Entrevistas

La ciudad de Christchurch se sacude los escombros y encara la reconstrucción tras el sismo

La ciudad de Christchurch se sacude los escombros y encara la reconstrucción tras el sismo

En enero de 2010, Puerto Príncipe, capital de Haití, sufrió un terremoto que alcanzó los 7 grados Richter. Cientos de miles de personas murieron, los saqueos se hicieron moneda corriente y las consecuencias se sufren hasta el día de hoy. A principios de setiembre, la localidad neocelandesa de Christchurch debió soportar un sismo de la misma escala que el que afectó al país caribeño. Sin embargo, sólo hubo un fallecido, debido a un ataque al corazón, y la propiedad se respetó cabalmente. ¿A que se debió esta diferencia? La cónsul honoraria de Uruguay en la isla Sur de Nueva Zelanda, Elena Duter, reveló algunas pistas. Entrevistada por En Perspectiva, relató su experiencia durante el desastre, que a pesar de su escasa mortalidad provocó cuantiosos daños materiales, y explicó cómo vive la población local ante las más de 600 réplicas registradas.


(emitido a las 9.02 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Desde hace décadas la ciudad de Christchurch, en la isla Sur de Nueva Zelanda, tiene muchos puntos de contacto con Uruguay.

Allí está ubicada la Universidad Lincoln, especializada en ganadería y agricultura, por donde ha pasado gran cantidad de profesionales uruguayos, como estudiantes de grado o de posgrado, como docentes o investigadores.

Por otro lado, en Christchurch tiene su sede la empresa PGG-Wrightson, el gigante neocelandés de los agronegocios, que cuenta con una larga presencia en Uruguay a través de la firma de semillas PAS, pero que además recientemente impulsó el proyecto New Zealand Farming Systems Uruguay, que en junio de este año tenía instalados en nuestro país 31 tambos en 12.500 hectáreas.

Debido a la fuerza de esos y otros vínculos, no pasó desapercibida entre nosotros la noticia del terremoto que sacudió a Christchurch a comienzos de este mes.

Después de sobrevolar el lugar en las horas siguientes al sismo, el primer ministro John Key comentó: "Es como si hubieran metido algunas partes de la ciudad en una centrifugadora a toda revolución; he llegado a ver una iglesia partida por la mitad".

Si bien Nueva Zelanda está acostumbrada a los movimientos telúricos, este del 4 de setiembre fue uno de los más fuertes de la historia, ya que alcanzó los 7 grados en la escala de Richter, similar al de Haití.

Pero, en contraste con los centenares de miles de víctimas que hubo en Puerto Príncipe y sus alrededores, en el caso de Christchurch murió una sola persona, víctima de un ataque al corazón.

De todos modos, más de 100.000 hogares sufrieron daños materiales. Y lo que más ha impactado en la población es que casi tres semanas después las réplicas siguen sucediéndose, haciendo estragos sobre todo desde el punto de vista psicológico.

***

EC - ¿Cuál es exactamente la situación en Christchurch? ¿Cuán preparada estaba la ciudad para enfrentar un temblor como el que le tocó? ¿Cuánto costará la reconstrucción? ¿Qué impacto tendrá esta catástrofe en la economía de Nueva Zelanda?

Vamos a conversarlo con Elena Duter uruguaya, graduada en la Universidad de la República, Facultad de Agronomía, especializada en forestación. Desde 1998 ha trabajado en la industria de semillas como analista en Uruguay. Desde 2004 da clases en la Universidad Lincoln de calidad de semillas para estudiantes de primer grado, y también lleva a cabo un curso intensivo sobre análisis de semillas durante tres semanas básicamente para personas en la industria semillera. Trabaja para el Centro de Investigación en Bioprotección dentro de la Universidad Lincoln y está a cargo de cinco proyectos de investigación. Elena, que tiene 38 años, además es cónsul honoraria de nuestro país en la isla Sur de Nueva Zelanda.

Esperamos que con esta charla no se te haga muy tarde para dormir. ¿A qué hora se acuestan? ¿Cuáles son las costumbres de los neocelandeses? ¿Medianoche es demasiado tarde para llamar a alguien ahí?

ELENA DUTER:
Sí, a esta hora no queda nadie despierto, salvo algún día de fin de semana, la juventud que sale los viernes y los sábados de noche, pero los días de semana normalmente a las diez de la noche estamos todos durmiendo.

EC - Antes de ingresar al momento del terremoto y las reacciones de la población, sería bueno ubicarnos geográficamente. Christchurch está ubicada a unos 300 kilómetros al sur de la capital de Nueva Zelanda, Wellington, en la costa este de la isla Sur, en la provincia de Canterbury. Fue fundada en 1850; ¿cuál es su población hoy?

ED - Según el último censo, que fue realizado en 2006, son unas 350.000 personas. Pero el censo toma solo personas mayores de 15 años; eso sería para Christchurch; Canterbury cubriría mayor área, calculamos que estaríamos en el medio millón.

EC - A Christchurch le dicen "ciudad jardín", y también "la ciudad inglesa más bonita fuera de Inglaterra". En particular, se destacan los edificios de arquitectura Tudor, como la propia sede principal de la Universidad Lincoln. ¿Dónde vives tú exactamente en Christchurch?

ED - Estamos en un barrio que se llama Avonhead, por la cabeza del Avon, donde comienza el río Avon, que atraviesa la ciudad de Christchurch. Estoy a unos 12 kilómetros de la Universidad Lincoln y a unos cinco o seis kilómetros del centro de Christchurch.

 
 Vista del río Avon.

EC - ¿Cómo es el barrio? ¿Con cuál de Montevideo se podría comparar?

ED - Los barrios acá son todos muy parecidos, hay muy poca diferencia entre un barrio y otro. Con respecto a Uruguay vendría a ser algo así como Carrasco, con casas con jardín y bastante área verde, arbolada, sin edificios altos, salvo los que se encuentran en las calles principales del centro.

EC - Tú llevas siete años viviendo en Nueva Zelanda, estás casada, tienes dos hijos chicos. ¿Dónde estaban en el momento del terremoto? ¿Cómo lo sintieron?

ED - El 4 de setiembre a las cuatro y media de la mañana nos despertamos con el sonido. Nosotros ya habíamos experimentado un terremoto pequeño el primer año que estuvimos en Nueva Zelanda, entonces supimos lo que era. En ese momento no tuvimos ni idea lo que era ese ruido, que era como una locomotora, como un tren que pasa por arriba de la casa, pero esta vez, como ya habíamos experimentado siete años atrás, cuando lo sentimos nos dimos cuenta de que estaba por venir un terremoto. Lo primero que se siente es eso, atinamos a sacar a los chicos de la cama, los fuimos a buscar al cuarto. El bebé, que tiene dos años, durmió durante todo el terremoto, no se enteró de lo que estaba pasando; al mayor, que tiene casi seis años, lo tuvimos que despertar porque es más pesado. Nos pusimos debajo del marco de la puerta en el corredor de la casa a esperar que pasara sin saber cuánto iba a durar. No supimos la duración hasta horas más tarde cuando escuchamos las noticias.

EC - ¿Supieron en ese momento la magnitud del terremoto?

ED - No, no teníamos absolutamente ni idea. Tuvimos un apoyo buenísimo de Uruguay, a la hora del terremoto recibimos un llamado del Ministerio de Relaciones Exteriores, nos preguntaron cómo estábamos, se pusieron a disposición y nos dieron una línea de teléfono de emergencia. Fue ahí que nos enteramos de la magnitud del terremoto. Nos quedamos sin luz, eran las cuatro y media de la mañana –aquí amanece recién a las seis–, entonces nos quedamos esperando que saliera el sol para salir a la calle, hablar con los vecinos y ver qué había pasado. No teníamos idea de cuán fuerte había sido ni de los daños que había habido en la ciudad. Por supuesto que al ver en nuestra casa todas las cosas tiradas, los libros todos tirados, las bibliotecas en el piso, marcos, espejos, cosas caídas, notamos que había sido fuerte, pero no teníamos idea de la magnitud.
 
 
  Trabajos de reconstrucción.
Crédito de foto: Paul Petch / Flickr.com

EC - ¿Cómo reaccionó la población? El Gobierno estableció un toque de queda. ¿Por qué fue necesaria esa medida?

ED - La mayoría de los edificios antiguos está en el centro de la ciudad, entonces hicieron un chequeo de lo que estaba pasando. Todavía quedan muchos edificios con muchos ladrillos muy antiguos. No lo tomamos como un toque de queda tan severo. Apenas tuvimos energía eléctrica, tuvimos la ayuda de los medios de comunicación, para saber lo que estaba pasando. La indicación era quedarse en su casa con su familia, no moverse, no andar en auto, para evitar mayores daños, para evitar accidentes. Básicamente fue eso, no salir de noche, quedarse donde uno está y evitar desplazarse por la ciudad, porque todavía lo que viene a ser la Intendencia, el Gobierno, no había definido cuáles eran las áreas de peligro, las áreas que estaban dañadas. Al día de hoy todavía se están realizando estudios básicamente de cañerías, de contaminación de agua, en estos aspectos todavía está costando bastante arreglar o determinar hasta dónde ha llegado el daño. Porque los edificios se ven, pero está costando más tiempo evaluar todo lo que es subterráneo. De hecho, lo primero que se comunicó fue que toda el agua que se tomara fuera hervida, y que había que mantenerse calmos en sus casas, no ir a trabajar y esperar a que los medios de comunicación informaran qué hacer.

EC - Nueva Zelanda no tiene problemas serios de delincuencia. ¿Hubo sin embargo en una situación como esta intentos de saqueos o algo parecido?

ED - No, fue un ejemplo. Fue lo que les recalcamos a nuestros hijos, que van a estar yendo y viniendo entre Nueva Zelanda y Uruguay –esa es nuestra idea–, que tomen como ejemplo el respeto a la propiedad, el respeto a los locales que quedaron sin vidrio y con toda la mercadería expuesta. Hay tres 3.000 casas en Christchurch que se sabe que se van a tirar abajo y la gente todavía no ha regresado a sus hogares a sacar sus pertenencias, primero están tratando sobrellevar la idea de que se van a quedar sin su casa. Y esas casas están abiertas, acá no hay rejas de seguridad, todos tenemos acceso fácil a las casas, y no ha habido un incidente que haya que lamentar. Es un ejemplo para todas las ciudades y en el mundo.

***

EC -

Elena, tenés unos cuantos amigos acá en Uruguay que te recuerdan con cariño. Por ejemplo, te manda saludos Enrique Huber de Nueva Helvecia: "Hace dos años por esta época nosotros estábamos allá", dice.

ED - Tuvimos una visita de un grupo muy grande de Nueva Helvecia, un grupo de productores lecheros y de quesos artesanales. Fue un placer tenerlos en nuestra casa y fue un orgullo presentarlos en Nueva Zelanda.

EC - Hay más saludos, por ejemplo de Iván Grela: "Un saludo a la distancia para Elena, compañera de estudios en la Facultad de Agronomía. Hace tiempo que no tengo contacto con ella, me alegra escucharla a través de la radio".

ED - Gracias, Iván; saludos.

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Hay un dato que llama la atención que tiene que ver con la intensidad del terremoto: en Haití murieron 200.000, 300.000 personas, y en Christchurch murió una sola persona y debido a un ataque al corazón. ¿Cómo se entiende que, habiendo sido tan fuerte el terremoto, solo una persona resultara muerta?

ED - Al principio lo tomamos como un milagro que no hubiera pasado nada grave. Pero sin duda tiene explicación, la explicación está en la construcción de las casas; sin duda los ingenieros que fueron entrenados en la Universidad de Canterbury y en la de Christchurch son los responsables de esto. Para hacerse una idea, imagínense dentro de un cajón de fruta de madera que es llevado en un vagón de un tren. Eso es lo que pasa cuando estamos en un terremoto, nos movemos como si fuéramos la fruta en el cajón, pero el cajón no se desmantela, está clavado con clavos. Así son nuestras casas, son de madera clavadas, los techos son con tejas, algunos con tejas de cemento, no existe la teja de barro, pero están puestas una encima de la otra, no están clavadas al techo, justamente para que en caso de terremoto no se caigan hacia dentro sino que resbalen hacia fuera. Cuando tenemos un movimiento se mueve la casa toda junta, por eso no hubo accidentes graves. Los edificios que cayeron fueron construcciones de muchísimos años con ladrillos mal cementados, no con un buen cemento sino con un cemento basado en agua que con el movimiento del temblor se desmorona. Los ladrillos se caen como los Lego de los chicos, no se rompen sino que se despegan uno de otro.

JAE - Sin embargo se habla de unas 100.000 viviendas afectadas. ¿Qué aspecto presenta la ciudad hoy, a 18 días del terremoto? Porque 100.000 viviendas es un número muy importante para el tamaño de la ciudad. Si uno recorre ahora ese lugar, ¿qué ve?
 
 
Museo de Canterbury.

ED - El primer día se presentó un sistema de colores en la prensa para que la gente supiera qué significaban el color rojo, el color naranja y el color verde; en aquellos lugares donde se ven cercos de metal con cintas rojas está totalmente prohibido pasar. Se hizo un sistema de colores para que la gente sepa adónde puede ir, por dónde puede caminar y por dónde no puede pasar. La ciudad se cerró con cintas rojas donde existía riesgo de que hubiera más accidentes. Por supuesto que ya se empezó a reconstruir la ciudad, tenemos un campeonato mundial de rugby dentro de un año y vamos a ser la atención del mundo, así que la ciudad se tiene que recomponer.

EC - ¿Se van a jugar de todos modos los partidos que estaban previstos para Christchurch? Porque hace unos días se manejaba la posibilidad de que esos partidos se cancelaran y se trasladaran para otras ciudades.

ED - Por ahora no hay nada nuevo oficial, el partido Argentina-Inglaterra se va a jugar aquí, por ahora no se ha hecho ninguna cancelación. Es más, el equipo de Canterbury va a jugar este sábado contra Wellington de forma gratuita para lograr un ambiente de desestrés para la gente de Canterbury, así que todos podemos ir al estadio y olvidarnos un poco del trauma del terremoto. Se han puesto servicios de psicólogos gratis, líneas 0800 para que la gente pueda lidiar con sus niños y con lo que está sufriendo en las casas. Yo trabajo en un séptimo piso en la universidad y el movimiento de las réplicas es bastante importante y da bastante miedo. Nuestros jefes están pendientes de si necesitamos ayuda psicológica, si nuestras familias necesitan algo, está todo el mundo muy a disposición.

EC - ¿Cómo es eso de las réplicas? Tú lo mencionaste, y nos han llegado otros comentarios a propósito de que las réplicas siguen y siguen y son hoy el principal motivo de afectación de la población. ¿Qué intensidad tienen? ¿Cómo inciden en la vida diaria?

ED - Luego de haber pasado un terremoto y sabemos que estamos todos bien y con salud, las réplicas han sido lo peor. En la hora entre el terremoto y la llamada del embajador, del cónsul general y del Ministerio de Relaciones Exteriores, habían pasado 19 réplicas de un promedio de 4,5 de magnitud, y hasta ahora vamos más de 600. No dormimos como se dormía antes, estamos esperando que esto termine. Sin duda la energía de esas placas tectónicas en movimiento se sigue liberando y es lo que hace que existan estas réplicas. Estamos lidiando sobre todo con los niños, porque del primer terremoto algunos ni se enteraron, y los que se enteraron pensaron que era un movimiento, para ciertos chicos pudo ser hasta divertido, uno está en la cama y se le mueve para todos lados. Pero cuando tenés esta cantidad de réplicas que estás mirando la tele y de repente se te mueve toda la casa, no es nada agradable. Es lo que estamos tratando de superar, de perderle el miedo, de saber si es una réplica o puede ser un segundo terremoto.

 
 Catedral de Christchurch.
EC - ¿Y qué pasó con algunos edificios emblemáticos de la ciudad? Yo tuve la posibilidad de recorrer Christchurch cuando estuve en Nueva Zelanda hace tres años, y es una ciudad divina, con algunos lugares particularmente destacados, por ejemplo la plaza Central, donde están la catedral y el cáliz metálico de 20 metros de altura que se inauguró en ocasión del nuevo milenio. Pienso en la Christchurch Art Gallery, que se inauguró hace relativamente poco y que tiene una colección muy interesante para visitar y recorrer. Pienso en el campus de la Universidad Lincoln. ¿Qué ha pasado con esos y otros edificios que simbolizan la ciudad?

ED - La catedral sufrió algunas pérdidas de ladrillos en los costados y se está recomponiendo. Se trata de numerar los ladrillos que han caído y ponerlos con el cemento que corresponde. Lo mismo pasó en la universidad, la biblioteca de la universidad quedó perfecta, pero en el hall quedó el techo, los ladrillos de los costados se cayeron; las molduras del balcón también se cayeron y se están reconstruyendo. Si vieras lo que es el tamaño de la grúa de la que cuelgan los obreros con todo un sistema de seguridad para sacar cada uno de los ladrillos que quedaron... Es increíble, no tengo idea de lo que puede llegar a ser el costo de grúa ni el costo de alquiler de esa grúa por día.

 
 Christchurch Art Gallery.
El cáliz quedó bien, la Art Gallery y las construcciones modernas no tuvieron ningún problema. La Universidad de Canterbury tiene la biblioteca cerrada por el resto del semestre, tiene dos millones y medio de libros en el piso, para que se hagan una idea del movimiento que hubo. La Lincoln por suerte tiene la biblioteca abierta, estamos funcionando normalmente y planeamos tener los exámenes en las fechas que estaban previstas. Los edificios históricos se van a tratar de reconstruir y los comerciales viejos que tenían ladrillos se están tirando abajo. Como mencioné, se definió que hay 3.000 casas que no se pueden arreglar y se van a demoler. Probablemente no se pueda volver a construir en esa área. Va a haber que volver a diseñar la ciudad, no pueden quedar 3.000 agujeros sin una reconstrucción estética.

***

JAE - A propósito de la coyuntura económica de Nueva Zelanda, afectada por la crisis global, el ministro neocelandés del Tesoro, John Whitehead, dijo que el terremoto afectará el crecimiento trimestral del producto bruto en un 0,5%. ¿Cómo se encontraba la economía neocelandesa, tan volcada a la producción de productos primarios?

ED - Estábamos bastante positivos, saliendo de la recesión, que fue mundial, y recibimos este golpe. Todos nos preguntamos cómo va a conseguir los fondos el país para cubrir todo esto. Se están pagando sueldos, todos tenemos seguros de las casas, y a toda la gente que perdió sus casas hay que ponerle casa de nuevo. Todos nos preguntamos si los impuestos van a subir, todavía no sabemos qué medidas se van a tomar. El 9 de octubre hay elecciones municipales en la ciudad de Christchurch para elegir un nuevo alcalde o mantener al que está, hay mucha cosa que está con un gran signo de interrogación, y para sumar –esto puede ser interesante para los productores de carne ovina– tuvimos una nevada bastante importante ayer y los productores del sur de la isla Sur han perdido un 15% de la parición. Esto va a afectar aún más la economía del país. Es triste ver a los productores apilando los corderos muertos. Sin duda que a Uruguay le va a dar oportunidad para prenderse a ciertos mercados. Pero que Nueva Zelanda va a salir de esto con el fondo de crisis que tiene, y estaremos todos dispuestos a pagar más impuestos para sacar la ciudad adelante. Esa creo que va a ser la respuesta, pero la tendrá el que sea elegido el 9 de octubre.

EC - ¿Hay planes de ayuda del Gobierno para las personas que perdieron sus fuentes de trabajo? Me pregunto incluso si no hay uruguayos en esa situación.

ED - El ejemplo más obvio son los comercios de atención al público que quedaron totalmente destruidos, como restaurantes, peluquerías en el centro. El Gobierno al día siguiente del terremoto propuso cuál va a ser el sueldo que va a pagar como base, y luego el empleador con el seguro le paga la diferencia para que esa persona no pierda su sueldo y pueda seguir pagando su renta, su préstamo, para que siga su vida normal. En muchos casos la gente que ha perdido sus casas tiene que alquilar otra casa para mudar su familia. Eso se hizo el primer día, todos estamos cobrando nuestros sueldos, esa semana en que no se trabajó todos recibimos nuestros pagos como si no hubiera pasado nada.


***

(Luego de la primera parte de la entrevista emitida al aire, el contacto siguió por línea interna.)


JAE - ¿Cuántos uruguayos se calcula que viven en la isla Sur de Nueva Zelanda?

ED - En toda Nueva Zelanda debe de haber unos 500, 600 uruguayos. Tenemos 200 que vienen por el programa Working Hollydays todos los años, esas visas se completan todas; hay muchas familias que luego se han quedado y viven aquí, y hay mucha oscilación, gente que viene y va. Lamentablemente no tenemos una cifra exacta de cuántos somos porque no tenemos un censo del consulado, que sería bueno implementar en algún momento. Hay alrededor de esa cantidad en toda Nueva Zelanda, islas Norte y Sur.

JAE - Desde la audiencia llegó alguna pregunta a propósito de las becas, tomando en cuenta que Nueva Zelanda es una referencia a nivel mundial en cuanto a actividades y disciplinas vinculadas al sector agropecuario, pero no solamente. ¿Hay programas de becas especiales para uruguayos?

ED - Existe un convenio entre los dos países, y Nueva Zelanda ha abierto cuatro becas anuales para aquellos uruguayos que quieran venir a estudiar, por supuesto, cumpliendo los requisitos mínimos de inglés para poder entrar a la universidad. Esas becas están a disposición, supongo que se tramitan en el palacio presidencial.

JAE - En la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

ED - Correcto.

JAE - ¿Esas becas se utilizan, o hay una subutilización de parte de los uruguayos?

ED - Lamentablemente no se utilizan, creo que la última beca fue la mía, que apliqué yo individualmente; fui por mis propios medios a buscarla, la encontré y me la dieron. Y fue en 2003. O sea que estamos desperdiciando cuatro becas por año. Sería bueno que se utilizaran y que se extendieran, que en vez de cuatro sean 40.

JAE - ¿Qué comprende la beca? ¿Qué recibe el que participa en una beca?

ED - Cuando uno está estudiando, la beca cubre generalmente el pasaje aéreo, la renta de la vivienda durante el período de estudio, la FIS de la universidad –lo que se paga por universidades privadas, porque los cursos se pagan–, y un allowance para los gastos para vivir, que están estipulados, ya se sabe cuánto gasta una persona en comida, bebida y en recorrer la ciudad, porque las becas también cubren que uno conozca el país.

JAE - Hace poco se firmó un convenio entre la Universidad Lincoln y la Universidad de la República a propósito de un reconocimiento para ingenieros agrónomos, se les reconoce a los que estudian aquí un título de máster. Explicanos en qué consiste este convenio.
 
 Universidad Lincoln.

ED - La carrera de agrónomo en la universidad en Nueva Zelanda consta de tres años, son tres años de estudios básicos, y nosotros en Uruguay tenemos cinco y realizamos tesis. Nueva Zelanda se preguntaba por qué no venían uruguayos a estudiar aquí, y la respuesta más obvia es que nosotros no pagamos la universidad en Uruguay y aquí es privada y los costos son altísimos, sobre todo los costos de realizar un máster, que lleva dos años con una FIS de 26.000 dólares por año. Mediante negociaciones con la universidad logramos hacerles entender que nuestro nivel de estudio es mayor que lo que entrega la universidad aquí; evaluaron nuestros estudios, evaluaron la cantidad de materias y consideraron que lo que realizamos nosotros en Uruguay es un grado de máster porque llevamos años de investigación, realizamos una tesis, escribimos un libro; la tesis es esa publicación. Eso ya es grado de máster. Al reconocernos el título de máster tenemos la posibilidad de venir a hacer profesorado, que lleva tres años y generalmente es pago por una industria que esté interesada en la investigación de ciertos temas.

JAE - ¿Por ejemplo?

ED - Por ejemplo el tema sanitario en los lanares; enfermedades en arándanos; tema de pinos, hay un montón de enfermedades que atacan las hojas del pino; en mi área, en semillas, hay un montón de fondos para desarrollar bacterias o probacterias que ayuden al mejor crecimiento y la mejor producción de las semillas y de las pasturas. Ahí hay que conseguir un estudiante que esté durante tres años en este país, con buen nivel de inglés, y la industria interesada en el tema a estudiar; se evalúa, el estudiante viene con la idea de lo que quiere estudiar y la universidad propone el tema para que esa persona estudie. Es un acuerdo entre las dos personas, nadie obliga a nadie a estudiar cierto tema.

JAE - Y eso ¿se paga o se cobra?

ED - Eso se cobra, acá los estudiantes cobramos por estudiar. Uno cobra cierto dinero para la FIS de la universidad, el alquiler de la vivienda y para vivir. Uno cobra durante esos tres años mientras estudia.

JAE - ¿Cuánto es el monto?

ED - Al momento los profesorados están en unos 2.000 dólares neocelandeses por mes. Los estudiantes no pagan impuestos al Estado.

JAE - Son unos 1.500 dólares estadounidenses, más o menos.

ED - Sí, en la mano.

JAE - Está también el programa Working Hollydays, con un cupo de 200 por año que los uruguayos puede utilizar para ir a trabajar durante un año. ¿Cómo es?

ED - El Working Hollydays Program es un beneficio que tienen los jóvenes uruguayos menores de 30 años para venir a Nueva Zelanda a trabajar durante un año, cambiando de trabajo cada tres meses, para que conozcan la isla y el país y no se queden con la idea de un solo trabajo, que experimenten distintos empleadores y distintos rubros. Tienen que cumplir con ciertos requisitos, básicamente la edad, tener el pasaje de ida y vuelta y un mínimo de dinero para ingresar al país y tener seguro médico. Ingresan al país y trabajan como cualquier residente, tienen la posibilidad de acceder a cualquier trabajo como cualquier ciudadano o residente del país.

JAE - ¿Eso también es abierto?, ¿no tiene que ser en algo vinculado al agro?, ¿puede ser en otro sector?

ED - Es abierto a todos los sectores. De hecho, ya hay un llamado bastante importante para todo lo que vendría a ser hospitality, la parte de servicios, por el tema del mundial de rugby del año que viene. Va a haber carencia de chefs, de gente que trabaje en hoteles, de recepcionistas. No es solo en el agro, hay un montón de servicios y otros trabajos a disposición.

JAE - El tiempo de aplicación para la próxima temporada de Working Hollydays vence a fin de mes, el 1º de octubre, así que va la sugerencia para quienes estén interesados de acceder a la página oficial del Gobierno de Nueva Zelanda para hacer las consultas correspondientes.

ED - Muchas gracias por hacernos sentir más cerca de Uruguay, que siempre extrañamos. Quiero que sepan que estamos a disposición como consulado para las preguntas, para lo que necesiten, mis teléfonos y mi e-mail están en internet, cualquiera puede acceder a nosotros, nos puede llamar. Aquellos padres que están nerviosos por sus hijos que están en el Working Hollyday Program no duden en llamar, sabemos lo que es que un padre o una madre estén nerviosos por sus chicos. Estamos a disposición las 24 horas.

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Transcripción: María Lila Ltaif


(Crédito de foto de portada: Philinza1965 / Flickr.com)


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