Los grandes nos marcan el corazón... y la música
Alicia no fue sola al recital... fue con ella. Con aquella ella, que lo había descubierto... ¿Suena extraño? Vean qué claro que queda en su mensaje...
¡Dios! ¡Manolenta! 3 de octubre del 90. Estadio Centenario. Hubiera podido conseguir compañía, pero no lo intenté. Era como un rito. Ver en vivo a Eric Clapton no era algo como para transformarlo en una salida de amigos y después irse a comer unas pizzas. Tampoco fui sola, ¡fui conmigo!, o con la que había sido unos 18 años antes cuando en medio de aquellos años en que lo correcto eran Los Olimareños, Viglietti , el primer Serrat, aquellos años en que la revolución era mañana mismo, a las siete y cuarto, y no se podía llegar tarde, a mi me partió la cabeza y gasté hasta destruirlo aquel disco que tenía Layla y Bell bottom blues. Después gasté los anteriores (Yardbirds) y los que vinieron después. Los sigo gastando hasta hoy (también a Viglietti y al primer Serrat, pero estos siempre fueron actos más compartidos) lo de Clapton no tenía cómplices. Me acuerdo que ahí en el estadio, en medio de esa soledad tan concurrida, me dio una cosa en el estómago justo en el segundo anterior a que empezara a tocar. Una mezcla de miedo a que no fuera lo que tenía en el alma que tenía que ser con "Mirá, finalmente lo tengo ahí enfrente". Un abrazo, alicia