17.12.2003






FORO ACDE 2003 CON EL EQUIPO ECONÓMICO DE GOBIERNO

"La recuperación económica
y las proyecciones para 2004"

Texto completo de la exposición del Ministro de Economía y Finanzas, Isaac Alfie.


Vea la presentación en PowerPoint que acompañó la exposición


ISAAC ALFIE:
Es para mí un privilegio estar hoy aquí, con gran satisfacción realmente por los resultados que se viene obteniendo después de todo lo que se pasó y se sufrió el año pasado, lo que podemos catalogar para Uruguay como algo así como el diluvio universal. Hoy podemos estar aquí aún con las heridas de guerra, pero con la frente alta para mostrar las realidades y las buenas perspectivas que el país tiene.

Naturalmente que existen ciertas correlaciones básicas: hoy todo el equipo económico es de Peñarol. (Aplausos.) (A Batlle:) ¡Perdone, presidente! El presidente Julio (de Brun) dice que es de River, pero es rayado y yo recuerdo cuando los mandaban a Morena, a Tete Barboza y a todos aquellos jugadores... (Se ríe.) Y bueno, hay estadísticas que marcan determinada cosa; todos recordamos el último quinquenio y qué pasó con la economía. Esperemos que las cosas sigan igual.

Después de esta introducción estadística rigurosa vamos a pasar ahora a cosas un poco más aleatorias. También debería decir que en el año 60 no éramos ni nacidos, ni Julio ni yo... (Risas.) Así que... (se ríe) discúlpenme... Me cortaron, vamos a tener una dificultad... (Se ríe.)

Hablando en serio: hace apenas 15 meses, no más que eso, con Ariel (Davrieux), con Carlos Sténeri, con Humberto Della Mea que sigue trabajando y por eso no está hoy aquí, con el embajador (Hugo) Fernández Faingold, en Washington, con Julio y (Alejandro) Atchugarry aquí en Montevideo, estábamos en un viaje de dos días que se transformó en un viaje de dos semanas peleando, sufriendo y tratando de diseñar una salida por recursos que nos posibilitaran una esperanza. Lo único que tratábamos de buscar era recursos para tener una chance. Recuerdo que nos acostábamos a las tres de la mañana y nos levantábamos a las seis; por supuesto, llamábamos a Montevideo a esas horas y estaban aquí al pie del cañón, tanto el ministro de Economía como el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU).

Ninguno hubiera imaginado que en tan poco tiempo se puede cambiar tanto. Y aunque debemos reconocer que somos rápidos para el olvido, yo particularmente no me voy a olvidar nunca, y creo que todos los que estuvimos allí no nos vamos a olvidar nunca -por supuesto, tampoco el presidente de la República ni los legisladores que nos acompañaban en ese momento- que estaban sufriendo quizás más que los que estábamos directamente segregando adrenalina.

Pero teníamos una ventaja: que teníamos la convicción de lo que estábamos haciendo, teníamos la convicción de por qué lo estábamos haciendo y la convicción de que el plan de salida que se estaba diseñando era el correcto. La misma convicción que ahora tenemos para seguir adelante, la misma convicción con la cual se encararon todas las reformas que enumeró el contador Davrieux y que a pesar de que se diga que se va lento -que es verdad-, se ha hecho muchísima cosa. Hemos liberalizado prácticamente todo el sector de transporte. Liberalizado en el sentido amplio. Está concedida toda la infraestructura básica de transporte al sector privado, lo que es absolutamente importante e imprescindible para Uruguay, para aprovechar su mayor ventaja competitiva.

La reforma de los bancos públicos no es un tema menor. El contador Davrieux dijo cuál es el costo del llamado Banco Hipotecario del Uruguay (BHU). También empezamos a llamar a las cosas por su nombre, por lo tanto ése es un inmenso avance que se ha hecho en la sociedad. Creo que el esfuerzo valió la pena, valió la pena por nuestros hijos y valió la pena por el país. Todo empezó con una ley aprobada por la coalición de gobierno en agosto del año 2002. Una ley que salió en un fin de semana, que fue la Ley de Reforma del Sistema Financiero, la ley madre, la llamada ley de bancos, que fue apoyada, como dije, unánimemente por el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN), con los votos en algunos casos también del Partido Independiente (PI).

Quizás ahora haga una pequeña introducción de algo que he venido repitiendo y creo fundamental: cuáles fueron las características de la salida de la crisis, el marco en el sentido amplio en el que se empezó a trabajar. La primera característica: el respeto integral por los derechos de propiedad de la gente. De más está decir que es una de las bases para asentar la confianza, para asentar la inversión y el consumo en el mediano y largo plazo.

El respeto por las leyes del juego, las legales; nada se alteró, y mucho menos de manera retroactiva. El respeto por las monedas en las cuales los particulares habían realizado los contratos. No se desdolarizó por un acto administrativo, sino que se comenzó un proceso largo de desdolarización vía decisiones individuales y de mercado. Largo pero seguro; los saltos administrativos son muy efectivos en el papel y poco efectivos en la realidad; sobre todo cuando van contra la naturaleza.

Tampoco se cambió las reglas de juego tributarias. Era bastante sencillo con un dólar que se había duplicado en poco tiempo y con salarios que no se habían movido, decir: bueno, tenemos una base imponible fácil, que son los impuestos a las exportaciones. Caer en esa tentación era muy fácil. No se optó por ese camino.

Se respetó la independencia del BCU. Esto que parece una cosa de libro, teórica, dio como resultado algo que recién el presidente del BCU mostró: en realidad no tuvimos inflación, tuvimos un cambio de precios relativos que se reflejó en un salto en el Indice de Precios al Consumo (IPC) y luego la variación de los precios vuelve a lo que era previamente.

¿Por qué esta regla fue importantísima? La ley del año 1996, que marcó prácticamente la imposibilidad del BCU de financiar al gobierno, de darle crédito al gobierno contra la emisión pura, lisa y llana, también hubiera sido fácil ceder a la tentación de alterar la ley, pedirle el crédito al BCU, o sea que el BCU emitiera para financiar al gobierno, y entonces entrar en una espiral de inflación. Todos sabemos la incertidumbre que esto genera y los problemas que esto genera luego para la recuperación económica. Rescato también este factor institucional fundamental para la estabilidad macroeconómica del país. Ése fue el marco.

¿Cuáles fueron los instrumentos? Un manejo fiscal ortodoxo, como recién lo decía el contador Davrieux y ahora lo vamos a mostrar; un manejo fiscal prudente de reducción de los gastos. Nosotros sabemos... Mejor dicho, los economistas en general saben que, para medir efectivamente el tipo de cambio real y la competitividad de la economía, hay que medir el gasto público en dólares, porque el comercio y en general el comercio externo se miden en esa moneda. Entonces, cuanto menos gasto público en dólares haya, menor es la exacción de recursos de la sociedad que tiene que hacer el Estado sobre el valor de lo que se produce y se exporta.

Evidentemente, también un manejo monetario ortodoxo, con licitaciones de letras de Tesorería o de letras de regulación monetaria para evitar que los precios se desbanden o que la expansión monetaria que hubo que dar por la salida de la crisis bancaria, para pagar los depósitos en pesos, fuera de alguna manera contrarrestada y esterilizada, evitando así la suba en los niveles de precios.

Todos sabemos que las finanzas de las empresas públicas en Uruguay son parte importante del déficit, o del resultado. A nadie le gusta aumentar las tarifas públicas, pero si no aumentábamos las tarifas públicas las empresas públicas entraban en déficit y no podían seguir cumpliendo sus planes de inversión. Por lo tanto, se reconoció ese hecho en forma realista y se aumentó las tarifas públicas para absorber los costos.

Todos sabemos, aparte, que si no hay inversión en los servicios públicos eso indefectiblemente -y ni siquiera en el mediano plazo, (sino) en el corto plazo-, degenera en pérdida de competitividad del país.

Se dio la solución a la crisis bancaria, como ya se explicó, y una solución a la deuda pública, mejor dicho a la concentración de vencimientos de deuda pública entre fines de 2002 y en especial en el año 2003, lo que nosotros llamábamos el riesgo de refinanciación de corto plazo de los vencimientos del Estado. Esto permitió una salida propia, la construcción de una salida ordenada.

Veamos un poco el manejo fiscal. No me resisto a la comparación de cómo se manejó esta crisis con respecto a 20 años atrás. En ese gráfico mostramos el gasto total del gobierno en términos reales normalizado con base 100 en 1999 y en 1979, y cómo el gasto en términos reales evolucionó en uno y otro año. En especial, 1982 fue un año de una crisis enorme, muy parecida a la del año 2002. El comportamiento que había sido expansivo, ahora fue absolutamente contractivo.

Como bien decía Ariel, el gasto primario, o sea el gasto consolidado total del sector público, incluyendo intendencias, organismos paraestatales, gobierno central y organismos de seguridad social, bajó del 31 a poco más del 25 por ciento del PBI que, combinado con la caída del PBI, hace una reducción -a mi gusto desconocida- de 33 por ciento aproximadamente, un tercio del gasto en términos reales en apenas dos años, preservando lo que bien explicó recién Ariel, los gastos sociales, los gastos focalizados en los sectores vulnerables, preservando la red de protección social tradicional del país.

Justamente, la devaluación con un gasto fiscal contractivo es lo que surte los efectos que estamos viendo. Todos sabemos, en teoría económica no hay dudas: una devaluación expandiendo el gasto fiscal no tiene prácticamente ningún efecto, porque el cambio de los precios relativos que da como resultado la devaluación, si hay una mayor demanda interna a vía del gasto público, deja de generar los excedentes necesarios para la exportación, el llamado cambio de la estructura del gasto no se da o por lo menos no tiene la fuerza que debería tener. Eso pasó -acá tengo la comparación- cuando se observan las exportaciones en la crisis anterior y ahora. Todos sabemos que las exportaciones este año están creciendo, todos sabemos que ya son más que las del año 2001, y cuando observamos la crisis de principios de los 80, hasta 1985 las exportaciones estaban bajando, aún con una devaluación que fue en términos reales mucho mayor que la que tenemos hoy. Están los datos que avalan el aserto.

La contrapartida de ese comportamiento de gasto fiscal es este resultado primario. Aproximadamente, en números preliminares a octubre estamos ya en un 2,6 por ciento del superávit primario consolidado. 3 por ciento es la meta. Estamos en camino al pleno cumplimiento de nuestros compromisos, como es tradicional en el país.

Veamos algunos resultados, que creo que es lo más importante. El Producto se empezó a recuperar ya en el primer trimestre de este año; estamos previendo aproximadamente un crecimiento del orden del 12 por ciento en el cuarto trimestre de este año sobre el cuarto trimestre del año pasado. Este resultado, dada la crisis que tuvimos, ¿es bueno o es malo? Si lo comparamos con la crisis de principios de los 80 de Uruguay, evidentemente es espectacular, porque demoramos casi hasta el año 1985 -segunda mitad de 1985- para empezar a crecer.

Pero vamos a compararlo con otros fenómenos, con otras crisis mundiales, para ver cómo anduvimos en standards internacionales. Vamos a empezar por lo que tanto leemos en los diarios y tanto a veces alabamos -algunos-, que es nuestro vecino allende el Plata. Comparemos cómo creció el Producto con base en el último trimestre en que cayó con Argentina en el año 2002; esto es acumulado al sexto trimestre, o sea 18 meses después del piso. Argentina tiene un crecimiento del 9 por ciento acumulado en el Producto Bruto Interno. Uruguay ya tiene 9,8 seguro y va a tener 12 -y no soy optimista en exceso, creo- cuando terminemos el cuarto trimestre. Ustedes dirán que Argentina tuvo algunos problemas, que las soluciones que se dieron no eran tan buenas. Muy bien, veamos qué pasó con Brasil cuando tuvo la profunda crisis de 1992. Más o menos, el crecimiento de Brasil en la salida es parecido al de Argentina, naturalmente inferior al nuestro.

Comparémonos con quienes en general se muestran mucho más dinámicos y tienen economías donde el sector privado es bastante más pujante. En 1988, Corea acumulaba 11 por ciento en el cuarto trimestre, nosotros esperamos 12; en el tercer trimestre después del pozo de la crisis, Corea 7; nosotros, casi 10. Éste es el más cercano: Thailandia, como verán, tiene un comportamiento parecido al de Argentina y Brasil; y también podemos comparar con Singapur o con Taiwán y todos los resultados son bien parecidos. ¿Qué quiere decir? Desde mi punto de vista, algo tiene que haber habido en el diseño de la salida, en la forma como se implementaron las reformas, para que esto sucediera. Ninguno de estos fenómenos son librados al azar. Tampoco el crecimiento viene exclusivamente por un efecto de rebote, y si consideramos rebote lo otro, nosotros rebotamos bastante más rápido, quiere decir que también es un factor diferencial. Pero también tenemos que pensar que hay países, algunas culturas, que están en crisis desde hace más de 2000 años y casi no muestran crecimiento.

¿Cuál es la situación actual? Los números recientemente divulgados del tercer trimestre muestran crecimiento en todos los sectores; el tercer trimestre sobre el piso, que es el cuarto trimestre del año pasado, está mostrando crecimiento en la construcción, en el comercio, en el agro y en la industria, y también en el resto de los sectores. Todos crecen, ya no es un fenómeno como pasaba a principios de año, que era liderado -como es obvio- por algunos sectores y los cuales no llegan los demás. Ya empezó a llegar a todos los sectores.

El Producto industrial sin refinería, desestacionalizado, tiene un comportamiento también muy importante; lo amarillo es una estimación para el año que viene, una estimación conservadora, creo, como ven la pendiente de la gráfica se achata, la tasa de recuperación cae. Eso no quiere decir que para la recuperación.

El empleo total urbano crece. En el trimestre móvil finalizado a octubre había 50.000 personas más trabajando que un año atrás. Ésta es una satisfacción para el ministro de Trabajo, para todos nosotros, pero no seamos mezquinos. Es una satisfacción para el país, para todos, porque esto es lo que tantas veces se dice: ¿cuándo va a llegar la recuperación a la gente? Todos nos alegramos de que esto llegue. Y, cuanto más rápido, mejor.

Otro indicador: las importaciones intermedias sin petróleo en trimestres móviles. Básicamente, los insumos para la industria también tienen un comportamiento de crecimiento explosivo que esperamos se siga manteniendo.

Las exportaciones totales muestran el mismo comportamiento, que fueron las primeras, obviamente, que empezaron a responder por la combinación de un abaratamiento en el precio relativo de la mano de obra nacional con una austeridad fiscal.

Este gráfico es bien interesante. La línea azul muestra la recaudación real del IVA en Aduana diario en promedios de 21 días móviles; la línea amarilla muestra el año 2002 y la línea roja muestra el año 2003. Como verán, ya estamos, desde hace poquito, por encima del año 2001, en recaudación real. Obviamente, ése es sólo un indicador del nivel sobre el cual estaría ubicado el nivel de actividad interna.

Si ustedes ven ese gráfico, más allá de la natural estacionalidad que tiene -y todas las gráficas tienen cierto paralelismo en algunos aspectos-, (notarán que) la recuperación del año 2003 condujo a cierta asimetría en el comportamiento, pero ahí se ve los días posteriores al canje de deuda. Eso es mitad de mayo; algo debió tener que ver el canje en el nivel de actividad.

La recaudación de la DGI y Comercio Exterior, que es lo que tenemos más rápido en términos constantes, también está creciendo, desde un pozo; el pozo y la estabilidad llegaron a junio-julio de este año, a partir de julio-agosto empezó a crecer más fuertemente y la variación de depósitos del sector privado no financiero en moneda extranjera muestra ese comportamiento. La base es el día del feriado bancario, y como ven tiene un comportamiento positivo de arriba de 500 millones de dólares, aún cuando hayamos partido de -500 en el mes de agosto. Quiere decir que la recuperación supera los 1.000 millones de dólares en poco más de un año.

¿Qué quiere decir todo esto? ¿Para qué hice todo este introito? Creo que todos los indicadores son indiscutibles en cuanto al camino que está mostrando el país y la base por la cual somos razonablemente optimistas en la formulación del programa del año que viene, en el cual esperamos un crecimiento importante en términos uruguayos de nuestra economía.

Para elaborar el programa, naturalmente, primero hay que mirar el entorno. ¿Cuál es el entorno que tenemos? Asia, Estados Unidos, Europa, todos están creciendo; quiere decir que la demanda externa va a ser un motor, o por lo menos no va a ser un freno para nuestra expansión.

Las tasas de interés en términos reales siguen bajas y van seguir bajas por un tiempo.

Los precios de exportación han mejorado. No son de película ni espectaculares, pero han mejorado. De hecho, del crecimiento de este año del total de exportaciones, que podemos situar en el entorno de los 300 y algo de millones de dólares, casi 70 millones obedecen a un efecto precio. El resto es un efecto volumen; aproximadamente un cuarto de efecto precio y tres cuartos de efecto volumen.

Las bases de la formulación del programa son los resultados que hemos venido observando y lo que nosotros tomamos como política. La política es que vamos a seguir respetando las reglas de juego, está claro. La política es mantenemos una flexibilidad cambiaria; la política es mantenemos la austeridad fiscal; la política es -como vamos a ver al final- generamos espacios para la inserción uruguaya en el mundo.

¿Cuáles son las bases del programa? Un crecimiento de 5 por ciento, para hacer la proyección fiscal; inflación, como dijo Julio, entre 7 y 9; estamos previendo un crecimiento del salario real de entre 1 y 2 por ciento. Y estamos previendo un incremento de tarifas públicas que atienda el incremento de costos de las empresas públicas, costos en sentido amplio. Quiere decir que, si las empresas siguen los programas de reformulación y de reducción de sus costos, las tarifas van a acompañar.

Algunas proyecciones que entiendo importantes: en promedio, estamos esperando que el número de nuevos empleos creados para el año que viene sea de aproximadamente 50.000. Estamos previendo un incremento en las importaciones de entre 15 y 20 por ciento, un crecimiento de la producción industrial sin refinería de entre 12 y 14 por ciento, siempre en términos reales.

Desde el punto de vista fiscal tenemos un programa, un compromiso de que el resultado primario -esto es, el resultado fiscal antes del pago de intereses- sea superavitario en al menos 3,2 por ciento del PBI. Y, dada la carga de intereses, un resultado global negativo de 2,9 por ciento del Producto.

Dentro del programa hay algunos aspectos que entendemos importantes. Naturalmente, con 5 por ciento de crecimiento, y si este año logramos alrededor de 3 por ciento de superávit primario, podemos empezar a recomponer el nivel de inversión pública, muy deteriorado, que no hubo más remedio que hacer durante la crisis. Por lo tanto, estamos previendo una cierta recuperación del nivel de inversión pública.

Sin embargo, cuando miramos los egresos globales consolidados del sector público, el programa prevé sólo un aumento de 1,4 por ciento en los egresos consolidados globales en términos reales. Pero ese 1,4 por ciento incluye algunas cosas que necesariamente se dan en algunos casos, porque hay un año electoral, que es el costo de las elecciones, y en otros casos porque tenemos que pagar determinadas deudas que estaban muy atrasadas y entendemos razonable dejar en orden también este aspecto.

Aquí tenemos una estimación (...)

(Se interrumpe la transmisión.)

(...) La base del resultado primario para el año 2005 es 3,8 por ciento del Producto, y una previsión pasiva aún sin crecimiento.

A su vez, tenemos otro factor en el déficit global, que es el hecho bastante específico y técnico de que el BCU, de acuerdo al manejo que se ha dado, tiene que pagar dos años de intereses de los certificados de depósitos que tiene constituidos en el sistema bancario, que eran a dos años. Esto cuesta aproximadamente 0,4 por ciento del Producto.

Si sumamos los dos factores, como son dos años, el 0,4 se transforma normalmente en 0,2, entonces tenemos que un déficit global de 2,9 bajaría a 2,1 en una proyección pasiva a partir del año 2005.

Naturalmente, todavía hay déficit y todavía hay que mejorarlo, pero claramente estamos bastante mejor de lo que estábamos no hace mucho tiempo.

Ahora quiero referirme a algo que a nuestro entender es sumamente trascendente y que hace al crecimiento, al empleo y al salario, que es en definitiva toda nuestra preocupación. Hace poco más de un mes decíamos que Uruguay tiene que pisar firme y poner un pie fuera del país y, de ser posible, sin olvidar a la región, también fuera de ella para evitar que los vaivenes e incertidumbres de la región no vuelvan a afectarnos tan duramente como nos afectaron durante los años pasados. Decíamos que teníamos que aprender de la lección. Y decíamos también que tenemos que convertirnos en la plataforma de lanzamiento de América del Sur para sacar nuestra producción y la producción ajena para transformarla, para agregarle valor a nuestra producción y a la ajena. Decíamos que cuando alguien piense en invertir en la región al menos evalúe a Uruguay. Y que para ello, desde nuestro punto de vista, no hay un sector más importante que el otro, el agro, la industria, el comercio, los servicios de infraestructura, la logística, los servicios financieros, todos son buenos, todos son importantes, todos se relacionan y tienen sinergias entre sí.

Naturalmente, decíamos que parte de los deberes del sector público era crear las condiciones para esto. Estábamos pensando en el planteo negociador que estábamos desarrollando tanto a nivel del Mercosur como a nivel del ALCA, y en todas las acciones que bien enumeró el contador Davrieux, de infraestructura básica de transporte y de servicios que se está dando.

Sabemos que somos parte y nos debemos a este lugar del mundo; sabemos también que nuestros dos grandes vecinos, hermanos y socios tienen grandes industrias y gran potencial. Pero también sabemos que Uruguay fue grande cuando se enfrentó al mundo y no le tuvo miedo, no tuvo miedo de exportar ni de importar porque en la especialización estaba el crecimiento. Esa independencia y ese mirar al mundo fue lo que construyó la gloria de Uruguay. Para ello, pedíamos la comprensión de nuestros socios del Mercosur para tener una posición negociadora más flexible que contemplara los legítimos intereses de Uruguay y de su gente, que contemplara a este pequeño territorio entre dos gigantes, que legítimamente tiene también sus prioridades, pero que esas prioridades no nos impongan un corsé a nosotros.

¿Qué pasó en estos días? Creo que hemos logrado las reglas de juego claras y estables para que no haya incertidumbre de todas las cosas que se venían encima por los acuerdos del Mercosur.

Uruguay logra preservar la competitividad de su economía. Los aranceles de bienes de capital, informática y telecomunicaciones, que estaban entre 6 y 9 por ciento y subían a 14 y 16 por ciento entre 2004 y 2006, se bajan a 2 por ciento hasta 2010; se mantiene hasta el mismo año el régimen de preferencia en materia de importación de insumos para el agro; se mantiene el régimen de promoción de inversiones; se mantiene el régimen de admisión temporaria; hay un aumento en el total de excepciones para otros insumos básicos que Uruguay entienda pertinentes y que son clave para la industria de 100 a 225, que también van a entrar en la columna de arancel preferencial. Es decir: tenemos una posición de estabilidad, por siete años la industria puede pensar tranquila en sus inversiones que en términos generales es un plazo más que razonable para mejorar su competitividad, para poner el pie dentro y fuera de la región, para crecer genuinamente.

A su vez, y reconociendo que el comercio también es un factor importantísimo en la generación de valor agregado del país. Se ha conseguido una cantidad de mejoras en materia de acceso a mercados. Se consiguió el reconocimiento en materia de origen para la acumulación de procesos productivos. Esto significa que, a partir de ahora, mercaderías provenientes de países miembro pueden ser sujetas a transformación, a mecanismos de fraccionamiento y de agregación de valor en términos generales, que se suma el origen de toda la región. Prácticamente, es una producción totalmente integrada. Esto mejora muchísimo la integración productiva, la especialización y, en definitiva, la competitividad.

Se elimina las reservas de mercado de Argentina y Brasil para las compras gubernamentales, las empresas uruguayas van a poder participar en las licitaciones de Argentina y Brasil. De la misma manera, el primer punto se incorpora al régimen de libre circulación de bienes producidos, los que también se transforman en los depósitos aduaneros; lo mismo que el primer punto en sentido un poco más amplio.

Brasil libera la compra de servicios de su estado para los servicios uruguayos, el mantenimiento de equipos, de software, el mantenimiento de equipos de computación. Ahora, cualquier servicio va a poder ser brindado libremente por uruguayos cuando compre el Estado brasileño.

Y, por último, se obtiene mayor flexibilidad para negociaciones externas y vamos a trabajar fuertemente dentro de los países de América, en especial para lograr ciertas complementaciones productivas con países con los cuales claramente somos y producimos bienes que se integran en cadenas productivas.

En resumen: creemos que éste era nuestro deber y el gobierno cumplió en otorgar las bases y la plataforma para que el sector privado haga su trabajo, para que elija lo mejor al mejor precio, sin barreras artificiales que dañen su potencial de producción.

Por último, hace 20 años que sirvo en el sector público, empecé como docente en la Universidad de la República; hace 18 que trabajo en el gobierno central: jamás vi un cimbronazo como el que tuvimos en el año 2002, pero tampoco vi jamás una recuperación tan rápida y vigorosa como la que tuvimos; la experiencia mundial, por lo menos la reciente, tampoco asistió a cosas muy parecidas. Quiere decir que está probado que podemos hacer las cosas, que debemos tener fe en nuestras fuerzas y que cuando las instrumentamos debemos mirar al mundo en términos modernos, cambiar con él, adaptarnos a las realidades y no vivir pensando en algo que ya fue y que no volverá jamás.

Nuestra tarea es seguir dando las bases, seguir haciendo acuerdos como éste que mostramos; nuestra tarea es no dilapidar los recursos de la sociedad desde el sector público, por eso diseñamos ese programa financiero austero. Nuestro deber es cuidar la casa de todos los uruguayos y brindar las condiciones para el desarrollo, como hacen los buenos padres de familia, como dice el Código Civil. Las prioridades están en el mantenimiento de la red de protección social que las familias también reservan a sus miembros más débiles. Reduciendo los gastos en todo lo que sea posible, pero privilegiándolos como se privilegiaron para los mismos sectores que se privilegiaron durante el año pasado.

Tenemos un hecho ahora que es el tema de la cobranza de las carteras del Banco República (BROU). El BROU es un banco público que tiene garantía estatal, nosotros le vamos a exigir al Directorio del BROU que la garantía sobre esa cobranza no se ejerza, vamos a exigirle que cobre esos créditos, porque si no cobra los créditos toda la sociedad va a tener que pagar por ello. El capital que se puso en el BROU, el capital que se pone en el BHU nos cuestan 8-10 por ciento anual de intereses. Si no rinde eso estamos dilapidando los recursos de la gente, de todos los que pasan por ahí fuera y no tienen ninguna posibilidad de defenderse.

Nuestro enemigo es el desempleo, que trae la marginación. Ya vimos la respuesta diferente que se dio esta crisis frente a la anterior; ya vimos la diferencia de respuesta que la sociedad le dio y que el sector privado, el generador genuino de riquezas, le dio. Está claro que no podemos tener un Estado triturador de recursos de la sociedad, que gobierne para sus funcionarios o para las corporaciones que lo presionan, sino que, como nos hemos impuesto, gobierne para la gente y para las empresas que son las generadoras genuinas de la riqueza, que generan el crecimiento y el empleo.

Antes de ceder a las tentaciones del gasto, todos nosotros preferimos bajar los impuestos y dejar que la gente gaste su dinero como más le guste y donde mayor utilidad le dé. Nuevamente, tenemos que tener un Estado ágil y musculoso, preocupado por el trabajo de su gente, que deje que quienes apuesten al riesgo ganen. No les expropiemos su ganancia, porque en ellos está el crecimiento. Hay que mirar para adelante, por eso se ha tomado las medidas sobre la inversión que se tomó el mes pasado, por eso se está mandando las leyes que se está mandando al Parlamento para facilitar el crédito, para evitar dobles tributaciones. En definitiva, como decía John Fitzgerald Kennedy, tenemos que asumir aquella frase que decía: "No te preguntes qué puede hacer el Estado por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país". Eso es lo que todos tenemos que asumir, en el sector público y en el sector privado.

En resumen: creo que vamos a tener un buen año. En nosotros está que sea mejor o mucho mejor. Nosotros vamos a seguir trabajando y creo que ustedes también. Muchas gracias.

Vea la presentación en PowerPoint que acompañó la exposición

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz





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