Mi mejor verano

Mi mejor verano

Mi mejor verano

Por Nacho Alcuri

Pensé que elegir un buen verano para relatarlo sería fácil pero me di cuenta de dos cosas. Una: tengo una pésima memoria. Dos: tuve una pésima infancia. Bueno, no es tan cierto, pero sí es verdad que yo no disfrutaba los veranos como el resto de los niños, sobre todo por mi miedo al agua y porque de chancletas se me ve la uña fea que tengo en el pie derecho.

Decidí elegir algún verano de mi adultez, pero hace años que trabajo los doce meses de manera casi ininterrumpida, ya que es muy difícil coordinar para suspender mis tareas al mismo tiempo. Además, contar cómo miro la tele tirado junto a un ventilador no es la anécdota más divertida del mundo.

Igual me atajo porque el verano que elegí tampoco es hilarante, pero lo recuerdo por un único detalle que mencionaré más adelante. Tocó ir unas semanas a Punta del Este, algo impensado dado mi presente económico. Pero por entonces yo era un niño así que no estaba pensando "aprovechalo, cornudo, mirá que quizás no vuelvas nunca jamás".

Pasaba los días leyendo dentro de la casa, o jugando dentro de la casa, o mirando tele. La tele también estaba dentro de la casa pero no creí necesario aclarar, ya que si ponés una tele afuera, el brillo del sol te jode y no ves nada.

Ese verano encontré, en algún quiosquito de la capital uruguaya del porteño, un número de la revista Súper Mortadelo. Cabe aclarar que mi infancia estuvo marcada por las Mortadelo, que no sólo me enseñaron a leer, sino que con ellas aprendí lo que era un tontainas, un merluzo y un besugo.

La Súper Mortadelo era como una Doble Cuarto de Libra: calidad superior, historias más divertidas y en el medio un dossier sobre el tema del mes, que podía ser la ecología, los superhéroes o los ordenadores (que es como estos tíos llaman a sus computadoras).

Debo haberla leído tres millones de veces. Me hizo muy feliz, mientras el resto de mi familia disfrutaba de la playa y hacía nuevas amistades entre los vecinos.

Durante años busqué otras Súper Mortadelo. Esas, las del cuadernillo interior. Sólo encontré cinco ("Deportes olímpicos", "Marea negra", "El mundo de los ordenatas", "Ciencias ocultas" y "Superhéroes", aunque a este último le faltan hojas). Así que permanecen como un Santo Grial de mi existencia. Será por eso que ando siempre Cruzado.