18.12.2005














Atentados en Madrid

Testimonio de Manuel García, un uruguayo que viajaba en uno de los trenes.

EN PERSPECTIVA
Jueves 11.03.04, 07.40


EMILIANO COTELO:
“Masacre en Madrid”, titula el diario español El Mundo en Internet, y citando cifras oficiales habla a esta altura de 130 muertos en los atentados que sembraron el caos y el pánico en la capital española. El ministro portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, ha atribuido la autoría a ETA aunque el responsable de Batasuna Arnaldo Otegi ha atribuido la culpa a la 'resistencia árabe'. Éste sería el ataque más sangriento de la banda terrorista.

Una serie de explosiones, registradas entre las 7.35 horas y las 7.55, hora de Madrid, han causado una masacre en el interior de tres trenes de cercanías que, procedentes de Alcalá de Henares y Guadalajara, habían llegado a las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia.

Las explosiones no fueron precedidas por ningún aviso de bomba, según Interior. El ministro Acebes ha dicho que los explosivos podrían estar alojados en mochilas. Según la Audiencia Nacional, éstas han sido colocadas entre los vagones.

La Policía ha realizado la explosión controlada de dos paquetes o mochilas en El Pozo, y otra en Atocha. Los agentes revisan multitud de mochilas y paquetes olvidados por los viajeros, por temor a que sean paquetes bomba.

La Policía Nacional ha utilizado a los taxis para trasladar a heridos ya que no había ambulancias suficientes, aunque entre 30 y 40 de ellas trasladaban continuamente heridos.

Muchas personas están llegando para buscar a familiares a los que no localizan. Lo mismo ocurre en los hospitales, donde muchas personas preguntan por posibles muertos o heridos.

En total han sido cinco las bombas colocadas en el mismo tren de la Estación de Atocha. Han explotado tres de ellas, dos fueron las que estallaron a las siete y media de la mañana y ocasionaron la masacre, y una tercera en una mochila fue explosionada por la policía a las diez menos cinco.

Los artificieros trabajan en la desactivación de las otras dos bombas encontradas en sendas mochilas depositadas en el mismo tren.

El tren, que ha descarrilado, tiene tres boquetes y el techo completamente levantado en esos puntos, que están en el primer vagón y a partir del cuarto. Según el portavoz de los Bomberos de Madrid, dos vagones en esta estación tienen el techo reventado.

Los equipos de rescate han sacado ya 46 cadáveres del tren siniestrado en esta estación, en el sureste de Madrid, y las labores no han concluido todavía.

La situación es caótica, según varios testigos, y pueden verse brazos y piernas separados de los cuerpos entre las vías.

Se ha montado un hospital de campaña y su portavoz ha confirmado que hay 14 muertos y 25 heridos en esta estación, situada en la entrada de la capital por la carretera de Valencia.

Precisamente por este motivo, un bloque entero de viviendas situado frente a la estación de Santa Eugenia ha sido desalojado y sus 72 familias se encuentran en las inmediaciones esperando que se revisen todas las dependencias de la estación. El bloque afectado está situado en la calle Castrillo de Aza números 2, 4 y 6.

***

Estamos ahora en comunicación con un uruguayo que viajaba en uno de los trenes afectados. Se trata de Manuel García, que tiene 30 años y vive en Madrid desde 1992 y es estudiante de publicidad en la Universidad Complutense. ¿Dónde estabas exactamente en el momento de los atentados?

MANUEL GARCÍA:
Estaba en el tren que estalló en la estación de El Pozo. El tren había arrancado y a los 10 metros se produjeron las dos explosiones; en ese momento se detuvo el tren y es donde yo estaba.

EC – Justamente en ese tren, entonces.

MG – Estaba en el tren; en el primer vagón, en la cabecera del tren, y la explosión se produjo en el tercer vagón si no recuerdo mal.

EC – Para que terminemos de entender cómo fue la situación: el tren había cargado ya a los pasajeros y se disponía a ponerse en marcha.

MG – Sí; se puso en marcha y a los 10 metros se produjeron las dos explosiones.

EC – Estamos hablando de una hora pico en materia de público en estos trenes, siete y media a ocho de la mañana. ¿Los vagones efectivamente estaban llenos?

MG – Exactamente. Es una hora en la que los pasajeros llenan completamente los trenes. Además esta es una línea ferroviaria que viene de pueblos del sur de la comunidad de Madrid, con gente que se dirige a trabajar o a estudiar, así que seguramente la peor hora para hacer un atentado es esta, cuando seguramente se pueda conseguir más víctimas. No hay peor hora que esta.

EC – Cuéntanos qué pasó a partir del momento en que se escuchó la explosión. ¿Cómo reaccionaste, qué imaginaste en el primer momento?

MG – Lo que uno no piensa cuando escucha dos explosiones y está en un tres es que se deba a un atentado. Pensé, y supongo que el resto de los pasajeros que estábamos en ese momento en el vagón, que se trataba de una avería del tren; pero inmediatamente comenzamos a ver cómo gente de otros vagones bajaba despavorida. Se produjo una sensación de pánico, toda la gente intentó a partir de ese momento descender rápidamente, saltar de los vagones, y entonces percibí que se trataba de algo con un nivel de gravedad importante. Logré bajar del vagón...

EC - ¿A qué distancia estabas del vagón afectado por la bomba?

MG – Yo estaba en el primer vagón y la explosión se produjo en el tercero. Tienen que haber sido... calculo que 20 o 30 metros.

EC – Estabas muy cerca.

MG – Exactamente. Cuando logré salir del vagón, salir de la estación, caminé un poco para ver qué había sucedido y ahí me di cuenta de que era algo muy grave porque, en el vagón donde se produjo la explosión el techo estaba totalmente arrancado, la propia estación estaba bastante dañada, un muro había sido derribado por la onda expansiva... Un panorama bastante dantesco. Al mismo tiempo empecé a ver que el resto de la gente que bajaba estaba bastante desorientada, llorando... Salvando las distancias, obviamente, me recordaba las imágenes del 11-S donde veíamos gente que no creía, que pensaba que lo que estaba viendo era una película. Obviamente esto no es lo mismo, pero esa sensación de no creer que a uno le puede pasar cuando se toma un tren normal y corriente puede estar viviendo en carne propia un atentado.

EC – Decías que te hacía acordar a las imágenes del 11-S, el atentado contra la Torres Gemelas de Nueva York el 11 de setiembre...

MG – Salvando las distancias, pero esa sensación de desorientación, de no saber exactamente qué es lo que uno está viviendo; gente que trata de llamar por el celular, gente llorando desconsoladamente... Nunca pensé que pudiera llegar a vivir una situación de este tipo.

EC – Ya hace un rato que ocurrió esto, estamos a más de cuatro horas. Se te nota ahora bastante tranquilo. ¿Cuáles fueron tus primeros movimientos?

MG – Lo primero que se me vino a la cabeza, como yo salgo de mi casa antes que mi señora, fue venir a casa para avisarle que no había pasado nada, por si escuchaba la noticia. Llegué a casa, le comenté lo que pasó. Ya estaba enterada, pero las primeras noticias habían sido un tanto confusas porque las explosiones en distintos trenes se produjeron de manera bastante sincronizada: no fueron sólo en la estación de El Pozo sino también en la de Santa Eugenia y otra que está en el centro de Madrid, Atocha. Le comenté lo que había pasado, encendí la televisión, la radio, y creo que ahí empecé a tomar conciencia de la magnitud... Nunca había vivido en Madrid un atentado de esta envergadura contra civiles. De la información que tiene, uno recuerda el atentado de ETA en los 80 contra un shopping center, El Corte Inglés de Barcelona, en que murieron también muchas personas. Pero era algo totalmente inédito, y ahí comencé a tomar conciencia de no sé si hablar del milagro, el azar, la providencia, que hizo que a mí ni me tocara hoy.

EC – Precisamente quería preguntarte en qué medida alguien que vive en Madrid carga con el temor de que en cualquier momento puede ocurrir esto muy cerca o que lo afecte de manera directa. Hace muy poco tiempo, una o dos semanas, las fuerzas policiales españolas habían detenido a un grupo de ETA que aparentemente se preparaba para llevar a cabo un atentado.

MG – La sensación que tengo ahora, cuando estoy intentando racionalizar esto, es que esto significa un salto cualitativo. Porque hasta ahora la mayor parte de los atentados de ETA habían sido contra objetivos selectivos: concejales del PP o del Psoe, militares, policías, pero nunca habían actuado de una manera tan indiscriminada contra civiles, en definitiva contra trabajadores, estudiantes, que en los problemas del país vasco no tienen ninguna participación. Para mí esto representa un salto cualitativo porque, a partir de ahora, no se sabe qué puede terminar haciendo la ETA. Si ya se ha decidido a atentar en trenes, no sabemos cuál será el siguiente paso.

EC – Sí; es un salto cualitativo porque, dejando de lado como tú dices algún caso como ese que recordabas del Corte Inglés en Barcelona, en general los atentados estaban focalizados en determinados objetivos y no en forma masiva como ocurre ahora. En cuanto a la autoría, estamos hablando de ETA pero ¿hay algún elemento que permita confirmarlo: algún comunicado oficial, algún tipo de reconocimiento de parte de la organización?

MG – No; generalmente, cuando ETA comete algún atentado el reconocimiento viene a las dos semanas, al mes siguiente, a través de un comunicado oficial. Pero no existe otra organización que sea capaz de llevar a cabo de manera sincronizada unos atentados de este tipo. Además, se sabe que en esta campaña electoral (las elecciones son el próximo domingo) y ETA ya estaba intentando desde hace algún tiempo realizar algún atentado espectacular. Entonces prácticamente hay un 99,99% de posibilidad de que esto se deba a ETA; seguramente ETA lo terminará confirmando dentro de un mes, pero lleva el sello distintivo de sus acciones.

EC - ¿Cuánto demoraste en salir de la estación de trenes una vez que comprendiste lo que había pasado, que viste destruido ese vagón tan cercano al tuyo?

MG – La verdad es que no tengo la noción del tiempo, pero habrán sido cinco minutos. La verdad es que salí bastante rápido. Estaba bastante cerca de la puerta de salida del vagón, con lo cual no tuve dificultad excesiva para poder salir de la estación.

EC – ¿Cómo era la asistencia a las víctimas, quién la efectuaba?

MG – Cuando se produjeron las explosiones, las personas que estaban ahí eran quienes ayudaban a las víctimas. Era una situación un tanto confusa y comencé a alejarme porque ahí sí llegaron las primeras patrullas de la Policía, pero en un primer momento la asistencia era de las propias personas que estaban en el tren. Hasta pasados unos 10 o 15 minutos no llegó la Policía.

EC - ¿Tú mismo participaste de esas tareas?

MG – Lo que hice se limitó a ayudar a bajar a una señora que llevaba a una niña pequeña que tenía riesgo, pero no participé más allá de esa cuestión.

EC - ¿Por qué? ¿Cómo fue tu meditación en ese momento?

MG – Lo que vi cuando conseguí salir y estaba próximo a la estación vi que ya había mucha gente alrededor, y de una manera instintiva, quizá pensando que mi presencia allí iba a suponer más obstáculos, mucha gente alrededor de algo que ya no iba a aportar nada, decidió alejarme en ese momento.

EC – Estaba el riesgo de nuevas detonaciones. Después se supo que había más mochilas con explosivos colocadas por ETA.

MG – Generalmente el procedimiento que sigue ETA cuando comete un atentado, sobre todo con coches bomba, es que a los minutos explotan el coche en el que viajaban los terroristas... Había riesgo, pero en ese momento no lo pensé de esa manera porque tampoco estaba seguro de que se tratara de un atentado. A los cinco minutos pensé que podía tratarse de una avería en el tren, algún fallo eléctrico... De esa envergadura seguramente no, pero no tuve conciencia de que se trataba de un atentado hasta que llegué a casa, puse las noticias en la televisión y vi que se había producido en otras dos estaciones, con lo cual la coincidencia era clara.

EC - ¿Cómo es el ambiente a esta hora, mediodía en Madrid?

MG – Creo que todavía estamos asombrados; no estamos saliendo del asombro. Las líneas telefónicas están colapsadas, es difícil realizar una llamada... La gente está con miedo: al tiempo de haber llegado a casa se produjo otra explosión. Hay una cierta psicosis, la televisión está transmitiendo en directo las imágenes, y ya se están produciendo las primeras reacciones: gente que va a donar sangre, hay un gran movimiento para tratar de asistir a las víctimas... Creo que todavía no se ha terminado de asumir.

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Las primeras noticias

El Mundo

Cadena SER
Cobertura informativa
Audio después de la tragedia

BBC

CNN


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Transcripción y edición: Jorge García Ramón

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