04.03.2004






Aftosa, cuatro años después

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Hace casi cuatro años, la reaparición de una epidemia de fiebre aftosa en Uruguay pareció asolar nuestra economía.

Uruguay logró, trabajosamente, recuperar su status de país libre de aftosa con vacunación, y avanzó en la recuperación de mercados que habían cerrado sus puertas a las importaciones de carne uruguayas cuando estalló el brote en el año 2000.

Pero un mercado estratégico, México, todavía está en el debe. Las exigencias planteadas son muchas y muy rígidas, y tienen a productores y autoridades pendientes del manejo del tema.

Pero, ¿son razonables?

Vale la pena repasar de qué estamos hablando y en qué condiciones se encuentra ahora nuestro país.

¿Cómo definimos la aftosa? El presidente de la Sociedad Médica Veterinaria, Omar Landeira, explicó que “la fiebre aftosa es una enfermedad viral que es aguda que produce un produce un proceso febril de acción espectacular en los animales que no tienen inmunidad. Ataca a los bovinos y ovinos, fundamentalmente en estos últimos, perjudicando notablemente la parte del aparato locomotor porque se ubica entre las pezuñas y en la boca. El animal se ve imposibilitado de caminar y de comer. Cuando el virus es muy poderoso puede llegar a producir la muerte, sobre todo en ejemplares jóvenes”.

La fiebre aftosa afecta a todos a casi todos los animales biungulados, de pezuña hendida: bovinos, ovinos, caprinos, bufalinos y una enorme cantidad de animales silvestres, como puede ser el jabalí o los ciervos. Según Landeira, la enfermedad se transmite “por las secreciones, fundamentalmente en el contacto de animal con animal. Puede ser por la leche, la orina, las materias fecales y la saliva. El animal enfermo produce una gran salivación porque tiene aftas o ampollas en el epitelio lingual”.

Durante la fase de la enfermedad, que dura alrededor de dos semanas, en los bovinos por ejemplo se da una pérdida en la producción de leche, una disminución en el peso y, cuando es grave, deja otras secuelas que son menos evidentes por el efecto de la vacunación en la protección del animal.

Landeira agregó además que “en 15 o 20 días si los animales no mueren, se recuperan y están normales. Es una enfermedad que es peligrosa por su gran contagio. Por eso es que los países no la quieren tener”. El médico agregó que “los productores saben que catastrófico que se les venga la fiebre aftosa porque la producción se les viene casi a cero y después a los animales les cuesta recuperarse porque quedan lesiones de ubre que producen mastitis, infecciones en la ubre. En cuanto a la producción de carne, el animal baja de peso porque está varios días sin comer”.

El doctor Landeira aseguró que comer carne con aftosa no produce ningún tipo de inconveniente a la salud. “Se puede comer un animal enfermo de aftosa. Fíjese que en esos brotes brutales que dieron, por ejemplo, hace tres años, no se dio ningún ser humano con aftosa”.

Si comer carne con aftosa no es nocivo para la salud, ¿por qué existe un cuidado extremo por parte de los mercados libres de aftosa en consumirla? “Los países que están libres de aftosa se guardan muy bien de que vayan productos o subproductos de estados con aftosa por el gran peligro de que le entre la enfermedad a ellos. Sobre todo, un vehículo muy importante es el cerdo. Por eso es que hay que tener mucho cuidado con residuos de productos porcinos en aeropuertos”.

Para el técnico la carne uruguaya en este momento se encuentra en una “excelente situación” en el mercado internacional. “Desde hace años no tenemos ningún brote de aftosa y estamos con un plan de vacunación muy estricto. Por eso es que se están abriendo los mercados. Pero tenemos el problema de estar con vacunación. En términos epidemiológicos se habla de riesgo cero. Nosotros no podemos hablar de riesgo cero mientras estemos con vacunación. Siempre puede haber algún animal que como está vacunado, tiene anticuerpos y puede vehiculizar el virus en alguna parte de sus tejidos. Como los mercados compradores generalmente adquieren carne desosada ya están prácticamente seguros de que no hay riesgo”.

Para él, en el futuro hay que “mantener un estricto control de vacunación como se está haciendo y hacer sangrado de animales vacunados porque ahora es posible saber si los anticuerpos son de la vacunación o de las ovejas. Otra cosa importante es sangrar a las ovejas. Como los ovinos no son vacunados en Uruguay, si aparecieran anticuerpos sobre todo en animales jóvenes (es que existe la enfermedad). Si no aparecen anticuerpos en las ovejas jóvenes estamos tranquilos de que el virus no está presente en el medio ambiente”.

Landeira afirmó que “la ventaja que tenemos es que el país está cubierto con vacunación y no han aparecido brotes desde hace unos años. Cuanto mayor tiempo pase, mejor será porque los animales se van faenando y si hubiera algún portador, va desapareciendo. La lástima es que para hablar de erradicación que es suspender la vacunación tenemos que esperar que no aparezca ningún brote durante muchos años y que estén dadas las condiciones de control en Argentina, en Brasil y en Bolivia. Hablamos de un control sanitario a nivel regional y eso es lo más difícil”.

Arbiza, el primer denunciante de un foco

Si bien las perspectivas son bastantes alentadoras para Uruguay a futuro, quisimos saber cómo están viviendo este momento los productores rurales. Y es por eso que la primera consulta fue a José Enrique Arbiza, el primer productor rural en denunciar en el 2000 un foco de aftosa en Artigas y en el país.

Arbiza contó que ahora sigue en la actividad agropecuaria después de haber recibido aquel “golpe moral y económico”. “Ahora estoy dedicado a la compra y venta de equinos, a la piscicultura y a la apicultura”.

El productor agregó que desde el brote de aftosa en Artigas hasta ahora, no éxiste ningún interés informativo por saber cómo están y cómo viven los productores que fueron afectados. Hubo un gran revuelo de medios en ese entonces y luego dejaron de informar. “Después de aquel gran movimiento, nunca tuvimos la posibilidad de salir a los medios. Nadie se ha arrimado por acá y sería bueno porque esto ha cambiado mucho. Hemos quedado muy pocos productores y la actividad ha mermado sustancialmente. Recién se está queriendo recuperar la cosa”.

Entrevista con la productora Norma Ibarra



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