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Pasó por Montevideo Bobby McFerrin, un cantante deslumbrante que usa al público como instrumento

Pasó por Montevideo Bobby McFerrin, un cantante deslumbrante que usa al público como instrumento

El Auditorio Adela Reta recibió el pasado domingo al cantante norteamericano Bobby McFerrin. El artista deleitó a los espectadores y los hizo partícipes de su coro, al que acompañó con los sonidos del cuerpo humano. El músico uruguayo Rodolfo Vidal estuvo en el escenario. También lo hizo, pero como parte del colectivo, la doctora Lucía Apezteguía. Ambos dialogaron en Perspectiva.


(emitido a las 10.31 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El domingo pasado, al caer la tarde, más de 2.000 personas disfrutamos de una experiencia musical muy original cuando en el Auditorio Nacional Adela Reta del Sodre se presentó Bobby McFerrin.

Fue un acontecimiento único y espero que este comentario no sea sólo la crónica de lo que ocurrió en esos 90 minutos adentro de aquella sala. Si ustedes no estuvieron allí pero se entusiasman con lo que ahora vamos a narrar, les contaré cómo pueden acercarse a estas vivencias.

Fue un concierto que paseó por diferentes estilos musicales, desde el jazz a la música clásica, pasando por la ópera, la comedia musical, ritmos africanos, el soul y el reggae, entre otros. Para enfrentar un espectro semejante, Bobby McFerrin se instaló sobre el escenario simplemente sentado en una silla y con el micrófono inalámbrico en la mano. A los pocos segundos ya estaba mostrando ese virtuosismo que es tan característico de él, basado en el cual su voz no sólo canta la letra de una canción, sino que además le permite acompañarse a sí mismo imitando los instrumentos de la orquesta y también, si es necesario, los sonidos de la naturaleza o de las creaciones del hombre, por ejemplo el motor de un auto.

Y si bien fueron geniales sus primeras interpretaciones realizadas así, a capella, lo más notable de la noche comenzó unos minutos después, cuando el público se integró al espectáculo.

EC - Esa comunión entre el solista y la gente le dio otra dimensión a la presencia en Uruguay de esta leyenda de la música, y dio lugar a varios momentos lisa y llanamente memorables. Perfectamente puede decirse que el recital del domingo fue un concierto en el que Bobby McFerrin se presentó acompañado por buena parte de los espectadores que habían ido a verlo y escucharlo.

Uno de ellos fue Rodolfo Vidal, con quien vamos a conversar a partir de este momento.

Tú eres director de coros.

RODOLFO VIDAL:
Sí, dirijo el Coro de la Facultad de Arquitectura y Excusa Vocal.

EC - ¿Qué es Excusa Vocal?

RV - Son grupos corales, Excusa Vocal es un poquito más chico en gente, y en el coro de Arquitectura son como 30. Los dos coros son de trabajo vocal.

EC - ¿Ese es tu trabajo?

RV - Sí, trabajo con esos grupos e investigo el tema de la voz, y también doy clases y talleres con referencia al entrenamiento de la voz y el cuerpo. También trabajé con la danza contemporánea, fue una posibilidad de encontrarme con la forma de percibir la escucha del cuerpo, que me parecía importante entender para aportarme a la escucha musical.

EC - Tú tienes 44 años y eres un bajo.

RV - Sí.

EC - Bobby McFerrin nació en Nueva York hace 61 años. Muchos de nuestros oyentes deben conocerlo sobre todo por aquella canción suya "Don’t worry, be happy", del año 1988, que lo hizo muy famoso.

EC - A partir de ese antecedente, ¿cómo defines a Bobby McFerrin? ¿Qué tipo de artista es?

RV - Para mí la curiosidad sobre Bobby McFerrin viene de hace años, y sobre todo empecé a encontrar esa posibilidad que él generaba de los sonidos, la posibilidad -más allá de las letras de las canciones- que tiene el hombre de esa acción de cantar y generar su musicalidad mediante la acción sonora, vi que eso alimentaba la creación musical.

EC - Veía en el programa del espectáculo algunos apuntes a propósito de los valores de Bobby McFerrin. Dice: "Es conocido por tener un gran rango vocal de cuatro octavas y por su habilidad para usar su voz para crear efectos de sonido, como su recreación de un bajo sobresaturado que logra cantando y golpeando suavemente su pecho". ¿Qué dices tú?

RV - Logró entender la música como un juego de posibilidades y no quedarse encasillado en un registro, siguió investigando la posibilidad que tiene la voz humana, que es lo que más alimenta él, que la gente se permita crear. Alimenta esa capacidad increíble que tiene la voz humana, los instrumentos lo que hacen es copiar la voz humana. Logra esa comunión increíble de musicalidad y te tiene esas dos horas encandilado con un micrófono, su voz y su propuesta.

EC - Sigo con lo que dice el programa: "A esto suma un falsete prodigioso, lo que le permite interpretar notas en registro sobreagudo de la soprano, y eso que también llega a los registros más graves del bajo".

RV - Totalmente, puede permitirse cantar con instrumentos o con voces de todos los registros, logró esa liviandad musical, en el sentido de que sin esfuerzo uno lo ve hacer todo lo que su creatividad le permite.

EC - Puede hacer, además, al mismo tiempo, melodía y acompañamiento rítmico, todo con su propia voz y nada más.

RV - Sí, es una cosa que asombra mucho, sobre todo pensando que uno va a ver un escenario donde no hay escenografía, no hay desarrollo de luces. La apuesta decía: "Durante años trabajó para imaginarse en el escenario de esa manera, cómo quería ser el cantante que quería ser", y sin duda logró ese objetivo de encantar a la gente.

EC - El concierto del domingo estaba organizado por el Centro Cultural de Música y el Jazz Tour en forma conjunta. Eso da una idea del tipo de público que se congregó: gente aficionada a la música de calidad. Pero en particular tengo la impresión de que había muchos músicos, y en especial muchos cantantes, profesionales o amateurs, ¿no?

RV - Sí, yo tenía mucha expectativa también de cómo sería el espectáculo acá en Montevideo, y fue fantástico ver esa frescura y ese enganche que tuvo el público. Sin duda había mucha gente que canta de distintas formas, pero creo que también había otros que no, que no se dedican a cantar, sin embargo se permitieron cantar. Eso es lo más increíble que logra McFerrin, genera un ámbito de confianza, de intimidad. Éramos dos mil personas y sin embargo creo que cada uno tuvo una intimidad ahí que pocas veces se logra.

EC - Eso de que había en el público cantantes acostumbrados, profesionales o amateurs se notó especialmente cuando Bobby McFerrin hizo las primeras invitaciones a que la gente lo acompañara desde la platea. Por ejemplo en el "Ave María" de Gounaud interpretado sobre el preludio de Bach, apenas Bobby McFerrin se puso a cantar los primeros compases desde el fondo de la sala surgió un coro espontáneo que sabía perfectamente no solo la letra sino sobre todo la música. Y ya fue un toque de atención de lo que se venía.

(Audio.)

EC - Está claro que en el público había muchos que conocían perfectamente cómo son los recitales de Bobby McFerrin, qué tipo de juegos hace con los espectadores, y conocían además sus canciones más frecuentes. ¿Cómo era tu caso?

RV - Con las ventajas que tiene internet conocía sus discos y videos. Yo lo comparto con los grupos de trabajo, con la gente que me conoce, porque creo que son como talleres, lecciones musicales increíbles. Uno más o menos ve cómo ha estado trabajando él últimamente, tuvo muchos procesos de trabajo, y a veces trabajó con músicos profesionales, ver la forma de trabajo que propone como bases musicales y sobre eso improvisa. Este formato del espectáculo ya está visto en internet y en algunos videos. Pero en vivo pude ver su espontaneidad y que si bien tiene algunas cosas que mantiene en los espectáculos, muchas cosas dependen de cómo sea el público, de cómo él sienta la conexión con el público, varía su propuesta.

EC - En los conciertos de Bobby McFerrin hay varias formas previstas para la participación de la gente. Una, la más clásica, es cuando el público canta desde sus butacas. Pero hay por lo menos cuatro más. La primera vino cuando pidió voluntarios para bailar en el escenario al son de la música que iba a interpretar. Ya allí fue impresionante comprobar la respuesta: subieron cinco o seis muchachas y muchachos como tocados por un resorte.

RV - Es verdad, la gente sabe el código de invitación y eso dispara esa posibilidad.

EC - Los uruguayos a veces somos tan tímidos que no era obvio que fuera a ocurrir lo que ocurrió el domingo.

RV - Por eso decía lo de mi curiosidad por cómo sería este concierto acá, y estuvo buenísimo porque fue removedor ver cómo surgió esa conexión entre los bailarines y él. Mucha gente piensa que alguna cosa está preparada, eso es lo más curioso, puede costar entender que eso pasó ahí, en ese instante, en ese momento, que se conocieron ahí. Eso es maravilloso.

EC - Tú fuiste protagonista de la segunda propuesta de McFerrin al público. En determinado momento se sentó en el borde del escenario y preguntó si había en la sala quienes se animaran a cantar improvisando junto a él. Tú fuiste el primero que se ofreció. Saliste como disparado y te sentaste junto a Bobby McFerrin con una gran tranquilidad. ¿Cómo fue eso?

RV - Como te decía, para mí es una persona muy especial. En mayo pasado me enteré de que estaba en Lyon y compré una entrada y fui a un lugar donde eran 3.000 personas, no conocía a nadie, no sabía cómo era el espectáculo en vivo, había visto videos, pero hasta estar ahí uno no sabe si eso es lo que va a hacer o no. Y pasó igual que acá, en un momento se va al borde del escenario y levanta el micrófono, ni siquiera dice nada, invita a cantar con un gesto, no con la palabra. Lo que me asombra de todo el espectáculo es que él habla poco, todo lo genera con acción musical. Entendí que estaba invitando y ahí fui, fuimos varios.

EC - O sea que ya habías participado con él arriba del escenario.

RV - Sí, tuve el privilegio de estar en ese momento. Por eso decía, no conocía a nadie, estaba solo, y fue impresionante llegar ahí -pasó el otro día también-, mirarlo y empezar a generar música sin habernos conocido.

EC - Así que tenías una experiencia previa. ¿Cómo fue esta, cómo fue el dúo que hiciste con Bobby McFerrin este domingo?

RV - Uno tiene ese privilegio y quería volver a encontrarme. Por supuesto que él no me reconoció, está con millones de gente todo el tiempo, pero igual es impresionante, me impresiona mucho su mirada, cómo está escuchando, enseguida se conecta contigo, aunque no te conozca, no sepa quién sos, pero sabe quién sos en cuanto a que empieza a escuchar y a dar ese permiso a trabajar con él o a jugar con él. Es muy removedor, alimenta mucho esa confianza del entrenamiento en improvisación. Incluso él decía que los momentos especiales son cuando puede hacer intercambio con el público, ya sea que la gente baile o cante. Entonces estar ahí frente a esa sensación de confianza que da una persona tan talentosa es un regalo increíble.

EC - ¿Cuánto tiempo habrá durado tu interacción con él?

RV - No lo sé mucho.

EC - ¿Pero te resultó corto o largo?

RV - Corto, estuvo bueno.

EC - Salió muy bien.

RV - Redondito, yo sentí eso. Y me hacían el comentario después: "Pero eso estaba arreglado". Y no, lo que pasó ahí es la apuesta al trabajo de improvisación como una cosa de escucha y de conexión que apunta a esa sensibilidad del momento, del poder que tiene la gente de generar. Es esa explosión que hace él de todos los que estábamos ahí, sin duda que pudo haber subido mucha más gente y generar cosas superlindas.

***

EC - Bobby McFerrin, además de lo que ya comentamos como sus virtudes, tiene la habilidad de interpretar notas graves y agudas seguidas, de pasar sorprendentemente rápido de un registro a otro, de modo que puede dar la sensación, cuando lo desea, de que está cantando a dos voces o a tres, está realizando al mismo tiempo melodía y acompañamiento rítmico. En eso basa buena parte de su fascinación, en simular varias voces él solo, pues ese es el recurso que emplea en prácticamente todos los temas que interpreta. Además cuenta con un notable sentido del ritmo, con una facilidad extrema para asimilar cualquier estilo, género o tradición musical, y finalmente, un gran sentido del humor y el espectáculo.

Voy a incorporar otra voz ahora, la de Lucía Apezteguía, que es doctora en medicina pero al mismo tiempo integrante de más de un coro.

LUCÍA APEZTEGUÍA:
Hemos compartido algunas veces con Rodolfo, nos conocemos personalmente.

EC - Se conocen con Rodolfo, entonces.

LA - De vista sí, seguro.

RV - Claro.

EC - Lucía estaba en el Auditorio Nacional Adela Reta pero no estaba en la platea, estaba más arriba. Por lo tanto la idea de participar se te complicó.

LA - Sí, quería formar el coro, porque a la participación individual no me habría animado, pero la participación en coro me habría encantado. Al inicio no me animé y juro que me arrepiento totalmente.

EC - Estábamos hablando de los distintos mecanismos de participación que hubo. Menciono dos más. En un momento, Bobby McFerrin dibuja de manera imaginaria un teclado en el piso del escenario y prepara al público para que, según el lugar donde él vaya pisando, vaya cantando una determinada nota. Supongo que en eso sí pudiste participar, Lucía.

LA - Sí. Eso fue para mí de las cosas más impresionantes, nunca había visto al público participar de esa manera. Es algo bastante difícil. Ya me había sorprendido la forma en que había respondido el público cantando tan afinado, ahí uno se da cuenta de que está acompañado de toda gente que canta en coros. Esas son las cosas que los que cantamos en coros y nos encanta la música cada vez que hay un evento como este no lo dudamos y vamos, son pocos. Y cuando ya al inicio la gente empezó a cantar tan afinado era un placer, cuando hizo eso realmente sorprendió, yo no lo podía creer.

EC - El público uruguayo salvó esa prueba con muy buena nota, porque Bobby McFerrin aplaudió encantado después de ese número del piano imaginario.

LA - No sé cómo será en otros lugares, en otros países, pero me sorprendió porque siempre se dice que el público uruguayo de repente no participa o tiene vergüenza, y en este espectáculo la primera vez que Bobby McFerrin pidió participación del público la gente prácticamente corrió para participar. Y además la gente cantaba a coro y no susurraba, cantaba y alto. Para mí, además de sorprendente, fue muy emocionante.

EC - Rodolfo, ¿cómo viste tú la performance uruguaya en ese número del teclado?

RV - Fabuloso, para mí eso es divino. Tenía la misma inquietud que ella y vi que fue posible y más, hubo cosas que viví con muchas más ganas que en la anterior. Para mí fue buenísimo sacar ese miedo del público uruguayo que no se anima a participar, no afina, esas cosas que uno siente. Pero la musicalidad está muy latente en el público.

EC - La última forma de interacción estuvo en el cierre, cuando McFerrin pidió 16 voluntarios para conformar un coro arriba del escenario y se presentaron más del doble.

Rodolfo, tú estuviste allí de nuevo.

RV - Sí, uno sabe que esas cosas pasan muy poco, y cuando sentí esa posibilidad de compartir un poquito más de cercanía con esa persona increíble, me tenté de vuelta y subí al coro.

EC - ¿Qué destacarías de ese momento?

RV - De vuelta, cómo logra en pocos segundos cautivar a esa gente que está acompañándolo y pasarle referencias musicales.

EC - Lo primero que hace es ordenar las voces, y después dirige el coro, un coro que acaba de conocer en ese momento.

RV - Además está bueno porque se da el tiempo para que la gente entienda lo que él está tratando musicalmente de trasmitir. En un momento pasó que dio una pauta musical pero la gente empezó a cantar y no lo había escuchado del todo, entonces paró y repitió para que la gente escuchara, en este caso los bajos, para que se dieran cuenta de cuál era la pauta. Todo el tiempo está jugando pero dándole importancia a lo que está pasando, sigue con esa fiesta, con esa frescura, pero con la intención de hacerlo muy bien todo el tiempo. Da la pauta, primero a los bajos, después a los tenores, después a las contraltos y a las sopranos, y sobre eso empieza a generar una base rítmica y sonora con la cual improvisa. Entonces va cortando algunas de las cuerdas, las sopranos, las contraltos, las mujeres, los hombres, va jugando con esa frescura del momento. Es otra posibilidad increíble de verlo a él disfrutar, jugar y hacer una música increíble en pocos segundos, ya armó su estructura de trabajo y ahí se zambulle con todo.

EC - Para terminar esta especie de crónica del concierto del domingo les voy a preguntar algo a los dos. Y para eso me voy a basar en lo que vimos el domingo, porque cuando llegaba el momento tradicional de los bises, cuando Bobby McFerrin volvió al escenario, quiso abrir una instancia de preguntas y respuestas, que también es costumbre en sus conciertos. "Any questions?", dijo. Y fue el único momento de la noche en que la comunicación con el público no anduvo demasiado bien porque nadie preguntó nada, la gente prefirió más bien ir por el lado de pedirle tal o cual tema.

A ver, Lucía o Rodolfo, ¿qué pregunta le habrían hecho ustedes, ahora que ya pasó un tiempito?

LA - Ah, quizás más que de hacer una pregunta a uno le quedan ganas de saber bien cómo es que hace eso. Supongo que debe de ser difícil de enseñar o de trasmitir, quizás no lo podamos realizar nunca. Me quedo con la frase de una amiga que me dijo: "Bobby es extraterrestre". Te quedás con la sensación de que no sabés realmente cómo lo hace, pero seguro que es producto -como lo ha dicho él- de mucho ensayo y mucha técnica. Creo que nadie le preguntó nada porque queríamos que siguiera cantando, no queríamos que parara de cantar, y eso que tuvimos dos horas de espectáculo. Nadie se cansó, creo que eso es fundamental, nadie se quería ir.

EC - Rodolfo, ¿qué le habrías preguntado?

RV - En un momento pude preguntarle si hacía un entrenamiento especial. Uno quiere saber y acercarse a la forma de trabajo. Y manifestó que se dedica a cantar, está todo el día buscando la sonoridad del canto y la escucha de todo lo que puede, ese es el registro que tiene de trabajo. Es difícil, porque es verdad, no hay mucho más que disfrutar, no se puede preguntar mucha cosa porque es imposible llegar a entender qué sucede en su cabeza musical y su realización sonora.

EC - Fue todo un sacudón para el ambiente musical uruguayo, y en especial para el movimiento de los coros, ese movimiento tan extendido en estos últimos años. Incluso ahora aparecen los resultados y las consecuencias en la audiencia. Escuchen, por ejemplo, algunos de los mensajes que han llegado.

Dice Margarita: "Me encantaría formar parte de un coro. ¿Cómo puedo contactarme con Rodolfo Vidal? Que tenga en cuenta el cuerpo, eso es lo que yo deseo, me parece superimportante".

Marga: "¿Cómo puedo conectarme? Amo cantar con mi cuerpo".

¿Qué les parece si ahora el movimiento crece un poco más? ¿Puede ocurrir eso?

RV - Buenísimo, que la gente quiera cantar está buenísimo, hace mucho bien.

EC - Y un dato que me pasan de la audiencia creo que es el redondeo ideal para esta conversación, porque muchos de los oyentes deben de estar pensando: "Qué pena, me lo perdí", o "Quería ir y no pude". La posibilidad de disfrutar de manera muy similar a lo que se disfrutó el domingo está con solo recurrir a internet y a YouTube. Es más, Adriana de Ciudad de la Costa nos cuenta que ya hay algún video de la actuación del domingo pasado. ¿Sabían eso?

RV - Sí, yo me fijé y vi que una persona había subido un videíto. Está buenísimo, navegar por internet y ver todo el material que hay es muy bueno, lo recomiendo.

EC - Lucía.

LA - Yo a él básicamente lo conocí por un DVD de un concierto que hizo no recuerdo bien en qué año, pero hace algunos años. Fue la primera vez que vi un concierto de él, y desde ahí me impactó, y eso, me encantaba que la gente participara, que fue lo que finalmente sucedió acá. Hay mucho material en internet, más allá de los archivos de música hay mucho archivo de los conciertos de él y se pueden ver. No vi particularmente nada de este concierto, vi lo que pasaron en la televisión, en el informativo, pero no vi ningún material en internet actual.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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