18.12.2005














España después del 11.M

Josep Ramoneda: Cada quien intenta, por motivos espurios, adjudicar la responsabilidad a ETA o Al Qaeda. En el mundo del terrorismo hay mimetismo y modas: pudo ser uno u otro, o una colaboración entre ambos, o puede ser una “alqaedización” del terrorismo más allá de Al Qaeda. Ya nunca sabremos cómo hubiesen sido unas elecciones plenamente libres, sin el shock de lo que ha ocurrido. Pido a los españoles que voten como lo hubiesen hecho el miércoles por la noche, como si no existiera lo que ocurrió desde el jueves.

EN PERSPECTIVA
Viernes 12.03.04, 07.20.


EMILIANO COTELO:
Qué difícil es trabajar periodísticamente sobre una noticia como la de ayer en España, con estos atentados que alrededor de las 07.30 comenzaron a conmover a ese país y a los más cercanos afectivamente, como somos los latinoamericanos, a Europa, y a la comunidad internacional.

Fue difícil hacerlo en una jornada como la de ayer, con los hechos en caliente, sin todos los elementos a mano para poder evaluar ante qué estábamos. Y difícil hacerlo cuando se trata de vidas humanas, de personas seriamente heridas, muchas de las cuales cargarán por el resto de sus vidas con las secuelas de la barbarie.

Difícil, por lo tanto, interpretar adecuadamente ante qué estábamos. Y uno de los puntos que ayer estaban en discusión y todavía hoy discute la sociedad española es la autoría del atentado. ¿Fue ETA, fue Al-Qaeda, fue algún otro grupo islámico?

Si desde aquí resultaba complejo sacar conclusiones, no era más sencillo hacerlo en la propia España. Y de eso vamos a conversar ahora con el filósofo y periodista Josep Ramoneda, quien ha sido colaborador del diario La Vanguardia, actualmente lo es del diario El País de Madrid y también de la cadena SER. Nos llamó la atención el artículo con su firma que se publicó ayer por la tarde en El País, titulado “Al estilo Al Qaeda”. A usted le movieron a la reflexión las características del atentado, y le pareció ver en ese estilo de terrorismo la forma de actuar de Al Qaeda. Sin embargo, su nota igual apunta a ETA, a la indignación por que ETA recurra a métodos estilo Al Qaeda:

"La dificultad de ETA para actuar estaba desdibujando su imagen. Hacía muchos meses que no mataba, con lo cual, en cierto modo, era ya más una sombra que una amenaza. ETA ha querido acabar con cualquier tipo de ilusión. Una masacre para que nadie dude de que sigue ahí. Pero el hecho de que ETA opte por un masacre al estilo Al Qaeda, aún sabiendo que es el tipo de atentado que más rechazo social produce, es algo a tener en cuenta. Sembrar el pánico colocando a toda la población como víctima potencial. Esta es la estrategia. Porque ciertamente ninguno de los que tomaron hoy los trenes en los que encontraron la muerte tenía razón alguna para pensar que ETA iba a por él".

¿Cómo procesó este asunto a lo largo del día de ayer?

JOSEP RAMONEDA:
El artículo fue escrito a primera hora de la mañana de ayer –entre las 10 y las 11 para ser más exactos—, por tanto con las noticias casi en caliente. Me pareció que había una cosa evidente: que por la escala, por la simultaneidad de varios ataques en un mismo tiempo, tenía el sello de este tipo de masacres que han caracterizado el hacer de los diversos grupos de esta cosa más o menos difusa y mucho menos articulada de lo que se dice, que es Al Qaeda. Esto debía ser subrayado, entonces.

Para mí esto no es una prueba ni un indicativo de nada; sería una señal de “alqaedización” del terrorismo, quizá más allá de la propia Al Qaeda. En el mundo del terrorismo hay mucho mimetismo y muchas modas; se sabe que ETA estaba buscando un atentado de este tipo desde hace tiempo, por tanto podía ser perfectamente que la propia ETA haya asumido unos métodos “alqaedizantes”, digamos, o (nada es descartable en un mundo como el del terror, en que los caminos se cruzan y se encuentran) podrían ser las dos cosas a la vez: una colaboración entre ETA y Al Qaeda, que en algunos momentos –tal como van avanzando las cosas— podría ser lo más plausible.

EC – ¿Puede enumerar los elementos que había ayer a favor de la hipótesis ETA?

JR – Puedo darle muchos, no todos, porque el investigador no soy yo y los investigadores tienen muchos más que yo. Pero había, obviamente, la habitual presencia de ETA con un atentado en casi todas las campañas electorales españolas. Había que, en poco tiempo, ETA había intentado por tres veces un atentado de estas características: en la estación de Chamartín; en Navidad en el aeropuerto; y otra que no se sabe muy bien dónde iban a hacer el estallido –la última detención que hicieron— para lo que llevaban el doble de la carga utilizada esta vez. Aparte de eso, parece (yo lo desconozco porque forma parte de la investigación) que las mochilas y algunos materiales utilizados respondían a este esquema, a esta lógica.

EC – Por otro lado, ¿cuáles serían los elementos a favor de la hipótesis Al Qaeda o grupos terroristas islámicos?

JR – Fundamentalmente son dos: una furgoneta encontrada en la que además de detonadores había una cassette con versículos islámicos (lo que no deja de ser una prueba bastante débil), y un presunto comunicado de un grupo en Londres.

EC – Pero además el tipo de atentado en sí mismo: el hecho de que fuera masivo, con centenares de víctimas entre gente común y corriente...

JR – Sí...

EC – ...un atentado dirigido contra medios de transporte, en una hora crítica,...

JR – Sí, pero insisto: ETA lo había intentado tres veces en el último año; no se puede olvidar.

EC – Usted mencionaba al pasar un dato que no es menor: el intento de atentar contra la estación de trenes de Chamartín, en diciembre pasado.

JR – Claro, claro.

EC – De todos modos, se señalaba que ETA suele avisar previamente cuando produce uno de estos atentados.

JR – Sí, sí. Evidentemente hay datos y se puede encontrar elementos.

Sobre este tema tengo una doble posición: primero, me resulta penoso el espectáculo que se está viendo en España y en algunos lugares, de gente que parece empeñada en conseguir que el autor del atentado sea quien, por razones espurias, le gustaría que lo fuera: unos ETA, otros Al Qaeda.

La otra cosa que me parecería inadmisible sería que el lunes el gobierno español nos ofreciera una versión completamente distinta de la que está ofreciendo ahora.

Esas son las dos cosas que me parecerían inadmisibles. Por lo demás, el gobierno mantiene una posición, opción ETA en primer lugar, investigaciones sobre la pista Al Qaeda, y en este punto me quedo porque seguro que el gobierno tiene más información que yo.

EC – Estaba pendiente la amenaza de grupos islámicos, y particularmente de Al Qaeda, de atacar a los aliados de Estados Unidos en la “guerra contra el terrorismo” y sobre todo en la invasión a Irak.

JR – Efectivamente, es una amenaza que de algún modo está pendiente pero también es verdad que es una amenaza bastante genérica, que no es España el único objetivo de esta amenaza.

***

EC - ¿Cómo puede describir el estado de la sociedad española hoy, al día siguiente?

JR – Hay un shock muy fuerte, un impacto tremendo. Me dicen los amigos de Madrid que ayer la gente iba en silencio por las calles en la capital; hoy habrá manifestaciones masivas por todas partes... El shock es muy fuerte y no puede ser de otra manera.

EC – Y allí, en Barcelona, ¿cómo ha sido la reacción?

JR – Inmediatamente hubo ayer concentraciones en los más diversos lugares de la ciudad a mediodía, muchas instituciones públicas cerraron, esta noche habrá una gran manifestación convocada por el presidente de la Generalitat... Y con el agravante de que aquí sentimos, queramos o no, la incomodidad de una especie de culpa que no nos corresponde pero que es difícil de evitar, por el hecho de que ETA nos hubiese liberado de la potencial condición de víctimas con una obscena tregua selectiva.

EC – Aquel anuncio impactante de ETA a través de un video en el que dos de sus voceros anunciaban una tregua exclusivamente para Cataluña, ...

JR – Exactamente.

EC – ...un hecho que tuvo una repercusión enorme en la campaña electoral, y que hoy sigue sobrevolando toda esta situación.

JR – Es lógico.

EC – Usted hablaba de cómo se sienten los catalanes en ese sentido.

JR – Ya le digo: cargamos con una culpa que no tenemos pero es difícil evitar. Es muy incómodo; es muy incómodo ante una situación como esta saber que uno estaba excluido de la condición de víctima por una obscenidad de una organización terrorista.

***

EC – A propósito de la campaña electoral, ¿qué puede cambiar del resultado o de las tendencias algo tan macabro como lo de ayer?

JR – No lo sé; no lo sé y en este momento incluso me cuesta que me interese saberlo. La campaña electoral ha sido abortada, y muy probablemente los resultados no tengan nada que ver con lo que habrían sido. Dice el tópico que estas cosas siempre benefician al que gobierna porque la gente tiene una cierta tendencia a arroparse en torno al poder. Quizá sea verdad; no lo sé, no lo sé. Quizás el domingo podamos intuir alguna cosa de los efectos que ha tenido, pero en cualquier caso ya nunca sabremos lo que hubiesen sido unas elecciones plenamente libres, sin el shock de lo que ha ocurrido, y por tanto formulé ayer a los ciudadanos y repito ahora la misma petición: que sigan votando en plena libertad, es decir que voten lo que hubiesen votado el miércoles por la noche, como si el jueves, el viernes y el sábado no hubiesen existido.

EC – Con lo repugnante que puede ser esto de especular con a quién favorece tal o cual hipótesis, lo cierto es que no es menor la discusión que hoy está dándose en España sobre quién fue el autor del atentado. Un atentado realizado por ETA podría favorecer al Partido Popular teniendo en cuenta justamente los hechos de Cataluña, esa reunión en la clandestinidad del líder de la Izquierda Republicana de Cataluña, Carod-Rovira, con miembros de ETA, el posterior anuncio de esa tregua para la región de la cual usted nos está hablando, y que llevó a que el Partido Popular lo utilizara contra el Partido Socialista Obrero Español, porque en el gobierno de Cataluña el Psoe es aliado de Izquierda Republicana. Y la hipótesis de un atentado de Al Qaeda podría tener el efecto contrario: un castigo al gobierno de Aznar por haberse aliado con Estados Unidos y Gran Bretaña en la invasión a Irak. Lamentablemente, guste o no, ese telón de fondo está detrás de esto que hoy se discute en España.

JR – Yo no estoy tan seguro de que tuviese esa influencia que se dice. Creo que lo que la gente tiene hoy a la vista es un terrible atentado. ¿Que lo haya hecho Al Qaeda...? Es posible que dentro de 15 días la gente se lo objete al gobierno, lo pueda lanzar contra el gobierno del PP. Pero en el momento inmediato, no sé: quizá me equivoco pero el impacto tiende a favorecer siempre al que gobierna.

EC – En su editorial de ayer, como lo recordaba recién, usted apelaba a los españoles para que el domingo voten, para que la abstención sea lo menor posible, para que la participación se máxima. ¿Percibe esa tendencia en la gente¿

JR – Tengo la sensación de que sí, y podría darse una alta participación el próximo domingo.

EC - ¿De qué orden suele ser la participación en las elecciones españolas?

JR – Depende, pero oscila entre el 65 y el 75 por ciento aproximadamente. Alguna vez subió un poco más: en el 2000 fue de 89%.

***

Al estilo Al Qaeda

ELPAIS.es | Opinión - 11-03-2004

En primer lugar, las víctimas. La terrible fatalidad. Y la imposibilidad de comprender por qué ellos. El sin sentido de una muerte encontrada, simplemente, por haberse levantado a la hora de cada día para ir a trabajar o por haber cogido el tren unos minutos más tarde de lo habitual porque se pegaron las sábanas. El más radical de los absurdos.

Después, la ciudadanía. Aturdida, desconcertada porque no hay categorías en nuestro cerebro para integrar una carnicería de estas proporciones. Creo que lo más importante de todo es no cerrar los ojos ante la barbarie: lo peor es la banalización del mal.

La ciudadanía tiene el domingo la cita democrática con las urnas. Se me ocurre pedir que nadie falte y que cada cual vote lo que tenía decidido votar ayer. ETA no puede cambiar un solo voto. A partir de aquí, cuesta mucho entrar por la vía de los análisis. Tendemos siempre a esperar lo mejor. Sabíamos que ETA estaba debilitada. Pensábamos que por esta razón esta vez su intervención en campaña se limitaría al obsceno comunicado de la tregua selectiva. Cuando las Fuerzas de Seguridad del Estado detuvieron una furgoneta cargada de explosivos en la provincia de Cuenca comprendimos que lo seguían intentando pero preferimos creer que el peligro estaba desactivado. No, ETA ha intervenido con su instrumento de siempre: matar, porque es su única forma de existir. Y lo ha hecho a una escala sin precedentes.

Es muy arriesgado hacer especulaciones sobre las acciones terroristas de ETA. Los que la han conocido desde dentro aseguran que su toma de decisiones es mucho menos elaborada de lo que a veces se supone y que dan los golpes cuando y como pueden. Pero las características de este atentado no pueden pasar desapercibidas. ETA ha matado hoy más ciudadanos que la suma de las víctimas de sus cinco atentados anteriores más sanguinarios. Se trata de un salto cualitativo perfectamente buscado. De una masacre hecha con toda conciencia. Esta vez no ha habido llamada de aviso. No se buscaba asustar, se buscaba aterrorizar. Porque el terror es paralizante.

Es inevitable mirar al exterior. Han sido Al Qaeda y otros ramas del terrorismo islamista los que, en los últimos años, han practicado repetidamente los atentados indiscriminados, con explosiones simultáneas en diversos puntos, y altamente mortíferos.

No hace falta mirar sólo al atentado del 11-S en Nueva York. En Irak, cada día hay ejemplos de este tipo de terrorismo. ¿Puede pensarse en cierto mimetismo por parte de los dirigentes de ETA? ¿O más bien hay que pensar en un intento de producir el mayor daño posible optimizando la capacidad mortal de los limitados recursos operativos de la banda? "El terrorismo -escribía Amos Oz- actúa como la heroína: las dosis han de ser cada vez más fuertes para que el efecto se mantenga".

La dificultad de ETA para actuar estaba desdibujando su imagen. Hacía muchos meses que no mataba, con lo cual, en cierto modo, era ya más una sombra que una amenaza. ETA ha querido acabar con cualquier tipo de ilusión. Una masacre para que nadie dude de que sigue ahí. Pero el hecho de que ETA opte por un masacre al estilo Al Qaeda, aún sabiendo que es el tipo de atentado que más rechazo social produce, es algo a tener en cuenta. Sembrar el pánico colocando a toda la población como víctima potencial. Esta es la estrategia. Porque ciertamente ninguno de los que tomaron hoy los trenes en los que encontraron la muerte tenía razón alguna para pensar que ETA iba a por él.


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Transcripción y edición: Jorge García Ramón



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