ADOLFO RODÍGUEZ SAÁ
Hombre
récord
Gobernador de la Provincia de San Luis desde 1983, fue presidente
de Argentina durante seis días. En ambos casos, un hombre
récord. Ahora pretende volver a la Casa Rosada y quedarse
por más tiempo. Las encuestas no le dan mucha chance, aunque
tampoco lo descartan de una posible segunda vuelta. Él, sin
ahorrar promesas de futuras medidas, insiste y sonríe.
Adolfo Rodríguez Saá nació un 25 de julio
de 1947 en la provincia de San Luis en el seno de una familia de
tradición conservadora. Fue bachiller egresado de la Escuela
Normal Juan Pascual Pringles. Ya de joven se manifestó como
una persona "amplia": a los 15 años predicaba el
anti-peronismo desde una revista, pero al lograr licenciarse en
Leyes en la Universidad de Buenos Aires se convirtió al partido
de Juan Domingo Perón y Evita. Con su estilo simpático
y su sonrisa eterna logró seducir a la profesora de inglés
María Alicia Mazzarino, con quien luego se casó y
crió cinco hijos.
Entre 1973 y 1976 fue diputado provincial y presidente del Bloque
Justicialista, para luego ejercer funciones como Congresal Provincial
y Nacional de ese partido. Junto a su hermano, el senador Alberto
Rodríguez Saá, formaron en la provincia de San Luis
una especie de dinastía. En las elecciones generales del
30 de octubre de 1983, ganó el mandato de gobernador provincial
de San Luis frente al aspirante de la Unión Cívica
Radical. Hubiera sido una batalla muy ajustada, pero Adolfo contó
con ayuda divina. El obispo católico puntano llamó
a votar contra el rival por sus posturas laicas y anticlericales.
Así, ganar se hizo mucho más fácil. Fue así
que el 10 de diciembre de 1983 asumió el puesto, que en su
momento, ocupó su abuelo -también llamado Adolfo-
entre 1902 y 1908. Dieciocho años, y cinco reelecciones consecutivas
después, Rodríguez Sáa, seguía así,
con la sonrisa instalada en su cara. Con mucha habilidad, "El
Adolfo" -como lo llaman muchos peronistas- supo atraer a su
provincia, un considerable capital, así como subvenciones
federales. En su mandato la cuidad creció y se lo reconoció
a nivel nacional como un gobernador productivo.
Al parecer, este mote le pareció demasiado poco, y en 1984,
mandó a imprimir un libro de texto escolar con 17 fotos de
sí mismo. Los alumnos podían leer en sus páginas
lo siguiente: "El gobernador [Rodríguez Saá]
aceptó gustoso el desafío de hacer grande a la provincia
y feliz a su pueblo".
Hoy, sin embargo, la oposición lo acusa de nepotismo, enriquecimiento
ilícito, arreglos en las licitaciones y manejos de los tribunales
de Justicia. Él, por supuesto, lo niega. Lo que no logra
negar es que él, al llegar al gobierno por primera vez, poseía
una casa y dos coches por Patrimonio. Ahora, en la declaración
jurada que el Adolfo presentó ante la Oficina Anticorrupción,
(cuando asumió su efímera presidencia, en diciembre
de 2001), figuran 7 bienes inmuebles y 7 autos, que comparte con
su mujer y el Patrimonio total asciende a más de 2 millones
de pesos, antes de la devaluación. Hay quienes van un poco
más allá, y le endosan poseer varios millones de dólares,
una veintena de inmuebles, el único diario y varias emisoras
de televisión y radio en San Luis, entre otras cosas. Él,
eternamente feliz, lo niega.
En octubre de 1993, y estando al frente del gobierno de San Luis,
"El Adolfo" cobró fama nacional, aunque no de una
manera demasiado feliz. El 22 de octubre de ese año, su nombre,
y el del hotel donde lo encontraron, (para los pocos memoriosos,
el "Y no c"), fueron la comidilla de todos los medios
de comunicación. Alrededor del escándalo circularon
distintas versiones, pero ninguna de ellas lo dejaban bien parado.
La oficial fue que Rodríguez Saá fue raptado por varios
hombres en el hotel alojamiento, llevado a una casa cercana y filmado
en situaciones degradantes. Dicen que fue "secuestrado y chantajeado"
por "La Turca Sesín", una ex amante, en ese momento
empleada de su Gabinete de Prensa. También se dice que ese
video fue parte de una extorsión política pero esas
imágenes jamás llegaron a la prensa. Lo único
cierto es que "La Turca Sesín", fue acusada por
el gobernador de haber montado un engaño para chantajearlo
y terminó sentada en el banquillo de los acusados y aún
hoy continúa pagando sus 12 años de prisión.
A una década del hecho, hay más dudas que certezas
y el escándalo del "Y no c" sigue siendo un enigma.
En 1987, comenzó la escalada más importante, y no
sólo San Luis comenzó a sufrirlo. Rodríguez
Saá compartió con el radical Eduardo César
Angeloz, de la provincia de Córdoba, la distinción
de Gobernador del Año concedida por la Organización
Mundial de las Naciones, obtuvo puesto en el Consejo Nacional del
PJ y se inscribió para las elecciones primarias del partido
de cara a las elecciones presidenciales de mayo de 1989, ganadas
ambas por Menem.
En la década menemista (1989-1999), el dirigente puntano
siguió dedicado a la gestión provincial. En abril
de 1994, sin posibilidades de ganar, amagó nuevamente con
retar la "candidatura natural" de Menem. En 1995 terminó
en la jefatura del PJ en el distrito de San Luis y al año
siguiente se convirtió en vicepresidente tercero del Consejo
Nacional.
Inhabilitado Menem para optar al tercer mandato en las presidenciales
de octubre de 1999, Rodríguez Saá realizó su
embate más decidido para hacerse con la nominación
en las primarias justicialistas convocadas para el mes de junio.
Esta vez renunció a su precandidatura para despejar el camino
al popular gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, que contaba
con el apoyo de los principales dirigentes regionales. Pero, en
las elecciones generales del 24 de octubre de 1999 el candidato
de la Alianza, Fernando De la Rúa venció a Duhalde
con el 48,5% de los votos, más de diez puntos de diferencia,
y a él entregó Menem la banda presidencial el 10 de
diciembre. Mientras tanto, en San Luis, Rodríguez Saá
anotaba su quinto mandato.
Luego, la gravísima crisis económica que sufrió
el país, surgida tras la década menemista, y agravada
por la gestión de De la Rúa, terminó poniendo
en manos de "El Adolfo", la meta soñada durante
tantos años: la Presidencia de la Nación.
El corralito financiero terminó de agotar la paciencia de
una población azotada por la crisis, y el 19 de diciembre,
con rabia y desesperación, se lanzó a la calle, provocando
un estallido social, que se prolongó hasta el 20. Los saqueos,
los cacerolazos y los enfrentamientos con las "fuerzas del
orden", provocaron muchísimos muertos y heridos en todo
el país. En una rebelión contra la clase política
corrupta, la población, exigió la partida de los gobernantes,
y al final de la sangrienta y dramática jornada, De la Rúa
que quedó en la historia nacional al rajar de la Casa Rosada
en helicóptero, anunció su renuncia.
Tras la dimisión, el Congreso Nacional designó a Rodríguez
Saá como Presidente de la Nación, y entonces renunció
a la gobernación de San Luis -fue sustituido por la vicegobernadora
María Alicia Léeme- para asumir como presidente. Muy
feliz, aún ignoraba que iba a batir el récord mundial
de "mandato corto".
Tomó posesión del cargo el 23 de diciembre de 2001,
lleno de optimismo y confianza. Una semana después, estaba
de nuevo en su casa de San Luis. Según dijo, se fue por "falta
de apoyo de los gobernadores". Luego de un par de días
en la Rosada, el puntano sólo contaba con el apoyo de la
vieja guardia de la Confederación General del Trabajo (CGT),
que puso "el movimiento obrero a su disposición".
Por otro lado, la mayoría de los gobernadores justicialistas,
estaban enojados por los "graves errores" y "apresuramientos"
de un presidente que no les había consultado en sus decisiones
gubernativas y no se había atenido a lo pactado: la Presidencia
interina a cambio de convocar elecciones anticipadas y su no concurrencia
en las mismas.
El presidente viajó a San Luis y desde allí, irritado,
anunció su renuncia "indeclinable", de la que responsabilizó
a los dirigentes provinciales. El 1 de enero de 2002, cuando la
Asamblea Legislativa admitió la dimisión de Rodríguez
Saá y declaró vacante la Presidencia, los legisladores
eligieron a Duhalde, que prestó juramento como presidente,
con la misión de levantar un país totalmente hundido...
En su corta y efímera presidencia, "El Adolfo"
enumeró sus principios de "libertad, igualdad, transparencia
y austeridad", anunció la suspensión de pagos
de la deuda externa y además, y como todos los anteriores,
no se privó de hacer promesas: un millón de puestos
de trabajo, la creación de un seguro de desempleo de 300
pesos para cada cabeza de hogar, la contraorden del recorte salarial
del 13% para pensionistas y empleados públicos aprobada por
el Gobierno anterior, el recorte del gasto político, con
bajadas de salarios de los altos funcionarios del Gobierno, la supresión
de Ministerios, la congelación de vacantes en la Administración
Pública y hasta la puesta en venta del parque móvil
y los tres aviones de la Presidencia de la Nación, entre
otras cosas.
En el año 2002 dirigió el Movimiento Nacional y Popular
y se convirtió en precandidato, y luego -sin elecciones internas
de por medio-, en candidato para las elecciones presidenciales de
2003, con la gloriosa idea de refundar la Argentina.
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