional tampoco funcionó mejor el Partido Colorado. Lo digo con propiedad porque en esos años integraba el CEN, y cualquier conato de plantear discusiones importantes, de remover políticamente la situación, tropezaba con muros infranqueables.
Esto no se produce por desidia de nadie, porque nos olvidamos de hacer funcionar al partido, sino porque hay un designio político expreso, deliberado, de personas que entienden que no es bueno que un partido político esté siempre funcionando, quizás porque piensan que eso podría disminuir la eficacia de la acción política. Es posible que se piense que, si los líderes tienen que estar todo el tiempo dando explicaciones, negociando dentro de su partido, etcétera, se debilita su acción. Yo digo que en el largo plazo lo que se debilita es el partido y que, cuando un gobierno se encuentra con tiempos difíciles, como se ha encontrado este gobierno, que además se comprometió con el electorado a llevar adelante una acción transformadora importante, si no tiene un partido atrás que lo respalde, ni enfrenta bien la crisis ni cumple con su agenda de cambios. Cosa de la cual tenemos pruebas evidentes, no solamente el referéndum del 7 de diciembre, sino antes aún la derogación, a iniciativa del propio gobierno, de aquellos artículos 612 y 613 de una ley de presupuesto contra la cual se recolectaron firmas: ante la mera evidencia de que iba a tener que enfrentar una consulta popular, el gobierno derogó o promovió la derogación de las normas que él mismo había propuesto. ¿Por qué? Porque se sentía muy débil.
Estas son las consecuencias de hacer de un partido una maquinaria electoral y nada más, que en consecuencia deja de actuar al día siguiente de la elección. Si tenemos una herramienta así de mellada, así de débil, no podemos proponer seriamente una agenda de transformación al país. En la elección interna, entonces, empecemos por poner la casa en orden, volvamos a hacer del Partido Colorado una herramienta de gobierno y de acción política eficaz, y entonces sí estaremos en condiciones de llegar a octubre con una propuesta electoral que mejore las chances que tenemos a la luz de las encuestas que hoy conocemos.
EC - Ustedes reclaman renovación.
OP - Renovación, sí, por cierto, porque si no renovamos el liderazgo vamos a seguir en lo mismo. Francamente, no creo que los mismos dirigentes que han generado esta situación y la han mantenido durante tanto tiempo sean los llamados a modificarla.
EC - El discurso del BA un discurso ¿permanentemente va estar exponiendo la crítica a Sanguinetti y a Batlle?
OP - Expresamos estos conceptos porque son los que están en la raíz del planteo que hacemos dentro del partido. Pero hay otros plantemos que le hacemos al país, sobre los cuales no solamente vamos a insistir, sino que procuraremos enriquecer en el transcurso de estos meses de campaña... No para hacer una exposición completa de nuestro pensamiento, porque no se trata de eso: un programa político no puede ser la exposición del pensamiento de un candidato; lo que queremos es preparar un elenco de propuestas para llevar a la Convención. No olvidemos, los colorados no deberíamos olvidar que quien debe hacer el programa del partido, quien debe asumir el compromiso en el partido frente al país, es el órgano que nos representa a todos, la Convención. La última vez, cuando el doctor Batlle fue candidato, la elaboración programática estuvo a cargo de un grupo de amigos de los candidatos, de técnicos –yo fui parte de ese grupo, como amigo de Luis Hierro–, y lo que se hizo fue presentarlo luego en la Sala de la Convención, en una conferencia de prensa. A mi juicio el funcionamiento democrático es otra cosa: se llevan las propuestas a la Convención y ésta, como lo hizo en 1983, a la salida de la dictadura, dice: “Nos comprometemos con esto”. Eso es un programa de partido, eso es lo que queremos hacer y trabajaremos en estos meses para llevar nuestras propuestas a la Convención.
Propuestas que están hoy pensadas para hacer lo que nos parece prioritario, que no es nada que tenga que ver con lo económico, con lo financiero, con lo comercial ni con lo presupuestario; lo fundamental para nosotros en este momento es afirmar ciertos valores que queremos que sean el centro poderoso de la convivencia entre los uruguayos.
EC - ¿Cuáles son?
OP - Nos hemos pasado años hablando de valores; en la hora electoral hay que traducirlos en términos políticos.
EC - ¿Cuáles son esos valores? Me llama la atención que usted ordene sus ideas en materia programática en base a valores, que el punto de partida sean valores.
OP - Sí, lo hemos hecho deliberada y conscientemente. Tal vez sea esto una especie de continuación de conceptos que expuso muy bien el doctor Leonardo Guzmán en una entrevista en Búsqueda hace algunos meses, que creo que fueron comentados aquí mismo.
Primero los valores, qué es lo que pensamos que está bien; y en función de eso qué es lo que queremos hacer.
Hay un valor central en esta sociedad y en cualquiera, indispensable, que es la confianza, la confianza entre los miembros de una sociedad a todos los efectos. Esa confianza está herida en Uruguay; sentimos que los uruguayos hoy desconfían prácticamente de todo, en primer lugar de la honestidad de los dirigentes políticos (la campaña pasada hacia el referéndum en buena medida se basó en este lineamiento). La confianza en la independencia de los jueces; en la veracidad e imparcialidad de la prensa; en la eficacia de las instituciones; en el imperio de la ley... Todo eso está en entredicho, hay un clima de suspicacia que nos hace mucho daño a todos, sin perjuicio de reconocer que tiene sus fundamentos, porque por algo se generó este clima.
Entonces, debemos pensar acciones destinadas a fortalecer la confianza, que no pueden ser otras que las que aporten a la transparencia en los procedimientos y un apego estricto a la vigencia del derecho. Los partidos políticos tienen tareas que hacer acá. Ellos no pueden decir cada vez que se reprocha la conducta de uno de sus miembros “La Justicia se expedirá”, o “Estaremos a lo que diga la Justicia”.
EC - ¿Los partidos también deben sancionar o evaluar la conducta de sus personalidades representantes?
OP - Claro, porque además de la ley penal está la moral pública, y puede haber actos que no constituyan delito pero que sean reprobables desde el punto de vista de la decencia y el decoro que deben regir el desempeño de la función pública.
EC - Usted ve omisos a los partidos en ese sentido, y en particular al Partido Colorado.
OP - ¡Y sí, ¿qué quiere que le diga?! Lo veo omiso. Si un día sale un programa de televisión que dice: “Hay ñoquis en la Intendencia de Canelones”, por ejemplo (y tampoco quiero personalizar porque no es mi propósito agredir personalmente a nadie)... Zona Urbana mostró un día a los ñoquis de la Intendencia de Canelones; al día siguiente era un incendio, se decía de todo. Nosotros como BA emitimos una declaración reclamando que el intendente diera explicaciones, y punto. No nos apresuramos a juzgar: reclamamos explicaciones... Y quedó ahí; no hubo nada, no hubo una actuación partidaria: “¿Es cierto, no es cierto? ¿Qué pasó? Explíquese a la opinión pública, corríjase lo que deba corregirse”...
Y como esa, otras situaciones. Por ejemplo, en el mismo programa en un momento se dijo: “Hay legisladores que están de licencia para que entren sus suplentes, cobren el sueldo y se van alternando”. Y el presidente de la Cámara de Diputados en aquel momento explicaba que esto se debía a la ingeniería electoral, en fin... O sea: hay un reparto de bancas no permitido por la Constitución, que se explica como un tema de ingeniería electoral.
Estas cosas debilitan la confianza de la gente en el sistema político; a esto hay que encararlo y corregirlo de diversas maneras, pero en primer lugar reclamando que los partidos asuman la responsabilidad frente a la ciudadanía por la conducta de sus miembros en los altos cargos.
EC - Usted decía que van a poner el énfasis en tres grandes valores en la propuesta del BA hacia las elecciones internas del mes de junio en el Partido Colorado; uno, la confianza. ¿Cuál es el segundo?
OP - Solidaridad, valor central para los uruguayos y para el batllismo, para la identidad del batllismo. Quiero que venga alguien y me explique cómo es el batllismo, qué es históricamente prescindiendo del concepto de solidaridad, del concepto de integración a la sociedad. No existe eso.
Yo siento que, frente a la severidad de la crisis económica y las agudas manifestaciones que tuvo hay situaciones sociales que nos lastiman a todos, todos los días, que nos desmoralizan cotidianamente, que son esas situaciones de pobreza y miseria que vemos encarnadas en los niños. Los niños en los semáforos nos sacuden a todos, son una bofetada cotidiana al ir al trabajo de mañana y al volver de noche, en invierno y en verano. Frente a esto se requiere una acción enérgica y de emergencia; de emergencia, como se hizo en el invierno de 1985, el primer año de la democracia, aquel Invierno Solidario, que fue criticado por algunos en su momento pero que le demostró a la gente que la democracia podía responder con eficacia a la emergencia social. Como lo hizo la Intendencia de Montevideo en los años anteriores, con el Plan Invierno.
Demostrarle a la gente que las soluciones de fondo podrán tomar más tiempo, por supuesto no se renuncia a ellas ni se las sustituye con soluciones coyunturales, pero hay soluciones coyunturales porque cuando usted va a trabajar y ve de mañana, de repente con un frío espantoso, acaso una llovizna helada, gurises que están pidiendo en los semáforos, a usted le viene un cortocircuito y termina renegando de la democracia, del país, pensando en emigrar.
Frente a eso hay que actuar. La respuesta clásica es decir “Lo que pasa es que no hay recursos”. Fenómeno: todos sabemos que hay dificultades que no es sensato ni serio desconocer, pero entonces reasignemos los recursos disponibles y hagámoslo con un criterio de solidaridad puesta en práctica. Hemos asistido en los meses y años pasados, de 2002 para acá, a una discusión creo que muy útil, muy relevante, acerca de lo que ha sido la gestión de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) en estos años. Y hemos visto cómo la Corporación ha gastado creo que la cifra del 63 por ciento de su capital, 70 millones de dólares, según sus propias cuentas (el diputado Mieres hacía otras cuentas), asistiendo a empresas, la mayor parte de las cuales terminó dando resultados deficitarios, dando pérdidas o fundiéndose. Esto no está bien, es una manera de derrochar dineros públicos.
Ahí tenemos discrepancias con compañeros del partido. La gente del Foro piensa que esto está bien, evidentemente, porque a su representante en la CND, que era la doctora Barbato, la promovió al Directorio del Banco República; le parece que todo esto está muy bien. Yo francamente pienso distinto, creo que no está bien, que el dinero público no debe gastarse así y que, si tenemos que elegir, me parece mejor gastar esos dineros en atender la emergencia social que poniendo al Estado a hacer salvatajes que hacen agua por todos lados.
EC - Hablemos del tercer valor, porque ya expuso a propósito de la confianza y de la solidaridad. El tercero es la esperanza.
OP - El tercero es la esperanza. La necesitamos imperiosamente; esta sociedad está enferma de bajón, y no como consecuencia de esta crisis sino que viene de mucho más atrás. Esto podría ser objeto de un estudio que yo no estoy en condiciones de hacer y nuestra agrupación tampoco, no es una tarea política... Los intelectuales tienen que dar una mano en esto, hace falta que funcionen como guía, como conciencia del país en algunas cosas, y esto me parece que es muy claro: explíquennos cómo es que de aquel país que decía con orgullo en 1950, y desde antes, “como el Uruguay no hay”, hemos caído en esta pálida espantosa que abate el espíritu colectivo desde hace años. No nos engañemos, no nos hagamos trampas al solitario atribuyendo esto a la crisis económica, porque es desconocer la gravedad del problema. Esto viene de mucho más atrás, estamos con un síndrome de que todo es espantoso desde hace mucho tiempo, y creo que eso debilita el espíritu público y nos echa para atrás permanentemente.
EC - Ustedes han elaborado y van a esgrimir una consigna que dice: “Como el Uruguay no habrá”.
OP - Claro.
EC - ¿Qué significa el giro que le dan a esa frase ya tradicional?
OP - Tomamos la frase y la transformamos en un compromiso con nosotros mismos y con el país: propongámonos todos hacer de este un país pujante y vigoroso, como en un tiempo lo fue y puede volver a ser, no estamos condenados al fracaso. Ahora: si nos convencemos nosotros mismos de que lo único que se puede hacer acá es bajar la cortina y emigrar, entonces se va todo al diablo. Convenzámonos de lo contrario y pongámonos a actuar con espíritu de iniciativa. Esto no es simplemente una exhortación voluntarista…
EC - Creo que eso es lo que puede estar pensando más de un oyente: que estamos hablando en términos demasiado genéricos, eufóricos.
OP - Yo dije al comienzo que este es un señalamiento de valores centrales en torno a los cuales nos proponemos elaborar propuestas programáticas en los próximos meses para llevar a la Convención del partido. Sobre este eje tenemos que trabajar, promoviendo una cultura de la auto responsabilidad, del esfuerzo y del emprendimiento; del emprendimiento. ¿Cómo se forman los empresarios en este país, cómo es posible apoyar a los que surgen de la nada, cómo es posible generar vocaciones empresariales? Son algunos de los tantos temas en los que tenemos que trabajar a fondo.
A veces la gente espera de los políticos las respuestas a los problemas del desempleo, a los problemas que sufrimos hoy; de los políticos que por supuesto tienen que hacer su aporte, pero no olvidemos que los empresarios son los que generan o no los puestos de trabajo, la circulación de bienes y servicios, el dinamismo que la sociedad necesita para salir adelante. Pero, ¿cómo generamos empresarios diciéndoles que el asunto es lo bien o mal que hagan lobby frente a los órganos públicos para que el Banco República no les cobre los créditos, o para que la CND los apoye aunque luego no puedan pagar lo que reciben? ¿O tenemos que decirles: “No, señores, las reglas de juegos serán estables, limpias y claras y las mismas para todos. En ustedes está, en su preparación, en su inteligencia, en su disposición a tomar riesgos, que salgan adelante o no”? Queremos trabajar para eso, para que la sociedad uruguaya –uno a veces habla del país y parece que se refiriera a cosas, a datos, hablemos de la sociedad, que es la gente– sea una sociedad pujante y vigorosa de gente que está convencida de que sale o no en función de su esfuerzo básicamente, y que por consiguiente exija a los políticos que no le hagan daño ni trampa. Creo que ese es un buen control que debe tener el dirigente político, no un dirigente político sospechado en su honestidad, sino dirigente político exigido en sus rendimientos.
***
EC - Un par de preguntas para el final. Usted insistía en que uno de los postulados principales de esta opción dentro del Partido Colorado es la renovación, la renovación del propio partido, con una crítica al estilo de liderazgo que ha caracterizado a Sanguinetti y a Batlle en estos últimos años. ¿Qué pasa si finalmente Sanguinetti no es candidato, si finalmente el candidato del Foro es, por ejemplo, Stirling? ¿Qué pasa si en la 15 se promueve, como se seguramente se va a terminar promoviendo, a una figura “joven”, porque ya se sabe que Atchugarry no afloja y no va a ser candidato? Se estaría dando una renovación… ¿Entonces? ¿Qué espacio le queda a este planteo suyo?
OP - Insisto: la renovación no es un bien en sí, es un instrumento; renovación en los liderazgos, no en la candidatura. Si los candidatos cambian pero los líderes siguen siendo los mismos, no adelantamos nada.
A mí me encantaría que hubiese en el partido, desde el Foro y desde la 15, un propósito de rectificar rumbos que nos pudiese hacer coincidir a todos en la próxima Convención. Me tendrán que convencer, y tendrán que convencer a los colorados y al país, de que realmente el propósito es hacer las cosas de distinta manera. Y francamente, en función de lo que está pasando, uno no ve que sea así. Fíjese: hace meses que el país espera una definición del Foro Batllista, y se sabe que las alternativas son la candidatura del doctor Sanguinetti o la del escribano Stirling; uno ha escuchado a los partidarios de la candidatura del doctor Sanguinetti, que han expuesto sus argumentos como tienen el derecho de hacerlo, pero uno sabe que existen partidarios, y partidarios importantes, significativos dentro del partido, de la candidatura del escribano Stirling; y a esos no se les ha escuchado.
EC - ¿Qué significa eso, por qué lo está marcando?
OP – Porque no han hablado públicamente. Es una demostración práctica de lo que yo quiero decir cuando hablo de la cultura del verticalismo y el silencio: como saben que “el que se mueve no sale en la foto”, los partidarios de Stirling no hablan.
EC - La última pregunta: en el Partido Colorado el panorama aparece más o menos así: habrá un candidato del Foro, un candidato de la 15, está definida también la candidatura de Alberto Iglesias por la Unión Colorada y Batllista, Manuel Flores Silva por la CBI, Ricardo Lombardo con su propia agrupación y algún otro candidato menos conocido. ¿Cuál es el espacio del BA en ese espectro que acabo de describir?
OP - Sin duda el espacio de la renovación y la democratización del Partido Colorado. No pretendemos en esto ningún monopolio, al contrario: ojalá todos coincidamos en que hay que hacer estas cosas...
EC – Porque Flores Silva y Lombardo también hablan de renovación.
OP – Fantástico. Yo no estoy haciendo un posicionamiento de marketing (los que saben de estas cosas dicen que uno tiene que tratar de ser distinto); yo estoy exponiendo las convicciones que sustento desde que empecé a hacer política y que he expuesto a lo largo de décadas a esta altura, porque empecé muy joven a reclamar la democratización del Partido Colorado y algún día lo lograremos. De manera que no estoy inventando nada: sostengo las banderas de siempre; que otros las sostengan también por su cuenta, con la misma pasión que yo me parece fantástico, coincidiremos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Javier Castro
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