18.12.2005












FUE SANGUINETTI QUIEN ME PREGUNTÓ SI ME SENTÍA EN CONDICIONES

Stirling: “No voy a descalificar,
pero sí a confrontar en ideas y planes”

Para el precandidato presidencial de la 15 y el Foro, su partido sufre las consecuencias de la crisis regional. “Si no fuera por la devaluación brasileña, la crisis argentina, la aftosa, la estafa de los Röhm y de los Peirano, ¿qué país hubiésemos tenido? Dejémonos de voluntarismo, populismo o demagogia; ya no se puede jugar con las necesidades. Busquemos a la gente para escucharla y resolver sus problemas haciendo hincapié en la única solución: la reactivación económica. Sin reactivación económica no hay plan de gobierno, liberales ni conservadores, izquierda ni derecha”.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 17.03.04, 08.51.


EMILIANO COTELO:
Ayer de mañana dejó de ser ministro del Interior y hoy mismo está poniendo en marcha su campaña electoral dirigida a la Presidencia de la República. Entre sus “activos políticos” se destacan más de cinco años de gestión ininterrumpida al frente de una cartera sumamente compleja.

Tras varias idas y venidas en la interna colorada, de las cuales ya hablamos en estos días, será el candidato único del Foro Batllista (FB) y de la Lista 15 de cara a las internas del 27 de junio. Obviamente estoy hablando del escribano Guillermo Stirling, con quien vamos a conversar a propósito de su trayectoria, su perfil y sus primeras propuestas.

Empecemos por ubicar su personalidad y su trayectoria. Usted acaba de cumplir 67 años; nació en marzo de 1937 en Montevideo; está casado y tiene tres hijos y tres nietos; se recibió de escribano en 1963; y llegó por primera vez al Parlamento en 1984, en las elecciones que marcaron el fin de la dictadura.

Primera pregunta: ¿cuál había sido su actividad hasta ese momento? ¿Qué hizo por ejemplo durante esos casi 20 años desde el momento en que se graduó, hasta que se transforma en diputado?

GUILLERMO STIRLING:
Aparte de tener actividad profesional, ya en Río Negro, en 1970, participamos en elecciones internas de la Lista 15; luego fui candidato en 1971 por un grupo de renovación departamental y con un movimiento que surgió tres meses antes perdimos la diputación por 200 y pocos votos. Luego vino el golpe de Estado de 1973, la actividad política era subliminal, la hacíamos en Río Negro a través de nuestros escritorios profesionales; en aquel entonces yo estaba asociado con Mario Carminatti y a partir de ese escritorio y esa fachada seguíamos la actividad política.

EC - Usted llegó a ser presidente de la Asociación de Escribanos.

GS - Fue la primera asociación a la que el gobierno de facto le permitió elecciones en ese entonces. Nosotros conformamos una lista pluripartidaria encabezada por Ramiro Llanos, que era todo un punto de referencia en el notariado nacional; con Saúl Cestau, que era otro de los popes notariales. En ese entonces fui vicepresidente, al año siguiente me pide Ramiro Llanos que asuma la presidencia, y la ejercí hasta 1984.

EC - Desde esa presidencia le tocó tener más de un choque con las autoridades de la dictadura. ¿Cuáles fueron los temas de las discrepancias?

GS - Fundamentalmente el famoso Acto Institucional Nº 9 que despojó de 6 millones de dólares, en ese entonces una suma muy importante, a la Caja Notarial, lo que la comprometió en su momento. Nosotros iniciamos una campaña publicitaria contra el acto institucional. Ahí tuvimos veladas amenazas de intervención de la Asociación (la Caja ya estaba intervenida), pero seguimos adelante en ese sentido.

En 1982 participamos en las elecciones internas del Partido Colorado (PC) y en 1984 conformamos una fórmula con el doctor Carminatti que consagró a él intendente y a mí diputado. En 1989 reiteré, ahí ya con lucha interna, era el que fuera intendente, Ruben Rodríguez, como candidato a la diputación y fue reelecto en 1989.

EC - Antes de continuar –también me interesa ver esa etapa de su carrera–, una pregunta más a propósito del departamento de Río Negro, al cual usted aludió en más de una ocasión. Mencionamos al principio que usted nació en la capital, acá en Montevideo…

GS - Sí, pero a los seis meses se fueron mis padres a vivir a Fray Bentos.

EC - Justamente, pasó en Río Negro desde la infancia en adelante.

GS - Hasta los 17 años, cuando fallece mi padre y coincide esa desgracia familiar con que yo tenía que comenzar mis estudios en facultad; así que en ese año 1953 nos vinimos para Montevideo.

EC - Stirling es un apellido de origen escocés, ¿verdad?

GS - Exacto.

EC - Muy presente en la vida de Río Negro.

GS - Sí, es una vieja familia, pero...

EC - Son familias dedicadas tradicionalmente a la actividad agropecuaria.

GS - Sí, pero debe ser de las familias con más generaciones de uruguayos; yo calculo que tenemos cerca de seis generaciones de uruguayos; a tal grado que somos un poco la vergüenza familiar en el sentido de que recién a partir de la generación de nuestros hijos empezaron a hablar inglés.

EC - Justamente pensaba preguntarle, teniendo su apellido ese origen, cómo lo habían pronunciado ustedes, porque en Río Negro se dan las dos formas de pronunciarlo, el “Estirling” absolutamente uruguayizado, y el “Sterling” muy cuidadoso del original.

GS - Las viejas tías que eran muy cuidadosas de los tartanes, de las tradiciones escocesas y de toda esa parafernalia que tiene una gran tradición en Escocia, eran de pronunciar “Sterling”, pero en Río Negro, con un sentido muy práctico lo hemos acriollado: “Estirling”.

EC - A partir de lo que yo señalaba como tradición de sus parientes Stirling del departamento de Río Negro en cuanto al tipo de actividad que desarrollan, ¿usted también vivió en el campo?

GS - No.

EC - Hablaba de la capital, Fray Bentos, pero de todos modos podía estar vinculado al campo, ir y venir.

GS - Los otros días hubo una crónica en el diario La República titulada “El clan Stirling”; una crónica histórica del origen de nuestra familia, muy acertada en la cronología, que narra que mi abuelo, un hombre que heredó tres fortunas –por el lado de la primera señora, por el lado de la segunda señora y por la de él–, tuvo la mala idea de dedicarse a los caballos de carrera y a la política.

EC - Adiós fortunas.

GS - Sí. Este cronista decía que en aquel entonces quienes se dedicaban a la política se fundían; y efectivamente terminó así. Así que nosotros vivimos de ese recuerdo.

EC - Por lo tanto, ¿de dónde venía el sustento de su familia, de qué tipo de actividades?

GS - Mi padre era funcionario de la Caja Rural [N. de R.: ex Caja de Jubilaciones, ahora integra el Banco de Previsión Social].

EC - Y usted, ¿en qué empezó trabajando?

GS - Recuerdo que frente a casa había una provisión, “25 de Mayo”; yo tenía nueve o diez años y los fines de semana era el repartidor de esa provisión, ahí iba rescatando mis primeros ahorros.

EC - ¿Y después?

GS - Después trabajé como apuntador en el Frigorífico Anglo, en los barcos que cargaban carne para Europa; después, siempre con la idea y esa imaginación que uno tiene de aventura, como no tenía dinero me enrolé como marinero en el Ancap IV, de Ancap, hice algunos viajes a Venezuela, Maracaibo …

EC - Ese detalle de su pasado seguramente sorprende a más de uno.

GS - Sí. Era un momento un poco de rebeldía, de desconcierto... La pérdida del padre a los 17 años afecta mucho. Quería dejar de estudiar, quería hacer aventura. Felizmente me tocó un barco petrolero, donde usted sale de Montevideo y llega a destino sin parar en ningún lado; entonces, después de algunos viajes decidí seguir siendo el estudiante que era. Eso me resultó una experiencia muy gratificante a los 18 años.

EC - También fue funcionario público.

GS - Ingresé en 1962 al Registro de Traslaciones, mi cargo era el que seguía al de portero. Hice toda la carrera y llegué a director de esa oficina.

EC - ¿Aquí en Montevideo?

GS - Aquí en Montevideo; era el Registro General de Traslaciones. Después hice un recorrido por los distintos registros –Inhibiciones, Embargos, Hipotecas–, que también fue una muy linda experiencia para mí.

***

EC - Vamos a seguir ubicando su pasado, ahora por el lado político. Decíamos que en 1984 usted fue electo diputado por el Batllismo Unido (BU) de Río Negro; aquel BU era la coordinación entre la vieja Lista 15, donde estaban Batlle y Sanguinetti, y Libertad y Cambio, fundada por el doctor Tarigo. Pero después, en 1988, 1989, se produjo la fractura en el BU que llevó a la consolidación del sanguinettismo por un lado y la 15 por otro. En aquel momento, cuando se precipita aquella interna entre Batlle y Tarigo, etcétera, ...

GS - Acompañé al doctor Sanguinetti.

EC - O sea que desde entonces usted está en lo que después terminaría siendo el FB.

GS - Exactamente.

EC - En noviembre de 1989 usted es nuevamente electo diputado por Río Negro, y cinco años más tarde, en 1994, obtiene su tercer período como representante.

GS - Pero por Montevideo.

EC - ¿Por qué se dio el cambio de departamento?

GS - Porque yo vivía acá, me trasladaba permanentemente; y se encontró una fórmula de consenso interno por la que yo podía encabezar la lista de Diputados en Montevideo.

EC - En el primer año de esa legislatura, 1995, usted ocupó la presidencia de la Cámara. Y en 1998 el entonces presidente Sanguinetti lo nombra ministro del Interior, en sustitución de Luis Hierro que se postulaba como precandidato presidencial del FB. (Ese es otro tema: el Ministerio del Interior como plataforma para precandidatos presidenciales; dejemos eso para después.) Desde entonces, agosto de 1998, hasta ahora, marzo de 2004, usted se mantuvo como ministro del Interior; estamos hablando de cinco años y cinco meses.

Se trata de todo un récord de permanencia en un cargo complejo y lleno de problemas, que sin embargo para usted fue el trampolín que le permitió construir su popularidad, ¿no?

GS - Sin buscarla.

EC - ¿Cómo sin buscarla?

GS - Sin buscarla, no había un proyecto personal político; se fueron dando las circunstancias.

EC - Yo no se lo había preguntado, es una aclaración que hace usted.

GS - No, pero creo que es bueno. Evidentemente las circunstancias políticas a veces se nutren de todo este tipo de cosas; fue a partir de ese ejercicio, fundamentalmente el contacto con la gente, la preocupación por los problemas de la gente, estar cerca de la gente, procurar que la Policía allanara caminos en busca de generar mejor calidad de vida, recuperar la que se había perdido, tratar de contemplar a los que están sufriendo hoy los azotes de la delincuencia... Todos esos fueron factores que me fueron aproximando mucho a la gente. Yo tengo más de mil reuniones en todo el país con los vecinos, escuchando, fundamentalmente escuchando; y ése quizás haya sido uno de los factores más llamativos en toda esta gestión, junto con la preponderancia que han tenido los jerarcas policiales en consustanciarse con una política de apertura total del ministerio.

EC - ¿En qué pensaba usted para su futuro, mientras era ministro del Interior? Se lo pregunto porque en 1992 –todavía no era ministro del Interior– en una entrevista, cuando le preguntaron qué haría cuando terminara su segunda legislatura, respondió: “Irme para mi casa, ya lo tengo decidido. A mí el partido me ha dado todo y no puedo aspirar a más. Tengo la más absoluta convicción de que las soluciones para los problemas del país no están pasando ni habrán de pasar en lo sucesivo por el Parlamento”, etcétera.

GS - Sí, ya en ese entonces en la actividad parlamentaria –pese a que es una experiencia por la cual tiene que transitar toda persona que quiera seguir una carrera, es decir saber los tiempos políticos que se viven en el Parlamento, y el Parlamento es un grado de efervescencia política extraordinaria– había un cierto cansancio de ver que las soluciones que uno vivía en el departamento… El diputado del interior es un diputado muy atípico, muy particular, es un diputado que está consustanciado –no porque los de Montevideo no lo estén– en forma permanente, total, con las necesidades de la gente; es un diputado que rinde examen todos los días, todos los fines de semana, todos los fines de mes; es un diputado que tiene a la gente en su casa planteándole sus problemas, sus necesidades, sus carencias. Es muy fuerte el peso emocional que vive un diputado del interior, a veces sin herramientas para poder realmente tener una respuesta a esos problemas.

EC - Usted sentía que no estaba siendo productiva su gestión en aquel entonces como diputado de Río negro.

GS – Tengo una formación ejecutiva, tengo propensión a la ejecución, me siento una persona pragmática, entonces por ahí no era mi camino.

EC - Estaba pensando en dejar la política en el año 1992.

GS - Sí.

EC - Sin embargo hubo una postulación más, por Montevideo, como mencionábamos, una elección como diputado y al poco tiempo el salto a ese cargo ejecutivo que… ¿cambió su visión de su relación con la política?

GS - Totalmente. Adentrarse en un cargo ejecutivo, tener la posibilidad de cambiar las circunstancias, poder revertir situaciones, poder incorporar elementos que puedan significar mejoría de la calidad de vida, mejoría de la gente, traerle tranquilidad, traerle esperanza, es una diferencia sustancial con respecto al cargo legislativo. El cargo legislativo es un cargo de responsabilidad y es un cargo ingrato: muchas veces lo que se produce en el Parlamento no se visualiza por el ciudadano común y corriente, que muchas veces piensa que todo lo que hay en el Parlamento es para solucionar sus problemas.

EC - ¿Y cuándo, desde ese cargo ejecutivo, comenzó a pensar que podía llegar a ser un candidato presidencial?

GS - La semana pasada, hace 15 días.

EC - ¿Tan poco tiempo atrás?

GS - Sí, señor.

EC - ¿Cómo llegó a esa convicción? No le voy a preguntar acá por las versiones y los rumores que han circulado a propósito de cómo fue ese proceso.

GS - No, porque el doctor Sanguinetti ya estuvo acá la semana pasada y fue absolutamente claro y preciso. Fue a partir de esa conversación que tuve con el doctor Sanguinetti, frente a una pregunta muy concreta de él, si estaba en condiciones anímicas para ocupar tal cargo; y ahí surgió la posibilidad.

EC - Sí, uno de los rumores dice que usted en esa reunión dijo: “Yo voy a ser candidato de cualquier manera, me proclame el Foro o no”. Sanguinetti ya lo descartó.

GS - ...

EC - Supongo que usted también lo descarta.

GS - ...

EC - Por eso decía que no le iba a preguntar sobre eso. Pero la consulta apuntaba sobre todo a saber de qué manera se convenció de que estaba en condiciones de una responsabilidad como esta.

GS – Después de charlarlo largamente con el doctor Sanguinetti. Fíjese que hablar con una persona que tiene la experiencia de dos presidencias, que ha vivido todas las vicisitudes que se pueden vivir en los previos y en el ejercicio de un cargo presidencial... Es una persona que está en inmejorables condiciones para transmitir ese tipo de experiencias y fundamentalmente para ubicarlo a uno en el grado en que esas experiencias pueden afectar la propia vida de uno.

EC - También el doctor Batlle lo alentó en este camino; supongo que sí confirma eso…

GS - Sí, en un momento me consultó, sí.

EC - No solamente lo consultó, todo indica que hubo el adelanto de un respaldo, de que la 15 y particularmente su líder, lo veían a usted como un candidato de consenso que entusiasmaba.

GS - Sí, sí, eso fue lo que le transmitió en su momento al doctor Sanguinetti.

EC - ¿Es consciente de que, si se confirma su candidatura única por el PC después de las internas, tendrá que cargar con el peso de estos años de crisis? Usted va a ser el candidato del partido de este gobierno, de este período de gobierno.

GS - Sí.

EC - Le toca ese desafío justo cuando el PC atraviesa la coyuntura más crítica de su historia, porque el Encuentro Progresista (EP) está con más del 50 por ciento en intención de voto, el Partido Nacional (PN) segundo con 18 por ciento y el PC tercero, lejos, con apenas 14 por ciento, según los datos de Factum. ¿Qué puede hacer usted para revertir ese escenario?

GS - El PC sufre las consecuencias de haber vivido el país y la región circunstancias muy especiales. Yo hago un ejercicio de imaginación, y lo invito a que me acompañe en él: si a este país no lo hubiese afectado la devaluación brasileña que realmente significó un golpe muy fuerte para nuestro comercio exportador; si no lo hubiese afectado la crisis argentina, que provocó un desbarranque institucional, político, económico, financiero; si a este país no lo hubiese afectado la aftosa; si a este país no lo hubiese afectado la estafa de los Röhm y de los Peirano; ¿qué país hubiésemos tenido? Fijémonos, para no hacer un ejercicio de imaginación, en lo que fue el proceso de 1985, cuando termina la dictadura y comienza un gobierno democrático, el primero del doctor Sanguinetti, de 1985 a 1999, con dos gobiernos colorados y uno blanco, un crecimiento económico permanente, constante, salvo aquel año del “tequilazo” de México, donde hubo una retracción en la economía. Si no, permanentemente creciendo.

¿Con qué se encontró este gobierno del PC? Con todos esos factores que determinaron y condicionaron y limitaron las posibilidades de un desarrollo económico, el país no creció. Pero ¿no creció porque hubo medidas de gobierno equivocadas? No creció porque Brasil dejó de comprarnos, porque Argentina dejó de comprarnos, porque el petróleo pasó de 14 a 30, 34, 35, porque nosotros que estábamos abriendo el mercado de Estados Unidos después de 15 años de una política sanitaria excepcional en el sector agropecuario, nos cae la aftosa; en el momento en que estábamos abriendo el mercado de Estados Unidos, en ese mismo momento, cuando el propio presidente estaba en Estados Unidos e iba a anunciar la apertura del mercado estadounidense, nos cae la aftosa, que postró nuevamente al campo. En ese momento también estábamos con valores internacionales decaídos, desinflados.

EC - La pregunta era: ¿cómo hace usted para revertir una situación como la que enfrenta el PC, sobre como todo consecuencia de lo que han sido los problemas económicos de los últimos años?

GS - Con el mismo razonamiento: ¿hoy qué país tenemos? Un país que ha sufrido las consecuencias históricas más difíciles de toda su vida que han traído aparejada una repercusión en su población, empobrecimiento, dificultades y pérdida de trabajo... Pero ¿qué país estamos teniendo hoy? Un país en crecimiento, después de cuatro años y medio empezó a crecer el país; este país empezó a exportar más, empezó a importar más; este país ha generado en esta última temporada más de 500 millones de dólares por concepto de turismo; tuvimos la tasa de desocupación récord en 1974, de casi 20 por ciento, ahora fue 19,9, pero está bajando en virtud de la reactivación económica; se han creado 65.000 a 70.000 puestos de trabajo... ¿Por qué razón? Porque hay reactivación económica.

EC - Usted ponía un énfasis muy fuerte en que las dificultades económicas que atravesó el país fueron consecuencia de fenómenos ajenos, del exterior.

GS - Pero son los determinantes en la política de un gobierno.

EC - Le adelanto lo que le van a contestar en la campaña, va a tener que debatir y está claro que le van a contestar: fueron factores muy importantes, pero se pudieron haber previsto, el país pudo haberlos previsto o pudo haber reaccionado de otra manera.

GS – No.

EC - Le van a decir: después de la devaluación de Brasil, en 1999, ¿por qué Uruguay se aferró, no devaluó, mantuvo el régimen de la paridad deslizante, por qué no se pasó a flotar? O le van a decir: ante los problemas financieros que usted cita, que vinieron en buena medida por la crisis argentina, y que se vieron agravados por estafas como la de los Röhm o la de los Peirano, no tuvimos un Banco Central suficientemente activo y fuerte en los controles. Le van a señalar que hubo omisiones o errores de los gobiernos de estos años.

GS - En un país que estaba absolutamente dolarizado, seguramente hubo que contemplar esa situación y esa instancia que vivía la gran mayoría de los habitantes. Era imposible que un deslizamiento brutal como el que tuvieron las economías argentina y brasileña no repercutiera en nosotros cuando prácticamente el 70 por ciento de nuestro comercio estaba atado a eso. En cuanto a las estafas, por más minuciosos seguimientos que se hubiesen hecho en las dos instituciones fueron estafas muy bien pensadas y que precipitaron en poco tiempo una situación. Vayamos a lo importante, a lo conceptual: el país vivió un momento como el que hemos vivido, el peor de su historia, precisamente porque lo han afectado factores externos, pero evidentemente esos factores hoy se están revirtiendo y el país comienza a vivir un momento de recuperación económica.

EC - Usted sabe que este va a ser uno de los puntos más críticos que va a tener que enfrentar en la polémica de acá a octubre.

GS - Desde luego, pero seamos pragmáticos: ¿qué significa la recuperación económica? Significa puestos de trabajo, significa poder desarrollar políticas sociales, significa que realmente podamos empezar a hacer las inversiones en aquellas áreas donde podamos consolidar esa recuperación económica. No va a ser antes.

Solamente con realismo, con seriedad, con responsabilidad se puede hablar de políticas sociales; no se puede hacer demagogia, no se puede hacer populismo, no se puede andar pensando en subir los sueldos y jubilaciones y bajar los impuestos; no se puede pensar así; eso es parte de la historia.

***

EC - Usted es el candidato de consenso entre dos grupos, uno de tendencia liberal, la 15, y otro que se define como socialdemócrata, el FB. Usted, ¿cómo se define ideológicamente?

GS - Yo estoy dentro de la corriente socialdemócrata del batllismo.

EC - ¿Cómo se siente entonces para representar dos líneas de pensamiento que tienen diferencias importantes?

GS - Eso va a ser producto de negociaciones, de acuerdos en el plan de gobierno que se presente por parte del PC. Evidentemente hay aspectos esenciales de coincidencia y otros de discrepancia y de puntos de vista distintos. Evidentemente es así.

EC - ¿Cómo se va a elaborar el programa del escribano Stirling candidato?

GS – Eso se va a coordinar con los equipos asesores de uno y otro sector. Así se ha hecho históricamente, se deberá recoger las propuestas que hoy tiendan a lo más importante, a la reactivación.

Pero yo digo una cosa: es bueno que en estos análisis que hacemos tengamos presentes algunas referencias que hoy nos están impactando a todos. Fíjese en el pragmatismo de Lula, fíjese que Lula, un hombre de la extrema izquierda, un hombre que fue un opositor fuerte, oposición fuerte que lo llevó a que nunca tuviera acceso al gobierno hasta que se dio cuenta de que con esa agresividad política no podía llegar al gobierno. Y ¿cuándo fue que se transformó Lula? ¿Después del gobierno? No, antes; antes Lula fue al Planalto y le dijo a Fernando Henrique Cardoso: “Estoy de acuerdo con su política económica, presidente; estoy de acuerdo con la negociación que usted está llevando a cabo con el Fondo Monetario Internacional”. Y antes nombra a uno de los más distinguidos liberales de la economía y del empresariado brasileños como vicepresidente; y se une con Sarney, que es una expresión de derecha; e incorpora al PMDB a su equipo de trabajo; reconoce y continúa todo lo bueno de la política de Fernando Henrique para Brasil, y la acentúa.

EC - ¿Por qué cita el ejemplo de Lula cuando yo le preguntaba a propósito de cómo se posiciona usted en esta campaña electoral?

GS - Porque eso es pragmatismo; más que los enunciados, más que los programas, Lula ha demostrado y nos ha enseñado a todos que realmente lo que debe privar son las voluntades pragmáticas para lograr los resultados que un país y un presidente quieren. Eso es un punto de referencia; dejémonos de voluntarismo, de populismo o de demagogia cuando ya no se puede jugar más con las necesidades de la gente. Busquemos a la gente, busquemos resolver los problemas de la gente, busquemos escuchar a la gente y hacer hincapié en la única solución que se tiene, que es la reactivación económica. Sin reactivación económica no hay plan de gobierno, no hay liberales, no hay conservadores, no hay izquierda, no hay derecha: no hay nada sin reactivación económica.

EC - El programa no está pronto aún; no sé si usted puede contestar esta pregunta, pero viene cantada a partir de su respuesta anterior: ¿cómo se reactiva?

GS - Exacto, es el gran tema…

EC - Una oyente, Lucía, se lo plantea en estos términos: más allá de que la región esté mejorando, ¿qué medidas estamos tomando desde acá para lograr la reactivación? ¿Qué se está haciendo en este período de gobierno o qué va a hacer si usted es presidente?.

GS - Fíjese en la apertura de mercados, si algo bueno nos dejó la crisis, si algo bueno nos demostró la dependencia absoluta de Argentina y Brasil, que no era positiva para el país, es la apertura de mercados que hoy estamos teniendo. Hoy le estamos vendiendo carne a Estados Unidos en forma récord; hoy le estamos vendiendo cueros a Alemania; hoy le estamos vendiendo productos lácteos a México, quesos; hoy estamos con una expansión en el comercio exterior que a la postre es el único camino que nos permite crear fuentes de trabajo. Si se reactiva la economía hay fuentes de trabajo. ¿Y cómo se reactiva la economía? Precisamente estimulando la apertura de mercados; fomentando las Pyme, las pequeñas y grandes empresas, estimulándolas; haciendo que el Estado sea una guía, un orientador y un respaldo para los miles y miles de trabajadores que están en esta situación.

EC - Pero en definitiva usted no está proponiendo, por lo menos por ahora, nuevas medidas, usted está defendiendo estas políticas, las que se llevan adelante en esta administración.

GS - No, no; acá no hay nuevas medidas.

EC - A eso iba.

GS - No, digo: en la realidad político económica de nuestro país no hay nuevas medidas, podrá haber medidas incidiendo en algunos aspectos con respecto al IVA, con respecto al IRP, algunas medidas; a veces todos podemos coincidir en la apreciación de esas medidas, pero la realidad, lo consistente, lo fuerte, lo que realmente produce modificaciones es esto de lo que estamos hablando.

¿O usted cree que Chile cambió su esquema económico desde la época de Pinochet a ahora? ¿Lo cambió? No, lo varió.

¿O usted cree que Lula ha variado la política económica de Brasil? No; en cambio, la ha acentuado, la ha afirmado mucho más. Nosotros tenemos que movernos con un gran realismo y un gran pragmatismo.

EC - Usted también se ha presentado como un candidato conciliador, no propenso a la confrontación.

GS – Se puede discutir eso...

EC - ¿Qué quiere decir eso, por qué enfatiza esta característica de su posición en el escenario político?

GS - En las campañas electorales siempre hay una disposición o predisposición a la descalificación personal; eso no es bueno para la política, y en ese sentido a mí no me va a encontrar. Ahora: confrontar ideas, sí; confrontar planes de gobierno, sí; por eso nos diferenciamos.

EC - Hace unos días hubo una crónica de El Observador señalando que el presidente Batlle le habría dado una serie de consejos.

GS - No, no.

EC - Por ejemplo, el de “no apelar al anticomunismo, porque eso ya no funciona más”; o le habría sugerido dejar ese discurso para otros dirigentes que encarnan mejor ese tipo de debates.

GS - Desde el año 1984 a la fecha en mi actuación política nunca me he caracterizado por ser una persona radical ni buscar ese tipo de estrategias políticas, así que no va con mi forma de ser. Lo que le digo es que la descalificación no está en mi forma de actuar ni de plantarme en política; pero sí, si tenemos que confrontar ideas, ¿cómo no vamos a confrontar?

EC - Por ejemplo, usted ha dicho: “A Tabaré Vázquez no lo voy a tildar de populista”; sin embargo desde su propio sector político, desde el Foro, se apunta a Vázquez y se lo califica como populista.

GS - No, no. Lo que se ha dicho es que este país, como el resto de América, ya no da para populismo; las experiencias han sido muy duras, aquellos que fueron populistas evidentemente terminaron muy mal. El populismo hoy no es lo que nuestros pueblos están necesitando, a nuestros pueblos no se los puede estar engañando ni prometiendo cosas que realmente no vamos a poder cumplir, porque estamos poniendo en juego el principio democrático más elemental.

EC - Pero desde el Foro se califica a Vázquez y a buena parte de las propuestas del Frente como populistas.

GS - En todos los partidos (nuestros partidos no son militarizados ni estandarizados), puede haber voces que puedan tener apreciaciones distintas.

EC - Pero usted no va a ser tan directo, va a manejarse con más diplomacia en ese debate.

GS - Exacto, pero yo voy a confrontar ideas, planes. ¿Podemos decir que hay una actitud radicalizada del senador Astori cuando cuestiona algunos pronunciamientos del doctor Vázquez? No, es sobre eso que en última instancia tenemos que hablar.

EC - Lo último: ¿leí bien algunas declaraciones suyas? ¿Usted piensa que sería conveniente que los candidatos presidenciales de todos los partidos lograran antes de octubre ponerse de acuerdo en algunos temas clave, importantes para el país?

GS – Sí; creo que es bueno, que sería una muy buena señal para la opinión pública, para el país, para los problemas, para la gente que tiene dificultades. Hay mucha gente que tiene dificultades, mucha gente que ha sufrido las consecuencias de todo este proceso que han vivido el mundo y el país.

EC - ¿En qué está pensando, por ejemplo? ¿Cuáles serían dos o tres puntos críticos?

GS - El tema que más preocupa a la gente es la falta de trabajo, ahí hay que poner la inteligencia colectiva a trabajar en las medidas que puedan incentivar la creación de fuentes de trabajo.

EC - ¿Usted está proponiendo un pacto con los demás candidatos presidenciales en torno a esas cuestiones?

GS - No, no...

EC - Yo había entendido algo de eso.

GS - No creo que sea pacto: nuestra dirigencia política es lo suficientemente lúcida como para encontrar los caminos de consenso en algunas medidas que el país está necesitando, sobre todo que su gente está necesitando.

EC - Pero son medidas que hay que tomar ahora, no después de la asunción del nuevo gobierno.

GS - Sin duda. Sin duda que antes de octubre deberemos reunirnos para analizar algunos puntos de concordancia... Porque los de discrepancia son muchos, ¿no?

EC - Más de una vez se ha hablado de la incertidumbre que genera una elección en cuanto a qué cambios puede implicar un cambio de gobierno en algunas reglas de juego. ¿Usted está pensando en eso también?

GS - Puede ser, todo lo que traiga seguridad a un país, todo lo que le traiga certeza, todo lo que traiga confianza a los agentes económicos internos y externos son mensajes realmente buenos.

EC - Pero una cosa es que salgan espontáneamente de los distintos candidatos y otra cosa es que se acuerden entre ellos.

GS - Exacto; ahí se necesita la voluntad de los candidatos.

EC - ¿Usted va a trabajar en esa dirección?

GS - Sí, señor.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Caterina Notargiovanni

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