La Tasa de Política Monetaria será de un 9% anual, según el incremento del Banco Central
Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
EMILIANO COTELO:
El Banco Central decidió el viernes la suba de la tasa de interés de referencia para la política monetaria que pasa de 8.75% a 9% anual.
De esta manera se prioriza la contención de las presiones inflacionarias en lugar de apoyar un mayor crecimiento de la economía, que este año será menor que en 2011.
La medida sorprendió al mercado, que esperaba que el Banco Central dejara la tasa como estaba.
El comunicado emitido luego de esta resolución dice: "El recrudecimiento de las presiones inflacionarias externas y el sostenido consumo doméstico obligan a focalizar la preocupación en la estabilidad de precios internos. Se debe evitar que la inflación comience a aparecer como una amenaza a un proceso económico que luce saludable, aún en un contexto global débil, incierto y turbulento".
¿Qué impacto tiene esta medida? Vamos a conversar con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
¿Cómo vieron la decisión?
TAMARA SCHANDY:
Es una señal tardía. Uruguay arrastra una inflación alta y persistentemente fuera de la meta desde hace mucho tiempo, a nuestro juicio en parte porque hemos tenido una política monetaria muy procíclica en el pasado. Tuvimos tasas bajas (prácticamente nulas en términos reales) durante un período de muy fuerte crecimiento económico y "toleramos" en consecuencia niveles de inflación muy altos, mucho mayores a los que podríamos haber tenido con una política más dura o más ajustada al ciclo.
EC- El Comunicado destaca que las expectativas de los agentes están fuera de la meta y que el COPOM entendió que debían reforzar la señal de compromiso con el control de la inflación.
TS- Es cierto. Así como la inflación ha estado fuera de la meta, también las expectativas de los agentes están ancladas en niveles de inflación en torno de 7% - 8%. Esta decisión del BCU, que tiene lógica frente a los elevados niveles de inflación y a la necesidad de alinear expectativas, tiene lugar ahora en forma coincidente con una desaceleración de la economía, con mayores riesgos externos y con muchos países operando en la dirección contraria y flexibilizando la política monetaria (Brasil bajó la Sélic 500 puntos básicos en el último año).
El "dilema" entre inflación y competitividad está en un momento de particular tensión.
Hasta la reunión pasada el Banco Central estaba esperando que los precios de los alimentos se aflojaran como consecuencia de la desaceleración de la economía mundial y que eso ayudara a moderar las presiones de inflación y "aliviara" ese dilema al que me refería. De hecho algo de eso habíamos visto en la primera parte del año. Pero en estos últimos meses sucedió todo lo contrario, y de hecho los precios de los alimentos volvieron a sumar presiones de inflación. Esto se sumó a presiones de inflación doméstica que son centrales y muy persistentes.
EC- ¿Era una posibilidad no subir la tasa con una inflación creciente y subyacente por encima de 9%?
TS- Quizás no, nosotros consideramos que hubiese sido mejor como mínimo acompañar esta decisión con alguna señal de moderación de la política fiscal y/o salarial. Eso no correspondía al Banco Central, pero podría haber surgido de un comunicado del Comité de Coordinación Macroeconómica, que en años anteriores tenía lugar en forma casi coincidente con el COPOM reuniendo a las autoridades del BCU con el Ministerio de Economía.
EC- ¿Qué consecuencias tiene esta decisión?
TS- El riesgo con esta decisión (y particularmente en ausencia de otros anuncios de moderación del gasto) es que tengamos un crecimiento aún más desbalanceado, con una demanda doméstica creciendo fuertemente pero con un enlentecimiento de las exportaciones.
A nuestro juicio es muy importante cuidar la inflación, sobre todo para tener "margen de acción" si el marco internacional se torna más complicado, pero al mismo tiempo nos parece que es clave que no sea sólo la política monetaria la que lucha por eso. A nuestro juicio es preciso que entre en la agenda una eventual moderación de la política fiscal o la política salarial para quitar presiones de inflación y permitir "defender" mejor la competitividad.
Una tasa más alta alienta a una baja del dólar.
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