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18.05.2003
























CREDITOS Y AGRADECIMIENTOS

Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay
Canal 12

BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA

Guías Océano

PRODUCCIÓN:
Victoria Rodríguez
Alejandra Borques
Enrique Cotelo

MUSICALIZACIÓN:
Enrique Cotelo

EDICIÓN:
Nano Priliac


 

Postales de la Polinesia francesa


Donde quiera que vaya, a través de los años que llevo viajando, en mi corazón sigo sintiendo el llamado de las islas más bonitas que haya visto en mi vida... la Polinesia Francesa.
Marlon Brando.

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Nuestro destino de hoy en Mapamundi es un territorio de ultramar de Francia formado por varios grupos de islas pequeñas que se esparcen por una vasta extensión del Océano Pacifico.

En total tiene una extensión de 3.521 kilómetros cuadrados. Si tuviera que
escribirles nuestra primera impresión de este lugar, les diría, que es tal cual nos lo imaginamos. Impresiona el contorno azul de sus aguas y las mujeres y hombres ataviados con sus pareos de color.... Si ya sé, pensarán que sólo es para los turistas pero es que ese es el principal ingreso de este lugar que, a fuerza de sostener un estilo de servicio cinco estrellas en casi todas sus islas, atrae a toda clase de visitantes, en especial a los recién casados. Este es el destino indiscutido en el mundo para los que se van de luna de miel.

hoy en Mapamundi les voy a regalar un viaje lleno de colores, como la paleta de Paul Gauguin, que amó estas islas hasta la muerte y utilizó estos escenarios para pintar sus más famosos cuadros.

Tahití, Bora bora, Raiatea... son sólo algunos de los lugares que recorreremos juntos.

Collares, un ícono de la Polinesia

No es fácil decidirse por donde empezar en especial cuando son tantas las islas que componen la Polinesia Francesa, cinco archipiélagos compuestas por las islas de Barlovento, y las de Sotavento, el archipiélago Tuamotu, las islas Gambier, las islas Australes y las islas Marquesas. Incluso la llamada Clipperton, un atolón deshabitado muy al Sur cerca de la costa de México también forma parte de este territorio tan peculiar. Pero eso se arregla fácil, el aeropuerto principal está en Tahití, en su principal ciudad es Papeete, capital del territorio.

Todos los viajeros que llegan siempre serán recibidos por un grupo de músicos que mientras entonan canciones típicas les regalaran un collar de flores muy perfumadas, como en las películas. No crean que es broma, al final del viaje habrán acumulado tantos collares como hoteles y aeropuertos hayan visitado...

Papeete no es muy grande pero si concentra gran parte de la actividad de gobierno, así como el punto de partida de cruceros y excursiones que llegan de todo el mundo.

Al comenzar la década del 1840 las islas se anexaron a Francia En 1958 se llevó a cabo un plebiscito en el que las islas eligieron continuar como un territorio de ultramar perteneciente a la Comunidad Francesa.

El territorio está gobernado por una asamblea territorial compuesta por 41 miembros elegidos por voto y está representado en ambas cámaras de la Asamblea Nacional francesa.

Durante 1995 las relaciones entre los pobladores de estas islas y el gobierno francés sufrieron ciertos problemas ya que Francia realizó pruebas nucleares en el atolón de Mururoa y sus pobladores son conscientes de las dificultades que puede acarrear este tipo de agresión a medio ambiente. El tema es aún hoy un punto en discusión.

Les diría que el gran atractivo que tiene Tahití, además de su nombre, está en sus playas diferenciadas de esta manera: las del sur y oeste son arenas blancas con arrecifes y peces de colores, y las del norte son de arena negra y mar muy bravo. Hay que tener en cuenta que estas islas son de origen volcánico.

Dicen los expertos que sus aguas son perfectas para los principiantes en el buceo, su visibilidad es de hasta casi 40 metros, desde preciosos peces de colores hasta tiburones serán fáciles de ver en las aguas de Tahití.

Un poco de historia

Son muchos los hechos que hacen curiosa y famosa la historia de este archipiélago, a modo de crónica les voy a contar algunos hechos de su pasado.

Hace unos 4.000 años, algunos navegantes alcanzaron las islas de la Polinesia desde el Sudeste Asiático. Sin embargo, los primeros asentamientos se remontan a unos 300 años d.C. Eran magníficos marineros que conocían bien las estrellas, las corrientes y el movimiento de las olas para navegar por el Océano Pacífico. La evidencia de esta cultura común está en los Marae, templos al aire libre que se encuentran en todos los rincones de las islas de la Sociedad.

Los primeros europeos llegaron a las islas en el siglo XVIII. Samuel Wallis la tomó en 1767 en nombre del rey de Inglaterra y un año más tarde la tomó Louis de Bougainville para la corona de Francia. Finalmente, en 1769 llegó a Tahití el famoso James Cook con un grupo de científicos. Algunos de los primeros visitantes europeos regresaron con historias sobre un paraíso en la tierra habitado por «nobles salvajes» y mujeres bellísimas que concedían fácilmente sus favores sexuales a los visitantes. Europa se llenó de historias sobre este paraíso tropical del amor libre cuando Bougainville regresó a París y este mito atrajo a muchos otros como Herman Melville, Robert Louis Stevenson y Paul Gaugin.

En 1777 llegaría a las islas el Bounty, a mando del capitán William Bigh, que permaneció durante un tiempo intentando llevarse el árbol del pan a las islas del Caribe. Fue allí donde se produjo el famoso motín liderado por Fletcher Christen que tanta literatura y películas ha producido.

En 1797 serían los misioneros quienes llegarían a las islas, convirtiendo en pocos años a gran parte de la población al cristianismo, prohibiendo muchas de sus costumbres, entre ellas los sacrificios humanos.

En 1836, el almirante du Petit Thours llegó a Papeete y tomó posesión de las islas en nombre de Francia. En 1842, tras anexionarse las islas Marquesas y Tahití, se produjeron los primeros asentamientos europeos con la oposición de los nativos.
La Reina Pomare, que había unificado las islas, fue relegada y
en 1880, el último rey, Pomare V, fue obligado a abdicar en favor de Francia.
Las islas se convirtieron en una colonia francesa y la historia actual ya se las adelante.

El "feliz salvaje"

Desde que los primeros navegantes europeos pisaron las islas, se quedaron impresionados por la «felicidad» de estos pueblos que satisfacían fácilmente sus necesidades de vestido, alimento y vivienda. Nació así la leyenda del «feliz salvaje» que tanto atraería en los siglos posteriores a Europa.

Los pueblos polinesios ignoraban las artes del hilado y del tejido y fabricaban sus vestimentas con la suave corteza de algunas plantas, cuyas fibras batían y encolaban hasta formar una especie de papel. Las casas se construían con caña y tejados de hoja de palmera.

El canto, el baile y los juegos (boxeo, lucha libre, andar sobre zancos, tiro con arco y surf) eran sus formas de expresión.
Las danzas son probablemente lo más llamativo. Forman parte de la vida social de los polinesios, a quienes les encanta reunirse. En las festividades indígenas (basadas siempre en criterios religiosos), destaca la vahine, la típica muchacha joven, que al son del tamure (la danza tradicional) o la kaina porinetia (música contemporánea polinesia), se contornea en un rito del que
participa todo el pueblo. Los europeos vieron siempre en esta danza un fuerte componente sensual que, sin embargo, no existía en la intención de los polinesios. Entre las danzas se distinguen las llamadas timorodee, las upaupa (que se bailan en parejas), el otea (de connotaciones guerreras), el aparima (de aire cómico) y el hivinau (que se baila en grupo).

La isla de los grandes cielos

Una de las islas mas atrapantes de la polinesia es RAIATEA su nombre significa, "grandes cielos" y es considerada la isla sagrada por ser precisamente la cuna de la civilización polinesia.

Raiatea, está entre Huahine y Bora Bora. En realidad se trata de dos islas gemelas(Raiatea y Taha) que comparten una magnífica laguna. Son paisajes en estado casi virginal. Raiatea tiene también el único río navegable de toda la Polinesia Francesa, el Faroa. Es el centro cultural, religioso e histórico de las
Islas de la Sociedad. Tahaa es conocida como la isla Vainilla por las numerosas plantaciones de este cultivo que tiene.

En cuanto a las manifestaciones artísticas, destacan los tejidos de pandanus que se utilizan para la fabricación de bolsas, sombreros y manteles (los mejores trabajos provienen de Rurutu, en las islas Australes) o la tapa, producida al golpear la corteza del árbol hasta hacerla fina como un papel y que servía como ropa. De aquí procede el pareu (el pareo) que se utiliza de
muchas formas. Suele medir 180 por 90 centímetros y aunque se consideran típicos, casi todos los que venden se importan de Asia, decorados eso sí con motivos polinesios.

Todavía recuerdo con mucho cariño a la dueña de una tienda en Raiatea muy cerca del Yacht Club, que nos enseñó las mil y una maneras de usarlo según la hora del día y el acontecimiento para la cual nos lo pondríamos. Hoy en realidad cuando intento probar suerte con alguna forma nueva termino ahorcada y nunca conseguiré repetir ninguna otra forma que no sea las mas conocidas.

El Pacífico

Quiero en este recorrido que hacemos le dediquemos unos minutos al Océano Pacífico, no tengan miedo ya sé que lo estudiamos en Geografía en la escuela, pero es que mientras preparaba el material para contarles sobre nuestro viaje a la Polinesia, me quedé pensando cuánto le debemos a los Océanos, en especial al Pacifico. Ellos nos han dado la oportunidad de conocer otras culturas ha sido la primer y fundamental vía de comunicación con la osadía de algunos hombres en otras épocas para llegar hasta las civilizaciones desconocidas, en especial para los europeos.

El Pacífico es el Océano más grande en extensión y profundidad de todos lo océanos del mundo. Fue descubierto en 1513 por el español Vasco Núñez de Balboa que lo llamó Mar del Sur. Según los expertos es la cuenca oceánica más antigua con unos 200 millones de años.

Cuentan las leyendas que cuando los españoles llegaron a los Andes oyeron sorprendidos las fantásticas historias sobre las inmensas islas situadas al oeste de las costas americanas, lo que provocó en nuestros antepasados un claro deseo por continuar la expansión española en el desconocido Océano Pacífico.

Uno de ellos fue precisamente Pedro Sarmiento de Gamboa que veía como la leyenda inca encajaba en las teorías de los geógrafos occidentales que las habían venido postulando desde tiempos inmemoriales.

En el siglo XVI los galeones españoles tenían establecida la ruta del Pacífico que unía lo que hoy es Perú con las Islas Filipinas pero para muchos el pacifico seguía siendo un gran vacío en el mapamundi dibujado por los marinos y cartógrafos de la época.

Estas aguas guardan tesoros naturales como las perlas negras, una combinación del trabajo del hombre y la sabia naturaleza. El cultivador de perlas generalmente vive en los bordes de las islas allí tiene plantada literalmente en las aguas, coloca una especie de perla de un producto marino que va permitir que a su alrededor la madre perla comience el proceso. Desde ese momento el cultivador cerrara la madre perla que le aportara a ese intruso el color y la posterior forma. Durante la cosecha de las perlas negras el cultivador efectúa una primera clasificación, apartando las que no están aptas para la venta. Cada perla se clasifica según su diámetro y su calidad esta dada por la pureza de su superficie, el color evoca según los expertos en la materia distintas sensaciones a saber: el verde pavo real, refleja la sensación de la riqueza, el color berenjena nobleza, las lavanda son mas románticas, las amarillentas son para las personas mas activas, mientras que las grises plomo, las más famosas, revelan un aire clásico a quien las elija.

Un pantallazo por las islas

Hay otras islas que merecen nuestra visita, por ejemplo, Moorea.
Más exótica, a escasos kilómetros de Tahití, es una isla hermosa cubierta por un exuberante bosque tropical. Hay que ascender a los picos volcánicos, escuchar las cascadas ocultas y contemplar desde la cima de Rotu Uni las bahías gemelas de Oponohu y Capitán Cook.

La isla cuenta con varios complejos hoteleros de lujo a base de palafitos junto a las cristalinas aguas y presenta paisajes más tranquilos alejados del ajetreo de Tahití, profundas bahías ligadas a la historia del Capital Cook y una visión que todos recordamos, la del volcán.

Huanine es otra isla. Menos conocida, compite en belleza con Moorea y es uno de esos escenarios típicos de los Mares del Sur. En realidad está formada por dos islas separadas por un istmo. Su capital es Fare, donde se encuentra el puerto principal. La isla es verde y bellísima y uno de los santuarios para los aficionados al surfing pues sus olas son perfectas para este deporte. Aquí se celebra la Hawaiki Nui, una regata de canoas que empieza en Fare y termina en Bora Bora. Huahine es también un importante centro arqueológico.

Bora Bora. Es otro de los nombres mágicos en occidente. Ha servido también de escenario cinematográfico por su extraordinaria belleza, rodeada por dos picos volcánicos. Se ha convertido en un mito para los millonarios de todo el mundo. Aquí residieron los dioses de la mitología polinesia y hoy residen los adinerados americanos en lujosos hoteles formados por bungalows con suelo de cristal que permite contemplar el fondo marino desde la cama. Sus playas son increíblemente blancas y su laguna profundamente azul.

Maupiti. Es una pequeña y tranquila isla a 40 kilómetros al oeste de Bora Bora, considerada como una de las más bellas de los mares del sur. Su isla principal está rodeada por una impresionante laguna abierta hacia el mar. Sus playas son un paraíso para amantes del submarinismo.

Tetiaroa. Otra de las famosas islas de la Sociedad es Tetiaroa, un conjunto de 13 islas situado a unos 40 kilómetros al norte de Tahití, en torno a una laguna a la que protegen de forma natural. Estaban deshabitadas hasta hace poco. Allí disfrutaban de sus vacaciones los reyes tahitianos. En 1966 Marlon Brando decidió comprarlas para retirarse definitivamente a su amada Polinesia. Tetiaroa es una atracción turística, no sólo por el actor sino por su enorme riqueza ornitológica.

Para casarse... Bora Bora

En Bora Bora son famosos los casamientos al estilo polinesio, todos los días los hoteles ofrecen a sus huéspedes la posibilidad de casarse al mejor estilo polinesio.

La boda es celebrada casi siempre en la playa privada de cada hotel. El novio es traído en una barca desde el bungalow donde este alojado, adornado con los elementos típicos de un novio polinesio. En especial la novia es preparada para la ceremonia con un pareo blanco y una hermosa corona con flores que le da el toque infaltable. La ceremonia casi siempre es muy corta con música y tambores típicos de la región y un aire de película. Un sacerdote polinesio ataviado con plumas y flores celebrará el oficio seguramente con una gran cantidad de curiosos que acompañara a los novios en ese momento tan especial. Es realmente muy divertido presenciarlos así que no sea tímido y si se ve sorprendido con un ceremonia de estas, acérquese, los novios se sentirán acompañados y quizás hasta figure en el álbum de fotos.

Las recomendaciones...

Pero como siempre, vale la aclaración: lo de hoy fue apenas una recorrida fugaz por la Polinesia Francesa. En Papeete hay un museo que recuerda la vida de Paul Gauguin en la isla, en realidad no podrán apreciar ninguno de sus famosos cuadros es inexplicable como no lograron conservar casi nada, eso si podrán ver elementos que le pertenecieron y quizás entender por qué cambio su vida como corredor de bolsa de París para refugiarse en este lugar y captar como nadie el espíritu de sus habitantes para plasmarlo en sus famosísimos y carísimos cuadros.

Si van con tiempo por unos días, no dejen de tomarse un crucero, en especial hay uno que recorre las costas de Moorea. Además de ser un velero espectacular les brinda la posibilidad de nadar entre los arrecifes y de conocer el resto de las islas, en realidad no querrán irse nunca de este lugar, se parece al paraíso.

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