Radio en vivo


18.05.2003
























CREDITOS Y AGRADECIMIENTOS

Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay
Canal 12

BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA

Guías Océano

PRODUCCIÓN:
Victoria Rodríguez
Alejandra Borques
Enrique Cotelo

MUSICALIZACIÓN:
Enrique Cotelo

EDICIÓN:
Nano Priliac


 

"Chicago de noche"

"Hemos emprendido el viaje de regreso a casa. Tan sólo durante unas horas estuvimos en la sorprendente ciudad al borde del lago; ciudad que siempre está frotando la lámpara, jugando con el genio, reinventándose y concretando por arte de magia, nuevos imposibles. Para el viajero no hay manera de seguirle el paso. Antes de inaugurarlos, la ciudad supera sus propios logros con otros nuevos y aún más extraordinarios. Nunca es la misma de antes, la que uno vio, ni será la misma que volverá a ver."

Mark Twain en "Vida en el Mississippi". Año 1883

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Good evening. Welcome and enjoy the show! Ese es el saludo de bienvenida en una de las ciudades más deslumbrantes que tiene los Estados Unidos. Podríamos estar hablando de Nueva York o de Los Angeles (deslumbrantes también en su justa medida), pero ninguna ciudad en el mundo iguala la magia, la sorpresa y la seducción de la manera en que la vamos a presentar hoy: la magia, la sorpresa y la seducción de una Chicago muy particular. La recorreremos a partir de la hora en que empieza a caer el sol y la ciudad se ilumina con tonos dorados, y los cristales adquieren brillo y trasparencia... cuando los sonidos y la música afinan más nuestros sentidos, cuando sus avenidas despiertan nuestra admiración y sus callejones, nuestros miedos. Les proponemos disfrutar y vivir "Chicago de Noche".

Lago Michigan...

Esta será una noche muy larga y apenas está por comenzar... Mientras nos aprontamos para salir, no podemos dejar de disfrutar de una vista espectacular que tiene nuestro hotel de Chicago, ubicado a orillas de lago Michigan, uno de los tres Grandes Lagos que hacen de frontera entre Estados Unidos y Canadá. ¡Más que un lago, éste parece un océano! No hay manera de ver la otra orilla, ¡y eso que estoy en el piso 28! Es como un gran mar pero de agua dulce. De hecho, el lago Michigan es una de las mayores reservas mundiales de agua potable. Sus aguas son cristalinas, de un tono verde-turquesa. Como estamos en verano, cuesta convencerse de que este lago gigante no es el Caribe y que se congela de orilla a orilla cuando llega el invierno.

Nuestra recorrida comienza justo cuando el sol se esconde sobre las aguas de lago. ¿Empezamos? Por apenas unos dólares, nos subimos a uno de esos grandes taxis amarillos. El chofer -un malayo que habla un inglés muy gracioso- nos recomienda que vayamos al Parque Grant, frente a la Alcaldía, donde está tocando al aire libre una banda de jazz, una "Big Band"...

Detrás del escenario donde tocan los músicos, la silueta de los rascacielos de Chicago es absolutamente impactante: el edificio Sears (el más alto del mundo), el de la petrolera AMOCO y el del Centro Hancock, los tres -superando los 100 pisos cada uno- sobresalen por encima de los viejos rascacielos de Chicago, al otro lado de la anchísima avendia Michigan que separa el parque Grant -donde nosotros ensayamos nuestros pasos de jazz- con la ciudad propiamente dicha. Tratar de cruzar la Michigan Avenue (aunque sea con luz verde) es una misión imposible. Por suerte en esta misma esquina, desde hace años, está instalado un negro diariero simpatiquísimo que hace de torero esquivando los autos al pasar (que ya lo conocen) y que cruza a los peatones más lentos mientras vende sus ejemplares del "Chicago Tribune". ¡Todo a la vez!

Caminando la Michigan Avenue...

Caminando unas cuadras por la avenida Michigan, que corre paralela al lago, de sur a norte, y después de atravesar unos grandiosos puentes sobre el río Chicago, se encuentra un distrito de nueve manzanas -apropiadamente llamado "River North"- inconfundible por sus galerías de arte y estudios de artistas, unos pegados a otros. Originalmente, River North era un barrio industrial de talleres y fábricas. Al trasladarse la producción para las afueras de la ciudad, los "lofts" fueron reconvertidos a principios de los años 80 en una serie de 60 galerías de arte tradicional y contemporáneo, alternadas con tiendas de decoración y restaurantes.

Justo esta noche, en River North se inauguraba el Festival "Art Chicago" con un elegante vernissage de vino blanco y canapés servidos en las veredas. Así recibían al público (mayoritariamente jóvenes y yuppies) que salían de una galería para entrar a otra. Las cámaras de televisión y los periodistas (incluyéndonos) entrevistaban a los artistas más famosos que exponían adentro de las galerías, mientras que los pintores y escultores que quedaron afuera, atraían legítimamente la atención del público armando sus caballetes sobre la vereda o transformando cualquier elemento del paisaje urbano (sea una bomba de agua o un árbol entero) en una instalación artística.

Casi todas las obras en este Festival de Arte son de colores fuertes y muy provocativas. Algunas bastante transgresoras, otras sencillamente de pésimo gusto. Sería divertido tener un cuadro o una escultura de éstas en el living de casa, pero por los precios que se pagaban, más bien deberían guardarse en la bodega de un banco.

La Milla Magnífica.

Les propongo continuar nuestra recorrida una milla más por la Avenida Michigan, desde el río Chicago hasta Oak Street. Esta milla se llama "La Milla Magnífica" porque en estas diez cuadras largas se concentran las tiendas más lujosas de la ciudad. Fíjense cómo sus nombres suenan a elegancia: Louis Vuitton, Bloomingdale's, Gucci, Chanel, Armani, FAO Schwartz, Tiffany's o Marshall Field's (la tienda por departamentos que es sinónimo de la ciudad de Chicago).

Más que la propaganda de un traje o un tailleur, las vidrieras de la "Milla Magnífica" son muestras puras de sugestión y seducción. Especialmente a estas horas de la noche, cuando se encienden las baldosas que hacen las veces de focos y uno tiene la sensación de ir flotando por el cielo. Y más sorpresas: cuando uno menos lo espera, aquel manequin que parecía tan real, no era un muñeco sino un modelo de verdad que desfila en la vidriera de Gianni Versace.

Vamos a detenernos un momento para hablar de la música que nos acompaña en el programa de hoy. Vale la pena. Sensual la voz de esta mujer, ¿no?

El "Jazz Showcase" y la voz de Diana Krall

Tuve el privilegio de escuchar a Diana Krall en vivo en Chicago, y de entrevistarla después de su espectáculo en el "Jazz Showcase", un club que queda cerca de River North. Ella tocó en formación de trío, igual que en este disco, "Love Scenes" (Escenas de Amor) y que en la mayoría de sus trabajos, junto a Russell Malone en guitarra y Christian McBride en bajo acústico; músicos con quienes toca desde hace 10 años. El trío de piano, guitarra y bajo no es el trío tradicional del jazz (que es de piano, bajo y batería), sino que es una recreación del tipo de trío con que se acompañaba Nat King Cole, a quien le dedicó uno de sus primeros discos, "All For You" (Todo Para Ti). Diana me contó que nació en una isla, cerca de Vancouver, en Canadá, y que de chica quería ser astronauta. Su padre era contador, su mamá maestra y nunca la criaron (ni a ella ni a su única hermana) siguiendo el estereotipo femenino. Hoy su hermana es miembro de la prestigiosa "Policía Montada de Canadá" y Diana Krall es músico de jazz y mujer, lo cual no es muy común. A pesar de eso, Diana es muy femenina y muy bonita: joven, rubia, ojos clarísimos, piel muy blanca y parece ser una veinteañera cuando ya tiene 37 años... Me confesó que le encanta el jazz, que sólo piensa en la música, pero que no puede evitar su debilidad por la moda y la ropa. Y se nota: Diana Krall es tan elegante en sus respuestas como en su look...

Pero la noche de Chicago no sólo se vive y disfruta al ritmo tranquilo de las baladas de jazz. Hay una música que también ha sido sinónimo de Chicago en los últimos 50 años... Me refiero al blues.

Las letras del "blues"...

El "Blues" es la música de los negros norteamericanos por excelencia. Tiene sus orígenes en el delta del río Mississippi, en el sur profundo de Estados Unidos donde, en las plantaciones de algodón, tocar el tambor les estaba prohibido pero sí podían cantar canciones de trabajo. Por eso las letras del blues hablan de la vida sacrificada del negro, de desengaños personales y del alcohol. El blues, por definición, requiere un estado de melancolía o depresión que se ahoga en una canción. Como los músicos del blues no sabían ni leer ni escribir música, la improvisación juega en el estilo un papel fundamental. En los años 20, el blues llegó a las ciudades con el sonido gutural y ritmos acentuados de cantantes rurales. Las duras condiciones raciales en el Chicago de los años 30 produjo un sonido más agresivo y extrovertido del blues. Fue en la posguerra que prosperaron las compañías discográficas independientes, propiedad de negros, que documentaron la mejor historia y leyenda del blues.

"Rythm and Blues"

La avenida Michigan hacia el sur, a la altura de la calle 20, es considerada la cuna del "rythm and blues" porque allí estaban instalados varios estudios de grabación y especialmente el legendario Chess Records (que hoy se ha convertido en un museo). Allí grabaron artistas como Muddy Waters, Chuck Berry, Bo Diddley, John Lee Hooker, Koko Taylor, Aretha Franklin, e incluso, en sus inicios, los Rolling Stones.

Son varios los clubes nocturnos dedicados al blues que se pueden visitar en Chicago. Los que están al norte, son los más organizados y seguros, como el Kingston Mines o el B.L.U.E.S. Allí van fundamentalmente turistas y blancos. Los del sur de la ciudad son mucho más auténticos. Suelen estar en lugares peligrosos durante la noche, sobretodo para un blanco extranjero. En la calle, medio en penumbra, estacionan Cadillacs último modelo, de los que descienden enormes negros de traje blanco y cadenas de oro. El recibimiento de los porteros hacia nosotros no es de buenos amigos y el ambiente de desconfianza continúa en el interior obscuro del club. Los números musicales son muy buenos. Algunos son blues, otros mezclan el "soul" con el "hip-hop". En una de nuestras visitas a un club del sur, a la hora de pagar la cuenta, la mesera nos trajo el cambio con un whisky. "Invitación de la casa", dijo. Vaya, qué amables, pensamos nosotros. Pero la mesera nos advirtió: "Dice el dueño que acepten este trago pero que se retiren lo antes posible". Al otro día nos enteramos por los diarios, que en ese mismo club, había habido una redada con la policía, apenas nos fuimos nosotros...

El "Navy Pier"

Antes de terminar la noche en Chicago, hay que hacerle una visita al "Navy Pier", el ex puerto de la Marina, sobre el lago Michigan. De hecho les propongo ir y cenar a bordo de un crucero navegando por el lago. ¿Qué les parece?

El Puerto fue construido en 1916 para el amarre de barcos de carga y pasajeros del Lago Michigan, que en ese momento tenía una vida muy intensa. En las dos guerras fue utilizado por la Marina (de ahí su nombre: Navy Pier), ya que el Lago Michigan es grande como un mar... pero como un mar muy seguro, sin la presencia del enemigo. Después de la guerra cayó en desuso, hasta que en el año 1955 la ciudad invirtió más de 150 millones de dólares para reconvertir las 20 hectáreas de muelles en un gran centro de paseos y entretenimientos.

El Navy Pier tiene 10 restaurantes, un jardín botánico de cristal, una rueda gigante de 20 pisos, un anfiteatro para 1.500 personas, dos salas de convenciones... ¿Qué más?... Una fuente de aguas musicales, un "beer garden" a la alemana, pista de patinaje sobre hielo, un "ballroom" de 2.000 metros cuadrados, un shopping con cine IMAX y estacionamiento techado para 1.200 autos. Da para entretenerse por días y noches. Y todo sobre las aguas del lago Michigan.

El muelle funciona como tal. Son nueve los cruceros turísticos que amarran en el Navy Pier, desde catamaranes rápidos hasta cruceros a vela. Nosotros decidimos abordar el "Odyssey", un modernísimo barco de tres pisos que ofrece un crucero de tres horas, con cena, show de jazz, pista de baile y una vista espectacular de los rascacielos iluminados de esta ciudad que no descansa. Ver salir la luna llena en el horizonte y reflejarse en el agua... La brisa del lago hace que uno sienta algo de frío, aún en verano, pero la música, el aire y el crucero, lo hacen todo muy romántico.

No deje de ver, no se pierda...

Esto fue apenas una recorrida fugaz por la noche de Chicago. Si van con tiempo, no dejen de visitar el mirador de la Torre Sears (el edificio más alto del mundo), el "Loop" (el corazón de la city), vayan de compras a la Milla Magnífica y entren a Marshall Field's. Visiten la Bolsa de Valores de Chicago, un rato antes del cierre, verán que es un espectáculo vertiginoso y muy colorido; visiten también las galerías de arte de River North; las casas del arquitecto Frank Lloyd Wright, cerca de la famosa Escuela de Economía de la Universidad de Chicago -que también vale la pena visitar. No se pierdan de ir a un partido de los Chicago Bulls, o a un concierto de jazz y a otro de blues... En fin, no se pierdan de nada y nos cuentan a la vuelta.

Una cortita...

Les cuento una última sobre Chicago. En 1967, la ciudad de Chicago decidió demoler el viejo garage de la calle Clark, donde gangsters armados de Al Capone perpetraron la llamada "Masacre de San Valentín". La empresa de demoliciones decidió desarmar la pared que fue testigo del crimen y numerar los 414 ladrillos con marcas de bala. La pared reconstruida fue comprada por un coleccionista privado, quien saca provecho de su adquisición, exhibiéndola con figuras de cera que reconstruyen el crimen.

¿A dónde va este mundo?! Lo descubrimos en nuestro próximo Mapamundi. Hasta la próxima. Good Evening! Bye!

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