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Brasil: a cuatro días de que se elija el próximo presidente

Contacto con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la Agencia France-Presse en Brasil.


(emitido a las 8.40 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Dentro de cuatro días más de 100 millones de brasileños elegirán nuevo presidente.
 
La candidata del oficialismo, Dilma Rousseff, y el socialdemócrata José Serra, disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, este domingo 31 de octubre.
 
Las encuestas dan una ventaja contundente a la candidata de Lula pero su rival parece decidido a pelear cada voto y tal vez por eso es que la campaña sube de tono.
 
Les propongo una puesta a punto de la campaña electoral brasileña cuando falta poco para una definición significativa. El diálogo es con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la agencia France-Presse en Brasil.
 
Desde el último contacto contigo se produjo un cambio importante en el panorama electoral brasileño que tiene que ver con lo que las encuestas: Dilma Rousseff había perdido pie pero ahora parece fortalecerse. ¿Cómo se explica esto? ¿Cuán sólida es la posibilidad de una victoria oficialista el domingo?
 
MAURICIO RABUFFETTI:
Hay varios factores que explican esta reversión de tendencia que correctamente marcaste. El factor principal se llama Luiz Inácio Lula da Silva, sin lugar a dudas es la participación del presidente en esta campaña la que permitió a Rousseff recuperarse de una fase bastante difícil de pérdida de votos. Una fase en la cual una de las principales encuestas la colocó casi en un empate técnico con su contrincante José Serra.
 
Cuando Rousseff llegó a este punto de casi empate técnico hace unos diez días la presencia del presidente Lula en la campaña se hizo mucho más fuerte, multiplicó sus apariciones junto a la que su candidata la menciona prácticamente en cada discurso que da, en cada contacto con la prensa. Recordemos que él, que tiene 82% de aprobación a su gestión, fue quien creó a Dilma Rousseff candidata del Partido de los Trabajadores (PT). Desde que Lula involucró nuevamente en forma completa total en la campaña, las cosas comenzaron a caminar mejor para Rousseff.
 
Obviamente no es el único factor, hay cuestiones de estrategia que pesan bastante.
 
EC – ¿Podemos profundizar en esos otros elementos que además del factor Lula influyen en este favoritismo de Dilma Rousseff?
 
MR – Para mencionar el más importante de esos otros factores decíamos algunos días que la religión y principalmente el tema de la despenalización del aborto, que es un tabú en Brasil, habían cobrado una relevancia especial en esta campaña. Es tal la influencia de los votantes religiosos y sus iglesias que incluso influenciaron las prioridades de los dos candidatos.
 
En ese punto Rousseff, que venía de malas con ese sector numéricamente muy importante de electores, un sector que la abandonó en parte en la primera vuelta, Rousseff hizo una jugada poco sutil pero muy hábil que fue asumir un compromiso escrito con líderes religiosos en el que aún a contramano de la base del PT se comprometió a no aprobar leyes que despenalicen el aborto.
 
EC – Sí, es un cambio sustancial porque ella llegó incluso a defender la postura contraria algunos años atrás. Tú señalabas algo que me parece muy relevante: lo hizo además a contramano de su partido.
 
MR – Sí, ese punto es interesante señalarlo porque explica lo que señalábamos antes la influencia muy fuerte de lo religioso en la campaña electoral. Sin embargo, esa nueva definición –llamémosle así- que Rousseff adoptó sobre este tema y el compromiso que asumió sobre otros temas importantes para las iglesias como la oposición a la unión de parejas del mismo sexo que podría entonces quedar fuera de la agenda parlamentaria en su Gobierno, esa nueva definición no afecta para nada su apoyo en el PT. Su voto de parte de los miembros y de los votantes del PT es voto cautivo, no se va a ir para Serra y si se fuera a voto en blanco o voto anulado no cuenta para el resultado final del domingo. Así que el movimiento que hizo Rousseff de ceder ante la influencia de líderes religiosos le va a rendir electoralmente.
 
No lo logró captar, según los especialistas, todos los votos que fueron por este tema a Marina Silva, la candidata del Partido Verde que había quedado tercera en primera vuelta. Pero por lo menos frenó la sangría de electores religiosos que su campaña estaba sufriendo.
 
EC –¿Qué tan sólida es la ventaja del oficialismo cuando faltan cuatro días para las elecciones?
 
MR – A diferencia de la primera vuelta, el domingo gana el que tenga más votos. Todas las encuestas dan una ventaja a Rousseff que viene incluso en aumento. La que le dio más diferencia hasta ahora en los últimos días fue la encuestadora Vox Populi que marcó 57% para ella y 43% para José Serra, una diferencia importante. En este caso esos porcentajes incluyeron el conteo a quienes votarían anulado o en blanco; esos sufragios no cuentan para el domingo.
 
Es decir, esos 14 puntos de diferencia serían efectivos, sería una diferencia real de votos, y es un margen muy grande sobre todo considerando que Serra está estancado en las mediciones e incluso perdiendo algún puntito.
 
Si nos basamos en las encuestas, Rousseff debería ganar el domingo y Brasil tendría por primera vez a una mujer como presidente. Más importante aún, la candidata de Lula ganaría, sería la continuidad del actual Gobierno. Si me baso en el sentimiento general que es palpable en la calle creo que el resultado sería el mismo.
 
EC – Lo hemos comentado poco en realidad, ¿cómo es eso, cómo viven los brasileños esta campaña?
 
MR – La brasileña es una sociedad mucho menos politizada que la uruguaya por ejemplo, aunque el voto es obligatorio la abstención es muy alta...
 
EC - ...Recuerdo que tú marcabas algo así como un 20% en la primera vuelta.
 
MR – Sí, el porcentaje rondaba ese número. Ahora hay una preocupación incluso con la afluencia de votantes porque el próximo es un fin de semana largo, incluye un feriado el martes y además el número de indecisos curiosamente aumentó al acercarse el final de la campaña.
 
En la calle, a diferencia de Uruguay, no hay tanta publicidad estática en carteles, sí mucha gente caminando con banderas. No hay puestos de entrega de listas porque la votación es electrónica, hay gente pagada por las campañas con algún cartel portátil...
 
EC - ...Sí, se ven las bicicletas, ese tipo de artefactos con dos ruedas o tres ruedas que llevan carteles.
 
MR – Aquí tienen gran creatividad para inventar vehículos para hacer campañas de todo tipo y en las playas se ven exactamente esas bicicletas que tú mencionas.
 
La característica más interesante de la campaña es que los candidatos están muy volcados a la calle para tomar contacto con la gente, hay una multiplicidad de actos cada día en los que -y ya volviendo al análisis estrictamente de esta última etapa de la campaña- lo que prima son los ataques entre uno y otro a diferencia de lo que esperábamos al comienzo de esta parte dos de la batalla electoral la verdad que las propuestas no aparecen.
 
EC – Leí incluso que ninguno de los dos candidatos ha presentado un programa electoral.
 
MR – Sí, eso es correcto, hubo un documento muy breve de Dilma Rousseff pero no fue un programa de Gobierno, fue un documento sin propuestas con más bien compromisos generales, no fue un programa en realidad.
 
Eso que estamos acostumbrados, los uruguayos, a ver en las campañas esos grandes documentos con propuestas programáticas y promesas. Aquí se procesa de otra manera, tal vez más en los discursos o a través de las ideas que en el imaginario colectivo representan uno u otro candidato: en el caso de Rousseff la continuidad del Gobierno de Lula, en el caso de Serra un modelo menos estatista que algunos miran con recelo en un país en donde el Estado tiene un peso realmente enorme.