02.12.2003






Normandía, una región azul y verde

"Normandía es una región de contrastes, una región de tierra y de mar, donde se embarca y se desembarca, una región donde el bosque se abraza al litoral".

Le Monde, Julio 1999

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Hoy nos vamos bien al norte de Francia para rescatar los colores y los encantos de los pueblitos que componen una región única de Europa: la Normandía.

Sus formas caprichosas han inspirado a pintores, escritores y sus colores y sensaciones a grandes músicos. Entre huellas y estelas, Normandía es una obra de arte arquitectónica de la naturaleza, un mosaico geográfico, que se descubre por campos y playas.

Con sus paisajes ondulados y a veces algo abruptos y con su impresionante lluvia, esta región de Francia, esconde grandes momentos de la historia en lugares tan apacibles como las playas donde se produjo el desembarco de las tropas aliadas dispuestas a reconquistar Europa. La ciudades de Trouville, Deauville y Honfleur, seguramente estén en sus retinas gracias a los pintores que, como Monet, se enamoraron de estas costas.

Un lugar para manejar

La Normandía está compuesta por cinco departamentos, Calvados, Eure, Manche, Orne y Seine Maritime. Recorrerla es un buen desafío, en especial porque las distancias y las carreteras son perfectas y muy bien señalizadas. Este sí es un lugar en donde decidirse a manejar y usar un buen mapa rutero para perderse en los pueblitos normandos, puede dar como resultado un viaje inolvidable. Algunos datos, para ir haciendo boca: 600 kilómetros de costas, 400.000 hectáreas de bosques, 14.000 kilómetros de ríos, más de 80 parques, campos de golf, más de 50 abadías y catedrales y casi 200 museos.

Empezamos por Honfleur

Si tuviera que empezar a recorrer esta Normandía azul y verde, les diría que empecemos por Honfleur, uno de las ciudades más chiquitas pero con un encanto sin igual. Esta ciudad tiene lo que habitualmente llamamos "una posición privilegiada", a las puertas del Pays d' Auge y de la Costa Florida, y les ofrece en todas las estaciones del año un lugar de estadía ideal.

Con un puerto de pesca, de comercio y de navegación de recreo, la ciudad ha sabido guardar un rico valor patrimonial histórico y artístico. Se llega a ella camino al circuito de las playas de la Corniche Normanda.

Honfleur y sus musas inspiradoras...

Su atmósfera y rincones han inspirado a toda una generación de pintores en tiempos de los románticos, y por allí han pasado nombres y tendencias. Por ejemplo, Eugene Boudin, el llamado pintor de las playas y de las vacas, tiene allí su Museo de pintura.

Erik Satie, otro oriundo y enamorado de Honfleur, tiene su propio museo de música, recién inaugurado y emplazado en la que fuera originalmente la casa del genio de la música. Créanme que es un placer visitarlo, a diferencia de lo que uno cree, en este museo pasan cosas, es interactivo, y los mejores diseñadores de arte moderno han competido para hacer vivir al visitante más de cerca, la trayectoria y el talento de este músico. Es algo loco y atrevido. La llaman la Casa de Satie. Allí encontrarán una colección de juguetes electrónicos que convierten a este museo virtual en algo único en el mundo.

Si todavía son muy jóvenes y no saben quién es Satie, seguro vale la pena que se jueguen a visitar este Museo, y si usted ya sabe de quién le hablo, anímese, porque el Museo mueve hasta al más clásico.....

Les decía al comienzo que es un típico puerto, que no ha permitido ninguna construcción moderna, y eso es lo que le da ese aire tan romántico.

El muelle Sainte Catherine, con sus casas estrechas y altas, algunas hasta de siete pisos, presentan fachadas de madera protegidas por pizarra oscura. El paisaje urbano es de lo más pintoresco. Hacia donde miren, el panorama les va a mostrar una ciudad donde realmente el tiempo se detuvo.

A pocos pasos está la simpática plaza Arthur Boudin, animada y colorida, con su infaltable mercado callejero, flores, ropa, en especial de uso para los navegantes. La iglesia de Sainte Catherine, impecable, toda recubierta de madera. Dicen que su construcción es un raro ejemplo en Europa: la nave es una verdadera caparazón de barco invertido. Fue construido por lo lugareños para agradecer a la Divinidad tras la guerra de los cien años. Notarán que el campanario está separado y también se visita como Museo.

Lo que seguro les llamará la atención es la falta de puertas de entrada de las casas, ya que muchas son Galerías de arte y podrán ver a los pintores en el muelle, tratando de captar algo de aquella apacible villa.

Cuentan que muchas veces las mudanzas se hacen desde las ventanas ya que las puertas son tan pequeñas que resulta más fácil bajarlas por una escalera desde las grandes y vistosas ventanas que miran al muelle mayor.

Pero eso sí, no se pueden ir de Honfleur, sin hacer la ascensión al calvario para ver desde lo alto el estuario del Sena, la ciudad de El Havre, y a lo lejos, el puente de Normandía.

Cocinando a lo normando...

Para un normando, comer bien es un deber. Su cocina es sencilla. Sin embargo de la leche y la manzana sacan una multitud de productos que le dan a sus platos sabores naturales.

Permítanme que les relate algunas exquisiteces de la cocina normanda: las ostras normandas, el asado presalado, el pollo del Auge, el pato al estilo de Rouen, y sus quesos, el Camembert o el Pont l'Eveque... delicias, sólo de allí.

Si me dejan, les paso una receta normanda, anoten: unos filetes de pescado (750grs), que puedan hervir en una olla con un caldo compuesto únicamente de agua, sal, manteca (125grs.), perejil y pimienta.

Lo dejan cocer 30 minutos y luego preparan una salsa con cebollas, sidra, y crema de leche. Créanme, recibirán aplausos... Habrán preparado: Pescado a la normanda.

El secreto de Bayeaux

Ahora vamos hacia atrás en el tiempo, para acercarnos a una de las ciudades poco conocidas pero que guarda como secreto, una pieza de la historia.

Bayeaux es una ciudad ubicada en el Departamento de Calvados, a orillas del río Auge, cerca del Canal de la Mancha. Es un importante centro agrícola e industrial. Entre sus productos destacan los relacionados con los de la industria alimentaria, los encajes y la cerámica.

Guarda secretamente, lo que ellos llaman, la Tapicería de Reina Matilde. Es en realidad, un largo bordado de lana sobre lienzo de lino (70m por 0.50m).

Les describo el lugar: hay un antiguo edificio que guarda, en un salón gigante y casi a oscuras, un enorme tapiz, tan largo que no les alcanzará la vista para contemplarlo. Cuenta en imágenes, las circunstancias y el desarrollo de la expedición a Inglaterra de una armada acaudillada por Guillermo, duque de Normandía.

Acaba con una evocación impresionante de la batalla de Hastings, que permitió a Guillermo, el vencedor, ser coronado Rey de Inglaterra en 1066.

Fue Odon, obispo de Bayeaux y hermanastro de Guillermo, quien probablemente encargó esta obra a un taller anglo-sajón para exponerla en su catedral.

Esta tapicería es un testimonio único en el mundo, que retrata la vida en el siglo XI. La última parte del tapiz, que posiblemente describiera la derrota de las fuerzas inglesas, se ha perdido. Las escenas están tejidas con hilos de lana de colores sobre un lienzo.

El tapiz muestra 1.512 figuras en 72 escenas. Las inscripciones en latín identifican a algunos de los personajes y se refieren a diversos momentos de la acción. El borde esta adornado con hojas, animales fantásticos y escenas de caza.

En cierta época se consideró que dicho tapiz había sido obra de Matilde de Flandes, esposa de Guillermo el Conquistador, pero es más probable que se tratara de un encargo del Obispo de Bayeaux. Parece que se realizó en Inglaterra a finales del siglo XI. El tapiz es muy valioso por su representación de la vestimenta, armas, tácticas bélicas y costumbres de los normandos, antes de la conquista.

Seguro les llamará la atención un detalle: aparece identificado el Cometa Halley, en su aparición en 1066.

De la manzana al Calvados

Normandía es también una región que destaca por la riqueza de su historia y de su herencia arquitectónica. Ubicado en un entorno de vegetación normanda, se puede visitar el Castillo de Breuil con sus tejas rosas. Edificado entre el Siglo XVI y XVII, perteneció a grandes familias de la nobleza que pasaron temporadas en él, como los Bouquet y los Montgomery.

Se trata de una destilería de mucho prestigio. La sociedad "Château du Breuil" fue creada en 1954 por Don Philippe Bizouard, cuya familia desde siempre destila el Calvados.

La manzana constituye el ingrediente esencial que permite obtener un Calvados de calidad. El clima suave y húmedo a la vez, el terreno cretáceo del País de Auge, proporcionan al Castillo de Breuil, las condiciones ideales para explotar con éxito los 22.000 manzanos que rodean el castillo.

La sociedad Castillo de Breuil produce su propia sidra que resulta de una fermentación al 100% natural del jugo de manzana. Cuando la sidra alcanza su punto puede comenzar la destilación. La campaña de destilación se inicia a principios del invierno hasta el verano siguiente. Para conseguir un litro de calvados al 100% de alcohol, se necesitan unos 27 kilogramos de manzanas, o bien, un poco más de 20 litros de sidra al 5% de alcohol.

A diferencia del calvados "AOC" (Denominación de Origen Calificada), el calvados "AOC Pays d' Auge" procede exclusivamente de la doble destilación de sidra elaborada con manzanas de la región del País de Auge.

El Calvados así producido es más refinado, gracias a la calidad superior de las manzanas procedentes del terreno específico de esta región y también gracias a la eliminación en el transcurso de las dos destilaciones de partes menos nobles del alcohol.

En las bodegas, el Calvados envejece únicamente en barricas de roble. El Castillo de Breuil elige con una atención muy particular la barrica, su naturaleza, sus dimensiones y su edad porque estos elementos contribuyen de forma muy notable a la calidad del envejecimiento. La fineza y el "bouquet" del Calvados resultan de la sutil mezcla entre la madera, el aire y el alcohol.

Cada Calvados es diferente, cada responsable de Bodega posee su secreto y para nada lo revelaría.

Recuerdo haberlo probado y me resultó fuerte. Es más, cuando se lo ofrecen, a las mujeres les recomiendan que prueben uno más suave... o sea, el común es para lo más valientes.

El Monte San Michel

Ubicado en los límites de Normandía y Bretaña, dos regiones de la Mancha en Francia, fue construido como lugar de culto consagrado a San Miguel.

La belleza arquitectónica del Monte de San Michel, la Abadía y sus callejuelas, la bruma invernal que lo rodea o la luz veraniega, han convertido a este lugar, además del misterio en el que se envuelve con la marea alta, en una preciosa joya arquitectónica, única en Francia.

Uno de los temas poco tratados de este lugar es la devoción católica de sus visitantes, pues es un santuario importante que fue erigido en honor al arcángel San Miguel.

Con el tiempo, el Monte San Michel se convirtió en un santuario muy importante, no sólo por su valor arquitectónico, sino porque es una escala de uno de los múltiples caminos que llevan en peregrinación hacia Santiago de Compostela, España. Es importante mencionar que se trata de una de las rutas más importantes de peregrinación desde la Edad Media.

El Día D

Les propongo ahora recorrer juntos un museo pero a cielo abierto: el escenario histórico de la Batalla de Normandía.

Identificados con carteles que dicen "Normandía, Tierra de Libertad", ocho recorridos cronológicos permiten descubrir lugares cargados de historia y entender el desarrollo de esta tremenda batalla de la cual dependía el desenlace de la segunda guerra mundial.

Era el día 6 de junio de 1944.

Hoy, nombres como Omaha Beach, Arromanches, La pointe du Hoc, son imposibles de dejar de asociar a este famoso día de la historia del mundo.

Playas kilométricas, acantilados estratégicos, una vista al Mar de la Mancha inimaginable, y el dolor de la muerte. Así es este escenario. Recorrerlo junto a los veteranos que participaron de esta guerra impresiona, pero bien vale la pena. Hay museos dignos de recorrer para entender cómo ocurrió el desembarco y si además les gusta la historia, se sentirán casi dentro de aquella batalla.

Una cortita...

Les cuento una última sobre Normandía: este lugar es perfecto para hacer lo que se llama Bungy Jumping... o sea, saltar al vacío, atado a un fuerte resorte de gomas.

La aventura la pueden intentar en Normandía; es precisamente uno de los lugares más famosos, junto con Las Vegas, Acapulco, Alemania, Bali, Australia y Nueva Zelanda, para practicar este deporte de riesgo. La empresa de AJ Hacket es el pionero y padre del moderno sistema de bungy. En 1990, este hombre creó en Europa el primer centro de Bungy permanente y especializado de la actualidad.

La verde y bonita Normandía es un sitio de excepción para esto en su fabuloso Viaduc De La Souleuvre, planeado por Eiffel y construido en 1889.

Riesgo le digo yo porque nunca me anime a tirarme. Sólo déjenme que les de algunos datos y ustedes lo piensan, ¿si? Hay que caminar por una pasarela construida sobre el Viaducto y tirarse al vacío... a una altura de algo más de 80 metros. Atarán a sus piernas una fuerte goma que se estirará todo lo que su peso le permita, y caerán a una velocidad de más de 30 kilómetros por hora.

Es para que piensen y lo planeen; sin duda hay que poner mucha adrenalina y ni hablar de que el miedo hay que dejarlo en casa.

El papelón puede ser muy grande... el mío sí fue un papelón, porque estaba pronta para tirarme y casi a los gritos le rogué al instructor que me liberara porque no pensaba saltar. Estaba paralizada. No me animé... todavía lo estoy pensando...

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