Propuesta de Larrañaga al resto de los partidos
"Consenso
Uruguay 2005
Los ciclos
electorales, y especialmente cuando estos implican un cambio
en el gobierno
nacional, traen aparejados, de manera
inevitable, expectativas e incertidumbre acerca, entre otros, del
eventual equipo de conducción, las políticas públicas
que se aplicarán en el futuro próximo, situación
que lleva, naturalmente, a que los individuos y, fundamentalmente,
los operadores económicos adopten una actitud de expectativa,
durante todo el período, hasta la instalación de
las nuevas autoridades públicas. El corolario de esta postura
es una eventual retracción de la inversión privada
durante, prácticamente, un año con las consecuencias,
inevitables, en el empleo, la actividad productiva, etc.
La situación que viene de señalarse adquiere una
importancia decisiva en el complejo contexto económico y
social por el que atraviesa nuestro país, fundamentalmente,
a partir de la crisis del año 2002. Para ello basta señalar
que la evolución del nivel de actividad medido a través
de la variación real del Producto Bruto Interno fue en el
año 1999: -3,4 %; en el año 2000: - 1,1 %; en el
2001: - 3,1 %; finalmente, en el 2002: - 10,8 %. Esta circunstancia
se refleja en tasas de desempleo desconocidas en nuestra República,
la perdida del salario real de los trabajadores, el descenso de
la inversión pública y privada, la emigración
masiva de compatriotas, por señalar solo algunas de las
mismas. Cabe destacar, también, que la fuerte depreciación
de la moneda local registrada en los últimos meses de 2002
ha tenido un efecto positivo, en términos de competitividad,
sobre los sectores productivos lo que ha permitido una incipiente
recuperación del nivel de actividad al cabo de 2003, estimándose
un crecimiento del P.B.I. próximo al 1%.
Esta actitud,
connatural a las expectativas generadas, se vería
notoriamente atemperada si se explicitaran razonablemente, por
parte del sistema político, las directivas en que se fundamentarán
las políticas públicas a implementarse, particularmente,
a través del Poder Ejecutivo, los entes autónomos
y los servicios descentralizados.
Es a partir
de este contexto que consideramos imprescindible realizar los
máximos esfuerzos por minimizar los niveles
de incertidumbre, propios de un período electoral, y, con
este objetivo, proponemos, a todos los candidatos presidenciales,
la suscripción de un documento, fundado en el consenso,
que recoja compromisos programáticos sobre los siguientes
puntos:
1º) Asegurar un manejo responsable de las finanzas públicas
estableciendo como meta un superávit fiscal primario, del
Sector Público, no inferior al 3 % del P.B.I;
2º) Administración de la política monetaria
con el objetivo de no generar alteraciones en el tipo de cambio
real que redunden en perdidas en términos de competitividad
de nuestra economía;
3°) Establecer como objetivo una tasa de variación
anual del Índice de Precios al Consumo de un dígito;
4º) Cumplimiento
de los compromisos financieros internacionales;
5º) Reestructura del sistema tributario, el cual deberá adecuarse
a principios de mayor justicia sin que ello implique aumentar la
presión impositiva;
6°) Garantizar una inversión social superior al porcentaje
promedio asignado en los últimos 5 años con relación
al P.B.I., implementándose una coordinación central
de las políticas sociales al más alto nivel gubernamental;
7°) Promover políticas de estímulos a la producción
nacional, en particular, en proyectos de inversión en sectores
intensivos en generación de empleos;
8°) Implementar planes y programas de desarrollo que hagan
efectivas las políticas de descentralización previstas
en el artículo 230 de la Constitución de la República;
9º) Establecimiento de un sistema de mayor eficacia en los
organismos públicos el cual deberá implicar menores
costos para los contribuyentes.
DR. JORGE
LARRAÑAGA
MARZO 2004"
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