La Tertulia Agropecuaria

La producción familiar en el sector agropecuario uruguayo

La producción familiar en el sector agropecuario uruguayo

Los pequeños productores constituyen una parte esencial y mayoritaria del sector productor agropecuario. La Tertulia Agropecuaria debatió sobre el tema, y para eso convocó a los ingenieros agrónomos Mario Costa, gerente de la unidad cooperaria de Cololó, Miguel Vasallo, directivo del Instituto Nacional de Colonización, Ricardo Guido, asesor de productores en el departamento de Colonia, y Rodolfo Irigoyen, contertulio permanente. La conducción estuvo a cargo de Emiliano Cotelo y coordinó la ingeniera agrónoma Rosanna Dellazoppa.


(emitido a las 9.40 hs.)

EMILIANO COTELO:
Para mucha gente que mira el agro desde lejos, los productores rurales son, en general, grandes terratenientes que vienen a la ciudad conduciendo sus "4x4".
 
Sin embargo, según las cifras oficiales, casi el 75% de los establecimientos pertenece a pequeños productores familiares.
 
Los pequeños productores familiares son, entonces, un sector importante en la actividad agropecuaria uruguaya. Pero además son motivo de polémica muy frecuentemente. Por ejemplo, ¿el Estado debe subsidiarlos? Algunos sostienen que sí porque ellos por sí solos no pueden defenderse de los avatares de la globalización. Pero, incluso si se está de acuerdo en un trato especial, hay un debate sobre a quiénes hay que beneficiar.  Porque ya ha pasado que la categoría se define mal y entonces obtienen beneficios muchos que no los necesitan.

¿Qué lugar deberían ocupar los pequeños productores familiares en las  políticas sectoriales?

Ese es el tema que les proponemos profundizar hoy.

***

EC - Presentamos a quienes nos acompañan en la mesa.

ROSANNA DELLAZOPPA:
Mario Costa, gerente de la unidad cooperaria de Cololó, en el departamento de Soriano, una lindísima experiencia que he tenido la suerte de conocer, y vicepresidente de la Comisión Nacional de Fomento Rural.

Miguel Vasallo, profesor grado 5 de Economía Agraria y Desarrollo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República (UDELAR), y uno de los cinco directores del Instituto Nacional de Colonización (INC).

Ricardo Guido, compañero de toda la carrera, asesor de productores en el departamento de Colonia, con amplísima experiencia en el trabajo con productores chicos.

Y Rodolfo Irigoyen, contertulio permanente.

EC - Empecemos con algo aparentemente sencillo: ¿cómo se define un pequeño productor familiar?

MIGUEL VASALLO:
Hay dos definiciones. Una es la definición teórica conceptual de productor familiar, que se establece en función de la relación de trabajo que existe dentro de la unidad de producción. Cuando los trabajadores son mayoritariamente familiares, es decir que el trabajo asalariado es menor, se trata de un productor familiar. Pero esa es una definición teórica, conceptual, que permite entender las cosas de fondo, de largo plazo, en un sentido más abstracto.

Las que generalmente se utilizan son definiciones del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), que en algunos casos han sido discutidas, cuestionadas por distintos actores técnicos y sociales. Son definiciones operativas que tienen un carácter más político instrumental a los efectos de organizar y desarrollar programas que el ministerio se ha propuesto hacer. Las definiciones operativas pueden ser discutibles, pueden incluir algunos casos que no son ideales, y pueden tener límites que se pueden correr o redefinir en función de las circunstancias. Esa es una primera aproximación que me parece necesario compartir.

RD - De repente vale la pena aclarar un poquito más por qué separás lo operativo del resto. ¿A qué se refiere lo operativo?

MV - Hay una definición teórica que en algunos trabajos que he leído se confunde con las definiciones operativas.

RD - Algún ejemplo.

MV - Cuando uno define la lógica de la producción familiar, que es diferente de la de un productor empresarial, que se maneja con otros objetivos y otros parámetros, lo hace desde un punto de vista conceptual. Después la operativización en la práctica de esa aproximación teórica puede tener distintas variables o componentes, no siempre es fácil verla en un sentido abstracto puro. Porque dentro de la agricultura familiar hay distintas situaciones, hay productores familiares que están capitalizados y que contratan mano de obra, productores familiares puros que no contratan mano de obra y productores familiares que además del trabajo en su unidad de producción deben salir a trabajar afuera en otras unidades de producción. Por lo tanto hay situaciones muy diversas en su capital productivo, en su superficie, etcétera.

EC - Supongo que también incide el rubro de producción al que se dedica el productor.

MV - Obviamente, eso es muy distinto en cada rubro, depende de la superficie y el capital el rubro al que están dedicados.

EC - Un predio pequeño no es lo mismo si se destina a la agricultura que si se destina a plantar cebollas.

RD - Absolutamente.

MARIO COSTA:
A veces en la facultad en la que me toca actuar, la de Agronomía, es difícil explicarle a un chico que en el departamento de Salto un productor con una hectárea de invernáculo, que son 10.000 metros cuadrados techados de nailon, da trabajo a siete personas, y que lo que resulta económicamente de esa hectárea puede ser igual a lo que dan 1.000 hectáreas de ovejas a 30 kilómetros de allí y sobre basalto. Entonces, ¿quién es pequeño?, ¿el de una o el de mil? Por eso creo que en este esfuerzo interesante de llevar este tema a la audiencia lo primero es intentar manejar que en el universo uruguayo los 16 millones de hectáreas del país productivo se reparten en 50.000 empresas. Censo tras censo –nos toca el próximo en 2010– nos dan cuenta de quiénes son, y el intento de agruparlos, porque no se pueden tomar 50.0000 casos particulares. Lo familiar es un criterio, si las empresas son movidas a tracción familiar son distintas de las movidas a tracción asalariada.

RD - ¿Por qué?

MC - Porque cambia la lógica. Seguramente esa empresa familiar implica la radicación en el lugar, implica que la actividad central, el principal ingreso de esa familia venga del medio, lo que es radicalmente distinto de una empresa de alguien que vive fuera del país, que la maneja hoy por medios electrónicos y que cada tanto pasa, pero tiene una estructura jerárquica en la que emite órdenes desde Argentina, desde Estados Unidos o desde donde viva. Eso cambia radicalmente qué es ese medio de producción, cómo funciona, y para el país, más allá de que el trigo que salga de uno u otro es el mismo. El desafío es tratar de entender esas distintas lógicas que conviven.

RD - No se puede hablar de empresa agropecuaria en el caso de producción familiar?

MC - Sí, cómo no.

MV - Sí, son empresas. Son empresas con objetivos diferentes desde el punto de vista del empresario. Claramente en una empresa familiar el objetivo principal que persigue el productor es ubicar laboralmente a su familia y vivir del recurso tierra y de esa empresa. Y por ahí una empresa definida como más grande o no familiar tiene unos parámetros de evaluación que no necesariamente vienen por el tema de la mano de obra y la fuente de trabajo.

RODOLFO IRIGOYEN:
Yo tengo discrepancias bastante amplias con lo que se ha dicho. En primer lugar, esa clasificación oficial que citaba Emiliano, hecha sobre datos del censo de 2000, marca el 75, 79, 80% de los productores como familiares, pero con el 20% de los recursos naturales y el 20% siguiente como empresarial con el 80% de los recursos. No me gusta nada esa clasificación porque tiende a partir la sociedad agraria en dos mitades contrapuestas. No es así, hay todo un continuo de empresas desde las más chicas hasta las más grandes.

Segundo, el tema que marcaba Miguel –la diferencia conceptual entre el trabajo familiar y el trabajo asalariado– es un relicto de épocas en las que las relaciones de producción capitalista no estaban desarrolladas, cosa que no ocurre en nuestro país donde están plenamente desarrolladas. Si funciona el mercado de trabajo es irrelevante que el empleado sea familiar o no, el hijo puede trabajar de tractorista en el predio de al lado y en el predio familiar puede ordeñar un empleado asalariado, y no cambia la racionalidad de las cosas.

Resumiría diciendo que son todas empresas, están todas vinculadas al mercado, todas funcionan en un mercado de trabajo más o menos operativo, y no creo que haya racionalidades muy diferentes. Sí potencialidades económicas muy diferentes, ese es el punto central.

EC - ¿A qué te refieres con potencialidades económicas?

RI - Más que medir las hectáreas o las jornadas de trabajo asalariado o propio, hay que medir el capital, lo que importa es el capital. Como bien mostraba Mario con un ejemplo, puede haber un alto capital en un predio de dos hectáreas –y cuando hablo de capital me refiero a cuál es el factor productivo que se usa más intensamente–, y puede haber una bajísima dotación de capital en un predio extensivo lanero.

Otra cosa que tenemos que dejar de lado es la demonización de algún tipo de productores y la santificación de otros. Todos trabajan para ganar dinero, todos trabajan de acuerdo con sus posibilidades, y de acuerdo con su potencial económico tienen potencialidades muy diferentes.

MV - Coincido con algunas cosas que dijo recién el Catalán. Efectivamente, no hay que demonizar a unos ni santificar a otros, no se trata de dividir a la sociedad rural ni a la sociedad uruguaya en dos grupos. De ninguna manera, eso lo comparto. Pero efectivamente, como dijo él, existe una diversidad de situaciones. Y cuando uno en un universo complejo uno no diferencia situaciones que son distintas y establece después políticas comunes para todos, los resultados son totalmente diferentes, porque siempre se termina perjudicando a los sectores más débiles si no hay políticas diferenciadas para atender lógicas diferentes.

EC - Ahí aparece un término que es clave en esta discusión: la debilidad. Porque buena parte del debate a propósito de los productores familiares pequeños gira en torno a la debilidad de algunos de ellos.
    
RD - O vulnerabilidad.

EC - Vulnerabilidad, debilidad, falta de rentabilidad. Esa es la clave, por eso estamos hablando de este tema; ¿o no? Porque las discusiones sobre políticas, etcétera, se refieren siempre a eso, aluden siempre a eso.

MV - Sí, pero habría que dar un pasito atrás en la pregunta sobre las diferencias. Para un productor familiar, que a veces nació ahí, su papá nació ahí y su cultura es esa, el negocio de la producción es aparte de su cultura, y la última acción que va a hacer es vender su tierra, cosa que hemos visto. Para un empresario nacional o trasnacional, ya no importa de dónde venga, la actividad económica puede ser una actividad de ocasión, porque hay condiciones que favorecen hoy la soja y mañana otra cosa. Ese no va a tener ningún problema, porque probablemente su familia no viva ahí, eventualmente irá a pasar algún día de campo, porque viven separadas, disociadas, su realidad familiar de la otra, entonces va a hacer una opción económica favorable que va a cortar cuando convenga. Las expectativas de uno y otro son bien distintas.

La debilidad que tú planteabas radica en que a veces no es que haya tan poco capital en juego, porque hoy estamos hablando fácilmente de un millón de dólares en cualquier empresa, por el valor de la tierra. Y las condiciones de vida de ese productor, a veces manejando un volumen económico muy importante, se parecen mucho a las de un asalariado rural. Las condiciones de vida de ese productor son bastante duras.

EC - Es toda una paradoja: poseyendo un capital importante –porque un millón de dólares no es poco–, puede llegar a vivir muy mal.

MV - Entonces tengo que recurrir al concepto latino de vocación.

RI - Con un millón de dólares no creo que en el agro viva muy mal tampoco. Mario puso un número un poco arbitrario. Se requiere capital, pero si con un millón de dólares vive mal en el agro es porque hace muy mal las cosas.

RICARDO GUIDO:
Apoyo lo que dice Mario y discrepo con el Catalán. No tengo claro dónde está el límite, porque hay tantas clasificaciones como empresas agropecuarias, no hay una forma de hacer un corte o una combinación de parámetros. Tampoco soy un estudioso, estoy acá porque he trabajado en el tema. El hecho de que el productor tenga esa relación tan especial con la tierra condiciona hasta los rubros y hasta la rentabilidad de esa empresa, porque por ahí pretende darle trabajo al hijo, darle trabajo al resto de la familia, pretende ocupar esa mano de obra, y capaz que no logra la combinación de recursos que le aseguren la mejor rentabilidad.

RI - Comparto mucho de lo que dice Mario en cuanto a las visiones diferentes. Hay una visión claramente económica de rentabilidad y por lo tanto de actividad a realizar sí o no, y hay otra visión mucho más social –sin querer para nada caricaturizar–, hasta telúrica, diría. Y esa es la que yo siento, yo nací y me crié en el campo y tengo ese vínculo emocional con la tierra, pero creo que hacemos mal en mezclar cuestiones sociales con cuestiones económicas. Son actividades diferentes. Y para el agro no hay un MIDES, y capaz que tendría que haberlo.

EC - Es interesante esa observación: también para el agro debería existir un ministerio de desarrollo?

RI - Tenemos que atender lo social con mecanismos sociales y lo económico con mecanismos económicos. Queremos resolver los problemas sociales, que son los de un determinado número de productores muy importantes que no queremos dejar a la deriva, y para eso intervenimos en cuestiones económicas en las que no deberíamos intervenir, que deberíamos dejar que se resolvieran por otros mecanismos, que existen por suerte en Uruguay, que son básicamente apostar a la transparencia, a la competitividad, etcétera. Y a lo social habría que atenderlo en el ámbito que corresponde, que es el social.

RD - Para avanzar en este tema y ver si logramos trasmitir una suerte de definición con algunos puntos clave, vamos a basarnos en la definición de productor familiar del MGAP con resolución de julio de 2008. Hay toda una línea de trabajo en ese sentido, y además el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), en una de las dos nuevas líneas de trabajo de su plan estratégico contempla el tema en el Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar. La definición dice que los productores familiares son aquellas personas físicas que cumplan con los siguientes requisitos: realizar la explotación con la colaboración de como máximo dos asalariados permanentes o su equivalente en jornadas zafrales; explotar en total hasta 500 hectáreas índice CONEAT 100 –eso es un promedio del país– bajo cualquier forma de tenencia; obtener su ingreso principal del trabajo en la explotación o cumplir allí su jornada laboral, y residir en la explotación o en una localidad ubicada a una distancia no mayor de 50 kilómetros.

¿Qué le agregarían a esta definición? ¿Discrepan en algún punto?

MC -Quiero hacer una precisión de los valores. Cuando hablé del millón de dólares, 500 hectáreas a 2.000 dólares valen un millón. Yo hice una cuenta más corta: 300 hectáreas de 3.000. Puse el ejemplo para mostrar que hay un enorme capital en tierra, que muchas veces no se condice con las condiciones de vida de quien vocacionalmente está instalado ahí y no piensa irse porque ese es su lugar. Como ciudadano yo lo leo como soberanía, como que hay una cultura agraria instalada que ocupa esa tierra, a la que debemos apoyar con políticas como las que mencionaba hoy Emiliano para que ese empresario –que lo es por estar trabajando en la producción– mejore sus capacidades productivas.

RD - Esa es la referencia, ¿qué le agregamos a la definición del ministerio?

MC - La tomo como está.

MV - Es una definición operativa, para que funcione en estas circunstancias, con estas cuestiones. Son límites un tanto arbitrarios que uno puede correr para un lado o para el otro. Como dice Mario, las tomo, punto, y el ministerio las aplica. La experiencia después, seguramente al ministerio o a cualquier analista de economía agraria, les va a permitir sugerir incorporar más o menos de esta variable. El ministerio incorpora un concepto que no hace estrictamente a la agricultura familiar, que es la residencia. Me parece bien, porque el ministerio aplica esta base conceptual para sus programas de apoyo a la agricultura familiar para apoyar a quienes están trabajando directamente en el campo, en la tierra, porque eso tiene que ver con la diferenciación. Con mucho respeto, discrepo con mi colega el Catalán con separar la idea de la economía y el área social de una unidad de producción. En la unidad de producción agraria, especialmente en la familiar –y esa es parte de la lógica de la agricultura familiar–, lo económico y lo social están consustanciados, son parte de la misma cosa, porque la familia vive el campo, desarrolla su familia, se gana la vida y las posibilidades de educación de sus hijos y demás a través del trabajo en la tierra. No se puede separar lo económico de lo familiar.

EC - Tenemos varios mensajes de oyentes. Por ejemplo, este que dice: "La diferencia de lógica pasa por las finalidades: las empresas buscan la rentabilidad, los productores familiares buscan satisfacer las necesidades de la familia".

MV - Por supuesto, y no se separa, la unidad doméstica está en el mismo ámbito que la unidad productiva, incluso la residencia, la propia vida. En un sector empresarial grande, lo que llamamos empresa estrictamente, el empresario vive en un lado y tiene su unidad productiva en otro. Normalmente es así.

***

EC - Tenemos muchos mensajes de los oyentes. Les menciono dos:

"No todo es económico. ¿Cuántos productores familiares conocen su rentabilidad? Pocos. ¿Por eso deben dejar de producir? ¿Y a qué se van a dedicar? ¿Van a comprar bonos del tesoro?".

De Treinta y Tres: "Mi marido y yo cultivamos una hectárea y media. Solitos, veteranos, alquilamos. Necesitaríamos un subsidio para resistir".

¿Qué tipo de políticas deben implementarse para este tipo de productores?

***

EC - Vamos a redondear antes de seguir avanzando. Hay un contraargumento fuerte de Miguel a Rodolfo sobre el tema de separar, disociar lo social de lo económico. Y viene a punto porque a esta altura nos están reclamando cuál es la definición de empresario. Porque hablamos de si un productor familiar es un empresario o no es, y por otro lado de los empresarios.

RI - Sobre este punto. El argumento de que no conozcan su rentabilidad no es válido, porque la mayoría de los productores, independientemente de su tamaño, no conoce su rentabilidad. Eso implica un seguimiento económico con determinados conocimientos de cálculo, etcétera, que la mayoría de los productores no tiene. Eso no implica que no sean empresas. En la medida que compiten en los mercados de trabajo, de insumos, de productos, incluso con productos muchas veces de exportación, son empresas. Que el productor no sepa calcular su rentabilidad y calcule a ojo si gana o pierde plata no le quita el carácter empresarial, lo empresarial es lo básico.

Segundo punto. Concuerdo con la visión del productor, su vínculo con la tierra y demás, pero cuando digo que debemos diferenciar –y en eso es la discrepancia con Miguel– me refiero a lo que vamos a pasar a hablar ahora, al Estado, a las políticas. Porque si tuviéramos el nivel de ingreso y la riqueza que tienen la Unión Europea o Japón sería muy fácil, solucionaríamos los problemas sociales en términos económicos, les pagaríamos tanto por producir o por no producir, como se hace, y  el productor quedaría ahí, viviría y no perdería su vínculo con la tierra y demás. Pero no son las condiciones de Uruguay, tenemos que pensar en otro tipo de cosas.

EC - Marcos, de Lascano, dice: "Es importante mantener gente en el campo. Evita problemas sociales, genera valores; Europa la subsidia".

RI - Estamos todo de acuerdo en eso. El asunto es cómo.

MV - En Europa se subsidia, pero acá no lo podemos hacer. Pero otros países tienen estructuras en las que no necesariamente subsidian. La Nueva Zelandia de la que tanto hablamos está basada en una estructura de producción familiar, y no tiene los subsidios que tiene Europa, porque no es la misma situación.

RD - ¿Tú viste las condiciones de campo en Nueva Zelandia, viste cómo vive la gente?

MV - Pero es porque la distribución originaria de la tierra se hizo de una manera totalmente distinta y es una acumulación de producción familiar, no fue una acumulación de grandes sectores empresariales. Y acá el problema no es si subsidiamos o no subsidiamos la producción familiar, la pregunta es al revés: ¿cómo ha subsistido la producción familiar con políticas adversas durante por lo menos los últimos 30 y quizás 40 años, sin subsidios, y sigue siendo predominante en la producción agraria nacional? Es más, yo revertiría la carga de la prueba: ¿a quiénes han subsidiado más Uruguay y las políticas económicas? ¿A la producción familiar, al pequeño productor, o a las grandes empresas? Los números se mencionan muy rápidamente, pero nos olvidamos de muchas cosas, Uruguay ha subsidiado mucho más a las grandes empresas que a la producción familiar.

RD - ¿De qué manera?

MV - Múltiples. Entre otras, por todos los sistemas de endeudamiento y las resoluciones de los sistemas de endeudamiento que ha tenido el país en los últimos veintitantos años. Yo tengo un listado y puedo decir que en 2005, cuando empezó este período de administración, los deudores de entre 100.000 y 250.000 dólares, que eran algo más de 1.000, tenían 164 millones de deuda, y los mayores de 250.000, que eran casi 500, debían 300 y tantos millones de dólares. Y si uno va a los peque al lado de esto, de 20, 30, 40 millones de dólares, dependiendo de la suma. Varias de las refinanciaciones que hubo en los últimos 20 o 30 años han significado formas de traslación de ingresos de la sociedad a los productores, y tengo acá el listado de leyes, decretos y resoluciones del Banco de la República (BROU) que lo ha favorecido. Y no estoy diciendo que estuvo mal, digo a quién subsidió la sociedad uruguaya.

RI - El nivel de deuda es proporcional al tamaño de la empresa. Que los productores chicos deban la décima parte de un productor grande es absolutamente lógico, no es que sean mejores pagadores. Y las condiciones de refinanciación siempre se definieron por tramos: definida la deuda, los deudores más pequeños, independientemente de su tamaño económico, siempre tuvieron mejores condiciones, tasas más bajas o plazos mayores, etcétera. El subsidio de la sociedad es un tema muy complejo porque el sector agropecuario también subsidia permanentemente a la sociedad, entonces tendríamos que hacer balances más generales. Pero el traslado de ingresos, si lo hubo, fue proporcionalmente mayor para los productores chicos –no digo que esté mal, esa es la realidad–, para los pequeños deudores, que para los grandes deudores.

MV - En el porcentaje, pero en el volumen de las deudas es absolutamente insignificante lo de la producción familiar.

EC - Desde la audiencia siguen llegando mensajes, por lo visto el tema interesa mucho.

"Al final, ¿qué?, ¿termino subsidiando a gente que tiene un capital que yo nunca voy a tener? ¿Por qué tiene que funcionar el capitalismo en la ciudad y no en el campo? En la ciudad se funden pequeñas empresa todos los días."

RI - Por supuesto, así es.

MC - Hay una imagen formada de que los productores familiares son mendicantes, que viven de limosnas, de favores, que permanentemente se los está salvando, porque si no, desaparecen.

EC - Hay mucho discurso político a propósito de los pequeños productores.

MC - Exacto. Entonces estribar en lo que plantea Miguel, que viendo las cifras de a quién se ha subsidiado, a quién se ha hecho los perdonatutti, todos sabemos que durante años el BROU, el Banco País, por métodos non sanctos, por métodos laterales, acomodó, resolvió deudas con enormes quitas, con cifras millonarias, a empresa no de las chicas; a alguna chica también, pero cuando hablamos de volumen pongamos adelante a quien va primero.

Si nos centramos en la invitación de hoy, ese universo de 50.000 empresas que es el país agropecuario, que tiene enormes diferencias de tamaño y de encare –porque hay distintas formas de encarar ese negocio, requiere tratamientos distintos, porque cometeríamos una injusticia al tratar igual a desiguales–, la pregunta era qué hacer con esa enorme mayoría, con ese 75-80% de las empresas que ocupan un 20-25% del territorio. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Les aplicamos la ley capitalista por la cual el que no logra vivir desaparece? ¿Permitimos que el capital extranjero entre, como ha entrado hasta ahora, y ocupe, como pasó en los últimos siete años, cinco millones de hectáreas de territorio? Un tercio del territorio productivo se vendió, y buena parte de eso fue parar a empresas que están buscando lucro, obviamente.

¿Esa es la proyección del país agropecuario que queremos, o debemos intervenir para que a esas empresas, que son la enorme mayoría, se les encuentre una forma de respaldo, no subsidiarlas de por vida, para trabajar sobre ellas, porque son empresas, aunque los dueños no conozcan la palabra empresa, aunque no sepan de índices de rentabilidad? La realidad es que es su lugar de vida, es donde se proyectan y es lo que saben hacer. La política que Emiliano reclamaba era cómo hacer para que lo que hacen lo hagan mejor, cómo aplicarles créditos dirigidos, créditos orientados, créditos también subsidiados en algunas líneas que al país le interesan, porque es por ahí que podremos sumar el país, que es gente y tierra, Uruguay es gente, tierra y agua. Ese es el capital país. Lo otro podrá ser, pero eso es lo que hasta ahora tenemos acumulado como historia.

***

EC - Mario ya avanzó algunas ideas con respecto a cuál debería ser el tipo de apoyo del Estado, vamos a concentrarnos en eso. ¿Necesariamente tiene que haber subsidios? ¿O hay otras formas de respaldarlos? Por ejemplo, podría ser promoviendo la asociatividad, los grupos cooperativos, la cooperación?

***

RD - Entre los mensajes de la audiencia y lo que se conversa acá, me gustaría aprovechar este escaso tiempo que tenemos una vez por mes para ver si podemos redondear y dejar algunas cosas más o menos claras. Estamos de acuerdo todos en que es un sector sensible de la sociedad, en que hay un número importante de personas a las cuales vamos a atender de forma diferente.

RI - Empiezo este tramo con una cosa que me parece importante. Es difícil ser el malo de la película, es un papel antipático. Es mucho más simpático ser el bueno de la película. Yo creo que con altibajos, con errores, todos los gobiernos, desde hace 70 u 80 años han sido los buenos de la película haciendo las cosas mal. Las soluciones que se han instrumentado, que en el fondo es lo que subyace a los planteos de esta mesa, son las que han llevado a que la producción familiar esté cada vez más jaqueada. Un oyente puso el dedo en la llaga. El tema es –vamos a decir las cosas por su nombre– que este es un país capitalista, nos guste o no, y hay capitalismo en la ciudad y en el campo. Entonces si las relaciones capitalistas son las que predominan no podemos ignorarlas a la hora de la toma de soluciones, y tenemos que diferenciar las cosas sociales como se hace en la ciudad y no se hace en el campo, donde se quieren buscar soluciones económicas a problemas sociales que son inviables. Hasta que no entendamos eso no vamos a poder concretar las acciones que realmente favorecen y mejoran las condiciones de vida de los productores familiares.

RD - Suponiendo que entendimos eso, ¿cómo se hace para implementar una línea de acción concreta que no divida lo social de lo económico? Porque en un año electoral la idea de este espacio era aportar a la discusión para que temine en ejecución.

RI - No voy a monopolizar la palabra.

MV - Estoy de acuerdo en que básicamente no hay por qué subsidiar a la producción familiar, como a ninguna otra. Hay que dar apoyos, políticas diferenciales que no necesariamente significan subsidios.

Nuestra experiencia en el INC en este período ha sido extremadamente interesante. Tal vez se ha difundido poco, tal vez hemos comentado poco lo que se ha gestado, pero durante este período se han colonizado 43.000 hectáreas, que es muchísimo más que lo hecho en los últimos 30 años antes de este período de gestión de gobierno. En los 33 años anteriores se compró un número similar de hectáreas, pero a su vez se vendieron más de 73.000 hectáreas del INC, con lo cual se descapitalizó en 30.000 hectáreas. En este período, estas 40 y tantas mil hectáreas que menciono se han destinado básicamente a productores familiares, a asalariados que no tenían tierra y lograron poner sus ganados para formar grupos que tienen la posibilidad de acceder a una estrategia de supervivencia a través de combinar el trabajo agrícola con otros trabajos que les dan estabilidad, respaldo y la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Se han formado grupos asociativos de distinta índole que permiten fortalecer la pequeña producción familiar, como tenemos en varias colonias nuevas que hemos creado, a través de grupos de pequeños productores lecheros, ganaderos, residentes en poblados que no tenían otras opciones laborales. De eso podríamos hablar en extenso y sería interesante hacerlo. Las políticas del Estado tienen un margen enorme de maniobra para apoyar la producción familiar  sin que implique necesariamente subsidios.

RG - Estoy de acuerdo, pero un rol fundamental en el que se ha hecho agua como Estado y que el grupo de productores que hoy estamos analizando no siente como una necesidad es todo el tema de la formación. Son empresarios, están dentro de un sistema capitalista, y ahí tiene que apuntar el Estado, a la parte de formación, de educación. Porque si bien se ha hecho un esfuerzo importantísimo en Colonización, hoy (capaz que tengo una visión muy particular de la zona donde me toca vivir) se ha agrandado la brecha desde el punto de vista empresarial entre los colonos y un empresario extranjero, que viene con los objetivos más claros. Hay que apuntalar mucho eso, se ha hecho mucho esfuerzo en mantener escuelas rurales abiertas, se ha inaugurado un lote de liceos rurales, escuelas agrarias, pero falta un rumbo claro, a muy largo plazo.

RD - Por ahí había un productor que decía que seguía sin luz.

EC - Sí.

RG - Llevamos 100 años de educación individual, vas a la escuela y es tu goma, tu lápiz, ¿cómo vamos a compartir el tractor, que nos costó 20.000 dólares?

MC - Estoy totalmente de acuerdo.

RD - Caminería y luz siguen siendo temas pendientes?

MC - Tenemos suficiente historia en el Uruguay rural como para encontrar que lo asociativo es una de las soluciones que reclamaba Emiliano. Las pequeñas empresas familiares –hoy se hablaba de debilidad, yo diría fragilidad por su tamaño– cobran fuerza cuando se unen.

Voy a citar tres ejemplos. Uno es Conaprole, que no hay que explicar quién es, con 75 años de historia, con unos 2.500 productores que ya sabemos lo que hacen; es una de las empresas de mayor dimensión del país, formada en su enorme mayoría por pequeñas empresas. Otra es Central Lanera, a la que el Catalán está vinculado –y ahí está de bueno de la película–, con 42 años y unos 2.000 y pico de productores que exportan especialmente a China y al resto del mundo, lo que nunca haría ninguno solo. Y voy a terminar con mi caso, Cololó es una colonia del INC con 2.200 hectáreas, con 17 familias que viven juntas y desarrollan una parte agrícola de unas 600, 800 hectáreas de agricultura por año, un tambo que remite a Conaprole y elabora en casa, y un campo de recría con 1.500 vaquillonas. Ninguna de esas familias sola iría ni hasta la esquina por su dimensión; juntas llegan actúan como una empresa de cierto porte.

RD - ¿Cómo trabajás el asociativismo con un productor criado en la idiosincrasia de la individualidad, de la soledad, de no tener acceso a un camino que lo lleve a un lugar urbano?

RG - Con políticas que perfectamente se pueden orientar, estimular, capacitar.

EC - Exige formación.

MC - Y paciencia; es un tema muy a largo plazo.

EC - Generar una cultura de la asociatividad.

MV - Hasta este período de gobierno no se vislumbraron desde el Estado políticas en serio que se jugaran a esto.

RI - El ejemplo más reciente de los tres que menciona Mario tiene 40 años. Pasó por todos los colores políticos.

MV - La cooperaria tiene 50, Central Lanera 52  y Conaprole 75.

RI - Asociar esos éxitos...

MV - Son éxitos.

RI - Son éxitos, pero primero en el plano absolutamente capitalista de la cosa. La asociatividad por lo general funciona bien mientras hay estímulos externos de un proyecto, de un programa que la fomenta. Cuando la asociatividad se hace con reglas del mercado, que son las que imperan en este país –y yo diría por suerte, viendo las experiencias de otros lados–, es tremendamente difícil, por lo que decía el compañero anterior. El comentario es muy importante, tenemos una cultura individualista, muchísimo más acendrada en la gente de campo, por razones obvias de aislamiento y demás. Creo que la gran apuesta y donde deben centrarse todas las políticas debe ser la educación, la educación técnica, la educación descentralizada, para la cual hay enormes demandas desde la agricultura, la ganadería, etcétera, de tipo claramente comercial que no son satisfechas porque no tenemos técnicos de nivel medio, operarios capacitados, etcétera. Apostar ahí es la gran política que debe llevar el Estado.

RD - En eso tenemos consenso, ¿no?

Varios - Sí, absolutamente.

MC - Dejo constancia de que en Cololó, en los 16 años de gestión que lleva el equipo del que soy parte, no hemos logrado que la escuela que está en el patio de la cooperativa tenga en su programa algo vinculado a cooperativismo. Las ironías de la vida.

RD - Cooperativismo y producción agropecuaria en los planes de estudio de primaria en general, en un país que vive de esos ingresos, parece razonable, no?

MC - Desde las aulas de la escuela, con enormes ventanales, los niños ven a sus papás trabajando con el tractor, con las vacas, ven su casa, pero primaria no ha entendido que esa escuela merece algo que capitalice lo que están viviendo.

RD - Son miradas urbanas.

EC - A propósito de educación, Juan, de San José, pide que no olviden que estos productores tienen más de 50 de años en general. Es un detalle a tener en cuenta.

MV - Es el reflejo de la estructura de edades de la sociedad uruguaya. No es muy distinto en la ciudad.

RD - Y el promedio de edad de la población rural, según los últimos datos, está por arriba de los 50 años.

EC - Catalán, te quedó algo?

RI - Es un tema muy importante, que a veces lleva a profundizar la división campo-ciudad, que es la gran ancla que tiene este país para su desarrollo, todo lo que se discuta sobre este tema es importante, pero quiero remarcar que para mí el gran tema es la educación, y en lo demás hay reglas de juego generales para todas que tenemos que respetar.

MV - Las escuelas agrarias de la UTU son una excelente oportunidad dispersa, hay 28 puntos del país con capacidad instalada excelente. Hablando de la ruralidad, son los puntos de apoyo claves para que los jóvenes, los hijos de los productores familiares, los hijos de los asalariados, que son los naturales usuarios de este sistema, reciban también allí elementos, ya que la propia formación implica la convivencia, lo que ayuda en mucho a esa edad a pensar juntos, a pensar en algo asociativo. Ahí la educación tiene que dar su respuesta.

RG - Totalmente de acuerdo, no agrego nada porque es así. Mandé a mis hijos a la escuela agraria.

MC - Comparto totalmente. Este es un punto que nos vincula a todos, la vinculación y la generación de una cultura nacional y agrícola es fundamental. Debe ser un esfuerzo colectivo de la sociedad uruguaya que tiene que lograr una acumulación en un buen tiempo, no se resuelve en un rato, pero también en forma integrada desde el esfuerzo de distintas instituciones, no solo desde las instituciones de la educación.

EC - Julio, de Paso de los Toros, dice: "Yo tengo 340 hectáreas al sur de Tacuarembó, tres hijos estudiando en la ciudad, y todavía no tengo luz en el predio rural. Soy un rico indigente".

Este es uno de los puntos de los que hablábamos, la infraestructura, los servicios en el agro.

RI - Y no tiene ninguna red a la cual colgarse gratis, como pasa en la ciudad.

MV - La UTE tiene un proyecto para llevar electrificación a todo el medio rural.

EC - Ahí también aparecen ideas. Dice Eduardo: "Creo que es una burrada terminar llevando energía de UTE 50, 80, 100 kilómetros campo adentro, tendido de cables, columnas, transformadores, pérdidas de tensión, tomas de consumo. Eso es carísimo. ¿No sería mejor y más barato subvencionar la instalación de energías alternativas en el medio rural, que entre otras cosas permite la descentralización de la generación?".

MV - Eso está ocurriendo, felizmente.

EC - Es una línea en la que habría que poner el acento.

RI - Por supuesto que sí.

MC - En Nueva Zelandia, adonde yo no he ido pero algunos amigos sí, lo agrario es política de Estado, el taxista sabe, el chico de escuela sabe, el señor del hotel sabe, y acá lamentablemente vivimos en un país de espaldas, todo el mundo sabe de caballos y de la Rural del Prado, pero ignora esto de lo que estamos hablando hoy.

RD - Parte de los objetivos de la tertulia es tratar de acercarlo.

Me piden en un mensaje: "Redondeá con soluciones".

Para que vean que el tema es polémico, que es difícil llegar a acuerdos, está bueno que sea año electoral y que los candidatos o aquellos a quienes les toque liderar tomen éste como un tema trascendente en lo que tiene que ver con puntos a desarrollar en las propuestas para el sector agropecuario.

Varios - Que sea política de Estado, esa es la idea.

***

Transcripción: María Lila Ltaif


Próxima Tertulia Agropecuaria: "El desafío ovino".
Lunes 27 de julio, desde Tacuarembó.