Pasaje
a Cartagena de Indias
"Relájese
e imagine.
La noche es cálida, como todas.
La brisa del mar agita levemente las amarras de los veleros y las
luces de la ciudad vieja se mueven cuando las devuelve el reflejo
del agua convertidas en estrellas fugaces... tan suave como nostálgica
es esta ciudad que mira al Caribe y tiene el encanto de los momentos
Inolvidables".
Carlos
Sachetto
Diario Clarín de Buenos Aires
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Les propongo
llegar con la imaginación hasta Cartagena de Indias, la ciudad
de Gabriel García Márquez, la ciudad colonial rodeada
de una muralla única en Latinoamérica, con sus pintorescos
bares y cafés.
Una ciudad
como Cartagena de Indias donde la historia y sus monumentos han
sido argumentos importantes para ser declarada Patrimonio Histórico
y Cultural de la Humanidad que ofrece a cualquiera que la visite
un especial atractivo.
Sus callecitas
coloniales, su arquitectura española, la riqueza de sus maderas
y la alegría de su gente, hacen que uno la pase muy bien
si se atreve a desafiar las mala fama de Colombia. Es más
les diría que lo pensamos mucho cuando me hablaron del viaje.
Es que de la violencia de Colombia tenemos noticias todos los días,
solo que a veces hay que animarse y sin arriesgarse demasiado...
viajar igual.
Pero es un viaje
divertido lleno de anécdotas que iremos compartiendo de a
poquito en este mapamundi de hoy. Por eso les proponemos abrir los
sentidos, disfrutar y vivir: "Cartagena de Indias".
Un pasaje
obligado en el saqueo de las Indias
Cerca de 500
años han pasado desde que el primer europeo llegó
por primera vez a la Bahía de Cartagena. Y han pasado muchas
historias y leyendas desde entonces.
Calamari era
el poblado indígena que dominaba los playones, islas y canales
hasta el año 1533, cuando Pedro de Heredia fundó la
ciudad. Según algunos relatos de la época así
se veía:
"Calamari
que en el lenguaje indígena significaba cangrejo y que Heredia
y sus gentes españolizaron llamándole simplemente
Calamar, era el nombre con que los nativos denominaban una aldea
situada en el último repliegue de la bahía de Cartagena
hacia el norte. Pueblo pajizo con techos que casi llegaban a tierra,
rodeado de fuerte empalizada circular y de arboles espinosos coronados
de calaveras cuyos habitantes estaban sumidos en secular barbarie,
pero también en absoluta libertad."
Tuvieron que
pasar algunos años para que Cartagena de Indias se convirtiera
en el lugar privilegiado del comercio entre el Nuevo Mundo y Europa.
Era como un paso obligado de las riquezas destinadas a la Corona
Española.
Cuentan
sus habitantes de hoy que el aroma del oro no hizo esperar los ataques
y sitios de la ciudad. Sólo para darles algunos nombres Drake,
Vernon, Cote y Hawkins fueron algunos de los de los más importantes
personajes que protagonizaron hechos batallas e invasiones que por
más de 200 años mantuvieron a la ciudad entre la gloria
y la desgracia.
Francis Drake
Les contaba
hace un ratito sobre algunos de los famosos corsarios que llegaron
hasta ahí y esos tiene una explicación histórica
por decirlo de alguna manera: las potencias rivales de España,
principalmente Francia e Inglaterra, no ignoraban lo que venía
sucediendo en el Nuevo Mundo y así, envidiosas del enriquecimiento
logrado por aquella con el saqueo de las Indias y no pudiendo hacerlos
ellas directamente decidieron participar en el enorme botín,
con el sistema de autorizar la piratería en los mares, sobre
todo en el Caribe, cuando no de enviar, abierta o disimuladamente
expediciones corsarias que asaltaban y saqueaban sin piedad las
colonias fundadas por España. Y Cartagena fue una de sus
victimas preferidas.
Historias de
corsarios hay muchas y eso explica la enorme muralla que rodea a
la antigua ciudad de Cartagena.
En especial
el último y más conocido el famoso corsario Francis
Drake, el terrible inglés que se animó a dar la vuelta
al mundo por el estrecho de Magallanes -era el segundo mortal que
lo lograba en toda la historia de los navegantes hasta esa época-.
Cuenta la historia que el pirata Drake se presentó frente
a Cartagena en el año 1586 con una gran escuadra de 23 navíos
y unos 3000 hombres veteranos. Su flota entró a la bahía
por la Boca Grande, y él mismo iba al frente de una de los
barcos, dirigiendo la operación.
Una noche oscura
aprovechó para desembarcar y tomar la ciudad, sin demasiada
resistencia pues desgraciadamente el gobernador de la época
no era un hombre de guerra.
Lo cierto es
que durante varios días el pirata negoció con el gobierno
y consiguió lo que buscaba: llevarse 107.000 ducados, joyas,
y las campanas de la ciudad, así como piezas de artillería.
Dicen que hasta que consiguió este botín, recorría
la ciudad atemorizando a sus habitantes y además mucho más
grande fue su sorpresa cuando en el despacho del gobernador encontró
una carta que le avisaba a Cartagena de la llegada del famoso pirata...
Esto provocó aun más su furia creyendo que alguien
en Europa lo había traicionado y quemó parte de la
ciudad.
El encanto
de la Cartagena colonial
Para
empezar a caminar Cartagena lo principal es atravesar las puertas
de la muralla, allí empieza la magia, sobre todo si estamos
afuera, no sólo porque tiene un encanto muy particular, sino
porque esta muy bien conservada.
Hoy pintadas
y recicladas en su gran mayoría, muchas casas coloniales
guardan el espíritu de la conquista española.
Visitamos juntos la casa del Marques de Valdehoyos, situada en la
calle de la Factoría. Es una sobresaliente muestra de la
arquitectura criolla de finales del Siglo XVIII. Su propietario,
el marqués a quien debe su nombre, tenía autorización
real para importar esclavos y ese es sin duda uno de los grandes
motivos de su riqueza. En un ángulo de su casa hay un mirador,
dicen que desde allí podía divisar a sus barcos trayendo
la preciada mercancía. Hoy se conserva como un testimonio
de esa época que ya pasó. Si esas paredes si hablaran,
contarían muchas cosas. La mayoría, terribles.
El Museo del
Oro ubicado en una hermosa casa colonial en la Plaza de Bolívar,
tiene una de las más sobresalientes muestras de la orfebrería
y cerámica de las culturas precolombinas. Las piezas son
las que se salvaron del robo de los piratas y de los propios españoles
que utilizaban justamente el puerto de Cartagena para mandar todo
a España.
Cartagena tiene
de día tanto movimiento turístico como cualquier ciudad
europea, así que seguro tropezaran con turistas de todo el
mundo. Hoy además tiene un importante centro de Convenciones
que atrae a hombres de negocios que afortunadamente disfrutan de
esta ciudad colonial como se merece.
En uno de los
costados de la muralla se puede visitar los que eran las Bóvedas
antiguas, el lugar donde se ponía la pólvora y donde
se alojaban las tropas. Hoy son almacenes de artesanías de
toda Colombia. Venden piezas de cerámica tejidos, hamacas,
y en especial las molas, una típica pieza de factura manual
que hacen los indígenas, tienen fuertes colores del naranja
al rojo y tienen formas que se identifican claramente con la sabiduría
indígena, llegan a venderse a precios muy altos en algunos
locales de antigüedades, en especial si se sabe precisamente
los años que tienen. Si tuviéramos que describírselas,
les diría que son varias telas superpuestas de dos o tres
colores distintos y sobre ella en una especie de laberinto con distintas
formas se dibuja en ella, a su vez con pequeños trozos de
telas de colores más oscuros. El resultado es una pieza única
cada vez, si camina por la ciudad podrá toparse con vendedores
que le ofrecerán "molas" no muy baratas porque
son un buen recuerdo.
La Casa de
la Inquisición
Sobre
la Plaza Bolívar se levanta como sombrío recuerdo
la Casa de la Inquisición hoy transformada en inofensivo
museo... Es imposible recorrer distintas salas y observar los variados
elementos de tortura utilizados sobre herejes, brujas y demás,
sin que un escalofrío recorra la espalda. Se trata de un
reflejo muy vivo de esa etapa negra de la religión católica.
Este palacio
es el ejemplo más representativo de la arquitectura civil
realizada por los españoles en Cartagena. Su construcción
culminó en 1770 y sirvió de sede del temible Tribunal
del Santo Oficio de la Inquisición que la Corona Española
decidió establecer en la ciudad con el fin de combatir la
herejía y las prácticas de brujería.
En 1954, luego
de ser propiedad de algunos particulares, el gobierno nacional adquirió
la edificación para destinarla a ser sede del Museo Histórico
de Cartagena y de la Academia de Historia. Vale la pena en especial
prestar atención al exterior de la edificación donde
la hermosa puerta de piedra con diseños barrocos que son
únicos en la ciudad.
Un convento
que inspiró a García Márquez
Hay un lugar
en el centro de la ciudad, siempre dentro de la muralla que no deben
dejar de visitar, hoy es el famoso Hotel Santa Clara, un antiguo
convento de las hermanas clarisas, que fue construido en 1617, puesto
de maravilla y hoy administrado por la compañía Sofitel.
Es una especie de oasis en medio de la calurosa Cartagena.
Pintada
de un color rojo fuerte en su exterior respeta su original arquitectura
y guarda ciertas piezas del convento en muy imaginativos lugares:
el reclinatorio, los bancos de la iglesia, el altar es la recepción,
todo el tiempo encontrará figuras religiosas casi escondidas
entre los huecos de las piedras originales. Ahora recuerdo que en
el lugar del confesionario hoy hay un teléfono y, por supuesto,
usted elige a quién llamar...
El hotel tiene
162 confortables habitaciones, con todas las comodidades de la hotelería
moderna. Tres magníficos restaurantes donde disfrutar las
más exquisita comida francesa, italiana y local.
Uno de los restaurantes
decorado con la mejor cerámica de América los tentará,
tanto como a nosotros, hasta con el aire del convento, austero pero
con muy buen gusto, y la piscina infaltable... Pero hay más.
Dicen los lugareños que este convento sirvió de inspiración
a Gabriel Gracia Márquez para su obra "Del amor y otros
demonios" y que precisamente en una de estas habitaciones del
hotel se sentaba a escribir la novela. Además hoy el escritor
colombiano es el propietario de una vieja casona, enfrente al antiguo
convento. Eso sí, su casa esta celosamente resguardada de
los turistas y curiosos por una alta empalizada inexpugnable así
que si están en ese hotel o entran a visitarlo pregunten
por el corredor que les permitirá husmear literalmente la
terraza del premio Nobel de la literatura.....
Sones, palmeras,
cocos y, claro, ron
Hay que tener
en cuenta que la ciudad fortificada mira al mar caribe, y la vida
de esta ciudad esta irremediablemente asociada a esta situación
geográfica... La alegría y la seducción de
los sones caribeños son parte de la vida misma, al igual
que las palmeras, los cocos y el ron. Estas cualidades ayudan a
dulcificar la dureza de las fortificaciones que celosamente guardan
a la antigua ciudad fundada en 1533.
Construir la
muralla que la rodea tomó más de 194 años,
fue pensada y diseñada por el ingeniero italiano Bautista
Antonelli. Un detalle para destacar es la entrada principal al recinto
fortificado que hoy sigue existiendo, ya que sólo se derrumbó
una parte no demasiada extensa para permitir la ampliación
de la ciudad, es a través de la Torre del Reloj, a cuyo alrededor
se desarrolla parte de la vida cotidiana de Cartagena.
Caminando por
sus angostas callecitas se puede disfrutar de los balcones de madera
que adornan las fachadas de las casas coloniales cuya sencillez
es interrumpida por la riqueza de sus inmensos portales de madera
maciza y las macetas que cuelgan con sus flores de colores.
Cuentan que
los artesanos de la época tuvieron que adaptarse al clima
caluroso, húmedo y muy salado, así que las rejas y
balcones en vez de ser de hierro fueron creados en madera. La maestría
para trabajarla ha quedado de manifiesto en la riqueza de los adornos
y es difícil saber cuándo se les aprecia mejor, si
de día o de noche, cuando iluminadas las calles con antiguos
faroles adquieren ese atractivo tan especial.
La falta de
piedra y la escasez de materiales de construcción obligo
a utilizar el único disponible en la región, la piedra
coralina. En las arcadas que predominan en numerosos claustros e
iglesias, dado que en esos tiempos la vida social giraba en torno
a lo religioso y también en los amplios patios que esconden
algunas casas, se pueden ver las columnas hechas del mismo material.
No deje de
ver, no se pierda
Como
siempre, vale la aclaración: lo de hoy fue apenas una recorrida
por Cartagena de Indias. Es imperdible una visita guiada al Castillo
de San Felipe de Barajas. Los túneles, galerías subterráneas
y construcciones misteriosas explican parte de la historia americana.
Desde el sector
más alto, donde antes se divisaba al enemigo pirata, se tiene
una excepcional vista de Cartagena con el mar que la rodea.
Ocupe por la
noche una mesa en el Bar de la Plaza frente al convento de Santo
Domingo. Pruebe un autentico café colombiano que se hace
muy rico allí, sobre todo por la puesta en escena que hace
el hotel sacando prácticamente la cocina a la plaza y brindando
un espectáculo muy divertido.
Si van con tiempo,
no dejen de visitar muy cerca de la ciudad las famosas Islas del
Rosario, se puede hacer como un paseo diario, en unos yates lujosisimos
que podrán ver y tomar a lo largo de la costa. Es el caribe
que todos imaginamos cuando cerramos los ojos y vemos el azul esmeralda
y las arenas bien blancas... No se pierdan de nada, y nos cuentan
a la vuelta...
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