Entrevistas

Crónica de un caso "paradigmático" del endeudamiento rural

El productor que en 2002 se hizo famoso porque el presidente Batlle paró el remate de su establecimiento, sigue trabajando en el mismo campo. Y de deudor pasó a ser un modelo de producción, con un rendimiento de 500 dólares por hectárea cuando el promedio es de 80. Claro, el campo ya no es suyo. El productor Alejandro Arregui explicó esta historia y dijo que su caso es "paradigmático del tema del endeudamiento en general".

(Emitido a las 9.12)

EMILIANO COTELO:
No es algo frecuente que un ex presidente de la República declare en un juzgado. Sin embargo, hoy a las 14 horas el doctor Jorge Batlle declarará como testigo en el Juzgado en lo Civil de 16° Turno.

¿Recuerdan el caso de Alejandro Arregui, aquel productor rural de Flores al que en el año 2002 le iban a rematar su campo y por quien intercedió el presidente Batlle logrando que se suspendiera la subasta...?

Fue un caso que ese año y el siguiente dio mucho que hablar como ejemplo extremo en el debate por la suspensión de ejecuciones y la llamada "salida administrativa", que implicaba la búsqueda de acuerdos caso a caso entre bancos y deudores.

Aunque no lo crean, cuatro años después el caso sigue sin cerrarse y hoy va a pasar por una instancia crítica, con el doctor Batlle declarando como testigo de Arregui.

Mientras tanto, el productor sigue trabajando en el predio.

En los próximos minutos les proponemos averiguar qué pasó con ese campo, con su productor, con los juicios en curso y, de paso, ver si podemos sacar alguna conclusión a propósito de los productores endeudados y los remates.

Para eso vamos a conversar con el productor Alejandro Arregui que tiene 56 años y es propietario de un campo de 750 hectáreas ubicado en la 4ª Sección del departamento de Flores, concretamente a 22 kilómetros de Trinidad, sobre la ruta 23, en el paraje Cerros de Ojosmín. En ese establecimiento desarrolla tanto producción lechera como agricultura.

***

Señor Arregui, ¿desde hace cuánto tiempo trabaja en ese predio?

ALEJANDRO ARREGUI:
La producción lechera se remonta al año 48, cuando empezó mi padre, Mario Arregui, y yo llevo ya 30 años en la producción lechera. Estoy cumpliendo 30 años en este momento como remitente de Conaprole.

Te voy a hacer una corrección. El señor Alejandro Arregui en este momento no es propietario de su campo, el campo de Alejandro Arregui fue rematado en el año 2003, o sea que yo no soy propietario.

EC - De eso me interesa hablar, la precisión vale pero creo que requiere que hagamos un poco de historia. Creo que es imprescindible ubicar lo que ha estado pasando por lo menos desde mediados de 2002 y aquel remate en principio suspendido. ¿Cómo se llegó a aquella situación que terminó con la suspensión de un remate judicial a pedido del entonces presidente de la República?

AA - El Banco Sudameris, que era un banco que no había tenido participación en la agropecuaria, en un momento de auge agropecuario, en 1996, incursionó con créditos agropecuarios, créditos muy blandos en aquel momento porque para un banco que no tenía participación en el medio rural el modo de arrimarse a los productores era facilitando mucho los créditos. Nosotros obtuvimos en aquel momento un crédito de 204.000 dólares para pagar parte del campo familiar que habíamos comprado. Con posterioridad vino una sequía, vinieron crisis, vino la devaluación brasileña el 13 de enero de 1999, que dejó fuera del mercado a Conaprole. En ese momento el 82% de la exportación de Conaprole iba hacia el mercado brasileño. Y al quedar fuera del mercado, el precio de la leche bajó 40%. Después de eso vinieron otras crisis, sequías, inundaciones y por último la aftosa en 2001, lo que llevó a que los productores no pudiéramos cumplir con el pago de los créditos, por supuesto.

EC - En el año 2002, ¿cuánto le debía usted al Sudameris?

AA - Yo nunca pude amortizar deuda, en 1999 y 2000 pagué intereses, y ya después fue imposible amortizar nada.

EC - Por lo tanto, ¿por qué estaba enfrentado con el banco? ¿Qué pretendía usted, a lo cual el banco no accedía?

AA - El banco no accedía ni conmigo ni con nadie. El banco pasó en determinado momento todos los créditos agropecuarios que había concedido a jurídica, decidió retirarse del sistema agropecuario y lo mejor que encontró fue pasar todos los créditos a jurídica. No había ninguna posibilidad de arreglo con el banco. En algún momento yo pretendí pagar parte de los intereses, el banco no me lo aceptaba y llegó a acompañarme en esas instancias el gerente financiero de Conaprole, precisamente para remarcar un apoyo de la cooperativa en ese momento, pero el banco no aceptaba ninguna fórmula que no fuera el pago total de los intereses, que en aquel momento rondaban los 60.000 dólares, que en medio de la crisis de la aftosa eran algo impensable.

EC - Así se llegó al remate que dio origen a la intervención del doctor Batlle en el año 2002.

AA - Exacto.

EC - ¿Por qué quien entonces era el presidente se decide a tomar cartas en el asunto?

AA - Habría que preguntárselo al presidente Batlle. En realidad yo hice una movida personal muy importante y hubo un movimiento gremial. En aquel momento había una efervescencia muy importante por todo ese tema.

EC - ¿Usted  conocía al doctor Batlle?

AA - No, para nada. Lo conocí el día que el doctor Batlle se motivó, como he dicho en alguna oportunidad, para suspender mi remate y tuvo la amabilidad de invitarme al Edificio Libertad, a Presidencia de la República.

EC - Estamos hablando de julio del año 2002.

AA - Fue el 23 de julio del año 2002.

EC -  El país se encontraba al borde del precipicio, fue pocos días antes de la crisis bancaria.

AA - Sí, fue precisamente el día –eso hace incluso más importante el hecho de que el presidente me haya invitado y me haya recibido en ese momento– en que renunciaron el ministro Bensión, el doctor Rodríguez Batlle, Rosario Mederos, Eva Holtz, tal vez el peor momento económico que ha pasado el país en su historia.

EC - ¿En qué consistía ese arreglo? ¿Qué fue lo que consiguió el doctor Batlle hablando con las autoridades del Banco Sudameris?

AA - Consiguió la suspensión del remate y pidió un plazo de 90 días para lograr un acuerdo extrajudicial, en el cual –fue para eso que me invitó a Presidencia– se planteaba la venta total del rodeo Holando que componía el establecimiento en ese momento, prácticamente todo ganado de pedigrí, y después continuar haciendo agricultura para terminar de pagarle las deudas al banco.

EC - ¿Esa fórmula fue aceptada por el banco?

AA - El banco accedió a suspender el remate. El tema es que durante todo ese proceso de remate el expediente estuvo bajo recaudo, no lo pudimos ver nosotros –me refiero a mí y a mi abogado– en ningún momento.

EC - Y luego, ¿cuánto tiempo después se comprueba que aquel remate frustrado, suspendido, tenía vicios detrás?

AA - Eso sale a luz cuando el señor Winston Boer, que es el propietario de la empresa EGA, que había comprado ese crédito, lleva el campo a remate. Pese a una nueva intervención del presidente Batlle y del senador Boismenú, que también declara hoy en el juzgado, también es testigo de eso, pese a las nuevas intervenciones, el 5 de junio de 2003 el campo es llevado a remate. También recordará que fue un remate un poco sui generis.

EC - Sí, un remate muy dramático, que se desarrolló en el local de la Asociación de Rematadores de Montevideo, donde estaba usted rodeado de familiares, había otros productores que intentaron por diversos medios alterar el ambiente, también había legisladores presentes, tanto del Partido Nacional como del Frente Amplio. Fue una circunstancia muy delicada la que se vivió cuando efectivamente ocurrió el remate, junio de 2003.

AA - Por supuesto que había familiares y amigos míos, pero había gente de diferentes sectores, deudores en dólares y de otras organizaciones con las cuales yo no había tenido ningún contacto hasta ese momento. En realidad el objetivo no era alterar el remate sino lograr la suspensión del mismo, que no se pudo llevar a cabo.

EC - Porque en aquel momento estaba vigente la llamada "solución administrativa" para las deudas del agro, que había surgido de un acuerdo entre el Ministerio de Economía y los bancos.

AA - Seguro, el ministro Atchugarry había planteado que los bancos no iban a rematar, pero como este remate no era llevado adelante por un banco sino por un particular...

EC - Porque el particular, Winston Boer, había adquirido el crédito, entonces no se consideró abarcado por aquel compromiso.

AA - Exacto.

EC - Esa era la situación en junio de 2003.

AA - Quiero recordar que la familia Arregui en pleno, es decir mi mujer, mis hijos y yo, fue luego demandada penalmente, con un pedido de procesamiento con prisión. Por suerte la Justicia no accedió, pero el pedido de la jueza que estuvo presente en el remate y de la Asociación Nacional de Rematadores fue que además de rematarnos el campo fuéramos presos. Por eso, fue toda una instancia...

EC - Fue una denuncia que tuvo su origen en la alteración de la sesión de remate que se produjo ese día, en la conducta que ustedes asumieron en esa ocasión.

AA - Sí, seguro. Debo recordar que no hubo violencia de ningún tipo en ese momento.

EC - ¿Qué pasó con esa denuncia penal?

AA - El juez que actuó en la causa no la llevó adelante, creo que entendió que no sólo la familia Arregui había participado en eso, sino que había habido gente de otros sectores y de otras cosas que también había estado presente y que el lío no había pertenecido exclusivamente a la familia Arregui.

EC - Pero en esa ocasión, junio de 2003, el campo efectivamente se remató.

AA - Exacto.

EC - Es a partir de ese momento que usted, de hecho, ya no es propietario.

AA - No especialmente ahí. Yo impugné el remate, porque después de esas situaciones un tanto ríspidas que se vivieron allí el remate fue llevado adelante con sala desalojada, la guardia de granaderos desalojó la sala y dejó dentro sólo a este señor Boer, que fue el comprador. En realidad lo que se hizo no fue un remate público sino casi una adjudicación privada. Se entiende que en un remate público tiene que haber precisamente público; al ser desalojada la sala lo que hizo dentro no fue un remate público. Nosotros impugnamos el remate, pero pese a todo el remate fue aprobado por la Justicia.

EC - Estamos hablando de una acumulación de juicios e impugnaciones que capaz que al oyente lo tiene un poco mareado. Llegamos a un resumen, a esta altura del relato, en el cual aquel remate de junio de 2003 terminó quedando firme.

AA - Sí, sí.

EC - O sea que, efectivamente, el campo ya no es propiedad suya.

AA - Efectivamente, lo cual no obsta que lo siga ocupando y siga trabajando. El campo sigue en pleno funcionamiento, está funcionando allí en este momento un tambo del orden de las 200 vacas...

EC - Enseguida vamos a eso, pero para terminar de armar el cuadro de juicios y contrajuicios, resulta que hay otro que está de por medio, que es este que hoy precipita la participación del doctor Jorge Batlle como testigo en un juzgado en lo civil. Usted está impugnando el remate suspendido del año 2002.

AA - No, en realidad este es un juicio que yo le planteé a Banco Sudameris porque cuando en 2003 se remata el campo y logramos, como ya dije, ver el expediente que había estado en carácter reservado durante mucho tiempo, encontramos con mucha sorpresa que cuando el presidente Batlle había logrado suspender el remate, como dije, para lograr una negociación extrajudicial, el 22 de julio del año 2002, había una escritura que determinaba que el crédito había sido vendido el 24 de junio, es decir, un mes antes.

EC - ¿Entonces cuál es la irregularidad que hubo en el primer intento de remate, el de julio de 2002?

AA - Ya lo he dicho en alguna oportunidad, si no hubiera sido por la providencial intervención del presidente Batlle, Banco Sudameris habría rematado el 23 de julio la garantía de una deuda que no le pertenecía desde el 24 de junio anterior. Hacía un mes que el crédito ya había sido vendido por Banco Sudameris, con escritura, y seguía adelante con el remate de la garantía de esa deuda que no le pertenecía. Es decir que cuando el presidente Batlle negociaba con el banco esa negociación no tenía sentido, el banco seguía negociando con el presidente, seguía negociando conmigo, seguía diciéndome que mi deuda ascendía en ese momento a 392.000 dólares, cuando el crédito había sido cedido hacía un mes por 210.000 dólares. Por supuesto, sin ofrecérmelo a mí y sin comunicarme. Y tampoco se le comunicó al señor presidente cuando actuaba en esa negociación.

EC - Entonces, a partir de la constatación de esa irregularidad, ¿cuál es el juicio que usted ha emprendido?

AA - Yo emprendí un juicio contra Banco Sudameris por daños y perjuicios, que la Justicia tendrá que determinar, y suponemos que, al haber sido mal vendido ese crédito las acciones posteriores a esa venta quedarían, por lo menos, en tela de juicio. En realidad lo que pretendemos es anular esa venta y por tanto anular las acciones posteriores.

EC - A ver si logro entender: usted tuvo la "suerte" de que hubiera de por medio esa situación irregular, que el remate de julio de 2002 se haya producido cuando ya el Banco Sudameris había vendido el crédito. Esa irregularidad es la que le ha permitido seguir pleiteando para intentar mantenerse en el campo.

AA - Sí.

EC - Esa irregularidad le cayó del cielo a usted.

AA - No, no... No sé si me cayó del cielo, porque ese juicio está en curso, yo he permanecido dentro del campo en función de las otras irregularidades que se hicieron cuando el remate real de junio de 2003. Este juicio que está ahora es sobre las irregularidades cometidas por el banco con la venta del crédito en julio de 2002.

EC - O sea que usted está pleiteando por dos irregularidades, la del remate de julio de 2002, cuando Banco Sudameris llevaba adelante la subasta pese a que ya había vendido el crédito, y la del remate que efectivamente se terminó concretando en junio de 2003, que se desarrolló finalmente a puertas cerradas.

AA - Exactamente.

EC - A partir de esas circunstancias es que usted, cuatro años más tarde, sigue en el campo.

AA - Sí.

EC - Pero estamos hablando de que en definitiva también usted está protagonizando una irregularidad. Su permanencia en el campo es irregular. ¿Cómo la justifica?

AA - ¿Yo?

EC - Sí.

AA - No preciso justificación para mí mismo. Bueno... (se ríe) Todo ha sido tan irregular que no tengo que justificarme...

EC - ¿Qué intentos hay por desalojarlo?

AA - Se ha iniciado un juicio de lo que se llama "entrega de la cosa". Ese juicio está en curso, en este momento estamos en un proceso de apelaciones, y se determinará en su momento. Lo que vamos a intentar ahora es anular el remate en tanto que la venta del crédito, que había sido hecha con anterioridad, fue irregular. Hay una clara maniobra dolosa de Banco Sudameris en la venta del crédito.

EC - Y a esos efectos, ¿el testimonio del doctor Batlle puede ser determinante?

AA - Supongo que sí, el doctor Batlle fue quien negoció con el banco y el banco participó en esa negociación sin comunicarle al doctor Batlle –que era el presidente en ese momento– que no tenía nada que ver con ese crédito porque ya había sido cedido. El banco seguía negociando con el señor presidente, seguía diciéndome a mí que la cifra de mi deuda ascendía a tanto, y el abogado de Banco Sudameris fue quien suspendió el remate en su momento, cuando ya no tenía autoridad sobre ese crédito. El crédito estaba vendido, no pertenecía al banco, el banco estaba negociando sobre algo que no era suyo.

EC - A partir de estas irregularidades que hemos mencionado y de su tenacidad para litigar, lo cierto es que sigue produciendo en el mismo campo en el departamento de Flores. ¿En qué condiciones? ¿Qué es lo que usted hace, qué cultiva, a qué actividades concretamente se dedica hoy por hoy?

AA - Yo me dedico, como desde casi siempre, básicamente al tambo y a la agricultura.

EC - ¿Y con qué resultados ahora?

AA - Excelentes. Acabamos de cosechar una soja que nos rindió 3.100 kilos, que sin duda es un muy buen rendimiento; hemos tenido excelentes rendimientos en girasol, en sorgo, en trigo, en cebada. Seguimos trabajando el predio a todo trapo. Me queda feo decirlo, porque suena un poco inmodesto, pero casi me atrevo a decir que el nuestro es un predio casi modelo.

EC - ¿Por qué dice esto?

AA - Porque está produciendo sumamente bien. Si tenemos en cuenta que el promedio de producción de este país anda en el orden de los 70, 80 dólares por hectárea, nuestro predio está produciendo tal vez una cifra cercana a los 500 dólares por hectárea anuales.

EC - ¿Y cómo influye en esa performance el hecho de que no está teniendo que pagar deuda?

AA - Lo que no tengo que pagar no es deuda, lo que no estoy pagando son impuestos. Y tampoco la deuda, por cierto.

EC - Por eso, ¿cómo influyen esas ventajas en la actividad que viene desarrollando?

AA - Influyen a favor, sin duda; cuando alguien tiene que pagar los impuestos y la deuda tiene erogaciones que yo en este momento no estoy teniendo. Por un lado tengo ese punto a favor, por otro lado tengo en contra el hecho de no poder participar en ningún crédito.

EC - Y usted hoy está reclamando apoyo del sistema político, ¿concretamente para qué?

AA - Para renegociar la compra del campo.

EC - ¿Concretamente qué es lo que entiende que debería habilitársele?

AA - ¿En mi caso?

EC - Sí.

AA - Mi caso ha sido un poco paradigmático del tema del endeudamiento en general, el mío ha sido un caso más sonado por vaya a saber qué razones, pero es lo que ha sucedido en la mayoría de las situaciones. Digo paradigmático en la medida en que es un poco un ejemplo de que si a los productores en vez de matarnos a mansalva, como se ha hecho en estos últimos años, se nos hubiera permitido seguir trabajando y enfrentar las deudas, las habríamos podido pagar con holgura y tendríamos situaciones mucho menos cruentas para la sociedad en general, no sólo para cada productor, para cada familia. Detrás de cada ejecución todos sabemos que hay una situación sumamente traumática, cobrarse no se cobra casi nada, los precios de los remates judiciales siempre han sido de ruina y generan angustias, rispideces, rencores y nada más.

EC - En el caso concreto suyo, ¿qué permitirían los números de su establecimiento en cuanto a pago de la deuda?

AA - Yo podría pagar la deuda sin ningún problema, si partimos de la base de que mi deuda fue vendida en el año 2002 en 210.000 dólares y el año pasado cuando se instauró la comisión de estudio caso a caso yo le llevé al senador Ríos, presidente de la comisión, las liquidaciones de Conaprole y de Barraca Erro, con quien yo hago la agricultura, de mayo de 2004 a mayo de 2005 que mostraban que en mi establecimiento se habían producido 1.013.000 litros de leche, que multiplicados por 16 centavos de dólar hacen 161.000 dólares, y las liquidaciones de agricultura habían sumado 88.600 dólares, y sumadas ambas cifras estábamos en 249.000 dólares. Eso es producción bruta, por supuesto, en un año. Si tenemos en cuenta que mi crédito fue vendido en 210.000, es bastante claro que si en vez de ejecutarnos nos hubieran dado la posibilidad de pagar, sin duda habríamos pagado la deuda.

EC - De todos modos, la salida para su caso a esta altura no es política...

AA - No.

EC - Depende de los juicios que están en curso.

AA - Sin duda. También puede ser una salida política.

EC - ¿En qué medida puede ser una salida política?

AA - No sé, pero... Sí, sí, es un poco complejo.

EC - Usted en los hechos está ocupando un campo que en términos formales no le pertenece, en todo caso deberá resolver la Justicia si la demanda que ha presentado a raíz de cómo fue todo el proceso de ejecución tiene razón o no, allí puede haber algún cambio. Pero políticamente da la impresión de que no hay un camino para su caso.

AA - Sí, tal vez pueda ser así, o tal vez no.

EC - No entiendo. ¿En qué piensa, por ejemplo?

AA - No, no... pienso en una negociación con este señor comprador del crédito que pudiera facilitar una recompra del campo.

EC - Ajá. Una solución que sea impulsada desde el gobierno, ¿de eso está hablando usted?

AA - Sí.

EC - ¿Ha hecho gestiones en esa dirección?

AA - Sí, por supuesto.

EC - ¿Y ha tenido resultados?

AA - Gestiones estrictamente normales, con la comisión de estudio caso a caso, que en realidad estudió pocos casos... El tema endeudamiento sigue pendiente, el gobierno planteó soluciones en su momento que todavía no se han llevado a cabo, ni en mi caso ni en otros.

EC - Con el propietario del crédito y hoy propietario en rigor de su establecimiento, ¿usted tiene diálogo?

AA - No, tuvimos alguna instancia que no prosperó. En realidad tuvimos una ridícula oferta de 30.000 dólares para que dejáramos el predio libre. Esas cosas no. Por eso digo, aquí ya estamos haciendo futurismo, que yo no quisiera. En qué va a terminar esto no tengo idea.

EC - Veremos cómo transcurre hoy esta audiencia en el Juzgado en lo Civil de 16º Turno, qué puede aportar el ex presidente Batlle, cuáles son las próximas alternativas de este caso tan tortuoso y tan largo.

AA - De todos modos quiero remarcar que hace bien, que es una buena cosa para la democracia que un ex presidente y ex senador, como el senador Boismenú, declaren en el juicio de un civil. Estas cosas nos hacen bien a todos.

EC - Porque declaran a solicitud suya.

AA - Sí, yo los puse en su momento como testigos, este juicio ya lleva tres años y recién hoy están declarando los testigos. También es curioso que mis dos juicios caminen a velocidades totalmente diferentes, el juicio que yo tengo contra el banco es muy lento y el otro es muy rápido.

EC - ¿Pero el doctor Batlle ha estado dispuesto a declarar, a testimoniar? ¿Usted ha hablado con él a esos efectos?

AA - No, yo lo puse como testigo y simplemente le mandé después una muy breve carta diciéndole que le pedía disculpas por haberlo puesto como testigo en el juicio. Y después no tuve más contacto. Simplemente el doctor Batlle declara como testigo, cualquier ciudadano del país declara como testigo cuando es citado por la justicia. Digo que hace bien a la democracia que un ex presidente declare como testigo.

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Edición: Mauricio Erramuspe