La incidencia más decisiva en este comportamiento -agrega- la tuvo el desarrollo climático en las principales regiones productoras estadounidenses. Allí, el exceso de precipitaciones provocó desbordes de numerosos ríos e inundaciones, las cuales incidieron tanto en el avance de la siembra como en la evolución de los cultivos.

Por un lado, la implantación del grano aún no pudo concluirse en el país del norte, cuando lo ideal hubiera sido que estuviera terminada para finales del mes de mayo. Ello determinó que el manejamiento de los campos está provocando serios deterioros en el desarrollo de las plantas, lo cual hace prever mermas en los rendimientos de la nueva campaña.

Esto se vio el pasado martes cuando el Usda recortó sus proyecciones de producción y de stocks finales del ciclo, quedando estos últimos un 50% debajo de las reservas de la temporada 2007/08. Las cotizaciones de la soja, en tanto, también se vieron afectadas por las condiciones climáticas en Estados Unidos.

Ello desaceleró el ritmo de la siembra, actualmente retrasada un 10% con relación al promedio de los últimos cinco años a la misma fecha, y deterioró el estado general de los cultivos.

Las inundaciones, además, obligaron al cierre de numerosas plantas procesadoras llevando el precio del harina de soja a su nivel más alto de los últimos 35 años según publicó este fin de semana el matutino Últimas Noticias.