Una convocatoria a la paz
Discurso
del general (r) Líber Seregni desde el balcón de su
apartamento de Bulevar Artigas y Bulevar España, pronunciado
el 19 de marzo de 1984. "Quiero
decirles dos o tres palabras. Primero, mi tremenda emoción,
mi reconocimiento y mi cariño para ustedes.
(Continúa hablando con el megáfono)
Bueno: con esta ayuda creo que voy a poder hacerme entender mejor.
Sólo quiero decirles esto, han pasado diez largos años.
Salgo con la conciencia tan tranquila como entré.
Salgo más firme, salgo más convencido de nuestros
ideales; salgo más decidido que nunca a entregar dentro
del marco jurídico en el que me encuentro y dentro
del límite de mis posibilidades, hasta el último átomo
de mis energías al servicio de nuestro pueblo.
No es momento compañeros, no es momento compañeros
de discursos. Es momento de expresar una tremenda alegría,
pero es momento de pensar el camino que tenemos que transitar hacia
delante. La patria marcha a la reconquista de la democracia.
En ese camino estamos.
Todos nuestros esfuerzos para facilitar esa marcha y para alcanzar
la libertad y el total ejercicio de la democracia.
Por eso, compañeros, pedía recién a ustedes
ni una sola palabra negativa, ni una sola consigna negativa.
Fuimos, somos y seremos una fuerza constructora. Obreros de la
construcción de la patria del futuro que soñamos.
Sólo quiero repetirles ahora mi tremenda emoción
de este momento. Mentiría si nos les dijera que en estos
largos años cuántas veces soñé con
el momento de ser reintegrado a la libertad que me había
sido sustraída.
Pero una cosa es soñarlo y otra cosa es vivirlo, compañeros,
como lo estoy viviendo en este momento, en que los siento a ustedes...
(Los aplausos hacen inaudible el final de la frase)
Sólo quiero decirles, una y mil veces: muchas, muchas gracias
compañeros por estar acá.
Les quiero hacer un pedido, les quiero hacer un pedido.
Antes de que ustedes se retiren quiero decirles
una cosa: la gran preocupación
de este momento, para poder transitar efectivamente los caminos
hacia la recuperación de la democracia, es la pacificación
de los espíritus, la pacificación nacional.
Nos sentimos con una necesidad. No hay democracia si no hay paz.
Y la pacificación que lleve al reencuentro de los orientales
tiene que reconocer necesariamente la más amplia de las
amnistías; la libertad de los presos políticos,
el retorno de los exiliados, la desproscripción de hombres
y partidos
Sólo les pido a ustedes una demostración cabal de
que el pueblo se ordena a sí mismo, que nuestro pueblo siempre
se ha ordenado a sí mismo, vayan ahora para sus casas. Les
pido a ustedes, que de la forma más pacífica y más
tranquila, cada quien retorne a su hogar.
Hoy es un día que espero inicie el camino en que todos
los que están detrás de rejas, por motivos ideológicos
y por motivos políticos puedan seguir, en el más
breve plazo puedan abrirse las puertas y estar todos en la libertad.
Y no más compañeros, no más... Comprendan
estoy, no cansado, estoy profundamente emocionado.
Muchas gracias otra vez, muchas gracias".
|