18.12.2005














“Disidentes” sobre el proyecto de “defensa de la salud reproductiva”

Eleuterio Fernández Huidobro (MPP, EP-FA): Quiero seguir discutiéndolo, y no “al grito”. Hay una tragedia humana que no se soluciona penalizando el aborto ni facilitándolo. Que sea una opción verdaderamente libre. Julio Herrera (FB, PC): Hay una gran hipocresía social. La ley permite que, “en defensa de su honor”, un familiar obligue a abortar a una mujer. Ni siquiera el Código “fascista” de 1934 lo penalizó.



EN PERSPECTIVA
Miércoles 14.04.04, 07.38.


EMILIANO COTELO:
“Despenalización del aborto”, dicen unos; “Defensa de la Salud Reproductiva”, dicen otros. El proyecto de ley acapara la atención del Senado de la República desde ayer por la tarde. El comienzo del debate del polémico proyecto en la Cámara alta instaló, como nunca antes en la actual legislatura, la efervescencia popular en el Palacio Legislativo, según coinciden las crónicas.

“Militantes a favor de la ley y contrarios a la misma se concentraron en las puertas de la Cámara Alta sobre la hora 16 y siguieron la discusión desde la barra y en la explanada, por los parlantes a toda a voz, que reproducían la transmisión de las radios que acompañaron las alternativas de la sesión en directo”, reseña El País.

“Carteles y cánticos identificaban las dos posiciones que, pese al fervor de las consignas, respetaron sus espacios y no hubo problemas ni agresiones. Incluso al final de la cita, cuando se retiraron los senadores y los coros a favor y en contra del proyecto se hicieron sentir.

“En el plenario, la senadora frentista, Mónica Xavier, inauguró el debate. Sostuvo que la ley de penalización vigente hace 66 años ‘ha sido ineficaz’ y ha promovido ‘el enriquecimiento ilícito’.

“La legisladora dijo que en 2000 y 2001 sólo hubo 16 procesamientos por delito de aborto cada año, y subrayó que ese número se mantiene ‘estable’ desde hace 15 años. Tomando los datos de una investigación de la Universidad para la Paz, dijo que el 81% de los abortos en Uruguay se realiza en clínicas y el 19% restante a través de ‘prácticas autogestionadas’.

“De un total de 33.000 abortos por año, aseguró que 6.000 corresponden a mujeres pobres que no acceden a clínicas; 11.000 de clase media y 16.000 de clase media y alta. Cada 10 concepciones, 4 abortan en el país, señaló.

“En cuanto al impacto económico, dijo que se gastan alrededor de 15 millones de dólares anuales, ‘que no pagan aportes, ni favorecen a la reactivación’, apuntó.

“Xavier rechazó las tesis que marcan que las estadísticas de aborto aumentan en los países sin penalización. ‘El problema del aborto inseguro y las muertes que provoca no es nuevo, pero sí existe una renovada preocupación en los operadores de la salud y de otros sectores sociales’, destacó.

“Por su parte, el senador Walter Riesgo (Lista 15), dijo que es necesario ‘ayudar a la mujer’ y ‘no partir por lo más simple y aberrante que es terminar una vida’. ‘¿El Parlamento uruguayo va a consagrar una ley diciendo que se puede eliminar la vida? Bueno, sepamos que la eutanasia viene mañana’, enfatizó.

“‘El aborto no interrumpe, el aborto mata, simplemente’, agregó. ‘Si no comenzamos en esta casa a respetar la vida antes de nacer, muy poco derecho se tiene a pedir su respeto en otra etapa de su vida’. Riesgo criticó, por omisión, al Ministerio del Interior, al Ministerio de Salud Pública y al Codicen.

“Dijo que van a ‘proliferar’ las clínicas privadas y que las mutualistas ‘se podrían negar’ a las intervenciones porque la iniciativa no establece una sanción. El proyecto obliga a la atención ‘sin valor comercial’ tanto a instituciones públicas como privadas. ‘No creo que haya actos médicos honorarios. No lo creo, no existe en el Uruguay’, insistió. Pero fue más allá. ‘¿En los hospitales públicos, no se hará algún abortito? ¿Y en las mutualistas?’ dijo. Con relación al número de muertes, dijo que en todo el Uruguay, entre 1995 y 1999 hubo 17 mujeres fallecidas y en el Pereira Rossell, entre el 1996 y 2001, 7.

“Cuando terminó la sesión, los militantes que apoyan y los que censuran el proyecto se agolparon frente a la salida del Senado.

“Quienes respaldan la ley, con una vela encendida y pancartas, coreaban consignas como ‘¡Cuántas mujeres tienen que morir para que el Senado se anime a decidir!’, o ‘¡Sí a la ley, no a la hipocresía!’. Los senadores, a medida que salieron, debieron sortear los gritos, coros y las ‘estatuas vivientes’ que levantaban carteles de protesta. Las escalones exteriores de la Cámara Alta estaban cubiertos de velas.

“Del otro lado, los opositores a la ley, pugnaban por gritar más fuerte ‘¡Sí a la vida, no al aborto!’.

“Las barras estuvieron repletas durante toda la sesión”
.


***


Nos interesa escuchar hoy argumentos en uno y otro sentido de los senadores que podríamos calificar como “disidentes”, quienes adoptaron posiciones minoritarias en sus propios partidos. Porque este es un tema que ha cortado a lo partidos, en mérito a posiciones personales de buena parte de los legisladores.

En el caso del Encuentro Progresista – Frente Amplio, una clara mayoría está a favor del proyecto. Incluso, en los días previos se adelantaba que toda la bancada del EP-FA votaría a favor del proyecto. Sin embargo, se supo que el senador Eleuterio Fernández Huidobro (Movimiento de Participación Popular) en realidad lo estaba pensando, y finalmente anunció que votará en contra.

¿Por qué vota en contra, senador Fernández Huidobro?


ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO:
Antes quería precisar que, contrariamente a lo que informan algunas crónicas, la senadora Xavier y el senador Riesgo no fueron miembros informantes porque, agregando peculiaridad a esta discusión, la Comisión de Salud no votó nada. Y, al no haber miembros informantes ni en mayoría ni en minoría, se hizo un acuerdo político (que me pareció bien) para que hablaran uno a favor y otro en contra del proyecto pero no como miembros informantes.


EC – Vale la precisión.


EFH – Sí, porque le da peculiaridad al tratamiento de esta ley.


EC – Y una de esas peculiaridades puede decirse que es su posición.


EFH – Sí, claro, y también la de los diputados del EP-FA que votaron en contra en la Cámara de Representantes. Uno de ellos, además, Gil Solara, fue además miembro informante de la posición en minoría. Pensemos también en el principal líder del EP-FA, así, que...


EC – El doctor Tabaré Vázquez se pronunció en contra.


EFH – Por lo tanto, en todos los partidos se dejó en libertad de acción, porque se trató de un tema de conciencia (me parece correcto y sabio), para que cada legislador, independientemente de su disciplina partidaria y sectorial, votara según su leal saber y entender.

A veces esa libertad es más riesgosa para uno mismo que la disciplina. Por lo menos, a mí me pasó quedar encerrado en mí mismo y tener que definir una posición (obviamente hablando con una cantidad de gente y leyendo todo lo que pude) a solas con mi conciencia.


EC – Usted llegó a la conclusión de que es un mal proyecto.


EFH – Exacto. Ayer unos me gritaban: “¿Cuántas mujeres más deben morir para que los senadores se animen a votar esta ley?”. Y otros me gritaban “Esta ley mata niños con una aspiradora y los tira al tacho de basura”. Esos “argumentos”, así entre comillas, son difíciles para debatir en serio, ¿verdad?

Creo que es un tema trágico, muy delicado, y parto de una base esencial. Escuché a todos los que saben de esto más que yo, y llegué a la conclusión de que cuando aparecen nuevos 46 cromosomas en el acto de la concepción, el código genético de ese nuevo ser humano es irrepetible, intransferible, ineludible. No es ni el del padre ni el de la madre, y entonces –dados los descubrimientos científicos— ahí nace la vida de un ser humano.


EC – Por más que no sea todavía un feto, por más que estemos en la etapa del embrión.


EFH – Sí, pero ahí nace un ser humano. Yo y usted, en aquel buen día en que fuimos concebidos, ya estábamos ahí y, si no, no estaríamos hablando ahora. Para mí eso es irrebatible, absolutamente. La vida después puede determinar que ese embrión sea inviable por razones naturales, pero también puede determinar que nos pise un coche y entonces no estemos hablando. Pero eso ya es la vida.

Si yo parto de esa base, estoy convencido de ella (y admito que puede haber quienes piensen diferente), para mí estoy ante una temblorosa alborada en la que, además, debo agregar a esa vida la extremada debilidad de ella; que debe ser auspiciada, fomentada, protegida, defendida, como la de cualquiera de nosotros.


EC – Y por lo tanto no le convence que este proyecto habilite a la madre a interrumpir ese embarazo hasta las 12 semanas.


EFH – No; no es esa mi posición: por lo tanto yo digo que voy a mirar la ley y la tragedia social del aborto desde esta perspectiva, sin banalizar... Si se dice que hay 33.000 abortos por año en Uruguay (es una de las tantas cifras que se manejan), no voy a banalizar que entonces eso implica que, además de la tragedia de las mujeres, y la muerte de las mujeres por abortos hechos en condiciones de riesgo, la muerte de 33.000 embriones, vidas humanas, la mitad de las cuales por lo menos debo suponer que son también mujeres. Y a esas mujeres no las veo tan defendidas por muchas organizaciones feministas de mi país como a otras mujeres de otra edad, más adultas.

Cuando además pienso que la mayoría o una gran parte de esos abortos son decididos por los hombres (maridos, padres, compañeros, tíos, etcétera, porque eso es lo que pasa) pero también por la miseria, por lo tanto por nuestras propias culpas como legisladores, como gobernantes, como miembros de esta sociedad, digo “Bueno: a esto hay que tocarlo con mucho cuidado”.

Pero parto de esa base, y entonces tengo una visión sobre la ley, que acepto que otros que no tienen mi visión básica y de partida tengan otra. Los comprendo y los respeto, porque es un tema muy delicado que no puede discutirse al grito.


EC – Todo indica que el proyecto no tiene los votos suficientes para su aprobación parlamentaria: lo acompañarían sólo 13 de los 31 senadores. Mi pregunta final por hoy (porque supongo que el tema seguirá en discusión) es: ¿cuál entiende usted que es el camino, suponiendo que efectivamente fracase el proyecto?


EFH – El proyecto estaba fracasado desde que el doctor Jorge Batlle dijo que lo iba a observar, y todos sabíamos que en la Asamblea General Legislativa no habría votos para levantar el veto. Y también desde que los senadores Singer y Atchgarry dijeron que no lo iban a votar y cuando todavía no se conocía mi posición (aunque mi gente sí la conocía).

Pero, en estas circunstancias, la mejor salida para mí sería el pase a comisión, porque quiero seguir discutiendo esta ley, en un debate tranquilo, porque yo quiero despenalizar el aborto. Fíjese que, después de lo que le dije, y este es el complemento que tengo que hacer porque si no, no se entiende mi posición, yo estoy dispuesto a discutir la despenalización de ese “humanicidio”, si me lo permite. ¿Por qué? Porque ya existe hoy en el país.

Mire: yo estoy disfrutando una ley de amnistía ¿o no? Y otros disfruten una ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado. La ley de duelos, la legítima defensa; la Policía... el otro día murió un delincuente en un tiroteo con la Policía, con su arma de reglamento y, de acuerdo a la ley, el homicidio que cometen está despenalizado; los soldados cuando van a la guerra (las estatuas ecuestres a las que les hacemos tantos homenajes); los suicidios están despenalizados para quien lo comete en su persona pero no para quien lo ayuda. Es decir que hay en la ley una cantidad enorme de despenalizaciones, incluso –repito— del homicidio. Bien: si me proponen que por una causa de fuerza mayor... porque en todos estos casos, usted los podrá compartir o no pero la ley requiere una poderosa razón, una muy poderosa razón; generalmente, evitar un mal mayor.

Si usted me dice (y acepto el argumento) “Mire: los abortos se van a seguir produciendo igual, y en condiciones horrorosas, y además entonces a la muerte de los 33.000 embriones suponiendo que esa cifra sea exacta se agregan las mutilaciones, maltratos y muertes de mujeres, esa es una causa de fuerza mayor; y se la califica hoy hasta como de una epidemia. Estoy dispuesto entonces, en esas condiciones, a estudiar esta despenalización.

Pero, desde mi perspectiva, si la ley se llama “de salud reproductiva”, empecemos por reconocer que la mayor parte de las mujeres que mueren hoy mueren en el acto de parir, y no en el acto de abortar. Porque también hay partos para pobres y para ricos, como hay comidas para pobres y para ricos, casas para pobres y para ricos... No vamos a descubrir el agujero del mate. Si es de salud reproductiva, entonces, en la ley nos comprometemos todos a que en los centros de enseñanza, incluso con participación de la prensa (lo estoy comprometiendo a usted), se haga una gran campaña de educación sexual; que estén a manos de los más humildes todos los métodos anticonceptivos; que a las mujeres embarazadas que no tienen recursos se las atienda, incluso cuando quieran abortar, pero antes se les diga “Vas a tener una pensión de tantos pesos, una asignación familiar de verdad, si de todas maneras quieres tener a tu hijo. Toma la decisión después”. Porque es muy fácil mantener en la miseria a esas mujeres, como pasa hoy, y decirle dos cosas: “¡No abortes!”, como ahora se les está diciendo, o “Andá tranquila que ahora esto es legal y abortá”. Y todos nos quedamos tan tranquilos, cuando además muchísimas de esas mujeres lo que querrían es tener el hijo. O van a tomar la decisión en la inferioridad de condiciones en que están hoy.

Por eso digo que a la ley, así como está, no la puedo votar. Porque no dice nada de esto.


EC – Tiene intenciones en esa dirección que usted venía manifestando...


EFH – En los tres primeros artículos, de modo muy general. Pero de una pensión no se habla nada.


EC – De la pensión, nada.


EFH – Por ejemplo, ¿verdad? De la participación de la prensa y de la obligación taxativa del Ministerio de Educación y Cultura y de los centros de enseñanza públicos y privados de nuestro país en abrir un gran debate en torno a este tema y una gran educación en torno a este tema, por ejemplo.

Tampoco se dice en esta ley que queda prohibida la comercialización de los productos del aborto. Porque sé muy bien, y los médicos lo saben, que uno de los principales negocios de las clínicas clandestinas es vender... (es duro lo que voy a decir) las plancentas jóvene, de gravideces nuevas, para la industria química que produce cosméticos contra las arrugas. La ley no dice que si se legaliza el aborto esto tiene que quedar prohibido y penalizado. Etcétera, etcétera, etcétera.

Yo comparto esa consigna que dice “Salvemos a las dos”, porque si banalizamos al embrión hacemos una ley. Pero si lo respetamos desde el ángulo desde el que yo lo miro hacemos otra ley.


EC – Varios oyentes han hecho esta consulta a la luz del planteo del senador Singer, que también apuntaba a derivar el proyecto nuevamente a comisión: ¿para cuándo entonces puede haber un proyecto alternativo, para cuándo puede votarse una ley alternativa en Uruguay?


EFH – No lo sé. Y tal vez las razones del senador Singer sean distintas a las mías. Yo llego a esto porque estoy forzado a llegar. Si planteo en el pleno del Senado (como lo voy a hacer, si me dejan hablar) todas estas iniciativas para agregarle o quitarle a la ley, todos los senadores me van a decir –si me las llevan o me las quieren discutir— “Esto tiene que volver a comisión”.

Pero, como hoy se bloqueó la discusión, por esas consignas que mencionaba al principio que hoy se gritan, y hay como una presión en medio de los gritos en torno a discutir esto en blanco y negro, “O me la aprobás como está o me la rechazás de plano”, me dejan a mí para decidir sí o no, y no hay posibilidad de seguir discutiendo como en cualquier otra ley, porque yo acá participo en la elaboración de una cantidad de leyes, y lo normal cuando viene una ley o cuando surge del Senado es que en la comisión se le quitan y se le agregan, y en el pleno también se le quitan y se le agregan, y vuelve a comisión o no y se modifica ahí mismo, y se llega a acuerdos y se mejoran las leyes. En esta, como se bloqueó la discusión, bloquear en el sentido de que se formaron bloques acérrimos, que impiden una discusión serena, uno está como acorralado.

Ahora dicen “Vamos a llamar a un referéndum”. Bueno: está bien, me parece fenómeno, pero ¿se podrá hacer una discusión seria, serena, sobre una tragedia social de esta envergadura? Para mí, acá, se trata de la vida. De la vida de la mujer y de la vida de los niños.


***


EC - En el Partido Colorado (PC) la bancada de senadores vota prácticamente íntegra en contra del proyecto de ley. Sin embargo Julio Herrera, del Foro Batllista (FB), lo hace a favor. ¿Por qué ese voto?


JULIO HERRERA:
Primero de todo porque yo tengo que actuar como senador, no en función de convicciones religiosas o filosóficas personales, que valen para aplicarme a mí mismo o como referente moral de una familia, pero no para aplicárselas o imponiéndolas al conjunto de la sociedad. Por lo tanto, como legislador de un Estado laico y con un conjunto de electores que manifiestan distintas creencias o quizás ninguna, tengo que tomar en cuenta la realidad social y también, si se quiere, la realidad jurídica.

Yo digo que en este caso hay una gran hipocresía. Y, cuidado: no estoy acusando a los que están en contra de la ley de ser hipócritas, sino que digo que hay una gran hipocresía en el conjunto de la sociedad, estamos incluidos todos.

Estamos diciendo que esta es una especie de división entre los que están por el derecho a la vida y los que no, y no es así desde el momento en que si dejamos las cosas como están seguirá habiendo los 33.000 o más abortos en el futuro. Entonces no tenemos que dejar las cosas como están, tenemos que legislar para modificar esto, eso es lo primero.

En segundo lugar, en cuanto a los pronunciamientos judiciales... en teoría el Código Penal dice que está penado, pero después, felizmente, a ningún juez se le ocurre mandar a la cárcel a una mujer porque resolvió hacerse un aborto.


EC - El propio texto del año 1938 establece atenuantes.


JH - Por supuesto, pero igual está prevista la pena de prisión; aunque felizmente a ningún juez le pasa por la cabeza mandar a una mujer presa porque ha resuelto hacerse un aborto. Ayer decía la senadora Xavier en su informe (estoy hablando de memoria) que eran un 0,04 por ciento los procedimientos judiciales en relación al número de abortos. Entonces tampoco digamos que hay una respuesta represiva por parte del Estado o de la sociedad en su conjunto, porque todo el mundo conoce la existencia de clínicas, todo el mundo conoce la existencia de personas que dicen saber cómo se hacen y todos sabemos que hay carencias y cosas que no se están haciendo desde la sociedad para tratar de evitarlas.

Lo que hay que hacer entonces es tratar de mejorar esta situación; yo tengo que tratar con lo que tengo entre mis manos, y tengo esta realidad. Pretender estados ideales, una ley perfecta, un comportamiento del Estado perfecto, un comportamiento perfecto de las instituciones o de la sociedad en su conjunto, eso llevaría a un debate interminable, pero nunca a mejorar la situación que hoy tengo entre mis manos.


EC - El argumento central de quienes se oponen –recién escuchábamos en esa línea al senador Fernández Huidobro– es lo chocante que resulta que lo que se esté habilitando por la vía legal sea la muerte de una futura vida, la eliminación de un embrión –porque hasta las 12 semanas se supone que es un embrión–, pero que es el comienzo de una vida. ¿Qué responde a ese punto?


JH - Eso ya está habilitado en el Código Penal desde 1938. Es más: en defensa de un supuesto honor un esposo, un hijo, un hermano, un nieto, podía llevar a una mujer a la fuerza y obligarla a abortar porque había cometido un desliz y su embarazo era la prueba de su infidelidad, y eso afectaba el honor del esposo, del hermano, del hijo, del padre o de un nieto. Eso estuvo en el Código Penal hasta 1995 y lo sigue estando, sólo que no está definido quiénes son los parientes próximos que pueden obligar a esa mujer a hacerse un aborto en defensa del honor de ellos. Eso está en el Código Penal hoy. ¿Esa es la defensa de la vida, o es la defensa de un concepto del honor hipócrita y obsoleto?


EC - Otro de los incisos del artículo 328, el 3º, dice: “Si el aborto se cometiera sin el consentimiento de la mujer, por causas graves de salud, la pena será disminuida de un tercio a la mitad, y si se efectuase con su consentimiento o para salvar su vida será eximida de pena”.


JH - Sí, y después sigue con el caso de angustia económica. Pero esa es otra gran hipocresía, en este caso jurídica, porque ningún médico se atreve a ingresar en esas excepciones y pensar que el juez lo va a exonerar de pena, como es delito ningún médico se atreve a hacerlo, entonces está plasmado en el texto pero no se cumple.


EC – Pero usted iba a que la legislación hoy vigente de hecho habilita a terminar con esa vida futura mientras se está gestando.


JH - Hoy en la ley vigente hay cuatro situaciones por las cuales se puede interrumpir el embarazo: una es el honor de los parientes próximos y del esposo; otra es la situación de violación... Y en este caso, aún sin el consentimiento de la mujer se puede rebajar la pena del que la obliga a abortar. Y yo digo ¿por qué? Si la mujer violada resuelve tener su hijo será porque tiene muy claro que la deshonrada no es ella sino que el deshonrado es el violador; pese a eso teóricamente se rebaja la pena, pero todo esto es teórico.

La tercera situación refiere a problemas de salud de la madre, algo que me parece de cajón, el juramento hipocrático debería incluir salvar la vida del paciente, y el paciente que concurre a la consulta no es un embrión sino una mujer hecha y derecha, madre, hija hermana, con responsabilidades ante la sociedad.

Y en cuarto lugar la situación de angustia económica. ¿Usted cree que una mujer en Uruguay va al Pereira Rossell o al Maciel o adonde sea y dice: “Soy una madre de siete hijos, estoy desempleada, el o los padres se fue/ron, no lo/s he visto más, no tengo cómo sustentar a mis hijos y ahora encima quedé embarazada de otro que tampoco colabora; pido por favor que no me hagan cumplir con todo el proceso del embarazo”? Nadie lo hace, porque teme que un juez resuelva que eso sigue siendo un delito y no lo exonere de pena. A eso me refiero cuando digo que es una gran hipocresía en la que estamos involucrados todos.


EC - Para usted la solución es ir lisa y llanamente a la habilitación a la madre para que resuelva dentro de las primeras 12 semanas.


JH - Quitarle el carácter de delito. Irureta Goyena, el autor de nuestro Código Penal, a quien se ha criticado por ser un hombre de un pensamiento sumamente conservador, e incluso por haberse inspirado para nuestro Código Penal de 1034 en el Código Ruocco, de la Italia fascista (lo cual es cierto, porque lo redactó al retorno de su viaje a Italia: en los viajes en buque daba el tiempo hasta para escribir un código), no lo incluyó. En 1934 él pensaba que no era un delito, y hasta pone un ejemplo, dice: “Una mujer comete un intento de suicidio y como consecuencia de ese intento de suicidio estando embarazada pierde el embarazo; a nadie se le ocurre imputarle el delito de aborto”, en todo caso será intento de suicidio, que no está penalizado.


EC - Esos son, a grandes rasgos, sus argumentos a favor de este proyecto de ley. De todos modos, todo indica que el proyecto no sale, que no tiene la mayoría necesaria en el Senado. ¿Qué opina del camino que parecería estar consolidándose, de un nuevo envío a comisión?


JH - Opino en contra. Opino en contra porque estuvo dos años en la Cámara de Representantes y un año en la Comisión de Salud; si alguien quería generar un gran debate, mejorar esa ley, lo hubiera hecho durante estos tres años. Creo que no es válido: uno tiene que levantar la mano o dejarla baja, y no decir “ahora quiero un gran debate”. No; el gran debate se hubiera propiciado tres años atrás, en los términos que algunas otras personas lo solicitan.

Yo respeto las posiciones de todo el mundo, estoy obligado a respetarlas, pero no a estar de acuerdo, hoy tenemos un texto delante: ¿resolvemos sobre eso o no? ¿Queremos buscar un acuerdo político que permita que el proceso no se detenga y sea la sociedad quien se pronuncie? Me parece un poco más sano, pero sobre la base de un acuerdo político donde todos nos comprometemos a recorrer un camino. Si no es así, mandarlo a comisión para hacer un gran debate, sería un entierro ni siquiera “de lujo” porque todo el mundo sabe que es un entierro.


EC - Pasando en limpio, a usted lo convence el pase a comisión si viene precedido de un compromiso político.


JH - No como pase a comisión sino porque ya tenemos un acuerdo político sobre cómo vamos a recorrer el resto del camino que nos falta. Yo soy partidario de aprobar esta ley e ir a un referéndum, porque creo que la sociedad uruguaya debe pronunciarse sobre esto; no es que puede sino que debe pronunciarse sobre esto. Los organizadores de referéndum han metido a la población en cosas absurdas, donde la gente decía ¿por qué tengo que opinar sobre el marco eléctrico; por qué tengo que opinar sobre un artículo en particular de la ley de inversiones? En este tema sí porque estamos todos involucrados.


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Notas relacionadas:

Argumentos en contra de la ley de defensa de la salud reproductiva. Ginecóloga María Lourdes González (Sociedad Uruguaya de Bioética), y abogado Gustavo Ordoqui (Comisión de Bioética del Círculo Católico). 12.04.04.

Argumentos a favor de la ley de defensa de la salud reproductiva. Lilián Abracinskas (Cotidiano Mujer) y Bremen de Mucio (Profesor de Medicina Preventiva y Social). 11.04.04.


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Transcripción: Jorge García Ramón y María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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