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25.04.2003























 


ADOLFO RODÍGUEZ SAÁ
Hombre récord

Gobernador de la Provincia de San Luis desde 1983, fue presidente de Argentina durante seis días. En ambos casos, un hombre récord. Ahora pretende volver a la Casa Rosada y quedarse por más tiempo. Las encuestas no le dan mucha chance, aunque tampoco lo descartan de una posible segunda vuelta. Él, sin ahorrar promesas de futuras medidas, insiste y sonríe.

Adolfo Rodríguez Saá nació un 25 de julio de 1947 en la provincia de San Luis en el seno de una familia de tradición conservadora. Fue bachiller egresado de la Escuela Normal Juan Pascual Pringles. Ya de joven se manifestó como una persona "amplia": a los 15 años predicaba el anti-peronismo desde una revista, pero al lograr licenciarse en Leyes en la Universidad de Buenos Aires se convirtió al partido de Juan Domingo Perón y Evita. Con su estilo simpático y su sonrisa eterna logró seducir a la profesora de inglés María Alicia Mazzarino, con quien luego se casó y crió cinco hijos.

Entre 1973 y 1976 fue diputado provincial y presidente del Bloque Justicialista, para luego ejercer funciones como Congresal Provincial y Nacional de ese partido. Junto a su hermano, el senador Alberto Rodríguez Saá, formaron en la provincia de San Luis una especie de dinastía. En las elecciones generales del 30 de octubre de 1983, ganó el mandato de gobernador provincial de San Luis frente al aspirante de la Unión Cívica Radical. Hubiera sido una batalla muy ajustada, pero Adolfo contó con ayuda divina. El obispo católico puntano llamó a votar contra el rival por sus posturas laicas y anticlericales. Así, ganar se hizo mucho más fácil. Fue así que el 10 de diciembre de 1983 asumió el puesto, que en su momento, ocupó su abuelo -también llamado Adolfo- entre 1902 y 1908. Dieciocho años, y cinco reelecciones consecutivas después, Rodríguez Sáa, seguía así, con la sonrisa instalada en su cara. Con mucha habilidad, "El Adolfo" -como lo llaman muchos peronistas- supo atraer a su provincia, un considerable capital, así como subvenciones federales. En su mandato la cuidad creció y se lo reconoció a nivel nacional como un gobernador productivo.

Al parecer, este mote le pareció demasiado poco, y en 1984, mandó a imprimir un libro de texto escolar con 17 fotos de sí mismo. Los alumnos podían leer en sus páginas lo siguiente: "El gobernador [Rodríguez Saá] aceptó gustoso el desafío de hacer grande a la provincia y feliz a su pueblo".

Hoy, sin embargo, la oposición lo acusa de nepotismo, enriquecimiento ilícito, arreglos en las licitaciones y manejos de los tribunales de Justicia. Él, por supuesto, lo niega. Lo que no logra negar es que él, al llegar al gobierno por primera vez, poseía una casa y dos coches por Patrimonio. Ahora, en la declaración jurada que el Adolfo presentó ante la Oficina Anticorrupción, (cuando asumió su efímera presidencia, en diciembre de 2001), figuran 7 bienes inmuebles y 7 autos, que comparte con su mujer y el Patrimonio total asciende a más de 2 millones de pesos, antes de la devaluación. Hay quienes van un poco más allá, y le endosan poseer varios millones de dólares, una veintena de inmuebles, el único diario y varias emisoras de televisión y radio en San Luis, entre otras cosas. Él, eternamente feliz, lo niega.

En octubre de 1993, y estando al frente del gobierno de San Luis, "El Adolfo" cobró fama nacional, aunque no de una manera demasiado feliz. El 22 de octubre de ese año, su nombre, y el del hotel donde lo encontraron, (para los pocos memoriosos, el "Y no c"), fueron la comidilla de todos los medios de comunicación. Alrededor del escándalo circularon distintas versiones, pero ninguna de ellas lo dejaban bien parado. La oficial fue que Rodríguez Saá fue raptado por varios hombres en el hotel alojamiento, llevado a una casa cercana y filmado en situaciones degradantes. Dicen que fue "secuestrado y chantajeado" por "La Turca Sesín", una ex amante, en ese momento empleada de su Gabinete de Prensa. También se dice que ese video fue parte de una extorsión política pero esas imágenes jamás llegaron a la prensa. Lo único cierto es que "La Turca Sesín", fue acusada por el gobernador de haber montado un engaño para chantajearlo y terminó sentada en el banquillo de los acusados y aún hoy continúa pagando sus 12 años de prisión. A una década del hecho, hay más dudas que certezas y el escándalo del "Y no c" sigue siendo un enigma.

En 1987, comenzó la escalada más importante, y no sólo San Luis comenzó a sufrirlo. Rodríguez Saá compartió con el radical Eduardo César Angeloz, de la provincia de Córdoba, la distinción de Gobernador del Año concedida por la Organización Mundial de las Naciones, obtuvo puesto en el Consejo Nacional del PJ y se inscribió para las elecciones primarias del partido de cara a las elecciones presidenciales de mayo de 1989, ganadas ambas por Menem.

En la década menemista (1989-1999), el dirigente puntano siguió dedicado a la gestión provincial. En abril de 1994, sin posibilidades de ganar, amagó nuevamente con retar la "candidatura natural" de Menem. En 1995 terminó en la jefatura del PJ en el distrito de San Luis y al año siguiente se convirtió en vicepresidente tercero del Consejo Nacional.

Inhabilitado Menem para optar al tercer mandato en las presidenciales de octubre de 1999, Rodríguez Saá realizó su embate más decidido para hacerse con la nominación en las primarias justicialistas convocadas para el mes de junio. Esta vez renunció a su precandidatura para despejar el camino al popular gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, que contaba con el apoyo de los principales dirigentes regionales. Pero, en las elecciones generales del 24 de octubre de 1999 el candidato de la Alianza, Fernando De la Rúa venció a Duhalde con el 48,5% de los votos, más de diez puntos de diferencia, y a él entregó Menem la banda presidencial el 10 de diciembre. Mientras tanto, en San Luis, Rodríguez Saá anotaba su quinto mandato.

Luego, la gravísima crisis económica que sufrió el país, surgida tras la década menemista, y agravada por la gestión de De la Rúa, terminó poniendo en manos de "El Adolfo", la meta soñada durante tantos años: la Presidencia de la Nación.

El corralito financiero terminó de agotar la paciencia de una población azotada por la crisis, y el 19 de diciembre, con rabia y desesperación, se lanzó a la calle, provocando un estallido social, que se prolongó hasta el 20. Los saqueos, los cacerolazos y los enfrentamientos con las "fuerzas del orden", provocaron muchísimos muertos y heridos en todo el país. En una rebelión contra la clase política corrupta, la población, exigió la partida de los gobernantes, y al final de la sangrienta y dramática jornada, De la Rúa que quedó en la historia nacional al rajar de la Casa Rosada en helicóptero, anunció su renuncia.

Tras la dimisión, el Congreso Nacional designó a Rodríguez Saá como Presidente de la Nación, y entonces renunció a la gobernación de San Luis -fue sustituido por la vicegobernadora María Alicia Léeme- para asumir como presidente. Muy feliz, aún ignoraba que iba a batir el récord mundial de "mandato corto".

Tomó posesión del cargo el 23 de diciembre de 2001, lleno de optimismo y confianza. Una semana después, estaba de nuevo en su casa de San Luis. Según dijo, se fue por "falta de apoyo de los gobernadores". Luego de un par de días en la Rosada, el puntano sólo contaba con el apoyo de la vieja guardia de la Confederación General del Trabajo (CGT), que puso "el movimiento obrero a su disposición". Por otro lado, la mayoría de los gobernadores justicialistas, estaban enojados por los "graves errores" y "apresuramientos" de un presidente que no les había consultado en sus decisiones gubernativas y no se había atenido a lo pactado: la Presidencia interina a cambio de convocar elecciones anticipadas y su no concurrencia en las mismas.

El presidente viajó a San Luis y desde allí, irritado, anunció su renuncia "indeclinable", de la que responsabilizó a los dirigentes provinciales. El 1 de enero de 2002, cuando la Asamblea Legislativa admitió la dimisión de Rodríguez Saá y declaró vacante la Presidencia, los legisladores eligieron a Duhalde, que prestó juramento como presidente, con la misión de levantar un país totalmente hundido...

En su corta y efímera presidencia, "El Adolfo" enumeró sus principios de "libertad, igualdad, transparencia y austeridad", anunció la suspensión de pagos de la deuda externa y además, y como todos los anteriores, no se privó de hacer promesas: un millón de puestos de trabajo, la creación de un seguro de desempleo de 300 pesos para cada cabeza de hogar, la contraorden del recorte salarial del 13% para pensionistas y empleados públicos aprobada por el Gobierno anterior, el recorte del gasto político, con bajadas de salarios de los altos funcionarios del Gobierno, la supresión de Ministerios, la congelación de vacantes en la Administración Pública y hasta la puesta en venta del parque móvil y los tres aviones de la Presidencia de la Nación, entre otras cosas.

En el año 2002 dirigió el Movimiento Nacional y Popular y se convirtió en precandidato, y luego -sin elecciones internas de por medio-, en candidato para las elecciones presidenciales de 2003, con la gloriosa idea de refundar la Argentina.

 



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