Entrevistas

Javier García (PN): nueva universidad pública en el interior "agregará justicia y equidad"

Javier García (PN): nueva universidad pública en el interior "agregará justicia y equidad"

El primer proyecto de ley de la nueva legislatura corrió por cuenta del diputado nacionalista Javier García, quien propuso –nuevamente– la creación de una segunda universidad pública con sede en el interior del país, para brindar "justicia y equidad" en el acceso a la educación terciaria. Entrevistado por En Perspectiva, el legislador indicó que este es un momento propicio para presentar la iniciativa ya que se trata de un reclamo "del Uruguay entero" y el presidente electo, José Mujica, está de acuerdo con la propuesta. "Hay que ayudarlo [a Mujica], porque si no va a ser preso de los corporativismos", advirtió. El representante por Alianza Nacional sostuvo que de este modo se generará una competencia entre instituciones que elevará la calidad educativa, y recalcó que será una buena oportunidad para aplicar sistemas modernos, diferentes al actual. "El modelo que tenemos en Montevideo es decimonónico", manifestó.


(emitido a las 7.36 hs.)

EMILIANO COTELO:
La legislatura que acaba de inaugurarse el lunes pasado ya tiene su primer proyecto de ley.

El diputado del Partido Nacional (PN) Javier García pidió en la sesión inaugural de la cuadragésimo séptima legislatura que la Cámara baja retome el estudio de un proyecto que en su momento presentó y que crea la Universidad Nacional del Uruguay.

En declaraciones que formuló al diario El Observador, el representante de Alianza Nacional (AN) recordó que esta iniciativa había sido presentada en el año 2007 y puntualizó que en aquel entonces había contado con el respaldo de todo el PN pero finalmente resultó archivada.

Ahora García considera que es momento propicio para retomar su estudio y por eso pidió este mismo lunes que el tema regrese a la Comisión de Educación.


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EC – Diputado Javier García, buen día. En su momento conversamos con usted un buen rato a propósito de este proyecto titulado "Descentralización y creación de una universidad pública en el interior del país" que crea el ente autónomo Universidad Nacional del Uruguay. ¿Por qué entiende que este es un momento oportuno para volver a ponerlo en el tapete?

JAVIER GARCÍA:
Porque creo que la necesidad de que haya una descentralización real en materia universitaria para agregar justicia, igualdad y equidad en el acceso a la educación superior ya es un reclamo que incluye al Uruguay entero. No está bien que la educación pública superior universitaria sea un monopolio que se ejerza desde la Universidad de la República (UdelaR), pero al mismo tiempo se ejerza desde Montevideo en detrimento de todo el país.

¿Por qué es el momento? Yo creo que estos episodios que pasaron en las últimas semanas, en que se tomó conocimiento de que la UdelaR no autorizó el inicio de los cursos de la Facultad de Medicina en el departamento de Salto por un argumento interno, procesal, de no haber hecho las consultas, revela claramente que es imperioso ejercer esa descentralización con la creación de otra universidad pública.

EC – Hoy por ejemplo, en el propio diario El Observador aparecen declaraciones del rector, Rodrigo Arocena, que en realidad no estuvo de acuerdo con este freno a la apertura de la carrera en Salto pero, ahora que se aprobó, como rector tiene la responsabilidad de defender la apertura. Él hace una aclaración: "Tiene que quedar muy claro que no hay un rechazo en absoluto a que se brinde la carrera de Medicina en el interior del país, lo que se estimó fue que los preparativos y el estudio previo no garantizaban el adecuado nivel de los cursos y la continuidad de los mismos".

JG – Creo que este es un hecho puntual, siempre hay algún argumento para "evitar-que". Puede ser procesal, como en este caso, pero siempre hay un argumento para evitar dar el paso que agregue justicia y equidad.

Además, la diferencia entre 2007 y ahora son dos años y poco en términos cronológicos pero en términos políticos es mucho; el presidente electo, el senador Mujica, manifestó en campaña electoral su acuerdo con la creación de una universidad en el interior del país. Es un tema de justicia y equidad.

Yo voy a dar mi caso concreto. Yo estudié Medicina, vivía a seis cuadras de la facultad, iba caminando, volvía a mi casa, no pagaba alojamiento, no pagaba alimentación, no paga transporte, y por supuesto que no hay matrícula ni nada en la Universidad. Mientras yo volvía a mi casa, muchos de mis compañeros del interior volvían a una pensión a calentarse la comida en un primus, esperando la encomienda que viniera todas las semanas en una bodega de un ómnibus desde el interior, y ni hablemos de lo que significa el desarraigo, que no hay forma de cuantificarlo en términos materiales.

¿Por qué creernos esto de que la UdelaR desde el punto de vista del acceso es gratuita e igualitaria para todo el mundo, cuando sabemos que eso es sólo en la teoría? Notoriamente tiene costos para los estudiantes que provienen de familias del interior y lo tiene para los que provenimos de familias de Montevideo. Lo tiene para quienes pueden asumir ese costo, pero hay cientos, miles de familias que no pueden asumir ese costo y por lo tanto ya no es que no sea gratuita, es que el tema geográfico es un impedimento.

Usted le hizo el 30 de diciembre de 2009 una nota espectacular –que recomiendo– a Daniel Gianola, un investigador uruguayo que a los 17 años se fue para Estados Unidos y el año pasado la Facultad de Agronomía le dio el doctorado Honoris Causa. Y dice cosas muy parecidas a las que estoy diciendo, que hay que terminar con este centralismo y crear en el interior centros de excelencia universitaria.

Con un agregado que hago yo: no es que haya que hacer una universidad para el interior, hay que hacer una universidad con sede en el interior, que es diferente. Porque puede haber muchos estudiantes que provienen de Montevideo que prefieran –hasta por la cuestión de la masificación universitaria, que esto va a solucionar– ir a estudiar a una facultad radicada en el interior, con menos alumnos, que quedarse aquí en Montevideo yendo a clases a un anfiteatro con 300 personas, como es el caso hasta el día de hoy.

Es imperioso ejercer esa descentralización, ya no hay institutos que tengan 80.000 estudiantes como tiene la UdelaR; que se pueda agregar esa justicia y esa equidad en el acceso y que al mismo tiempo se pueda disparar un proceso de descentralización que en materia educativa es indudable: la instalación de centros universitarios lleva de la mano el desarrollo local.

EC – Ahora, usted recordaba recién cómo en la campaña electoral el propio presidente electo, José Mujica, se manifestó a favor de la creación de una nueva universidad pública y en el interior. Después esa posición se fue corriendo hasta por lo menos darle prioridad a la propia UdelaR para que ella misma sea la que se desarrolle en el interior, algo que está en los planes de la UdelaR. El mismo rector Arocena dice hoy que "la UdelaR no está en absoluto en contra de sacarla al interior. Por el contrario, quiere, al igual que el gobierno de Mujica, una expansión en el interior", y puso ejemplos de los pasos que se están dando. Como que el tema apareció pero después se lo dejó en suspenso a la espera de ver qué es lo que hace la propia UdelaR. ¿Para usted no alcanza con que la UdelaR dé estos pasos?

JG – Yo quiero enormemente a la UdelaR y le debo mucho, pero coincidamos en que hace 150 años que la UdelaR está haciendo esfuerzos para descentralizarse. No hay nada que diga que lo va a hacer en los próximos cinco cuando no los hizo en los 150 anteriores.

Y con respecto a este matiz en lo del presidente Mujica, que es verdad, yo creo que hay que ayudarlo en esta idea que él comparte de descentralizar la universidad, porque si no va a ser preso de los corporativismos. Empiezan a surgir las presiones internas porque en el fondo hay un tema de poder. A quien ejerce el centralismo y tiene todo el poder de una institución en sus manos se le dificulta abrir esas manos para hacer lo que la descentralización conlleva, que es la distribución de espacios de poder. En este caso, la posibilidad de que las regiones, los departamentos, las localidades asuman en sus manos la posibilidad de tener centros de educación universitaria y verter en estos centros sus capacidades locales, regionales y el desarrollo que esto conlleva. Por lo tanto me parece que hay que ayudar al nuevo gobierno a seguir en lo que en un momento afirmó, que es la posibilidad de que Uruguay tenga, como la inmensa mayoría de los países, más de una universidad pública. Esto va a generar una competencia en el ámbito público en el sector universitario; es verdad, es indudable y además es beneficioso, porque quien ejerce el monopolio no tiene necesidad de superarse. ¿A dónde ira el estudiante de Derecho que quiere estudiar en la universidad pública? ¿A la de Montevideo, con 400 alumnos, teniendo que ir una hora y media antes al salón para conseguir un lugar más o menos adecuado? ¿O por ejemplo a Salto, Durazno, etcétera, donde quizás hay 50 alumnos con una relación más directa con el profesor?

Entonces me parece que va a haber esfuerzos, esa competencia va a generar la elevación de la calidad que es el tema que tenemos por delante.

EC – Ahora, una de las razones por las cuales la UdelaR no se desarrolla suficientemente en el interior es económica, es presupuestal. ¿Cómo analiza usted este aspecto teniendo en cuenta que si se crea una nueva universidad pública habrá que destinarle un presupuesto, o sea que el conjunto del presupuesto de las universidades públicas tendrá que aumentar?

JG – Siempre hay dos tipos de argumentos que tratan de evitar. Uno de ellos es el presupuestario. Nadie dice que de un día para otro usted va a replicar –aparte sería un error replicar– el modelo que tiene la UdelaR en el interior, con 12 o 15 facultades, entre otras cosas porque el modelo que tenemos aquí en Montevideo es decimonónico, no existe en el mundo entero, se acabó. Este modelo donde usted entra en el extremo de un tubo de una facultad el primer día de clase y la única opción que tiene es salir por el otro extremo del tubo ocho o 10 años después no existe más. Por eso la bondad que tiene crear una universidad pública con sede en el interior es que usted puede aplicar modelos académicos que son modernos y que se usan en el mundo entero y no replicar estas estructuras que tenemos aquí en Montevideo.

Pero además, como dice el proyecto de ley, el presupuesto lo otorgará la próxima ley de presupuesto nacional después de aprobada la misma. Y habrá un proceso que como todo proceso es escalonado, no se tiene 15 facultades de un día para otro, se empieza teniendo algunos servicios –los de mayor masa crítica– y van progresando.

¿Cuál es el ejemplo que se utiliza en materia de desarrollo de ciencia de la salud en el Uruguay en materia pública? Si hay que hablar de un hospital, ¿cuál se menciona a nivel del interior como modelo? Tacuarembó, todos lo sabemos, los periodistas, los políticos, la sociedad en su conjunto. ¿No hay allí una masa crítica de profesionales y docentes que si uno tuviera que pensar en servicios vinculados a la medicina o a la ciencia de la salud podría aprovechar para establecer allí los servicios de la Facultad de Medicina? ¿O no hemos generado a partir de los desarrollos productivos del país una masa crítica importante en el litoral oeste con todo lo vinculado a las plantas de celulosa en lo que significa la gestión medioambiental? Este tema que en el mundo entero se aborda desde el punto de vista científico, se forma gente, porque los países que apelan como debemos apelar nosotros al desarrollo productivo tenemos un deber social primero que es cuidar nuestro medio ambiente, nadie lo va a cuidar si no lo cuidamos nosotros mismos.

Entonces creo que uno tendría que pensar que en esta nueva universidad todo lo que significara la ciencia de la gestión del medio ambiente tendría que estar vinculadas al litoral oeste. Aparte ahí nos va a venir muy bien como país demostrar que nosotros no sólo lo cuidamos sino que lo abordamos científicamente.

Es decir, la creación de una segunda universidad tiene los alcances de descentralización, de justicia, de equidad, pero aparte de vincularse al desarrollo productivo del país.

¿Por qué no? ¿Y por qué el monopolio es ejercido desde acá?

EC – Esta nueva universidad que usted propone ¿sería autónoma y cogobernada, al igual que la UdelaR?

JG – En el proyecto de ley planteamos que sea autónoma, que sea la propia universidad, como corresponde, la que determine sus reglamentaciones internas. Y que en este proceso de transición esté la propuesta para encarar los Consejos del Poder Ejecutivo con venia del Senado, como se hizo en el primer Consejo Directivo Central de la universidad posdictadura, porque alguien tiene que firmar las primeras autoridades para después iniciar el proceso de elección autónomo de las autoridades.

Yo comparto la autonomía universitaria, luché muchísimo por ella y lucho en este sentido porque para el desarrollo científico y académico es muy importante esta autonomía. Con una sola prevención: la autonomía no puede ser del país y de su gente, no puede haber universidades que sean autónomas y hagan lo que quieran independientemente de las necesidades del país. Yo creo en la autonomía, peleé muchísimo por ella y voy a seguir peleando, por eso puse en este proyecto de ley que la universidad a crearse sea autónoma.

EC – Por otro lado el proyecto también crea un Consejo de Coordinación Universitaria.

JG – Exactamente, porque en la media de que hay más de una, que se rompa el monopolio, tiene que haber coordinación a nivel público. Pero también hay que tomar una realidad, hay universidades privadas. En Uruguay la existencia de universidades privadas fomentó cierto tipo de competencia a nivel académico que yo creo que fue muy beneficioso en la UdelaR. En este caso la competencia se va a trasladar al ámbito público pero con autonomía; uno puede ser autónomo, puede ser público, pero tiene que tener claro que pertenece a un mismo Estado y que los recursos de uno y otro salen del bolsillo de la sociedad, por lo tanto tiene que tener cierto tipo de coordinación porque son de un mismo país.

EC – Dice hoy el diario El País que su colega Fernando Amado, de Vamos Uruguay, tiene previsto proponer un proyecto de características similares. ¿Ha conversado con él?

JG – No he conversado, hoy lo he visto en el diario y me parece excelente. Yo ayer decía que lo importante de la legislatura no es el primer día, porque el primer día todos nos prometemos hacer las cosas bien; lo importante es el último día, a ver si las promesas se cumplieron y si pudimos dejar en 5 años un país un poquito mejor de lo que lo encontramos. Si esa voluntad de acuerdos puede empezar por esto –que agrega justicia en el acceso a la educación superior, que es motor indispensable para el desarrollo y el progreso– y si hay acuerdos entre el presidente de la República y su grupo político, el Partido Colorado, el PN y seguramente el Partido Independiente, estoy seguro que dentro de 5 años diremos que algunas cosas son mejores que cuando empezamos.


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