La Tertulia Agropecuaria

La lechería uruguaya frente a la falta de capital humano

La lechería uruguaya frente a la falta de capital humano

En Uruguay, el sector lechero es uno de los rubros más dinámicos del agro. Sin embargo, actualmente enfrenta un duro desafío: la falta de recursos humanos. Para conversar sobre este tema, La Tertulia Agropecuaria reunió a Maidér García, maestra, directora de la escuela rural No. 1 de San José; Luis Mario Fuentes, productor lechero en Carreta Quemada; Álvaro Lapido, productor ganadero lechero en Carreta Quemada; y Mercedes Antía, directora de Desarrollo de la Intendencia de San José. Como es habitual, la mesa fue coordinada por Rosanna Dellazoppa y conducida por Emiliano Cotelo.


(emitido a las 9.03 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En Uruguay, el sector lechero ha sido, históricamente, uno de los rubros más dinámicos de nuestro agro.

La lechería es un rubro de gran importancia social que se ha consolidado fuertemente a partir de una cadena bien integrada y un mercado externo creciente que hoy se lleva el 70% de su producción.

Sin embargo, la lechería también enfrenta desafíos. Y uno de los principales tiene que ver con el capital humano. Una frase que se escucha a cada rato si uno recorre es: "Hoy no es fácil encontrar gente para trabajar en los tambos".

Por eso en esta Tertulia Agropecuaria hoy no vamos a discutir cómo aumentar la productividad del sector lechero, ni cuáles son las mejores pasturas, ni qué modelo de producción es el más adecuado para nuestro país. Hoy no vamos a hablar de números, o tal vez sí, pero en todo caso de otros números, porque hoy vamos a hablar de personas.

Presentamos a quienes nos acompañan en la mesa esta mañana.

ROSANNA DELLAZOPPA:
Maidér García, directora de la Escuela Rural nº 1 de San José, ubicada en el paraje Bañado, muy cerca de San José, cerca del frigorífico. A esa escuela asisten 50 niños y tiene cuatro docentes.

EC - ¿Cuántos años como maestra rural?

MAIDÉR GARCÍA:
Con este, 10.

EC - ¿Siempre acá en San José?

MG - Siempre en la Escuela nº 1; pero estuve como maestra urbana 25 años antes.

RD - Sigo con Mercedes Antía, directora general de Desarrollo de la Intendencia de San José.

EC - Mercedes a su vez conoce muy de cerca el sector lechero.

MERCEDES ANTÍA:
Soy parte de él.

EC - ¿Cómo es eso?

MA - Nosotros también somos tamberos, así que me comprenden las generales de esta charla de hoy. Hace muchos años que vivo en el tambo. Fuimos de los que elegimos vivir acá y vivir de la producción. Eso también da un conocimiento, aparte del lugar donde trabajo y de mi responsabilidad en el gobierno departamental; uno siente estas cosas en carne propia y tengo una visión particular del tema.

EC - ¿En qué zona estás?

MA - Estamos en la zona de Puntas de Valdez, una zona bien distinta de la que estuvieron recorriendo ustedes el otro día, que estuvimos recorriendo. Es bien diferente. Ahí vemos dos San José bien distintos en el eje de ruta 1 y el norte.

RD - Ruta 1, kilómetro 58.

EC - Continuamos.

RD - Luis Mario Fuentes, 22 años, productor familiar lechero en un establecimiento ubicado a 17 kilómetros de Villa Rodríguez. Nos recibió el sábado en su casa.

Y Álvaro Lapido, 50 años, productor ganadero y lechero, en un campo ubicado a 50 kilómetros de Villa Rodríguez, por la misma ruta que Luis Mario, que también nos recibió en su casa.

EC - Quizás valga la pena profundizar en los dos ejemplos de establecimientos de producción lechera que representan Luis y Álvaro.

Luis, la tuya es una producción familiar. ¿Desde hace cuánto tiempo tu familia está afincada allí?

LMF - Mis padres hace mucho tiempo que están en esa zona.

EC - ¿La tradición empezó con tus padres o todavía antes?

LMF - La tradición arrancó con mi abuelo. Después pasó a la generación de papá y ahora yo estoy encaminando la lechería y apostando a ella.

EC - Luis dice que él está encaminando ese emprendimiento a los 22 años. Pero en realidad se metió antes; ¿con qué edad?

LMF - Cuando quise dedicarme a la lechería, al campo, tenía 15, 16 años.

RD - Son cuatro hermanos, ¿no?

LMF - Tres hermanos más.

RD - Que no están en el tema.

LMF - No, mis otros hermanos se dedicaron a estudiar y estudiaron todos.

EC - Todos siguieron carreras de nivel terciario en Montevideo. ¿Alguno de ellos vive en San José, en la ciudad?

LMF - Sí, tengo una hermana que está en San José, acá mismo en la ciudad. Y mi otra hermana vive en la misma zona que nosotros, pero trabaja en lo que estudió. Y después tengo un hermano que vive en Montevideo.

EC - Tu vocación por la lechería es muy fuerte. Eso quedó claro el otro día cuando charlábamos contigo. Al punto que a los 15 años pactaste con tus padres que no ibas a terminar el liceo, porque lo tuyo era estar ahí.

LMF - Sí, lo mío era estar ahí y seguir con eso. Hoy en día es lo que mejor me sale y lo que más sé hacer.

RD - De todas maneras, estás muy cerca de las fuentes de información y conocimiento. ¿Cómo has encontrado tu camino?

LMF - No seguí estudiando en el liceo, pero me voy informando de todo lo que está vinculado a la lechería, al campo; me gusta leer, siempre leo o escucho.

RD - ¿Pagás asesoramiento?

LMF - Sí, contamos con asesoramiento técnico. Eso nos ayuda mucho.

EC - ¿El tamaño del predio?

LMF - Entre arrendadas y propias, son unas 120 hectáreas, más o menos.

EC - Vamos a Álvaro Lapido. En este caso hablamos de un empresario ganadero y lechero que también continúa una tradición familiar. ¿Cómo es esto?

AL - Sí, mi abuelo tenía este campo hace más de 70 años, pero a diferencia de la familia de Mercedes y de la familia de Luis, mi familia ha sido siempre ausentista. Hemos vivido siempre en la ciudad y trabajado el campo, algo que desde hace 70, 60 años ha sido muy criticado. Por qué los dueños de los establecimientos no permanecen ahí. Y cuando me invitaron a esta Tertulia me pareció muy bueno no hablar de litros por hectárea o de kilos de carne por hectárea o de litros por vaca/masa, sino de algo sobre lo que alguien hace unos días me arrimó información: hablar de niños por hectárea, de familias por hectárea, que es el problema que tiene hoy la lechería. Hace 50 o 60 años sobraba gente en el campo y no había trabajo, y hoy pasa lo contrario.

EC - El viernes de tardecita cuando íbamos de San José hacia Del Pilar -así se llama el establecimiento que dirige Álvaro en esa zona de Carreta Quemada-, Álvaro se largó por sí mismo con este tema. No sé si es una obsesión, pero te tiene muy preocupado. Álvaro iba mostrando: "Mirá esa casa que quedó vacía, ya se va convirtiendo en tapera. Mirá aquella otra". Y la cantidad impresionaba. Le has dado muchas vueltas a ese tema por lo que ves a tu alrededor y por tu propia experiencia vital, porque a ti también te toca repartir el tiempo entre Montevideo y el campo. ¿En tu caso cómo lo hacés?

AL - Lo hago de mala forma, porque ni estoy con mi familia ni estoy bien en el trabajo. Pero es la realidad de muchísima gente que trabaja en la agropecuaria uruguaya, dada la falta de infraestructura que hay, cuando uno tiene que tomar la decisión de dónde afincarse. Donde estamos, donde ustedes visitaron, no hay ómnibus, no hay buenas carreteras, no hay acceso a la salud, no hay acceso al trabajo para las mujeres, por ejemplo. Este es un tema interesante, las mujeres son expulsadas del campo, toda la vida han sido expulsadas del campo, si no trabajan en una cocina, en una estancia. Y la lechería hoy está dando oportunidades a las mujeres para permanecer, tenemos mujeres que trabajan en los tambos, que crían los terneros, que llevan registros, que llevan trazabilidad. Hay muchos técnicos que son mujeres -hoy nos acompañan-, hemos visitado muchos tambos.

El hecho de que las mujeres busquen lugar en las ciudades termina con que tenemos muchos peones o muchos hombres solteros en el campo. Creo que todo ser humano tiene una necesidad de formar una familia. Sin embargo, en el campo vemos muchos hombres solteros, muchas mujeres sin oportunidades de trabajo que terminan migrando, no se forman las familias que necesitarían estar en el campo, y el resultado es lo que hoy pasa, que no hay gente para trabajar.

EC - Tú dices que hay muchos peones solteros, muchos trabajadores solteros, pero también se da que con el propietario de un establecimiento grande como el tuyo. Tú sos soltero a tiempo parcial, pasás una parte de la semana soltero y la otra, cuando vas a Montevideo, te encontrás con tu familia.

AL - Es así.

EC - Rosanna, ubiquemos a San José y la producción lechera.

RD - Me ayuda Mercedes después, que tiene los números globales. De los tres principales departamentos de la cuenca lechera -Colonia, San José y Florida- San José es el que tiene más cantidad de productores, no el que tiene más litros de leche finales por departamento.

MA - Hoy habría que verlo, no sabemos, pero sí tenemos la mayor cantidad de productores afincados y trabajando, lecheros y queseros artesanales.

RD - Y es el departamento que tiene la mayor cantidad de productores familiares. El otro día presentaban los datos. Cerca del 85% tiene predios de menos de 100 hectáreas.

EC - Pasemos ahora a los demás integrantes de la mesa: ¿todos están preocupados por el tema del capital humano en la producción lechera en San José?

MA - Yo los felicito por haber puesto este tema, para el que sé que no va a dar una sola Tertulia, porque es "el" tema. A mí siempre me sorprendió, tal vez por eso hago tanto énfasis en mi trabajo, que se haya trabajado en esos números, los litros de vaca masa por hectárea o la producción y la productividad, pero se hayan olvidado de que sin el hombre es imposible llevar nada adelante. Obviamente, estamos sumamente preocupados por eso, porque no es sustentable un sistema de producción sin gente. Tú estuviste viendo este fin de semana toda la cadena, el esfuerzo que se ha hecho, primero por parte de los productores, en un aumento de la producción brutal, que está acompañado por coyunturas internacionales, por oportunidades que se presentaron. También lo que está haciendo la industria. Yo soy conaprolera desde que nací, pero quedamos todos sorprendidos por ese complejo industrial brutal. Pero si no hay gente para trabajar, todo eso está agarrado de un hilo.

Álvaro mencionaba algo por lo que yo hace mucho tiempo que peleo, que es el tema de la mujer. Creo que lo que estamos viviendo ahora es consecuencia de la falta de políticas y de la falta de participación de la mujer en las gremiales agropecuarias. Si las mujeres hubiéramos participado, hubiéramos tenido la posibilidad de participar en las gremiales en un lugar de decisión y de proyección, seguramente ya hoy tendríamos otra posibilidad, porque para todas nosotras el tema de nuestros hijos es vital.

EC - Mercedes ya avanzó con algo de análisis de las causas. Pero sería bueno completar un cuadro por ese lado.
Por ejemplo, ¿qué dice la maestra? ¿También tú estás preocupada por este factor?

MG - Sí, yo les contaba el otro día que de 13 niños que tengo en sexto año, hay cuatro que desean con mucha fuerza ir a la Escuela Agraria para continuar sus estudios para después continuar trabajando en el campo. Realmente con ganas. Los demás no. Y este año me pasa. Otros años no. Otros años han sido uno o dos, nada más. La mayoría de los chiquilines desea estudiar otra cosa, o ir a UTU.

EC - ¿Esos chiquilines son hijos de trabajadores de tambos o hijos de dueños de tambos?

MG - En la zona donde yo trabajo, que es una zona especial, porque está muy cerca, está a cinco kilómetros de San José, y la escuela se nutre además de 10 o 12 chiquilines de la periferia de la ciudad. O sea que de la zona hay 40 alumnos. La mayoría son empleados. Había un productor relativamente grande -no sé exactamente cuántas vacas tenía- que ahora vendió el tambo y hay una persona trabajando, un empleado, que tiene un alumno en la escuela. Después son productores chicos, de tambos chicos. La mayoría son empleados de tambos. La mayoría de los padres de la escuela son empleados.

RD - Capaz que vos lo mirás un poquito más de afuera que nosotros: ¿a qué asociás las ganas de seguir en el tema? ¿Qué ven? ¿Drama, sacrificio?

MG - Claro, ven sacrificio. Hoy Emiliano leía un mensaje que decía que escuchan a los padres...

EC - Un mensaje de Daniel: "Los hijos han escuchado toda la vida a sus padres despotricar contra el trabajo del tambo. ¿Cómo va a haber reposición generacional?".

MG - Te digo algo muy cerca de la escuela, que es lo que veo. Cuando tenemos un beneficio, que la gente nos apoya y mucho, muchas madres van recansadas a trabajar -relacionando con lo que hablaban de la mujer-porque la mujer se encarga de los terneros, de todo, y además lavar la cancha después, cuidar los chiquilines de la casa. Entonces muchas veces van sumamente cansadas y con pocas horas. Ellas lo dicen y les trasmiten eso a sus hijos.

EC - ¿Qué dice el más joven de la mesa?

RD - Está Andrea, su novia. Te iba a preguntar si Andrea te mira sufriendo, te mira en un trabajo de sacrificio, denigrante?

LMF - Para mí no es tanto el sacrificio y la esclavitud del tambo, sino las horas que demanda atenderlo.

EC - ¿Cómo es eso?

LMF - Para mí, si vos trabajás las 24 horas del día, por más que trabajés, trabajés y trabajés, si no usás la cabeza, no te puede salir muy bien. El tema de tener la cabeza pensando en cómo hacer las cosas o cómo solucionar...

RD - ¿Eso ayuda a trabajar menos?

LMF - No sé si a trabajar menos, pero estás siempre enchufado en eso viendo cómo hacer, cómo hago para tal cosa después de trabajar. Eso a veces da un poco de problemas. Pero pienso que la llevamos bastante bien.

EC - ¿Tú también te encontrás con este problema de la falta de gente en tu entorno? Tú sos un ejemplo, por lo visto de los pocos, no son la mayoría, de hijo de productores que decide tomar la posta, y además con un gran dinamismo, con creatividad, con un espíritu emprendedor notable. ¿Qué pasa cuando te toca conseguir gente para que trabaje contigo? ¿Tu establecimiento da para eso?

LMF - Contamos con un empleado.

EC - Hay un empleado. ¿Fue fácil conseguirlo?

LMF - No; no salís y conseguís. Salir y conseguir cualquiera es fácil, pero conseguir que te hagan las cosas bien, que sean responsables y que te cuiden lo tuyo, ahí entra el tema. Yo no sé si tuve la suerte de que cuento con un gran tambero, que es el que se encarga del ordeñe.

EC - Es otro joven, más joven que tú.

LMF - Tiene 19 años, es muy joven. Está conmigo. Estoy muy conforme con él. Hay una buena relación entre nosotros.

EC - Es una pieza fundamental, porque si no contás con él, se te terminan tus posibilidades de descanso algún día de la semana o de tomarte vacaciones.

LMF - Él en este momento es algo fundamental, imprescindible. Pero son pocos los casos. Creo que hoy me costaría mucho encontrar un chiquilín de 19 años que me trabaje como el que me está trabajando. No sé si lo encuentro.

EC - Remarco que en este ejemplo que estamos manejando, tenemos un pequeño productor, con sus padres -Luis tiene a sus padres todavía como colaboradores, andan en los 70 años pero siguen dando mano-, en un establecimiento chico, de 60 hectáreas propias y 60 arrendadas, por ahí, que puede tomarse vacaciones. Luis se toma vacaciones, cada tanto va a las termas, cada tanto en verano se va a Piriápolis o a otros balnearios de Maldonado, y no trabaja toda la semana esclavizado allí. Tiene ese colaborador que es la clave.

LMF - Ahí está.

EC - Si no tuviera, otro gallo cantaría.

LMF - Como te decía hoy, muchas veces no estás trabajando todo el día, pero mantenés la cabeza ocupada ahí, en el tambo. También estás trabajando con eso.

EC - Volvemos a Álvaro.

AL - Emiliano, tú tuviste la oportunidad de visitar Nueva Zelanda, y cuando recorríamos contigo a mí me venía a la cabeza un libro que escribió el doctor Eduardo J. Corso hace 50 años en un viaje que hizo a Nueva Zelanda. El libro decía por qué Nueva Zelanda sí y Uruguay no, y eso era lo que ayer discutíamos y nos preguntábamos mientras recorríamos. En Nueva Zelanda, tal vez por la influencia inglesa, hay buenas carreteras. Cada 20 kilómetros hay un pueblo, una ciudad con todos los servicios que querríamos los que estamos en el campo: buena educación, trabajo para nuestras señoras, salud, entretenimientos. Lo mismo que tiene la ciudad, eso es lo que tienen los tamberos neocelandeses y lo que querríamos tener acá.

EC - Eso lo remarcaba incluso Michael, un neozelandes que recorrió el sábado con nosotros, un empleado de un tambo instalado en la zona de Rodó que es propiedad de un neocelandés. Son interesantes esos casos.Este empresario neocelandés que compró ese tambo en Rodó no forma parte del proyecto New Zeland Farming System Uruguay, vino por su cuenta. Y a su vez consiguió para encargado de su campo a un técnico neocelandés joven, que Rosanna conoció en un taller de SOFOVAL, ennoviado con una argentina, por ahí se explicaba su presencia acá. Y cuando le preguntábamos cómo le resultaba vivir en la zona de Rodó, decía: "Bueno, no está mal, pero en Nueva Zelanda a 20 kilómetros uno siempre tiene una ciudad muy buena". Y no se da el caso en una cantidad de lugares del Uruguay.

AL - Durante estos 80, 90 años -y aquí voy a hacer una acusación por la que seguramente me haré de muchos enemigos-, el campo le ha dado a la ciudad ríos de oro, porque todo ha ido a la ciudad. La mejor carne, la mejor leche, los mejores productos. Y es poquísimo lo que ha vuelto al campo. Y hoy tenemos una carencia. Entonces es la ciudad -y cuando digo la ciudad hablo de todo lo que está en la ciudad- la responsable de que el campo tenga hoy esta carencia de gente. Creo que de una vez por todas habría que revertir. El campo tiene que tener las mismas condiciones de vida, las mismas facilidades para vivir con la familia, que para mí es lo más importante. Pero para vivir con la familia tenemos que tener todo lo que estamos demandando. Insisto, es la responsabilidad de la ciudad no haberle devuelto al campo parte de lo que el campo le dio durante 100 años.

EC - Sí, recorríamos los caminos vecinales de San José, que están muy bien, pero no son caminos asfaltados.

RD - Y San José está entre los mejores departamentos en caminería.

EC - Por eso, pero no son los caminos asfaltados de Nueva Zelanda. Y en determinado momento en el camino Álvaro decía: "Hasta acá llega el ómnibus, hasta este lugar; de acá en adelante, los botijas que por ejemplo van al liceo en Villa Rodríguez tienen que caminar o haber dejado una moto o el caballo". Y cuántas historias hay de esos niños caminando, caminando y caminando, incluso bajo agua, para llegar a sus casas.

RD - El cuento gráfico de Mario, el director de la escuela, que el ómnibus comienza a las cinco de la mañana con los niños para que puedan llegar en dos tandas. Esperan una hora y pico a que llegue la otra tanda para poder tener la clase. Y es un ejemplo de un convenio entre tres partes. Es un ejemplo bueno, pero que en definitiva lo cobran niños.

MA - Y hay lugares donde ni siquiera hay ese convenio, entonces no tienen acceso.

***

EC - Los oyentes están muy enganchados con el tema, mandan distintos tipos de mensajes.

Julio de Rivera dice: "Si en la cuenca lechera tradicional, allí en San José, existen problemas de falta de capital humano, multiplíquenlo varias veces y tendrán un panorama de lo que ocurre acá, en los tambos de esta otra zona en el norte del país".

Después hay otro que pide que por favor hablemos del tema de los sueldos, cuánto incide ese factor en este problema que estamos manejando.

RD - Eso me parece oportuno. Muy brevemente quiero decir que antes de venir acá estuve en un taller en Colonia Valdense, con lecheros de Colonia, Cecilia y Leo, que era nuestro compañero de tertulias originalmente, estuvieron también. Allí se está tratando el tema de la "gestión humana" y se habló muchísimo de la forma en que la cabeza de la empresa, del predio, se vincula con sus empleados o su equipo. Me parece que están buenos los dos ejemplos que tenemos, en predio chico y en predio grande, para que cuenten, compartan la forma de trabajar en la motivación del personal.

¿Cómo hacés vos Luis para que tu socio de 19 años no se te quiera ir a Villa Rodríguez, se case, se vaya al baile, o sea, tenga ganas de hacer todo lo que hace una persona de 19 años, y lo pierdas?

LMF - Yo siempre digo que el patrón hace al empleado y el empleado hace al patrón. Hoy cualquier tambero que tenga una persona que le trabaje, que sea responsable, como en este caso, no le va a pagar reales ni va a dejarlo sin días libres. Cuando tenés una persona que realmente te anda, tratás de que esté bien, de apoyarla.

RD - ¿Cómo?

LMF - Cuando le tocan los días libres, tal día querés salir, salís. Obviamente, aportar a la caja e incentivarlo en el sueldo, y con las exigencias que tiene Conaprole me parece una manera buena de trabajar, al menos en mi caso. Y creo que Álvaro también está con lo mismo. Si un empleado le sirve...

AL - La amenaza que tiene Luis, a quien visitamos y es admirable el empuje que tiene y cómo el padre y la madre le han dado el lugar, es que uno más grande le quite su empleado, una cosa muy común. Incluso yo le estuve poniendo el ojo a ese muchacho. Es el problema que tiene el pequeño productor; le cuesta retener el personal porque la empresa más grande se lo puede quitar. Hoy por hoy pasa en la agricultura, en la forestación, en todos los rubros. Las grandes corporaciones nos quitan los mejores hombres, los mejores talentos, porque tienen posibilidades de pagar más. Ese tema es una amenaza para Luis y su familia.

RD - La pregunta es si partimos de sueldos que en su base ya son muy malos, o estamos bien. Porque en Colonia todos decían que a los tamberos se les paga muy bien, que son los mejores sueldos del sector agropecuario.

AL - Hoy la lechería permite pagar sueldos muy superiores a los que ganan muchas personas que trabajan acá en la ciudad de San José, por ejemplo, atendiendo un supermercado o trabajando en oficinas. Hoy la lechería, por suerte, paga mejores salarios e incorpora a matrimonios. Está viniendo gente de Montevideo al interior buscando esos lugares que hoy están vacantes.

MA - Hoy la lechería está pagando un 30 o un 40% más que el comercio o la industria. No es algo puntual de hoy 2011. Ya viene desde hace varios años pero hoy el precio de la leche permite pagar mejor. La falta de mano de obra también te exige pagar mejor. Pero el problema de la mano de obra no es solamente en la lechería, ni solamente en el agro. Yo hablo permanentemente con empresarios y la gente te dice: "Queremos gente con actitud, con ganas de trabajar". Eso es lo que está haciendo falta en el país, no solamente en la lechería. En este proceso es mucho más complicado, porque obviamente hay que ordeñar las vacas dos veces por día. Y ni te digo en las queserías, donde después de ordeñar todavía hay que hacer el queso. Ahí el problema todavía es mayor.

RD - Entonces podemos volver al punto de que el trabajo en sí mismo no es atractivo porque es rutinario, porque es sacrificado. Porque también nos decían: "A igualdad de sueldos, o a mejores sueldos, igual, si puedo elegir entre venir acá o ir a la industria, voy a la industria".

MA - La gente quiere trabajar bajo techo, esa es una de las explicaciones. Por ejemplo, la gente del sector frutícola de la zona sur de San José, que tiene mucha competencia de mano de obra por la industria, te dice: "La gente quiere trabajar bajo techo, aunque gane más acá, igualmente hay un tema de comodidad, de horarios, de tiempo". El trabajo en el campo y en el tambo es un trabajo sacrificado, si llueve, si hay terrible temporal, barro hasta las orejas, tenés que seguir ordeñando. Eso significa una actitud y una forma de vivir. Creo que acá nos tenemos que plantear que el tambo no es solamente un medio de vida sino una forma de vida. Y eso tiene que ir acompañado también por los trabajadores, no solamente por los empresarios sino por los trabajadores.

Yo diría que -al menos la gente con que uno continuamente interactúa- el trabajador de campo generalmente acompaña su sueldo con la calidad de la leche, los litros de leche, los terneros, los tamberos están dando incentivos. Eso también es algo. No tenemos que dar la imagen de que este es un sector que paga mal, que es un trabajo sacrificado, porque obviamente, pero todos los trabajos son sacrificados. ¿Cómo está una persona que trabaja en una industria al lado de una caldera con 40 grados todo el año? Y esto te permite otra calidad de vida, me parece, tal vez porque tengo la camiseta puesta y porque entiendo que el tema del recurso humano, del capital humano, en esto es vital.

***

EC - ¿En la escuela se trabaja en ese tema de la actitud? ¿Se trabaja el tema de la actitud del futuro trabajador, del futuro pequeño productor?

MG - Se trabaja el tema de la actitud con respecto al trabajo y al estudio en general. Por supuesto que como estás inserto en un medio rural, se potencia, se remarca el trabajo en el medio rural. Es decir, vos trabajás, hablás con los chiquilines, visitás tambos, ellos te cuentan sus experiencias, llevás gente a hablar, pero en general sobre la actitud del estudio y del trabajo, que no hay que quedarse con primaria.

EC - ¿Y eso permea bien?

MG - A veces sí, a veces no, depende. También hay que pensar que, como decía la señora maestra de la que llevamos orgullosamente el nombre, María Espínola Espínola, la escuela sola no puede. La escuela sola sin la familia y otros actores sociales, no es solamente la escuela fomentando el estudio y el trabajo o el trabajo en el medio rural. Si no contás con que la familia apoye al chiquilín y le dé el ejemplo. La actitud parte también de la familia, pero esto va en todos los aspectos, no solamente en el trabajo.

RD - Luis Mario me había contado el sábado un par de experiencias concretas que había vivido cuando buscaba a alguien que lo ayudara para trabajar. Me parece que está bueno compartirlo, porque en algún punto muestra el trasfondo de todo eso.

LMF - El otro día cuando nos íbamos conociendo, camino a lo de Lapido, íbamos hablando y yo le decía que para mí, que tengo 22 años, una de las cosas que no sé si me molesta o me entristece es ver a un niño de 12, 13, ocho o menos años patoteándote para sacarte una moneda. Si atrás no hay una educación o no se cambia eso, ¿cómo podemos pretender tener gente para trabajar en el campo si es más fácil pedir una monedita?

Otra cosa que pasa, que capaz que a mucha gente no le gusta, pero pasa y pasa mucho, es que vas a buscar a alguien para trabajar al pueblo, a la ciudad, le pagás bien para que te haga un trabajo que precisás, un trabajo de dos o tres horas, y te dice que no.

RD - Nada que ver con ordeñar, además.

LMF - No, vos precisás a alguien para que te baje un camión de ración, le decís tres horas 500 pesos, y "No, estás mal, ¿para qué si a mí me pagan todos los meses, me dan plata, no trabajo?". Como decíamos hoy, la maestra trabaja de lunes a viernes en la escuela, pero está las 24 horas.

RD - ¿Quién le da plata y no trabaja?

LMF - Para mí el Estado tiene que cambiar mucho eso.

EC - Te estás refiriendo a alguno de los programas del Mides.

LMF - Sí. Todos los que estamos en esta mesa tenemos una meta. Ella tiene que llegar el lunes con la clase armada para darla, Lapido una meta para seguir creciendo, tú para sacar el programa al aire, ella llamarte y recorrer y hacer que estemos acá...

RD - Vos para llegar a las mil vacas...

LMF - Yo llegar a las mil vacas. Esa es mi aspiración, tengo 80. Entonces ¿qué pasa? Si a mí me dan plata y no tengo que hacer absolutamente nada, lo único que tengo que hacer es ir a buscarla. ¿Para qué voy a ir a trabajar dos o tres horas al campo, a cinchar con una bolsa? No es esclavitud, nada de eso. Pero estamos equivocados, porque si le dan dinero, está bien que le den, pero devolveme algo, devolvele algo a la población, limpiame una calle. Allá donde vivimos nosotros es carretera de balastro, ponelo a tapar pocitos con una pala.

RD - Un sentido de lo que hacen.

LMF - Claro, pero si a vos te dan todos los meses, te ayudan, y vos no devolvés nada, ¿cómo vamos a hacer para que vos quieras trabajar y aspirar a algo?

MA - Y lo que generás en los que te están viendo. Yo veía estos días la propaganda de valores que está haciendo el Canal 12, que los hijos ven lo que tú estás haciendo, y creo que si los hijos nos ven trabajar y meterle para adelante, se llevan algo. Pero ese hijo no ve nada, ve ir a cobrar; ahí me parece que hay algo en lo que hay que trabajar y mucho.

AL - Y ya que hablan de valores, yo quiero quebrar una lanza por las maestras rurales. Un reconocimiento a ese trabajo que hacen en esas más de mil escuelas que tú mencionás que hay afuera. En todas hay maestros y maestras que han trabajado y han logrado una diferencia entre la gente de la ciudad y la gente del campo. Uno se da cuenta claramente de las virtudes del hombre de campo y de las mujeres de campo, son distintos, son más leales, son más trabajadores, son gente distinta. Y esa es una cosa que lamentablemente se está perdiendo. Creo que eso es mérito de las maestras, de estos años de esa ruralidad, y creo que mucho del deterioro que tiene hoy la sociedad nuestra en las grandes ciudades, donde vemos todo lo que vemos-no vale la pena entrar en detalles-, es fruto de una educación distinta. Estamos perdiendo esas virtudes que da el trabajar en la tierra, hay como una magia de la gente que trabaja en la tierra junto con las maestras, que hace personas distintas, más sanas, más trabajadoras, más leales, más bondadosas. Y eso se está perdiendo.

MA - Vinculado a lo que dice Álvaro, nosotros estamos trabajando en un proyecto de lechería familiar sustentable, y una de las cosas que nos pusimos como meta es trabajar con las maestras rurales. Hemos hecho algunos talleres de motivación. Maider participó.

MG - Nos hemos divertido mucho.

MA - Nos divertimos mucho haciendo. Y el objetivo nuestro del gobierno departamental no era solamente apuntalarlas, sino también hacer un homenaje, ese aporte para que puedan seguir trabajando, redoblando el esfuerzo, porque realmente las necesitamos. Necesitamos muchas Maider. Necesitamos mucha gente con polenta que lleve al medio el conocimiento, las ganas, la actitud, y que refuerce el trabajo, porque muchas veces a los padres les faltan los elementos para complementar esa educación.

Lo quería resaltar porque Cristina Robaina, la maestra que nos acompañó el otro día, nos decía: "Estas cosas Primaria nunca las hace". Entonces todavía hay estrategias, caminos para hacer.

EC - Otro mensaje de la audiencia dice: "Pasa por inculcar el tema, porque los muchachos del campo piensan que te venís a la ciudad y sos un bacán. Y no es así. Personalmente aconsejé a un conocido de afuera que ya se había venido a Montevideo y vivía en pensiones -acá trabajaba en una metalúrgica de peón, cuando sabe trabajar perfectamente en la agricultura-, hablé con él, lo convencí, se volvió, y hoy, es cierto, apoyado por sus suegros, pero tiene su chacra, herramientas, una preciosa camioneta, y ha logrado un buen pasar".

Como que hay que trabajar sobre un prejuicio que habría a propósito de las ventajas de la ciudad, que no necesariamente se dan, esa vida de bacán en la ciudad se da si se trabaja también. De vuelta: es un tema de actitud. No es tocar la ciudad y la varita mágica lo arregla todo.

RD - Yo digo otro ejemplo al revés. El sábado nos recibió una ingeniera química joven de Montevideo en la planta de Conaprole. Yo la escuchaba hablar, admirada por su solvencia, su capacidad, pero me sorprendió la camiseta y el entusiasmo de esa chica montevideana en Villa Rodríguez, contando lo que hacía y al frente de lo que estaba, me emocionó profundamente. Esa es la otra parte. Los jóvenes que estudian en Montevideo ni siquiera se plantean que en el interior podés desarrollarte como persona, como familia, como ser humano, como profesional, y ser feliz con lo que estás haciendo.

AL - Esa ingeniera química que está al frente de la planta más importante que tiene Conaprole, donde trabajan 300 personas, está secundada por otras dos mujeres también profesionales. Y volvemos a algo que se dijo acá. La lechería tiene muchas oportunidades laborales para muchas mujeres profesionales y trabajadoras. Creo que eso es lo que hoy nos convoca, hay que ver cómo seguir buscándole el lugar, porque estando la mujer está la familia, estando la familla la gente se afinca y dejamos de tener gauchos errantes, peones errantes, la familia le da estabilidad al trabajador y eso es lo que estamos necesitando en el campo.

***

EC - ¿Cómo seguimos, Rosanna?

RD - Le voy a dar una pequeña intervención a Cecilia de la platea, que estuvo conmigo en el taller de gestión humana en Colonia Valdense, para que haga el pequeño apuntecito que hizo allá y que repitió ahora en el corte.

CECILIA:
Lo que hablábamos el otro día en el curso es que el sector lechero tiene la potencialidad de tener muy buenos sueldos. Yo pensaba que siendo joven y queriendo empezar a trabajar, queriendo tener un futuro y no teniendo mucha preparación, pero sí ganas de aprender, me parece una muy buena oportunidad para trabajar. Porque hay sacrificios en todos los trabajos, no sólo en éste, siempre hay que pagar algo para lograr el éxito de algún tipo.

Y por otro lado, respecto a las oportunidades para las mujeres, la otra vez vino un mosquito y una cosechadora a trabajar a casa, y yo le decía a la persona que trabajaba sobre la cosechadora: "¿Y por qué no ponés una mujer? Si son botoncitos". Capacitémosla.

EC - Las hay.

C - Pero poquitísimas, casi no se ven.

EC - Hay mujeres operando mosquitos, operando cosechadoras de árboles también. Pero yendo al caso de los establecimientos más grandes, ¿qué pasa con este factor que introduce Néstor, uno de nuestros oyentes con su mensaje: "Hay muchos empresarios que prefieren capataces negreros y no creativos?" ¿Cómo juega el capataz en este tema?

AL - El capataz es como todo. Hay malos dueños de campo y buenos dueños de campo. Hay buenos capataces y malos capataces, y hay buenos empleados y malos empleados. Creo que al que manda el mensaje le tocó un mal capataz. Yo, por suerte, tengo hombres que me ayudan, colaboradores. El personal quiere trabajar con ellos.

RD - ¿Hace cuántos años?

AL - Tengo capataces que hace más de 20 años que están. Hay vecinos que no consiguen personal, pero hay capataces que consiguen y los peones quieren trabajar con ellos porque van al frente con ellos, porque trabajan con ellos. Repito, hay buenos patrones y malos patrones, como en todo.

RD - En ese taller decía el profesor Chiesa que el 80% del éxito de las empresas depende del capital humano, y recién ahora los ejecutivos están teniendo como materia en su capacitación el tema de cómo trabajar y cómo tratar con las personas. Tratamos de traer aquí siempre los mejores ejemplos, pero es claro que no son los que abundan.

MA - Yo quería contar algo que nos pasó hace un tiempo. Hablando de los nuevos trabajadores para el sector, hace unos años le pedimos al Comité Local de Empleo del Inefop de San José una nueva capacitación para operarios de tambo, y la respuesta de lo que en aquel momento era la Dinae, hoy el Inefop, fue: "¿Otra vez San José pidiendo operarios de tambo?". Hay un desconocimiento total de la realidad, de dónde tenemos que poner los recursos, hacia dónde hay que apuntar y qué norte tenemos. El Inale o el gobierno se plantean duplicar la lechería en 10 años, pero es imposible sin gente. Ojalá que alguien del Inale nos esté escuchando, que trabajen estos temas, que inviertan recursos en trabajar con los hombres y las mujeres del medio rural, que apoyen a la escuela rural y a la UTU. En fin, que haya una planificación estratégica pero vinculada a esto, no a la producción ni a la productividad, sino a la gente.

EC - Les voy a pedir una respuesta breve para redondear lo que estamos conversando sobre qué es lo que hay que hacer, dónde están las líneas de acción posibles.
Por ejemplo, supongo que están por donde dice este oyente, Gustavo: "Soy pequeño productor rural. Desde hace siete años tenemos luz eléctrica. Recién desde hace siete; gran avance. Lo que ahora echamos en falta es internet. Es lo mismo que era no tener luz hace 10 años. Uno siente que vive en el fin del mundo, por ejemplo no tiene la posibilidad de manejar bien el correo ni de operar con el banco por internet, ni leer sobre investigación. Yo tengo banda ancha móvil, pero engancha solo dos o tres veces por semana, y horriblemente lento".

Acá está uno de los puntos críticos a atacar. Es interesante lo que dice el oyente: no tener internet hoy es como era hace 10 años no tener electricidad. ¿Qué más?

AL - En una sociedad en crisis como la que tenemos, en valores y en virtudes, gracias a maestras como Maidér -que representa a un montón- tenemos esa reserva moral que tenemos que preservar. Que haya servicios en el campo, y se los debe dar la ciudad, y cuando digo la ciudad, les hablo a todos, quiero los mismos servicios en el campo que tiene la ciudad, para los niños, para los trabajadores, para las madres. Y si hay servicios, Mevir va a hacer su obra de vivienda, que es una fantástica obra del doctor Alberto Gallinal, y si hay vivienda va a haber familia y vamos a seguir teniendo gente trabajando en el campo.

MA - Nosotros en San José hemos trabajado muchos años en esa caminería rural. San José va a empezar a bituminizar los caminos rurales. Hoy ha habido un avance muy grande con relación a lo que era hace unos años, pero obviamente siguen faltando cosas. Por eso estamos trabajando en estos aspectos, en ayudar a incorporar tecnología, a trabajar con las mujeres, con los jóvenes, realmente pensando en esa lechería dentro de 10 años. ¿Quiénes son estos chiquilines con los que trabaja Maider y con los que trabaja Mario y todos esos 1.500 niños y adolescentes del medio rural de San José? Van a ser los trabajadores, los empresarios, los dirigentes gremiales. Y en eso tenemos que trabajar fuertemente, porque si no, insisto, esa cadena láctea que vimos el otro día está pendiendo de un hilo.

EC - Maider, ¿desde la óptica de la educación?

MG - No solamente servicios, como decía recién Álvaro, en cuanto a educación; también servicios en salud, en acceso, por ejemplo la conectividad es sumamente importante, lo que decía el oyente. En la escuela muchas veces estamos sin conexión, y estamos a cinco kilómetros de la ciudad. Es una realidad que pasa en muchos lados. Nosotros estamos al lado de San José, pero en el interior más profundo del país es mucho más difícil la situación.

Y una cosita chiquita sobre lo que decía hoy Luis. Entre esos programas del Mides está Trabajo por Uruguay. Esa gente está recibiendo un dinero pero está trabajando. Trabaja en las escuelas, pinta, arregla, emprolija, en las escuelas y en otras instituciones, lo escuchamos permanentemente.

EC - ¿Entonces qué pasa? ¿El ejemplo que manejó Luis...?

MG - No todo el mundo recibe dinero sin trabajar.

LMF - No es todo el mundo, pero es más fácil que te den esa plata, ir y hacer algo muy poco...

MG - Trabajan ocho horas diarias, yo los veo. Vivo a la vuelta de la Escuela 53, y en este momento están trabajando allí ocho horas diarias. Un grupo, hay otros grupos en otros lados. Aparte reciben educación, hay gente que ha terminado la escuela gracias a esos programas, o ha recibido cédula, porque al principio había muchísima gente sin cédula, algo inconcebible en el siglo XXI.

EC - Luis, ¿qué falta desde tu punto de vista?

LMF - Que al campo le lleguen muchísimas más cosas, educación. Un ejemplo claro: si te pasa un accidente, si estás en el radio de 10 kilómetros de donde está la ambulancia, te va, pero después de ahí te cobra. ¿Y por qué al que está acá en el pueblo, al lado, le va la ambulancia? Eso de la salud, a un trabajador le pasa un accidente en el campo, y ta, o tenés que esperar que venga la ambulancia, y si viene en un radio de 10 kilómetros, si tenés lo más mínimo, una gripe o algo, tenés que pagar para que te vaya.

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Transcripción: María Lila Ltaif

APOYARON ESTA TERTULIA AGROPECUARIA:

UPM, MARFRIG, AGRITEC, TANZI, INDARTE & CIA

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES:

Intendencia de San José en la persona de Mercedes Antía y Estancia Del Pilar a través de su personal y la familia Lapido.
Educadores rurales departamentales y Escuela Rural no.19
Planta No.8 de CONAPROLE,Villa Rodríguez
Productores lecheros, veterinarios y agrónomos de San José
Café del Teatro

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