A pesar de que las condiciones climáticas favorecieron las siembras, la falta de precipitaciones generó la necesidad de regar para lograr una buena implantación. Como consecuencia de la sequía, el área destinada al arroz se redujo en casi 6%, ubicándose en 188.000 hectáreas.

Pedro Quejeile, vicepresidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz dijo El Espectador lo importante que es para el cultivo de arroz que lluvia en esta etapa.

"Estamos iniciando un período que es de extrema importancia para el futuro del cultivo que es la floración. Los arroces que se sembraron en fecha y que pudieron nacer en fecha hoy están llegando a esa etapa y necesitan agua, obligatoriamente, para poder tener un cuajado de grano normal, que los granos llenes sin ningún tipo de dificultad", explicó Quejeile.