Fuertes lluvias

Félix Fuster (ingeniero agrónomo): "Ni el MGAP ni el Estado estaban preparados para una situación como esta" pero "la capacidad de respuesta es buena"

Félix Fuster (ingeniero agrónomo): "Ni el MGAP ni el Estado estaban preparados para una situación como esta" pero "la capacidad de respuesta es buena"

Las consecuencias del fuerte temporal hicieron que el Gobierno declarara el estado de emergencia agropecuaria para las producciones hortícola y vitivinícola en el sur del país. Esta medida implica, entre otras cosas, préstamos en parte no reembolsables. El ingeniero agrónomo Félix Fuster dijo a En Perspectiva que estas medidas son un "paliativo bastante importante" dadas las circunstancias. También aseguró que "ni el Ministerio de Ganadería ni el Estado estaban preparados" para afrontar esta situación, pero que han respondido de manera satisfactoria. Con respecto a los seguros, Fuster cree que el rubro agro no hay una "cultura de asegurar riesgos". Actualmente el Banco de Seguros y el MGAP están subsidiando parte de los seguros granjeros, lo que para Fuster es una herramienta "importante para el productor".

(emitido a las 7.46 hs.)

EMILIANO COTELO:
El gobierno declaró ayer el estado de emergencia agropecuaria para las producciones hortícola y vitivinícola del sur del país a raíz de los daños que provocaron las lluvias y las tormentas de las últimas semanas. La medida incluye la activación del fondo agropecuario de emergencia a través del cual se va a asistir a las empresas más perjudicadas.

La resolución llega luego de que se hiciera una primera evaluación de la situación en que quedaron estos productores, de los cuales muchos son de pequeña escala.

En el caso de los granjeros se los asistirá financieramente para permitir que recompongan su capital de giro a través de préstamos en parte no reembolsables. Para el sector vitivinícola la ayuda se canalizará a través de la compra por parte del Estado de parte de la producción de uva a efectos de mejorar la calidad final del vino ya que el exceso de agua hizo que el producto perdiera grado alcohólico.

¿Qué está pasando en estos rubros de la producción? ¿Cómo van a operar estos instrumentos que se dieron a conocer ayer? Vamos a conversarlo con el ingeniero agrónomo Félix Fuster. Los oyentes lo conocen, es colaborador habitual de Dinámica Rural y El Espectador.

ROMINA ANDRIOLI:
Para comenzar vayamos a lo que se anunció para el sector hortícola, pero antes, ¿de qué productos estamos hablando? ¿Cuáles se vieron particularmente afectados por estas lluvias en los últimos días?

FF – Cuando hablamos de horticultura tenemos que hablar de diferentes tipos de rubros, quizás los más afectados en estos momentos son la horticultura de hoja, lechuga, acelga, espinaca. Otros rubros que se van a ver afectados a futuro van a ser el zapallo y la zanahoria, que ya hay dificultades porque no se puede levantar la cosecha, la papa, que es el principal rubro hortícola de consumo, y la última variedad que se cosechaba de cebolla, la "sintética 14" que debido al estado del tiempo ha sido imposible cosecharla bien y no va a tener una buena guarda. En el caso de la cebolla variedad "pantanoso del sauce", la más plantada del sur del país, se pudo cosechar bien.

RA – Así que estamos hablando de varios rubros.

FF – Exacto. El otro grupo de rubros es la horticultura de frutos: tomate, morrón. Esa horticultura está bastante afectada porque no daña solo los frutos sino que se han dado pérdidas de plantas por diferentes problemas sanitarios: bacteriosis, hongos.

RA – Vayamos a las medidas que anunció ayer el ministro para este sector en particular. Concretamente apuntan a restablecer el capital de giro, que el productor obtenga fondos para continuar produciendo, ¿verdad?

FF – Sí, quizás lo más urgente a atender. Esa medida está destinada a productores hortícolas familiares fundamentalmente y lo que atiende es justamente esta situación de emergencia puntual, o sea, ese productor que usó dinero para la producción estival, ese dinero lo ha perdido porque no tiene recuperación por ventas. De alguna manera es un paliativo bastante importante en este momento a los efectos de recomponer ese sistema hortícola familiar que ha quedado, en algunos casos, en situación muy grave.

EC – O sea que se les va a reponer el costo de producción.

FF – Efectivamente.

EC – No se contempla la eventual ganancia que el productor iba a tener.

FF – No, ni los costos fijos, estamos hablando de costos de producción, no costos totales. Toda empresa, incluso las agropecuarias, tiene una estructura de costos que comprende los costos de producción, que son los que se van gastando en la medida en que se van produciendo, y los fijos, caso de impuestos, etcétera, que esos se van a tener que seguir pagando.

RA – Repasemos, el apoyo en este caso es: un 30% del dinero que se les va a dar no tienen que reintegrarlo los productores, y con el 70% restante se les otorga un financiamiento a largo plazo por el cual no pagan tasa de interés.

FF – Exactamente, es una situación bastante similar a la que ocurrió hace unos años cuando se dio la problemática sanitaria de manzanos, esa fruta se enfermó, tuvo una mala presentación comercial debido a la sarna y en ese momento el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) asistió a los productores de manzanas con un fondo similar: se les subsidiaba una parte del dinero que se les entregaba y otra parte la reponían con bajo interés en un plazo bastante largo.

RA – Por otro lado para los productores más pequeños, con menos de tres hectáreas, se esperan más detalles, pero en principio la asistencia será aún mayor.

FF – Si, es lógico de esperar que en una empresa chica la capacidad de respuesta a los problemas que han tenido sea más baja, por lo tanto la atención se debe centrar en esos productores. El productor que tiene una estructura un poquito más grande está mucho más preparado para eventualidades como esta, aunque nadie se esperaba lo que ocurrió en el mes de enero y en lo que va de febrero. Vamos a entender que es una situación que sale de lo normal.

EC – ¿De dónde surgen los recursos para estas medidas que venías comentando? ¿Cómo se paga la parte de subsidio que tienen estos apoyos?

FF – El MGAP creó un fondo de emergencia con dinero proveniente de recaudación nacional, no era directamente recaudación del MGAP, para situaciones similares.

Este fondo se creó hace ya unos años, cuando se dieron situaciones climáticas similares -no iguales porque como esta yo no he visto ninguna, te soy honesto- que provocaron grandes pérdidas en el sector granjero. Esto se asoció a la problemática que hubo con la sequía, la falta de alimentación para el ganado, que se subsidiaron alimentos para el ganado, se entregó raciones, etcétera. A partir de ahí se genera un fondo de emergencia que está destinado a atender situaciones como esta, o sea, no es un fondo que se use permanentemente sino que solamente se aplica cuando el MGAP considera que hay una situación de emergencia en algún sector del agro.

Este fondo es de creación reciente, de los 2000, no tiene antigüedad en Uruguay.

RA – Esto es un primer paliativo para las pérdidas del productor, pero de todas formas, ¿es lo que esperaban los granjeros?

FF – Yo no sé si el productor esperaba más cosas, yo creo que el MGAP está atendiendo la situación de emergencia puntual que tiene en este momento. Como se dieron las cosas probablemente ni el MGAP ni el Estado estaban preparados para una situación como esta. Yo creo que la capacidad de respuesta es buena, quizás no atienda todos los reclamos de los horticultores, porque nosotros estamos saliendo a hacer evaluaciones de daño y hay algunos que están en situaciones bastante graves que no van a solucionar con este paliativo. Pero en el promedio creo que es un apoyo bastante importante del MGAP como primer paso para tratar de solucionar una problemática que existe en la horticultura desde hace muchos años, más de carácter productivo comercial que climático.

EC – Sí, una problemática para la cual desde el MGAP se está impulsando desde el año pasado la cultura de los seguros, lo que pasa es que no se llegó a tiempo.

FF – Exactamente, yo creo que cuando salió el seguro contra situaciones de emergencia hídrica solo fue para algunos rubros, no para todos, salió en horticultura y bajo determinadas circunstancias: un período de 10 días con determinada cantidad de precipitaciones, es un seguro que se está ajustando. De todas maneras…

EC – Estaba leyendo en la diaria una declaración de Jorge Munzante gerente del Departamento Agronómico del Banco de Seguros del Estado, que dice que solo cuatro productores compararon a tiempo ese seguro para este último evento meteorológico.

FF – Casualmente nosotros estamos saliendo a hacer evaluaciones de daños por el Banco de Seguros y nos encontramos con que hasta el día de hoy, de los 200 y pico que llevamos, uno solo tiene ese seguro.

RA – Además es muy reciente, ¿no? El ministro [Tabaré Aguerre] mencionaba ayer que este instrumento se anunció en noviembre. Distinta es la situación con respecto a la protección que tienen de contratación de seguro contra el granizo que fue lo que sucedió en enero del año pasado, que ahí fue otro tipo de afectación y en ese caso hay mayor cobertura de la contratación de seguros.

FF – Sí, claro, no tenemos cultura de asegurar riesgos. En estos momentos el Banco de Seguros en un acuerdo con el MGAP está subsidiando parte de los seguros granjeros, es una herramienta bastante importante para el productor en la medida en que la conozca, quizás no todo el mundo la conoce, porque tiene un subsidio bastante importante, sobre todo a los productores más chicos.

En el caso del seguro por emergencias hídricas el tema es que ese seguro está en una etapa de ajuste, por eso es que salió para algunos rubros y no todo el mundo lo conoció. Toda herramienta nueva de tratamiento de riesgos requiere de ajustes porque una cosa es sentarse a planificarla y otra es cuando vamos a la realidad de campo a ver qué pasa.

RA – Pasemos a la vitivinicultura, allí se crea un banco de alcohol vínico, ¿cómo funciona eso?

FF – El banco de alcohol vínico logra un producto que permite mejorar el grado alcohólico de los vinos. No es una herramienta que asegure calidad en los vinos sino que tiende a solucionar los problemas que hay hoy que son de baja graduación alcohólica en las uvas que se están cosechando. Sobre todo a partir de esta resolución de Inavi [Instituto Nacional de Vitivinicultura] que permite moler uvas con un grado de 9,5%. La graduación con la que se autoriza a moler es más alta, más del 9,5% para los vinos de mesa…

EC – ¿De qué manera han afectado estas lluvias al sector vitivinícola?

FF – El tema es el siguiente: la situación de lluvias y vientos, fundamentalmente combinados, provoca pequeñas heridas en los racimos de uvas que junto con las altas humedades y las temperaturas permiten que un hongo, que se llama botrytis cineria, que genera un moho gris, empiece a actuar pudriendo los racimos. El momento ideal para el ataque de este hongo es sobre todo en la pre cosecha y en la cosecha, entonces cuando se dan estas situaciones de lluvia antes o durante la vendimia aquellos viñedos que no tuvieron la protección adecuada -y aún con la protección adecuada si tiene heridas- se empiezan a provocar pudriciones. Como respuesta a eso el Inavi dijo: vamos a autorizar que se muela antes, aunque las uvas no lleguen al grado alcohólico que se necesita para hacer un buen vino, de tal manera que estas pudriciones no avancen y el productor pueda moler una buena cantidad de uva. Lo que está pasando es que, junto con la situación climática y biológica que tiene, la uva no logra el grado alcohólico suficiente como para la molienda debido a que no hay luz y que la temperatura no ha sido la más alta, que son los requisitos para un buen grado alcohólico. Eso y la problemática de las podredumbres que están avanzando han determinado que el Inavi permita moler uvas con una calidad que no es la que se exige habitualmente.

EC – Es allí que entra en juego este instrumento nuevo, el del banco.

FF – Exactamente, el alcohol vínico corrige esos vinos de baja graduación, estamos hablando de vinos de mesa, no finos. De esa manera lo que se logra son dos efectos: la corrección en sí misma y distraer del mercado de oferta y demanda de uvas para las bodegas un volumen importante. Porque la situación del clima en la viticultura se conjuga con una situación que viene de hace años que es la acumulación de stock de vinos en las bodegas.

Nosotros tenemos una estructura de viñedos bastante importante, que fue mejorada con un plan de reconversión que se pensaba que iba a permitir aumentar las exportaciones. En realidad las exportaciones no aumentaron como se había planificado y por lo tanto ese vino, esa uva que se muele y se hace vino, está destinada al mercado interno. Como el mercado interno por un lado tenía un consumo bastante fijo al aumentar la oferta las bodegas empezaron a acumular vino año tras año y hoy tenemos un sobre stock bastante importante.

Por otro lado está el tema del clima. En el caso de vitivinicultura no es solamente la problemática del clima sino otra que se viene acumulando desde hace años. El plan de reconversión permitió que aquellos productores pequeños que iban a quedar fuera, porque no tenían variedades finas, se lograran mantener dentro de la producción. Pero la problemática de la comercialización de la uva y del vino se mantuvo igual en el correr de los años. Esta medida que toma el MGAP en este momento es un paliativo para la situación de emergencia que estamos viviendo, pero si se mantiene en los años va a permitir de alguna manera que la comercialización de uvas se restablezca a sus niveles normales, para decirlo en pocas palabras.

EC – El hecho de que el Estado, a través de este banco de alcohol vínico, compre una parte de esa producción acumulada es el factor que produciría ese alivio, ¿de eso estás hablando?

FF – Efectivamente. Tenemos 120, 130 millones de kilos de uva, nosotros distraemos 10 millones de kilos, estamos sacando prácticamente un 10% del mercado, eso va a provocar un cambio en el punto de equilibrio entre oferta y demanda y va a tender a mejorar un poco el precio. En este momento la gran preocupación del vitivinicultor que no tiene bodega era que no tenía dónde colocar su uva o si la colocaba en alguna bodega no se le decía cuánto se le iba a pagar porque realmente el precio de la uva en el mercado de oferta y demanda estaba en niveles bastante bajos, que no cubrían ni siquiera los costos de producción.

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