Dirección Forestal apuesta a la inclusión y al valor agregado
El Ministerio de Ganadería apunta hacia una forestación "inclusiva del productor" y con "madera de valor agregado", explicó el director de Forestación, Andrés Berterreche. Agregó que las plantas de celulosa deberán contemplar que "el productor sea un componente importante, no podrán comprar la cantidad de tierras que quieran y deberán dejar pastorear a los pequeños ganaderos".
(Emitido a las 9.10)
EMILIANO COTELO:
Botnia de Finlandia. ENCE de España. Stora Enso de Suecia. Portucel de Portugal. International Paper de Estados Unidos. Nippon Paper Industries de Japón.
Son todas empresas que planean, proyectan o directamente ya están instalando plantas de celulosa en nuestro territorio.ter
Parece que el mundo entero se interesa en los árboles uruguayos. Pero ¿está Uruguay en condiciones de recibir todos esos proyectos?
Se trata de una industria que, es evidente, no está exenta de polémicas, aun en el caso de que no se instalen sobre ríos compartidos con Argentina.
Por eso, cabe preguntarse si el modelo forestal, tal y como se venía diseñando, tolera una avalancha de este tipo de inversiones.
En definitiva, ¿dónde están las claves para aprovechar este interés sin entrar en un callejón sin salida?
Vamos a conversarlo con el ingeniero agrónomo Andrés Berterreche, director general de Forestación en el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).
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Ingeniero Berterreche, para empezar, una pregunta básica: más allá de estrategias de desarrollo o ideales de país productivo, en los números, ¿Uruguay estaría en condiciones de producir sostenidamente toda la madera que reclamaría un complejo celulósico de seis empresas como estas?
ANDRÉS BERTERRECHE:
Ante que nada, yo siempre digo que planta de celulosa por ahora hay una sola, los demás son proyectos. Podemos poner seis o podemos poner nueve, cuando yo ingresé se hablaba de siete. Hasta ahora sigue habiendo una sola, por eso no hay que adelantarse a esas situaciones.
Pero si la pregunta, en un ejercicio teórico, es si seis plantas de este tipo pueden ser abastecidas por madera en Uruguay, sí, teóricamente pueden ser abastecidas porque hay capacidad de producción.
EC - Pero habría que plantar más.
AB - Evidentemente, hay capacidad en función de los suelos de prioridad forestal que hay. El punto es si los que deciden las políticas forestales y el resto de la sociedad están de acuerdo en esta situación, ese es el punto que hay que discutir.
EC - Veamos los números. Usted mencionaba al pasar el concepto de tierras de prioridad forestal; convendría recordar qué es eso.
AB - Las tierras de prioridad forestal son aquellas de aptitud forestal que el Estado prioriza para que se plante allí, en una forma de generar una regionalización forestal.
EC - ¿Qué quiere decir que el Estado las prioriza? Se lo pregunto porque hubo una ley en su momento y después ha habido algunos retoques, algunas modificaciones, incluso en este período de gobierno.
AB - Fundamentalmente la ley se mantiene, lo que han cambiado son los decretos reglamentarios, que son los que orientan la ley hacia uno u otro objetivo. Nosotros orientamos esa ley forestal, que creemos válida, hacia un objetivo de un sector forestal más inclusivo del productor y que además vaya hacia la madera de valor agregado de turnos más largos y de servicios al productor agropecuario tradicional.
EC - Hoy, ¿cuánto alcanza el total de tierras de prioridad forestal?
AB - Son del orden de 3 millones de hectáreas.
EC - ¿En qué se traduce esa prioridad?
AB - En mayores posibilidades de plantar en ellas, no es que obligatoriamente se vaya a plantar. De hecho, hoy tenemos unas 850.000 hectáreas plantadas, de las cuales más o menos unas 700.000 son suelos de prioridad forestal. Hay todavía mucha tela en que cortar. La cuestión es qué hacemos con esos suelos de prioridad forestal.
EC - Hoy cuando se habla de prioridad forestal, ¿se habla de subsidios también?
AB - No, los subsidios son parte de lo que hemos cambiado, los subsidios y buena parte de las exoneraciones. Las nuevas plantaciones para pulpa de celulosa o solamente para leña hoy ni siquiera tienen exoneraciones del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) a partir de la Reforma Tributaria. Ha habido una delimitación de lo que el sector apoya. La prioridad que facilita algunos términos de gestión administrativa y alguna exoneración tributaria, lo importante para nosotros es que defina hacia dónde tiene que ir la forestación. Hemos logrado algunas cosas, como sacarle presión al litoral, que estaba realmente presionado en términos de suelos que algunas veces no eran de prioridad y otras veces ni siquiera eran de aptitud forestal.
EC - ¿A qué atribuye esta especie de euforia mundial por instalar plantas de pasta de celulosa en nuestro país? Por ejemplo, la defensa pública tan firme del modelo que ha hecho el gobierno uruguayo, y todo el sistema político, en particular a raíz del conflicto con Argentina, ¿puede ser uno de los motivos para que se produzcan estos pronunciamientos de distintas compañías sobre la posibilidad de venir a Uruguay?
AB - No sé, no tengo esa parte del análisis. Estamos en un período de expansión capitalista global, hay mucho dinero en el mundo que se empieza a destinar a inversiones. En ese marco el sector forestal no es la única situación, de hecho, los frigoríficos han venido cambiando de dueños en los últimos meses. Existe capacidad de inversión y cuando hay proyectos que parecen interesantes se invierte en ellos. Tal vez el conflicto con Argentina nos puso en el candelero, pasamos de ser un país desconocido desde el punto de vista forestal a un país conocido por un conflicto. Más allá de eso, en la región se nos evalúa como un buen lugar para hacer inversiones. El punto es qué es lo que queremos nosotros. Tenemos que hacer más investigación para definir nuestra decisión.
EC - A eso va esta entrevista, porque está claro que hay una parte del Poder Ejecutivo que ve con buenos ojos el aumento del interés de empresas en invertir en plantas de celulosa. En estos días, después de conocerse el interés de la portuguesa Portucel (que parece que tiene dos alternativas, o se instala aquí o se instala en Brasil para producir celulosa e incluso papel), tanto el presidente Tabaré Vázquez como el ministro de Economía, Danilo Astori, y otros miembros del gabinete que fueron a Europa, donde recibieron directamente esta noticia, se mostraron entusiasmados con estas posibilidades. Pero, ¿esa es también la sintonía en el MGAP?
AB - Nosotros no nos negamos a las inversiones extranjeras directas, pero delineamos una política forestal, y las políticas forestales las hace el MGAP desde la Dirección General de Forestación (DGF). Si esas inversiones se adaptan al tipo o modelo que nosotros pedimos, no hay ningún problema; si no, las inversiones no son buenas de por sí, tienen que ser buenas en función del modelo de desarrollo que este país quiere.
EC - Avancemos entonces en cuál es el modelo forestal que se está construyendo en el MGAP.
AB - Un modelo forestal en que el productor agropecuario deja de ser un excluido para ser un actor más, tanto en la plantación como en el uso de los lugares donde no puedan plantar las empresas forestales. Recientemente se han firmado varios convenios con los sectores más chicos y desprotegidos de la ganadería nacional para empezar a utilizar esos pedazos de campo que al sector forestal no le sirve plantar o que el Estado define que no se planten. Están ingresando esos pequeños productores que mucho antes de la forestación ya estaban pastoreando los caminos.
EC - Ese es un criterio, un desarrollo forestal compatible con la ganadería.
AB - Por supuesto, compatible con la ganadería, y además que el productor agropecuario sea uno de los ofertantes de fibra en un futuro, no solo las cuatro, cinco, seis, diez empresas dueñas del conjunto de la madera del país y que definen todo. Si no, dejamos un mercado de competencia para un oligopolio privado que sería tremendamente peligroso. Además, tenemos una visión de aumentar la cantidad de superficie forestal que se destina a madera de calidad, que después se va a utilizar para la segunda y la tercera transformaciones o para generar un producto de mayor valor agregado y mayor socialización de la riqueza por la vía de mayor cantidad y calidad de mano de obra en el proceso.
EC - Ahí volvemos al punto con el que empezamos esta conversación. Si todas las plantas que pretenden radicarse en el país tuvieran un porte similar al de Botnia, consumirían anualmente el 50% del total de la madera que en su máximo rendimiento Uruguay es capaz de producir. Eso se publicó textual en un informe de Últimas Noticias la semana pasada. Y usted recién iba también a ese tipo de análisis, con ese tipo de conclusiones. ¿Cómo debe distribuirse la tierra dedicada a forestación entre las distintas especies y los destinos de esa producción forestal?
AB - La producción de pulpa en cualquiera de sus versiones es importante para el conjunto de un sector maderero, pero no es exclusiva. No nos convencen mucho las plantaciones específicas y únicas para producción de pulpa, como no nos convencen para energía, porque eso generalmente viene acompañado de otros problemas.
EC - ¿Qué problemas, por ejemplo?
AB - Un aumento en la densidad, porque generalmente se apunta a la gran producción de biomasa, y eso aumenta todos los problemas, desde lo paisajístico hasta los problemas con el agua, aumenta todo. Entonces vamos a situaciones de producción de madera de calidad, con densidades más bajas, con un manejo permanente del monte, con una parte de las cosechas y de los raleos que van a parar a las plantas de celulosa pero el fuerte de la producción, por lo menos en valor, es madera que va a aserraderos y plantas de rebobinado y contrachapado.
EC - ¿De qué especies se trata en estos casos?
AB - Pueden ser pinos y eucaliptos, igual que ahora. Estamos jugados a que aumente la diversificación de las especies, hay algunos intentos de algunas empresas por generar espacios para maderas de mayor valor, como el plátano, y estamos probando junto con los institutos de investigación algunas otras especies, algunas nativas que parece que andan bien y algunas exóticas extra que van a aumentar en número la diversificación específica de los proyectos forestales.
EC - Usted hasta ahora ha manejado dos criterios para pautar la política de desarrollo forestal que impulsa el MGAP. ¿Son los únicos?
AB - No, puede haber más. No estamos a favor de la concentración de tierras y proyectos, son dos conceptos que incluyen otros muchos más.
EC - Hasta ahora usted habló, por un lado, de un desarrollo forestal compatible con la ganadería...
AB - ...y con el productor tradicional agropecuario. Eso significa otras muchas cosas, por ejemplo, una menor concentración, una mayor presencia de la propiedad nacional de la tierra y de los montes, incluye muchos otros conceptos.
EC - Ese era el primer criterio. El segundo era que no se plantara solamente para producir celulosa, usted decía que hay que incentivar o promover también la plantación de maderas de calidad.
AB - Exactamente, para lo que llaman el solid wood, la madera sólida de calidad para aserrado y rebobinado. Que también incluye otros muchos conceptos, como el aumento de la generación de trabajo en la fase agraria de la producción forestal, una mayor intensificación. Es como ir hacia la lechería en la ganadería, vacas son todas, pero esta tiene un componente de trabajo muy superior.
EC - En la definición de esa política forestal ustedes también tienen en cuenta la generación de puestos de trabajo que cada rubro implica.
AB - Eso es lo fundamental.
EC - Tanto en el campo mismo, en la plantación misma, como después en el proceso de industrialización.
AB - Claro, es que el sector forestal es interesante para esta administración en la medida que genere buena cantidad y calidad de empleo. Eso es lo fundamental, la inversión por sí misma no es una cosa que nos quite el sueño, la inversión es interesante cuando hay un desarrollo en puestos de trabajo reales y de buena calidad.
EC - ¿Para usted cuál sería el mix ideal entre plantas de celulosa y otro tipo de industrias procesadoras de madera?
AB - Esa pregunta es difícil, habría que hacer una evaluación matemática. Lo ideal, en definitiva, es aquello que haga más feliz a nuestro pueblo, y eso significa que genere más puestos de trabajo, que el productor tenga una reserva en la diversificación forestal, que no se vean afectados los aspectos ambientales ni paisajísticos severamente, y que las industrias forestales en su conjunto se puedan desarrollar.
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EC - El vicepresidente del Sindicato de Obreros de la Industria de la Madera, Néstor Estévez, fue entrevistado la semana pasada por el semanario Acción Informativa, de Tacuarembó, y entre otras cosas dijo: "Para mí hay dos destinos para la forestación, la industrial y la celulósica. Con respecto a esta última, nunca se debió aceptar en nuestro país, porque requiere demasiadas hectáreas con muy poca mano de obra, con poquísimo valor agregado". Agregó que las plantaciones para celulosa "arrancan con máquinas, no hay raleo, no hay poda, no hay trabajo para nuestra gente. Es mentira lo que dicen que dan tanto trabajo". Y terminó diciendo: "La forestación tiene que tener un límite, y ya está. Este es el límite. Hay que parar de ocupar más espacio plantando árboles y modificar la política forestal".
¿Ustedes llegan a considerar este aspecto, que podríamos haber llegado al límite de lo razonable en la plantación de árboles?
AB - El tema no es la cantidad. Puedo tener algunos parámetros de acuerdo con Estévez y algunos parámetros de desacuerdo. El problema no es la superficie sino el modelo que queremos desarrollar. Que una empresa plante 850.000 hectáreas, 1.600 árboles por hectárea, todos juntos en un lugar del litoral, puede ser tremendamente dañino. Pero 850.000 o 1.500.000 hectáreas plantadas con un criterio más amplio, con integración del complejo forestal y maderero, no me preocupa en absoluto. El punto no es tanto la superficie sino el modelo que desarrollamos.
EC - Entonces, ¿cuán definido está ese modelo del cual usted ha hablado, que se insinuó incluso cuando participó hace algunos meses en la Tertulia Agropecuaria? ¿Cuán redactado, terminado y claro está dentro del propio Poder Ejecutivo?
AB - Como oficina que la ley define como generadora de las políticas forestales lo tenemos meridianamente claro, lo hemos presentado en todos lados, se puede encontrar desarrollado en el último anuario de OPYPA, en todas las informaciones y lugares adonde voy a explicarlo. El problema es que en estas cosas no siempre nuestras propuestas triunfan 100%, hay que convivir con esa situación. Vamos en un camino que se ha visto representado en el tipo de proyectos que ingresan hoy a la DGF, cada vez hay más proyectos que apuntan a un modelo de madera con valor agregado, con la pulpa como una utilización del subproducto pero no como el objetivo único de la plantación.
EC - La pregunta puede ser también: ¿cómo incentivan cierto perfil de desarrollo forestal y no otro? ¿Qué instrumentos tienen para eso?
AB - Hay muchos. El impositivo, por ejemplo, los montes de madera de calidad van a seguir sin IRAE, mientras que las plantaciones únicamente para pulpa lo tienen. Eso es hacer política desde lo impositivo. Tendemos hacia un modelo que va en sintonía con lo que queremos. Uno puede tener desviaciones despóticas y decir: "Este es el modelo que yo quiero y el que voy a sacar adelante, cueste lo que cueste", pero es un proceso de negociaciones, además de lo normativo y además de hacer política con los impuestos.
EC - Concretamente, supongamos que se precipitan estos seis ejemplos que andan en la vuelta, uno ya prácticamente inaugurado, el de Botnia, pero los otros cinco también: el de ENCE, el de Stora Enso, el de Portucel, el de International Paper y el de Nippon Paper Industries, ¿puede llegar a ocurrir que el ministerio rechace alguno de los proyectos, que se diga que ya se sobrepasó la cuota de industrias procesadoras de celulosa que estamos dispuestos a tener en Uruguay?
AB - Primero, esas decisiones no son de nuestro ámbito, el nuestro es el ámbito de las políticas forestales, del modelo que queremos desarrollar. Pero evidentemente no va a haber ninguna industria que se venga a afincar si no tiene un patrimonio forestal suficiente.
EC - Por eso le preguntaba cuán coordinado está esto con el Ministerio de Industria y el Ministerio de Economía.
AB - Lo fundamental son las políticas forestales, llevamos adelante determinadas políticas forestales. Si después las industrias vienen a utilizar la fibra que se produce, macanudo; si no, será que no estaban las condiciones para establecerse. Y va a haber otras, porque apostamos fuertemente al establecimiento de muchas industrias de valor agregado, que son las que dan mayor cantidad de mano de obra.
EC - ¿Pero podría ocurrir que por la vía de regular el uso de la tierra para determinado tipo de forestación se termine bloqueando la cantidad de plantas de celulosa?
AB - Si lo ponemos con ese dramatismo la respuesta podría llegar a ser afirmativa, pero no hay ese nivel de dramatismo. Nosotros fijamos determinadas condiciones con el objetivo de que la sociedad en su conjunto se desarrolle en forma armónica. Por ejemplo, no solamente esas seis, hubo otros dos proyectos que estuvieron y no están, como el de Tembex o el de los iraníes. No puedo asegurar que estas empresas van a establecerse, si quieren hacerlo tendrán que hacer las cosas como queremos: el productor tendrá que ser un componente importante, tendrán que asociarse, no podrán comprar la cantidad de tierras que quieran comprar, tendrán que dejar entrar a los pequeños productores a pastorear. Eso se está logrando hoy con el sector establecido, hoy funciona así, no vamos a dar marcha atrás.
EC - El jueves el MGAP firmó un acuerdo con una de las empresas que ya están instaladas en Uruguay, concretamente con Stora Enso, en esa línea que el ministro Mujica ha definido como de reconciliar "la vaca con los árboles". En dos palabras, ¿en qué consiste el convenio?
AB - En ese caso específico hay una fuerte impronta de aquellos pastores de caminos que existían ya antes de que el sector forestal se desarrollara, porque los expulsados de la tierra no son un producto del sector forestal, vienen desde hace mucho, por lo menos recuerdo que eran parte de los reclamos que yo tenía cuando era estudiante de agronomía, y de antes también. Ahora esa gente en los lugares donde está esta empresa va a ingresar a pastorear a los campos, en un acuerdo con el Instituto Nacional de Colonización.
EC - ¿En qué parte de los campos van a pastorear esos animales?
AB - En las partes donde no se planta por la propia planificación del proyecto forestal o por ser suelos que no tienen aptitud o que priorizamos para otras cosas, como los bajos.
EC - ¿Se trata de productores cercanos a las tierras de la empresa?
AB - En general esto pasa en varios lugares y a veces con acuerdos bilaterales entre las empresas y los ganaderos, tiene algunos componentes bien interesantes. Primero, priorizar al pequeño productor, al que es más débil en esta competencia por la tierra; segundo, que el pequeño productor esté organizado de alguna manera; tercero, si es posible, que sean vecinos de las propias plantaciones, como una forma de apostar al desarrollo local. Porque es bastante sencillo para un consignatario de ganado poner 2.000 cabezas en una estancia forestal, pero no es a eso que apostamos, eso puede ser una reconciliación del árbol y la vaca pero apostamos, más que a esa reconciliación, a una inclusión de los más débiles del campo.
EC - ¿Esos pequeños productores pagan por el pastoreo?
AB - Sí, pagan por el pastoreo una renta preferencial, pero sigue siendo un buen negocio para ellos. El mal negocio es cuando no tienen dónde pastorear, ni siquiera pagando.
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Edición: Mauricio Erramuspe