"Chicago
de noche"
"Hemos
emprendido el viaje de regreso a casa. Tan sólo durante unas
horas estuvimos en la sorprendente ciudad al borde del lago; ciudad
que siempre está frotando la lámpara, jugando con
el genio, reinventándose y concretando por arte de magia,
nuevos imposibles. Para el viajero no hay manera de seguirle el
paso. Antes de inaugurarlos, la ciudad supera sus propios logros
con otros nuevos y aún más extraordinarios. Nunca
es la misma de antes, la que uno vio, ni será la misma que
volverá a ver."
Mark
Twain en "Vida en el Mississippi". Año 1883
Escuche
el programa
Good
evening. Welcome and enjoy the show! Ese es el saludo de bienvenida
en una de las ciudades más deslumbrantes que tiene los Estados
Unidos. Podríamos estar hablando de Nueva York o de Los Angeles
(deslumbrantes también en su justa medida), pero ninguna
ciudad en el mundo iguala la magia, la sorpresa y la seducción
de la manera en que la vamos a presentar hoy: la magia, la sorpresa
y la seducción de una Chicago muy particular. La recorreremos
a partir de la hora en que empieza a caer el sol y la ciudad se
ilumina con tonos dorados, y los cristales adquieren brillo y trasparencia...
cuando los sonidos y la música afinan más nuestros
sentidos, cuando sus avenidas despiertan nuestra admiración
y sus callejones, nuestros miedos. Les proponemos disfrutar y vivir
"Chicago de Noche".
Lago Michigan...
Esta
será una noche muy larga y apenas está por comenzar...
Mientras nos aprontamos para salir, no podemos dejar de disfrutar
de una vista espectacular que tiene nuestro hotel de Chicago, ubicado
a orillas de lago Michigan, uno de los tres Grandes Lagos que hacen
de frontera entre Estados Unidos y Canadá. ¡Más
que un lago, éste parece un océano! No hay manera
de ver la otra orilla, ¡y eso que estoy en el piso 28! Es
como un gran mar pero de agua dulce. De hecho, el lago Michigan
es una de las mayores reservas mundiales de agua potable. Sus aguas
son cristalinas, de un tono verde-turquesa. Como estamos en verano,
cuesta convencerse de que este lago gigante no es el Caribe y que
se congela de orilla a orilla cuando llega el invierno.
Nuestra recorrida
comienza justo cuando el sol se esconde sobre las aguas de lago.
¿Empezamos? Por apenas unos dólares, nos subimos a
uno de esos grandes taxis amarillos. El chofer -un malayo que habla
un inglés muy gracioso- nos recomienda que vayamos al Parque
Grant, frente a la Alcaldía, donde está tocando al
aire libre una banda de jazz, una "Big Band"...
Detrás
del escenario donde tocan los músicos, la silueta de los
rascacielos de Chicago es absolutamente impactante: el edificio
Sears (el más alto del mundo), el de la petrolera AMOCO y
el del Centro Hancock, los tres -superando los 100 pisos cada uno-
sobresalen por encima de los viejos rascacielos de Chicago, al otro
lado de la anchísima avendia Michigan que separa el parque
Grant -donde nosotros ensayamos nuestros pasos de jazz- con la ciudad
propiamente dicha. Tratar de cruzar la Michigan Avenue (aunque sea
con luz verde) es una misión imposible. Por suerte en esta
misma esquina, desde hace años, está instalado un
negro diariero simpatiquísimo que hace de torero esquivando
los autos al pasar (que ya lo conocen) y que cruza a los peatones
más lentos mientras vende sus ejemplares del "Chicago
Tribune". ¡Todo a la vez!
Caminando
la Michigan Avenue...
Caminando unas
cuadras por la avenida Michigan, que corre paralela al lago, de
sur a norte, y después de atravesar unos grandiosos puentes
sobre el río Chicago, se encuentra un distrito de nueve manzanas
-apropiadamente llamado "River
North"- inconfundible por sus galerías de
arte y estudios de artistas, unos pegados a otros. Originalmente,
River North era un barrio industrial de talleres y fábricas.
Al trasladarse la producción para las afueras de la ciudad,
los "lofts" fueron reconvertidos a principios de los años
80 en una serie de 60 galerías de arte tradicional y contemporáneo,
alternadas con tiendas de decoración y restaurantes.
Justo
esta noche, en River North se inauguraba el Festival "Art Chicago"
con un elegante vernissage de vino blanco y canapés servidos
en las veredas. Así recibían al público (mayoritariamente
jóvenes y yuppies) que salían de una galería
para entrar a otra. Las cámaras de televisión y los
periodistas (incluyéndonos) entrevistaban a los artistas
más famosos que exponían adentro de las galerías,
mientras que los pintores y escultores que quedaron afuera, atraían
legítimamente la atención del público armando
sus caballetes sobre la vereda o transformando cualquier elemento
del paisaje urbano (sea una bomba de agua o un árbol entero)
en una instalación artística.
Casi todas las
obras en este Festival de Arte son de colores fuertes y muy provocativas.
Algunas bastante transgresoras, otras sencillamente de pésimo
gusto. Sería divertido tener un cuadro o una escultura de
éstas en el living de casa, pero por los precios que se pagaban,
más bien deberían guardarse en la bodega de un banco.
La Milla
Magnífica.
Les propongo
continuar nuestra recorrida una milla más por la Avenida
Michigan, desde el río Chicago hasta Oak Street. Esta milla
se llama "La Milla Magnífica" porque en estas diez
cuadras largas se concentran las tiendas más lujosas de la
ciudad. Fíjense cómo sus nombres suenan a elegancia:
Louis Vuitton, Bloomingdale's, Gucci, Chanel, Armani, FAO Schwartz,
Tiffany's o Marshall Field's (la tienda por departamentos que es
sinónimo de la ciudad de Chicago).
Más que
la propaganda de un traje o un tailleur, las vidrieras de la "Milla
Magnífica" son muestras puras de sugestión y
seducción. Especialmente a estas horas de la noche, cuando
se encienden las baldosas que hacen las veces de focos y uno tiene
la sensación de ir flotando por el cielo. Y más sorpresas:
cuando uno menos lo espera, aquel manequin que parecía tan
real, no era un muñeco sino un modelo de verdad que desfila
en la vidriera de Gianni Versace.
Vamos a detenernos
un momento para hablar de la música que nos acompaña
en el programa de hoy. Vale la pena. Sensual la voz de esta mujer,
¿no?
El "Jazz
Showcase" y la voz de Diana Krall
Tuve
el privilegio de escuchar a Diana Krall en vivo en Chicago, y de
entrevistarla después de su espectáculo en el "Jazz
Showcase", un club que queda cerca de River North. Ella tocó
en formación de trío, igual que en este disco, "Love
Scenes" (Escenas de Amor) y que en la mayoría de sus
trabajos, junto a Russell Malone en guitarra y Christian McBride
en bajo acústico; músicos con quienes toca desde hace
10 años. El trío de piano, guitarra y bajo no es el
trío tradicional del jazz (que es de piano, bajo y batería),
sino que es una recreación del tipo de trío con que
se acompañaba Nat King Cole, a quien le dedicó uno
de sus primeros discos, "All For You" (Todo Para Ti).
Diana me contó que nació en una isla, cerca de Vancouver,
en Canadá, y que de chica quería ser astronauta. Su
padre era contador, su mamá maestra y nunca la criaron (ni
a ella ni a su única hermana) siguiendo el estereotipo femenino.
Hoy su hermana es miembro de la prestigiosa "Policía
Montada de Canadá" y Diana Krall es músico de
jazz y mujer, lo cual no es muy común. A pesar de eso, Diana
es muy femenina y muy bonita: joven, rubia, ojos clarísimos,
piel muy blanca y parece ser una veinteañera cuando ya tiene
37 años... Me confesó que le encanta el jazz, que
sólo piensa en la música, pero que no puede evitar
su debilidad por la moda y la ropa. Y se nota: Diana Krall es tan
elegante en sus respuestas como en su look...
Pero la noche
de Chicago no sólo se vive y disfruta al ritmo tranquilo
de las baladas de jazz. Hay una música que también
ha sido sinónimo de Chicago en los últimos 50 años...
Me refiero al blues.
Las letras
del "blues"...
El "Blues"
es la música de los negros norteamericanos por excelencia.
Tiene sus orígenes en el delta del río Mississippi,
en el sur profundo de Estados Unidos donde, en las plantaciones
de algodón, tocar el tambor les estaba prohibido pero sí
podían cantar canciones de trabajo. Por eso las letras del
blues hablan de la vida sacrificada del negro, de desengaños
personales y del alcohol. El blues, por definición, requiere
un estado de melancolía o depresión que se ahoga en
una canción. Como los músicos del blues no sabían
ni leer ni escribir música, la improvisación juega
en el estilo un papel fundamental. En los años 20, el blues
llegó a las ciudades con el sonido gutural y ritmos acentuados
de cantantes rurales. Las duras condiciones raciales en el Chicago
de los años 30 produjo un sonido más agresivo y extrovertido
del blues. Fue en la posguerra que prosperaron las compañías
discográficas independientes, propiedad de negros, que documentaron
la mejor historia y leyenda del blues.
"Rythm
and Blues"
La avenida Michigan
hacia el sur, a la altura de la calle 20, es considerada la cuna
del "rythm and blues" porque allí estaban instalados
varios estudios de grabación y especialmente el legendario
Chess Records (que hoy se ha convertido en un museo). Allí
grabaron artistas como Muddy Waters, Chuck Berry, Bo Diddley, John
Lee Hooker, Koko Taylor, Aretha Franklin, e incluso, en sus inicios,
los Rolling Stones.
Son
varios los clubes nocturnos dedicados al blues que se pueden visitar
en Chicago. Los que están al norte, son los más organizados
y seguros, como el Kingston Mines o el B.L.U.E.S. Allí van
fundamentalmente turistas y blancos. Los del sur de la ciudad son
mucho más auténticos. Suelen estar en lugares peligrosos
durante la noche, sobretodo para un blanco extranjero. En la calle,
medio en penumbra, estacionan Cadillacs último modelo, de
los que descienden enormes negros de traje blanco y cadenas de oro.
El recibimiento de los porteros hacia nosotros no es de buenos amigos
y el ambiente de desconfianza continúa en el interior obscuro
del club. Los números musicales son muy buenos. Algunos son
blues, otros mezclan el "soul" con el "hip-hop".
En una de nuestras visitas a un club del sur, a la hora de pagar
la cuenta, la mesera nos trajo el cambio con un whisky. "Invitación
de la casa", dijo. Vaya, qué amables, pensamos nosotros.
Pero la mesera nos advirtió: "Dice el dueño que
acepten este trago pero que se retiren lo antes posible". Al
otro día nos enteramos por los diarios, que en ese mismo
club, había habido una redada con la policía, apenas
nos fuimos nosotros...
El "Navy
Pier"
Antes
de terminar la noche en Chicago, hay que hacerle una visita al "Navy
Pier", el ex puerto de la Marina, sobre el lago Michigan. De
hecho les propongo ir y cenar a bordo de un crucero navegando por
el lago. ¿Qué les parece?
El Puerto fue
construido en 1916 para el amarre de barcos de carga y pasajeros
del Lago Michigan, que en ese momento tenía una vida muy
intensa. En las dos guerras fue utilizado por la Marina (de ahí
su nombre: Navy Pier), ya que el Lago Michigan es grande como un
mar... pero como un mar muy seguro, sin la presencia del enemigo.
Después de la guerra cayó en desuso, hasta que en
el año 1955 la ciudad invirtió más de 150 millones
de dólares para reconvertir las 20 hectáreas de muelles
en un gran centro de paseos y entretenimientos.
El
Navy Pier tiene 10 restaurantes, un jardín botánico
de cristal, una rueda gigante de 20 pisos, un anfiteatro para 1.500
personas, dos salas de convenciones... ¿Qué más?...
Una fuente de aguas musicales, un "beer garden" a la alemana,
pista de patinaje sobre hielo, un "ballroom" de 2.000
metros cuadrados, un shopping con cine IMAX y estacionamiento techado
para 1.200 autos. Da para entretenerse por días y noches.
Y todo sobre las aguas del lago Michigan.
El muelle funciona
como tal. Son nueve los cruceros turísticos que amarran en
el Navy Pier, desde catamaranes rápidos hasta cruceros a
vela. Nosotros decidimos abordar el "Odyssey", un modernísimo
barco de tres pisos que ofrece un crucero de tres horas, con cena,
show de jazz, pista de baile y una vista espectacular de los rascacielos
iluminados de esta ciudad que no descansa. Ver salir la luna llena
en el horizonte y reflejarse en el agua... La brisa del lago hace
que uno sienta algo de frío, aún en verano, pero la
música, el aire y el crucero, lo hacen todo muy romántico.
No deje de
ver, no se pierda...
Esto fue apenas
una recorrida fugaz por la noche de Chicago. Si van con tiempo,
no dejen de visitar el mirador de la Torre Sears (el edificio más
alto del mundo), el "Loop" (el corazón de la city),
vayan de compras a la Milla Magnífica y entren a Marshall
Field's. Visiten la Bolsa de Valores de Chicago, un rato antes del
cierre, verán que es un espectáculo vertiginoso y
muy colorido; visiten también las galerías de arte
de River North; las casas del arquitecto Frank Lloyd Wright, cerca
de la famosa Escuela de Economía de la Universidad de Chicago
-que también vale la pena visitar. No se pierdan de ir a
un partido de los Chicago Bulls, o a un concierto de jazz y a otro
de blues... En fin, no se pierdan de nada y nos cuentan a la vuelta.
Una cortita...
Les cuento una
última sobre Chicago. En 1967, la ciudad de Chicago decidió
demoler el viejo garage de la calle Clark, donde gangsters armados
de Al Capone perpetraron la llamada "Masacre de San Valentín".
La empresa de demoliciones decidió desarmar la pared que
fue testigo del crimen y numerar los 414 ladrillos con marcas de
bala. La pared reconstruida fue comprada por un coleccionista privado,
quien saca provecho de su adquisición, exhibiéndola
con figuras de cera que reconstruyen el crimen.
¿A dónde
va este mundo?! Lo descubrimos en nuestro próximo Mapamundi.
Hasta la próxima. Good Evening! Bye!
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