El 6 de noviembre de 1963, ante el escribano Héctor A. Viana, Aarón de Anchorena testificó: "Lego al Estado con destino a fundar un Parque Nacional que desearía que se llamara "Parque Nacional Anchorena" o "Parque Anchorena", una parte del campo (...) con el parque, edificios, plantaciones y demás mejoras que contiene y las que en el futuro incorporare, y con todos los muebles, colecciones y objetos que la adornan". (...) La fracción legada encierra una superficie de aproximadamente 1.400 hectáreas".

Anchorena conoció el lugar en uno de sus viajes en globo y decidió comprarlo para instalarse allí. Hoy, este parque es uno de los principales bosques de especies exóticas y una importante reserva de especies nativas, además de poseer un gran potencial para el desarrollo de actividades de investigación científica.

Hasta el momento, según informa la página web de Presidencia de la República, se realizaron diversos estudios en coordinación el Departamento Forestal de la Facultad de Agronomía, el Departamento de Paleontología de Facultad de Humanidades, el Museo y Jardín Botánico de la Intendencia de Montevideo.

Por su parte, el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, a través de la División Fauna, realizó el inventario de las especies animales, el relevamiento de los cultivos y los árboles y otro de carácter geo-paleontológico.

En ese sentido y con el objetivo de estimular la conciencia ambiental, se implementó en 1989 la primera actividad de interpretación de la naturaleza en el país. Esta actividad consiste en realizar recorridas guiadas para escolares y liceales, con el fin de interpretar y explicar los valores naturales y culturales del Parque y sensibilizarse en la protección del medio ambiente.

En la estancia se puede ver tanto la flora indígena como la exótica y sobre la costa del río San Juan, uno de los límites del predio, se observa la típica flora de monte ribereño, chalchales, arrayanes, blanquillos, guayabos colorados, quebracho flojo, entre otros. Además, la flora exótica, incluye roble, liquidambar, araucarias, cedros, eucaliptos, tilo, ciprés, arce y ginkgo.

Y todo cobra una nuevo encanto en otoño, cuando los robles y liquidambas presentan tonalidades rojas, amarillas, naranjas y ocres.

Además, se puede observar el ciervo axis, introducido por Anchorena. Este animal de origen indio anda libremente, protegido por el entorno y en las visitas guiadas que se realizan en el parque, es posible verlos paseando o tomando sol. También se encuentran zorros, comadrejas y liebres.

Y se puede conocer el mirador construido por Anchorena sobre un cementerio indígena, desde el cual luego de subir la escalera caracol, en días despejados, se puede ver la ciudad de Buenos Aires.

Aarón de Anchorena nació en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1877. Fue secretario honorario de la Legislación argentina en París y miembro de la Dirección de Parques Nacionales argentinos, desde 1935 hasta 1945. Asimismo, fue capitán de la Reserva del Ejército argentino. Murió el 24 de febrero de 1965 en Barra de San Juan, lugar donde yacen sus restos.