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Muñecas de trapo, el primer producto de las Fábricas de Cultura

Muñecas de trapo, el primer producto de las Fábricas de Cultura

En general todos los niños tienen un amigo de trapo, con ojos grandes y una sonrisa eterna, con más o menos pelos según el ímpetu de las actividades a las que sea sometido. Una tradición que sobrevive a las Barbies y otras muñecas que convivirán con el más destartalado de los juguetes. Ahora un grupo de mujeres de Toledo se propone renovar esa tradición y hacer de ella un modo de vida. El informe de Mauricio Erramuspe indaga en esa experiencia que se lleva a cabo por intermedio del programa Fábricas de Cultura, de los ministerios de Educación y Desarrollo Social.

"No estamos inventando nada, es revalorizar algo que existe desde tiempo primitivo, entonces con el plástico, la goma, uno olvida el amor que le tenía a las ‘patas largas’. Cuando yo era chica por ejemplo te regalaban una divina y la ‘patas largas’ era la preferida. Y ahora no existe eso...", contó  la profesora que lidera este grupo de trabajo, Julia Silva.

Vamos a trasladarnos al Barrio Benzo, una zona humilde de Toledo, en Canelones. Nos tomamos un ómnibus en la terminal de Río Branco que diga Suárez o Barrio Obrero. Tras una hora de viaje, más o menos, nos bajamos en la Escuela Casarino, en el Camino del Andaluz. A unas cuadras, en un terreno baldío donde se prevé que en algún momento haya una plaza, hay un pequeño galpón. Si vamos un martes, entre las 14:00 y las 18:00 horas, encontraremos un grupo de mujeres, rodeado de lanas, telas, wata y muñecas. Muchas muñecas y muñecos, de distintos tamaños y colores. Algunas aún no tienen cara, en otras sólo se adivinan los ojos. Y hay una que, este martes terminó de ser elegida como el prototipo que comenzarán a producir de manera seriada.

En realidad, aún falta un detalle. Justamente el detalle es el de la cara que ahora será diferente porque llegó un diseño que realizó el dibujante Tunda Prada, en acuerdo con la profesora que lidera este grupo de trabajo, Julia Silva. Además, esta nueva cara fue conversada con la veintena de mujeres que está llevando adelante el proyecto.

"Trapos y más trapos" es el nombre de este grupo que, si todo va bien, terminará siendo una cooperativa para la producción y venta de muñecas, justamente, de trapo. Este proyecto se inscribe en el programa "Fábricas de Cultura", que llevan adelante el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación y Cultura, del que este domingo informó el diario El Observador.

Julia Silva, la profesora, nos explica las virtudes o el valor agregado que ve en este proyecto: "El valor agregado de este producto es justamente que son muñecas de trapo hechas con ropa usada, con pedazos de tela que no se usan. Ese es el valor de la muñeca. No es la muñeca súper nueva con reciclados sintéticos, no. Es casi ecológico te diría".

Este grupo de trabajo surgió por la iniciativa de varias de estas vecinas de Toledo, reunidas en la Comisión Barrial, y de Julia que lo presentó ante los ministerios. Fue aprobado y así se constituyó en la experiencia piloto de "Fábricas de Cultura". La convocatoria se hizo con carteles en los comercios del barrio y una moto con altoparlantes. Se inscribieron unas 30 mujeres y ahora son 20 las que siguen trabajando. Comenzaron el 6 de marzo, hace casi dos meses.

Susana, una de estas mujeres, nos cuenta qué han hecho en este tiempo: "Nos fuimos conociendo, a pesar de que somos vecinas y tenemos gente de otros lugares, nos empezamos a conocer mejor, a tratar mejor y tratar de hacer todo lo mejor posible en el trabajo. Y conservar una amistad, llevarnos todas en el grupo bien".

Además de fortalecer o crear los vínculos entre ellas, que también es uno de los objetivos de estos programas, en este tiempo llegaron al prototipo de muñeca que van a elaborar y ahora se aprestan a comenzar con la producción en serie.

En ese proceso, junto con la ayuda de la profesora, contaron con el asesoramiento del dibujante Tunda Prada, conocido por su trabajo en distintas publicaciones y su programa en TeveCiudad, además de su música. Para él, lo atractivo de la idea está en el reciclaje y en el grupo de trabajo que se piensa crear, o que ya se creó.

"Me pareció una experiencia muy buena porque la idea es hacer un prototipo de muñeca con criterios de repente comerciales pero desde una óptica de reciclaje de telas. Entonces, es una cosa muy de abajo que me pareció muy interesante. Un montón de mujeres se van a juntar para fabricar estas muñecas. (...) Dadas las condiciones porque esto no va a tener un criterio de merchandising o comercial demasiado directo, más bien lo que contemplé a la hora de pensar el diseño era la situación, de dónde viene esto, de cómo se está gestando... Entonces empezamos a pensar en un diseño bien simple pero que a su vez sea asimilado por el que va a consumirlo. Ya no es pensando en que esto va a tener una difusión enorme, estamos pensando en algo que se pudiera hacer fácil, que la gente lo asimilara bien, tanto la gente que lo va a comprar como la gente que lo va hacer. Porque si hacemos algo sofisticado o difícil después la cosa se va a complicar. Entonces con esas bases estuvimos tratando de generar ese diseño", contó Susana.

El emprendimiento no se quedará en la producción de las muñecas. También se piensa en una animación audiovisual que la promocione, reuniendo distintos personajes creados por "Trapos y más trapos", y desarrollar una pequeña editorial para publicar libros con historias nuevas o clásicas de la literatura infantil uruguaya, impresos en papel reciclado. En todas esas etapas, Tunda también dará una mano.

Incluso se piensa que las que se animen pueden escribir historias y crear personajes para esas muñecas que están haciendo. Todo esto contribuiría a la comercialización del producto.

Una vez terminada esta etapa inicial, que se estima dure unos tres meses, las mujeres tendrán que formar una cooperativa y diseñar estrategias de comunicación y venta, para lo que también contarán con el asesoramiento de profesionales contratados por los ministerios. Así, cerrarían el círculo que los impulsores de estos programas intentan generar. Después de aprender técnicas artísticas en talleres, se busca elaborar una unidad de producción que pueda servir de sustento para sus integrantes, mediante la modalidad cooperativa.

Estela, otra de las mujeres que participan, y Susana hablaron de sus expectativas: "E: Las expectativas son muchas, más allá de que nos gusta lo que estamos haciendo lo vemos también como una fuente laboral con remuneración. S: Sin movernos de nuestras casas, que es lo principal, sin dejar a nuestros hijos, nuestros esposos y la casa sola".

Para el momento en que comience la producción a escala ya están gestionando las donaciones de ropa usada, retazos, wata y lana. Y una habitación de la Dirección de Cultura en la calle San José ya está casi repleta de insumos. Además, la Administración Nacional de Puertos donará el contenedor para que puedan montar el taller en mejores condiciones.

La profesora Silva dijo que ya han hecho los pedidos a varias empresas e instituciones como, por ejemplo, la Cámara de la Vestimenta: "Pedimos a varias empresas donaciones de materiales que ya no usan, a casas de moda, ropa que ya no se vende porque pasó de moda... Acá nosotros lo que usamos son las telas o también ropa usada que la gente nos dona, a fábricas que hacen camperas y nos donan todos los recortes de wata para hacer el relleno, entonces es totalmente reciclado. Todo eso que las empresas tiran y la gente tira, es lo que nosotros usamos, previo lavado y desinfección y todo lo demás...".

La idea es que el trabajo pueda integrarse a la vida cotidiana que tienen estas mujeres y no implique que tengan que salir muchas horas de sus casas. Además, se busca que se fortalezcan los lazos comunitarios y todas las participantes puedan desarrollar cada uno de los pasos de la producción.

Susana contó una anécdota en ese sentido: "No es solo que corte la que sepa, la que sabe le enseña a todas. Entonces todas saben coser. Porque hoy o mañana falto yo o falta ella y qué hacen las demás. Todas tenemos que saber todo: coser, bordar, pegar un botón (...) Yo ayer llevé la máquina a lo de Betti y Betti aprendió a coser... Me gustó la decisión, le digo: ‘bueno Betti te vas a animar, sentate...’. La senté a la máquina e hizo... No le tuvo miedo a la máquina. Y así todas...".

Cuando piensan en cómo comercializar las muñecas, no descartan ninguna opción. Han hablado de vendarlas al por mayor, en un shopping o, incluso, por medio de internet. Aún no tienen el nombre que usarán pero sí saben que la muñeca vendrá envasada en una mochila hecha con la misma tela y que tendrá ropa y accesorios para cambiarla.

"Trapos y más trapos" es una experiencia piloto que se intenta extender en el marco del Programa "Fábricas de Cultura", que llevan adelante los ministerios de Educación y de Desarrollo Social. Esta es una experiencia inicial y ahora se busca extenderla.

Hace un año, el Programa Cultura e Integración Social desarrolla talleres de diversas disciplinas en distintos puntos del país. Es un convenio entre los dos ministerios que financia clases de cine, carnaval, video, fotografía, teatro, música... La idea es difundir distintas disciplinas artísticas como forma de integración social de sectores excluidos.

Se comenzó con los talleres y ahora también se montan pequeñas bibliotecas en aquellas instituciones barriales que lo solicitan. También se facilita la llegada de distintos espectáculos a los barrios carenciados. Esta actividad es financiada por fondos de ambos ministerios que aportaron los 20.000 dólares cada uno y con ese dinero comenzó a trabajar el Programa Cultura e Integración. Ese presupuesto vence en julio y en estos días se está definiendo el que tendrán en el próximo año de actividad.

Leonardo Rodríguez, uno de los coordinadores del programa, explicó cuál es la tercera pata de este trabajo: "La tercera área de trabajo fue el proyecto `Fábricas de Cultura´ que comenzó hace muy poco, hace dos meses. La idea del proyecto es un poco, a partir de talleres de carácter productivo, que esos talleres en primer lugar brinden una capacitación a la población, segundo que esos talleres una vez que terminen en el aspecto de capacitación, continúen como emprendimientos productivos: por eso la idea de Fabrica de Cultura. O sea que a partir de la cultura se puedan generar espacios que sean de carácter cultural pero que apunten a la generación de valor económico".

De esa manera se piensa en incorporar otros cuatro proyectos en el interior del país. Aún no está definido qué proyectos serán y Rodríguez junto a su equipo están en contacto con todas las intendencias para estudiar las posibilidades y ver las más factibles. El núcleo del programa es que las personas se puedan vincular alrededor de alguna actividad cultural, interesarse, integrarse y, a partir de allí, que surjan emprendimientos económicos. Inicialmente este programa formó parte del Plan de Emergencia y pretendió atender a los jóvenes desempleados y que no estudiaran. Pero con el correr de los meses, la demanda creció fuera de esa franja de edad y los responsables decidieron ampliar los criterios.

Rodríguez explicó para dónde están mirando de cara a elegir los otros cuatro proyectos, que comenzarían a implementarse: "Estamos apuntando siempre a emprendimientos que sean de carácter cultural, que a través de un trabajo en talleres podamos acercar a las personas, acercar a las personas a un área diferente de la cultura donde puedan desarrollarse, donde puedan capacitarse y a partir de ahí después se convertirá esa actividad en un emprendimiento. Entonces, por ejemplo, estamos pensando en actividades que apunten al turismo cultural, estamos viendo diferentes experiencias que se desarrollan en otras partes del mundo que apuntan a generar eso, a generar el relacionamiento entre la cultura y el mundo de lo productivo".


La idea entonces es vincular una actividad cultural a una unidad productiva. Según Rodríguez, la clave está en identificar las necesidades y potenciales de cada zona del país. Esos serán los criterios para definir los cuatro proyectos que se vienen, con las muñecas como modelo: "Hay que trabajar un poco y ser originales en buscar en cada lugar del país cuál es el emprendimiento que puede funcionar de la mejor manera posible. Hay que hacer un estudio, hay que ver si ese emprendimiento, el producto puede tener una salida adecuada, puede ser fácilmente comercializado. Por eso nosotros estamos apuntando en la medida de esta experiencia que tenemos en Toledo, que es piloto, con esa experiencia más el trabajo que estamos realizando de tomar contacto con los diferentes departamentos y diferentes localidades, analizar el lugar dónde instalar esos emprendimientos. Esos talleres que después se convertirán en emprendimientos productivos y ver cuál es aquella área de trabajo en la cual podemos apuntar a lograr ese doble objetivo de trabajar desde el punto de vista cultural, capacitar, apoyar a la gente en acceder a bienes y servicios culturales pero al mismo tiempo generar mano de obra en la zona".