Análisis Económico

El PBI uruguayo subió 2,5% en relación al trimestre anterior, ¿cómo quedan las perspectivas para el año próximo?

Análisis económico de Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte


(emitido a las 8.42 hs.)


JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Ayer el Banco Central del Uruguay (BCU) publicó las cifras de actividad económica correspondientes al tercer trimestre del año. Estas cifras marcaron que el Producto Bruto Interno subió 2,5% en relación al trimestre anterior, considerando para esa comparación los datos desestacionalizados.

Este número parece confirmar que la economía uruguaya terminará teniendo un desempeño muy favorable este año, incluso superior al esperado porque la estimación actual del gobierno está en 1,2% y el mismo gobierno ya ha dicho que va a corregir esto en los próximos días.

Para revisar en detalle estos resultados y para ver cómo quedan las perspectivas para el próximo año, les proponemos enseguida el diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.


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JAE – ¿Cómo se compara este dato con las expectativas que tenían ustedes?

PABLO ROSSELLI:
Cuando tres meses atrás el BCU publicó el dato del segundo trimestre, que había mostrado una suba de 0,5%, nosotros proyectamos para el tercer trimestre un crecimiento fuerte del PIB, del orden del 2%, en el trimestre contra el trimestre anterior.

Había ya algunos indicadores que apuntaban a una expansión importante de la economía y esa expectativa se fue afirmando en las semanas siguientes a medida que aparecían nuevos datos. Por ejemplo las ventas minoristas, según la Cámara de Comercio, aumentaron en Montevideo de manera importante; también vimos datos de producción industrial en recuperación a partir de lo que mensualmente publica el INE; vimos un repunte fuerte de las ventas de electrodomésticos y de automóviles, que marcan más actividad industrial pero también marcan mejores expectativas de los consumidores; repuntó la actividad en el puerto; la agricultura seguirá expandiéndose.

En definitiva esperábamos una suba fuerte del PIB en el tercer trimestre. El dato de ayer mostró un incremento mayor en medio punto a nuestro pronóstico, y esa discrepancia obedece en esencia a que la producción de energía hidroeléctrica con las lluvias terminó siendo mayor que la que de por sí teníamos incorporada en nuestros pronósticos. Dejado de lado esa diferencia, el resto de la actividad se comportó bien en línea con lo que esperábamos.

JAE – Y pensando en los sectores en particular, ¿cuáles son los aspectos más relevantes que plantearías en este análisis?

PR - Como decíamos recién, el sector de Electricidad, Gas y Agua tuvo un aumento muy fuerte, subió 96% frente al trimestre anterior, y tuvo una incidencia en la variación del PIB de 1,2%. Si no hubiese habido una suba de Electricidad, Gas y Agua el PIB habría crecido un 1,3%. Lógicamente iba a haber una recuperación porque los datos del segundo trimestre habían estado muy marcados por la sequía, pero la recuperación de la generación fue muy fuerte.

JAE – Quiere decir que cerca de la mitad del crecimiento que finalmente se dio tiene que ver con las mejores condiciones climáticas.

PR – Exactamente, porque en los trimestres anteriores habíamos venido arrastrando una escasez de lluvias muy importante. Ahora los datos de generación del tercer trimestre son más normales.

Cuando miramos el desempeño, dejando de lado ese sector, vemos expansiones en todos los casos salvo en la construcción, que registró un leve descenso, de 0,3%, seguramente como consecuencia de la culminación de algunas obras privadas de envergadura. Hay que tener presente que, como consecuencia de la crisis, la construcción en el Uruguay está siendo sobre todo impulsada por la inversión pública mientras que la inversión privada se ha retraído algo.

El resto de los sectores mostró tasas de expansión contra el trimestre anterior y en general se observaron crecimientos mayores a los registrados en el segundo trimestre del año. Hay que tener en cuenta que, junto con la publicación del dato del tercer trimestre, el BCU revisó las cifras anteriores –eso es algo usual– y esa revisión marcó un incremento del PIB en el segundo trimestre del año de 1,2%. Es decir que en el segundo trimestre tuvimos una suba del producto bastante mayor que el 0,5% que se había informado tres meses atrás; eso también es un dato positivo.

JAE – ¿Y en términos de demanda qué pasó?

OP – Ahí no contamos con datos desestacionalizados por parte del BCU que nos permitan comparar contra el trimestre anterior, haremos nuestras propias estimaciones en estos días, y por ahora debemos considerar comparaciones contra el mismo período del año anterior. Si tomamos los primeros nueve meses del año, enero-setiembre de 2009 contra enero-setiembre de 2008, el PIB acumula una suba de 1,7% anual. Y del lado de la demanda esa expansión del PIB encuentra explicaciones en un aumento del consumo privado, que fue de 0,8%, es decir que hubo un aumento no muy fuerte del consumo privado, pero aumento al fin, que tiene una incidencia en el PIB del orden del 0,6%.

También tuvimos un aumento del gasto del gobierno, que subió 5,4% en términos reales y también tiene una incidencia en el PIB del orden del 0,6%. Las exportaciones de bienes y servicios en términos reales también subieron (1,1%) y tienen una incidencia del orden del 0,4%.

JAE – ¿Y la inversión?

PR – La inversión cayó fuerte, un 20%, sobre todo por reducción de inventarios –algo que ocurrió en todo el mundo– porque la inversión en activos fijos, en bienes de capital, sólo bajó un 1,6%. Por cierto menos inversión supone menos demanda, y menos demanda tiene un impacto negativo en el PIB. Sucede que al mismo tiempo el país gastó menos en importaciones, las importaciones de bienes y de servicios bajaron 12% en términos reales, y esas menores importaciones compensan la caída de la demanda por el tema de la inversión.

En definitiva, consumo privado, gasto del gobierno y exportaciones fueron las claves para el crecimiento del PIB, y los tres prácticamente contribuyeron en magnitudes similares a esa suba de 1,7% que mencionábamos recién.

JAE – El gobierno va a ajustar sus perspectivas al alza en los próximos días, ¿cómo están viendo ustedes este año y el próximo?

PR - Nosotros veníamos contemplando una expansión en el tercer y el cuarto trimestre de este año de 4% en términos acumulados, y manejábamos una suba de 2% en el tercer trimestre y otra suba de 2% en el cuarto trimestre. Seguimos pensando eso, pero el impacto de la recuperación de la generación hidroeléctrica ocurrió de manera más concentrada en el tercer trimestre; pensamos que después de este 2,5% de suba del tercer trimestre vamos a ver una suba del orden de 1,5% en el cuarto trimestre, siempre comparando contra el trimestre anterior. Teniendo en cuenta también la corrección de la cifra del segundo trimestre pensamos que el PIB va a subir este año en torno a 1,9% en la medición usual, que es el promedio de 2009 contra el promedio de 2008, 1,9% en lugar del 1,4% que veníamos manejando.

Para el año próximo estábamos proyectando un crecimiento promedio anual del orden del 4% (4,1% era nuestra proyección puntual). Tenemos que revisar en estos días esas cifras, en principio no estamos pensando en una corrección muy significativa, probablemente corrijamos alguna décima al alza la proyección para el año próximo.

JAE – ¿Y mirando el horizonte qué riesgos ven?

PR – Las proyecciones anteriores marcan un escenario favorable para la economía uruguaya, pero otras veces hemos comentado que igual persisten algunos riesgos. Hay un riesgo de una eventual recaída de la economía mundial, hemos visto en las últimas semanas algunos pequeños nubarrones en Europa por los temores a las dificultades fiscales. Para las economías emergentes en general también hay riesgos de tendencias especulativas, de burbujas en los mercados emergentes, en los precios de los activos, por la sencilla razón de que hay mucho dinero barato en el mundo –lo que en la jerga se llama carry trade–; los inversores pueden tomar fondos a tasas prácticamente de 0% en EEUU, Europa y Japón y eso alienta inversiones especulativas. En particular para Uruguay el riesgo es que esas inversiones especulativas terminen generando una caída demasiado abrupta del tipo de cambio.

Esos mismos riesgos nos hacen ser relativamente cautelosos con la proyección de crecimiento para el año próximo. Ese 4 y poquito por ciento de crecimiento que prevemos para el año próximo es un buen número, pero hay que tener presente también que tiene un componente de arrastre del crecimiento que hemos tenido a lo largo de este año. Entendemos que esa proyección es bastante conservadora.

JAE – Entonces tal vez te has adelantado un poco a los desafíos que enfrenta la política macroeconómica el año próximo, ¿viene por ahí?

PR – Sí, porque tenemos un panorama favorable de crecimiento –un crecimiento de algo más de 4% sería muy bueno–, hay algunos riesgos y los desafíos de la política económica tienen que ver con esos riesgos.

La economía muestra fundamentos bastante sólidos, estamos con recuperación de la producción, con bajo desempleo, con un razonable equilibrio en el sector externo en la cuenta corriente.

Las cuentas públicas deben mejorar, allí hay un desafío, pero una parte importante del deterioro de los últimos años tiene un componente transitorio por la falta de lluvias que tuvimos y los impactos en las cuentas de UTE y de ANCAP.

El principal factor de preocupación para nosotros está por el lado de la competitividad porque el tipo de cambio ha seguido cayendo en las últimas semanas –lo ha hecho más que en otros lugares del mundo– y ante esa situación el desafío es asegurar una mayor consistencia de las políticas macroeconómicas.

JAE - ¿A qué te estás refiriendo?

PR – Si las presiones de apreciación por ingresos de capitales que estamos viendo son firmes y duraderas –y pensamos que probablemente va a ser así– la política monetaria no va a tener mucho espacio para frenar esas presiones de caída del dólar.

Entonces la clave va a estar en que las otras políticas macroeconómicas sean consistentes, que contribuyan con la política monetaria, básicamente que procuren moderar la suba de la demanda interna. Eso supone una moderación salarial, una suba de salarios notoriamente más moderada que las que tuvimos en los años anteriores que contemplen la evolución de la productividad, y que el gasto público suba a un ritmo menor que el PIB. Cuanto más moderada sea la suba de los salarios y cuanto más anticíclica sea la política fiscal, menor la necesidad de que la política monetaria sea endurecida en el futuro. Aquí es que la política económica enfrenta un dilema: ¿cuánto van a contribuir la política fiscal y la política salarial con la política monetaria?, ¿cuánto van a ayudar a la política monetaria para que pueda gestionar el objetivo de mantener la inflación entorno de 5 o 6% anual?

Si no tenemos una moderación salarial, si no tenemos una política fiscal anticílica, la expansión de la demanda interna que vamos a observar el año próximo puede terminar generando mayores presiones inflacionarias. Eso obligaría al BCU a endurecer la política monetaria y eso a su vez acentuaría la baja del dólar y deterioraría la competitividad de los sectores exportadores, que de hecho ya se ha visto algo resentida en estos últimos dos meses.


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