A 20 años de
la liberación
de Seregni: “Somos los obreros de la construcción del futuro”
Análisis del director de Factum, Oscar A. Bottinelli.
EN PERSPECTIVA
Viernes 19.03.04, 09.10.
EMILIANO COTELO:
Hace hoy exactamente 20 años se producía la liberación
del general Líber Seregni, entonces líder del Frente
Amplio (FA) y referente principal de la izquierda uruguaya. Con
ese motivo tendrán lugar hoy dos homenajes y el lunes un
tercero, en este caso del Senado de la República.
Este aniversario es lo que ha elegido como tema para su análisis
político de hoy el politólogo Oscar Bottinelli, director
de Factum. Como título nos propone una frase contenida en
aquel primer discurso de Seregni desde el balcón de su casa
el 19 de marzo de 1984:
Más
temprano escuchamos el discurso íntegro, que recoge
un momento histórico
de la vida política
de nuestro país.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Exacto; Seregni fue liberado el lunes 19 de marzo de 1984, después
de cumplir en dos etapas nueve años, siete meses y un día
de prisión; había estado primero desde el lunes 9
de julio de 1973 al domingo 2 de noviembre del año siguiente
y fue nuevamente detenido en su casa de Punta del Este el 11 de
enero de 1976 y liberado ese día de marzo de 1984.
Creo que el período 1981-1985, parte en la cárcel
y parte en plena conducción política, en libertad,
debe considerarse el período más fuerte, más
estelar de la vida política de Seregni.
EC - ¿Por qué?
OAB - Vamos a ir viéndolo a lo largo de todo el análisis.
Entre 1981 y 1983 Seregni hace una serie de tomas de posición
que se pueden considerar verdaderos documentos en cartas enviadas
desde Cárcel Central, amén de un fluido sistema de
comunicaciones. Pero las cartas fueron resumiendo muchos aspectos,
y yo diría que hay dos consignas, la de “Movilización,
concertación y negociación”, que no es meramente
un eslogan; y esta frase más larga que se ha resumido en “Somos
los obreros de la construcción del futuro”, que es
algo más que una hermosa frase en un discurso. Quizás
muchos de los que aplaudieron esa frase en ese momento no la entendieron
y después empezaron a discrepar cuando la aplicaba.
Vayamos a la primera parte, que abarca una de las grandes preocupaciones
de Seregni en la cárcel, que es la vigencia del FA como
el gran instrumento político, desde su punto de vista.
EC - Eso no era algo evidente, algo claro durante la dictadura.
OAB – No; no sólo no era algo claro sino que lo claro
era lo opuesto. En primer lugar tomemos en cuenta un elemento importantísimo,
que es que durante el período de la dictadura surge el frenteamplismo.
El FA fue una unificación de fuerzas políticas donde
la gente se sentía blanca, colorada, batllista, comunista,
socialista, independiente, pero no consideraba que eso que iba
creando una simbología –la bandera tricolor, la efe
y la a entrelazadas– implicaba en sí mismo una identidad.
En la dictadura se va construyendo esa identidad frenteamplista.
Hay una muy linda anécdota de Claudio Invernizzi en un librito
de cuentos, “Cuentos de la cárcel”, que relata
que en una obra encuentra a un obrero con una gorra tricolor y
le pregunta: “¿De Nacional?”; “No; de
Peñarol”, y se abrazaron. Como que ya se estaba gestando
esa identidad.
Ese es un dato, un dato muy importante. Flores Silva en aquellos
años define en un momento: “El FA durante la dictadura
tuvo su Quinteros y su Paysandú”, refiriéndose
a esa cuota de sangre, de dolor, de sacrificio que simbolizan los
mártires de Quinteros para el Partido Colorado (PN) y la
caída de Paysandú para el Partido Nacional (PN),
que al FA le forma esa base simbólica emocional que une
y crea una identidad política. Se puede considerar que en
ese período surge esta tercera identidad política
en Uruguay, un fenómeno que yo diría que no es entendido
del todo hasta hoy por buena parte de la dirigencia frenteamplista
que no tiene esa idea de una identidad política, sino más
de construcciones de estructuras políticas que se pueden
cambiar sin problemas una por otra. Hay declaraciones muy claras
de muchos dirigentes en ese sentido.
EC - Tú remarcabas que dentro del propio FA había
discrepancias en cuanto a la vigencia de esa organización
política.
OAB - Sí, digamos que había muchas afectaciones
internas. Primero, el Partido Demócrata Cristiano (PDC),
que en aquella época era una fuerza central del FA, se había
retirado, había declarado lo que se llamaba el receso en
diciembre de 1973 y Juan Pablo Terra sostenía que mientras
el PDC estuviera fuera el FA no existía porque el FA era
un acuerdo entre varios elementos componentes –el PDC el
Partido Comunista (PCU), el Fidel, la 99, Rodríguez Camusso,
etcétera– y que si uno de ellos se desligaba, el resto
podía ser cualquier cosa menos el FA.
En segundo lugar se había formado en el exterior la Unión
Artiguista de Liberación (UAL) que integraban uno de los
grupos más votados del FA, liderado por el ex senador Enrique
Erro, el Partido por la Victoria del Pueblo, PVP –que no
pertenecía al FA– y algunos otros sectores de “la
Corriente”. La UAL funcionaba con la idea de ser algo diferente
del FA, que se consideraba una etapa superada.
A nivel interno, en la 99, sobre todo después de muerto
Michelini, había una corriente de opinión de mucho
peso que sentía agotada esa etapa del FA; no era la posición
de Hugo Batalla en general, quien tenía una posición
un poco equidistante, sobre todo con mucha lealtad hacia Seregni,
pero que sentía que a su vez el PC estaba cambiando o iba
a cambiar y que estaban desapareciendo las razones que lo habían
llevado a la ruptura.
Por otro lado en Montevideo se había producido el cese
de funcionamiento de la autoridad del FA. Desde la prisión
de Seregni la presidencia del Frente recae en Crottogini, desde
enero de 1976 hasta el otoño de 1982 no hubo reuniones del
comando político del FA. La Mesa Ejecutiva empieza a reunirse
en el otoño de 1982 dividida en mitades, por razones de
seguridad, y más hacia la primavera, a fines del invierno,
empieza a reunirse plenamente. Es decir que hubo un período
de mucho silencio de autoridad del FA.
Por último funcionaba el FA en Madrid en una forma de funcionamiento
que tenía como elemento central al PCU y al PS, pero que
llevó a muchos grupos con mucha distancia o recelo hacia
el PCU a ver a esa autoridad del FA en Madrid como un aparato al
servicio de la estrategia y el interés del PCU, lo que creó muchos
problemas y a la larga fue una de las cosas que le costaron la
carrera política a Hugo Villar, que presidía al FA
en Madrid, que había sido el primer candidato a la Intendencia
de Montevideo del FA en 1971, y esa presidencia del FA en Madrid
le creó una muy fuerte resistencia entre los grupos más
ajenos al PCU.
Por otro lado ese FA en Madrid, o esos frenteamplistas, participaban
en una organización llamada Convergencia Democrática
en Uruguay (CDU) que presidía Juan Raúl Ferreira,
lo cual para otros frenteamplistas era un seguimiento de la estrategia
política de Wilson Ferreira Aldunate, del PN, y una pérdida
de estrategia propia por parte de la izquierda.
Todos estos elementos afectaban muy fuertemente al FA.
Hay un proceso donde se reconstruye la Mesa Ejecutiva en Montevideo,
que reclama ser la autoridad central del FA; hay una confrontación
importante entre Montevideo y Madrid y hay un fuerte apoyo de Seregni
a la autoridad de la Mesa de Montevideo, que es decisivo en la
adopción del voto en blanco en las elecciones de 1982. Yo
diría que hay tres figuras clave en el fortalecimiento de
esta línea política en Montevideo, que son José Pedro
Cardoso, como referente a su vez y conductor del Partido Socialista
en Uruguay, Alba Roballo y Francisco Rodríguez Camusso,
que fueron tres pilares en llevar adelante esta estrategia.
Luego están las afectaciones externas. Primero, desde afuera
del FA se decía: “No se puede hablar de la izquierda” (estoy
recordando, por ejemplo, un artículo de El Correo de los
Viernes, que dirigía el doctor Julio María Sanguinetti) “sino
que hay que hablar de dos, tres o cuatro izquierdas; hay socialistas,
comunistas, democratacristianos, hay otra gente de izquierda. El
FA no existe”. Esto se vio en algunas otras cosas, por ejemplo
cuando vino el rey de España y tuvo aquella trascendente
reunión –por lo simbólico pero también
por otros acontecimientos– en la que participaron Batlle,
Sanguinetti, Tarigo, Pivel Devoto, Carlos Julio Pereyra, Ortiz…
EC - …es una reunión a la que fueron invitados dirigentes
de la izquierda proscripta.
OAB - Sí, pero iban el PS y el PDC, no estaba invitado
el FA. Incluso en las negociaciones para esa reunión la
señal que vino de España fue que podría llegarse
a invitar a la 99 y a una representación del general Seregni.
Al final se optó por los partidos, “porque no cabe
invitar a los que no son partidos”; el FA no era considerado
un partido político.
Algo parecido ocurre cuando la última asunción de
Hernán Siles Huazo como presidente de Bolivia; ahí participa,
pero se invita a la autoridad del FA en Madrid, no a la de Montevideo.
Eran muchos los problemas de identidad, de existencia del FA.
EC - Y el general Seregni desde la cárcel enfrentaba estas
afectaciones a la identidad frenteamplista.
OAB - Él estaba preocupado y tratando de crear hechos.
Uno es el voto en blanco de 1982…
EC – En las elecciones internas de los partidos políticos.
OAB - Son elecciones generales, parecidas a las que vamos a tener
en junio, para la elección de autoridades partidarias en
las que podían participar el PC, el PN y la Unión
Cívica, que ahí adquiere el lema de lo que antes
había sido Unión Radical Cristiana. No puede participar
ningún otro partido, el FA proclama el voto en blanco a
través de Seregni; fue una decisión muy traumática
porque la mayoría del PCU y de los militantes comunistas
ya estaba embanderada por el voto por ACF, la lista del wilsonismo
(Por la Patria más el Movimiento de Rocha); porque había
dentro de la 99 una corriente muy importante de acompañar
al PC y dentro de él era mayoritario el apoyo a Tarigo,
y había algún grupo más minoritario de apoyo
a Sanguinetti.
Entonces el voto en blanco creó problemas. Obtuvo en Montevideo
el 12 por ciento del total de los votos. El Frente había
obtenido el 30 por ciento en 1971 y el 33 por ciento 1984, lo cual
quiere decir que seis de cada diez frenteamplistas no votaron en
blanco, por lo menos. El interior no se puede considerar porque
el clima que había prácticamente impedía que
el voto en blanco se desarrollase.
Pero de lo que se trataba era de que la izquierda tenía
que ocupar un espacio propio; esa era la definición de Seregni:
la izquierda tenía que hacerse notar, hacerse ver. De alguna
manera la magnitud del voto en blanco por un lado y lo que se presumía
como magnitud de voto básicamente al PN por otro, fueron
las razones que llevaron fundamentalmente al PC y a muchos militares
a decir: señores, por este camino no va, porque la izquierda
es la que tiene la llave del destino entre los partidos tradicionales
en Uruguay, va a ser la que vuelque la balanza si sigue proscripta.
En una entrevista personal que tuve con Seregni en Cárcel
Central en la Navidad de 1982, él tenía absolutamente
claro que en 1984 estaría votando el FA, era la convicción
que tenía ya en ese momento.
***
OAB - Yo mencioné un eslogan que fue el título de
una de las cartas de Seregni desde la cárcel, titulada “Movilización,
concertación, negociación”. Esto quiere decir
muchas más cosas que algo para pintar en una pared. ¿Qué quería
decir desde el ángulo de Seregni? Seregni pasó largos
años pensando en solitario en la cárcel; recordemos
que es un hombre de una muy fuerte formación militar, en
dos terrenos: como hombre que ejerció el comando efectivo
de tropas –fue el jefe de lo que hoy se llama División
Ejército I– y ocupó interinamente en varias
oportunidades lo que hoy se denomina el Comando en Jefe del Ejército;
y por otro lado fue lo que se puede considerar un intelectual militar,
de los hombres que elaboran pensamiento estratégico, quizás
fue uno de los referentes que hubo en el pensamiento militar en
los años 60, con concepciones muy diferentes del papel de
las fuerzas armadas, en particular en Uruguay.
Seregni analizando el tema desde el punto de vista militar llegaba
básicamente a dos conclusiones: la primera lo acercaba a
la línea estratégica que siguió el PC, de
que no había salida de la situación de Uruguay sino
a través de una salida negociada, una salida pactada, que
en Uruguay en aquel momento no había condiciones para que
se produjera una salida como la que había ocurrido a partir
de las Malvinas en Argentina, de unas fuerzas armadas derrotadas
en un conflicto internacional que las obligaba a rendirse políticamente.
Se usaba el ejemplo de Grecia, que luego se repite en las Malvinas;
en un caso Turquía derrotó a las fuerzas griegas
y en el otro Gran Bretaña derrotó a las fuerzas argentinas.
No había condiciones, no iba a haber un levantamiento interno
como para que hubiera una caída a lo Nicaragua.
EC - O sea: había que negociar, pero a esa negociación
había que llegar con movilización y concertación.
OAB - La diferencia que planteaba con respecto a la estrategia
del PC, que coincidía en la negociación, era que él
veía que no era cosa de sentarse a una mesa a convencer
al otro solamente; la negociación es convencimiento, en
una negociación entre dos partes cada uno tiene una parte
de fuerza que equilibra en una negociación.
EC - Había que demostrar cuál era la fuerza de los
que estaban del lado del reclamo de la salida hacia la democracia.
OAB - La fuerza de las Fuerzas Armadas es bastante obvia; la fuerza
del otro lado, que hoy puede ser muy obvia y se puede decir que
cuenta con un millón de votos, pero en aquel momento no
era muy obvia, no era obvio lo que era tener fuerza del otro lado.
La fuerza era demostrar la existencia de organizaciones, de capacidad,
de acciones, de movilización, que generaba una limitación
al poder. Era ese tipo de resistencia activa que se construía
desde el plano social, desde el plano político. Ese era
el concepto de movilización, no era meramente un concepto
de agítese antes de tomar, era un concepto que se unía
a la estrategia.
Quiero mencionar una frase que se le atribuye al rey de España
en esa trascendente reunión; en una parte privada habría
dicho –él venía de una transición muy
delicada que él había operado personalmente–: “A
los militares no se los arrincona contra una pared, porque se los
obliga a pelear. A lo sumo se les arrincona entre dos paredes para
construir un corredor por el que puedan irse”. En aquel momento
nos tocó inventar la frase “se los arrincona contra
una puerta...”.
¿A qué se refería el concepto de concertación?
Aquí viene lo de “obreros de la construcción
del futuro”. Seregni ahí está largando un mensaje
que reitera con mucha fuerza día tras día en todos
los reportajes, en todas las notas, en las reuniones privadas,
en las entrevistas que tiene con militantes, va construyendo el
clima de que el FA (es su posición, y costó imponerla
dentro del Frente) mira hacia adelante, de que no hay una salida
si nos vamos a pasar escarbando en el pasado. Esa fue la línea
central de la búsqueda de salida de Seregni, que lo llevó a
no ser muy entusiasta de algunos caminos que promovía el
FA sobre la revisión del pasado en los años 1985
y 1986; pero vamos a dejar esto por acá porque daría
lugar a un larguísimo desarrollo. La idea de futuro tenía
que ver también con una fuerza política cuya continuación
es José Pedro Cardoso sentado en lo que era el Estado Mayor
Conjunto, en lo que hoy es el Ministerio de Defensa Nacional, el
primer día que se abre la prenegociación entre Fuerzas
Armadas y las fuerzas políticas, cuando dice: “Aquí venimos
a hablar del futuro”, es decir a situar al FA a discutir
con las Fuerzas Armadas sobre cómo se salía, no sobre
cómo vamos a repasar el pasado.
Este es un elemento central, por eso digo que muchos que lo aplaudieron
el 19 de marzo a mediados de año estaban enfrentados a Seregni
porque estaban viendo que esa frase era algo más que una
hermosa frase de un discurso, era una concepción estratégica
con la que mucha gente obviamente discrepaba.
EC - En ese mismo discurso que escuchábamos más
temprano, casi inmediatamente antes de la frase que estás
citando, había otra: “Ni una sola palabra negativa,
ni una sola consigna negativa”.
OAB - Sí, sí, claro.
EC - Es la misma filosofía.
OAB - Podemos repasar entrevistas de esos días y es machacona
esa línea.
El concepto de concertación tiene dos lecturas. La primera
es la obvia: unir todas las fuerzas políticas para buscar
la salida, enfrentar a las Fuerzas Armadas, negociar con ellas
y salir. Sobre esto cabe decir que el FA había quedado excluido
de la Interpartidaria que habían formado los partidos legales;
había logrado entrar en la Intersectorial con esos partidos,
el PC la integró desde agosto de 1983 hasta enero de 1984,
con el PN, y participaban ahí el PIT –que después
fue PIT-CNT–, Fucvam, Serpaj y Asceep, que era el movimiento
estudiantil –que después fue Asceep-Feuu–, que
organiza el caceroleo y el apagón del 25 de agosto de 1983,
la primera gran manifestación masiva de una protesta singular
contra el régimen.
Pero cuando se le abren las puertas el FA se empieza a autosabotear
poniendo condiciones sobre la presencia de organizaciones sociales;
es un tema que el FA hasta hoy sigue teniendo complicado: esa veta
(dicho esto con carácter definitorio y no calificativo)
de corporativo, de que tiene que haber siempre actores no políticos
en la política para que tenga representatividad. Seregni
tenía una línea relativamente discrepante en el sentido
de que lo político es lo político y lo otro es lo
otro.
El segundo sentido de la palabra concertación tenía
que ver con que Seregni aspiraba a un modelo, en ese momento estaba
de moda el ejemplo de la Moncloa –la Moncloa es la sede de
gobierno de España–, se había realizado hacía
poco el Pacto de la Moncloa entre el gobierno de España
bajo la presidencia de Felipe González, las organizaciones
empresariales y los movimientos sindicales, en torno a un pacto
de desarrollo a partir de determinada paz social.
El otro ejemplo era el pacto de Suecia de 1937, que se decía
entre el gobierno, la burguesía y los sindicatos (es la
definición que se le da en Suecia), que permitió el
desarrollo acelerado de ese país más allá de
otros elementos que no tienen que ver sólo con el pacto,
desde el año 1937 ininterrumpidamente por varias décadas. Él
veía la concertación como eso, como un entendimiento
político entre fuerzas políticas y un entendimiento
en el que además de las fuerzas políticas participaran
los empresarios y los sindicatos y que permitiera un desarrollo
ordenado del país. Esto llevó a la Concertación
Nacional Programática.
EC - La Conapro.
OAB - La Conapro. La realidad es que el concepto de concertación
de Seregni era mucho más largo que esto. La Conapro terminó siendo
un catálogo de demandas, no era una conducta ni una política;
la Conapro tuvo cosas muy contradictorias entre sí. Yo diría
que muy poca gente creyó en la concertación. Desde
afuera del FA, es decir en los partidos tradicionales, no había
un convencimiento de la concertación como forma de gobierno;
da para largo porque el PC tiene la idea de que el FA no estaba
dispuesto a dar pasos en lo económico como para realmente
formar parte de una coalición de gobierno, más allá de
que el FA se situó en una postura de gobernabilidad, sin
duda todo 1985 y casi todo el año 1986.
Por otro lado dentro del propio Frente levantaba mucha resistencia
el concepto concertación. Por ejemplo, el PCU consideraba
que la forma en que veía Seregni la concertación
era un elemento desmovilizante para las masas populares y los trabajadores,
que era una limitación a esa capacidad de movilización
que era necesaria para el desarrollo del movimiento sindical. Falta
de credibilidad de distintos tipos en la concertación: dentro
del Frente por un lado, fuera del Frente por otro, no se veía… Quizás
era correcta la posición de los demás, yo estoy diciendo
qué es lo que veía Seregni de la concertación,
que era mucho más profundo que el mero catálogo de
demandas y de algunas medidas previsionales que sí funcionaron.
Yo diría que la Conapro terminó siendo mucho una
caricatura del concepto de concertación, fue muy detallista
y se afirmó muy poco en la sustancia. Por otro lado veía
a la concertación como un modelo para recorrer una etapa
del país, no meramente como un acuerdo político puntual
para hacer una transición hacia la democracia.
***
EC - ¿Cuál es la conclusión a partir de este
repaso?
OAB - La conclusión que pretendo hacer desde un ángulo
analítico, con mucha reflexión y buscando mucha frialdad,
tratando de tomar distancia del personaje, un personaje con el
que he tenido mucha relación en mi vida, es que creo que
Liber Seregni fue decisivo para que Uruguay tuviera una salida
pacífica, ordenada y rápida en la forma y en el tiempo
en que se dieron esa salida y esa transición del autoritarismo
a la democracia; ello en función de ese papel estelar de
esos años de 1981 a 1985; y que fue insustituible para que
el FA como tal sobreviviese. Es muy difícil imaginarse al
FA con esa dimensión y esa magnitud sobreviviendo sin el
papel jugado por Liber Seregni en esos años.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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