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PARA COMPETIR, LIBERARLA DE LOS U$S 26: QUE OTRA EMPRESA NO PAGARÍA
Michelini propone eliminar los sobrecostos de Ancap
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Senador Rafael Michelini (NE): Algunas industrias están exoneradas de aportes al BPS, pero Ancap está gravada por encima de cualquiera; todas descuentan IVA, Ancap no; es una gran consumidora, pero paga a OSE doble tarifa por agua; paga Impuesto a la Compra de Moneda Extranjera que utiliza para importar... El gobierno quiso asociarla para que la gestionara un privado, y el Estado habría perdido esos subsidios de Ancap. Hay que empezar ya y hacerlo gradualmente.
EN PERSPECTIVA
Martes 16.03.04, 09.09.
EMILIANO COTELO:
La semana pasada se decretó un nuevo aumento en los precios de los combustibles, del 6 por ciento en promedio. Cada vez que se hace pública una de estas subas se manejan argumentos similares: la evolución del precio del petróleo en los mercados internacionales es el gran motivo en los últimos tiempos. Se reconoce la incidencia que el incremento de los combustibles tendrá en los costos de la producción del país, pero se dice “No hay más remedio, somos rehenes de una situación internacional”.
Esa es una realidad indiscutible, pero siempre surge la duda de en qué medida Uruguay podría tener combustibles al menos algo más baratos. Se discutió a fondo a propósito de esto en torno a la propuesta del gobierno de asociación de Ancap que naufragó en el plebiscito del 7 de diciembre pasado.
De todos modos hay ángulos que todavía pueden debatirse en el Parlamento en este período de gobierno; por un proyecto del senador Rafael Michelini para atacar una serie de “sobrecostos” que Ancap enfrenta y que de alguna forma “inflan” artificialmente el precio de los combustibles.
Usted estará presentando este proyecto en estos días, hoy o mañana.
RAFAEL MICHELINI:
Sí, el Nuevo Espacio (NE) está con propuestas a nivel político, a nivel de la vida, con creatividad, tratando de generar instancias que nos permitan salir adelante y no bajar los brazos. Desde el punto de vista político es claro y notorio el tema de la Nueva Mayoría (NM), tratar de ser una gran opción electoral de cambio y de esperanza con el Encuentro Progresista - Frente Amplio (EP-FA) y en el plano de los proyectos de ley con ideas en este caso sobre el tema de los sobrecostos de Ancap.
EC - El problema de los sobrecostos no es nuevo, para nada: tiene unos cuantos años en nuestro país.
RM - A eso iba. Fíjese que terminado el plebiscito y presentada por Tabaré Vázquez una propuesta de creación de una comisión para trabajar respecto de Ancap, negada por los partidos de gobierno, vimos que todavía no estaban los ánimos para discutir, entonces dejamos pasar algunos meses. Porque cuando uno presenta una propuesta, ésta debe ser acertada, como también deben serlo el momento y el ambiente para llevarla adelante. Con el tema del aumento de combustibles, dijimos: ¿la única forma de hacer las cosas es traspasarles el consumo –y cuando hablo del consumo no me refiero sólo al de ciudadanos y consumidores; también a mundo del trabajo, a las empresas–, los costos e incluso los sobrecostos que nosotros mismos les hemos puesto? No. En función de eso hemos trabajado, estamos presentando un proyecto en el día de hoy…
EC - Un proyecto que, aclaremos, no tiene nada que ver con la discusión de fondo, con la discusión que estuvo en juego en el plebiscito del 7 de diciembre.
RM - A primera vista no, pero si uno profundiza sí, porque todos estos sobrecostos, que pueden llegar a un 30 por ciento del total del costo de la refinería –que anda en 60-70 millones de dólares, según el año–, o sea más de 20 millones de dólares; son todos sobrecostos que si Ancap se hubiera asociado al otro día hubieran desaparecido porque son sobrecostos legales, y por lo tanto aquel que se hubiera asociado hubiera dicho: “Miren qué eficiente soy, no pasó ni un minuto de haber firmado el contrato y ya tengo un 30 por ciento menos de costos por refinar el combustible en Uruguay”.
EC - Esa era una de las razones que llevaban a la asociación, también en el proyecto del gobierno.
RM - Si el tema era eliminar los sobrecostos, era una forma un poquito indirecta: como yo no sé hacer las cosas, se las entrego a otro para que las haga. Esto es directo: si hay sobrecostos, bajémoslos. Alguien me dirá: “Pero Michelini, acá tenemos un problema: no necesariamente bajando estos sobrecostos la refinería es eficiente y eficaz para refinar”.
EC - Sí, esos puntos de debate siguen pendientes.
RM - Exacto.
EC - No tienen nada que ver con este proyecto.
RM - Pero una cosa es refinar 13 millones de barriles con un costo de 60 o 70 millones de dólares, y otra es refinarlos con un costo de 40 millones. Ahora que la planta está ampliada y Ancap exporta –está exportando al mercado estadounidense–, podemos llegar no digo a los 18 que tiene de capacidad, pero a los 15, entonces los costos fijos –la misma cantidad de empleados, el mismo volumen de consumo de agua, la misma cantidad de electricidad– se dividen por un mayor ingreso de recursos. Cualquier empresario, cualquier núcleo de actividad sabe que si uno vende más los costos fijos se reparten en un mayor volumen de entrada de dinero.
EC - Yo decía que el problema de los sobrecostos en las empresas públicas no es nuevo. Hace unos años se discutió mucho a propósito de UTE y sus sobrecostos, ahora la cosa reaparece por el lado de Ancap. No son iguales los sobrecostos en UTE que en Ancap, pero lo cierto es que las empresas públicas uruguayas arrastran algunas cargas que no tienen las empresas privadas.
Veamos cuáles son las que a usted lo preocupan en el caso de Ancap.
RM - Una observación: si tomamos todo el volumen de empresas públicas, la carga va a ser tan grande que el camión no arranca. Nosotros decimos: tomemos a Ancap en cada uno de los ítems, sobre todo para decir: nos acaban de aplicar un tarifazo, viene Ancap y dice que tiene que subir, que no hay otra forma. Sin embargo, por suerte, algunos directores –en esto el NE no está solo–, que de este tema no hablaron en la campaña por el plebiscito, sin embargo ahora empiezan a decir: “Tenemos sobrecostos”.
¿Cuáles son esos sobrecostos? Primero, Ancap está gastando unos 4 o 5 millones de dólares por la compra de moneda extranjera –que en general siempre es dólar–, por el Icome. Si fuera una empresa privada o un particular no pagaría esa suma, por lo tanto todos los uruguayos estamos pagando esos 4 o 5 millones de dólares a través del precio del combustible que va a las arcas del Estado. Usted me dirá: Alfie va a decir que si tuvimos un déficit de unos 8 millones de dólares le estaríamos agregando esto.
EC - Sí, de ese punto tenemos que hablar después, de cómo se financia la eliminación de estos sobrecostos.
RM - Yo digo: si las tarifas públicas, sobre todo en el tema de la energía, están más barata quizás nuestros empresarios y núcleos de actividad funcionen mejor, vendan más y por lo tanto la caja del Estado recauda más.
Veamos el artículo 2º: la seguridad social. Ya no estamos hablando de que algunas áreas manufactureras privadas no tienen ningún costo, estamos hablando de que los aportes patronales de Ancap están por encima de los de cualquier empresa privada. No parece justo, no parece que la forma de financiar al BPS sea a partir de encarecer un elemento tan necesario como la energía.
Vamos al artículo 3º; que quizás sea un sobrecosto más nuevo. Usted me dirá que Ancap lo pagaba como consumidor final, y sí, es cierto. Estamos hablando del IVA: se les puso a las empresas de transporte –también para el agro– el IVA al gasoil; dejemos que por lo menos en esos rubros y esas áreas Ancap pueda deducir ese IVA. No hablo de todo, habría que hacer bien las cuentas, incluso muchos de estos artículos podrían empezar con un degradé, no cortando todos estos impuestos de la noche a la mañana, sino en seis meses o un año para que el avión aterrice suavemente.
El artículo 4º es el tema vinculado a las tarifas públicas que se les cobran a las empresas públicas. El caso más claro, del que tengo mayor conocimiento, es el tema del agua. El agua a Ancap se le cobra casi el doble, Ancap gasta como 1 millón de dólares –años 1998, 1999, 2000, no tengo cifras posteriores– y sin embargo se le cobran casi 2 millones porque las empresas públicas tienen llámense recargo, sobrecosto, impuesto encubierto o demás que va a otras empresas públicas a financiarlas. Que las otras empresas públicas sean eficientes.
Pero el tema no está en este articulado, la audiencia lo va a entender. Empecemos a discutir el tema Ancap de nuevo en las cosas que podemos arreglar este año. Quizás venga el Directorio y nos diga: está muy bien ese articulado, pero faltan tal y tal cosa.
EC - Estuvimos averiguando ayer en el Directorio de Ancap y lo primero que queda claro es que también a las autoridades de Ancap (a todas, incluso a su presidente, Jorge Sanguinetti, con quien hablamos) el tema les preocupa desde siempre. Lo dejo anotado porque después va a dar lugar a algún otro asunto que tenemos que conversar en la entrevista.
Pero le pedimos cifras al Directorio de Ancap sobre cómo venía este asunto de los sobrecostos –publicamos la tabla en Espectador.com– y tuvimos como resultado que en 2002, que es el último año del cual hay cifras definitivas, fueron 21,9 millones de dólares. Y además de esos rubros que usted mencionaba aparecen otros, quizás menores, como personal en comisión en otros organismos, personal de El Espinillar, Inspección General, pero hay un rubro que se llama tasas inflamables, de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), que no es menor, que en el año 2002 fue de 4,4 millones de dólares, casi el 20 por ciento, la quinta parte de estos sobrecostos. Su proyecto no toca el problema de estas tasas inflamables.
RM - Exacto. Es muy bueno que usted insista en esto porque a nosotros nos preocupan tantos estos sobrecostos como los departamentales, no sólo de la IMM, hay alguna otra, pero la magnitud, el costo y la presión fiscal que la IMM hace a Ancap no tienen comparación con los de ninguna otra. Yo sé que al gobierno departamental y al intendente Mariano Arana no le va a gustar, pero lo cierto es que si queremos combustibles lo más baratos posible y que las empresas públicas sean eficientes, tenemos que sacar todos estos sobrecostos. En cuanto a la tasa de inflamables, se supone que las tasas tienen una contrapartida, se supone que la Intendencia tiene un departamento que verifica que estén en condiciones las instalaciones de cualquier industria que se instale en el departamento a los efectos de inflamables. No hay que ser muy agudo ni muy inteligente para darse cuenta de que si a una sola empresa le está cobrando unos 3 o 4 millones de dólares, según el año…
EC - En 2001 este rubro fue de 6,4 millones de dólares y en 2002 4,4 millones de dólares.
RM - Exacto.
EC - Se estima que para el año pasado habría sido de 4,7 millones de dólares.
RM - Depende mucho del volumen de combustible que se vende. No creo que haya un Departamento de Inflamables en la IMM que tenga este costo, a lo cual habría que agregarle que esta tasa se cobra a las estaciones de servicio y a otros núcleos de actividad.
EC - Sí, en principio este rubro no se entiende mucho.
RM - No, y hay que bajarlo porque tenemos que hacer que las empresas públicas sean eficientes.
EC - Pero hablemos del impacto de un proyecto como el que usted propone. Si estamos hablando de que en el año 2002 hubo 21 o 22 millones de dólares de sobrecostos y se los eliminara por completo, ¿cuál sería la incidencia? Cuando el último aumento de los combustibles se argumentó que si no se incrementaban los precios en ese 6 por ciento se estarían generando pérdidas anuales para Ancap del orden de los 40 millones de dólares. Por lo tanto si sacamos estos sobrecostos, como su proyecto maneja, apenas reduciríamos a la mitad ese ajuste que se produjo del 6 por ciento. ¿Entiende por dónde va el razonamiento?
RM - Sí.
EC - ¿Cuál es la incidencia real entonces?
RM - Nadie está planteando milagros, lo que le estamos diciendo al ciudadano o al industrial es: mire, en vez de que usted tenga que pagar un aumento del 6 por ciento, bajamos los sobrecostos y paga un aumento del 3 por ciento. Déles elegir a los consumidores, a los ciudadanos, a las industrias, al agro; le van a decir: bajen los sobrecostos.
Usted dice que el Directorio de Ancap está preocupado, fantástico, está preocupado, pero yo no vi una voluntad ni siquiera de sacar avisos en la prensa diciendo: tenemos estos sobrecostos, es injusto que la Intendencia nos cobre esto, que el Estado nos cobre el Icome, que nos hagan recargar el IVA y no podamos deducirlo o que las otras empresas públicas nos cobren tarifas más elevadas. No lo he visto, ni he visto un reclamo por parte de la gente de Ancap a los legisladores diciéndoles: pónganse las pilas, queremos una legislación acorde para competir.
Porque acá hay un agregado y un elemento central: si tenemos una planta moderna, una de cuyas partes además –no menor– es la que mejora la calidad de los combustibles, de las gasolinas con una capacidad superior, o sea que podemos traer gasolina o nafta semiprocesada y terminar de procesarla en Uruguay, tenemos un potencial muy grande, estamos produciendo 13 millones de barriles y podemos ir hasta 18. Si tuviéramos una producción de 18 consumiendo y exportando –ya en alguna otra oportunidad llegamos, naturalmente con la nafta de mala calidad– estaríamos bajando los 40 millones de dólares de costo de la refinería no en 13 millones de barriles, sino en 16, 17, 18, por lo tanto estaríamos haciendo que no sea un peso para todos los ciudadanos. Que quienes están al frente de la empresa cumplan sus funciones.
EC - De todos modos, por lo que quedaba claro, por lo que usted mismo decía, no sería fácil pensar en una reducción inmediata de todos estos sobrecostos, así que parte de la rebaja del precio de los combustibles sería menor.
RM - Sí, pero parte del precio de los combustibles depende estrictamente de la capacidad impositiva. No hay rebaja de los combustibles si la presión impositiva vía combustibles sigue al nivel en que está. Usted me preguntará cómo lo hacemos; hay que estudiarlo, discutirlo, hay que ver cómo recaudamos, hay que ver el tema del Estado, pero lo primero que tenemos que hacer es un esfuerzo muy grande de decir: hagamos que las empresas sean eficientes y desde el Parlamento y los partidos políticos demos el ejemplo. Viene un tarifazo: es fácil subir las tarifas, es difícil bajarlas; acá hay una propuesta, llevémosla adelante.
EC - Otro dato que averiguamos en el Directorio de Ancap en el día de ayer es este: al Directorio lo preocupa este tema de los sobrecostos desde hace tiempo y, según nos decía el presidente Jorge Sanguinetti, precisamente por eso y porque eliminar los sobrecostos parece complejo en el corto plazo, el año pasado se llegó a un acuerdo “pragmático” con el entonces ministro Alejandro Atchugarry para que Ancap no aportara a Rentas Generales hasta que el Estado no eliminara esos sobrecostos. Desde entonces Ancap no está aportando a Rentas Generales, el acuerdo se ha mantenido con el ministro que vino después, Isaac Alfie. El asunto es que hoy por hoy parece que los sobrecostos están compensados con esa exoneración de aportes a Rentas Generales.
RM - ¿Y las pérdidas de Buenos Aires?
EC - En 2001 y 2002 Ancap había aportado a Rentas Generales algo así como 20 a 25 millones de dólares, una cifra equivalente a los sobrecostos.
RM - Pregúntele al presidente de Ancap cuánto se fue perdiendo año tras año en Buenos Aires, años 2000, 2001, 2002, no tengo las cifras de 2003; eran 25 millones de dólares. Ancap no aportaba a Rentas Generales, no por el tema de los sobrecostos, que los no preocupó en ningún momento ni les movió un pelo, sino porque las pérdidas que provocaban las instalaciones de Sol Petróleo y los compromisos de inversión en la nueva planta no le permitían dar ganancias. Esa es la realidad.
EC - La explicación que se nos dio a nosotros es esta otra: que era una forma de compensar el problema de los sobrecostos. O sea que hoy, de hecho, esos sobrecostos estarían compensados. La pregunta es: si se eliminan los sobrecostos a través de una ley como esta que usted propone, ¿Ancap va a tener que volver a tributar, que aportar a Rentas Generales?
RM - Aporta si tiene ganancias, si no tiene ganancias no aporta. ¿Cómo es la estructura de la tarifa de Ancap? Lo que es impuesto va directamente a Rentas Generales, y ahí no hay discusión con el ministro de Economía ni arreglo ninguno; lo que son sobrecostos va directamente a Rentas Generales, Ancap después hace un balance y aporta si tiene ganancias, y si no tiene no aporta. ¿Por qué no aportó últimamente? Porque tenía la inversión de la planta y un costo en Argentina muy importante: era una empresa que no estaba dando ganancias, así de simple y de fácil. Usted me dirá “Capaz que daba 5 millones de dólares”; sí, pero no es un problema de “No saquemos los sobrecostos y por lo tanto Ancap no traspasa y en definitiva estamos igual”. No: hay que hacer que la empresa pública funcione. ¿Cuál fue la solución que nos dio el gobierno? “No somos capaces de hacerla funcionar, se la entregamos a una empresa privada”. Dijimos no, la ciudadanía dijo sí a derogar la ley y por lo tanto a que esta empresa sea eficiente. Yo quiero que los que tienen la responsabilidad de llevar la empresa adelante nos traigan todas las propuestas para hacer a la empresa eficiente desde el pronunciamiento de la ciudadanía del 7 de diciembre. Si alguien dice: la única solución es asociarla, entonces que renuncie, porque no vamos a estar pagándole un sueldo a una persona que quiere desconocer el pronunciamiento de la ciudadanía. Esto es muy claro.
EC - La pregunta podría ser esta otra: ¿qué viabilidad política tiene este proyecto? Desde el 7 de diciembre, desde que el EP y otras fuerzas políticas lograron frenar el proceso de asociación de Ancap, está pendiente conocer la alternativa, cuál es el otro camino para el futuro de Ancap. No ha aparecido esa alternativa y todo parece indicar que va a quedar para el próximo período de gobierno, eventualmente para el gobierno encabezado por el doctor Tabaré Vázquez. Entonces, ¿hay posibilidades reales de discutir este año, en plena campaña electoral, un proyecto como éste, que ataca una parte del problema de la eficiencia de Ancap, éste de los sobrecostos?
RM - Por un lado sin duda hay capacidad, quiero saber quién dice que con esto no está de acuerdo; segundo es falaz que no haya alternativas. Acá hubo una alternativa planteada que el 7 de diciembre la gente desechó, que era: “Pasémosle todo esto a un socio privado que por lo tanto va a ser un actor preponderante en el mercado uruguayo”; pasábamos de un monopolio público a uno privado. La izquierda está planteando que Ancap sea uno de los actores, con asociaciones puntuales, por ejemplo, para exportar, como lo está haciendo hoy; hay que hacerla eficiente, sacarle los sobrecostos e ir abriendo de a poco el mercado.
¿Cuáles son las dos posibilidades? Una: ponemos un socio preponderante que por lo tanto nos ponga todas las condiciones –ahí los ciudadanos estaríamos cautivos de alguna de las empresas de la región que no vienen a hacer altruismo, viene a buscar su lucro y su ganancia y está muy bien que así sea, esas son las reglas de juego–; y la otra: tenemos un mercado competitivo, donde Ancap es un actor más, más allá de que haga asociaciones puntuales vinculadas en el tiempo, sin que haya monopolio ni oligopolio. De esa forma hay que ir abriendo el mercado para que entren otros actores y Ancap esté en condiciones, sin que esos otros actores se pongan de acuerdo y terminemos en un oligopolio. El mercado uruguayo es muy imperfecto, no es Estados Unidos con 600 millones de habitantes, ni siquiera es el mercado brasileño, y los mercados imperfectos si no tienen fuertes regulaciones y presencia del Estado terminan siendo copados, cautivos de empresas de porte. Y le voy a poner un ejemplo: ...
EC - Usted dice que a los efectos de esa transición en el mercado de los combustibles Ancap tiene que ir mejorando su eficiencia y uno de los requisitos para eso es que juegue con las mismas reglas que las empresas privadas. ¿De eso estamos hablando?
RM - Por supuesto. Una de las cosas es que si va a comprar moneda extranjera la compre al mismo precio, si va a pagar a sus trabajadores pague los aportes patronales al mismo precio, que pueda descontar IVA y que las otras empresas públicas, por ejemplo OSE, le cobren las tarifas que les cobran a los otros sellos que venden combustible. Reglas parejas para todo el mundo en una sociedad competitiva donde los ciudadanos –que es lo que tenemos que preservar– no estén cautivos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Caterina Notargiovanni
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