Entrevistas

Fiscal Gustavo Zubía: retirar a quienes "se adueñan de la vía pública" es necesario para "poner un orden en la calle"

Fiscal Gustavo Zubía: retirar a quienes "se adueñan de la vía pública" es necesario para "poner un orden en la calle"

La Jefatura de Policía de Montevideo informó ayer que desde el 20 de mayo está realizando un operativo que pretende retirar a limpiavidrios, malabaristas y repartidores de volantes de las principales esquinas de la capital. En diálogo con En Perspectiva, el fiscal en lo Penal Gustavo Zubía se mostró de acuerdo con la medida por considerar que "el ejercicio de la libertad no se puede realizar si no existen controles". Aseguró que estas son actividades que "poco benefician al tránsito" y sostuvo que entre las faltas que se pueden tipifcar a estas personas están la de mendicidad abusiva o instigación a la mendicidad en caso de niños. Subrayó que "en los pocos casos" en que los automovilistas acceden al pedido de los limpiavidrios lo hacen "porque hay una presión sobre la persona". Por esta razón, a criterio del fiscal en algunos casos la insistencia "puede incluso llegar a un delito de violencia privada". "Si no reprimimos determinadas conductas no podemos gozar de otras", sostuvo Zubía.


(emitido a las 9.07 Hs.)

EMILIANO COTELO:
La Jefatura de Policía de Montevideo informó ayer que desde el 20 de mayo ordenó "que el cuerpo de Policía de Tránsito iniciara un operativo de prevención y control sobre las principales intersecciones de las avenidas que poseen semáforos a los efectos de no permitir que peatones realicen actividades que puedan provocar problemas de seguridad en el mismo y en esas zonas, protegiendo la integridad física de esas personas, el cumplimiento de las ordenanzas de tránsito y previniendo delitos que se cometen contra personas de mayor vulnerabilidad mediante el uso de violencia sobre las mismas y su vehículo".

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EC - El comunicado difundido ayer por el Ministerio del Interior sigue diciendo que "se instruyó para que esas personas fueran identificadas y notificas por escrito. En segundo término, de persistir en sus conductas, se les advirtió se procederá a su detención y comunicación al Juzgado de Faltas correspondiente".

A la fecha, se han realizado 49 controles, en los cuales fueron notificadas 58 personas, y hubo 12 arrestos, pero estas personas detenidas, luego de ser puestas a disposición de la justicia, recuperaron su libertad.

Recién escuchábamos los argumentos en contra de estos procedimientos a cargo del doctor Juan Fagúndez.

¿Qué dice, mientras tanto, el doctor Gustavo Zubía, fiscal en lo Penal? El doctor Zubía entiende que esta forma de actuación policial es absolutamente ajustada a derecho.

¿Por qué, doctor Zubía? Ya hemos hablado con usted de estos temas otras veces, ¿cómo recibió la noticia de este tipo de actuaciones?

GUSTAVO ZUBÍA:
Una noticia largamente esperada, no solamente en este aspecto de los limpiavidrios, como se los denomina, sino también en otros aspectos que hacen a una cantidad de faltas que están en el Código Penal, que alguien inteligentemente ubicó ahí hace muchos años pero que lamentablemente no hay mecanismos para poner en funcionamiento. Hoy el Parlamento tiene también a estudio la reformulación de las faltas para aggiornarlas, por más que las que existían –le digo sinceramente– en su mayoría son altamente racionales, y todo eso indica que estamos volviendo a ser racionales. Habíamos dejado la calle –en el sentido metafórico– en manos del que quisiera hacer lo que quisiera, y llega un momento en que la sociedad se da cuenta de que la libertad tiene que ser controlada, porque no existe libertad si no existen controles, el ejercicio de la libertad no se puede realizar si no existen controles y no existen cuidamientos para ella.

Permítame una referencia un poco lírica a todos estos temas. En la plaza Independencia hace unos ocho años se habían quitado los carteles de "Prohibido pisar el pasto" y se habían colocado carteles de "Puede usted pisar el pasto", y recuerdo los espectáculos de campamentos, de gurises corriéndose con bombas de agua en las fuentes en la zona en verano. Hoy se volvió al cartelito "Prohibido pisar el pasto", que lamentablemente en principio puede resultar una norma represora, pero si no reprimimos determinadas conductas no podemos gozar de otras. Eso es lo que tenemos que entender.

EC - ¿Cuáles son las faltas que están en juego en estos casos, según su lectura del marco jurídico vigente?

GZ - Hay distintas faltas, e incluso puede haber delitos, sin llegar a los delitos que todos conocemos como los clásicos, que por supuesto que se dan, que son la rotura de vehículos, la rotura del vidrio sobre todo del acompañante para la sustracción de efectos, ahí estamos ante un clásico delito de hurto.

Pero vamos a empezar por distintas conductas que he visto y hasta he tenido incidentes en la calle por estos sucesos. Cuando la persona se acerca para limpiarle el vidrio y después de que usted le dice que "no" le solicita que le dé una moneda –lo cual es harto habitual–, podemos estar ante una falta de mendicidad abusiva, prevista en el artículo 361 del Código Penal.

Segundo, niños solicitando también limosna o algún dinero, y uno observa y ve a media cuadra un mayor sentado, una mujer o un hombre sentado, que se da cuenta perfectamente de que está acompañando a ese niño. Ahí tenemos la falta de instigación a la mendicidad.

Tercero, cuando la persona se le acerca al automóvil, le pone –a veces hasta con cierta violencia– el lampazo golpeando el vidrio y le dice: "¿Y?, ¿limpiamos?", o alguna frase que poco espera de su respuesta, eso es un acto de violencia. Puede incluso llegar a un delito de violencia privada –sé que muchos abogados no van a estar de acuerdo, pero bueno, la profesión de los abogados es no estar de acuerdo, básicamente–, porque está ejercitando, cuando viene acompañado de otro limpiavidrios atrás o de varios otros atrás, un acto de violencia que no tiene por qué tener los cuadrantes habituales. En este Montevideo en el que vivimos la gente ya no dice "Esto es un asalto" o "Arriba las manos", a veces los propios rapiñeros dicen "Sabés cómo es esto, hacela cortita". Es decir, la jerga delictual no se extiende en grandes disquisiciones sobre lo que se va a realizar, y pequeñas palabras indican ya una voluntad violenta de lograr algo.

Y luego podemos tener las ordenanzas municipales, el Reglamento Nacional de Tránsito y las leyes de policía que tratan de poner un orden en el desplazamiento de personas y vehículos por calzadas y por aceras. El funcionario policial y la organización administrativa de una ciudad tienen todo el derecho a impedir que los peatones deambulen por cualquier zona, y más en las zonas de semáforos, donde se producen todo tipo de inconvenientes, desde el accidente hasta la persona que por limpiar un parabrisas detiene la marcha de decenas de vehículos atrás de la línea del semáforo, impidiendo en este Montevideo, que ya está bonito para circular, una circulación más racional.

Así que, mire por donde lo mire, hay una necesidad de poner una lógica, de poner un orden, de poner una organización en la calle. Y no hablemos de otro tipo de faltas, de las cuales usted me habrá escuchado hablar en alguna oportunidad, como la vinculada al arrojamiento de desperdicios en toda la ciudad. Si no la llegamos a controlar nos va a sobrepasar el accionar de determinadas personas que se adueñan de la vía pública en cualquier sentido, tanto para cometer un delito, para cometer una falta como para, incluso, en áreas menores, dificultar cualquier tipo de circulación civilizada. Terminamos entonces en la ley del más fuerte. Usted ya no va a depender del Estado para que lo proteja en sus derechos, sino que tiene que estar repeliendo violencias permanentes y generando ley de la selva.

EC - Permítame detenerme en algunos de sus comentarios, sobre todo en las faltas que podían cometerse en la actividad de un limpiavidrios, por citar ese ejemplo. Usted hablaba de la mendicidad abusiva, decía que después de que se hace el ofrecimiento de limpieza del parabrisas y la respuesta es negativa se pide una moneda, y eso es mendicidad abusiva. ¿Es tan sencillo? ¿No requiere ningún tipo de violencia, ningún tipo de coerción al automovilista?

GZ - Numeral 7 del artículo 361 del Código Penal: "El que se dedicara a mendigar públicamente, sin estar inhabilitado para el trabajo por causa de invalidez, enfermedad o vejez o en lugares donde haya establecimientos destinados a asilar o socorrer a los mendigos". Si yo me dedico en forma profesional a pedir a 100 vehículos una moneda sin estar inhabilitado para el trabajo... Esta es la otra, vamos a sincerarnos, ¿cuántos automovilistas necesitan que su parabrisas sea limpiado? Permítame, me gusta a veces ponerme en periodista y poner [al periodista] en entrevistado: usted cuando va con su vehículo, en general, ¿necesita que su parabrisas sea limpiado? Los vehículos tienen dispositivos automáticos que envían agua, usted no necesita en general. ¿Por qué es que la gente accede, en los pocos casos en que accede? Porque hay una presión sobre la persona. Es ridículo pensar que el automovilista, teniendo los mecanismos que tiene, o que antes de salir de su casa en general pone el vehículo en movimiento y ve cómo están las cosas, lo necesite. Es una actividad encubierta de mendicidad. Y luego se transforma en una actividad ostensible de mendicidad. Por donde lo mire, es una actividad que en poco beneficia al tránsito, al automovilista o a las personas.

Diferente es el caso de las personas que por ejemplo hacen determinado tipo de ventas. Acá en César Mayo Gutiérrez y la perimetral hay unos muchachos que venden determinado tipo de alfajores, fruta envasada, y he observado en más de una oportunidad que los automovilistas compran, porque ese sí es un servicio que les puede resultar interesante.

EC - De todos modos, según lo que se ha sabido en estos días, también en los casos de venta, incluso en los casos de distribución de volantes, se está actuando para que esa gente deje el pavimento y en todo caso se coloque en la vereda. Pero allí invocando normativa municipal a propósito del tránsito.

GZ - Vamos a diferenciar. Primero, en el caso que le estoy ejemplificando no estaríamos ante una falta, si la persona que ofrece el producto baja a la calzada podríamos estar en una invasión de la calzada como decíamos al principio. Pero estas personas que le indico no bajan porque tienen los carteles de precio puestos y en todo caso el automovilista se acerca y efectúa la negociación. Es completamente diferente de los casos en que los limpiavidrios en tropel abordan a todos los vehículos que se encuentran en una esquina. Y póngale que el ejemplo en algún caso pueda no servir para ilustrar lo que es una actividad lícita o de interés para un automovilista, pero falta no es, porque no ingresa dentro de estas categorías. Como máximo podría ser una infracción de tipo administrativo por descender a la calzada. Pero estamos tratando de separar también lo que son faltas de lo que son esas infracciones administrativas, porque también tendrían mecanismos de represión diferentes. Cuando la policía le da una indicación para que usted no haga algo y usted lo hace, recién ahí ingresamos en una falta, que es la falta de desobediencia pasiva. Pero en el caso de la mendicidad abusiva la policía no tiene por qué advertirle, sino que directamente puede proceder a su aprensión y a su conducción hacia el juzgado. Son también niveles diferentes de represión o de sanción, una es administrativa y la otra es policial.

ROMINA ANDRIOLI:
Usted mencionaba recién distintos casos y situaciones en los que el limpiavidrios podría incurrir en falta o en delito. Pero ¿qué pasa con quien pudiera quedar fuera de estas situaciones que usted planteaba? ¿No se está de alguna forma arrastrando con esa medida a personas que nada tienen que ver con el delito, que nada tienen que ver con las faltas y que realizan su tarea como un modo de sobrevivir, como planteaba el abogado Juan Fagúndez en la entrevista que le realizábamos?

EC - Él hablaba de un caso concreto, de un limpiavidrios que conoce, que es una persona muy correcta y que lo único que hace es limpiar el parabrisas de aquellos automovilistas que están dispuestos a que se les limpie el parabrisas, punto.

GZ - Sí, situaciones en este mundo pueden existir de todo tipo y color, el problema es que tenemos que regular de forma genérica. Imagínese el absurdo que representaría que la policía hiciera un estudio sociológico de cada esquina y cada sistema de limpiavidrios para determinar "estos son los buenos y estos son los malos". ¿Con qué criterio el policía determina quiénes unos y otros?

Para poner una nota jocosa en la mañana: yo he tenido, para utilizar la jerga habitual, chorros buenos y chorros malos. En el departamento de Maldonado tenía un veterano que había caído varias veces en el juzgado, andaba superando los 60 años, y era un hombre de la vieja escuela, un hombre educado, correcto, que admitía cuando los hechos eran racionales, al cual le llegué a generar una enorme simpatía e incluso me iba a visitar a la fiscalía cuando estaba en libertad, y a veces volvía a caer. Eso es un chorro bueno, educado, jamás llegó a la violencia, un individuo que contaba su vida, que fue muy dura de joven.

Pero acá no podemos distinguir, lamentablemente, cuando se comete el delito, cuando se comete la falta, cuando estamos impidiendo que una ciudad se reorganice después de grandes períodos durante los cuales la calle fue –y sigue siendo– tierra de nadie. Me parece absolutamente absurdo empezar a discriminar quiénes son los limpiavidrios buenos, que los debe de haber, por supuesto, y los limpiavidrios abusadores, que lamentablemente creo que los hay en número mucho mayor.

EC - ¿No habría, en todo caso, que reglamentar esta actividad, como proponía el doctor Fagúndez, y no actuar sobre la base de normas sueltas forzando una limpieza de los semáforos?

GZ - No son normas sueltas, las normas del Código Penal no son normas sueltas.

EC - Hasta ahora no se las venía aplicando con ese rigor.

GZ - Es que hubo determinadas orientaciones en varios niveles para decidir que determinadas normas no se aplicaban. Pero por algo volvieron los juzgados de Faltas, que en una época se dejaron sin efecto. Y por algo el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto para rehacer el sistema de faltas en el Uruguay. Hubo determinadas prácticas, como todos sabemos que existieron en los países que llamamos centrales o del primer mundo, pero esos países ya las superaron hace años. Hubo todo un movimiento impulsado a partir de la posguerra de la segunda guerra mundial, en los años 50 y 60, que se denominó el abolicionismo, es decir, no persigamos más penalmente a la gente, dejemos que los cuerpos sociales se reorganicen entre sí, que no haya intervención punitiva, nada más que en los mínimos posibles.

Pero esos sistemas abolicionistas, de los cuales [Michel] Foucault en Francia fue uno de los primeros expositores, fracasaron rotundamente en los países centrales. Gente que vive como usted y como yo se dio cuenta de que no se puede dejar que cualquiera tire la basura donde quiera, que cualquiera invada a los automovilistas o a los transeúntes como quiera, que cualquiera realice las necesidades en la vía pública –hoy se está discutiendo eso en el Parlamento, no sé en qué va a terminar– como lo desee, que cualquiera invada los espacios públicos y se suba encima de las estatuas o realice cualquier tipo de conducta sobre los pastos de las plazas mientras el Estado observa pasivamente esa invasión permanente, que cualquiera mendigue, que cualquiera lleve a sus hijos a mendigar, que cualquiera impida en definitiva la circulación normal en una ciudad. Alguien se dio cuenta de que también en eso hay que poner orden, de que los puestos de venta de empanadas, de chorizos o de cualquier otro tipo de producto no pueden ponerse en cualquier lugar, que los puestos de venta de artículos de vestimenta tampoco en una feria o sobre 18 de Julio pueden ponerse en cualquier lugar, o que los productos de contrabando no pueden venderse frente a las propias ópticas o frente a las propias librerías haciéndoles la competencia desleal. Alguien se dio cuenta de que eso no puede seguir y que hay que regularlo.

Creo que ahora, después de hacer la bajada, estamos en el repecho para volvernos a organizar como sociedad. Por eso hace poquito el Banco de Previsión Social ha dicho que determinado tipo de beneficios a padres de adolescentes que no concurren a clase se van a cortar. ¿No nos damos todos cuenta de que hay una especie de vuelta de aquella "bondad" indiscriminada de que cada uno haga lo que quiera y acá no pasa nada? Estamos madurando, creo que ha habido bastante dolor para darnos cuenta de que tenemos que organizarnos, porque si no, esto no camina.

Quedo a la orden para discutir en vivo, en su programa tan prestigioso, con personas que, como decían los antiguos, no estén en la misma posición en la que creo que estamos muchos.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Foto: archivo

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