Entrevistas

El modelo alemán de energía eólica: una experiencia 100% alentadora

Del total de la energía eléctrica que consume Alemania, el 7% es de origen eólico. Es un proporción muy importante si se considera el nivel de industrialización que tiene ese país europeo. Además, hay que considerar que no se trata de un lugar donde se registren vientos especialmente intensos. Según los entendidos, la energía eólica no sólo tiene la ventaja de ser renovable, sino que también es competitiva. En cuanto a la estética, los molinos han demostrado que pueden convertirse en verdaderas obras de arte, comentó Emiliano Cotelo.

(Emitido a las 08.30)

ANDRÉS GIL:
En Uruguay asistimos a las primeras inversiones en generación de energía eólica. En cambio, Alemania es líder en electricidad generada a partir del viento, y en general ha hecho una apuesta muy fuerte a las energías renovables.

Por eso, durante este viaje a Alemania, Emiliano quiso conocer algo de la experiencia que ese país ha acumulado en esta materia y visitó diferentes iniciativas de este tipo. Vamos a conversar con él para que nos cuente qué averiguó.

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EMILIANO COTELO:
Para investigar sobre este tema de la energía eólica, el sábado a media mañana salí desde de Colonia rumbo a Schleiden, una pequeña ciudad ubicada bien al oeste de Alemania, sobre la frontera con Bélgica.

El viaje por carretera, en auto, duró una hora. Al llegar a las afueras de la ciudad ya me encontré con un primer grupo de 10 molinos. Seguimos avanzando y nos metimos por un camino vecinal. Buscábamos los primeros tres molinos de viento que tuvo esa zona, ubicados en pleno campo, entre vacas y cultivos agrícolas. Había cinco grados de temperatura y llovía fuerte. La tormenta no hacía nada cómodo el paseo, pero por lo menos nos permitió encontrar las hélices girando a toda velocidad.

Para mostrarnos esas instalaciones, nos esperaba el ingeniero Arbach, que es el gerente de la empresa propietaria de los molinos, que se llama Energía Eólica de Eifel del Norte.

Hasta ahora han invertido 750.000 euros, pero lo han hecho de una manera muy especial. Según me contó el ingeniero, en 1991, cuando empezaron, si bien ya tenía un año la ley de energías renovables, aún no había líneas de crédito para este tipo de emprendimientos. Por eso, todo el capital fue puesto por los socios de esta compañía singular, 300 pequeños inversores de la región. Muchos de ellos pusieron el equivalente actual a unos 100 euros y los que invirtieron más llegaron a los 13.000 euros.

Hoy estos negocios se manejan a otra escala y tienen como protagonistas a grandes compañías, pero en aquel momento esos idealistas de Schleiden estaban abriendo el camino.

AG - En 1991 ya tenía un año la ley de energías renovables... Estamos un poquitín atrasados por aquí.

EC - Sí.

AG - ¿Qué tipo de molinos usaron para iniciar esa experiencia en Schleiden?

EC - La idea era tan nueva que Alemania todavía no producía este tipo de maquinaria, así que tuvieron que comprar el primer molino en Dinamarca. Luego agregaron otros dos. Fue en el más nuevo de ellos que nos metimos el sábado de mañana, en medio de la lluvia y el viento. Ese molino produce 500 kilovatios, el segundo 220 y el original 150. En total, esta granja eólica tiene una capacidad instalada de 870 kilovatios, lo que permite abastecer a unas 800 casas.

Hasta ahora, la empresa invirtió unos 750.000 euros y sus ganancias anuales han oscilado entre los 60.000 y los 90.000 euros, dependiendo de cómo haya sido el año en materia de vientos.

Aquella ley de 1990, destinada a promover las energías renovables, obliga a las empresas distribuidoras de energía eléctrica a comprar un cierto porcentaje a los productores de energía eólica, solar, biomasa, etcétera. Acordando con ellos, además, un precio estable por un período de 20 años.

Con el correr del tiempo, esa norma fue la base para que Alemania tomara la delantera en las energías alternativas, y como el resultado ha sido tan provechoso, su texto ha inspirado leyes similares en más de 20 países. Tal vez también haya sido fuente de inspiración para nuestra ley.

AG - ¿Qué peso tiene hoy la energía eólica en Alemania?

EC - El desarrollo ha sido tal, que hoy, del total de la energía eléctrica que consume Alemania, el 7% es de origen eólico. Y eso en términos absolutos es mucho, si tenemos en cuenta que es un país de 80 millones de habitantes y además altamente industrializado. El ingeniero Arbach se mostraba muy orgulloso de estos resultados porque, según destacaba, Alemania no es un país con vientos especialmente intensos. Y agregaba números: el precio del kilovatio/hora producido por el molino más nuevo de los tres que tiene la empresa es más barato que el kilovatio/hora generado por las plantas más nuevas que funcionan a carbón, que producen buena parte de la electricidad que consume Alemania. Enfatizaba que la energía eólica hoy no sólo tiene la ventaja de ser renovable, sino que también es competitiva.

Tan entusiasmado está, que asegura que dentro de pocos años la energía eólica podrá llegar al 30% del total de la energía eléctrica alemana. Para ello será necesario dar dos pasos. Uno: extender las granjas eólicas al mar, es decir, construir las llamadas "granjas eólicas off shore", que implican complicaciones a la hora de la construcción, pero en las cuales ya se trabaja con gran entusiasmo.

AG - Y que ya se pueden ver en algunos países nórdicos, donde son bastante frecuentes...

EC - Y el segundo paso: actualizar los molinos más antiguos con las tecnologías de punta. Hoy Alemania tiene sus propias industrias especializadas en la fabricación de estos molinos y exporta el 70% de su producción. La más importante de estas fábricas es Enercon, que ya trabaja en los molinos del futuro. El primer molino de Schleiden era de 120 kilovatios. Es decir, de 0,12 megavatios. Y Enercon ya ha preparado un prototipo de 6 megavatios, que además tendría una vida útil de 60 años. Los molinos más modernos disponibles hoy son de 2 megavatios duran por lo menos 25 años y cuestan entre 3 y 4 millones de euros.

AG - ¿Podrías dar algunos otros datos sobre cómo funciona esta empresa de Schleiden, en la medida que, por la escala del proyecto, podría ser asimilable a una iniciativa de ese tipo en Uruguay?

EC - Tiene costos operativos muy bajos. Después de la instalación y puesta en marcha del molino, la empresa tiene un solo empleado, que es el ingeniero con el que estuve el sábado, que no tiene un sueldo demasiado alto porque su tarea le exige una dedicación horaria muy baja. Si hay que realizar tareas de mantenimiento –por ejemplo si un rayo daña un aspa del molino–, se contrata en un taller de la ciudad. El otro gasto fijo es el seguro. Y, por ultimo, el arrendamiento de la tierra. En este caso, a los granjeros se les paga 1% de la facturación, y parece que es una ganancia muy buena, teniendo en cuenta que sólo ceden unos pocos metros cuadrados, que jamás rendirían tanto en la actividad agropecuaria.

AG - ¿Los propietarios de esas tierras no se quejan del impacto ambiental de los molinos?

EC - Depende de si, además de ser los propietarios, viven en el lugar o no. Si sólo son los dueños y miran la cosa desde lejos, no tienen dudas. Están muy satisfechos, porque obtienen muy buenos ingresos. Lo llevo a cifras en euros. En un parque eólico más grande, también ubicado en Schleiden pero con 17 molinos, el propietario de las tierras cobra 250.000 euros al año. No está mal.

AG - No, pero ¿qué dicen quienes viven cerca de los molinos?

El interior de los molinos.
EC - Para ellos los problemas, teóricamente, pueden ser dos: uno, el ruido del rotor cuando gira; y dos, la sombra del movimiento de la hélice, una sombra intermitente, de velocidades diferentes según el viento y que puede ser muy molesta si cae sobre una ventana, por ejemplo. Según el ingeniero Arbach, estos impactos no estaban estudiados cuando comenzaron con su proyecto, así que fueron aprendiendo sobre la marcha, en una relación con los vecinos que parece que funcionó muy bien.

En síntesis, la clave para llevar al mínimo esas molestias está en cuidar la distancia entre el molino y la casa más cercana y calcular la sombra en función del desplazamiento del sol en la zona. En el caso de estos tres molinos que recorrí el sábado, eso está ampliamente cubierto. Porque las máquinas están muy lejos de la ciudad. Hay algunas casas en el campo circundante, pero suficientemente apartadas. De todos modos, hace años que estos detalles están regulados en las leyes de ordenamiento territorial.

AG - ¿Y qué ocurre con el impacto visual?

EC - En Espectador.com va a haber fotos y algún video breve de esta visita. Allí notarán que en el caso de estos molinos pioneros de Schleiden, el impacto visual no es mayor que el de los molinos de viento que se usan en el campo uruguayo para extraer agua, son muy poco más altos pero no es mucho más grave. La cosa cambia cuando el parque eólico es más grande, allí se abre todo un terreno para la polémica.

De todos modos, te agrego un apunte pintoresco: por suerte estos molinos para energía eléctrica ya no son necesariamente grises o blancos, como fueron al principio. Los catálogos ofrecen ejemplares del color que el comprador quiera. Incluso hay diseños que resultan verdaderas obras de arte, capaces de integrarse al paisaje de las zonas rurales.

AG - Como cualquier negocio, poco a poco se va adaptando a las necesidades del cliente y dando lugar a esta producción diferenciada.

EC - Sí, siempre me pregunté por qué en el campo uruguayo los molinos son siempre tan grises, por qué nadie les ponía color.

Edición: Eugenia Martínez
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