Entrevistas

El caso del trabajador de La Pasiva marca un "desprecio muy profundo hacia la vida del otro y la propia también"

Frente a las repercusiones generadas por el asesinato de un trabajador de La Pasiva de 8 de Octubre y Albo a manos de un delincuente, acontecido el sábado pasado, En Perspectiva entrevistó al doctor en Sociología y docente e investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, Luis Eduardo Morás, para conocer su interpretación a propósito de hechos de violencia como este. El académico insistió en que el suceso marca un "fuerte desprecio por la vida" y consideró que "la apelación al uso de las armas de fuego" es cada vez mayor y genera un "espiral de violencia que no contribuye a lograr un clima de mayor tolerancia". Por otra parte, Morás cuestionó la reiteración del video filmado por las cámaras de seguridad del local, en el cual se muestra la ejecución del funcionario, por parte de canales de televisión. Calificó a esta actitud como un "lucrar con el morbo de la gente", ya que consideró que la repetición del video "no cumple una función pedagógica".


(emitido a las 8.32 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Allanamientos e intensos operativos en distintas zonas de Montevideo se realizaron durante toda la jornada del domingo, en procura de dar con los asesinos del empleado de La Pasiva de 8 de Octubre y Albo.

Dice el diario La República que "los investigadores no descartan que los asesinos de Gastón Hernández, de 34 años, sean menores de edad fugados hace días de un hogar de la Colonia Berro. Como se informó en esa oportunidad, fueron trece los que escaparon y varios de ellos ya fueron recapturados. Sin embargo no cayeron los adolescentes internados allí precisamente por haber asaltado restaurantes. Eran los integrantes de la desbaratada ‘banda gastronómica’", como se la había denominado.

Agrega el artículo de La República, como dicen otros medios de prensa, que "la sociedad uruguaya se encuentra conmovida hasta sus cimientos por el desprecio a la vida exhibido por estos delincuentes, que no dudaron en ejecutar a mansalva a este trabajador, padre de cinco niños, dos de ellos mellizos de pocos meses".

Y una de las tantas preguntas es por qué, por qué se llega a proceder de esta manera. Vamos a conversar con Luis Eduardo Morás, que es doctor en Sociología, docente e investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.

¿Qué interpretación hace usted a propósito de desbordes de violencia como este, donde se mata a sangre fría, sin siquiera alertar acerca de que lo que estaba ocurriendo era un asalto?

LUIS EDUARDO MORÁS:
El hecho no deja de ser un poco llamativo en el sentido de que marca un fuerte desprecio por la vida. Hay un elemento que está presente en toda la sociedad uruguaya que es la apelación al uso de las armas de fuego, y esa violencia genera una mayor letalidad.

Realmente resulta un poco inexplicable

De acuerdo a lo que están mostrando desde las 7.00 de la mañana los canales de televisión, que permanentemente muestran el video de adelante para atrás, de atrás para adelante, realmente resulta un poco inexplicable por qué el delincuente hace uso del arma de fuego. Creo yo que hay una situación en la cual se apela al uso del arma de fuego sin que sea necesario. Primero se dispara y después se pregunta.

EC – Claro, la primera medida es el disparo, la primera medida es matar a alguien, no sé para qué, ¿para amedrentar? No estamos acostumbrados a algo así.

LEM – Quizás eso sea producto también de que la letalidad por parte de los comerciantes se ha incrementado notoriamente. La apelación al uso de la legítima defensa se ha incrementado mucho. Los delincuentes miran la televisión también, leen los diarios, y saben que cuando entran a un comercio con un arma de fuego es a matar o morir. Yo creo que hay un desprecio generalizado de la vida de aquellos que salen a rapiñar, que directamente salen dispuestos a todo. Un desprecio muy profundo hacia la vida del otro y la vida propia también, porque sin duda a este joven con ese disparo le augura una vida muy corta y muy desgraciada, mucho más de lo que ya debe haber sido su vida.

En el caso en que efectivamente fuera menores, como se está anunciando, hay que entender que si este joven tiene 16 años, por poner una edad, y sale con un arma de fuego dispuesto a matar es que le robaron algo en su infancia. Uno no espera que un muchacho normal de 16 años tenga la necesidad de salir con un arma de fuego dispuesto a matar o morir.

EC – La droga, y la pasta base en particular, ¿están como explicación detrás de este tipo de conducta para usted?

LEM – Es posible que sí. Hay datos de la Junta Nacional de Drogas, datos científicos que dicen que no es tan alta la prevalencia de la pasta base en la comisión de este tipo de delitos. A mí no me satisface totalmente la explicación de la violencia en los delitos por la pasta base, porque entonces tendríamos que explicar qué es la pasta base, por qué hay tanta gente joven, si así fuera, que abraza el consumo de sustancias y lo tiene como estilo de vida. Estaríamos trasladando el problema de la violencia, el problema de que se cometen los delitos por culpa de la pasta base, a intentar explicar por qué la pasta base.

Hay una serie de explicaciones que generalmente funcionan en forma muy lineal cuando ocurre este tipo de episodios, como el decir "la culpa es la pasta base", o "la culpa la tienen los nuevos códigos". Ahora, ¿qué son los nuevos códigos? ¿Qué es la pasta base? ¿Por qué hay jóvenes que consumen ese tipo de sustancia?¿Por qué hay tanto consumo? Sigue siendo un fenómeno a explicar. De la misma manera que los "nuevos códigos", ¿qué son? ¿Cómo surgen? ¿Es decadencia del sistema educativo, o será tantas horas de ver Tinelli, Gran Hermano, donde se ve que hay muchas personas que para lograr sus objetivos pierden todo el sistema de valores?  

Entonces, decir "nuevos códigos", hablar de la pasta base, en realidad traslada, genera un nuevo fenómeno que hay, a su vez, que explicarlo. Por eso le digo que no me resulta totalmente satisfactorio culpar a la pasta base por la ola de violencia. Puede tener algún efecto, no lo estoy negando, digo que sabemos poco sobre eso.

EC – Por lo que dijo recién, usted incluye también como parte de la explicación a una retroalimentación de la violencia en la medida que últimamente hay cada vez más comerciantes dispuestos a defenderse con las armas.

LEM – Exactamente. A mí me resulta sumamente preocupante la enajenación de estos muchachos que sin más ni más, con un gran desprecio por la vida, toman un arma y están dispuestos a matar. Pero también me preocupa la ciudadanía furiosa alimentada por medios de comunicación, que están desde las 7.00 de la mañana pasando una y otra vez la muerte en vivo y en directo de ese pobre ser humano. Yo creo que esa exhibición es una exhibición pornográfica, pongámosle un nombre claro, que no tiene sentido, yo no le veo ningún fin pedagógico...

EC - Usted está cuestionando la reiteración de la emisión del video...

LEM - La reiteración, porque no lo muestran una vez, se muestra tres o cuatro veces en todos los canales de televisión.

EC – El video sin duda tiene "interés". Es decir, creo que conviene enterarse de cuáles son los límites a los que se está llegando hoy en materia de delincuencia. Otra discusión es cuántas veces se puede pasar o debe pasar ese video.

LEM – La ciudadanía ya está enterada, ya pudo ver las fotos en todos los medios de comunicación, ya pudo ver el video en su momento, pero pasarlo cuatro, cinco, o seis veces, tenerlo como cortina mientras se toman declaraciones de un jerarca policial por ejemplo, me parece que ya es una exacerbación, un lucrar con el morbo de la gente. No cumple una función pedagógica, yo no entiendo cuál es la finalidad, la gente ya está enterada. Ni siquiera es necesario mostrar todo el video y mucho menos mostrarlo cinco o seis veces.

EC - ¿Y cuál es el efecto que para usted produce esa emisión reiterada?

LEM – Yo pienso que debe haber rendido muchas armas el hecho de ver una y otra vez, porque a la gente le incrementa mucho más el miedo. La ciudadanía se pone cada vez más furiosa, se indigna más, exacerba un mecanismo que se instala en la sociedad uruguaya y que no contribuye a ubicar verdaderas soluciones. El clima de crispación yo creo que ganó incluso a jerarquías policiales  Hay declaraciones en la prensa del día de ayer de un jerarca policial donde se habla de "lacras"...

EC - Sí, usted se refiere al inspector José Luis Rondán que es encargado de comunicación de la Jefatura de Montevideo.

LEM – Exactamente. Me parece que el rol que tiene que cumplir un jerarca policial que está encargado de comunicación... Como ciudadano yo puedo entender ese tipo de indignación, ahora un jerarca policial me parece que no puede referirse con adjetivos, que ya los ha reiterado otras veces, el jerarca que usted menciona y otros jerarcas, hablando por ejemplo de "jaurías", de "animales". Me parece que eso alimenta un tipo de reacción de la sociedad uruguaya que no es bueno, porque lleva a que la gente compre más armas, se irrite más, exija medidas que no han dado resultado. Esta situación en todo caso es producto de un ciclo histórico de medidas de seguridad que no dieron resultado.

EC – No sé si pedirle a usted soluciones, no sé si le corresponde, no sé si ese es su papel como sociológico, pero, en la medida que usted hace un enfoque crítico de cómo se han manejado las cosas hasta ahora... Por lo menos en dos o tres titulares, ¿por dónde entiende que está faltando poner el énfasis?

LEM – Yo creo que el énfasis pasa por restablecer los mecanismos de confianza, por generar mecanismos de tolerancia. Creo que una buena solución es no caer en el error de repetir medidas que ya fueron intentadas y que no dieron resultado. Desde 1990 la sociedad uruguaya está preocupada por el incremento del delito, por la situación de inseguridad, y el Poder Ejecutivo ha mandado en 1990 y en el año 2000 proyectos de urgente consideración proponiendo medidas más duras para combatir el crimen. En el año 1995 se aprueba la ley de Seguridad Ciudadana que genera nuevas figuras delictivas, penas más largas de prisión para los delitos ya establecidos. Como resultado de todo eso hoy tenemos un sistema carcelario que no rehabilita, no resocializa. El sistema carcelario hoy es parte del problema, no es parte de la solución. Si usted tiene un sistema carcelario hacinado, donde la violencia que siempre existió, hoy en día se profundiza y tiene consecuencias fuera del muro carcelario. Cada vez más son habituales los ajustes de cuenta. Entonces estamos generando un tipo de solución que creo yo no contribuye a mejorar el clima de inseguridad.

EC – ¿Cuáles serían las alternativas?

LEM – Lo que yo le estaba diciendo, buscar mecanismos integrales de prevención del delito. Habría que buscar fórmulas que no pasaran necesariamente por el incremento de la figura delictiva. La cantidad de armas en manos de la sociedad civil, ese es un tema candente también. Cada vez hay más letalidad, no sólo en los comerciantes, sino también en las relaciones interpersonales, en la violencia doméstica, en los espectáculos deportivos, en distintos ámbitos. Yo creo que una sociedad armada es una sociedad que tiende a hacer uso cada vez más frecuente de las armas y se genera un espiral de violencia que no contribuye a lograr un clima de mayor tolerancia.

EC – No es la idea exigirle a usted las soluciones, pero en la medida que usted planteaba cuestionamientos al tipo de legislación que se ha adoptado en el pasado y que, sostiene, no ha producido efectos positivos, le pregunto: medidas como la idea de aumentar las penas para quienes trafican con droga y particularmente con pasta base, o la idea de un sistema penal adolescente que sea más estricto, que no permita que muchos de estos jóvenes que cometen un delito tan grave como el del viernes a los seis meses u ocho meses estén en libertad, ¿ese tipo de medidas tampoco las comparte?

LEM – Las podría llegar a compartir si usted me dijera que en el centro de rehabilitación de adolescentes o en las cárceles de adultos hay un programa resocializador y rehabilitador que me asegura a mí, que asegure a la sociedad en su conjunto, que las personas van a salir de ese lugar mejor de lo que entraron. Si van a salir peor no sé si es el camino correcto. No sé si me expliqué bien. Realmente, como dicen en Inglaterra, las cárceles son un sistema muy caro que hace a la gente peor de lo que entró. Los locales de rehabilitación del Inau son realmente muy degradados...

EC - Pero se está cambiando en esa materia, está en marcha una reforma en el propio Inau, en lo que ahora es el Sirpa.

LEM – Sí, el tiempo va pasando y las reformas se van sucediendo una tras otra. Mientras tanto, esos chicos que se fugaron estuvieron 23 horas sin ver la luz del sol, 23 horas encerrados en habitaciones que realmente son inhumanas. El dolor de las víctimas que es muy legítimo, muy entendible, no amerita el maltrato a los ofensores, en un estado de derecho eso es algo básico. Las condiciones de encierro de los presos adultos y las condiciones de encierro de los presos menores realmente no aseguran que la persona salga mejor de lo que entró, por el contrario, va a salir mucho peor, va a salir con un grado de violencia superior y eso es lo que estamos viendo ahora en el caso este de La Pasiva. Yo creo que una vez que pasaron por esos muros realmente el estado de degradación humana es infernal y lo que augura es más violencia.

No nos podemos olvidar de la Constitución. El dolor de las víctimas es muy atendible, hay que ser sumamente respetuoso del dolor de las víctimas, pero no podemos olvidar tampoco que hay una Constitución de la República que en su artículo 26 dice que las cárceles no servirán para mortificar. Las cárceles son para resocializar y rehabilitar. Entonces, pretender resolver el problema con más gente en las cárceles, con más hacinamiento, en condiciones inhumanas, lo único que asegura son más casos como este de La Pasiva.

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