La investigación aplicada al agro uruguayo: situación, desafíos y prioridades
En medio de una transmisión especial de En Perspectiva desde la Estanción Experimental INIA La Estanzuela, la tertulia agropecuaria -integrada por los ingenieros agrónomos Rodolfo Irigoyen, Pablo Carrasco y Enrique Fernández y el técnico rural Carlos Bautes, junto a Rossana Dellazoppa- abordó los desafíos de la investigación en el agro uruguayo.
(Emitido a las 9.08)
EMILIANO COTELO:
El campo uruguayo sigue creciendo, se sigue transformando y va en busca de nuevos horizontes. Y en ese proceso, ¿qué papel juega la investigación en innovación y desarrollo?
Esa es una de las preguntas que vamos a discutir en esta nueva edición de la Tertulia Agropecuaria. Pero no la única, habrá otras.
Por ejemplo, a la hora de distribuir los recursos disponibles para investigación en Uruguay, ¿qué temas del agro hay que priorizar?
O, ¿cómo hacer para tener un modelo ágil y eficiente de investigación, que articule los esfuerzos de los actores públicos con los privados?
De estas cosas vamos a conversar con representantes de la investigación y de distintos sectores de la actividad agropecuaria de nuestro país.
Nos acompañan dos habitués de estas mesas: el ingeniero agrónomo Rodolfo Irigoyen, que integra el staff permanente de la tertulia, y la ingeniera agrónoma Rossana Dellazoppa, coordinadora de este espacio. Y además, como invitados, han tenido la amabilidad de llegar hoy hasta el INIA La Estanzuela, por un lado Carlos Bautes...
ROSANNA DELLAZOPPA:
Carlos es doloreño, técnico rural graduado en la Universidad de la República, integró el staff de La Estanzuela cuando aún se llamaba Centro de Investigaciones Agrícolas Alberto Boerger, fue asistente del Programa de Pasturas y estuvo a cargo del Proyecto de Investigación en Fertilización de Pasturas en Soriano y Colonia, y actualmente es un reconocido asesor agrícola.
EC - ...por otro lado Pablo Carrasco...
RD - Pablo es ingeniero agrónomo, con estudios de maestría y doctorales en áreas de fisiología vegetal y modelos de simulación, fue docente de la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía en Paysandú y hoy es productor en el grupo CREA Salto, director de la empresa Conexión Ganadera y columnista del diario El Observador.
EC - ...y está también con nosotros Enrique Fernández, ingeniero agrónomo, master en economía agrícola por la Texas A&M University. De algún modo es nuestro anfitrión.
RD - Excelente anfitrión. Trabaja en INIA La Estanzuela desde 1989, entre otras cosas, fue encargado de la Unidad de Invernada Intensiva, y desde 2006 es director de este establecimiento.
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EC - Para empezar, una pregunta básica: ¿estamos o no frente a recursos escasos para desarrollar investigación aplicada al agro y a la agroindustria en Uruguay? ¿Alcanzan los recursos?, ¿son pocos?
ENRIQUE FERNÁNDEZ:
Esto tiene dos visiones, si queremos mirarlo así. Este gobierno se fijó a principios del mandato una meta de invertir un 1% del PBI en investigación mirada globalmente, no solo agropecuaria. Y hoy en el contexto de la investigación agropecuaria estamos en el 1,2% con relación al PBI agropecuario; por lo tanto estaríamos en una condición por encima de lo que el gobierno esperaba.
Por otro lado, desde el punto de vista de INIA, que es lo que conozco más de cerca, en la medida que estamos atados mediante un aporte porcentual de las ventas agropecuarias a lo bien o mal que le va al productor agropecuario, hoy tenemos una dotación de recursos suficiente. Lo que no dice nada sobre la calidad de la distribución de los recursos. En esa medida hoy estamos bien, pero en otro momento podemos estar en peores condiciones, como ocurrió en 2001.
EC - Los demás, los que no están directamente involucrados en el INIA, ¿qué impresión tienen sobre este tema?
CARLOS BAUTES:
Mi opinión es que siempre que se ha hablado del tema recursos, sistemáticamente quienes trabajan en investigación en organismos públicos han dicho que son escasos.
EC - Por eso es raro escuchar lo que decía recién Enrique.
CB - Sí, permanentemente ha sido el lamento, en los medios de producción se ha generado históricamente una suspicacia respecto de esa queja. Es importante cómo se distribuyen los recursos, y es la primera vez que escucho a un director de una estación experimental importante como esta decir que los recursos son suficientes. Es muy valioso.
EC - Hay quienes creen que los recursos son suficientes pero que el problema relevante es la eficiencia y la eficacia en su uso. ¿Qué dicen ustedes?
RODOLFO IRIGOYEN:
Respecto de lo anterior querría hacer una relativización. Cada vez más los investigadores tienen que trabajar con los productores, pero también mirando hacia delante, hacia las compañías procesadoras y comercializadoras. Más que pensar en porcentajes respecto del producto agropecuario, deberíamos pensar en porcentajes respecto del agronegocio en su conjunto.
EC - ¿Cuál es el matiz?
RI - Es una vieja discusión, el producto no es un buen indicador de la importancia del sector agropecuario porque mide básicamente actividades finales, tanto en productos como en servicios, y el sector agropecuario es gran generador de productos intermedios. Si tomamos el agronegocio en su conjunto, que sí genera esos productos finales, ese porcentaje, esa importancia pasa de ser del 10 al 30% del producto total (por decir números redondos). Entonces, si ampliamos la base, lo que se asigna de investigación pasa a ser menos del producto. Cuando nos referimos solo al sector agropecuario sí estaría bien la dotación de recursos destinados a la investigación, pero si tomamos el agronegocio en su conjunto quizás nos quedemos cortos.
Con esto no quiero pasar por alto lo que tú preguntabas, no solo cuánto sino cómo se utiliza.
EC - A partir de tu razonamiento, todavía estaríamos con escasos recursos pese a esta bonanza del sector y a lo que recién planteaba Enrique.
RI - Sí, porque esto está pensado básicamente para el sector primario, pero si pensamos en una investigación que incorpore además los procesos posteriores de industrialización y comercialización, el porcentaje sería bajo.
PABLO CARRASCO:
Primero, sobre la suficiencia desde el punto de vista del participante en la investigación, no tengo demasiados elementos para opinar porque ya hace muchos años que estoy fuera. Pero como usuario de servicios pienso que uno puede tener una casita chica o una mansión y la puede tener ordenada o desordenada, presentable o impresentable. En este como en otros sectores en los que también es un clásico la falta de recursos, como ciudadano o como usuario uno tiene el deseo de apoyar a los que tienen las casitas ordenadas. Con esto no estoy haciendo un juicio sobre cómo están las casas, pero desde fuera es lo que a uno le preocupa, que sea mucho o sea poco, que se reciba desde algo organizado y consciente. Son independientes.
EC - Y a partir de esa visión, ¿cuál es la conclusión? Por lo menos tu impresión.
PC - Mi conclusión en este sector, en el que como usuario me siento autorizado porque estuve de ambos lados del mostrador, es que los males de la investigación, los que yo considero los males de la investigación, son males de muchos años y no son achacables a las autoridades actuales, si bien tendrán su cuota de responsabilidad o sus planes o sus diagnósticos. Lo que veo como carencias de investigación como usuario del servicio son elementos históricos que después desarrollaremos.
EC - ¿Por dónde van los problemas? ¿Tenemos un sistema ágil, moderno, eficiente de investigación orientada al agro?
RI - Preferiría que diera su opinión sobre todo Fernández, la gente más directamente vinculada. Yo estoy bastante alejado. Mi opinión en principio es positiva. Eso lleva unas cuantas relativizaciones, ya irán apareciendo los temas en el desarrollo de la reunión.
EC - Tenemos al INIA representado en esta mesa, pero no solo en el INIA se hace investigación, también hay que agregar la Facultad de Agronomía, la Facultad de Veterinaria, la UTU, instituciones privadas como el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), las sociedades de criadores. ¿Qué pasa con todos esos ámbitos? ¿Están bien coordinados o hay superposición de esfuerzos? ¿Cuál es la experiencia de ustedes?
EF - Yo dije hoy que esto podía tener dos visiones cuando hablamos de los recursos de la investigación. Si lo miramos desde un punto de vista global y comparado con otros períodos estamos en una mejor posición hoy. También la mejor posición del agro nos trae muchas más demandas, y Uruguay pese a ser un país chico es bastante diversificado. Como decían Carrasco e Irigoyen, si incorporamos a esto como de a poco se está haciendo la demanda de la agroindustria y consideramos al sector agroindustrial, los recursos son escasos. Hay que relativizar esos temas.
Se está haciendo un esfuerzo, el INIA el año pasado empezó su nuevo plan estratégico, su plan quinquenal, que va hasta 2011, uno de cuyos mandatos fuertes es la coordinación entre entidades públicas y privadas, entre empresas privadas y entre entidades públicas. Sin duda queda un gran camino por recorrer, y el INIA no es el único que hace investigación. En esta condicionante, organismos como la Facultad de Agronomía, con la que tenemos una relación muy estrecha, están en una condición muy inferior.
EC - ¿En qué sentido?
EF - Presupuestariamente.
EC - La pregunta es qué grado de coordinación puede existir entre estas instituciones que permita incluso sortear deficiencias de presupuesto en algunas de ellas.
EF - En ese sentido y relativo a lo que decía, tratamos de que la coordinación sea máxima. A nivel de las autoridades tanto del INIA como de facultad, del LATU y otras organizaciones, se está tratando de coordinar fuertemente la dirección de la investigación. Acaba de ponerse a consideración del público el Plan Estratégico Nacional en Ciencia y Tecnología para que se discuta en los próximos meses. Es una muy buena base y una visión de más largo plazo sobre algo que todas estas instituciones estamos tratando de hacer: coordinar esfuerzos, no superponernos en una cantidad de temas y lograr estructuras y objetivos concretos en torno a algunos temas que hoy son importantes para el país.
EC - Enrique dice "tratar de no superponernos"; eso lleva implícito que hoy se superponen, que hay superposición de investigación entre el INIA y tal facultad o el secretariado tal.
EF - Sin duda.
EC - ¿Qué dice Bautes, a partir de su experiencia, bastante más larga en materia de investigación?
CB - Sí, hoy desde el punto de vista de la demanda, pero como protagonista de trabajos de investigación y coordinación con empresas privadas u organizaciones privadas, debo decir que lo que es sustancialmente diferente en la actividad privada son los tiempos. Los tiempos de coordinación, de planificación, aunque se cuente con la mejor buena voluntad de las entidades de investigación, como el INIA, la Facultad de Agronomía, la Facultad de Ciencias, los tiempos son críticos. En la época en que estamos la velocidad de los procesos no perdona, lo que no hicimos este año no se puede rescatar, no es como antes, que teníamos repechaje. En estos tiempos no hay repechaje, de manera que no podemos perder un año en ningún tema. Entre otras cosas, porque hay procesos cuya potencia puede conducirnos a muy buenas oportunidades, mayores que las actuales, por ejemplo en lo agrícolo-ganadero, o nos puede volver a meter en los problemas que la historia nos ha mostrado, en esos espasmos de la agricultura, éxito y fracaso. Solo que ante un eventual fracaso no hay revancha para los agricultores nacionales.
EC - ¿Algún ejemplo de asignatura pendiente en materia de investigación, o que no se está desarrollando con la velocidad, con la capacidad de reacción que habría sido conveniente?
CB - Hoy desde el punto de vista del sistema agrícolo-ganadero, como llamamos a la combinación de la agricultura y la ganadería en el litoral, estamos con una extraordinaria necesidad de sintetizar la información que ya está producida por los centros de investigación para mitigar los riesgos de erosión en los sistemas. No solo la erosión originada por la agricultura, sino también la generada por la ganadería, que es tan importante como la agrícola en la medida que hay que trabajar con una altísima intensidad también en la producción de carne. Hay que avanzar a una altísima velocidad con la información que ya está generada y acumulada.
EC - ¿Qué es lo que está fallando? ¿Están fallando los mecanismos de coordinación entre el sector público y las necesidades de los actores privados? ¿Qué impresión tienen?
PC - Yo quería poner otro ejemplo. Enrique mencionó el plan quinquenal 2006-2011, el INIA hace un enorme esfuerzo no quiero ser crítico, pero las cosas avanzan con tal rapidez que quizás el plan quinquenal ya sea un plazo demasiado largo, quizás haya que bajarlo a trienal o a bienal. No sé qué opinan ustedes que lo hacen, pero da esa sensación, que el tiempo es tan importante que un plazo de cinco años es una rigidez muy grande.
Respecto de la otra pregunta, Uruguay en su conjunto sufre de chacrismo, en el ámbito institucional eso pasa, hay que trabajar y mejorar la coordinación entre los distintos sectores de la investigación, más habiendo una diferencia tan clara en el tema presupuestal.
PC - Entrando en lo que vemos como carencias de la investigación como servicio, mientras esperaba leía la misión del INIA: generar, incorporar y adaptar conocimientos y tecnologías, tomar en cuenta las políticas de Estado, la sustentabilidad económica y ambiental y la equidad social, entre otras cosas. Eso en pocas palabras es sinónimo de ser líder, el INIA y la investigación tienen la obligación de liderar cosas. Y liderar cosas significa ir delante de los demás, no en el medio ni detrás. Ese es el mayor problema, pero no de esta administración de la investigación, es el mayor problema de la relación entre la investigación y la producción agropecuaria. Porque hay incluso, lo hemos escuchado muchas veces, dos clases de conocimientos, los que hay que generar para liderar esta corriente, y los conocimientos que ya fueron liberados. Hay gente que dice que si en Uruguay se aplicara lo que ya se sabe, produciríamos diez veces más, sin investigar nada más.
En ese conocimiento que ya se generó y que no se aplica también hay un problema de liderazgo, tengo la mayor de las convicciones de que cuando el que cuenta lo que hay que hacer tiene autoridad sobre el que escucha, los conocimientos se trasmiten y se aplican. La autoridad en estos casos, por lo menos en mi experiencia, emana de haberlo hecho primero, de haberlo hecho mejor, de ser el mejor y de estar validado. Los esfuerzos y las invenciones en general de todas las autoridades que han pasado por aquí han hecho lo mejor y han dado lo mejor de sí por que esa línea de contacto que es ese gran salto que hay que dar entre investigación y el público se achique. Pero eso se hace por caminos que no se han recorrido hasta ahora, que es ser un actor más, el mejor de todos, ser un productor más, el mejor de todos, y que se sepa que ese productor está jugando con las mismas reglas, con el mismo atraso cambiario, con funcionarios que cumplen el mismo horario, con las mismas dificultades de liquidez. Ponemos a un dream team a producir, a producir mejor de lo que yo estoy produciendo, y cuando me cuenten lo que para ellos habría que hacer lo voy a escuchar de una manera completamente diferente. Para mí allí hay un camino no recorrido que hay que recorrer.
EC - La investigación que se desarrolla, por ejemplo en el INIA, ¿es demasiado teórica?
PC - No es que sea demasiado teórica, pero no alcanza con generar una respuesta: ¿con malezas o sin malezas?, se produce mejor sin malezas. Para que eso tenga un efecto nacional la gente tiene que convencerse de que vale la pena hacerlo, y para eso se tiene que tener autoridad.
RD - Dos reflexiones-preguntas acompañando lo de Carlos y lo de Pablo. Una, ¿cómo hace la investigación desde su rigurosidad científica y todas las exigencias que tiene, que a veces enlentecen, para proponer y avanzar desde esos lugares con el fin de concretar esas acciones público-privadas, para acompañar eficientemente esos cambios tan rápidos que estamos viviendo?
Lo otro es que en toda la preparación de la tertulia permanentemente me surge, como a una cantidad de gente, la pregunta sobre la transferencia, los institutos de extensión, a quién le corresponde, dónde están. Seguimos hablando de los conocimientos de Rovira, de una cantidad de cosas que en la cría ya se saben y sin embargo en la llegada al productor sigue habiendo un agujero importante. Eso desespera porque una cantidad de gente ya concretó resultados y sin embargo el resto del país no llegó.
EF - Un par de reflexiones. Primero en referencia a lo que decía el Catalán. Sin duda un plan quinquenal es largo, de hecho tenemos previstas etapas de revisión; en este momento está corriendo la revisión del primer año y ya hay algunos cambios, algunos con relación a lo que decía Carlos, la intensificación agrícola y lo que vemos en adelante.
Con relación a lo que decía Carrasco, hay varios puntos. Primero, la investigación no tiene un grupo de empresas muy chico ni bien identificado como para crear alianzas de forma inmediata. Tenemos 30.000, 40.000 productores agropecuarios en diferentes etapas de desarrollo. Eso nos trae algunos problemas, porque todos son demandantes del INIA, aportan de alguna forma y a todos tenemos que prestarles cierta atención en diferentes escalones.
Una cosa que no nos está ayudando mucho en este momento en lo que en algún momento el país fue modelo es que no tenemos un desarrollo de algún organismo de extensión o un sistema de extensión privado, aquellos que asisten o se relacionan más directamente con el productor que pueda darnos una mano en esto.
En este espectro el INIA se ve obligado a salir a toda la cancha, habría que ver si el INIA, la facultad o quien sea tiene la capacidad y gente capacitada para hacer ese tipo de cosas.
EC - Tú dices que la extensión no debería, en principio, ser tarea del propio instituto que investiga.
EF - Hoy, como está en la ley, no es tarea del instituto. El instituto tiene una primera función que es la transferencia de tecnología hacia aquella gente que va a actuar como multiplicadora en el sector agropecuario, llámense asesores privados, servicio de extensión y algunas empresas líderes que puedan actuar como modelo.
Por otro lado, la tecnología de por sí no garantiza su adopción, hay un tema de las condicionantes que pueden estar dadas en el país. De hecho, la cría y el desarrollo de tecnología para la cría tienen larga data en el país y sin embargo hay una cantidad de condicionantes de tipo económico, de desarrollo, financieras, que no han permitido levantar el histórico 60%-65% de procreo que tenemos. Nadie puede negar hoy que hay tecnología para mejorar.
EC - Me gustaría entender esto un poco mejor. Pablo habla de que esa tarea de extensión, la desarrolle el instituto que investiga o un tercero, esté cargada de credibilidad, de autoridad. Tú estás pensando en un modelo de extensión a cargo de actores de verdad del sistema agropecuario.
PC - Exactamente, es estrictamente la investigación aplicada. Entiendo que a los genios hay que dejarlos pensar lo que quieran, ir para donde quieran, pero cuando hablamos de investigación aplicada tengo la sensación de que quien me cuente tiene que tener un compromiso por haberlo hecho. No creo en el técnico que viene a La Estanzuela a ver las parcelas, las traduce en términos gauchescos, hace unas misiones jesuíticas por todas las rutas del país y le cuenta a la gente cómo debería hacer para hacerse rica. No creo que funcione así, es más, nunca funcionó así. Esto lo discutimos desde hace 60 años, no es una discusión de esta mesa, y nunca hemos resuelto el tema de la famosa extensión.
Es un tema de liderazgo, cuando una persona dice "hay que destetar temprano para tener más terneros", primero esa persona tiene que tener credibilidad porque entiende el negocio. No siempre destetar muchos terneros era el nombre del juego en la ganadería, y muchas veces la investigación no lo entendió. El problema era que le estábamos dando un consejo a alguien no para la solución sino para la tranquilidad agronómica de lo que yo aprendí en facultad y necesito para poder dormir tranquilo. Había un problema de diagnóstico, al trasmitirlo yo te digo que hay que destetar más terneros, y si querés vení a casa, en mi campo, al del INIA. Ahora Colonización va a asignar una cantidad de campos y el INIA tiene que tener un campito y tiene que ir a un grupo CREA donde le miren los números y los números sean públicos. Entonces cuando el INIA diga "hay que tener más terneros" que sea porque gana mucho más dinero que el vecino. Eso es credibilidad, nadie es tonto, nadie necesita que le traduzcan al gauchesco el análisis de varianza, el problema es la credibilidad.
EC - Bautes, que ha estado de los lados del mostrador, ¿qué dice sobre este planteo tan radical que hace Pablo Carrasco?
CB - Lo comparto 100%, seguimos empantanados en el tema liderazgo y apoderamiento de una idea. Con respecto al liderazgo, no nos deberían sorprender algunas cosas en una sociedad acostumbrada a voltear liderazgos, somos todos expertos en eso. Pero cuando hay instituciones varias y actividad privada involucrada en la investigación aplicada, parecería que si no surge un liderazgo conjunto tenemos poca chance de que esa reconocido directamente un único liderazgo de una de las instituciones, primero habría que desalambrar las chacritas. No ignoramos que tenemos varias chacritas en este negocio.
La actividad privada está muy activa, reconoce muy rápidamente dónde aplicar los recursos y valora especialmente los tiempos. Sin pensar en un servicio de extensión para transferir tecnología, hay mucho para hacer antes en la línea de liderazgo y apoderamiento de la idea que han planteado en el plan estratégico. Eso se resuelve con una receta: que los técnicos que participan en investigación tengan en el protocolo de su currículum tiempo específico destinado a involucrarse en la producción. No de camiseta y buena voluntad, sino valuable en su carrera. Esa es la clave para que hablemos de lo mismo y en los mismos tiempos, es posible.
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EC - ¿Qué dice Enrique Fernández a propósito de estas sugerencias sobre cómo desarrollar la extensión? ¿Con qué credenciales de credibilidad por estar efectivamente metidos en el negocio los técnicos deberían ir a llevar una sugerencia, una determinada tecnología al campo?
EF - En ese punto hay bibliotecas escritas, si la extensión y la investigación tienen que estar juntas. Podemos discutirlo, es un asunto bastante complicado. De cualquier manera, hay otro tema que trajo Pablo que también es interesante discutir, hasta qué punto la investigación tiene que meterse en el armado de la estrategia del negocio, dónde corre el papel de las empresas. Desde nuestro punto de vista la investigación debe aportar herramientas, opciones, y el armado del negocio debe estar en manos del agente privado.
Esto tiene algo que ver con lo que decía Carlos, hoy hay empresas, no deberíamos destinar fondos públicos o semipúblicos a eso que están en condiciones de resolver por sí solas y lo están haciendo con mucho éxito. Deberíamos destinar nuestros fondos a investigar cuestiones de más largo plazo, que es donde puede venir la visión de la investigación un poco quedada o anticuada. Hoy hablábamos del ensayo de los 44 años, eso va dando frutos inmediatos.
También entiendo que nuestra intervención en el negocio debe ser a partir de los líderes, INIA tiene acuerdos muy claros con FUCREA, que lleva los registros de empresas de punta en la parte de invernada.
EC - FUCREA es la Federación Uruguaya de grupos CREA.
EF - En convenio con INIA, FUCREA ha seleccionado una cantidad de empresarios, el llamado GIPROCAR, del grupo INTERCREA de reducción de carne, en el que llevó durante muchos años registros de producción y de cuál era la rentabilidad en la aplicación de tecnología. Igual se hizo en leche y se está haciendo ahora en cría. Hay ejemplos, y la gente que trabaja en difusión o extensión lo puede demostrar, el productor siempre es renuente a mirar los modelos como ustedes vieron ayer en la Unidad de Producción de Leche de La Estanzuela, que produce 6.000 litros de leche por hectárea y creer en eso directamente. Es mucho más fácil verlo y creerlo en la casa de un vecino.
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EC - ¿Por dónde seguimos, Rosanna?
RD - Hablábamos de recursos que son de todos, y de liderazgos. La duda que se me ocurre plantearles es hasta dónde la investigación debería acompañar a los innovadores, emprendedores, a aquellos productores de punta, esos que marcan tendencia, y hasta dónde debería jugarse al medio o al conjunto. Muchas veces recibo en Dinámica Rural o en contacto con la gente el planteo de si el país debe enlentecerse al no apoyar a los innovadores, mientras otros dicen que los innovadores y las empresas privadas ágiles se mueven por sí solos y no necesitan esos recursos de la sociedad. Me gustaría escucharlos a los cuatro.
EF - Hoy lo mencionaba el Catalán, esa es la disyuntiva que vivimos todos los días. Primero hay que fijar un plan quinquenal de largo plazo donde ponemos las estrategias, la visión de país que tiene un conjunto de actores con los que consultamos, y mantener esa línea en el largo plazo. Eso está relacionado con el desarrollo de cosas nuevas, innovadoras con relación a esa gente que está en la punta, o atender las demandas de todos los días: charlas en cooperativas, sociedades de fomento, grupos de productores, que quizás no demandan lo último sino tecnologías generadas hace muchísimo tiempo en las que la experticia de un técnico de INIA o de otras organizaciones es importante. Ahí voy a hacer atención a algo que decía Pablo, a veces esa gente no lo quiere escuchar del extensionista que lo puede visitar sino directamente del técnico. Eso pasa todos los días. No quiero decir que se pierde, pero se gasta mucho tiempo en atender esas demandas y a veces eso distrae tiempo de otras tareas.
CB - Lo veo permanentemente, es así, y hay que resolverlo por la distribución de los tiempos, supondrá un equivalente en más recursos humanos. Pero es esencial esa interacción directa con los actores de la producción. Es bastante lamentable a veces, cuando contamos con la participación de técnicos especialistas en lo suyo de primer nivel, los number one, los pesos pesados, que tratan muy bien su tema pero por preguntas que plantea el público demuestran tener un desconocimiento total del funcionamiento del sistema, de la cuestión práctica, de la cuestión concreta. A eso creo que se refería Pablo cuando hablaba del poder de la idea. El liderazgo debe trasuntarse apoderando de la idea que se ha plasmado en un plan estratégico hasta en el último recurso humano trabajando en investigación. Además eso genera la interacción que va a terminar en la coordinación de los esfuerzos con la actividad privada, que también está aplicando recursos y que está ansiosa de tener ese tipo de acuerdos. Hay una muy buena receptividad, muchas veces ignorada por ese ámbito de prejuicios que se forma con mucha pasividad, y al cual indirectamente de manera inconsciente contribuimos con mucha facilidad.
EC - Volvemos al mismo tema, aparece y reaparece.
PC - Retomando la pregunta de Rosanna y mi primera intervención, hay conocimientos que tenemos, el problema es que se apliquen. Es esto que estábamos discutiendo sobre quién se apodera de la idea, cuál es el liderazgo y con qué autoridad te lo cuentan.
Y la otra pregunta de Rosanna, qué hay con los conocimientos que no tenemos, los que hay que generar. Tenemos una historia que para el empresariado emprendedor es dolorosa y carísima. En general vuelvo a aclarar que no estoy interpelando los últimos seis meses del INIA, es lo que recuerdo de la historia cuando vas a lo desconocido, cuando te tomás las carabelas en el puerto de Palos y no sabés si la Tierra es redonda o hay un borde y te vas caer, los barcos van llenos de emprendedores, y no van las instituciones de investigación, en general van después, a los siete u ocho meses con programas de validación de tecnología. Pero antes de eso la gente aprendió con costos enormes de cosas que finalmente fueron lo de todos los días en Uruguay.
Voy a poner una serie de ejemplos muy concretos. La siembra directa fue liderada y desarrollada en Soriano por la Asociación Uruguaya por Siembra Directa, productores que se juntaron, después consiguieron el apoyo de los técnicos, pero fueron los que le pusieron el cascabel al gato. El feedlot, que es una tecnología de engorde de animales a corral, fue desarrollado por los feedloteros, por la Asociación Uruguaya de Feedloteros, que tomaron los riesgos, se les murieron algunos animales porque les daban demasiado grano, hasta que aprendieron. La forestación fue hecha por las primeras empresas, yo sé que en el primer barco que se cargó en Uruguay con palos se perdió una fortuna por falta absoluta de conocimiento de cómo manejar los troncos. Ahora podríamos decir yo hoy tengo una visión de que el feedlot para producir carne es un negocio que se ha complicado muchísimo que una vaca que produce 9 dólares por día en leche tiene que estar en un corral, podríamos estar ya aprendiendo ese oficio y viniendo a La Estanzuela, a la facultad o al SUL a ver cómo fueron los primeros aprendizajes, cómo fueron pagados los primeros costos y cómo vuelvo a casa y arranco con este tema. El INIA y casi todas las instituciones han tenido la sensibilidad de consultar a los productores, pero muchas veces lo que han hecho ha sido reflejar el promedio de los productores, no atender a sus líderes. El INIA o las investigaciones tienen que alimentarse de los emprendedores, que son los que marcan el camino.
EC - ¿Cómo se hace, cómo se corrige ese inconveniente, cómo se incluyen dentro de las prioridades de investigación las necesidades más urgentes, lo que tiene que ver con las innovaciones, con las nuevas realidades? En principio hay instrumentos que permitirían recibir esas inquietudes y transformarlas después en trabajo de investigación. Por ejemplo, las Mesas Tecnológicas, nos hablado muy bien de ellas; o los Consejos Asesores Regionales que tiene el INIA. ¿No son ámbitos en los cuales se podría producir ese diálogo para disparar la investigación a tiempo?
RI - Hay una serie de instrumentos institucionales que funcionan bien, que se pueden mostrar porque funcionan bien. Por ahí no pasa el problema, quizás el problema sea que queremos que la investigación vaya a la misma velocidad o esté exactamente a rueda con el conocimiento de los sectores privados de punta. Eso es una utopía, por el tema del manejo de los tiempos siempre va a haber productores de punta que van más rápido y que van a estar más en la frontera innovadora que las propias estaciones experimentales. Las estaciones experimentales o la academia en general siempre van rezagadas respecto de la realidad.
EC - ¿Es necesariamente así?
RI - Tratemos de que ese rezago sea el mínimo, pero es inevitable, siempre va a ocurrir.
EC - Tú ves el planteo de Pablo como algo fuera de la realidad.
RI - No, es algo a lo que se debe tender, pero nunca se va a obtener 100%.
PC - Tú conociste Nueva Zelandia, Emiliano, fuiste a un tambo que va bastante delante de los productores. Es posible, existe, puede ser que no que estemos en condiciones de hacerlo, pero Nueva Zelandia funciona básicamente con predios de la Lincoln University que producen 20.000 litros de leche.
RI - Predios privados.
PC - Se asigna la investigación a predios privados.
RI - Perfecto, que exista un rezago, salvo excepciones es lo habitual, más en este tipo de países como Uruguay. Tratemos de minimizar eso, pero no olvidemos que mucho más atrás vienen las políticas, los organismos internacionales y demás. No podemos pretender que la investigación tenga capacidad de respuesta instantánea, por su propia estructura institucional, como tiene un productor de punta que es una empresa privada.
EF - Obviamente Pablo no conoce las experiencias de La Estanzuela y otras estaciones del INIA o de la Facultad de Agronomía propiamente. Tenemos un tambo en La Estanzuela que ha sido modelo durante muchísimos años, de punta en el país, que hoy produce 9.000 litros de leche por hectárea. Eso es tres veces la media del país. Y sistemas de producción de carne en el mismo sentido hubo o hay en la Facultad de Agronomía, en algún momento se coordinaron las acciones en ese sentido.
EC - Una precisión, ¿estamos hablando de un tambo o de una producción de carne que opera como empresas, como negocios rurales reales, capaces de competir en el mercado?
EF - A eso se refiere el tema, operan dentro de una realidad diferente de aquella en la que puede operar un predio agropecuario, en la medida que el tema financiero quizás no esté inmerso. Por eso el INIA adoptó otros mecanismos para llevar esa tecnología al productor, no es mostrarle solamente los predios demostrativos. Y logró acuerdos con FUCREA y otras instituciones, tratar de incorporar esa tecnología en predios comerciales con las dificultades que tiene.
Por otro lado, hoy no podemos decir que la tecnología se restrinja a la frontera de ningún país. El feedlot existe desde hace más de 40 años en Estados Unidos y la mayoría de los productores uruguayos lo conoce de antes, y mucho del trabajo que se hace en algunas de esas tecnologías es de adaptación puntual al país. Volvemos a lo que hablábamos hoy: cuánto de esa investigación debe estar en manos de la empresa privada, en el país tenemos muchísimos nutricionistas que pueden perfectamente, como asesores, como pasa en la industria con un ingeniero químico, con un arquitecto, asesorar a ese empresario sobre la mejor combinación de alimentos para producir determinado tipo de carne. Pero ¿quién va a ponerle el cascabel al gato a investigar si ese feedlot o equis sistema de producción no quiero centrarme en el feedlot como el de INIA La Estanzuela, que produce 9.000 litros de leche, causa determinadas consecuencias en el ambiente, suelo, agua, aire? ¿Lo va a hacer el empresario privado? Ahí es donde nosotros podemos aparecer diciendo: no damos respuestas inmediatas, en algunas cosas podemos demorar un tiempo porque la ciencia tiene eso, pero en algunas otras cosas hoy estamos tratando de cubrir ese espacio nos aliamos con algunas empresas de punta, como pueden ser hoy las grandes empresas agrícolas del litoral, para aportarles lo que no puedan resolver; hay un papel de la empresa de inversión.
CB - En definitiva no es solamente producir los conocimientos y la propuesta tecnológica, sino cómo se acondiciona ese producto para presentarlo. El sistema de rotaciones agrícolo-ganadero ha generado información y éxito cuando se encontró que la figura para vender esa propuesta era tan simple como decir que reduciendo el área agrícola a la mitad y metiendo la pastura en rotación se mantenía una producción total de granos similar a la anterior y además se tenía el producto animal como adicional. Mientras no estuvo expresado así para la gente era un proceso abstracto que tenía que entender, no era fácil transferirlo. Hoy tenemos algunas situaciones muy similares pero mucho más globales, tenemos que tratar conceptos de manejo de cuencas cuando involucramos la erosión en una coyuntura llena de oportunidades y de riesgos.
En eso estamos, tenemos muchos antecedentes en la historia pero no tenemos mucho análisis histórico de lo que ha pasado con la agricultura, que es espasmódica. Hoy estamos en la cresta de la ola pero la historia se ha repetido muchas veces en el siglo, por las mismas causas, por problemas productivos, por problemas biológicos, el deterioro del suelo nos conduce a fracasos en los rendimientos, aunque los precios no caigan necesariamente. De manera que es una oportunidad extraordinaria, incluso para la investigación, para los técnicos y para la nueva generación que empieza a tomar las riendas de los procesos de investigación, que es un factor agregado dentro de las grandes oportunidades que tiene esta coyuntura.
RD - Retomando el tema con el ánimo de aportar a esta discusión, por ejemplo Julio Isa, que fue contertulio, y el decano de Facultad de Agronomía, el ingeniero García, levantaban mucho el centro en la mesa tecnológica. Julio la definía como el lugar donde se reúnen integrantes de toda la cadena, centros de investigación y delegados de centros de decisión política. Hablaba del compromiso de planificar la investigación a mediano y largo plazo. El INIA, por ejemplo, ¿ve allí un lugar de poder político institucional que pudiera ser una solución a estos disensos?
EF - Sin duda, las primeras mesas tecnológicas del país las formó el INIA, históricamente las mesas que han funcionado son la mesa de trigo, la mesa de cebada y más recientemente la mesa de oleaginosos. Esas mesas se crearon previo a que el ministerio impulsara la creación de otras mesas tecnológicas o sectoriales. Esas mesas son ejemplo de demandas derivadas del sector empresarial agropecuario, del sector industrial, que se canalizan en aporte concreto, financiero e intelectual, que financian proyectos de investigación a demanda y oferta. Ahí hay un punto de encuentro, no siempre funciona la demanda solo de la agroindustria ni la oferta solo del investigador. Hay otros mecanismos, hoy el INIA está con la idea de los consorcios regionales o clusters, que tiene que ver con aplicar ese modelo pero a nivel regional en torno a alguna producción específica. Hablamos de la lechería en el litoral y el centro, vamos hablar de la producción de carne en el noreste, donde existe hoy una agroindustria formada, hay productores y puede haber un producto demandado o un proceso a mejorar. Hay que conjuntar a los actores en torno a esa idea, hay que establecer claramente los compromisos por contrato de cada una de las partes y tener una administración de ese cluster que sea independiente de los actores pero relacionada.
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EC - Ya en el final, quiero preguntarle a cada uno, en síntesis muy apretada, por dónde ven, a partir de lo que hemos estado discutiendo, y quizás desde algún ángulo que hasta ahora estuvo fuera del debate, los desafíos de la investigación aplicada al agro en el caso de Uruguay.
EF - Me gustaría marcar tres áreas fundamentales. Una es la sustentabilidad de los recursos naturales, es un tema que el INIA y los organismos públicos no pueden soslayar, va a estar siempre en la agenda de investigación. Dos, asociado a esto, todos los factores que impliquen productividad, los cambios en los procesos que mejoren la eficiencia del proceso productivo o, en algunos casos, asociarse con aquella gente que puede crear nuevos productos que pueden implicar un desarrollo nuevo. Y tres, la calidad asociada a la productividad, crear procesos que impliquen determinada calidad que pueda atender determinados nichos de mercado o determinadas especificidades. Calidad entendida como intrínseca o extrínseca en esos productos.
PC - Un punteo de lo que ya dije. Hay conocimientos que están generados y deben aplicarse, allí la investigación requiere aumentar su credibilidad y, por lo que conozco a los clientes, esa credibilidad aumenta si se es parte de un proceso de producción. Eso podrá implicar nueva gente o una forma distinta de trabajar, pero lo que decía el Catalán, los ingresos de los investigadores deberían estar relacionados con el éxito de esas empresas de las que voy a aprender.
En cuanto a los conocimientos que no se tienen, que hay que generar, hay toda una discrepancia, creo que no lo tienen que hacer las empresas privadas, porque lo que sucede es que los que lo pueden hacer son los que pueden pagar los costos de aprendizaje, la forestación lo hizo, gente con mucho potencial de perder un millón de dólares en la carga de un barco, pero no lo puede hacer cualquier productor. Si no está laudado el tema, si no está hecho, si no se sabe cuáles son los coeficientes técnicos para hacer un encierre de ganado lechero y ordeñar, cuando yo vaya al Banco República a pedir plata para hacer un tambo, me van a decir que eso es una audacia, una utopía, no sabemos cómo es, le prestamos para comprar carneros y encarnerar borregas de cuatro dientes, que sí sabemos cómo hacer el paquete. Tienen que laudarse los paquetes para los conocimientos que todavía no tenemos.
RI - Coincido totalmente en las tres áreas que marcaba Enrique. Simplemente quisiera reforzar algo que ya había dicho de pasada, creo estratégicamente muy importante la asociación con empresas de la investigación pública, con las empresas privadas líderes, de forma de establecer sinergias que son fundamentales para todo el desarrollo. La investigación tiene que estar orientada a actividades innovadoras, sabiendo que tenemos que pagar el costo de que la innovación es por lo general de efecto desigual en los distintos agentes económicos, que va a crear problemas sociales, pero eso es un tema de las políticas que tienen que venir después. La innovación tiene que estar centrada básicamente en cómo hacer mejor las cosas y no en buscar soluciones medio mágicas como traer un cultivo tropical o un cultivo de clima seco a forzarlo a Uruguay. Hagamos cada vez mejor las cosas para las cuales tenemos mayores potencialidades.
CB - Nos quedamos con el tema sostenibilidad un poco fuera. Es una palabra bonita, está de moda, se le pega a cuanto proyecto de cualquier índole aparece por allí, pero es un tema realmente importante. Lo que voy a decir va también para el público que no está en conocimiento directo de los problemas agropecuarios, que nos escucha siempre quejarnos, nos quejamos de que llueve mucho y de que llueve poco, pasamos de la seca al exceso de agua. Es una realidad física, nuestros suelos son de pequeña capacidad de infiltración y reserva, por lo tanto pasamos muy rápidamente de los excesos a los déficits, lloramos por la seca y lloramos a la semana por el exceso de agua.
Eso tiene que ver con la sostenibilidad. Hoy, en esta gran oportunidad que tenemos, desde todo punto de vista estamos en un marco también de riesgos de repetición de problemas que ya pasaron. Tiene que ver con la sostenibilidad, y nos seguirá entendiendo el gran público de la radio, toda esta historia en la cual los recursos han salido de la producción agropecuaria pero no muchas veces se entiende.
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La próxima tertulia agropecuaria se desarrollará el lunes 2 de diciembre y tratará sobre la porducción arrocera. ¿El lugar? Treinta y Tres, claro...