Dinámica Rural

Trigo y Cebada afectados con Fusariosis de espiga

Trigo y Cebada afectados con Fusariosis de espiga

La pasada semana, la Ing. Agr. Victoria Carballo destacó en su columna una serie de recomendaciones sobre la fertilización con nitrógeno, apuntando a la calidad en trigo y cebada, dada la etapa en la que estaban entrando estos cultivos de invierno. En esta semana, se concentrará en recomendaciones relativas a la sanidad.

La fusariosis de la espiga es una enfermedad que afecta al trigo (y también a la cebada, aunque en general en menor nivel) cuando se dan las condiciones climáticas favorables para esta enfermedad, como es la humedad alta y temperaturas cálidas al momento de la floración y en las primeras etapas de llenado de grano, – que son justamente las condiciones que se están dando últimamente -.

Las espigas mojadas durante 2 a 3 días y las temperaturas de 22 a 28°C son suficientes para producir la infección del hongo. Sin embargo, siempre que haya agua libre sobre las espigas, el rango de temperatura en que se puede producir la infección es más amplio, de 10 a 30°C.

Igual me interesa recalcar que si bien las condiciones climáticas son decisivas en el desarrollo de esta enfermedad, hay otros factores que contribuyen, como cultivares susceptibles y la presencia del inóculo en rastrojo infectado o gramíneas de nuestros sistemas de producción.

 

¿Cuáles son las consecuencias de esta enfermedad?

 

La fusariosis de la espiga genera pérdidas económicas en todos los eslabones de la cadena agroindustrial porque provoca un menor rendimiento del cultivo, porque disminuye la calidad física y la calidad industrial del grano, y porque genera problemas de inocuidad en el producto final, porque este hongo produce micotoxinas que pueden afectar la salud; una de estas toxinas es el deoxinivalenol o DON.

A través de un decreto se estableció un límite máximo de DON de 1 mg/kg o 1 ppm en el harina, subproductos y alimentos elaborados en base a trigo. Y por reglamentación también se establecieron límites máximos de DON para la materia prima de alimentos destinados a elaborar raciones, y para raciones terminadas según las especies y categorías animales.

 

¿Qué medidas de manejo se recomiendan, Victoria, para el control de la fusariosis de espiga?

 

Es importante saber que ninguna práctica de manejo por sí sola es capaz de controlar totalmente la enfermedad, pero aplicar un conjunto de prácticas en forma integrada puede minimizar el riesgo de contenidos de micotoxinas en el grano y en el producto final.

Está comprobada la interacción positiva entre, la resistencia del cultivar, el momento correcto de la aplicación del fungicida, el tipo de producto a usar, las dosis y la tecnología de aplicación.

El control con fungicidas es preventivo, y la decisión de aplicar se tiene que basar en los pronósticos climáticos o los sistemas de predicción como el DONCAST. Los momentos óptimos para realizar la aplicación son al inicio de floración, o en caso de ser posibles dobles aplicaciones, a inicio y fin de floración. 

Las mayores eficiencias de control, se logran con aplicaciones de fungicidas triazoles o mezclas de triazoles, o eventualmente tebuconazole preferiblemente en combinación con arbendazim, usando aspersores capaces de depositar bien el fungicida en toda la espiga.

El INIA tiene publicado en su web las dosis recomendadas.

La aplicación de mezclas con estrobilurinas no se recomienda a partir de floración porque si bien pueden controlar la fusariosis de la espiga y otras enfermedades foliares, pueden también predisponer a contenidos de DON superiores a los límites establecidos.

Ahora bien, cuando el llenado de grano ya está en estado avanzado, no se recomiendan las aplicaciones de fungicidas.

 

Cuando ya se está para cosechar, y hay presencia de esta enfermedad ¿qué medidas se deberían tomar?

 

Tres o cuatro días previos a la cosecha se puede realizar un monitoreo de las chacras para estimar el nivel de riesgo.  La variación en los niveles de infección puede ser alta, entre chacras y también dentro de la misma chacra. Niveles de infección mayores al 5% de grano afectado pueden sugerir que esos lotes se deban mantener separados de otros lotes. 

Tendríamos que lograr cosechar y manejar por separado las zonas con mayor infección aún dentro de la chacra.

También sugiero consultar recomendaciones de manejo y ajuste de las cosechadoras en estos casos.

En la web de INIA hay mucha información detallada para el manejo de la FUSARIOSIS DE LA ESPIGA EN TRIGO que les recomiendo consultar y se detallan los mails de contacto en caso de dudas y consultas.

 Es necesario recordar que cada chacra particular va a demandar el asesoramiento técnico específico, para así decidir cúal es la opción más conveniente, según la situación productiva.